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Texto de Benja
Por eso, para Duch la educación informal y formal, así como la pedagogía,
deben ser una praxis cultural de la dominación de la contingencia, es decir: del
mal, la muerte, la beligerancia, el conflicto, lo que se resiste a tener sentido,
etc. Además, dice Duch, la pedagogía debe aportar confianza ante la vivencia
de la contingencia. De alguna manera debe afirmar que ni el mal ni la muerte
tendrán la última palabra. Aunque es verdad que vivimos en la provisionalidad,
no nos encontramos ni en el origen ni en el final sino en la penultimidad, es
decir: en las historias, individuales y colectivas. Esa es la tarea educativa vista
desde las estructuras de acogida culturales, que nos dan una forma cultural.
En ese sentido, para Duch y para nosotros, el ser humano es un ser cultural y
ambiguo.
Esta antropología se vincula con una vieja tradición filosófica que habla del ser
humano como un ser de contradicciones o paradojas, de coincidencia de
opuestos.
Esos rasgos paradójicos nos permiten intuir las estructuras profundas del ser
humano que se despliegan a lo largo de la historia.
Propuestas de aprendizaje
+ Reconoceremos en la pedagogía del oprimido de Freire las ideas fuerzas del
contenido emancipatorio, liberador para el sujeto negado: Aprenderemos de la
conformación de la relación dialógica en el encuentro educativo que propone
Freire y reflexionaremos la actualidad de su pensamiento, conversando desde
dónde enriquecer hoy el sentido originario de la pedagogía de Freire.
+ Aprenderemos que el ser humano es un ser ambiguo, que somos seres que
escogen, que siempre estamos haciendo elecciones.
+ Reflexionaremos desde el reconocimiento de ambigüedad, la necesaria
mesura en lo que hacemos: sabernos seres finitos, inciertos, ambiguos.
+ Pensaremos el deseo como constitutivo de nuestras vidas: lo mismo venimos
siendo indignación que deseo: seres deseantes que en el desear se lanzan a
elegir, a vivir
+ Reconocemos la idea de florecimiento humano como un punto de partida
para generar nuestras propias resonancias: cómo hemos de florecer desde lo
educativo si queremos ser los sujetos de la digna rabia.
+ Vislumbraremos a las pedagogías descoloniales, feministas y ecosociales
como apuestas con las que la pedagogías del sujeto y la sujeta entablan
diálogos para la construcción de haceres pedagógicos de otro modo.
2.Lista de lecturas
Uno Luis Bonilla. 2020. “La crisis sanitaria del COVID-19, 33 pp.
educación y universidad”, Revista Observatorio
Latinoamericano y Caribeño, Vol. 4, No. 2, pp. 109-141.
Cuatro Paulo Freire. 2005. Pedagogía del oprimido. México: 246 pp.
Siglo XXI.
Audre Lorde
Aime Cesaire
3. Actividades de la UTE
4. Artilugios
Un artilugio es un artefacto para hacer algo, dar lugar a algo. En la pedagogía
del sujeto el artilugio es el nombre que le damos a un modo de responder al
otro en la relación educativa. Es una respuesta que asume la irreductible
alteridad del otro y que quiere la posibilidad de un nos-otros, de un hacer lo
común en el estar juntos en el aprendizaje. “Artilugiar” es la acción de
responder al otro. El artilugio busca el florecimiento de subjetividades que se
ponen a sí mismas como sujetos en el hacerse, existir-se y vivir-se que se da
en la relación educativa.
En general, en la pedagogía, el principio ordenador de la tarea educativa tiene
que ver con la intervención en el otro para modificarlo, transformarlo, educarlo,
y es siempre una acción estratégica, instrumental. En la pedagogía del sujeto la
tarea educativa se ordena desde el trato con el otro, en tanto respuesta a su
presencia.
Así, mientras en la pedagogía la didáctica es el recurso para la intervención
educativa, en la pedagogía del sujeto el artilugio es un modo de trato en la
relación educativa. Si la didáctica es recurso instrumental para la intervención y
es estrategia, cálculo, táctica, programa, proceso de producción, el artilugio es
una respuesta que es modo de trato con el otro, entre nosotros en la relación
educativa, y como modo de trato se define a partir de la caricia, el tacto, la
consideración. La didáctica produce al sujeto de la educación como sujeto
educado y es, por tanto, producción del otro, siempre. El artilugio no produce al
otro: abre la posibilidad de florecimiento de los sujetos que hacen la relación
educativa, anima la posibilidad de despliegue de subjetividades que se pongan
a sí mismas como sujetos en la relación.
El tiempo de la didáctica es lineal, continuo, secuencial, productivo. El tiempo
del artilugio, aun cuando se mide en tiempo, requiere tiempo y hace tiempo, es
atemporal, abierto, incierto, disruptivo, discontinuo, improbable, fugaz. Es por
definición lo sin tiempo, lo que se da sin esperar algo al darse. El tiempo de la
didáctica es un tiempo interesado, calculado. El tiempo del artilugio es don, un
dar(se) tiempo desinteresadamente. La didáctica tiene que ver con la
producción del otro. El artilugio con el don, con el dar-se al otro. En la
pedagogía del sujeto el artilugio es un invento, una artimaña, un artefacto como
respuesta intencionada en la relación con el otro. El artilugio no se guarda en
manuales, es siempre acto creativo, es novedad, es lo que se da como
respuesta, siempre como respuesta a la presencia del otro. Quien hace el
artilugio es un “hacedor”, y por ello un artista, un creador: la respuesta es
siempre novedad, es lo nuevo. La respuesta que el hacedor configura ante el
otro, es su respuesta y por ello, por ser un responder, no es solo un crear y un
hacer, sino en el acto mismo es un “hacer-se”, “un crear-se”, un “existir-se”. El
hacedor no queda fuera de su obra, de su hacer, porque lo que hace es
responder en la relación con el otro. He aquí una de las diferencias centrales
con la didáctica. De la didáctica se dice que el educador “la aplica”, hace uso
de ella para intervenir en la realidad y modificar algo en el otro; es un
instrumento, una herramienta en el proceso de producción. En la pedagogía del
sujeto, el artilugio es respuesta.
Cuando lo educativo se configura desde el “entre” está siempre presente la
necesidad de esta respuesta. Es el asunto del trato y tiene que ver con asumir
la responsabilidad por el otro que ante mí se presenta, tiene que ver con
reconocerlo en su irreductible alteridad y responder ante él. El artilugio es
respuesta: procura mantener en el acto educativo el acontecimiento ético del
encuentro con el otro y discurre como artimaña, como artefacto, como inventiva
para dar lugar a momentos, gestos, instantes, en los que procuramos hacer-
nos presentes en la relación con la alteridad. El artilugio va contra el olvido del
otro y contra el olvido del nos-otros que se configura en la relación educativa,
permanente tentación del educador (sería más fácil no considerar al otro en su
irreductible alteridad). El artilugio va contra la dominación del uno hacia el otro
(“te voy a formar”, “te voy a educar”) y procura el despliegue de lo común. El
artilugio va contra la tematización del otro, “el alumno, el docente” y procura
mantener y alimentar el acontecimiento del encuentro. Para Freire, el gran
artilugio en la educación liberadora, frente a una educación bancaria que hace
del educando recipiente al que hay que llenar, es la relación dialógica, la
constitución de la relación como relación de diálogo entre los que participan en
la relación educativa: el dar la es- cucha y dar la palabra que lleva consigo el
reconocimiento de la alteridad.
Así, artilugiar en la pedagogía del sujeto es inventar, crear, para:
a) tratar con el otro,
b) hacer el encuentro;
c) producir el acontecimiento;
d) elaborar la experiencia;
e) testimoniar;
f) resonar, abrirse a la resonancia, a la revelación
g) prometer y comprometerse
5. Cuaderno de resonancias
6. Ensayo integrador
Al ser el ensayo integrador uno de los recursos para resonar, se elabora luego
de haber realizado las actividades de las lecturas centrales y también se puede
alimentar con las reflexiones escritas en el cuaderno de resonancias. Se trata
de presentar las principales ideas y conceptos revisados en la UTE en forma
articulada y en referencia a la práctica.
a) presenta las principales ideas y conceptos de la UTE (qué es tal cosa, cómo
se define, en qué consiste);
b) propón una articulación que relaciona los conceptos y las ideas entre sí y/o
con otras ideas o conceptos que estamos viendo en el módulo, a la manera de
“ahora me doy cuenta: esto tiene que ver con aquello que nos dijeron…”
c) refiere esas ideas y conceptos a tu propia práctica educativa: esta idea, este
concepto, cómo me afecta, en el sentido de iluminar, enriquecer, cuestionar,
motivar, animar, confrontar mi práctica como educador, a la manera de “¿y esto
cómo me afecta?, ¿cómo me mueve?,¿qué me dice?, ¿Cómo afecta, esto que
estoy haciendo, a lxs otrxs?” (También puedo incluir otras voces como
testimonio: ¿qué dicen sobre lo que les pasa?) No se pretende un ensayo
“erudito”, conceptual, sino una integración de la vida con las ideas: hacer
resonancias.
UTE 1. LA VIDA COTIDIANA COMO REPRODUCCIÓN Y POSIBILIDAD DE
RESISTENCIA
¿Qué me/nos pasa en la vida, en esta vida cotidiana de todos los días que es
vivencia mía/nuestra pasajera que parece repetirse a diario?
Para Agnes Heller la vida cotidiana es definida como el mundo (vivido) del (ser
humano) particular que se dedica a las actividades diarias y necesarias para
subsistir, las que permiten la reproducción de su existencia y de la vida social.
-tratar de convertir el trabajo en una actividad vital que sea fin en sí mismo y
necesidad para desarrollar sus capacidades y para autorrealizarse (y no
esclavizante y enajenante como negación o minimización nuestra;
-¡No!
Federici muestra cómo a finales del siglo XIX surge un cambio social fuerte en
Europa al aumentar los salarios de los trabajadores masculinos (fruto de las
luchas obreras), lo que conlleva a un rechazo de las mujeres en las fábricas, y
éstas son enviadas a sus casas, donde comienzan a depender
económicamente de los varones. “Esta dependencia del salario masculino
define lo que he llamado «patriarcado del salario»; a través del salario se crea
un nueva jerarquía, una nueva organización de la desigualdad: el varón tiene el
poder del salario y se convierte en el supervisor del trabajo no pagado de la
mujer. Y tiene también el poder de disciplinar. Esta organización del trabajo y
del salario, que divide la familia en dos partes, una asalariada y otra no
asalariada, crea una situación donde la violencia está siempre latente” (p.17).
Para cerrar, Silvia Federici nos invita a pensar cómo “hoy no se puede separar
la lucha por una sociedad más justa, sin jerarquías, no capitalista —no fundada
sobre la explotación del trabajo humano—, de la lucha por la recuperación de la
naturaleza y la lucha antipatriarcal: son una misma lucha que no se puede
separar” (p.20-21).
La segunda idea fuerza que este texto nos presenta es que no se puede
entender el funcionamiento de la producción, si no se comprende
simultáneamente la reproducción, el flujo que existe entre la producción y la
reproducción y el rol que tiene el trabajo de las mujeres como una red de
sostenimiento (p.22). En este sentido, de nuevo, para pensar la Vida Cotidiana
como espacio también de resistencias, es importante incorporar el trabajo de
reproducción de la vida que realizan las mujeres.
Lo cual se une a una cuarta idea que invita a tener una mirada amplia sobre la
precarización de la vida, en tanto que ésta no sólo atañe a la precarización de
los empleos, sino que se profundiza con niveles de consumo insostenibles,
deudas y niveles de producción con la depredación del medio ambiente,
desplazamientos de poblaciones, destrucción de formas de vida y niveles de
violencia extrema (p.23).
Pero la lucha por visibilizar las formas de vida cotidianidad que han sido
excluidas por la modernidad capitalista no es exclusiva de los pueblos de
Oaxaca, sino que se desarrolla en diferentes contextos, incluidos los urbanos.
Las luchas de resistencia cotidiana surgen desde diferentes colectividades
sociales que imaginan y prefiguran otras formas de vida, que no se
fundamenten en la reproducción del capital, sino en la construcción de lo
común. Son colectivos que gritan y agrietan las lógicas de la individualización y
la ganancia, para dar paso a ejercicios de deliberación y acción colectiva.
JRA es una experiencia que desde una historia muy particular se ha venido
construyendo como una comunidad política que produce un tipo de relación
capaz de materializar una serie de proyectos orientados a la formación política,
educación popular, producción de materiales de reflexión crítica, organización
de eventos. Aun cuando no han logrado garantizar de manera colectiva la
reproducción material de la vida, han avanzado en una autonomía parcial que
consiste en la conformación de un pensar y hacer en común que, en términos
de lo político, da posibilidades de una subjetividad y práctica autónomas (p.
121)
Una mirada más profunda de la reproducción social, como la de Marx, nos lleva
a la necesaria relación de las comunidades humanas con la naturaleza para
subsistir y reproducir la existencia material. Esa relación está mediada por el
trabajo social útil que produce valores de uso para satisfacer necesidades
humanas. Por eso, en tanto seres materiales, naturaleza viva y humana,
intersubjetivos, interdependientes y ecodependientes, el trabajo útil que hace
un intercambio metabólico con la naturaleza y produce valores de uso, es la
condición de existencia material y reproducción social del ser humano.
Entonces, el trabajo media entre la naturaleza y la vida social, determina el
intercambio orgánico entre lo natural y lo social, establece el metabolismo
social.
Tres Henry Giroux. Teoría y resistencia en educación, Siglo XXI, pp. 101-152.
51 pp.
Cuatro Galeano, Eduardo. La escuela del mundo al revés, Siglo XXI, pp.1-17.
17pp.
Cinco Silvia Federici. 2018. El patriarcado del salario: notas sobre el género en
el capital. Buenos Aires: Tinta y Limón.128 pp.
Lecturas de regalo
Actividad 1
Elabora un relato que introduzca la vida cotidiana para voltear la escuela del
mundo al revés que describe Galeano, ya sea a partir de recuperar una
experiencia propia o a partir de una utopía que prefiguras.
Actividad 2
Actividad 3