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¿QUÉ SON LOS HÁBITOS?

 Son pautas estables de comportamiento que ayudan a niños y


niñas a orientarse y a formarse mejor, permitiéndoles organizarse
tanto a nivel personal como colectivo.
 Los hábitos son conductas que repetimos muchas veces hasta que
forman parte de nuestras actividades diarias. De esta manera,
luego de un tiempo, los hábitos se vuelven automáticos.
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El hábito es cualquier comportamiento aprendido (no es innato, no nacemos con ningún hábito)
mediante la repetición, que se realiza de forma habitual y automática sin apenas pensar en ello. Es
un elemento básico del aprendizaje humano. Según los científicos los hábitos, sean positivos o
nocivos, se crean porque el cerebro siempre busca la forma de ahorrar esfuerzo, intenta modificar
cualquier rutina en un hábito para ahorrar tiempo y energía. Esto tiene el beneficio de que un
cerebro eficiente no necesita tanto espacio, por lo que la cabeza es más pequeña y el parto más
fácil. Asimismo al automatizar ciertas conductas su realización se hace rápida y certera, y al
no tener que concentrarse en cómo caminar, respirar o comer, podemos destinar más tiempo y
energía en otras cosas como experimentar e inventar. Si el organismo tuviera que responder a toda
la cantidad de estímulos que se da en cualquier situación la conducta sería caótica, por lo que la
habituación tiene un valor evolutivo al contribuir a la adaptabilidad del organismo, que responde a
los estímulos que para él son más relevantes.

La repetición influye mucho y es una herramienta básica en psicología. En la década de 1950 se


creía que se precisaban de 21 días para crear un hábito porque un célebre cirujano plástico,
Maxwell Maltz, advirtió de que les llevaba ese tiempo a los pacientes operados acostumbrarse a su
nueva apariencia. También vio que en los amputados el síndrome del miembro
fantasma desaparecía a los 21 días. Más recientemente la mayoría de los expertos coincidían en
que un hábito se creaba en 28 días, pero parece que suelen ser escasos para que las neuronas
asimilen la mayoría de las costumbres. Esto se verificó con una investigación sobre el proceso de
formación de un hábito que en 2009 hizo Phillippa Lally y su equipo en el University College de
Londres.

El estudio titulado “Cómo se forman los hábitos:


modelando la formación de hábitos en el mundo real”, publicado en la Revista Europea de
Psicología Social, concluía que se requerían 66 días de promedio para crear un hábito que perdure
en el tiempo. Se pidió a 96 universitarios que eligieran una conducta saludable y lo repitieran hasta
crear un hábito. El tiempo para alcanzar el automatismo del nuevo comportamiento varió de 18 a
254 días. Esta variación tan amplia se justifica porque varían la perseverancia y motivación de las
personas y el hábito a conseguir. Por ejemplo, se comprobó que los hábitos relacionados con el
ejercicio físico tardaban más en adquirirse que la costumbre de consumir una fruta al día.  «Si
repites algo cada día en la misma situación, se convierte en una reacción automática ante
dicha situación», afirmaba Jane Wardle, coautora del estudio. Cuando se ha creado el hábito no
hace falta pensar en el comportamiento seleccionado para repetirlo porque se ha hecho
automático.
Aprendemos mediante la asociación y memorizamos mediante la repetición. Cuando
hacemos algo desconocido o asimilamos un conocimiento nuevo nuestras neuronas se agrupan
químicamente para comunicarse, creando nuevas conexiones entre ellas o sinapsis. Y si repetimos
esa experiencia nueva a menudo (Ley de la repetición) esas conexiones neuronales se hacen cada
vez más fuertes, hasta que las neuronas individuales terminan por liberar una sustancia química
(unas moléculas llamadas neurotrofinas) para fijar esas conexiones, y el hábito estará adquirido.
Los hábitos como atarse los zapatos, conducir o escribir a máquina son redes neuronales que se
han hecho automáticas por la repetición física. Las neuronas se reorganizan continuamente
según nuestros pensamientos y aprendizajes. Entonces podemos reestructurar (literalmente)
nuestro cerebro simplemente cambiando nuestra forma de pensar o aprendiendo nuevas
habilidades. Si decidimos elegir un nuevo hábito y estimulamos repetidamente las nuevas
conexiones neuronales, estaremos creando una mentalidad distinta en nosotros, estaremos
instaurando una nueva forma de pensar y de experimentar la realidad.

  ¿QUÉ ES LA EMPATÍA?

Cambiar de hábitos es un trabajo arduo, especialmente los hábitos del pensamiento. Los


pensamientos que frecuentamos a diario sobre cualquier cuestión se convierten en nuestra
forma natural de reflexionar, porque demanda bastante menos esfuerzo para el cerebro pensar
siempre igual sobre la misma cuestión ya aprendida. Al principio debemos mentalizarnos del
esfuerzo necesario que supone tener que concentrarnos en reestructurar nuestros pensamientos
automáticos negativos, pero sabiendo que si lo hacemos a menudo y de forma constante (sin
permitirnos ninguna excepción) nuestras neuronas empiezan a relacionarse entre ellas, creando
conexiones sinápticas más dinámicas y entrecruzadas en nuestro cerebro para preparar a nuestra
mente a que asimile lo que hemos trabajado intelectualmente. Así se transmite ese nuevo estado
mental a nuestra conciencia. Cuando tenemos la firme decisión de que ha llegado el momento de
cambiar nuestra forma de pensar, por ejemplo de que es necesario dejar de pensar
recurrentemente en la vergüenza o en el resentimiento que podamos tener hacia otras personas o
hacia el mundo, requiere la misma fuerza de voluntad que la decisión de dejar de fumar o de
empezar a hacer una vida sana mediante ejercicio físico y una alimentación saludable.

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