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¿Qué es un hábito?

Es cualquier comportamiento aprendido (no es innato, no nacemos con ningún


hábito) mediante la repetición, que se realiza de forma habitual y automática sin
apenas pensar en ello. Es un elemento básico del aprendizaje humano.

Según los científicos los hábitos, sean positivos o nocivos, se crean porque el
cerebro siempre busca la forma de ahorrar esfuerzo, intenta modificar cualquier
rutina en un hábito para ahorrar tiempo y energía.

La repetición influye mucho y es una herramienta básica en psicología. En la década


de 1950 se creía que se precisaban de 21 días para crear un hábito porque un
célebre cirujano plástico, Maxwell Maltz, advirtió de que les llevaba ese tiempo a los
pacientes operados acostumbrarse a su nueva apariencia. También vio que en los
amputados el síndrome del miembro fantasma desaparecía a los 21 días.

El tiempo para alcanzar el automatismo del nuevo comportamiento varió de 18 a


254 días. Esta variación tan amplia se justifica porque varían la perseverancia y
motivación de las personas y el hábito a conseguir. Por ejemplo, se comprobó que
los hábitos relacionados con el ejercicio físico tardaban más en adquirirse que la
costumbre de consumir una fruta al día. «Si repites algo cada día en la misma
situación, se convierte en una reacción automática ante dicha situación», afirmaba
Jane Wardle, coautora del estudio.

Cuando se ha creado el hábito no hace falta pensar en el comportamiento


seleccionado para repetirlo porque se ha hecho automático.

Aprendemos mediante la asociación y memorizamos mediante la repetición. Cuando


hacemos algo desconocido o asimilamos un conocimiento nuevo nuestras neuronas
se agrupan químicamente para comunicarse, creando nuevas conexiones entre
ellas o sinapsis. Y si repetimos esa experiencia nueva a menudo (Ley de la
repetición) esas conexiones neuronales se hacen cada vez más fuertes, hasta que
las neuronas individuales terminan por liberar una sustancia química (unas
moléculas llamadas neurotrofinas) para fijar esas conexiones, y el hábito estará
adquirido.
Las neuronas se reorganizan continuamente según nuestros pensamientos y
aprendizajes. Entonces podemos reestructurar (literalmente) nuestro cerebro
simplemente cambiando nuestra forma de pensar o aprendiendo nuevas
habilidades. Si decidimos elegir un nuevo hábito y estimulamos repetidamente las
nuevas conexiones neuronales, estaremos creando una mentalidad distinta en
nosotros, estaremos instaurando una nueva forma de pensar y de experimentar la
realidad.

Cambiar de hábitos es un trabajo arduo, especialmente los hábitos del pensamiento.


Los pensamientos que frecuentamos a diario sobre cualquier cuestión se convierten
en nuestra forma natural de reflexionar, porque demanda bastante menos esfuerzo
para el cerebro pensar siempre igual sobre la misma cuestión ya aprendida.

Lo seres humanos tenemos la facultad de renovarnos a nosotros mismos,


poseemos el potencial y la aptitud para transformarnos en la persona a la que
aspiramos mentalmente

Entre estas herramientas mentales propias del ser humano están la fuerza de la
repetición, la activación de nuevas sinapsis mediante el estudio de nuevos
conocimientos o viviendo nuevas experiencias, la atención plena en nuestro entorno
que nos permite interrumpir los pensamientos de preocupación recurrentes, o
también, por el contrario, el aprender a darnos cuenta de nuestra dependencia al
estado emocional que hemos creado.

Podemos transformar nuestros pensamientos automáticos con tesón, cada día, para
crear nuevos hábitos más positivos para nosotros y así renovar nuestras emociones
y conductas.

«Siémbrese una acción y se recogerá un hábito; siémbrese un hábito y se


recogerá un carácter; siémbrese un carácter y se recogerá un destino».
Las técnicas de estudio son métodos o procedimientos empleados para facilitar el
aprendizaje, ayudando a favorecer el proceso de comprensión, memorización y
rendimiento académico.
Las técnicas de estudio es que no involucran únicamente a las áreas visual y
auditiva, sino también la escritura con el objetivo de reducir la dispersión o hacerla
evidente al propio estudiante.

● Técnica de subrayado
Una de las técnicas de estudio más sencillas, cómodas y eficaces consiste en
subrayar las partes más importantes de un temario. Simplemente se trata de
destacar las partes más significativas del texto usando marcadores fluorescentes de
distintos colores. Una forma ideal de proceder es hacer primero una lectura
comprensiva y subrayar lo más notable para, posteriormente, comenzar el estudio.

● Esquemas o mapas conceptuales


La creación de un esquema o mapa mental de forma manuscrita o mediante el
ordenador para resumir y organizar nuestras ideas. Las principales ventajas de esta
técnica son: ahorro de horas de estudio, consolidación de nuestros conocimientos y
facilidad para repasarlos.

● Fichas de estudio
Son un método algo más laborioso, pero muy eficaz para materias como Historia,
Química o Geografía porque permiten asimilar datos concretos, fechas, números o
vocabulario.

● Reglas mnemotécnicas
son especialmente útiles a la hora de memorizar listas y conjuntos. Su
funcionamiento es básicamente el siguiente: se asocian conceptos que tenemos que
memorizar con otros que nos son más familiares. Un ejemplo "FECTES" para
recordar los distintos tipos de desempleo: Friccional, Estacional, Cíclico,
Tecnológico, Estructural y Shock estructural.

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