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CLASE 5/12/06: UN CASO DE ASMA NERVIOSO: ¿FPS


O SÍNTOMA?

Síntoma y FPS. Narcisismo y autoerotismo


Investidura del cuerpo y erotización de órgano
Metáfora y holofrase
Weiss y Freud: un caso de asma nervioso

Vamos a seguir con el tema del fenómeno psicosomático,


FPS, les voy a comentar el capítulo 8 del Seminario II de
Lacan donde hace algunas consideraciones sobre lo psico-
somático, y después trabajaremos un caso clínico de asma
nervioso.

Lacan está trabajando en este seminario algunas conside-


raciones sobre un concepto freudiano que estaba muy en
boga en la segunda y tercera generación después de
Freud, que es “la relación de objeto”. Respondiendo a unos
comentarios Lacan va a decir que en el FPS no hay rela-
ción de objeto, que la relación de objeto remite a lo que se-
ría el plano de lo imaginario, el plano de la relación nar-
cisística, el objeto visto como parte del otro en nosotros, o
de nosotros en el otro, como imagen del cuerpo. En ese
sentido la relación de objeto es lo que tenemos que enten-
der desde el punto de vista imaginario, mientras que en el
FPS la relación no es con el objeto imaginario sino con lo
que el más adelante llamará el objeto real, la Cosa.
Caemos entonces siempre en intentar diferenciar un malen-
tendido, y es que cuando el psicoanálisis hablaba de rela-
ción de objeto se caía en la trampa de lo interior y lo exte-
rior, y las categorías que Lacan utiliza no son las de objeto
interno u objeto externo, sino la de registro imaginario, sim-
bólico y real. Y en ese sentido así como al síntoma como
manifestación neurótica lo va a leer como manifestación del
cuerpo imaginario en su juntura con lo simbólico, al FPS lo
va a entender como la manifestación en otro cuerpo, que
es lo que llamamos el organismo, lo viviente, esto es, lo
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real. El FPS se articularía en la juntura entre lo imaginario y


lo real. Esta disquisición teórica nos sirve de fundamento
para hacer, entonces, la distinción entre síntoma y fenó-
meno psicosomático.
La otra variable que va a utilizar Lacan en este Seminario II
es el diferenciar lo que sería la relación narcisística en tanto
investidura del cuerpo como imagen unificada, como ima-
gen total, de lo que sería la investidura autoerótica. Que no
recae sobre la imagen del cuerpo como totalidad, sino que
cae en un pedazo del cuerpo. Lo narcisístico recubre el
cuerpo imaginario mientras que lo auto-erótico compromete
al cuerpo real.
En ese sentido tenemos que hablar del FPS como la eroti-
zación del órgano, que no es el caso del síntoma. En el sín-
toma también tenemos erotización pero siempre a nivel de
lo imaginario, el cuerpo en su juntura entre lo significante y
lo imaginario. En el caso de la erotización del órgano no es-
tamos hablando del cuerpo real. Allí no hay cobertura sim-
bólica, no hay posibilidad de que este fenómeno sea enten-
dido como una metáfora, no hay representación, lo que hay
es holofrase.

Cuando estudiamos la pulsión vimos que tenía un circuito,


un recorrido desde la fuente al objeto intentando atrapar
ese objeto inatrapable, y a lo sumo conseguía contornear
fragmentos del cuerpo que sirven para recubrir ese vacío
de objeto que es la “petit a”.
Ahora bien, en el FPS lo que tenemos es un cortocircuito,
es decir que el circuito pulsional se corta impidiendo ir de la
fuente al objeto, como si estuvieran en la misma sede, que
es el órgano como real.
De la misma manera que decimos que el síntoma tiene que
ver con un circuito significante que toma cuerpo, que hace
metáfora en el cuerpo y decimos que la repetición es un cir-
cuito en el que se repite algo del orden del significante, en
el FPS en cambio este circuito falla, no hay posibilidad de
circuito significante porque, como holofrase, remite no a un
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significante que representa al sujeto para otro significante


sino a una congelación, en donde supuestamente es el ór-
gano real la sede. Ya no podemos decir que este es sede
de un sujeto, ya que el sujeto sólo puede tener una sede de
orden significante, de orden simbólico.
Todos estos planteos están en la fundamentación teórica
que opone el FPS al síntoma, porque esta oposición tan
compleja en la teoría no lo es menos en la clínica. Se trata
de poder determinar cuándo una manifestación, que está
comprometiendo el cuerpo, es del orden de una metáfora o
de una holofrase, es un síntoma o un FPS.

Lacan nos alerta en relación a ciertos casos que llegan a


análisis con síntomas muy definidos y que al poco tiempo
se produce un levantamiento súbito, rápido. Atención, tener
cuidado porque esto puede estar denunciando que este
síntoma no era ni más ni menos que una defensa pre-psi-
cótica, y su levantamiento dejaría a la psicosis en libertad
de florecer.

Hoy vamos a ver un caso publicado por E.Weiss, de un pa-


ciente que consulta por una depresión. Y durante el análisis
se le declara un asma, que se verá tenía antecedentes en
su infancia. Weiss, discípulo de Freud, supervisó este caso
con él.
Es un señor de unos 40 años, de situación económica aco-
modada que consulta, la descripción fenomenológica sería
la de un señor que no puede fijar su interés en nada, inten-
ta leer y no consigue concentrarse, lo vuelve a intentar pero
sin conseguirlo. Ha renunciado a leer, a escribir, no abre ni
responde a su correspondencia, no consigue encontrar nin-
guna trabajo, vive de las rentas que le ha dejado su madre
al morir. Su madre murió siendo ya mayor, dos años antes
de que empezara su análisis; su padre murió cuando el te-
nía 5 años, no sabemos mucho del padre, la madre de niño
le decía:
- “vas a ser un cerdo como tu padre”
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La madre lo castigaba severamente por sus masturbacio-


nes infantiles, con sólo mirarlo ella lo sabía.
Se presenta con la vestimenta muy desordenada, sucio;
sus necesidades elementales, comer y dormir, las hace de
manera automática. La primera cuestión que el analista se
va a plantear es el diagnóstico. Detrás de esta depresión
que tenemos ¿una psicosis? ¿un neurosis grave? Weiss
nos dirá que él no ve signos de esa severa apatía típica de
la esquizofrenia. Este caso está presentado alrededor de
1925. En esa época un indicio clave para la determinación
diagnóstica era el establecimiento de la transferencia. El
escribe este caso después de 2 años de análisis, en los
que ha constatado la presencia de la transferencia, que él
utiliza entonces como indicador de neurosis. Nos dice que
tampoco había un auténtico mecanismo melancólico, como
serían los autorreproches o el delirio de inferioridad. Con
respecto a la depresión nos dice que no tenían picos agu-
dos si no que eran fluctuaciones muy moderadas.
Digamos que el terapeuta trabaja con sumo cuidado la di-
rección de la cura, intentando no precipitar el diagnóstico,
aunque se inclina por la neurosis.
Veamos algunos rasgos de este paciente. Lo primero que
va a subrayar Weiss es su marcado carácter reactivo eróti-
co anal. El carácter reactivo es el que se establece como
defensa, diríamos que marca de base un carácter anal pero
bajo una fachada reactiva, en contra de lo anal. Su exage-
rado afán por la limpieza y el orden es algo que no podía
en ningún momento satisfacer. Con lo cual estaba todo el
tiempo lamentándose de su estado de desorden y sucie-
dad. Otro rasgo que subraya es lo que llama “la angustia de
empobrecimiento”. Su herencia se iba consumiendo y el te-
mor a quedar en la pobreza y la indigencia lo atormenta, lo
cual no le sirve de impulso para buscar trabajo. La situación
que fantasea que lo liberaría de este final temido sería la de
su suicidio.
Es a partir de que está atormentado con este pesimismo
suicida que un amigo psiquiatra le aconseja analizarse.
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Respecto a su sexualidad, manifiesta su deseo homose-


xual. A los 15 años tuvo una primera relación con otro joven
que lo buscó. Sólo a tenido tres relaciones satisfactorias, y
siempre fue el otro el que lo buscó. Se masturba diariamen-
te desde su pubertad, hasta los 25 años, cuando se some-
tió a una serie de ejercicios, ayunos, duchas frías, largas
caminatas diarias.
Y Weiss subraya en su paciente lo que llama rasgos anales
característicos: terquedad, obstinación, limpieza, reacción
ante las injusticias, y un fuerte olfato; el olor era un factor
de atracción importante en su sexualidad. Esto lo podemos
relacionar con el mandato materno “serás un cerdo como tu
padre”: él no se bañaba y le atraían los cuerpos que despe-
dían olor.
La madre en su infancia era el personaje amado y temido,
sin el cual no podía estar. Necesitaba tenerla aunque fuera
una madre severa e injusta, era una madre omnipotente,
quien con sólo mirarlo sabía de su deseo. Pero progresiva-
mente cuando entra en su juventud pasa a ser una madre
odiada. Las primeras imágenes que trae a análisis son las
de una madre odiada. Más tarde podrá traer recuerdos de
su madre amada.
Ya de mayor, la madre se enferma, y así como ella había
cuidado durante años al padre paralítico, será él el que es-
tará a su lado cuidándola. Sin embargo, cuando se acerca
el momento de su muerte, la abandona. En esta última eta-
pa el descubre que la madre es hipócrita, mentirosa y falsa.
Alguien contradictoria entre lo que exige a los demás y lo
que ella hace. Es como si no hubiera querido verla en su úl-
timo momento para quedarse con la imagen de su madre
amada.

Una de las cuestiones a considerar es que aparece el asma


durante el análisis. Ya se ha muerto la madre, hay una mu-
jer que hace las tareas de la casa, y un día esta mujer corta
una planta del jardín que el quería mucho, y esto coincide
con un acceso de asma. Dijimos la vez pasada que las si-
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tuaciones asmógenas tienen que ver con situaciones cas-


tratorias. Veamos en que otras situaciones de su pasado
recuerda otras crisis de asma. Así relata que cada vez que
se sentía injustamente tratado por su madre le advenía un
acceso de asma. En otra oportunidad, estando internado en
una institución de monjas donde se sentía muy bien atendi-
do, cuando llegó el momento del alta volvió el asma.
Tal como el analista va relatando e interpretando ¿Qué es-
tamos viendo? Que está interpretando las crisis de asma
como metáforas: ante una separación, crisis de asma; ante
una situación de injusticia, crisis de asma. Lo que el analis-
ta nos dice es que poco a poco el paciente va sabiendo re-
conocer en cada una de sus constantes y agotadoras crisis
de asma, las situaciones asmógenas.
¿Cómo lo tenemos que entender? El analista está encua-
drando el asma como un síntoma neurótico, en tanto subra-
ya desplazado metafóricamente algo del orden de un afecto
retenido. Entonces ¿en este caso el asma lo tenemos que
entender como un síntoma de conversión histérico dentro
de una estructura obsesiva? Hasta ahora la lectura del fe-
nómeno asma parece remitir más a un desplazamiento me-
tafórico que a aquello que en el FPS llamamos holofrase.
Aparece un recuerdo que tiene que ver con el componente
anal y masoquista por el cual este niño tuvo severos episo-
dios de retención, de constipación. Y consecuentemente
cual fue la terapéutica? la enema, con lo cual se acentúa la
satisfacción del erotismo anal.
Y aquí el analista hace una elaboración que está en los ma-
nuales de la casuística, de la interpretación del asma y se
apoya en lo siguiente: según cuenta su familia cuando na-
ció tuvo un episodio disnéico. Hay entonces en este futuro
asmático un primer ejercicio respiratorio perturbado. En se-
gundo lugar, en el momento de la eclosión anal, esta se ca-
racteriza por la contracción, el estreñimiento. Y el tercer
momento, que es el momento del asma el analista nos
dirá :”¿Tenemos que pensar entonces el asma como un
desplazamiento del tracto anal al tracto respiratorio?”
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No nos olvidemos que el bebé para la medicina no es ni


más ni menos que un tubo con dos extremos: el del tracto
respiratorio/alimenticio y el del tracto anal. Y para Weiss se
podría considerar el asma como un desplazamiento de
abajo-arriba. Este es el aporte que hace a la psicogénesis
del asma. El concepto de tracto remite a la musculatura. La
musculatura es por excelencia el órgano anal.

En una ocasión el analista llega tarde y lo encuentra espe-


rándolo en medio de una crisis de asma. Es su protesta.
Estamos entonces ante un asma que funciona como sínto-
ma.
Y esta es la cuestión que quería resaltar: diferenciar cuán-
do el asma funciona como síntoma y cuándo como fenó-
meno psicosomático.
Así como decimos que en la psicosis la forclusión del Nom-
bre del Padre imposibilita el funcionamiento del orden sim-
bólico, en el caso del FPS la holofrase marcaría esa impo-
sibilidad. Lo cual no quiere decir que no se pueda levantar
el efecto. Nosotros sabemos que la interpretación levanta el
síntoma. ¿Podemos decir lo mismo acerca del FPS? Son
temas sobre los cuales hay que reflexionar. No se puede
interpretar como lo hacemos con un síntoma. Pero algo se
puede hacer. Por eso decimos que estamos en un lugar en
donde Lacan es bastante específico. El dice que el FPS, la
psicosis y la debilidad mental podemos considerar a los
tres dentro de la misma serie, que tienen en común que la
representación del sujeto por el significante está congelado,
está holofraseado.
La pregunta por el sujeto, la pregunta por el síntoma, la
pregunta por la operatividad de la interpretación, todas es-
tán en el paquete del FPS.

Otro factor interesante en este caso es que Weiss dice una


cosa y Freud después dirá otra. Este paciente al año de
análisis sigue con sus crisis asmáticas pero ha ido levan-
tando su posicionamiento depresivo, y ha ido resolviendo la
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represión en torno al amor por su madre, lo que le permite


empezar a interesarse en otras mujeres. Y empieza a inte-
resarse por el otro sexo de una manera progresiva y transi-
cional, a partir de interesarse por un matrimonio. Y se pre-
gunta porqué no ha podido manifestar su amor hacia las
mujeres. Y a partir de que empieza a interesarse por una
mujer y por su marido, su interés libidinal es bisexual y apa-
rece el asma cuando vislumbra que el amor de un hombre
y una mujer es factible de crisis, de desavenencia, de rup-
tura. Ante la posibilidad de que esa pareja que él ha ideali-
zado se rompa, vuelve a sufrir con fuerza sus accesos as-
máticos.
En relación a los impulsos hostiles hacia la madre, el ana-
lista va a interpretar las crisis asmáticas como manifesta-
ción de venganza: “¡Ahora para castigarte me voy a morir
ahogado!”.
Vemos como el analista va trabajando lo que son los senti-
mientos ambivalentes en relación a la madre, con lo cual
tenemos ya una serie de situaciones asmógenas en rela-
ción a la madre: cuando lo acusa injustamente, cuando se
separa de él y lo abandona, cuando lo maltrata.
Y después es cuando aparecen las mociones amorosas ha-
cia la madre en forma de recuerdos infantiles. Uno de ellos
es que está recostado en un sofá con la madre y tiene su
pierna apoyada sobre el regazo de la madre la que le dice:
“¡No, no…quita que me molesta!”. El analista dirá que es un
recuerdo encubridor porque el recuerdo que viene a conti-
nuación es de una situación en la que está espiando a la
madre, intentando descubrir si ella tiene lo que el fantasea
como un enorme pene.
Otra de las situaciones que aparecen como recuerdo de
esa moción pulsional lo narra en forma de sueño. Es un
sueño en donde está acostado y viene su madre, se acerca
y lo besa. Y el se despierta en pedio de una polución. Estas
escenas muestran al paciente como complemento de goce
del Otro materno.
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Una de las cuestiones complejas que nos ofrece este caso


es si tenemos que considerar el asma como síntoma neuró-
tico, es decir, como retorno de lo reprimido del deseo ma-
terno; o el asma como FPS, es decir como retorno de lo no
simbolizado del deseo materno.

Este paciente conoce una chica, intima con ella, parece


que le van las cosas muy bien, disfruta, hay voluptuosidad
en la relación, no aparece ningún episodio bisexual u ho-
mosexual. A los pocos meses de conocerla le comunica a
su analista que después de 2 años de intenso trabajo se
merece un descanso y va a dejar de analizarse. El analista
dice que está de acuerdo, y a nosotros nos cuenta que él
también estaba agotado. Y además nos cuenta que cuando
empiezan las entrevistas preliminares este paciente consul-
ta por depresión, y una de las cosas que aparece rápida-
mente es su homosexualidad. Y a la pregunta:“¿cree Ud.
que me podrá curar de la homosexualidad?” el analista le
había respondido que “en una persona de su edad ese tipo
de mociones no son fáciles de remover”. Y no se habló más
del asunto. Fue como que el asma de alguna manera hipo-
tecaba todas las sesiones.

Este caso tiene una revisión a posteriori. Este caso cierra


en falso. El paciente decide dejar de venir, le anuncia al
analista que tiene intenciones de casarse pronto. Efectiva-
mente, a los pocos meses se casa y decide irse de luna de
miel a Viena. ¿Y a quién creen que va a visitar? Al Dr.
Freud. Este conocía el caso porque supervisaba a Weiss.
Lo recibe y lo invita nada menos que a participar en la reu-
nión de los miércoles, que era la reunión de los miembros
de la Asociación Psicoanalítica. El paciente se siente hala-
gadísimo de semejante honor. Lo que sabemos es que a la
primera sesión que tuvo con Freud el paciente tuvo una cri-
sis de asma. Y que en esa primera sesión Freud le dijo: “…
si lo que Ud. viene es a hablarme de su esposa en vez de
hablar de Ud. no tiene sentido que sigamos.”
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Este paciente reapareció a los pocos meses, y le pidió a


Weiss retomar su análisis: su mujer estaba embarazada y
sus crisis asmáticas habían recrudecido. Todo parece
apuntar a una importante desestructuración, aunque Weiss
no habla de psicosis.
¿Tuvo algo que ver el encuentro con Freud en esa deses-
tructuración? ¿Puede entenderse como lo que Lacan afir-
ma que es el llamado a un padre desde un lugar donde no
hay respuesta? ¿estamos ante el retorno a lo real de lo for-
cluido, de lo que no ha advenido a lo simbólico?
Freud en una carta que le manda a Weiss le dice: “He reci-
bido anoche una carta del Sr.G. y por su contenido no me
queda ninguna duda de que está en un delirio paranoico”
Queda planteado así un contra-diagnóstico: frente a lo que
Weiss consideraba una neurosis grave tenemos que pen-
sar el caso dentro de un estado defensivo pre-psicótico, y
que a partir del encuentro con Freud y el advenimiento de
su paternidad este estado defensivo se descompensara.
¿Esto autorizaría a leer su asma como FPS?

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