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PUBLICAN NORMA PARA EVITAR HOSTIGAMIENTO SEXUAL EN ESPACIOS PÚBLICOS

Ley para prevenir el acoso sexual callejero sería perjudicial para las víctimas

Si bien la disposición busca prevenir el acoso sexual callejero, dicha conducta no ha sido tipificada como
delito, pues las sanciones que se proponían no están incluidas. Por otro lado, el texto publicado exige el
rechazo expreso de la víctima como requisito para configurar el acoso. ¿Será este condicionamiento
beneficioso para las personas que cometen la reprobable acción? Aquí te explicamos.

 Pese a las buenas intenciones, la Ley para prevenir y sancionar el acoso sexual en espacios públicos (Ley Nº
30314) no permitirá cumplir con la finalidad de la norma. Por el contrario, generaría mayores perjuicios para
las víctimas de estas conductas, quienes podrían estar condenadas a la indefensión. 

 Y es que, según lo establecido en la ley, para que se configure el acoso sexual en lugares públicos deben
concurrir dos elementos: a) que el acto sea de naturaleza o connotación sexual, y b) exista el rechazo expreso
de la victima de dicho acto. Esto es, no constituirá acoso ninguna situación en la que no exista un rechazo
expreso de la víctima.

 Este último elemento, indispensable en la configuración del acoso sexual callejero –según el texto publicado
en el diario El Peruano-, determinaría que se archive una denuncia por estos hechos si se verifica que la
víctima no manifestó expresamente su rechazo (ya sea por miedo, sorpresa o vergüenza).  

 Si bien la norma prevé como una de las excepciones del rechazo expreso a las “circunstancias del caso que
hayan impedido expresarlo”, su efectiva y correcta aplicación dependerá de la interpretación que se realice de
dichas “circunstancias” en la práctica. En ese contexto, corresponderá al Ministerio del Interior elaborar
adecuadamente el “Protocolo de atención de acoso sexual” en el que se cubran todos estos vacíos, y se
eviten situaciones como las descritas.

 Retroceso en lo ya regulado

 Actualmente el acoso sexual callejero puede ser denunciado, en algunos casos, como delito de ofensas al
pudor público (artículo 183 del Código Penal), y delito contra el honor (injuria o difamación) o faltas contra las
buenas costumbres (art. 450, inc. 1).

En el primer caso, se sanciona a quien en lugar público, realiza exhibiciones, gestos, tocamientos u otra
conducta de índole obscena. Por su parte, en el segundo supuesto se sanciona a quien ofende o ultraja a una
persona con palabras, gestos o vías de hecho, o le atribuye un hecho, una cualidad o una conducta que
pueda perjudicar su honor o reputación. Finalmente, como falta contra las buenas costumbres se sanciona al
que, en lugar público, hace a un tercero proposiciones inmorales o deshonestas.  

Estas figuras podrían ser actualmente utilizadas por las víctimas de acoso sexual. Sin embargo, al exigirse el
rechazo de la víctima para que se configure el acoso sexual, en caso de convertirse en ley esta autógrafa, se
estaría dificultando la aplicación de condenas por estos delitos.
Lo que se fue de la norma aprobada 

 Asimismo cabe precisar, que el Pleno decidió retirar del texto final aprobado las modificaciones al Código
Penal que el proyecto original formulaba. En efecto, según el referido proyecto (Proyecto N° 3539-2013-CR),
se proponía modificar los artículos 176, 176 A, 183 y 450 del CP, y castigar como falta el denominado acoso
sexual callejero cuando no se traten de menores de edad.

 El texto sí prevé una acción conjunta del Ministerio de Educación, de la Mujer, de Salud, del Interior y de
Transportes para promover políticas públicas destinadas a implementar planes de prevención y educación
contra el acoso sexual callejero en espacios públicos. Precisa además, que los gobiernos regionales,
provinciales y locales están obligados a establecer procedimientos administrativos para castigar con multas ya
sea a personas naturales que cometan estos actos, o hacia persona jurídicas que permitan que sus
trabajadores sean víctimas de acoso en su lugar de trabajo
Segunda fuente

En las últimas dos semanas, tres acosadores sexuales han sido atrapados en el transporte público en Lima,
uno en el Metropolitano y dos en el metro de Lima. Como reacción a los acosos y para mitigar casos futuros,
una propuesta para tener vagones exclusivos para mujeres ha sido planteada la semana pasada por el
director de la ONG Luz Ámbar. 

La idea de tener transporte público segregado para mujeres no es algo nuevo. De hecho, ha sido
implementado en varias ciudades del mundo, incluyendo Río de Janeiro y México D.F. Sin embargo, según un
reportaje de “The Guardian” del 2015, en el caso de Brasil, los vagones exclusivos son “ampliamente
ignorados” y las reglas no son aplicadas. El mismo reportaje informa que en México las reglas tampoco son
aplicadas, y nunca han desarrollado ninguna encuesta para ver si los vagones exclusivos para mujeres han
logrado traer más seguridad. 

En general, las ciudades que han implementado vagones exclusivos para mujeres están en países con graves
problemas de desigualdad de género incluyendo Irán, India, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Indonesia y
Japón. Todos estos países están bastante más abajo en la lista con respecto al Perú en el último Ránking
Global de Igualdad de Género, publicado por el Foro Económico Mundial. 

Pero más allá de si queremos ser parte de esta lista exclusiva, una pregunta clave es :¿qué significa tener
vagones exclusivos para mujeres? Según un artículo de Gabrielle Jackson publicado en “The Guardian” en el
2016, los vagones exclusivos simbolizan una “necesidad de proteger a la mujer de los hombres, que las
mujeres no están seguras al estar solas en nuestra sociedad, y que no podríamos confiar en la mayoría de los
hombres”. ¿Queremos realmente vivir en una ciudad así? 

Cuando al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, se le preguntó por qué era importante que su Gabinete
tuviera un balance de género, respondió simplemente: “Porque estamos en el 2015”. La misma lógica aplica a
la pregunta de por qué no tenemos transporte público segregado: porque estamos en el siglo XXI. 

Lima ya sufre demasiado por los efectos de tratar de resolver nuestros problemas de seguridad siempre con
más exclusión, más muros y más segregación. El resultado siempre ha sido una ciudad más cerrada y más
frágil. 

En vez de tratar de segregar más a las personas, hay que luchar para que el transporte público, junto con el
espacio público, sea seguro e inclusivo para todos, independientemente de su género o su edad. Parte de
esta solución comienza con una buena educación cívica, y desde el lado operativo, poner suficientes buses y
vagones de tren para que no estén tan abarrotados. Por otro lado, la solución que ya está siendo
implementada por el metro de Lima para incluir botones de pánico en los trenes también parece ser un buen
paso.
Tercera fuente

Las limeñas no se sienten seguras viajando en combi, coaster, bus, tren o Metropolitano por la capital. Esa es la
conclusión de un estudio realizado por Thomson Reuters Foundation y la empresa de investigación de mercado YouGov,
que ubica a Lima en el tercer lugar de un ránking de 16 ciudades con los sistemas de transporte público más peligrosos
para las mujeres.  

Para el estudio fueron entrevistadas 6.550 mujeres en 15 de las 20 capitales más importantes del mundo, además de Nueva
York, la ciudad más grande de Estados Unidos.

A cada participante se le consultó si se sentía segura al transportarse sola por la noche, si existía el riesgo de que fuera
atacada física o verbalmente, si había probabilidad de que otros pasajeros acudieran a ayudarla, si confiaba en que las
autoridades actuarían sobre sus denuncias de agresión y si había disponibilidad de transporte público realmente seguro
para su traslado por la ciudad.

Según el ránking, Lima es superada por otras dos ciudades latinoamericanas: Bogotá (Colombia) y Ciudad de México
(México). En esta última, el 64% de entrevistadas dijeron haber sido acosadas sexualmente mientras usaban algún medio
de transporte público. En Lima, dicha cifra fue de 58%. Es decir, al menos 5 de cada 10 usuarias del transporte.

A la fecha, los sistemas de transporte público masivo más usados por los limeños son el Metropolitano, a cargo de Pro
Transporte, y la línea 1 del metro. En lo que va del 2016, ambos sistemas han sumado 11 denuncias por acoso sexual.
Voceros de ambos servicios aclararon a El Comercio que las denuncias están disminuyendo desde el 2014.

Marino Farías, de Pro Transporte, dijo que los agentes de seguridad del Metropolitano tienen la orden de, ni bien se
registre una  denuncia de acoso, identificar el bus donde viaja el presunto acosador, hacer que la unidad se detenga y que
el sujeto sea intervenido por la PNP.

Farías agregó que las cámaras de seguridad de las estaciones ayudan a la identificación de los agresores. El servicio se
complementa con ayuda legal y psicológica, financiada por la comuna limeña, para las acosadas.

“Cuando alguien vea que una mujer o un niño es víctima de acoso debe intervenir. No hay que hacerse de la vista gorda”,
exhortó Farías. 

Rodrigo Fernández de Paredes, de la línea 1 del metro, afirmó que su sistema contra acosadores funciona de forma
similar. “La víctima debe buscar a los agentes de seguridad que van en los coches. De no hallarlos, hay un botón
intercomunicador con el conductor del tren para que en la parada más próxima la PNP aborde y detenga al acosador”,
explicó.

Consultados al respecto, el Ministerio de la Mujer informó que coordina con el de Transportes y Comunicaciones, y la
Autoridad Autónoma del Tren Eléctrico para iniciar una campaña de información sobre cómo evitar y sancionar el acoso. 

Cuarta fuente
Un 68 % de las jóvenes chilenas y un 24 % de los chilenos de 15 a 29 años han sufrido acoso
sexual callejero, según una investigación del Instituto Nacional de la Juventud (INJUV) de Chile cuyos
resultados fueron presentados hoy.

"Es necesaria una sociedad donde se puedan tener relaciones entre hombres y mujeres, en el marco del
respeto y la no vulneración", subrayó la ministra del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), Claudia Pascual.

Los resultados del estudio en Chile, con margen de error de 2,94 % y 95% de confianza, fueron considerados
como "preocupantes" por el INJUV,  mientras que el ministro de Desarrollo Social, Marcos Barraza señaló al
presentarlo hoy que "es un problema social, que tiene que ser abordado en temas de norma y luego de
cultura".

El sondeo reveló que un 74 % está de acuerdo con la frase "cualquier situación de acoso sexual callejero,
desde un requiebro hasta un 'agarrón', es violencia". Además, un amplio 72 % consideró que "los piropos,
bocinazos o silbidos a una mujer son prácticas típicas de la cultura chilena."

El estudio "Jóvenes y Acoso Sexual Callejero", hecho en colaboración con la consultora Cadem y el


Observatorio Contra el Acoso Callejero (OCAC), se realizó mediante encuestas telefónicas a 1.114 jóvenes
entre 15 y 29 años de todo el país.

Según los consultados, las prácticas más comunes en Chile son las que no implican contacto físico, mientras
que los toques y roces de connotación sexual alcanzan un 45 % de las veces y son más comunes en sectores
pobres, donde un 9 % afirma que le ocurre de manera recurrente, en contraste con el 2 % de sectores medios
y el 1 % de sectores altos.

En el caso de los hombres, el 51 % ha sufrido acercamientos que lo han intimidado y un 17 % ha sido


fotografiado sin consentimiento, nueve puntos porcentuales más que las mujeres.

En Chile, las diferencias entre las reacciones de hombres y mujeres ante el acoso se manifiestan de la
siguiente manera: el 60 % de los hombres siente alegría o risa en caso que la victimaria sea mujer, mientras
que los sentimientos de las mujeres frente a un acosador son de incomodidad (51 %) e incluso rabia (17 %).

El estudio reflejó también que un 43 % considera que un hombre que recibe elogios de una mujer debiera
sentirse halagado.

Fuente: EFE

Quinta fuente:

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