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El acoso sexual en el transporte público

La creciente de acosadores sexuales en el transporte público en Colombia es una


realidad que se vive a menudo y se le atribuye a la inseguridad que hay en estos.
Para nadie es un secreto que día a día las mujeres, niños e incluso hombres son
víctimas del acoso sexual en el transporte público. Es bastante escalofriante que
un medio que usamos para cubrir una necesidad, como lo es el transportarse de
un lugar a otro, se convierta en el objetivo de los depredadores sexuales para
fomentar el acoso e intimidar a sus víctimas al límite de violentarlas, traumarlas e
incluso abusar de ellas. Este tipo de situaciones en la vía pública no deberían ser
toleradas, ni consentidas por la sociedad.

El asedio sexual es una forma de violentar directa e indirectamente a una persona,


ya sea a nivel físico, emocional o psicológico y muestra sistemáticamente la
presencia de este tipo de violencia en la sociedad en la que vivimos. Este patrón
patológico representado por personas enfermas y carentes de tratamiento
psicológico o psiquiátrico, lejos de mostrarse en espacios aislados, son
presentados en plenos espacios públicos como lo es el transporte, donde miles de
personas ajenas a la situación no reaccionan a tan desagradable comportamiento
por parte de estos seres exhibicionistas.

 En Colombia han existido múltiples casos de abuso sexual en el transporte


público, donde las víctimas han presentado las denuncias y las autoridades no
hacen nada al respecto, dejando que estos delincuentes sean poco impactados
por las consecuencias a las que deberían ser sometidos. Este tipo de reacción
frente a estos delitos fomentan que sean pocas las víctimas que quieran hablar y
denunciar estas aberraciones ante la policía, quienes deberían homenaje a su
misión de proteger la vida, preservar el orden público, la paz, los derechos, la
seguridad e integridad de las personas. La capital de nuestro país ha sido el
principal objetivo de numerosas denuncias por delitos sexuales según medicina
legal. acorde a los registros, más del 80% de las víctimas han sido mujeres y casi
el 16% protagonizado por hombres. De acuerdo con la policía existe más de un
65% de los delitos sexuales se han presentado en el transporte público, por lo
tanto, mientras las personas se trasladan de un lugar a otro en la ciudad, están
expuestas a ser víctimas objetivas de actos y conductas abusivas. 

Existen múltiples testigos, incluyéndome, que podemos decir y expresar el miedo


que nos inunda, muchas veces, al subir en el transporte público, donde hemos
sido acosados a nivel visual, verbal y muchas veces físico. No es un sentimiento
bonito el sentirse vulnerable e inseguro en un espacio público, en el cual se suben
todo tipo de personas y que usualmente uno no espera el acontecimiento de esas
situaciones incómodas que te hacen pensar una y otra vez, ¿que está mal con
esas personas? no lo sabemos, pero es seguro que no es un comportamiento
normal.

Para contrarrestar estas situaciones en el transporte público y en presencia de la


poca importancia que les dan las autoridades a estos hechos, muchas víctimas
han optado por comprar herramientas que sirvan para la defensa personal como
los teaser, gas pimienta, manoplas, navajas e incluso armas traumáticas, aunque
algunas de estas armas no sean legales, son portadas por civiles como método de
defensa ante estos enfermos mentales que abusan del espacio personal de las
personas.

Es puntual decir que se necesitan medidas urgentes para evitar el acoso en el


transporte usualmente concurrido por mujeres, hombres y niños; si es posible
concientizar a las personas que este tipo de situaciones son cero aceptables y
deberían ser rechazadas por todos los ciudadanos. El transporte público es de
gran importancia en nuestro país, cubre una necesidad para todos aquellos que no
tienen la capacidad de tener un vehículo propio, por lo tanto, debería ser un lugar
seguro y exento de actos y conductas sexuales no aptas en un espacio público tan
transcurrido.

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