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COMPRENSIÓN Y REDACCIÓN DE TEXTOS I

Ciclo 2020-AGOSTO

FUENTES PARA LA PRÁCTICA CALIFICADA 1

Fuente 1

Violencia contra la mujer: ¿Qué leyes existen y cómo se penaliza en el Perú?

Perú es el segundo país de América donde las mujeres han vivido mayor tasa de acoso sexual,
de acuerdo con estudios de Datum Internacional de 2018.

De enero a junio de 2019 ya se registran 204 tentativas y 84 feminicidios en el Perú. Solo en el


mes de enero se registraron más de 12 mil casos de violencia contra la mujer. ¿Cómo respalda la
ley a las víctimas y qué penas reciben los agresores?

Datos del MIMP indican que solo en enero de 2019 se registraron más de 12 mil
casos de violencia contra la mujer a través de los Centros de Emergencia Mujer a nivel nacional,
siendo las 3 principales formas la violencia psicológica, física y sexual respectivamente. Así, no
sorprende que el Perú sea el segundo país de América donde las mujeres han vivido mayor tasa
de acoso sexual, de acuerdo con estudios de Datum Internacional de 2018.

Aunque el hogar es uno de los lugares donde más se perpetúa la violencia, esta también se
presenta en otros espacios como en las calles y en el ambiente laboral. La huella que esta deja
en las mujeres no solo son físicas, sino también psicológicas afectando de manera directa su
desarrollo personal y profesional.

Las cifras son cada vez más preocupantes. La pregunta que surge es ¿cómo protegen las leyes a
las víctimas? El Estado peruano ha incorporado una serie de leyes y medidas con el fin de
prevenir actos de violencia, así como de respaldar a las víctimas y penalizar a los culpables.

Sobre violencia contra la mujer y el grupo familiar

La Ley 30364: “Ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y los
integrantes del grupo familiar” indica, entre varias medidas, que en un plazo máximo de 72
horas luego de la denuncia, el juzgado de familia debe evaluar el caso y resolver en audiencia
oral la emisión de las medidas de protección necesarias para luego remitir el caso a la Fiscalía
penal para iniciar el proceso.

Esta ley señala además que en caso de flagrante delito, la Policía Nacional del Perú debe
proceder a la inmediata detención del agresor, “incluso allanando su domicilio o el lugar donde
estén ocurriendo los hechos”.
Sobre acoso y hostigamiento sexual

La Ley 30314: “Ley para prevenir y sancionar el acoso sexual en espacios públicos” indica que
este incluye actos, comentarios e insinuaciones de carácter sexual, gestos obscenos, tocamientos
indebidos y exhibicionismo. Según Defensoría del Pueblo solo 20 de los 43 distritos de Lima
Metropolitana han establecido ordenanzas municipales que sancionan el acoso sexual callejero.

En el caso de la Municipalidad de Lima, establece multas por hasta 2 unidades impositivas


tributarias (UIT) que equivalen a 8,400 soles para personas o empresas que toleren el acoso
sexual y a quienes lo realicen en espacios públicos, establecimientos y obras en edificación.

La Ley N°27942: “Ley de Prevención y Sanción del Hostigamiento Sexual” hace hincapié en
aquellas producidas en las relaciones de autoridad o dependencia y  en el ambiente laboral. Aquí
se incluyen actos como promesas a cambio de favores sexuales, amenazas, uso de términos de
connotación sexual o sexista, acercamientos corporales, roces y trato ofensivo u hostil por el
rechazo de las conductas señaladas.

El Ministerio de Trabajo cuenta con el portal “Trabaja sin acoso” donde se ofrece orientación


sobre cómo detectarlo y actuar en estos casos. Aquí se resalta que no es necesario que el
hostigamiento ocurra solo en el lugar u horario de trabajo. No es necesario que el hostigamiento
sexual ocurra solo en el lugar u horario de trabajo. | 

Sobre feminicidio

Si hablamos de feminicidio, la forma más extrema de violencia contra la mujer, el MIMP


reporta que solo de enero a junio de 2019 ya se registran 84 feminicidios y 204 tentativas. El
año pasado el Congreso aprobó la Ley N° 30819, que establece modificaciones en siete artículos
del Código Penal para endurecer las penas en casos de violencia contra la mujer. Entre ellos, se
dio el aumento de la pena mínima por feminicidio (artículo 108-B), pasando de 15 a 20 años.

Además, la condena es no menor a 30 años si el feminicida incurre en agravantes como actuar
en estado de ebriedad o cuando la víctima sea menor de edad, adulta mayor o gestante. Se
aplica cadena perpetua cuando concurran dos o más circunstancias agravantes.

Otros puntos sobre violencia

En el caso del delito de lesiones leves (artículo 122), la misma Ley N° 30819 hizo una
reducción de 30 a 20 los días necesarios de descanso médico dados a la víctima como requisito
para aplicar la sanción penal que alcanza los 5 años de cárcel. De igual manera, se incorporó
que las lesiones pueden ser no solo contra la salud física sino también mental y se tipificó que la
víctima puede ser cónyuge, excónyuge, conviviente, ex conviviente o con quien se ha procreado
hijos.

Adicionalmente, a fines de 2017 se modificó el último párrafo del artículo 57 del Código Penal
con la Ley 30710 para que las penas de cárcel para los agresores de mujeres y de integrantes del
grupo familiar sean efectivas (cumplirse en la cárcel) y no suspendidas.
Shutterstock ( 23 de julio del 2019). Violencia contra la mujer: ¿Qué leyes existen y cómo se
penaliza en el Perú? Recuperado de https://rpp.pe/peru/actualidad/violencia-contra-la-mujer-
que-leyes-existen-y-como-se-penaliza-en-el-peru-noticia-1210473

Fuente 2

Día Internacional de la Mujer: El 13% de mujeres entre 18 y 34 años sufrió acoso sexual en el
último año

Encuesta realizada por Datum y la Red WIN traduce en cifras el drama de la violencia a nivel
mundial. En el Perú, el 16.3% de la población ha sido víctima de violencia física o psicológica, por
lo que ocupamos el puesto 13 en un ranking de 40 países.

La violencia contra la mujer es una realidad dramática e indignante en el mundo entero. Hoy, en
el Día Internacional de la Mujer, una encuesta global realizada por Datum y la Red WIN nos
confronta con cifras alarmantes que evidencian que aún hay mucho que hacer para desterrar el
maltrato y el acoso, y lograr una sociedad con equidad de género.

El trabajo –efectuado sobre una base de 30,890 casos en 40 países– revela que en el Perú, el 13%
de mujeres entre los 18 y 34 años han sido víctimas de acoso sexual en los últimos doce meses. En
ese mismo rango de edad, el 18.1% de mujeres reconoce haber sido objeto de violencia física o
psicológica. Sin embargo, este porcentaje se eleva a 20.2 en las mujeres que tienen entre 35 y 54
años.

Urpi Torrado, gerenta de Datum, afirmó que es preocupante que sean las mujeres más jóvenes las
que son acosadas y advirtió una relación directa entre ese hecho y la falta de equidad de género que
se percibe en diferentes ámbitos. Sobre este tema, el sondeo pone en evidencia que en nuestro país
la igualdad entre hombres y mujeres aún registra signos negativos. Hay un magro 9.9% de la
población que percibe equidad en los hogares, mas no en otros sectores como la política, el trabajo,
los espacios sociales y los medios. Ahí todavía tenemos trabajo pendiente.
El 13% de mujeres entre 18 y 34 años sufrió acoso sexual en el último año. (Perú21)
Quispe P. (8 de marzo del 2019) Día Internacional de la Mujer: El 13% de mujeres entre 18 y 34
años sufrió acoso sexual en el último año. Peru21. Recuperado de https://peru21.pe/peru/dia-
internacional-mujer-13-mujeres-18-34-anos-sufrio-acoso-sexual-ano-464366-noticia/

Fuente 3 NO
Penalizar el acoso sexual en espacios públicos en el marco de la Ley Nº 30314 y su agravante
cuando la víctima es menor de 14 años

El acoso sexual callejero o acoso sexual en espacios públicos, denominación que se ha dado según
corresponda en diferentes países, con la finalidad de prevenir y sancionar estos actos, que muchas
veces las víctimas son mujeres adolescentes y que transitan solas en cualquier espacio de acceso al
público, como por ejemplo: medios de transporte masivo, parques, plazuelas, centros comerciales,
calles, etc. Lugar en donde una persona debe transitar de manera libre y sin ningún temor, vestida
de la manera en la que uno se sienta más cómodo. En ese sentido nuestro país en el año 2015
promulgó la ley N° 30314 Ley para Prevenir y Sancionar el Acoso Sexual en Espacios Públicos,
dando facultades a las Municipalidades ya sea Distritales y Provinciales que mediante Ordenanzas
Municipales designe a las Gerencias de Seguridad Ciudadana establezca el protocolo de atención a
las personas que son víctimas y sancione este tipo de actos. Muchas Municipalidades, y dentro de
ellas la Municipalidad Provincial de Cajamarca aprueba el 10 de Octubre de 2016 la Ordenanza
Municipal N° 581 CMPC, "Ordenanza Municipal que previene, prohíbe y sanciona el acoso sexual
callejero, ejercido en contra de las personas que se encuentren en un espacio público y/o transiten
por establecimientos comerciales y/o obras en edificación". En donde la sanción impuesta llega
hasta 1 UIT dependiendo la gravedad del acoso sexual realizado. Esto no es más que solamente una
sanción administrativa que no protege a la víctima y deja impune al autor de estos hechos. Los
derechos constitucionales vulnerados en este tipo de actos realizados son la dignidad de la persona
humana, el libre tránsito, su integridad física y moral. Por lo que la protección a estos derechos se
debe realizar por las vías correspondientes, siendo el derecho penal el único medio que nos permite
erradicar el acoso sexual en espacios públicos, pues porque desde la promulgación de la
mencionada ley hasta la actualidad ésta no ha cumplido con su finalidad.

Rojas W. (2018). El acoso sexual en espacios públicos en el marco de la Ley Nº 30314 y su


agravante cuando la víctima es menor de 14 años. Recuperado de
http://publicaciones.usanpedro.edu.pe/handle/USANPEDRO/9833

Fuente 4
Lea la primera condena efectiva por acoso sexual [Exp. 00958-2019-4-0901-JR-PE-11

Con fecha 12 de febrero de 2019 el Ministerio Público formaliza la Investigación Preparatoria


seguida contra Alex Manuel Álvarez Silvera. A él se le atribuye ser autor de la comisión del delito
contra la libertad, en la modalidad de violación de la libertad sexual – sub tipo de Acoso Sexual,
respecto a los hechos suscitados los días 25, 26 y 27 de septiembre de 2018, en el que vigiló,
persiguió, hostigó, y asedió a la menor agraviada de 16 años con las iniciales F.L.L.V. sin su
consentimiento, lo cual lo realizaba vía mensajes y llamadas enviadas por el aplicativo de Whats
App del celular manipulado por el investigado. Estos actos que tuvieron la finalidad de establecer
contacto con la agraviada pues buscaba verla y encontrarse con ella para llevar a cabo actos de
connotación sexual, amenazándola con imprimir una foto en el que la menor muestra sus pechos
(senos) y botarlo en el colegio de la menor para que todos la conozcan como la perra de Monserrat,
siendo que también la amenazaba con matarla “y ser así el asesino que tanto quería ser”, en caso
que ella no cumpliera con acceder a tener un encuentro con él.

La menor agraviada de iniciales F.L.L.V. (16), refiere que Alex Manuel Álvarez Silvera (19), con
quien había mantenido una relación de enamorados por el tiempo de diez meses en el año 2016 y
parte del 2017, desde el mes de julio del 2018 la llamó de un teléfono público y le decía que quería
verla, insultándola y amenazándola con matar a su mamá (Madelaine Velásquez Cahuana),
profiriéndole además cosas obscenas de su persona, mandándole fotos de ella, y que al no acceder a
encontrarse, el denunciado iba al colegio de la menor agraviada y la cogía del brazo, lastimándola,
cogía sus lentes y la amenazaba que si no se iba con él, rompería sus lentes, amenazándola con
romper las lunas de su casa, que si no salía le cortaría su rostro, y que ande con cuidado por las
calles porque en cualquier momento le haría daño, le decía que la iba a matar y que personas como
ella no merecían vivir, diciéndole que era una basura, una perra y que había salido igual que su
madre, y también la amenazaba con que si lo bloqueaba iba a imprimir las fotos de la menor
agraviada y esparcirlas por todo su colegio para que quedara como la perra de Monserrate. Siendo
que una vez, cuando el denunciado llamó a la agraviada, ella ante tanta insistencia contestó la
videollamada, siendo que el denunciado la obligó a mostrar sus pechos, por lo que la agraviada
accedió y el investigado también le mostró su miembro viril, siendo esto aprovechado por el
investigado para realizar una captura de la pantalla de su celular y grabar los pechos de la menor
agraviada, foto esta que mandó la madre de la menor agraviada vía Facebook Messenger con el
mensaje de “Su hija no es virgen desde el febrero del 2017 si no me cree hágale una prueba
toxicológica por los dos lados”. Razón por la cual, la menor agraviada desde el 24.09.2018 ha
dejado de asistir a su colegio pues tiene miedo de encontrarse con el investigado, de que se acerque
y cumpla con sus amenazas.

Pacheco D. ( 21 de setiembre del 2019). Lea la primera condena efectiva por acoso sexual. Pasión
por el Derecho. Recuperado en https://lpderecho.pe/lea-primera-sentencia-condenatoria-por-acoso-
sexual-exp-00958-2019-4-0901-jr-pe-11/

Fuente 5 NO

La violencia invisible: acoso sexual callejero en Lima metropolitana


Llamamos acoso sexual callejero a un conjunto de prácticas cotidianas, como frases, gestos,
silbidos, sonidos de besos, tocamientos, masturbación pública, exhibicionismo, seguimientos (a pie
o en auto), entre otras, con un manifiesto carácter sexual. Estas prácticas revelan relaciones de
poder entre géneros, pues son realizadas sobre todo por hombres y recaen fundamentalmente sobre
mujeres, en la mayoría de casos desconocidas para ellos. Las realizan hombres solos o en grupo.
No se trata de una relación consentida, sino de la imposición de los deseos de uno (s) por sobre los
de la(s) otra(s). Se realizan en la vía pública o en (desde) el transporte público o privado, de manera
rápida e intempestiva. Pese a tener impactos en la libertad sexual y el derecho al libre tránsito, estas
prácticas han sido normalizadas y hasta justificadas en nuestra sociedad. La investigación en curso
tiene como fuentes de información la encuesta de roles de género del Instituto de Opinión Pública
de la PUCP, entrevistas a hombres y mujeres de diversas edades y clases sociales, testimonios
reportados a través de: una plataforma virtual (DATEA), la página de Facebook del proyecto
Paremos el acoso callejero- Observatorio Virtual y el blog del mismo proyecto. En estos momentos,
además, venimos realizando un trabajo de campo de observación en distintas zonas de Lima. Se
realizaron 40 entrevistas a mujeres residentes en el departamento de Lima de entre 18 y 58 años, de
diversas clases sociales, ocupaciones y niveles educativos. La mayoría de ellas se situaba entre los
18 a 25 años, grupo que, como veremos más adelante, es el más afectado por estas prácticas. Se
realizaron 15 entrevistas a hombres residentes en Lima de entre 20 y 59 años, de diversas clases
sociales, ocupaciones y niveles educativos. Las entrevistas a hombres buscaron conocer las
motivaciones masculinas para realizar algunas de las prácticas conocidas como acoso sexual
callejero y sus percepciones sobre estas.
Desde ese momento, hasta la actualidad, hemos recibido 780 reportes de mujeres, principalmente
de Lima, que narran experiencias recientes y lejanas de tocamientos, lenguaje sexual agresivo,
masturbación pública, entre otras. Si bien los datos recogidos por este medio no puede considerarse
representativos en términos numéricos, han permitido acercarnos a testimonios de diverso tipo,
escritos en muchos casos a pocas horas de ocurridos los hechos, lo que permite recoger no solo
historias sino aspectos emocionales (cómo se sentían las afectadas al respecto).

Género y espacio público. En los últimos años hemos presenciado y experimentado mejoras en las
condiciones de vida de las mujeres en las ciudades: incremento de sus niveles educativos, ingreso
masivo al mercado laboral, mayor participación en el ámbito de la política, entre muchos otros
temas. Sin embargo, a la par podemos encontrar una incidencia elevada de violencia contra la
mujer en diversos ámbitos: la familia, la escuela, el trabajo y, para entrar al tema de nuestro interés,
la calle. Entre los ámbitos mencionados, la calle, por lo general, permanece como el ámbito “no
conquistado” y no necesariamente por falta de presencia femenina: como afirma Tovar (2007). El
papel de las mujeres latinoamericanas en la subsistencia dentro de la economía informal en el siglo
XIX o a comienzos del XX ha permitido que realicen gran cantidad de labores fuera del hogar. Pese
a ello, el acoso sexual en lugares públicos sigue siendo una práctica cotidiana de hombres extraños
hacia mujeres tan frecuente que ha sido normalizada por ambos. Las mujeres temen recorrer ciertas
zonas y a ciertas horas del día, lo cual muestra que “La ciudad continua estratificada y segregada
alrededor del género, donde a los hombres se les permite mayores privilegios que refuerzan el
acceso diferencial a los recursos, el conocimiento y el poder” (Tovar, 2007, p. 110). Las ciudades
no son iguales para las mujeres y los hombres, sino que el espacio público parece ajeno a ellas y
que tiene impactos concretos en sus vidas: "El temor de las mujeres a transitar libremente por la
ciudad produce una suerte de “extrañamiento” respecto del espacio en que circulan, al uso y
disfrute del mismo. En tales circunstancias, algunas mujeres desarrollan estrategias individuales o
colectivas que les permiten superar los obstáculos para usar las ciudades y participar de la vida
social, laboral o política. En otros casos, simplemente se produce un proceso de retraimiento del
espacio público, el cual se vive como amenazante, llegando incluso hasta el abandono del mismo,
con el consiguiente empobrecimiento personal y social" (Falú 2009). La reproducción de prácticas
de acoso callejero a mujeres puede ser explicada a través de los conceptos de patriarcalismo y
machismo. Tomando como referencia a McDowell, definimos patriarcado como: “… aquel sistema
que estructura la parte masculina de la sociedad como un grupo superior al que forma la parte
femenina, y dota al primero de autoridad sobre el segundo. Las sociedades industriales avanzadas
presentan numerosas formas de estructurar y reforzar la superioridad y el control de los hombres
sobre las mujeres; por ejemplo, a través del ordenamiento jurídico, de los impuestos, del sistema de
seguridad social y del comportamiento cotidiano” (McDowell 32- 33). Por su parte, Matos (2004)
destaca que el patriarcalismo no incluye solo la dominación sino también la protección y reafirma
la importancia de este rasgo en el patriarcalismo latinoamericano: sin negar la dominación, es este
aspecto protectivo el que nos parece que expresa importantes rasgos del sistema de relaciones de
género en América Latina. El patriarcalismo se caracteriza no solo por el otorgamiento de una
deferencia hacia el varón sino por la representación del hombre como jefe, conductor y protector de
la familia. (Matos, 2004, p. 60). El machismo, por su parte, es el culto a la virilidad. Las
características principales de este culto son la agresividad e intransigencia exageradas en las
relaciones de hombre a hombre, y arrogancia y agresión sexual en las relaciones de hombre a mujer
(STEVENS 1997). Patriarcalismo y machismo son conceptos complementarios para el tema que
tratamos, pues, como veremos la violencia de unos hombres desconocidos en la calle, justifica el
poder y protección de hombres conocidos por estas mujeres. A partir del trabajo de campo de
observación hemos podido observar también otras formas en que se da la apropiación masculina
del espacio: los hombres orinan la ciudad, la escupen frente a otras personas. Caminar por la ciudad
ha significado para mí y para quien me asiste en la investigación tener que voltear la vista en más
de una ocasión pues había hombres con el pene afuera, orinando. Los hombres juegan cartas en la
calle mientras que las mujeres que están asentadas en la calle están trabajando como ambulantes.
No se detienen demasiado con fines lúdicos. Sin embargo, los temas a los que prestaremos atención
en este artículo son a aquellas interacciones hombre mujer en la calle, con una carga sexual y no
deseadas por las mujeres entrevistadas.
Invasión del espacio personal, Goffman (1971) define el espacio personal como "el espacio en
torno a un individuo, en cualquier punto dentro del cual la entrada de otro hace que el individuo se
sienta víctima de una intrusión, lo que le lleva a manifestar desagrado y, a veces, a retirarse". En la
experiencia de la calle, en sociedades con una profunda marca patriarcal y machista, es el espacio
personal femenino el que es quebrantado más frecuentemente de diversas formas y por extraños.
Desde susurros al oído al pasar, hombres que se acercan más de lo debido “metiendo la cara”
cuando una mujer pasa”, miradas intrusivas y persistentes, comentarios sobre el cuerpo y cara de
las mujeres e inclusive tocamientos. “De esos comentarios que te hacen en voz baja como para que
dudes de lo que has escuchado, pero que en realidad son una tremenda obscenidad” (reporte Datea-
usuaria lilichib).
A pesar de que este acoso es un componente cotidiano en las interacciones en la ciudad y que afecta
a una gran cantidad de la población, la brevedad de la duración y la forma velada en la que muchas
veces se presenta hacen que esta práctica sea aparentemente intangible (Gaytán 2007). Los
resultados de la encuesta del IOP muestran una mayor incidencia de estas prácticas en Lima y
Callao que en otros ámbitos del país, lo cual revela su carácter fundamentalmente urbano. A partir
del reporte de casos en la plataforma DATEA, de los testimonios publicados por lectoras de la
página, de las entrevistas realizadas y de la propia experiencia personal, encontramos que no hay
zonas específicas de la ciudad a las cuales se restrinjan estos fenómenos: pueden ocurrir en la
puerta de la casa de la afectada (sea del distrito que sea), desde un bus en movimiento, en calles
repletas de gente o en calles vacías, en zonas iluminadas o no iluminadas, de día o de noche. Basta
la presencia de un hombre y una mujer para que exista la posibilidad de que suceda. Sin embargo,
efectivamente se han reportado más casos en zonas donde hay una gran cantidad de hombres, o que
son frecuentadas sobre todo por hombres: paraderos de taxis estacionados, construcciones o zonas
donde se realizan obras públicas; zonas de venta de productos para autos, ferreterías, estadios. A
nivel de percepciones, para las entrevistadas cualquier zona donde haya hombres en grupo frente a
alguna mujer sola es también percibida por una zona potencial de riesgo para las mujeres. Vale la
pena preguntarse, hasta qué punto esas zonas frecuentadas sobre todo por hombres, se mantienen
así precisamente a raíz de las prácticas de acoso callejero que desincentivan la presencia femenina.
Se trata de un fenómeno que se mueve con los actores involucrados, aunque algunas prácticas están
más asociadas a unas circunstancias que a otras: los tocamientos, por ejemplo, suelen ocurrir más
en buses o combis, aprovechando que estos van llenos en horas punta. Calles llenas de gente,
pueden ser aprovechas también para tocar o decir algo sexualmente agresivo a una mujer y
desaparecer rápidamente entre la multitud. El resto de prácticas como silbidos, comentarios sobre
el cuerpo o cara de las mujeres o miradas persistentes e intrusivas suelen realizarse frente a otros,
sin necesidad si quiera de intentar camuflarse. Que estas prácticas se realicen sin problemas frente a
otros, es una muestra de lo naturalizadas y permitidas que están en nuestra sociedad. Con relación a
la edad, el segmento más joven de mujeres encuestadas (18-29 años) el más afectado. A partir de
las entrevistas, grupos focales y testimonios en nuestra plataforma DATEA podemos afirmar estas
prácticas se focalizan sobre todo en mujeres jóvenes, sobre todo adolescentes, aunque pueden
seguir ocurriendo a lo largo de su vida adulta. Además, las prácticas más reportadas en este grupo
han sido aquellas que se encuentran fuera de los márgenes legales y que son a la vez más aceptadas
socialmente: silbidos, miradas persistentes e incómodas y ruidos de besos; es decir, existe un
aprovechamiento (no necesariamente consciente) de la desprotección legal.

La confrontación es inusual. En aquellos casos de mujeres que dicen que suelen contestar a los
hombres o que lo han hecho alguna vez, usualmente fue en casos donde consideraron que la ofensa
fue extrema: lenguaje sexual en extremo agresivo. La respuesta común es gritarles, llamar a un
policía y en un caso la afectada golpeó a su agresor. En términos más amplios y bajo un enfoque de
ciudadanía, consideramos que estos actos quiebran el entramado social, pues generan desconfianza
en otros conciudadanos y en las autoridades que se ven imposibilitadas o incapacitadas de
responder a las demandas de protección de las mujeres, esto debido a que las características de
estas prácticas las hacen difíciles de probar y por ello de someter a sanciones. Adicionalmente, en
muchos de los casos encontrados fue personal de seguridad privada o pública (serenazgo o policías)
quienes realizaron estas prácticas, lo cual genera en las mujeres una sensación mayor de
desprotección. En casos en las mujeres que decidieron establecer una queja, ya sea a nivel formal o
simplemente compartir la desazón de lo que les pasó con otras personas, fueron responsabilizadas
de estos hechos, usando como justificación las prendas de vestir que usaban o el hecho de que
caminaran solas (solas, como sinónimo de “sin la compañía de un hombre”). Es en este sentido que
se entrelazan conceptos como espacio público, patriarcalismo y machismo, habida cuenta de la
fragmentación de estos espacios con el gran soporte de prácticas machistas, en las cuales la mujer
es vista como un objeto sobre el cual se puede hablar en voz alta e inclusive tocar, sin derecho a
réplica. Por otra parte, el modelo patriarcal se ve fortalecido al ser los hombres también los
principales protectores y garantes de estas mujeres cuando se desplazan por las calles. La ciudad,
desigual en muchos aspectos, se mantiene así como un espacio en el que las mujeres, en su gran
mayoría, se sienten ajenas y se desplazan por ella, como quien se desplaza por territorio minado.
Adaptado de Vallejo E. (2013). La violencia invisible: acoso sexual callejero en Lima
metropolitana. Recuperado de https://www.ocac.cl/wp-content/uploads/2015/01/E.-Vallejo-Rivera-
La-violencia-invisible-acoso-sexual-callejero-en-Lima-metropolitana.pdf

Fuentes adicionales:

Enviar mensajes con carácter pornográfico no constituye delito [R.N. 1915-2013, Lima].
Recuperado de https://lpderecho.pe/enviar-mensajes-caracter-pornografico-no-constituye-delito-r-
n-1915-2013-lima/
Acoso sexual en los espacios públicos percibido por las mujeres que laboran en la
Municipalidad de la provincia de Sihuas, periodo febrero 2019. Recuperado de

http://repositorio.uigv.edu.pe/handle/20.500.11818/4425

Hombres también sufren violencia física y hostigamiento sexual. Recuperado de


https://www.youtube.com/watch?v=YVQO4owbBAE

Hora punta: el acoso sexual callejero contra las mujeres Recuperado

https://www.youtube.com/watch?v=vzoXP0DdmAg

San Borja: Joven sufrió acoso sexual en el metro de Lima. Recuperado de

https://www.youtube.com/watch?v=hJX3XSbx0EM

El acoso sexual en espacios públicos es un tipo de violencia sancionado. Recuperado de


https://www.defensoria.gob.pe/deunavezportodas/infografias/el-acoso-sexual-en-espacios-
publicos-es-un-tipo-de-violencia-sancionado/

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