Conceptos fundamentales del
Psicoanálisis: El concepto de
Pulsión según Lacan
Comenzamos con esta clase que está
dedicada a la pulsión desde la perspectiva
de Lacan. Pero en primera instancia les
decía que en la página 204 del libro de “Los
cuatro conceptos fundamentales del
Psicoanálisis” es el momento donde él va a
hablar de la laminilla.
Él va a mencionar la laminilla como un
mito que él inventa, que va a ser diferente
al mito que triunfó en occidente, que es el
mito del andrógino.
Ustedes recuerdan que en el Banquete de
Platón todos los comensales tienen que
hacer un elogio al partenaire que está
sentado al lado y en determinado momento
hay un cambio en la consigna y hablan
sobre el amor. En un momento le toca a
Aristófanes plantear una teoría sobre el
amor. Cada uno de ellos plantea qué
entiende por el amor. Aristófanes lo que va
a plantear es que en un principio había
machos, hembras y andróginos. Los
andróginos eran una conjunción de un
macho y una hembra, decía que eran seres
completos que tenían dos cabezas, 8
extremidades, cuando estaban apurados
caminaban dados vuelta y llegaban más
rápido. Se sintieron muy poderosas estas
figuras, tan poderosas que desafiaron a
Zeus y Zeus decidió, para quitarles poder,
dividirlas por la mitad. Dice, así como se
divide al huevo por una crin se divide al
andrógino en dos. Entonces explica que a
partir de esa división cada uno busca la
mitad que le falta y así él define el amor:
buscar la parte que a uno le falta para
volver a esta pretendida completitud perdida
por este efecto de castración, de corte de esa
completitud.
Lacan dice que este mito triunfó en
occidente. Nos podemos preguntar por qué
este mito triunfó en occidente, qué razones
socioculturales y estructurales hicieron que
triunfe en occidente. Y una de las razones
que podemos utilizar es que el mito del
andrógino tiene la misma lógica y la misma
estructura que la Metáfora Paterna.
Cuando vimos la Metáfora Paterna habíamos
visto que el resultado de la inscripción del
Nombre del Padre, de la sustitución del deseo
de la madre por el Nombre del Padre era el
hijo adviniendo como falo de la madre. Es
decir que el resultado de la Metáfora Paterna
también supone la ilusión de que alguien
puede colmar la falta en Otro. El hijo puede
colmar la carencia fálica de la madre. Sobre
ese lugar estructural original de ser el falo de
la madre operó la castración.
Vamos a pensar un primer tiempo mítico
lógico:
Madre-falta-hijo: acá podemos ubicar cómo
de dos hacen uno. Este lugar constitutivo
también lo llamamos el lugar del Yo Ideal, el
lugar donde se constituye el Yo.
En un segundo tiempo lógico se produce la
castración. La función del padre que le dice
al hijo: no te acostarás con tu madre, y a la
madre: no reintegrarás tu producto.
Y dijimos que recién en el tercer tiempo se
produce el tiempo del padre simbólico
porque en el segundo tiempo es un padre que
es la ley no que transmite la ley.
Se barra a la madre, se barra al hijo =
castración simbólica y cae un resto que es el
objeto a. Una de las definiciones del objeto a
1
para lo que estoy explicando sería que es el
resto de la constitución del sujeto en el
campo del Otro. Que haya un resto quiere
decir que nadie puede colmar la falta en el
Otro, es una ilusión la de la Metáfora
Paterna. La Metáfora Paterna sería 4/2, no
habría resto. Es decir que el Otro encajaría
exactamente el mismo número de veces de
lo que al Otro le falta. Esa sería la ficción
estructural que nos constituye.
La verdad de estructura es que no cierra,
hay un resto, la verdad estructural sería
sería: 5/2. Es imposible que el sujeto colme
la falta en el Otro. Por eso el objeto a es
aquello que cae como resto de la
constitución del sujeto en el campo del
Otro. A partir de ese momento la madre ya
no es toda, queda barrada y el hijo también
queda dividido. Si lo ponemos en la
escritura de Lacan, el Otro quedaría barrado
y el sujeto quedaría dividido.
Cuando sostenemos esa ilusión de que el
hijo puede ser el falo de la madre al Otro lo
hacemos completo y el hijo colma esa falta,
esa carencia fálica.
Habíamos dicho que esto le da un ser al
sujeto sosteniendo al Otro, eso ya desde la
perspectiva de la alienación. Aquí lo estoy
pensando desde la perspectiva del Edipo.
Entonces, yo les estoy explicando por qué
este mito del andrógino triunfó en
occidente, porque da en la tecla con la
constitución del sujeto en términos de la e
En este lugar les dije se constituye el Yo
Ideal. Cuando opera la castración simbólica
Freud se pregunta ¿A dónde va a parar este
estado primario de Yo Ideal, de narcisismo
primario? Y se responde: A la nueva forma
del Ideal del Yo. Es decir, el Ideal del Yo es
heredero del Yo Ideal, pero ya operó la
castración simbólica. Se escribe así porque es
el ideal de la cultura en la cual el sujeto está
inserto, por eso el Otro aquí apunta a la
cultura. Pero lo interesante es que cuando
uno persigue los ideales, la relación al Otro
es con Otro completo, está ilusionado con la
completitud del Otro, no está en juego la
castración. A tal punto no está en juego la
castración que una persona cuando está
enamorada, al Otro lo ubica en un lugar
idealizado. Ese lugar idealizado obtura la
castración justamente.
Pero quería comentarles para que articulen
conceptos que este estado primero de Yo
Ideal, el hijo colmando la carencia fálica de
la madre, cuando opera la castración aparece
como heredero del Ideal del Yo. Esa es la
frasecita de Freud ¿adónde va a parar ese
narcisismo primario? Dice textualmente así:
a la nueva forma del Ideal del Yo.
Cuando enseñaba esto hace muchos años
decía el Ideal del Yo entonces es el Yo ideal.
Claro, no decimos que el concepto es el
mismo, pero detrás de todos los ideales que
perseguimos creemos en la ilusión de que
vamos a recuperar este estado mítico inicial.
Alumno: - ¿El Ideal del Yo es como
despersonalizado?
EGD: - En el Yo Ideal es como que colmás la
carencia fálica de la madre, en el Ideal del
Yo está en juego la cultura, ya operó la
castración y ya tenés ciertos emblemas que
estás siguiendo. Pero la raigambre narcisista
del Ideal es que vos crees que cuando
cumplís con un ideal te completaste, y
entonces estás condenado a la frustración
porque siempre te va a decir “y esto no era, y
esto no era, y esto tampoco, …” y se va
desplazando.
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Ustedes ahora tienen el ideal de recibirse.
Uy por fin llego, soy Psicólogo. Esa
distancia está llena de deseo, en el sentido
de que uno imagina que cuando llega al
Ideal se va a completar. Esa es la ficción del
Ideal del Yo que cree que va a recuperar el
estado mítico de completitud.
Alumno: - ¿Ese deseo sería el deseo del
Otro?
EGD: - Siempre el deseo es el deseo del
Otro. Porque los ideales te vienen del Otro,
por eso les decía, depende de la cultura en
la que estás van a cambiar los Ideales.
Ahora, llegaste hasta acá, porque es una
trampa seguir el deseo con los ideales, hay
un estado de exaltación maníaca y después
de depresión, de bajón, porque cumpliste
con el objetivo y decís ¿“y ahora qué?”
Entonces volvés al principio y te sentís una
cucaracha en relación al nuevo Ideal de ser
un psicoanalista por ejemplo. Pero quería
decirles esto, que es una trampa que el
deseo se amarre a ideales porque si se
amarra a ideales si bien motoriza, por otro
lado, está condenado a la insatisfacción
porque siempre que lleguemos a cumplir
con esos ideales cumplimos pero nos
sentimos vacíos, nos quedamos sin deseo.
No es malo que el sujeto tenga proyectos.
Los famosos proyectos tienen que ver con
los Ideales del Yo y hay una declinación
muy grande dijimos del Nombre del Padre
del deseo-Ley y una de las consecuencias es
la devaluación del deseo. Y encontramos
hoy en día muchas dificultades para que la
gente tenga proyectos. Tan importante es
que la gente tenga proyectos que en una
oportunidad en una charla sobre SIDA
invité en la Kennedy, hace muchos años, a
un seminario dedicado a las patologías
actuales a Pedro Cahn de la Fundación
Huésped, vino el Psicoanalista Sinay. Él no
pudo venir y vino un psicoanalista que
trabajaba en la Fundación y nos contaba su
experiencia clínica respecto a la relación de
los sujetos a los proyectos. Y decía que
alguien que no tenía proyectos, estaba como
deprimido, medio melancolizado, se enteraba
del diagnóstico de ser positivo y al poco
tiempo moría. En cambio tenía pacientes que
tenían proyectos, ganas de vivir y hacía 10
años que los estaba atendiendo. Esto es
válido para cualquier patología, incluso para
el cáncer.
Entonces es muy importante tener proyectos.
El deseo se relaciona con los proyectos. El
tema es relativizarlo, no crean que cuando
uno cumplió con los ideales ya está, es
Gardel. Se trata de un trabajo continuo.
Me acuerdo de un cuento Zen que tiene que
ver con la sabiduría de ellos en relación a
esta cuestión de la trampa de los ideales,
donde había un señor que quería reunirse con
un maestro que estaba en el Himalaya que
tenía el secreto de la vida. Entonces en
función de ese ideal de reunirse con ese
maestro durante muchos años ahorró, hizo
muchas cosas, trabajó en distintas cosas para
juntar dinero, inventaba recursos para hacer
ese viaje tan difícil para él. Finalmente luego
de muchos años logra ir y se reúne con este
maestro en el Himalaya y le dice:
- “Maestro me han dicho que usted tiene la
respuesta sobre el sentido de la vida”
Entonces el maestro le dice:
-“Sí, sí, la tengo”
- “¿Qué es la vida?”
- “La vida es como un río que fluye”
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-“ Y yo me la pasé 10 años ahorrando para
que usted me diga esta pelotudez?”
Se enoja, le agarra un ataque de odio, me la
pasé haciendo esto y aquello.
Y el maestro le dice:
- “¿No fluyó?”
Se trataba de eso, el acento estaba en el
camino. Eso es lo que enseñan en el Zen, no
estaba en el objetivo a lograr. Eso es muy
occidental, bien de empresa americana,
vamos a ponernos objetivos a cumplir. Y
ellos dicen se trata del recorrido, del trabajo
en relación al deseo.
Bueno les hago toda esta introducción al
tema porque lo que les estaba explicando
era el mito del andrógino, por qué Lacan se
plantea que en realidad triunfó en occidente
y mi hipótesis es que la lógica del
andrógino es la misma que la del mito del
Edipo. Es lo mismo creer que hay dos
mitades que pueden completarse, que es el
mito del andrógino, a creer que el hijo
puede ser el falo de la madre, o que alguien
puede colmar la falta en alguien.
Esta es otra de las argumentaciones por la
cual Lacan va a decir “No hay relación
sexual”. De dos jamás se va a hacer uno,
pero hay una ilusión que subyace en cada
encuentro: “voy a encontrarme con mi
media naranja, por fin vamos a ser uno”.
Después vienen los reclamos. Cuanto más
se cree en eso más desilusión: “Me
engañaste” No, te engañaste, el Otro no te
engaña, uno solo necesita engañarse.
Esto en relación a esta primera parte que
sería el mito del andrógino y por qué Lacan
dice que triunfó en occidente.
Ahora, él va a decir: yo voy a inventar otro
mito diferente. Esto lo dice en el Seminario
11, lo pueden encontrar ahí o en un escrito
que se llama “Posición del Inconsciente”.
Entonces va a decir: ¿qué se puede hacer con
un huevo? Se puede partir en dos, juega con
la palabra homellette, hombreleta, dice: se
puede constituir el sujeto y hay como un
resto que va a empezar a llamar laminilla, lo
va a llamar como un órgano irreal, pero por
ser irreal no quiere decir que no tenga
consecuencias y eficacia. Y ni más ni menos
se va a referir cuando habla de la laminilla
como órgano irreal a la libido. Va decir que
esto es la libido.
Entonces después vamos a ver cuando
veamos pulsión, que se parte sin sujeto, se
bordea el objeto y al retornar se constituye el
sujeto.
Digamos que este mito de la laminilla Lacan
lo va a proponer para pensar algo
lógicamente anterior al complejo de Edipo y
a la castración simbólica, va a tener que ver
con la entrada del sujeto en el lenguaje. Esto
Lacan lo va a llamar privación y se relaciona
con lo real.
Somos seres parlantes y estamos atravesados
por el lenguaje, y a esto lo va a llamar
privación real para diferenciarlo de la
castración simbólica que es la castración
edípica.
Miller llama, a lo que Lacan llama privación
real, castración primaria, y a la castración
edípica o simbólica la llama castración
secundaria.
Va a decir que el látigo del significante,
vamos a llamarlo S1, produce una pérdida
absoluta del goce de todo el cuerpo. Por eso
en algún momento se va a preguntar cómo
goza una planta, cómo gozan aquellos seres
4
que no están dentro del lenguaje. Pero para
los seres parlantes nos está vedada la
posibilidad de gozar de todo el cuerpo, lo
que nos va a quedar son zonas erógenas
para gozar y ahí están las famosas
pulsiones.
Entonces vamos a decir que por efecto de
esta entrada en el lenguaje existe la
laminilla como libido, como órgano irreal,
y a partir de este momento de privación real
esta libido parte sin sujeto, se dirige al Otro,
se encuentra con un punto real del Otro, con
su deseo, su cuerpo, y al retornar se
constituye el sujeto.
El movimiento de la pulsión que parte sin
sujeto, esto Lacan lo llama sujeto acéfalo de
la pulsión, es un intento de recuperar el
goce perdido por el lenguaje. Es decir, esa
es una de las razones por las cuales el
objeto a, cuando nos referimos a
satisfacción pulsional, se denomina plus de
goce. ¿Por qué es plus de goce? Porque es
un intento de recuperar el goce perdido.
Porque hay un goce en menos por el
lenguaje, el movimiento pulsional intenta
recuperar ese goce perdido. También es una
de las causas por las cuales podemos
entender por qué es una energía constante la
pulsión: energía constante que intenta
recuperar goce.
Lo que ocurre es que este S1, como el
látigo del significante sobre el cuerpo,
siempre se articula al objeto a como plus de
goce e insiste a lo largo del movimiento
pulsional. Estoy hablando de lo que Lacan
llama la relación del S1 con el objeto a.
Este significante que lo denomina
significante fálico porque proviene de la
cultura, del lenguaje, insiste siempre
articulado con el objeto a como plus de
goce. Ese Uno repetitivo que es el lenguaje
es lo que Freud llama pulsión de muerte. La
pulsión de muerte tiene que ver con el
lenguaje.
Les recomiendo un libro de un amigo mío
que me resultó muy claro sobre este tema
donde articula a Freud con Lacan, se llama
Marcelo Barros y el libro “La pulsión de
muerte, el lenguaje y el sujeto”.
Si lo quieren relacionar con Freud recuerden
que denomina en la segunda tópica al Ello
como lo pulsional. El Ello es el nombre que
Freud acuña para las pulsiones, se refiere al
goce pulsional, a la satisfacción pulsional.
Freud cuando al Superyó no lo ve del lado de
la Ley sino del lado del goce dice: el Superyó
es abogado del Ello, es decir, trabajan juntos.
Ahí pueden tener un antecedente en Freud de
la relación que establece Lacan entre el Ello,
el objeto a como satisfacción pulsional y
estos mandatos obscenos, feroces, insensatos
del Superyó que tienen que ver con estos
látigos del significante que atormentan al
sujeto: ‘el deber ser’, ‘el deber tener’, ‘el
deber hacer’.
Lacan dice, el Superyó ordena gozar y al Yo
no le queda otra que decir “Oigo”. Ahora si
el Yo cumple a rajatabla con el ‘ordena
gozar’ del Superyó, en el horizonte es la
muerte.
¿Freud cómo se da cuenta del Superyó? A
partir de escuchar las voces en las psicosis se
da cuenta que esas voces que escucha el
psicótico en lo real, el neurótico las tiene
internalizadas como mandatos. Y les decía
que si de algo hay que curarse es del
Superyó, de estos imperativos. Fíjense que
Freud lo relaciona con los imperativos
categóricos de Kant.
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Entonces este S1 que tiene que ver con el
lenguaje que produjo la pérdida del goce de
todo el cuerpo y del que hay un resto que es
esta laminilla como libido, este órgano
irreal, al comenzar el recorrido de la
pulsión se dirige al Otro, se encuentra con
el cuerpo del Otro, con el deseo del Otro y
al retornar se constituye el sujeto.
Esto lo vamos a ver después cuando
veamos el desmontaje de la pulsión y la
pulsión parcial.
Es un momento mítico que inventa Lacan
para pensar la constitución del sujeto en
relación al lenguaje. Es una privación real
que padecemos todos por ser seres
parlantes. No estamos hablando aún del
Padre. Lo que pasa es que allí donde el
lenguaje nos privó, la neurosis inventa un
Padre que nos castró, pero más allá del
Padre estamos privados por el lenguaje.
El Edipo es un fantasma del neurótico, es
un mito. Por ser mítico no es menos eficaz,
pero no deja de ser un mito. Entonces es la
invención de que el lenguaje nos privó y le
echamos la culpa a un Padre que nos castró.
Alumno: - No entiendo de qué estamos
privados
EGD: - Del goce de todo el cuerpo.
Alumno: - ¿El lenguaje nos priva de ese
goce? ¿Antes del lenguaje gozábamos con
todo el cuerpo?
EGD: - No, es que no puede haber un antes
del lenguaje porque desde que nacemos el
lenguaje nos atraviesa. Por eso se pregunta
cómo será una planta, hasta a las plantas les
hablan y parece que las palabras hacen que
crezcan, está estudiado esto no es cosa de
mandinga. Muchos más nosotros que somos
los seres màs pendientes del Otro del planeta.
Eso tiene consecuencias psíquicas.
¿Por qué planteo esto? Porque recién aquí
cuando cierra el circuito pulsional se
constituye el sujeto y aquí hay que ver si se
engancha al S2 o no.
Cuando digo si se engancha al S2 tiene que
ver con que si se produce o no la alienación.
Recuerden que dijimos que la alienación es al
S2. Si opera o no la Metáfora Paterna, el
Nombre del Padre, el Edipo. Cuando digo no,
es el caso de la psicosis, que está dentro del
lenguaje pero está fuera del Discurso, no se
ha alienado y no ha operado el Nombre del
Padre. Sin embargo está dentro del lenguaje
y está privado el psicótico también del goce
de todo el cuerpo. El S2 recuerden que
también lo llamamos el saber inconsciente,
les estoy conectando temas. Y dijimos que el
psicótico está desabonado del inconsciente.
Alumno: Me cuesta entenderlo o
imaginármelo. ¿El psicótico no tiene
inconsciente?
EGD: - No, no está dividido como el
neurótico.
Alumno: - ¿Es puro Ello?
EGD: - En realidad escucha voces en lo real,
allí donde el neurótico siente un mandato.
El obsesivo: si hago algo de mi deseo algo
terrible va a pasar a quien amo. Esa es una
idea obsesiva, de castigo, respecto de la
realización de un deseo. Pero esto es
intrapsíquico.
“Serás un gran hombre o un gran criminal” le
dice el padre al Hombre de las ratas y
determina un destino, una historia desde allí.
Ese es un mandato, opera como una voz
interna.
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El psicótico escucha voces en lo real. Es
como si se encontrara con el Superyó en el
mundo y no es muy amigable el Superyó
del sujeto. Esas voces en lo real lo pueden
mandar y cumple a rajatabla a matar o
morir hacer un pasaje al acto y matar al
otro, o suicidarse, por eso es muy peligroso
en ciertos tipos de psicosis.
Cuando digo el S2 relaciónenlo con la
operación de alienación que estuvimos
estudiando y con la Metáfora Paterna.
En la psicosis no hay alienación, más allá
que popularmente se los llama los
alienados, justamente no son los alienados,
son libres en relación al S2. Estas son las
consecuencias: No se inscribe el Nombre
del Padre, no hay significación fálica.
Recuerden que era el resultado de la
Metáfora Paterna que el hijo advenga como
un falo. El psicótico no ve faltas, el
neurótico ve faltas en sí y en el Otro; el
psicótico contesta desde lo real.
Vieron que como resignación una frase
neurótica es: “es lo que hay”. Cuando
decimos “es lo que hay”, es como si
tomáramos conciencia de lo real, nos cuesta
muchísimo aceptar lo real. El neurótico
tiene una relación complicada con lo real,
en general lo angustia. El psicótico no ha
perdido lo real, justamente el modo de
perder lo real es a través del fantasma, a
través del Edipo, de la Metáfora Paterna. El
psicótico está dentro de lo real, contesta
desde lo real. Por eso cuando está
estabilizado el discurso de un psicótico
puede ser mucho más pleno y verdadero
que el de un neurótico, y por eso han
llegado tan lejos algunos psicóticos
estabilizados. No tiene las inhibiciones, los
síntomas, y las angustias de la que
padecemos la mayoría de los neuróticos.
Lo que sustituye al fantasma es el delirio, es
una suplencia de la Metáfora Paterna, se
llama Metáfora Delirante. ¿Dónde
encuentran esta idea en Lacan?
Lacan dice: ‘Porque Schreber no pudo ser el
falo de la madre intenta ser la mujer de
Dios’. Ahí tienen la frasecita en la cual el
delirio está supliendo la Metáfora Paterna
que no se inscribió. Pero hay sujeto. Es decir
que también ha perdido el goce de todo el
cuerpo por el lenguaje.
Por eso digo hay que ver si el sujeto se
engancha al S2 a partir de la alienación o no.
Alumno: - ¿Cómo sucede el enganche?
EGD: - Vamos al segundo paso. El deseo de
la madre es una incógnita. Si se metaforiza
por el Nombre del Padre entonces se
sustituye dijimos, cae bajo la represión
primaria y tenés el resultado de la Metáfora
Paterna. El S1 está detrás del deseo de la
madre que podemos relacionar con el goce.
El enganche lo podés estudiar por las vías de
la alienación. Que el sujeto se aliene al
segundo significante y pierda el ser. Porque
el S1 al sujeto le da un ser, pero cuando se
aliena al S2 pierde el ser y aparece la
afánisis, el fading, la desaparición del sujeto.
Por lo tanto el sujeto es lo que un significante
representa para otro. Después dijimos, el
modo de suplir esta falta en ser es alienarse al
deseo del Otro, que es una alienación de
segundo orden.
Lacan intenta ir más allá del Edipo con sus
explicaciones porque dice que el Edipo es un
mito, es el fantasma en el neurótico. Él
intenta ir a la constitución del sujeto
lógicamente anterior al fantasma, por eso
habla del lenguaje y de la alienación al
significante. Y termina diciendo que el Edipo
7
es el gran mito freudiano y el gran mito del
neurótico.
Insisto en esta frase: allí donde el lenguaje
no privó necesitamos creer en un padre que
nos castró. Porque si es el lenguaje no tenés
con quién agarràrtelas, en cambio si es un
padre lo sostenés al revés. Enojarse con
alguien es idealizarlo al revés.
El mito de la laminilla es un mito que
inventa Lacan para pensar la constitución
del sujeto más allá del Edipo, más allá de la
Metáfora Paterna. Digamos que la Metáfora
Paterna la va abandonando con el paso del
tiempo. La va sustituyendo por el mito de la
laminilla, por la operación de alienación,
por los cuatro discursos y finalmente por la
teoría de Los Nombres del Padre. Para que
vean que hay un ir más allá de Freud en
Lacan en su teorización y en su clínica. No
sin Freud.
Alumno: - ¿En el mito de la laminilla queda
por un lado el órgano irreal que tiene que
ver con la pulsión?
EGD: - Claro, ese órgano irreal es la libido,
pulsión sexual, pulsión de vida, lo que pasa
que después el S1 repetitivo va a ser la
pulsión de muerte.
Vamos a la página 205, voy a hablarles de
la laminilla.
“Si quieren acentuar su efecto bromístico
la llamarán la hommelette. Esta
hommelette, como verán, es más fácil de
animar que el hombre primordial en cuya
cabeza parecíamos meter un homúnculo
para hacerlo andar. Cada vez que se
rompen las membranas del huevo del que
saldrá el feto en trance de convertirse en
un recién nacido, imaginen por un
momento que algo se escapa, que se puede
hacer con un huevo lo mismo que un
hombre, a saber la hommelette, o la
laminilla”.
La hombreleta es un neologismo que inventa
él y aquí hay un llamado al pie de página que
dice: literalmente hombreleta como homelet,
tortilla que proviene del latín.
En todo esto parece estar implícita la
expresión: las tortillas no se hacen sin romper
huevos. Es decir, hay cosas que sólo se
obtienen perdiendo algo. Esa frase es muy
importante en la enseñanza de Lacan, es casi
paradigmática, dice siempre hay que perder
algo para ganar. Muy interesante porque el
neurótico no quiere perder nada y es ni más
ni menos que aceptar la castración cuando
uno acepta perder algo para ganar otra cosa.
Si uno se aferra mucho a no querer perder
posiblemente le vaya la vida en eso.
En un Seminario sobre fobia en el anuncio
había un alpinista que de pronto se derrumba
y se cae, era de noche y queda amarrado a la
soga pero no se atreve a soltarse, es un
cuento para ejemplificar a cuantas cosas nos
amarramos por miedo, y escucha una voz que
le dice: ¡Suéltate! Y tiene mucho miedo de
soltarse porque no ve nada y va a caer al
precipicio. Y dice el cuento que a la mañana
siguiente los expedicioncitas de salvataje lo
encontraron congelado agarrado de la soga a
un metro del piso.
“Es muy difícil de asir ese “suéltate” por el
temor a la castración, a la pérdida, a la
muerte.
La laminilla es algo extra plano, que se
desplaza como la ameba.. Simplemente es
algo más complicado. Pero pasa por todas
partes. Y como es algo -dentro de poco les
diré por qué-que tiene relación con lo que el
ser sexuado pierde en la sexualidad es como
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la ameba con respecto a los seres
sexuados, inmortal. Puesto que eso
sobrevive a toda división, puesto que
subsiste a toda intervención escìsipara. Y
eso corretea.
¡Pues bien!, eso no es tranquilizador.
Supongan tan sólo que eso viene a
envolverles el rostro, mientras duermen
tranquilamente...”
Aparece por todas partes y uno no se la
puede sacar de encima. No sé si vieron la
película “El resplandor” cuando aparece la
sangre que lo envuelve desbordando las
paredes y puertas.
“Esta laminilla, este órgano, que tiene
como carácterística el no existir, pero que
no deja de ser un órgano -podría
desarrollarse más su lugar zoológico- es la
libido”.
O sea que él imagina a la libido como un
órgano irreal que circula entre los sujetos,
cuando se arma una pareja envuelve a dos
por ejemplo.
“Es la libido en tanto que puro instinto de
vida, es decir de vida inmortal, de vida
irreprimible, de vida, que no tiene
necesidad de ningún órgano, de vida
simplificada e indestructible. Eso es
precisamente lo substraído al ser vivo
desde que está sometido al ciclo de la
reproducción sexuada.”
En este párrafo va a explicar la relación
entre la laminilla y la pulsión. Dice:
“Y de esto son representantes,
equivalentes, todas las formas que
podemos enumerar del objeto a. Los
objetos a, no son más que sus
representantes, sus figuras”
O sea, de la laminilla. Entonces porque
hemos perdido el goce de todo el cuerpo
queda este resto que es la laminilla como
órgano irreal y sus representantes son los
objetos a, que son el pecho como elemento
característico de los mamíferos al igual que
la placenta. Dice que si uno quisiera imaginar
el objeto a, recuerden que dijimos que el
objeto a no tiene imagen ni puede ser
nombrable, dice que la placenta podría ser
una buena imagen de lo que es el objeto a
porque está entre el feto y la madre y es
aquello que en el nacimiento se pierde y cae
como resto.
“El seno, como equívoco, como elemento
característico de la organización mamífera,
la placenta por ejemplo, representa
claramente esta parte de sí mismo que el
individuo pierde al nacer, y que puede servir
para simbolizar el más profundo objeto
perdido. Podría evocar la misma referencia
para todos los demás objetos.”
Cada objeto parcial de las pulsiones son
representantes de esta laminilla. Por eso les
decía que la satisfacción pulsional es un
intento de recuperar goce y por eso se llama
plus de goce. Porque hay un goce perdido
hay un intento de recuperación de ese goce a
partir de las satisfacciones pulsionales. Aquí
podríamos encontrar una causa real de la
repetición y de la energía constante de la
pulsión.
“La relación del sujeto con el campo del
Otro se encuentra con ello esclarecida.
Vean lo que he dibujado en la parte inferior
de la pizarra. Esta es su explicación.
9
En el mundo del real Ich, del yo, del
conocimiento, todo puede existir como
ahora, incluidos ustedes y la consciencia,
sin que por ellos haya, por más que se
piense lo contrario, el menor sujeto. Si el
sujeto es lo que yo les enseño, a saber, el
sujeto determinado por el lenguaje y la
palabra, eso quiere decir que el sujeto, in
initio, empieza en el lugar del Otro, en
tanto que surge el primer significante.”
En el lugar del Otro, que para lo que
estamos explicando podría ser el lenguaje,
surge el primer significante que va a
representar al sujeto.
“Ahora bien ¿Que es un significante?
Desde hace mucho tiempo lo repito para
no tener que articularlo de nuevo aquí. Un
significante es lo que representa un sujeto
¿para quién?, no para otro sujeto, sino
para otro significante. Para ilustrar este
axioma, supongan que descubren en el
desierto una piedra cubierta de
jeroglíficos. Ni por un momento dudarán
que detrás hubo un sujeto para
inscribirlos. Pero creer que cada
significante se dirige a ustedes, es un
error, la prueba de lo cual está en que no
pueden entender nada de ellos.
Pero si los definirán como significantes,
por cuanto están seguros de que cada uno
de estos significantes se refiere a cada uno
de los otros.”
Más allá de que uno no entienda el
jeroglífico uno supone un sujeto que lo
escribió y también supone una relación
entre los significantes vistos.
“Y de esto es de lo que se trata en la
relación del sujeto con el campo del Otro.
El sujeto nace en tanto que en el campo
del Otro surge el significante. Pero por ese
mismo hecho, eso que antes no era nada,
sino sujeto por venir -se cuaja en
significante.”
Es como si hubiera significantes que vuelan y
de pronto uno lo toma del cuello al sujeto y
le dice: este sos vos, te represento, para
imaginarizarlo de alguna manera.
Los dados fueron echados así y algún
significante nos tomó, que provino del campo
del Otro. Esto es lo que se va a llamar rasgo
unario en la enseñanza de Lacan que tiene
que ver con la identificación primaria.
Alumno: - ¿Ese significante unario es al azar
que nos agarra?
EGD: - Sí, lo que pasa es que ahí volvemos
al Edipo, inventamos un Padre que con su
voluntad nos tomó. Hay una necesidad de un
Gran Otro que sabe lo que hace con nosotros.
“La relación con el Otro es, precisamente,
lo que para nosotros hace surgir lo que
representa la laminilla- no la polaridad
sexuada, la relación de lo masculino con la
femenino, sino la relación del sujeto del
sujeto viviente con lo que pierde al tener
que pasar, para su reproducción, por el
ciclo sexual.
De este modo explico la afinidad esencial de
toda pulsión con la zona de la muerte y
concilio las dos caras de la pulsión -que a la
vez presentifica la sexualidad en el
inconsciente y representada en su esencia,
la muerte. Comprendan también que, si les
he hablado del inconsciente como de lo que
se abre y, se debe a que su esencia radica en
marcar ese tiempo por el que, al nacer con
el significante, el sujeto nace dividido. El
sujeto es este surgimiento que, justo antes,
10
como sujeto, no era nada, pero que apenas
aparecido se cuaja en significante.
De esta conjunción del sujeto en el campo
de la pulsión el sujeto tal como se evoca en
el campo del Otro, de este esfuerzo para
unirse, depende que haya un soporte para
la ganze.
Sexualstrebung. No hay otro. Sólo ahí se
representa la relación de los seres de los
sexos al nivel del inconsciente.
Por lo demás, la relación sexual está
confiada a los gajes del campo del Otro.
Están confiadas a la vieja de la que -no es
vana fábula- Dafnis precisa aprender
cómo hay que hacer para hacer el amor.”
Lo que pueden relacionar con esto es cómo
se superponen dos hiancias. En la hiancia
del inconsciente que sería la segunda
hiancia, donde se cierra el inconsciente que
es el punto donde falta un significante, en
ese punto se instala el objeto dijimos, el
objeto a y aquí tienen la pulsión. Es decir,
cómo algo de distintos órdenes como sería
lo pulsional se relaciona con el inconsciente
a partir de la transferencia como puesta en
acto de la realidad sexual del inconsciente.
Se tocan ambas hiancias: el sujeto como
efecto de lo pulsional y el sujeto como
efecto del significante. Porque parecen
registros heterónomos el Ello y el
Inconsciente, lo pulsional que tanto tiene
que ver con el cuerpo y el inconsciente que
tiene que ver con el lenguaje. En la
transferencia, en el momento de cierre del
inconsciente se juntan ambas dimensiones,
la pulsión y el inconsciente. Y ahí tienen la
explicación de la frase: la transferencia es la
puesta en acto de la realidad sexual del
inconsciente. Dijimos que la realidad sexual
es la libido.
Todo este recorrido es para mostrar cómo se
relaciona el inconsciente con la pulsión, y
cómo se juega en transferencia.
Lo importante más allá de ver los cuatro
conceptos fundamentales es ver cómo se
relacionan y cómo van a jugarse en la clínica.
Acá hay una pregunta muy interesante que le
hace Francois Wahl. Miller cuando transcribe
también desgrava las preguntas que le hacen
en el Seminario. Dice:
“F Wahl: -La pregunta se refiere a la
pérdida que sufre lo viviente sexuado, luego
a la articulación actividad-pasividad.
J. LACAN: -Usted señala efectivamente una
de las carencias de mi discurso. La
laminilla tiene un borde, viene a insertarse
en la zona erógena, es decir, en uno de los
orificios del cuerpo, en tanto que esos
orificios -toda nuestra experiencia lo
muestra- están ligados a la apertura-cierre
de la hiancia inconsciente.”
Es decir, que las pulsiones son orificios con
estructura de borde y dice que se relacionan
con el inconsciente.
“Las zonas erógenas están ligadas al
inconsciente, ya que es allí donde se anuda
la presencia de lo viviente. Hemos
descubierto que es precisamente el órgano
de la libido, la laminilla, quien liga al
inconsciente la pulsión llamada oral, la
anal, a las que añado la pulsión escópica y
a la que casi habría que llamar la pulsión
invocante que, como les dije
incidentalmente -nada de lo que digo es
pura broma-, tiene este privilegio de no
poder cerrarse.”
11
Cuando dice Lacan la voz, la voz es ante
todo áfona porque uno enseguida imagina
el sonido de la voz. Pero la característica de
la pulsión invocante es el silencio, es áfona.
Quizás lo que mejor presentifique en la
clínica la voz es el silencio del analista. Y
de alguna manera causa angustia ese
silencio. Es muy interesante en el
Seminario anterior de la angustia cuando
Lacan trabaja la pulsión invocante y la
compara con la pulsión escópica. Dice que
lo escópico produce un punto de vista en el
horizonte que vela la angustia. Él hace una
especie de revisión crítica del budismo y de
lo oriental y dice que si bien están
advertidos de muchas ficciones que tienen
que ver con el Yo, o de la función del deseo
regido por el falo, de todas maneras ellos se
detienen en la contemplación como un
punto en el horizonte, y dice Lacan que esa
es la pulsión escópica que es justamente
una de las mayores defensas frente a la
angustia.
Quedarse meditando y contemplando con
un punto en el horizonte todavía es
fantasma, todavía velaría el encuentro con
el objeto a y con la angustia. Dice que es la
mejor defensa frente a la angustia. Tema
que después estudia en la neurosis obsesiva
que es un punto de detenimiento en un
análisis, que se quede contemplando.
Alumno: - No me queda claro lo de la
pulsión escópica.
EGD: - La pulsión escópica él la estudia a
partir del cuadro y lo llama el objeto a
mirada. Diferencia el ver y la mirada del
punto de angustia, donde en realidad
cuando uno ve está como sujeto activo
mirando un paisaje, pero en realidad cuando
opera el objeto a mirada vos sos objeto
visto por el Otro, se invierte el fantasma.
Un ejemplo de esto sería espiar por una
cerradura y encontrarte con un ojo. Ese es el
punto de dimensión de la angustia donde se
revierte quién es sujeto y quién es objeto.
Entonces lo piensa por ese lado, con que
divide al sujeto y angustia haciendo la
reversión.
Alumno: - ¿Todas las zonas erógenas tienen
agujeros? En el caso de la mirada vos cuando
ves podés ver todo menos tú ojo ¿ahí estaría
el agujero?
EGD: - Y podría pensarse, en realidad él no
lo trabaja como agujero. Pero el punto de
angustia en el objeto a mirada es: o ser visto
y ser tomado como objeto o que el Otro no te
ve, no te registra. Por eso yo les ponía el
ejemplo de esa paciente histérica que su
placer estaba en ser contemplada y no
soportaba hacer diván y Eric Laurent la
atiende con anteojos espejados. Es decir, el
punto de angustia es donde hay ausencia en
el Otro respecto de ese reconocimiento
especular en la mirada. Como en la pulsión
oral donde la angustia es la heladera vacía o
la teta sin leche, ese punto donde el Otro es
vacío, no hay Otro.
Es muy importante trabajar el tema de la
mirada porque es una de las
fundamentaciones por las cuales sugerimos
diván también. No solamente porque a Freud
lo cansaba, lo angustiaba seguramente. Y
también favorece la regresión, en el sentido
que al no tener un reconocimiento especular
del Otro resulta que vas hablando de capas de
identificación imaginaria mucho más
arcaicas. Se produce una regresión de
imagos.
Volvemos a la voz.
En el Seminario de la angustia habla de
Moisés, que sube al Sinaí y en realidad baja
12
con las tablas de la Ley. Todo el pueblo
estaba esperando que Dios le hablara, que
se encontrara con la voz de Dios y le dictara
las tablas de la Ley. La lectura que hace
Lacan de esto es que en realidad Moisés se
encontró con la voz de Dios y bajó con las
tablas de la Ley, sólo que dice que la voz es
áfona. En realidad cuando estaba en el Sinaí
se encontró con el silencio del Otro y las
tablas de la Ley son el acto creacionista de
Moisés ante la angustia de tener que dar
una respuesta a su pueblo, sólo que por la
necesidad estructural neurótica de un Gran
Otro decimos Dios le dictó las tablas de la
ley.
Ahí tienen un ejemplo muy interesante de la
voz como áfona que produce angustia
porque te quedás sin Otro en ese silencio
pero al mismo tiempo que te produce
angustia es la hora de tu invención, de tu
acto.
Es interesante porque esto es aplicable al
recorrido de un análisis. Está bueno que el
analista no hable al pedo, que pueda
implementar la cuestión del silencio porque
cuanto más hablamos más anulamos al otro
en su acto, en su escritura de su ‘hoja en
blanco’.
“En cuanto a la relación de la pulsión con
la actividad-pasividad, pienso que me he
dado a entender suficientemente al decir
que al nivel de la pulsión, es puramente
gramatical. Es sostén artificio, que Freud
emplea para hacernos comprender el ir y
el volver del movimiento pulsional. He
insistido cuatro cinco veces en el hecho de
que no podríamos reducirlo pura y
simplemente a una reciprocidad. Hoy he
indicado, de una forma muy articulada
que en cada uno de los tres tiempos, a, b, c
en los que Freud articula cada pulsión es
importante sustituir la fórmula de hacerse
ver, oír, y toda la lista que he dado.”
Les agrego las otras: hacerse cagar y hacerse
chupar, tragar y todos sus derivados. Cuando
digo hacerse cagar, hacerse maltratar,
ningunear. Puede tomar distintas formas pero
todos esos tiempos verbales que inventa
Freud, Lacan los reduce a esta frase
“hacerse” y es muy interesante esta inflexión
verbal porque juega con una idea muy clara
que es que la pulsión es activa. Siempre la
pulsión es activa aunque el fin sea pasivo.
Por lo tanto se es muy activo en una puesta
en escena fantasmática haciéndose tal cosa
por el Otro, logrando que el Otro a uno lo
cague, lo devore, lo eche, lo maltrate, lo
mire, lo escuche.
“Lo cual implica fundamentalmente
actividad, con lo que uno a lo que el propio
Freud articula al distinguir los dos campos,
el campo pulsional por una parte, y el
campo narcisista del amor, por otra al
subrayar que al nivel del amor existe
reciprocidad del amar al ser amado y que en
el otro campo, se trata de una pura
actividad para seine eigene Triebe para el
sujeto ¿Lo comprenden? De hecho, salta a
la vista que, incluso en su pretendida fase
pasiva, el ejercicio de una pulsión,
masoquista por ejemplo, exige que el
masoquista se dé, por así decirlo, una
dificultad.”
Por eso él se da cuenta que el amor es
narcisista y es de otro orden que lo pulsional.
No le sirve la misma gramática que aplica
para las pulsiones, para el amor.
El sujeto logra mucho más las realizaciones
de sus fantasmas que las realizaciones del
deseo. Para que le salga todo mal es brillante,
pero para que el deseo se realice cuesta
13
mucho más. Primero localizar cuál es el
deseo y luego lograr que se realice. Pero en
que las cosas salgan mal somos genios.
Me parece interesante esto para pensar lo
que se juega en transferencia cuando él
dice: la transferencia es la puesta en acto de
la realidad sexual del inconsciente, es la
pulsión la realidad sexual del inconsciente.
Esto sería en relación a la laminilla y ahora
sí pasaríamos a los dos capítulos sobre
pulsión “El desmontaje de la pulsión” y “La
pulsión parcial y su circuito”. Capítulos 13
y 14.
“La última charla terminé subrayando el
sitio al que les había concluido mediante
la esquematización topológica de un cierto
reparto y de un perímetro que involuciona
sobre sí mismo, que es lo que constituye lo
que corrientemente llamamos,
impropiamente , la situación analítica.
Esta topología apunta a hacerles concebir
donde está el punto de disyunción y de
conjunción, de unión y de frontera, que
sólo puede ser ocupado por el deseo del
analista.
Para ir más lejos, para enseñarles cómo
esta señalización está necesitada de todos
los rodeos, de concepto y de práctica, que
nos permite acumular una larga
experiencia del análisis y de sus
enunciados doctrinales, preciso -para
aquellos que no pudieron seguir, por
razones simplemente de hecho, mis
anteriores seminarios- asentar el cuarto
concepto que les anuncié como esencial
para la experiencia analítica: el de la
pulsión. Esta introducción -para emplear
el término de Freud, Einführung- sólo
podemos hacerla a las postres de Freud,
por cuanto esta noción en Freud es
completamente nueva.
El término Trieb tiene, en verdad, una larga
historia, no sólo en la psicología o en la
fisiología, sino en la propia física y, de
seguro, no es por pura casualidad que
Freud escogió este término. Sin embargo,
dio al Trieb una utilización tan específica, y
el Trieb está tan integrado a la propia
práctica analítica, que su pasado ha
quedado realmente oculto. Del mismo modo
que el pasado del término inconsciente pesa
en el uso de dicho término en la teoría
analítica -por lo que respecta al Trieb, cada
cual lo emplea como la designación de una
especie de dato radical de nuestra
experiencia.
A veces incluso se llega a invocarlo contra
la doctrina, la mía, referente al
inconsciente, designando en ella una
intelectualización -si se supiese lo que
pienso de la inteligencia, seguramente
podrían retractarse de este reproche- y no sé
qué negligencia de lo que todo analista
conoce por existencia, a saber, lo pulsional.
Encontraremos en la experiencia, en efecto,
algo que posee qué carácter de irreprimible
a través mismo de las represiones –por otra
parte, si allí debe haber represión es que
más allá hay algo que presiona. No hay
necesidad alguna de ir muy lejos en un
análisis de adultos, basta con ser un
practicante de ambos, para conocer este
elemento que da peso clínico a cada uno de
los casos que tenemos que manejar, que se
llama la pulsión. Por tanto, parece que aquí
se hace referencia a un dato último, a lo
arcaico, a lo primordial.
Semejante recurso, al que mi enseñanza,
para comprender el inconsciente, les invita
a renunciar, parece aquí inevitable.”
Bueno una primera distinción es el término
Trieb de Instinct, es fundamental la
distinción. En el ser parlante nunca más se
14
puede hablar de instinto y de necesidad, se
habla de pulsión y recordando a Freud la
pulsión es un concepto límite entre lo
psíquico y lo somático. Habíamos dicho
que el modo como la pulsión se inscribe en
el aparato psíquico es a partir del
representante de la representación. Pero es
un concepto límite entre estos dos niveles.
Habíamos hablado de que hay tres niveles
para pensar el orden de lo que podríamos
denominar lo real que sería el organismo,
que es el real del cual se ocupa la medicina:
el cuerpo, el cuerpo de zonas erógenas con
orificios de borde que alude a lo pulsional
que es el real del cual se ocupa el
Psicoanálisis y el Yo, que el Yo ya no es
real sino que es imaginario y es el cuerpo
que nos imaginamos que tenemos. En tanto
tenemos Yo, que es el cuerpo imaginario,
las otras dos dimensiones reales que les
mencioné están absolutamente perdidas. No
tenemos noticia ni del organismo, ni del
cuerpo, salvo cuando nos duele el
organismo o el cuerpo en términos de las
repeticiones pulsionales que nos hacen mal,
la pulsión de muerte.
Pero es muy importante que relacionen el
cuerpo con lo libidinal, con las pulsiones
parciales, con las zonas erógenas, con
estructuras de borde. Ese cuerpo
erogeneizado por el contacto con el Otro
primordial que es la madre. Con las
palabras del Otro que van marcando el
cuerpo. Por eso la fórmula de la pulsión
Lacan la va a escribir: S tachado, losange,
D mayúscula: $<>D, que es la relación
entre el cuerpo y las demandas del Otro.
Cuando decimos las demandas del Otro son
las palabras de la madre que van
erogeneizando el cuerpo y lo van marcando
erógenamente.
Digo esto para que relacionen estos tres
niveles distintos y la relación de exclusión
que hay entre Yo, narcisismo, y el organismo
y el cuerpo.
Esa es una cuestión, la otra es que es decisivo
este concepto de pulsión en la clínica
analítica. Porque si bien un análisis tiene que
ver con la producción del saber inconsciente,
y es una parte importante del análisis,
trabajar las determinaciones, las alienaciones,
los significantes que nos determinan, lo
fundamental en el horizonte de un análisis es
una rectificación del goce. Un análisis no ha
sido eficaz si no ha sabido hacer algo
diferente con el sufrimiento del sujeto. Goce
como satisfacción en el dolor, en el
sufrimiento. Les estoy diciendo ni más ni
menos en qué consiste un análisis. No pasa
solamente por entretenernos con los actos
fallidos y los sueños. De aquí la importancia
de entender el concepto de pulsión. Porque si
todo fuera inconsciente sería divertido
analizarse. Por eso se define un análisis como
tratamiento de lo real por lo simbólico.
Cuando digo tratamiento de lo real decimos
tratamiento del goce, el goce pulsional que
en tanto repetición produce sufrimiento del
sujeto. ¿Cuál es el medio para tratar lo
pulsional? La palabra. Estamos enfermos de
palabras y solamente a través de la palabra
nos liberamos de las palabras que nos
enfermaron.
“Ahora bien, lo que está en cuestión en
referencia a la pulsión ¿pertenece al
registro de lo orgánico?, ¿es de ese modo
que hemos de interpretar lo que dice Freud
en un texto que forma parte de Janseit des
Lustprinzip- que la pulsión, el Trieb,
representa die Ausserung der Tragheit, una
manifestación de la inercia de la vida
orgánica?.¿se trata de una noción simple
que se completaría con la referencia a un
15
arrumaje de esta inercia que sería la
fijación, la Fixierung?.
No sólo no lo creo, sino que creo que un
examen serio de la elaboración que hace
Freud de la noción de pulsión va en
contra de ello.
La pulsión no es la presión. El Trieb no es
el Drang, aunque sólo sea por la siguiente
razón. En un artículo escrito en 1915 --es
decir un año después de Einführung zum
Nar-zissmus, dentro de poco verán la
importancia de este recuerdo- que se titula
Trieb and Triebschicksal -hay que evitar
traducirlo por avatar, si fuese
Triebwandlungen, seria avatar; Schicksal
es aventura, vicisitud- en este artículo,
pues, Freud dice que hay que distinguir
cuatro términos en la pulsión”.
Acá va a hacer una revisión de 4 términos
de la pulsión que estuvimos viendo y a
hacer una lectura de estos 4 términos.
“Pongamos el Drang primero, la presión.
La Quelle, la fuente.
El Objekt, el objeto. El Ziel, el fin. Por
supuesto, al leer esta enumeración,
podemos, encontrarla totalmente natural.
Mi propósito es probarles que todo el texto
está escrito para mostrarnos que no es tan
natural como pensamos.
Resulta esencial, en primer lugar,
recordar lo que el propio Freud nos dice al
principio de este artículo, que la pulsión es
un Grundbegriff, un concepto
fundamental, con lo cual se muestra buen
epistemólogo, que a partir del momento en
que él, Freud, introduce la pulsión en la
ciencia, una de dos -o este concepto será
mantenido o será rechazado. Será
mantenido si funciona, diríamos en la
actualidad, yo diría si traza su camino en
lo real que hay que penetrar. Este es el
caso de todos los demás Grundbergriff en el
campo científico.”
Él va a decir que un concepto funciona si
traza un surco en lo real. Es decir, uno puede
inventar cualquier concepto pero si no tiene
consecuencias en lo real no tiene futuro ese
concepto.
Y cuál es el real que nos interesa en
Psicoanálisis: la clínica, el trabajo con los
analizantes. Solamente así va a ser válido un
concepto. De hecho todos los conceptos que
estamos estudiando tienen consecuencias en
lo real de la clínica. A eso se refiere con
trazar un surco en lo real. En otro contexto lo
va a llamar el carácter creacionista del
significante, que se refiere a que había un
concepto en la cultura que no existía y de
pronto se crea un nuevo concepto. Por eso él
va a decir que antes de Freud no había
inconsciente, porque Freud inventa un
método para producir el inconsciente en el
dispositivo analítico. Es decir algo no existía
en la cultura y de repente empieza a existir.
Como la teoría de la relatividad de Einstein.
“Vemos ahí dibujarse lo que està en la
mente de Freud, los conceptos
fundamentales de la física. Sus maestros en
fisiología son los que promueven llevar a
cabo, por ejemplo, la integración de la
fisiología en los conceptos fundamentales
de la física moderna, y especialmente en los
de la energética. En el curso de la historia,
tanto la noción de energía como, la de
fuerza ¡cuántas veces no han conocido
reanudaciones de su temática sobre una
realidad cada vez más englobada!
Eso es lo que prevé Freud. El progreso del
conocimiento, dice, no soporta ninguna
Stargheit, ninguna fascinación de las
definiciones. En algún otro lugar dice que
la pulsión forma parte de nuestros mitos.
16
Por mi parte dejaré a un lado este término
de mito -además, en este mismo texto, en
el primer párrafo, Freud emplea la
palabra Konvention, convención, que está
mucho más próxima de lo que tratamos, y
que denominaré con un término
benthaniano hecho observar a los que me
siguen, una ficción. Término, lo digo de
paso, completamente preferible al de
modelo, del cual se ha abusado
demasiado. En cualquier caso, el modelo
nunca es un Grundbegriff, pues, en un
cierto campo, varios, modelos pueden
funcionar correlativamente. No ocurre lo
mismo con un Grundbegriff, con un
concepto fundamental, ni con una ficción
fundamental.
Preguntémonos ahora por lo que aparece
en primer lugar cuando miramos de más
cerca los cuatro términos enunciados por
Freud, relativos a la pulsión. Digamos que
estos cuatro términos sólo pueden
aparecer disjuntos.
La presión, en primer lugar, será
identificada con una pura y simple
tendencia a la descarga. Esta tendencia se
produce a causa de un estímulo, a saber,
la transmisión de la parte admitida, a nivel
del estìmulo, del suplemento de energía, la
famosa cantidad del Qn del Entwurf
Freud sobre esto, y de entrada, sólo nos
hace una observación que llega muy lejos.
Sin duda aquí también hay estimulación,
excitación, para emplear el término que
Freud usa a este nivel, Reitz la excitación.
Pero el Reitz en cuestión en lo
concerniente a la pulsión es diferente de
toda estimulación proveniente del mundo
exterior, es un Reitz interno, ¿qué quiere
decir esto?
Tenemos, para explicitarlo, la noción de
necesidad, tal como se manifiesta en el
organismo, en niveles diversos y en primer
lugar al nivel del hambre, de la sed. Eso es
lo que Freud parece querer decir al
distinguir la excitación interna de la
excitación externa. ¡Y bien! dígase que,
desde las primeras líneas, Freud expone, de
la manera más formal, que en el Trieb no se
trata en absoluto de la presión de una
necesidad tal como el Hunger, el hambre, o
el Durst, la sed.
En efecto, para examinar lo que ocurre con
el Trieb ¿se refiere Freud a algo cuya
instancia se ejerce al nivel del organismo en
su totalidad? En su estado de conjunto
¿irrumpe aquí lo real? ¿Es lo vivo lo que
aquí importa? No. Siempre se trata
específicamente del propio campo
freudiano, bajo la forma más indiferenciada
que Freud le diera al principio, lo que está a
este nivel -para referirnos a la Esquisse que
hace un rato designé, el Ich, el Real Ich. El
Real Ich se concibe como sostenido, no por
el organismo entero, sino por el sistema
nervioso.
Tiene un carácter de sujeto planificado,
objetivado. Subraya los caracteres de
superficie de este campo al tratarlos
topológicamente, y al intentar enseñarles
cómo tomarlo bajo la forma de una
superficie responde a todas las necesidades
de su manejo.
Este punto es esencial, pues, cuando lo
contemplemos de más cerca, veremos que es
por el Triebreiz que ciertos elementos de
este campo son, dice Freud, triebbesetz,
catectizados pulsionalmente. Esta catéxis
nos sitúa en el terreno de una energía -y no
de cualquier energía- de una energía
potencial, pues -Freud lo articula de
manera más apremiante- la característica
de la pulsión radica en ser una Konstante
Kraft, una fuerza constante. No puede
concebirla como una momentane Stoss-
kraf.”
17

Esto es muy importante porque establece
una diferenciación entre la energía
pulsional como fuerza constante y cualquier
energía proveniente del organismo que en
general tiene que ver con ritmos. Él subraya
la constancia de la energía de la pulsión a
diferencia de los ritmos del organismo.
“¿Qué quiere decir momentane
Stosskraft? Sobre esta palabra Moment,
tenemos ya el ejemplo de un malentendido
histórico. Los parisinos, durante el sitio de
París de 1870, se burlaron de un cierto
psychologisches Moment, del que
Bismarck hizo uso. Esto les hizo
absolutamente reír, pues los franceses han
sido siempre quisquillosos, hasta una
época reciente que les ha acostumbrado a
todo, sobre el uso exacto de las palabras.
Este momento psicológico complemente
nuevo les pareció motivo para reír a gusto.
Y ello quería decir simplemente el factor
psicológico. Este momentane Stosskraft no
puede tomarse totalmente en el sentido de
factor, sino en el sentido de momento de la
cinemática. Creo que este Stosskraft,
fuerza de choque, no es otra cosa que una
referencia a la fuerza viva, a la energía
cinética. En la pulsión no se trata en modo
alguno de energía cinética, no se trata de
algo que va a regularse con el movimiento.
La descarga en juego es de otra
naturaleza, y se sitúa en otro plano.
La constancia del empuje veda toda
asimilación veda toda asimilación de la
pulsión a una función biológica, la cual
siempre tiene un ritmo. La primera cosa
que dice Freud de la pulsión es, si puedo
expresarme así, que no tiene día o noche,
primavera ni otoño, subida o bajada. Es
una fuerza constante. Será preciso, sin
embargo, tener en cuenta los textos y
también la experiencia.”
Aquí por lo que estamos viendo para el ser
humano la sexualidad es traumática, porque
es una energía constante que pugna por la
satisfacción pero al mismo tiempo es
traumática para la intención de homeostasis
del Yo. El Yo quiere la paz de los
cementerios y la pulsión es algo que irrumpe
y rompe la homeostasis. Independientemente
de que haya habido un trauma o no en la vida
del sujeto, es como que nacemos traumados
por la pulsión.
“Al otro extremo de la cadena, Freud hace
referencia a esto, que también escribe con
todas sus letras, pero con un par de comillas
-la Befriedigung, la satisfacción. ¿Qué
quiere decir la satisfacción de la pulsión?
Ustedes me dirán: bien, es bastante simple,
la satisfacción de la pulsión es que llegue a
su Ziel, a su fin. La fiera sale de su agujero
querens quem devoret, y cuando ha
encontrado algo para hincar el diente, está
satisfecha, digiere. El hecho mismo de que
semejante imagen pueda ser evocada
muestra bastante bien que se la deja resonar
en armonía con la mitología, propiamente
hablando de la pulsión.
Ahí surge enseguida una objeción -resulta
bastante notorio que nadie lo haya puesto
de relieve, haciendo ya tiempo que está ahí
para proponernos un enigma, que, a la
manera de todos los enigmas de Freud, ha
sido sostenido como una apuesta hasta el
final de su vida sin que Freud se haya
dignado explicar más- dejaba
probablemente el trabajo a los que hubieran
podido hacerlo. En efecto, se acuerdan de
que la tercera de las cuatro vicisitudes
fundamentales de la pulsión que Freud
expone al principio, es curioso que haya
18
cuatro vicisitudes como hay cuatro
elementos de la pulsión, es la sublimación
¡y bien! En este artìculo, repetidas veces,
Freud no dice que la sublimación es
también satisfacción de la pulsión, cuando
es zielgehemmt, inhibida en cuanto a su
fin -cuando no lo alcanza La sublimación
no deja de ser la satisfacción de la pulsión,
y ello sin represión.”
Es la definición de Freud de la sublimación:
Destino de la pulsión sin represión, pero
está inhibida su meta.
“En otras palabras -por el momento, yo no
jodo (cojo), les hablo, ¡pues bien! puedo
tener exactamente la misma satisfacción
que si jodiese (cojiese). Esto es lo que eso
quiere decir. Es lo que planteo, por otra
parte, la cuestión de saber si efectivamente
jodo (cojo). Entre estos dos términos se
establece una extrema antinomia que nos
recuerda que el uso de la función de la
pulsión no tiene para nosotros otro
alcance que examinar lo que es la
satisfacción.”
Entonces relacionen siempre el término
satisfacción con la pulsión y el término
insatisfacción con el deseo.
Para estudiar la estructura del deseo
neurótico la vía de abordaje es la histeria.
Recuerden que la particularidad de la
histeria es deseo de deseo insatisfecho, pero
la modalidad de deseo histérico da en la
tecla con la modalidad de deseo neurótico
en general. Por eso el término insatisfacción
va con el deseo.
En Lacan no es la única teoría del deseo
porque si solamente fuera el deseo
insatisfecho también sería infinito y
siempre es de otra cosa y nada podría
satisfacerlo, y Lacan en el seminario “La
angustia” tiene otra teoría del deseo: habla
del deseo finito, del deseo acto y de
posibilidades de satisfacciones parciales del
deseo. Pero esto ya no es un deseo neurótico,
sería un deseo consecuencia de un trabajo
analítico donde habría un deseo decidido, un
deseo acto y satisfacciones parciales. Sería el
atravesamiento de esta modalidad neurótica,
pero lo inherente a la neurosis es el deseo
insatisfecho.
Alumno: - Porque nunca vas a colmar la
falta.
EGD: - Exactamente. Porque justamente esa
es la trampa del deseo, que cuando se te
anuda a ideales y querés colmar la falta
siempre lo alcanzado no está a la altura de lo
esperado. Ahora, si de pronto te corrés de esa
lógica que es la lógica fálica justamente se
podría satisfacer parcialmente el deseo y
disfrutar lo que hay y no padecer lo que te
falta.
“Donde ahora, todos los que aquí son
psicoanalistas deben sentir hasta qué punto
anuncio el nivel de acomodación más
esencial. Esto claro que aquellos con los
que tenemos que vèrnoslas, los pacientes,
no se satisfacen, como se dice, con lo que
son y por tanto, sabemos que todo lo que
son, todo lo que viven, sus mismos síntomas,
dependen de la satisfacción. Satisfacen algo
que sin duda va en contra de eso con lo que
podrían satisfacerse, o quizá mejor,
satisfacen a algo. No se contentan con su
estado, pero a pesar de ello, estando en este
estado tan poco contentador, se contentan.
Toda la cuestión radica justamente en saber
qué es eso que ahí es contentado.”
Se está refiriendo al goce. Recuerden que hay
algo que intenta satisfacerse, se trata de un
19
placer que no es sentido como tal por el Yo.
Y para Lacan esto era decisivo. Él
necesitaba para tomar a alguien en análisis
que una persona sintiera que no estaba
contenta con su vida, a eso se está
refiriendo. Si eso no está no hay empuje y
motivación para analizarse.
“En conjunto, y en una primera
aproximación, diremos que eso a lo que
satisfacen por las vías del displacer, es
asimismo -además es comúnmente
aprobado- la ley del placer,
Digamos que, para esta clase de
satisfacción, se dan demasiado trabajo,
(penan de màs) Hasta un cierto punto, este
(penar de màs) demasiado trabajo, es la
única justificación de nuestra
intervención.”
Les diría que es una frase ética. ¿Por qué
digo que es una frase ética? Porque por un
lado él está diciendo que es necesario ese
‘penar de más’ para aceptar a alguien en
análisis, pero además está diciendo que es
la única justificación de nuestra
intervención, porque la pregunta sería la
siguiente: ¿quién nos da derecho a meternos
con el goce de la gente si por ese goce no
sufrieran y no pidieran ayuda?
Alguien puede ‘hacer de su culo un pito’,
ahora, si le duele el culo y dice por favor
ayùdeme, ahí por ahí lo podemos ayudar
porque se trata de que se està ‘dejandose
coger’ de muchas maneras que le están
haciendo mal.
“No se puede decir, por tanto que el fin no
se alcanza en cuanto a la satisfacción. Se
alcanza. No se da una toma de posición
ética definitiva. Pero en cierto nivel, es así
que nosotros, analistas, abordamos el
problema en cuanto sabemos un poco más
que los otros sobre lo que es normal y
anormal. Sabemos que las formas de
acuerdo existentes entre lo que marcha bien
y lo que marcha mal constituye una serie
continua. Lo que tenemos ante nosotros en
el análisis, es un sistema en el que todo se
acomoda, y que alcanza su propia clase de
satisfacción. Si nos mezclamos en ello, es en
la medida que pensamos que hay otras vías,
más cortas, por ejemplo. En todo caso, si
nos referimos a la pulsión, es en la medida
que al nivel de la pulsión el estado de
satisfacción debe ser rectificado.”
Ahí está lo que les decía antes, que el estado
de satisfacción se debe rectificar a nivel de la
pulsión, que dicho de otra manera ese goce
tanático que hace sufrir, … ver qué vuelta le
encuentra el sujeto para disfrutarlo.
“Esta satisfacción es paradójica. Cuando la
miramos de cerca, nos damos cuenta que
entra en juego algo nuevo -la categoría de
lo imposible. La cual es, en los fundamentos
de las concepciones freudianas
absolutamente radical. El camino del sujeto
-para pronunciar aquí el término sólo con
relación al cual puede situarse la
satisfacción- el camino del sujeto pasa entre
dos murallas de lo imposible.”
Lo imposible se acuerdan que lo asociamos
con lo real, dijimos lo que no cesa de no
inscribirse.
“Esta función de lo imposible hay que
abordarla con prudencia, como toda
función que se presenta bajo una forma
negativa. Querría simplemente sugerirles
que la mejor forma de abordar estas
nociones no es tomándolas por su negación.
Este método nos llevaría aquí a la cuestión
de lo posible, y lo imposible no es
20
forzosamente lo contrario de lo posible, o
bien entonces, ya que lo opuesto de lo
posible es lo real, tendremos que definir lo
real como lo imposible.”
Esta es una definición de lo real como lo
imposible, lo que no cesa de no escribirse y
dice que lo posible no es lo contrario desde
el sentido común posible, parece lo
contrario pero desde la lógica que él está
planteando lo posible es que algo cese de
escribirse. Recuerden que estuvimos
hablando de las 4 categorías lógicas. Lo
posible es que algo cese de escribirse. Es
posible lamentablemente que si no hay
gente que apueste al Psicoanálisis este
desaparezca en la Cultura. La paradoja es
que deje de existir en la cultura y que
triunfe la psicofarmacología y el
cognitivismo. Esperemos que no.
“No veo en esto, por lo que a mí respecta,
obstáculo alguno, y ello tanto menos
cuanto que, en Freud, es bajo esta forma
que aparece lo real, a saber, el obstáculo
al principio del placer. Lo real es el
choque, es el hecho de que eso no se
arregla enseguida, como quiere la mano
que se tiende hacia los objetos exteriores.
Pero pienso que se da ahí una concepción
completamente ilusoria y reducida del
pensamiento de Freud sobre este punto.
Lo real se distingue, como dije la última
vez, por su separación del campo del
principio del placer, por su
desexualización, por el hecho que su
economía, en consecuencia, admite algo
nuevo, que es precisamente lo imposible.
Pero lo imposible también está presente en
el otro campo, como esencial. El principio
del placer se caracteriza incluso por
cuanto lo imposible está tan presente allí
que jamás es reconocido como tal. La idea
de que la función del principio del placer
consiste en satisfacerse por la alucinación,
está ahí para ilustrarlo -no es más que una
ilustración. La pulsión al apresar su objeto
aprende en cierta manera que no es
justamente por ahí que se satisface. Pues si
distinguimos, al principio de la dialéctica de
la pulsión, el Not del Bediirfms, la
necesidad de la exigencia pulsional, es
precisamente porque ningún objeto de
ningún Not, necesidad, puede satisfacer la
pulsión.
A pesar de que atiborréis la boca, esta boca
que se abre en el registro de la pulsión,- no
es de alimento que se satisface, es, como se
dice, del placer de la boca. Por ello, en la
experiencia analítica, la pulsión oral se
encuentra en último término, en una
situación en la que no hace otra cosa que
encargar el menú. Esto se hace sin duda
con la boca, que está al principio de la
satisfacción -lo que va a la boca, y se agota
en este placer que acabo de llamar, para
referirme a términos usuales, placer de la
boca”.
Esto es interesante como argumento para
pensar que a la pulsión no la cura un By Pass
gástrico. La pulsión sigue allí pulsando.
“Esto es lo que nos dice Freud. Tomen el
texto: por lo que respecta al objeto en la
pulsión, sepamos que no tiene, propiamente
hablando, ninguna importancia. Resulta
totalmente indiferente. Nunca hay que leer
a Freud sin agudizar el oído. Cuando se
leen tales cosas, debiera uno al menos
conmoverse.
¿Cómo hay que concebir el objeto de la
pulsión para que podamos decir que, en la
pulsión, cualquiera fuera ésta, resulta él
indiferente? Para la pulsión oral, por
ejemplo, es evidente quizá no se trata de
21
alimento, ni de recuerdo de alimento, ni de
eco de alimento, ni de cuidados de la
madre, sino de algo que se llama seno y
que parece no presentar problemas porque
pertenece a la misma serie. Si Freud nos
hace esta observación, que el objeto en la
pulsión no tiene ninguna importancia, se
debe probablemente a que el seno está
totalmente por revisar en cuanto a su
función de objeto.
A este seno en su función de objeto, de
objeto ‘a’ causa del deseo, tal como aporté
su noción, debemos dar una función tal
que podamos señalar su sitio en la
satisfacción de la pulsión. La mejor
fórmula nos parece que es ésta: Qué la
pulsión hace su tour (vuelta).
Encontraremos ocasión para aplicarla a
propósito de otros objetos. Debiendo
tomarse aquí tour con la ambigüedad que
le da la lengua francesa, a la vez como
turn, límite a cuyo alrededor se gira, y
trick, vuelta de escamoteo.”
Sigamos hasta las preguntas porque va a
decir que todo esto que parece tan didáctico
y tan prolijito como lo presenta Freud, en
realidad es un collage surrealista y es muy
gracioso lo que plantea.
“Presento por último la cuestión de la
fuente. Si quisiéramos a cualquier precio
hacer entrar la regulación vital en la
función de la pulsión, pensaríamos
seguramente, que es ahí donde está el
sesgo.
¿Por qué? ¿Por qué las zonas erógenas no
son reconocidas más que en estos puntos
que se diferencian para nosotros por su
estructura de borde? ¿Por qué se habla de
la boca y no del esófago, o del estómago?
Participan igualmente de la función oral.
Pero a nivel del órgano, hablamos de la
boca, y no sólo de la boca, de los labios y los
dientes, de lo que Homero llama el recinto
de los dientes.
Lo mismo ocurre con la pulsión anal. No
todo consiste en decir que una cierta
función viviente está integrada a una
función de intercambio con el mundo el
excremento. Hay otras funciones
excrementicias, hay otros elementos que
participan además del margen del ano, que
es sin embargo específicamente lo que se
define, igualmente para nosotros, como
fuente y principio de una cierta pulsión.
Diré que, si la pulsión se parece a algo, es a
un montaje. No es un montaje concebido en
una perspectiva referida a la finalidad. Esta
perspectiva es la que se instaura en las
modernas teorías del instinto, en las que la
presentificación de una imagen de montaje
es completamente sorprendente. Un
montaje, en este caso, es, por ejemplo, esta
forma específica que hará que la gallina en
el corral se esconda en el suelo cuando
hacemos pasar a algunos metros, por
encima de ella un papel recortado en forma
de halcón, es decir, algo que desencadena
una reacción más o menos apropiada, cuya
astucia consiste por otra parte en hacemos
observar que no es forzosamente apropiada.
No es de esta clase de montaje que hablo.
El montaje de la pulsión es un montaje que,
en primer lugar, se presenta como si no
tuviera ni pies ni cabeza -en el sentido en
que se habla de montaje de un collage
surrealista. Si aproximamos las paradojas
que acabamos de definir al nivel del Drang,
al nivel del objeto, al del fin de la pulsión,
creo que la imagen que nos aparece
mostrará el funcionamiento de una dínamo
empalmada en la toma de gas, saliendo de
ella una pluma de pavo real que cosquillea
el vientre de una hermosa mujer que
permanece allí por la belleza del aparato. Y
22
ello empieza por otra parte a volverse
interesante por cuanto la pulsión define,
según Freud, todas las formas que pueden
invertir semejante mecanismo.
Ello no quiere decir que se vuelva boca
arriba la dínamo -se desenvuelven sus
hilos, ellos son los que se convierten en la
pluma del pavo real, la toma de gas pasa a
la boca de la dama, y una rabadilla sale en
medio.
Esto es lo que muestra como ejemplo
desarrollado. Lean este texto de Freud de
hoy al próximo día, verán al instante el
salto, sin transición, de las imágenes de lo
màs heterogéneas de unas a otras. Todo
esto no pasa de referencias gramaticales,
cuyo artificio podrán comprender
fácilmente el próximo día.
En efecto, ¿cómo podemos decir pura y
simplemente, como lo hará Freud, que la
exhibición es lo contrario del voyerismo, o
que el masoquismo es lo contrario del
sadismo? Lo anticipa por puramente
gramaticales, de inversión del sujeto y del
objeto, como si el objeto y el sujeto
gramaticales fueran funciones reales.
Resulta fácil demostrar que no es nada de
eso, y basta con referimos a nuestra
estructura del lenguaje para que esta
deducción se vuelva imposible. Pero lo
que, alrededor de ese juego, nos permite
alcanzar en lo concerniente a la esencia de
la pulsión es lo que, el próximo día les
definiré como el trazado del acto.”
Dice que ningún modelo de la etología,
ustedes saben que es el estudio del
comportamiento animal, ningún modelo del
instinto nos explica el montaje surrealista
de una pulsión. Por eso pone el ejemplo de
la gallina y eso se llama la eficacia de la
causalidad psíquica, la eficacia de una
imago sobre el cuerpo. En el instinto sí
puede haber un montaje que se establece
porque hay una lógica de secuencia. En
cambio en la pulsión dice que si se trata de
un montaje es un montaje absolutamente
absurdo y surrealista.
Capítulo 14:
“Cuando leo en el Psychoanalitic Quaterly
un artículo como el del Sr. Eduardo Glover,
titulado Freudian or neo-freudian, y
enteramente dirigido contra las
construcciónes del Sr, Alexander, siento un
sórdido olor a cerrado, al ver combatida en
nombre de criterios en desuso una
construcción como la del Sr, Alexander.
¡Dios mío! No dudé en atacarlo de la
manera más formal, hace ya 14 años, en el
Congreso de Psiquiatría de 1950, pero en
fin, es la construcción de un hombre de
gran talento, y cuando veo a qué nivel es
discutida esta construcción, reconozco sus
méritos a través de todos los avatares que
encuentra mi discurso, aquí mismo y en
otros lugares por supuesto podemos decir
que este discurso obstaculiza a que la
experiencia del análisis nos sea transmitida
de una forma absolutamente cretinizante.
Reemprendo, a partir de ahí, mi discurso
sobre la pulsión. Me he visto conducido a
abordarla después de haber expuesto que la
transferencia es lo que manifiesta en la
experiencia la puesta en acto de la realidad
del inconsciente, en tanto que es sexualidad.
Me encuentro detenido en lo que implica
esta misma afirmación.”
Se acuerdan que estuvimos diferenciando
significación sexual, que es la significación
fálica, de realidad sexual. Cuando vos hablás
los significantes permanentemente te pueden
remitir a significaciones sexuales, ese es un
nivel. Vos decís cualquier palabra, te hago
23
asociar, y en algún momento va a aparecer
la significación falo/castración.
La realidad sexual del inconsciente se
articula con el concepto de pulsión. Se
actúa en transferencia bajo la forma de
fantasma, donde supongamos que la
fijación es anal y el sujeto se hace
activamente maltratar por el Otro por
ejemplo. Y son dos cuestiones de las cuales
el analista debe estar advertido: no actuar el
fantasma del analizante pero tampoco
actuar desde su fantasma. De ahí que lo que
se llama supervisión, Lacan propone
llamarlo análisis de control, en el sentido de
que no se habla sólo del paciente sino de los
puntos ciegos: cómo tu deseo como sujeto
obtura que ejercites la función deseo del
analista.
“Si estamos seguros de que la sexualidad
está presente y en acción en la
transferencia, es en tanto que en ciertos
momentos se manifiesta al descubierto
bajo la forma del amor. De esto es de lo
que se trata ¿representa el amor el punto
cumbre, el momento acabado, el factor
indiscutible, que nos presentifica la
sexualidad en el hic et nunc de la
transferencia?”
Por lo tanto en el momento de cierre del
inconsciente tenemos que relacionar el
concepto de amor, de pulsión y de
fantasma. Cómo se articula la pulsión con
el fantasma y qué relación hay del fantasma
con el amor. Por eso está relacionando
sexualidad con amor, qué vínculo hay.
“A ello se opone de la manera más clara el
texto de Freud, no ciertamente aislado,
sino central, que tiene por objeto las
pulsiones y sus vicisitudes.
Este texto que empecé a abordar el último
día intentando hacerles sentir bajo qué
forma problemática, llena de preguntas, se
presenta la introducción de la pulsión.
Espero que una parte importante de mi
auditorio habrá podido, en el intervalo,
remitirse a este texto, tanto si se trata de
personas capaces de leerlo en alemán, lo
que me parece eminentemente deseable, o
que, a falta de algo mejor, hayan podido
leerlo, siempre más o menos impropiamente
traducido, en las otras dos lenguas de la
cultura, el inglés o el francés -doy
ciertamente la peor nota a la traducción
francesa, sin entretenerme en modo alguno
en señalar las verdaderas falsificaciones
que en ella pululan.
Incluso en una primera lectura, habrán
podido darse cuenta de que este articulo
está enteramente dividido en dos vertientes
en primer lugar, el desmontaje de la pulsión
en segundo lugar, el examen de das Lieben,
el acto de amor .Vamos a abordar este
segundo punto.
Está expresamente formulado por Freud
que el amor no podría ser considerado en
modo alguno como el representante de lo
que Freud somete a discusión bajo el
término de die ganze sexual Strebung, es
decir, la tendencia, las formas, la
convergencia del esfuerzo de lo sexual, en
tanto que se terminaría en ganz, en un todo
comprensible, que resumiría su esencia y su
función.
Kommt aber auf damit nicht zuher, así eso
no satisface en absoluto, exclama, en el
momento de responder a esta sugestión
ambiente. Nosotros, analistas, la hemos
reproducido con toda clase de fórmulas que
son igualmente engañosas. Todo el artículo
nos enseña que con respecto a la finalidad
biológica de la sexualidad, a saber, la
reproducción, las pulsiones, tal como se
24
presentan en el proceso de la realidad
física, son pulsiones parciales.
Las pulsiones, en su estructura, en la
tensión que establecen, estén ligadas a un
factor económico. Este factor económico
depende de las condiciónes en las que se
ejerce la función del principio del placer a
un nivel que recobraremos, cuando llegue
el momento, bajo el término de Real-Ich.
Digamos a continuación que podemos
concebir el real-Ich como el sistema
nervioso central en tanto que funciona, no
como un sistema de relación, sino como
un sistema destinado a asegurar una
cierta homeostásis, de las tensiones
internas.”
Por un lado tenemos al Yo que aspira a la
homeostasis y por otro lado tenemos las
pulsiones que son del orden de más allá del
principio de placer y amenazan esa
homeostasis. Siempre que hablamos del Yo
estamos hablando de una unidad cerrada, la
idea de totalidad, por eso el modo de
dibujar el Yo es como una burbuja. Es
como también dibujamos el narcisismo en
la neurosis obsesiva, un recinto cerrado. Por
eso se dice muchas veces que el obsesivo
está dentro de una cárcel e incluso aparecen
sueños en los que están dentro de un fortín
cubierto de las exigencias del exterior, espía
los objetos de su deseo por la cerradura de
su Yo. No es que el obsesivo no desee sino
que le quedan como inaccesibles los objetos
del deseo.
Pero el Yo es una burbuja cerrada, con
aspiración de equilibrio y las pulsiones son
siempre pulsiones parciales. Parciales en
función de ninguna totalidad. No existe una
pulsión total, y atentan contra la unidad del
Yo. A eso se refiere Freud cuando dice: la
angustia es una señal de alarma en el Yo de
un peligro que proviene del interior. Ese
peligro que proviene del interior es la
demanda de satisfacción pulsional que puede
romper la homeostasis del Yo. Entonces hay
un conflicto entre lo pulsional y el Yo. Dicho
en segunda tópica la definición de neurosis:
conflicto entre el Yo y el Ello. El Yo al
servicio del Ideal del Yo reprime el Ello. Y
Freud homologa lo pulsional al deseo. Para
Lacan es importante diferenciarlas. Para lo
que estamos explicando es indiferente.
Alumno.: - ¿Y Lacan cómo las diferencia?
EGD: - A la satisfacción pulsional la va a
llamar goce y el deseo tiene que ver con la
insatisfacción.
Alumno: - ¿Y en ese caso el Ello qué vendría
a ser?
EGD: - Un nombre freudiano del goce.
Alumno: - ¿Y el deseo tiene que ver con el
ideal del Yo?
EGD: - No, el deseo también. Lo que pasa
que Lacan inventa el concepto de fantasma.
Recuerden que dijimos que el objeto a se
puede leer como plus de goce o causa de
deseo depende donde esté ubicado, y el
fantasma condensa el goce y el deseo al
mismo tiempo. Entonces uno podría decir
que en la fórmula de Lacan, el Yo reprime al
servicio del Ideal del Yo, el fantasma. Pero
podríamos decir que reprime el deseo y
reprime el goce.
Si bien en la neurosis se oponen el goce y el
deseo, en el fantasma se condensan. Depende
como funcione el objeto, si funciona por
delante como - ᵠ, es causa de deseo, si
funciona del lado del sujeto seguramente está
25
operando como satisfacción pulsional y
como goce.
Alumno: - ¿No es que el Yo se constituye
cuando se aliena al fantasma?
EGD: - Bueno, justamente el fantasma es lo
más reprimido del Yo, es la parte
inconsciente del Yo. Es lo más
primordialmente reprimido. No es que el
fantasma alguna vez fue consciente y se
reprimió. Pero lo que quiero destacar en los
párrafos que vamos leyendo es esta
dimensión del Yo como homeostasis y lo
pulsional como parcial. Simplemente eso
por ahora. Si querés avanzar sobre el tema
buscá “Síntoma y fantasma” de Miller que
es una muy buena introducción al tema. Y
hay otro libro muy bueno que se llama
“Hipótesis sobre el fantasma” de Contardo
Calligaris y lo bueno que tiene es que
además de explicar el concepto de fantasma
presenta muchos casos clínicos donde
muestra cómo se juega en la clínica el
fantasma.
“A causa de la realidad del sistema
homeostático la sexualidad no entra en
juego más que bajo la forma de pulsiones
parciales. La pulsión es precisamente este
montaje. Por el que la sexualidad participa
en la vida psíquica de una manera que
debe acomodarse a la estructura de
hiancia, que es la del inconsciente.
Situémonos en los dos extremos de la
experiencia analítica. Lo reprimido
primordial es un significante, y lo que se
edifica por encima para constituir el
síntoma, podemos considerarlo siempre
como un andamiaje de significantes- Lo
reprimido y el síntoma son homogéneos, y
reductibles a funciones de significantes-
Su estructura, aunque se edifica por
sucesión como todo edificio, es sin embargo,
al final, inscribible en términos
sincrónicos.”
De hecho una de las definiciones de síntoma
es que todo síntoma es una metáfora, una
sustitución de un significante por otro. El
ejemplo más claro es un síntoma conversivo
histérico, o sea, lo reprimido sería: no logro
más sostener esta situación y en vez de
producir un acto y decir basta, se hace una
contractura en el cuello que está expresando
mi espalda ya no puede sostener esto.
Entonces la contractura está en el lugar de
esa frase. Por eso el histérico habla con el
cuerpo, el hipocondríaco habla del cuerpo.
El cuerpo es expresión simbólica de frases
reprimidas, en ese sentido todo síntoma es
una metáfora, ante todo es una sustitución
significante. Hay un significante reprimido y
en su lugar aparece la alteración funcional
de un órgano. Ese es el destino de la
representación porque por ahí muchos
respondieron en el parcial que el afecto se
ubica en el síntoma conversivo, pero esa
sería una definición económica del tema.
Cuando se habla del destino de la
representación es que la representación
reprimida se expresa metafóricamente en la
alteración funcional del órgano. Porque el
afecto en la histeria se suprime y la
representación reprimida se condensa en la
alteración funcional de un órgano. Así lo dice
Freud textualmente. Lacan diría
condensación=metáfora. Ahora está hablando
de eso, lo que Freud llama representación él
lo llama significante. Hay un significante
reprimido que luego retorna en el síntoma.
“En el otro extremo está la interpretación.
La interpretación concierne a este factor de
una estructura temporal especial, que he
intentado definir por metonimia. La
26
interpretación, en su término, apunta al
deseo, y en cierto sentido es idéntico a él.
El deseo es, en suma la interpretación
misma.”
Recuerden que el deseo es la metonimia de
la falta en ser. Porque ha operado la
castración sobre el ser el falo, el deseo es
intentar buscar en otra parte. O sea, recorrer
los caminos del tener con la ilusión de
obtener el ser. Eso quiere decir que el deseo
es la metonimia. Operó la castración sobre
el ser y entonces se causa el deseo para
intentar recuperar el ser en el orden del
tener. Nada de lo que tengamos nos va a dar
un ser, es una ilusión, pero tenemos esa
ficción de que teniendo vamos a ser.
Entonces hay una relación entre el síntoma
y el significante y ahora entre el deseo y la
metonimia, como alusiva.
“En realidad, si la sexualidad, bajo la
forma de las pulsiones parciales, no se
hubiese manifestado como toda la
economía del intervalo, nuestra
experiencia se reduciría a una mántica, a
la que entonces podría convenir el término
neutro de energía psíquica, pero faltaría lo
que ahí constituye la presencia, el Dasein,
de la sexualidad.”
Sería una hermenéutica. Es decir, si no
estuviese la sexualidad expresada en la
pulsión entre el síntoma y la interpretación
en los dos extremos que él está explicando
nuestra experiencia sería una mántica. Una
mántica sería casi como una hermenéutica,
una especie de goce con el sentido de las
palabras sin ninguna consecuencia en lo
real del goce y no somos descifradores de
palabras. No es una hermenéutica el
Psicoanálisis. Sí, se apunta al sentido, pero
para que tenga consecuencias sobre el goce.
Sino seríamos como lectores de un texto nada
más, como descifradores de un programa de
computación digamos, ¿dónde está el cuerpo
en eso? En ese sentido es muy importante la
dimensión de goce y la dimensión de cuerpo.
Y la última frase es un palo a Jung, porque
Jung justamente discutía con Freud el
concepto de energía sexual y decía que la
libido es energía psíquica en general, no es
sexual.
“La legibilidad del sexo en la interpretación
de los mecanismos inconscientes siempre es
retroactiva. Sólo pertenecería a la
naturaleza de la interpretación si, en cada
instante de la historia, no pudiésemos estar
seguros de que las pulsiones parciales han
intervenido eficazmente en tiempo y lugar
oportunos. Y ello, no, como se pudo creer al
principio de la experiencia analítica, bajo
una forma errática. Que la sexualidad
infantil no es un bloque de hielo errante
arrancado al gran banco de hielo del
adulto, que interviene como seducción sobre
un sujeto maduro es algo que se comprueba
en seguida en el análisis y con una
imposición que, fuera de tiempo, puede
sorprender.”
Todas las rupturas epistemológicas que Freud
produjo en “Tres ensayos de teoría sexual”
En 1905, rompe con la idea de
sexualidad=genitalidad, que estuviera
garantizado el objeto de la pulsión, que
estuviera fijo o predeterminado, la sexualidad
infantil, que estuviese garantizada la
identificación sexual, o sea se nace hombre o
se nace mujer con lo cual la homosexualidad
sería una aberración desde ese prejuicio
justamente que nacemos hombre o mujeres,
cuando en realidad la identidad sexual se
adquiere por la confluencia del Edipo,
digamos de la bisexualidad constitucional
27
más los avatares del Edipo. Es decir, hay
que constituirse hombre o mujer por el
trabajo subjetivo. Muchas rupturas
epistemológicas muy claves y muy fuertes
en 1905, hay que ubicarse en la época. No
sé cómo no lo quemaron en la hoguera.
Como dijo respecto de los nazis: estamos
progresando, antes me hubieran quemado a
mí, ahora queman mis libros dice
irónicamente.
“Desde los Tres ensayos sobre la teoría de
la sexualidad, Freud pudo plantear la
sexualidad como esencialmente polimorfa,
aberrante. Se rompió el encanto de una
pretendida inocencia infantil. Esta
sexualidad, por haberse impuesto tan
pronto, diría casi demasiado pronto, nos
ha hecho pasar demasiado rápidamente
sobre el examen de lo que representa en
esencia, a saber, que con respecto a la
instancia de la sexualidad, todos los
sujetos están en igualdad de condiciones,
desde el niño hasta el adulto que sólo
tienen que ver con lo que, de la
sexualidad, pasa a las redes de la
constitución subjetiva, a las redes del
significante; que la sexualidad se realiza
sólo por la operación de las pulsiones en
tanto que son pulsiones parciales,
parciales con respecto a la finalidad
biológica de la sexualidad.
La integración de la sexualidad en la
dialéctica del deseo pasa por la puesta en
juego de lo que, en el cuerpo, merecerá
que designemos con el término de aparato
entendiendo por ello eso con lo que el
cuerpo, con respecto a la sexualidad,
puede emparejarse, a distinguir de eso con
lo que los cuerpos pueden aparearse.
Si todo está embrollado en la discusión de
las pulsiones sexuales se debe a que no
vemos que la pulsión sin duda representa,
pero sólo representa, y parcialmente, la
curva de la realización de la sexualidad en
lo viviente. ¿Cómo extrañarse de que su
último término sea la muerte? Puesto que la
presencia del sexo en lo viviente está ligada
a la muerte.
Hoy he hecho reproducir en la pizarra un
fragmento de Heráclito, recogido en la obra
monumental en la que Diels ha reunido lo
que nos queda disperso de la época pre-
socrática, Biós, escribe -y esto nos emerge
en sus lecciones de sabiduría de las que
podemos decir que, antes de todo el circuito
de la elaboración científica, van a la meta, y
en línea recta- al arco ha dado el nombre de
la vida -Bíos, el acento está sobre la primera
sílaba- y su obra es la muerte.
Lo que la pulsión integra de golpe en toda
su existencia es una dialéctica del arco,
incluso diré del tiro al arco. Por allí
podemos situar este lugar en la economía
psíquica.
Freud nos introduce ahora en la pulsión
por una de las vías más tradicionales,
usando en todo momento los recursos de la
lengua, y no dudando en basarse en algo
que sólo pertenece a ciertos sistemas
lingüísticos las tres vías activas, pasivas y
reflejas. Pero eso es sólo un envoltorio.
Debemos ver qué otra cosa es esta reversión
significante, otra cosa lo que lo cubre. Lo
fundamental, al nivel de cada pulsión es el
ir y volver en el que se estructura.
Es de resaltar que Freud sólo pueda
designar estos dos polos usando eso que
llamamos verbo. Schen und gesehen
werden, ver y ser visto, quälen y gequält
atormentar y ser atormentado. Ocurre que,
desde el principio, Freud nos presenta como
adquirido el que ninguna parte de este
recorrido puede ser separada de su ir-y-
volver, de su reversión fundamental, del
28
carácter circular del recorrido de la
pulsión.”
Lean “El zen en el arte del tiro con arco”, es
un hermoso libro para leer de un filósofo
alemán: Eugene Herrigel de editorial Kier.
Lacan lo toma para explicar la experiencia
de la pulsión. La pulsión parte sin sujeto,
bordea el blanco y al retornar se produce el
efecto sujeto, primera idea. Segunda idea:
cuando él desde su Yo y desde su voluntad
intentaba disparar no lograba ni tensar el
arco, de tanto practicar en algún momento
fluyó: Ello disparó. Esta experiencia la
tienen los que practican cualquier arte
marcial donde se dan cuenta que hay algo
que fluye más allá de cualquier voluntad
yoica narcisística. También les pasa a los
bailarines, llega un momento que de tanto
practicar son un cuerpo en goce, no es
desde su Yo que lo hacen. Y yo creo que
los grandes campeones de tenis también,
funcionan más allá del narcisismo versus
alguien que la pasa mal jugando. Me refiero
a la diferencia que hay entre el goce fálico y
el goce del objeto a moebiano. Entonces en
las artes marciales se puede diferenciar el
goce fálico por ejemplo en el Tae Kwon Do
o en el Karate donde hay gritos que se
pegan, depende los movimientos, versus el
Tai Chí Chuan que es una danza. El Tai Chí
es el objeto en su dimensión moebiana que
tiene que ver con esto que estamos
explicando ahora en relación a la pulsión.
Alumno: ¿La diferencia está en cuanto el
Yo está implicado de alguna manera o no?
EGD: - En general sí, está implicado el Yo
y el significante fálico como el significante
de goce en ese caso. El significante fálico
Lacan lo estudia de dos maneras: como
significante de deseo y como significante
de goce, pero siempre se va a relacionar con
una cuestión más narcisística y más yoica.
“Asimismo es de resaltar que, para ilustrar
la dimensión de esta Verkehrung, elija la
Schaulust, el goce de ver, y lo que sólo
puede designar con la reunión de dos
términos, el sadomasoquismo. Cuando
hable de estas dos pulsiones, y más
especialmente del masoquismo, marcará
bien que no hay dos tiempos en estas
pulsiones, sino tres. Hay que distinguir bien
la vuelta en circuito de la pulsión de lo que
aparece -pero también de no aparecer- en
un tercer tiempo, a saber la aparición de ein
neues Subyect que hay que entender del
siguiente modo: no es que ya hubiera uno, a
saber, el sujeto de la pulsión, sino que lo
nuevo es ver aparecer un sujeto. Este sujeto
que es propiamente el otro, aparece
mientras la pulsión ha podido cerrar su
recorrido circular. Sólo con su aparición a
nivel del otro puede realizarse lo que hace a
la función de la pulsión.”
En ese sentido se parte sin sujeto, sujeto
acéfalo de la pulsión, y cuando retorna se
produce el efecto sujeto en el enganche de la
relación al Otro. Se acuerdan que cuando
veíamos sadismo-masoquismo decíamos que
finalmente se busca un Otro que se encarga
del papel de flagelar. Se partía de un sadismo
primitivo pero después hay un enganche al
Otro que se transforma en masoquismo.
29

El objeto a sería el objeto que se bordea y
tenemos lo que llama borde que es la
fuente. Y después Goal es la meta. Y Aim
que lo llama trayecto.
“Es sobre esto que me propongo atraer la
atención de ustedes- Ven aquí, en la
pizarra, un circuito dibujado por la curva
de esta flecha ascendente y descendente
que franquea, Drang es al principio, la
superficie constituida por lo que les definí
el último día como el borde, que es
considerado en la teoría como la fuente, la
Quelle, es decir, la zona llamada erógena
en la pulsión. La tensión es siempre
argolla, y no puede desolidarizarse de su
retorno sobre la zona erógena.”
Si bien el fin de la pulsión siempre es la
satisfacción, se bordea el objeto para que
haya una satisfacción en la fuente, en la
zona erógena. Por eso esa frase moebiana
de Freud: cuando uno besa, besa sus
propios labios. O sea el Otro es una excusa
para besar-se sería.
“Aquí va a aclararse el misterio del
zielgehemmt, de esa forma que puede
tomar la pulsión, de alcanzar su
satisfacción sin alcanzar su fin --en tanto
sea definido por la función biológica, por
la realización del apareamiento
reproductivo. Pues ese no es el fin de la
pulsión parcial. ¿Cuál es?”
¿Por qué dice esto y por qué insiste mucho en
que la pulsión es parcial? Porque Freud dice
que todas las pulsiones parciales se unen en
la genitalidad al servicio de la reproducción,
entonces pareciera que la meta de la pulsión
sería la reproducción, y él está
desmitificando esto. Dice que la meta no es
esa. Freud dice que el placer preliminar es
polimórficamente perverso, tiene que ver con
la pulsiones parciales, pero finalmente todas
se subordinan a la pulsión genital, entonces
hay como un ideal puesto en juego allí.
Define como perversión cualquier
detenimiento en el placer preliminar que
sustituya la genitalidad, cuando en la
sexualidad normal todo esto sería al servicio
de la genitalidad, y más allá de la genitalidad
de la reproducción. Y Lacan dice que todas
las pulsiones son parciales, ninguna se
interesa por la genitalidad.
“Dejemos todavía en suspenso la respuesta
pero examinemos este término y los dos
sentidos que puede presentar para
diferenciarlos, he elegido aquí el anotarlos
en una lengua en la que son
particularmente expresivos, el inglés, aim -
alguien quiere encargar una misión, no
quiere decir lo que debe traer, quiere decir
por qué camino debe pasar. The aim, es el
trayecto. El fin tiene otra forma, es el goal.
El goal, no es tampoco, en el tiro al arco, el
fin, el blanco no es el pájaro que usted
abate, tras haber marcado el golpe y con
ello alcanzado su fin.
Si la pulsión puede satisfacerse sin haber
alcanzado lo que, con respecto a una
totalización biológica de la función sería la
satisfacción en su finalidad de
30
reproducción, se debe a que es pulsión
parcial, y que su fin no es otro que ese
retorno en circuito.
Esta teoría está presente en Freud. En
algún lugar nos dice que el modelo ideal
que podría darse del autoerotismo es una
sola boca que se besa a sí misma –
metáfora luminosa, deslumbrante incluso,
como todo lo que se encuentra bajo su
pluma, y que no exige sino que se la
complete con una pregunta.
En la pulsión, no es esta boca la que se
podría llamar una boca ensartada, una
boca cosida en la que vemos, en el
análisis, despuntar al máximo, en ciertos
silencios, la instancia pura de la pulsión
oral, cerrándose en su satisfacción.
En todo caso, lo que obliga a distinguir
esta satisfacción del puro y simple
autoerotismo de la zona erógena, es este
objeto que demasiado a menudo
confundimos con éste en el que la pulsión
se cierra -este objeto, que no es de hecho
más que la presencia de un hueco, dé un
vació, ocupable nos dice Freud, por
cualquier objeto y cuya instancia no
conocemos sino bajo la forma del objeto
perdido a minúscula. El objeto a
minúscula no es el origen de la pulsión
oral. No queda introducido a título de
alimento primitivo, queda introducido por
el hecho de que ningún alimento
satisfacerá jamás a la pulsión oral, a no
ser contorneando el objeto que
eternamente falta.
La cuestión radica para nosotros ahora en
saber dónde se empalma este circuito y, en
primer lugar, si está revestido de una
carácterística de espiral, es decir, si el
circuito de la pulsión oral continúa con la
pulsión anal, que sería así el estadio
siguiente. ¿Se da ahí un progreso
dialéctico que se engendra en la
oposición? Esto es llevar ya la cuestión
muy, lejos para esta gente que nos ha
acostumbrado, en nombre de no sé qué
misterio del desarrollo, a tener a la cosa por
adquirida, inscripta en el organismo.
Esta concepción parece sostenerse en el
hecho de que, efectivamente, por lo que
respecta a la emergencia de la sexualidad
bajo una forma llamada acabada, tenemos
que vérnosla con un proceso orgánico. Pero
no hay razón alguna para extender este
hecho a la relación entre las otras pulsiones
parciales. No existe ninguna relación de
engendramiento entre una de las pulsiones
parciales y la siguiente.”
Lo que Lacan está haciendo es criticar toda
idea de evolución o desarrollo que se podría
desprender de los estadios de evolución
libidinal freudianos, donde primero
tendríamos lo oral, después lo anal, luego un
progreso hacia lo uretral, lo fálico y por
último lo genital. Nos quedaría una idea
evolutivista de esa lectura de Freud. Entonces
Lacan propone el siguiente cuadro:
Primero rompe con la idea de desarrollo
freudiana. No va a haber tal cosa como que
lo anal supera lo oral y lo fálico lo anal etc.
Otra idea es cómo se van a relacionar. Esta
idea le va a interesar mucho a Lacan para
pensar cómo se van a relacionar estos pisos
entre sí por ejemplo para pensar qué pasa en
la neurosis obsesiva. Sobre el final del
seminario de “La angustia” va a trabajar el
movimiento del deseo obsesivo. Cómo parte
a nivel de la angustia de la voz y lo va a
relacionar con el Superyó, esta angustia que
va a tener que ver con el deber ser y los
autorreproches. Y cómo el modo en que el
obsesivo va a intentar calmar esta angustia va
a ser dirigiéndose al estadio anal bajo la
forma de la demanda del Otro. Es decir, que
31
esta voz imperativa de “hay que” digamos
que es una voz insensata, no tiene sentido
pero se siente exigido el obsesivo, este
deseo del Otro lo va a rebajar para calmarse
a la demanda del Otro, y va a ser un esclavo
de las demandas del Otro. Va a necesitar
justamente que el Otro le pida, y si el Otro
no le pide él va a inventar lo que el Otro le
pide y va a ser esclavo de lo que imagina
que el Otro le pide. Siempre va a ubicar un
amo invisible de quien esclavizarse a
merced de las demandas de ese Otro. En el
fondo lo que está aliviando es esta angustia
insoportable de no saber qué quiere el Otro,
sobre el deseo del Otro. Este nivel de la
demanda lo pueden trasladar al nivel fálico
el obsesivo y tomar su sexualidad como
cumplir con la patrona, es decir que le va a
suponer a la mujer la demanda de
satisfacerla y esto le es fácil decir a los
obsesivos, no tomar el acto sexual como un
deseo sino como un cumplir con ella, tiene
que portarse bien. Ahí está tomando la
sexualidad como demanda. Puede ocurrir
también que avanzado el análisis pueda
atravesar todas estas dimensiones y
liberarse un poco de las demandas del Otro
bajo la forma anal y fálica, y quedarse
detenido en la contemplación, en una suerte
de que el Otro está pintado, de que es todo
ficción y lo único importante sería quedarse
contemplando como si fuese una especie de
budista. Y dice Lacan que también acá está
defendiéndose de la angustia. Es el último
baluarte que resguarda del encuentro con la
angustia, la contemplación. La idea del
recorrido de un análisis es que lo conduzca
al punto del cual partió para que pueda
inventar otra cosa con este deseo del Otro
enigmático. Pero les pongo un ejemplo de
cómo utiliza el movimiento de las pulsiones
y las fijaciones pulsionales para pensarlo en
la clínica.
Para esto les recomiendo un libro de Juan
Carlos Indart que se llama “La pirámide del
obsesivo”. Justamente él trabaja estos
movimientos que aparecen en la neurosis
obsesiva. Lo que él toma para hablar de la
pirámide del obsesivo jugando con las
pirámides de Egipto (dice que el obsesivo
está encerrado en una de esas pirámides) es
el gráfico donde Lacan muestra los
movimientos que aparecen en la obsesión,
entonces lo que le va a interesar es la relación
entre las distintas pulsiones.
Pero nada que ver con la cuestión de
progreso. Lacan se reiría de la cuestión de
que el orgasmo vaginal supera el orgasmo
clitoriano, incluso él dice que la vagina es
una zona internamente insensible, dice
podemos tirar litros de agua hirviendo y no
siente nada la mujer. Entonces justamente
dice guarda con idealizar esto, porque el goce
femenino es el goce con todo el cuerpo, no es
la vagina superando el clítoris.
“El paso de la pulsión oral a la pulsión anal
no se produce por un proceso de
maduración, sino por la intervención de
algo que no pertenece al campo de la
pulsión -por la intervención, la inversión, de
la demanda del Otro. Si hacemos intervenir
las otras pulsiones cuya serie puede
establecerse, y cuyo número es bastante
pequeño, resulta totalmente evidente que se
verían ustedes en un aprieto para situar en
relación con las pulsiones que acabo de
mencionar, en una sucesión histórica, la
Schaulust o pulsión escópica, incluso lo que
en su momento distinguiré como la pulsión
invocante, y establecer entre ellas la misma
relación de deducción o de génesis.
No existe ninguna metamorfosis natural de
la pulsión oral en, pulsión anal.
Cualesquiera que sean las apariencias que
pueda darnos, si llega el caso, el juego del
32
símbolo que constituye, en otros contextos,
el pretendido objeto anal, a saber, las
heces, con respecto al falo en su
incidencia negativa, no podemos en grado
alguno -la experiencia lo demuestra-
considerar que existe continuidad de la
fase anal a la fase fálica; que existe
relación de metamorfosis natural.
Debemos considerar la pulsión bajo la
rúbrica de la konstante Kraft que la
mantiene como una tensión estacionaria.
Notemos hasta en las metáforas que Freud
nos da para expresar estas salidas, Schub,
dice, que traduce inmediatamente por la
imagen que sostiene en su mente, la de un
fundido de lava, emisión material de la
deflagración energética que se produce en
diversos tiempos sucesivos, que tan, al
venir unas tras otras, esta forma de
trayecto de retorno, ¿No vemos en la
metáfora freudiana encarnarse esta
estructura fundamental -algo que sale de
un borde, que redobla su estructura
cerrado, siguiendo un trayecto que da la
vuelta, y del que nada asegura la
consistencia más que el objeto, en calidad
de algo que debe ser contorneado?. Esta
articulación nos conduce a convertir la
manifestación de la pulsión en una forma
de sujeto acéfalo, pues todo se articula en
términos de tensión, y no tiene mas
relación con el sujeto que de comunidad
topológica. He podido articularles el
inconsciente como situándose en las
hiancias que la distribución de las catexis
significantes instaura en el sujeto, y que se
representan en el algoritmo con un rombo
que coloco en el centro de toda relación
del inconsciente entre la realidad y el
sujeto. ¡Y bien! Por cuanto algo en el
aparejo del cuerpo está estructurado de la
misma manera, es a causa de la unidad
topológica de las hiancias en juego, que la
pulsión halla su papel en el funcionamiento
del inconsciente.
Sigamos ahora a Freud cuando nos habla
de la Schaulust, ver, ser visto. ¿Es lo
mismo?
¿Cómo es incluso sostenible que pueda ser
así, si no es para inscribirlo en términos de
significantes? Lo es que hay entonces algún
otro misterio? Hay otro, y, para
introducirles en él, basta con considerar que
la Schaulust se manifiesta en la perversión.
Subrayo que la pulsión no es la perversión.
Lo que constituye el carácter enigmático de
la presentación de Freud, depende de que él
quiere indicarnos una estructura radial en
la que el sujeto no se encuentra aún
ubicado. Lo que por el contrario define la
manera como el sujeto se sitúa en ella.”
Acá lo que está diciendo es que a la
perversión hay que pensarla en el marco del
fantasma, en cambio la pulsión es sin
fantasma, no hay sujeto. Si quisiéramos
dibujar el fantasma neurótico sería sujeto
barrado losange a, ahora si queremos dibujar
el fantasma perverso, el a estaría del lado del
perverso y la división subjetiva en el
partenaire. Pero lo que quiero destacar es que
siempre lo que ocurre tanto en el sadismo
como en el masoquismo, es dentro de una
escena fantasmática, una puesta en escena
fantasmática, por lo tanto es una defensa
frente al deseo del Otro. Por eso dice: la
pulsión no es la perversión y dice porque en
la pulsión no hay sujeto, en cambio en la
perversión se trata de la posición del sujeto,
el objeto está de su lado en el perverso. Él se
identifica al objeto entonces produce dos
cosas en el partenaire: angustia y
enamoramiento. Pero quiero destacar que es
dentro de una escena fantasmática siempre.
33
“Hay que considerar atentamente él texto
de Freud. Lo precioso de los textos de
Freud, en esta materia donde descifra, es
que a la manera de los buenos
arqueólogos, deja el trabajo de la
excavación, en el sitio de forma que,
incluso si queda inacabada, podemos
saber lo que quieren decir los objetos
desenterrados. Cuando el señor Fenichel
pasa por ahí actúa al modo de antaño. Lo
recoge todo, mete todo en bolsillos y en
vitrinas, sin orden, o por lo menos en un
orden completamente arbitrario, de tal
modo que nadie puede encontrar ya nada.
¿Qué ocurre en el voyerismo? En el
momento del acto del voyeur, ¿dónde está
el sujeto, dónde el objeto? Lo dije, el
sujeto, en tanto se trata de ver, no está ahí
al nivel de la pulsión de ver. Está ahí en
tanto perverso, y no se ubica sino al
término de la argolla. En cuanto al objeto
es lo que mi topología escrita en la pizarra
no puede hacerles ver, pero les permite
admitirlo- la argolla gira a su alrededor, él
es un proyectil, y con él, en la perversión,
el blanco es alcanzado.
El objeto es aquí mirada -mirada que es el
sujeto, quien lo alcanza, quien hace diana
en el tiro al blanco. Sólo tengo que
recordarles lo que dije del análisis de
Sartre. Si este análisis hace surgir la
instancia de la mirada, no es al nivel del
otro cuya mirada sorprende al sujeto
mientras ve por el agujero de la cerradura.
Ocurre que el otro le sorprende a él, el
sujeto, como siendo todo él mirada oculta.
Ustedes captan la ambigüedad de lo que
está en cuestión cuando hablamos de la
pulsión escópica. La mirada es este objeto
perdido, y de repente reencontrado, en la
conflagración de la vergüenza, por la
introducción del otro, hasta aquí, ¿qué
intenta ver el sujeto? Intenta ver, sépanlo
ya, el objeto en tanta ausencia. Lo que el
voyeur busca y encuentra no es más que
una sombra, una sombra detrás de la
cortina, ahí fantaseará cualquier magia de
presencia la cosa más graciosa, incluso si
en el otro lado sólo hay un atleta peludo. Lo
que busca no es, como se dice, el falo; sino,
precisamente su ausencia, y de ahí la
preeminencia de ciertas formas como
objetos de su búsqueda.
Lo que se mira es lo que no se puede ver. Si
la estructura de la pulsión aparece gracias a
la introducción del otro, sólo se completa
realmente en su forma invertida, bajo forma
de retorno, que es la verdadera pulsión
activa. Lo apuntado por el sujeto en el
exhibicionismo es lo que se realiza en el
otro, a quien el deseo verdaderamente
apunta es al otro, en tanto que apremiado,
más allá de su implicación en la escena. No
es sólo la víctima la interesada en el
exhibicionismo, es la víctima en tanto que
referida a algún otro que la mira.
Es así que en este texto tenemos la clave, el
nudo, de lo que tanto ha obstaculizado la
comprensión del masoquismo- Freud
articula de la forma más firme que al
principio de la pulsión sadomasoquista el
dolor no aparece para nada. Se trata de una
Herrshaft, de una Bewältigung, de una
violencia ¿Hecha a qué? A algo que tiene
tan poco nombre que Freud llega, y al
mismo tiempo vacila, a encontrar su primer
modelo, de acuerdo con todo lo que yo os
enuncio, en una violencia que el sujeto se
hace, con fines de dominio, a sí mismo.
Vacila. Y por buenas razones. El asceta que
se flagela lo hace para un tercero, ahora
bien, no es de eso lo que se propone
apoderarse. Quiere sólo designar el retorno,
la inserción en el propio cuerpo del
principio y el final de la pulsión.
34
¿En qué momento, dice Freud, vemos
introducirse, en la pulsión
sadomasoquista, la posibilidad del dolor? -
la posibilidad del dolor sufrido por lo que
se ha convertido, en este momento, en el
sujeto de la pulsión En el momento, nos
dice, que la argolla se ha cerrado, que de
un polo a otro ha habido reversión, donde
el otro ha entrado en juego, donde el
sujeto se ha tomado por término, terminal
de la pulsión. En ese momento, el dolor
entra en juego en tanto que el sujeto lo
experimenta del otro.
Se convertirá, podrá convertirse, en esta
deducción teórica, en un sujeto sádico, en
tanto que la argolla cerrada de la pulsión
habrá hecho entrar en juego la acción del
otro. Lo que está en juego en la pulsión se
revela por fin aquí: el camino de la
pulsión es la única forma de transgresión
permitida al sujeto con respecto al
principio del placer.
El sujeto advertirá que su deseo es sólo un
vano rodeo que busca pescar, enganchar
el goce del otro -por cuanto que al
intervenir el otro advertirá que hay un
goce más allá del principio del placer.
El forzamiento del principio del placer por
la incidencia de la pulsión parcial he ahí
como podemos concebir que las pulsiones
parciales, ambigüas, se instalen en el
límite de una Erhaltungstrieb, del
mantenimiento de una homeostasis, de su
captura por esa figura velada que es la de
la sexualidad.
En la medida que la pulsión da testimonio
de ese forzamiento del principio del placer,
queda testimoniado para nosotros que màs
allá del Real Ich interviene otra realidad,
de la que veremos por qué retorno, en
último término, es ella quien ha dado a
este Real ich su estructura y su
diversificación.”
Tanto el ejemplo del sadismo y masoquismo
como en la escoptofilia y el exhibicionismo,
son ejemplos en los cuales si bien la pulsión
no es la perversión se trata siempre del
movimiento que parte sin sujeto y engancha
al Otro. Siempre es importante el enganche al
Otro para que allí en el retorno aparezca el
sujeto. Son ejemplos para eso más allá de que
él aclara: ojo que la pulsión no es la
perversión.
Alumno: - No me queda muy claro esto de
que la pulsión parte sin sujeto. O sea ¿porque
es como un órgano?
EGD: - Órgano si lo pensás como libido
como irreal, no del organismo. Todavía no
hay sujeto, es la libido que surge como
movimiento que se dirige a satisfacerse
supuestamente con un objeto que le hace de
señuelo, pero no se satisface con el objeto,
bordea el objeto y se engancha al Otro
cuando bordea el objeto, y al retornar aparece
el efecto sujeto. Pensalo como el movimiento
de la libido que se dirige hacia lo Otro. Eso
Otro puede ser un semejante, y se puede
encontrar con el deseo de ese Otro o con el
cuerpo de ese Otro. Cuando se dirige a ese
Otro pensalo como ese Otro primordial que
está en contacto con el cuerpo del sujeto. Es
la libido como energía constante que busca
satisfacerse.
Entonces acá lo que les agregaría es lo
siguiente: hay dos determinaciones en la
constitución del sujeto. Dijimos que un sujeto
es lo que un significante representa para otro
significante. Esto es el sujeto efecto del
significante. Acá estamos pensando en otra
determinación del sujeto que es que el sujeto
es efecto del encuentro con el objeto a. Esta
es la causación real del sujeto. La primera se
llama la causación simbólica del sujeto, la
35
determinación significante. En cambio el
sujeto es efecto del objeto a, esto aparece
ya en el seminario “La angustia” y es lo que
él denomina la causación real del sujeto.
Por eso al objeto lo va a llamar causa del
deseo.
En todas las teorías sobre el deseo en la
historia del Psicoanálisis se lo pensó al
deseo como objetivo, es decir al objeto
como objetivo. ‘El burro detrás de la
zanahoria’. Lacan es el primero que piensa
el objeto causando el movimiento del
deseo. Digamos que hay una comunidad
lógica entre el objeto a y haberse
encontrado con el deseo del Otro, con un
punto de angustia, que angustia pero
también causa el deseo constitutivamente.
Si lo quiero relacionar con las operaciones
que estuvimos viendo ésta es más la
operación de separación. La operación de
alienación es al significante, al deseo del
Otro.
Se acuerdan que hicimos la formulita del
fantasma y dijimos que la flecha que va del
sujeto al objeto es la alienación porque
buscás por delante ese objeto que te falta e
intentás colmarte. Esto es alienación.
Ahora, la flecha que va del objeto al sujeto
es separación.
Es interesante esto porque uno hace un
análisis porque ha operado la operación de
alienación, porque funciona el S.S.S y
digamos que buscando el significante que
nos falta nos encontramos con el objeto. Es
decir, que ese significante que nos falta no
existe, no está en la estructura.
Si estamos frente a un buen analista, que va
a transmitir lo indecible, el silencio del
Otro, nos vamos a encontrar con un punto
de angustia, de silencio, y el objeto a nos
va a producir la separación. Por eso decía
buscando el significante que nos falta nos
vamos a encontrar con el objeto. Cuando
hablamos de esto ya estamos en lógica de fin
de análisis. La operación de separación
tienen que relacionarla con el fin de análisis.
Angustia, pero va a ser una angustia que
causa el deseo. Donde ya no vamos a esperar
más del Otro. Ya no vamos a esperar más
que el Otro responda lo que no sabemos
porque el Otro tampoco lo sabe. Estamos
solos. Lo que pasa es que para esto hay que
hacer un recorrido para sentirlo, porque yo lo
puedo decir mil veces teóricamente y
seguimos alienados.
Entonces hay dos determinaciones o
causaciones del sujeto: la causación
simbólica que es la causación significante, y
la causación real que es la causación por el
objeto a. Por eso les homologo, no es lo
mismo, son conceptos distintos pero sí
ocupan un lugar lógico en la estructura
semejante. El objeto a y el deseo del Otro,
ambos angustian, ambos causan división
subjetiva, pero también causan el deseo.
Esto que aparece así como fórmula en el
seminario de “La angustia” aquí lo ven
desarrollado cuando vemos el movimiento de
la pulsión.
La pulsión parte sin sujeto, se dirige al Otro,
se encuentra con el deseo del Otro, punto de
angustia, quiere decir que también se
encuentra con el objeto a y al retornar recién
ahí hay un efecto sujeto. Obviamente estoy
simplificando muchas cuestiones que se
desarrollan de a poco porque acá les resumí
la idea principal del seminario de “La
angustia”, el objeto a causando la angustia.
Este seminario tiene continuación con el de
la angustia. Pero por lo menos para que
empiecen a entender que el objeto a es la
causaciòn real del sujeto.
36
Alumno: - Ese sujeto del que estamos les estoy explicando la diferencia de cuando
hablando ahí ¿es un sujeto del inconsciente, opera la causación simbólica a partir de un
un sujeto barrado? fallido o cuando opera la causación real que
es a partir del deseo del Otro y el silencio,
EGD: - Es el concepto de sujeto dividido, que te angustia pero te hace producir.
que es efecto del significante y también del
objeto a. No lo pienses como persona,
como Yo, es lo que permite que asocies en
un análisis.
Vos tenés un fallido, ese fallido te
representa para lo que asociás, y vos estás
en el medio. El efecto sujeto está entre
ambos significantes. Ese es un ejemplo de
determinación significante. Ahora estás con
un analista que es capaz de estar a la altura
de su función y si no tiene nada que decirte
no te dice nada si vos no hablás y
permanece en silencio. Hay un momento si
sos neurótico, si sos perverso no, que te vas
a angustiar y vas a decir ¿qué me quiere?
¿Qué quiere que le hable? Y empezás a
hablar boludeces y el analista no te contesta
y permanece en silencio. Llega un momento
que es posible que te angusties, pero
también es posible que empieces a producir
y empieces a asociar. Ahí tenés un ejemplo
de que te estás encontrando con el analista
que semblantea el objeto a, que presentifica
lo enigmático del deseo del Otro, que te
agarra el qué me quiere, que querrías
rebajarlo a demanda pídame un tema pero
el analista porque se analizó sabe que su
silencio produce muchas cosas. Si lo puede
sostener eso en algún momento va a causar
dos cosas: o esa vez no tenés nada que decir
y no decís más nada y se acabó la sesión y
la próxima decís “soy un boludo estoy
perdiendo el tiempo y la guita, mejor que
me ponga a laburar”, y la próxima vas a ir a
hablar de algo que te pasa y vas a entender
que se trata de aprovechar el tiempo, que es
tu tiempo y que no es infinito. Entonces en
este sentido, en un ejemplo clínico concreto
37