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Acerca del Padre en las Neurosis

Prof. Verónica Stisman

Pensar en el Padre, como función en las Neurosis, implica


adentrarnos en la lógica de lo estructural. Tiempo de producción
freudiana donde el maestro propone un pasaje de lo fenoménico
(los síntomas y diferentes fenómenos como formaciones del
inconsciente) a la estructura, como aquello que indica su condición
de posibilidad y al mismo tiempo, va más allá de la producción
sintomática, en tanto no solo determina los síntomas sino también,
aquello que podemos pensar de un modo más general, como la
posición subjetiva.

Ahora bien, podemos preguntarnos: ¿Qué determina la estructura?


La posición del sujeto ante la castración .Castración que se
juega en el escenario edípico.

Así, podemos ir pensando que complejo de Edipo y complejo de


castración:
- Son operaciones complementarias y estructurantes, es decir
determinantes de la estructura, constitutivas y constituyentes del
Sujeto del Inconsciente

Lo que vamos a desarrollar al respecto en el presente trabajo es:

A) El padre en las neurosis: prohibición del incesto y del


parricidio. El padre como premisa.
B) La disolución del Complejo de Edipo y sus consecuencias
psíquicas. (Power)
C) Las imaginarizaciones del padre en histerias y obsesiones.

A)
Si pensamos en el Padre desde el psicoanálisis, se trata de una
función fundamental y estructurante que se juega en el escenario
edípico.

En este sentido, retomando algunas cuestiones sobre el Edipo, me


parece interesante plantear que debemos entenderlo como un mito
freudiano ¿Por qué hablamos de un mito?

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En el texto “El mito indvidual del neurótico” Lacan plantea:


“…en el seno de la experiencia analítica se encuentra algo que
hablando con propiedad, se denomina, mito. El mito es
precisamente lo que puede ser definido como otorgando una
fórmula discursiva a esa cosa que no puede transmitirse al definir a
la verdad...
No puede ser apresada ni apresar ese movimiento de acceso a la
verdad como una verdad objetiva, sólo puede expresarla en forma
mítica… tal como se manifiesta en la doctrina analítica, el complejo
de Edipo, retiene en el interior mismo de la teoría analítica un valor
de mito”.

Podemos entender que lo que se juega en un mito es un intento de


expresar y apresar un real que no sería posible de otro modo. En
este caso, hablamos de mito edípico en tanto intento de explicar en
cierto sentido el origen del sujeto neurótico y de sus síntomas.
En tanto Freud establece al Complejo de Edipo como complejo
nodular de la Neurosis. “…El complejo de Edipo es algo tan
sustantivo que no puede dejar de producir consecuencias,
cualquiera sea el modo en que se caiga en él o se salga de él…”
(“Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual
anatómica”)
Y Freud plantea que, en el centro del Complejo de Edipo, como
complejo nuclear de la neurosis, está el Padre.

¿De qué padre se trata?


En primer lugar, podemos plantear que Freud ubica al padre como
Premisa.
Si buscamos premisa en el diccionario nos encontramos con la
siguiente definición:

- Proposición probada anteriormente o dada como cierta, que


sirve de base a un argumento.

En su escrito “Moisés y la Religión Monoteísta” Freud plantea al


respecto en el apartado “El progreso de la espiritualidad”:
“… esta vuelta de la madre al padre define un triunfo de la
espiritualidad sobre la sensualidad, osea, un progreso de la cultura,
pues la maternidad es demostrada por el testimonio de los
sentidos, mientras que la paternidad es un supuesto edificado
sobre un razonamiento y sobre una premisa…”

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Lo que interesa dimensionar es que el padre es un supuesto


sostenido por la palabra de la madre, o dicho de otra manera,
sostenido por el deseo de una mujer dividida del “ todo madre” que
ahogaría todo su deseo en un hijo.

Este es el padre que nos interesa en este desarrollo, en tanto


cumpliendo una función en el escenario edípico, que imprimirá
efectos estructurales en el sujeto. ¿Cuál es esa función? De
entrada, siguiendo a Freud, planteamos que el padre es el agente
de la castración.

Sabemos que castración tiene que ver con el punto de caída de la


premisa universal del falo a partir de la inscripción de la diferencia
anatómica de los sexos. Se trata de la inscripción en lo inconsciente
de la diferencia sexual anatómica.
En esta línea, el padre como agente de la castración aparece
metaforizado en el texto freudiano siguiendo la línea de la amenaza,
por ejemplo. Tomando un texto central para este punto “El
sepultamiento del Complejo de Edipo” podemos leer: “…Más o
menos clara, más o menos brutal, sobreviene la amenaza de que
se le arrebatará esta parte tan estimada por el… invocando al
padre…”

Cuando se invoca al Padre se invoca una operación metaforizada


en la amenaza, amenaza que indica la posibilidad de una pérdida.
Pérdida como amenaza en el varón y como premisa en la mujer. En
ambos, el padre, en algún momento, encarna una prohibición.

Y es que, es necesario entender que castración implica:


- Inscripción de la diferencia sexual anatómica
- Pérdida de goce incestuoso

Y en el centro de esta cuestión se juega la perspectiva de la


función del padre en tanto transmite la prohibición del incesto
y parricidio.

¿Cómo pensamos esta función del padre como legislador?

Así, el Padre es un embajador, un representante de cierto orden


lógico y simbólico. Este es el concepto sobre el que Lacan hará sus
desarrollos sobre el Significante Nombre del Padre.

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En el texto “El Sepultamiento del Complejo de Edipo” Freud da


cuenta de algo fundamental: El hecho que el onanismo infantil,
sobre el cual interviene el padre, puede ser pensado como la
descarga genital de la excitación sexual perteneciente al complejo
de Edipo. Es decir que lo que sostiene la actividad masturbatoria
son las fantasías incestuosas.
Esto es fundamental para dimensionar que no se trata de
cuestiones contingentes, anécdotas del vivenciar sexual infantil,
sino que es un dato de estructura: Algo de las mociones pulsionales
ligadas al Complejo de Edipo se descargan por esta vía, que es
entonces el observable de lo que se juega en el niño a nivel de su
recorrido edípico.

Entonces podemos preguntarnos: ¿Sobre qué interviene- legisla-


prohíbe el padre? Sobre el goce incestuoso. Lo que implica una
doble interdicción: hacia el niño: “No yacerás con tu madre” y hacia
la madre: “No reintegrarás tu producto”

Al respecto plantea Freud en “Tótem y Tabú”: “Tanto en el complejo


de Edipo como en el de Castración, el padre desempeña igual
papel, el del temido oponente de los intereses sexuales infantiles…
La castración es el castigo que de él emana…” (pag132)
En la misma línea en su artículo “Moisés y la religión monoteísta”
señala con respecto a esta función: “…El mandamiento de la
exogamia, cuya expresión negativa es el horror al incesto, responde
a la voluntad del padre y la prolonga tras la eliminación de él…”
(pag117)
“…En el desarrollo del individuo…el padre…con el poder de
castigar, reclama del hijo una renuncia pulsional y establece para él
lo que le está permitido y lo que tiene prohibido…” (pag 115)

Si tenemos en cuenta que la fantasía del niño es que el máximo


goce sexual es el goce incestuoso, podemos comprender cómo se
juegan entrelazados el deseo incestuoso con el parricida y, por
ende, la necesidad de la doble prohibición.

En esta línea, en “Totem y Tabú ”Freud plantea una relación lógica


entre el mito de la horda primitiva, el mito edípico y el destino
neurótico. A saber: “…Si el animal totémico es el padre, los dos
principales mandamientos del totemismo, los dos preceptos tabú
que constituyen su núcleo, el de no matar al tótem y no usar
sexualment

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e a ninguna mujer que pertenezca a el, coinciden con los dos


crímenes de Edipo, quien mató a su padre y tomó por mujer a su
madre, y con los dos deseos primordiales del niño, cuya
represión insuficiente o cuyo nuevo despertar constituye quizás el
núcleo de toda psiconeurosis…”

Para entender esto, es fundamental tener en cuenta dos cuestiones:

Por un lado que, en lo que a la neurosis respecta, lo que tiene valor


es la realidad psíquica, las fantasías de las que hablamos
anteriormente, es decir, se trata del deseo y el efecto del mismo en
las neurosis.

Por otro lado, que el término disolución o sepultamiento podría


generar la confusión de que realmente se disuelve, en la que el
complejo de Edipo se destruiría y cancelaría por completo. Pero
esto debe metaforizarse como una situación ideal. En el terreno de
las Neurosis no hablamos de sepultamiento sino de Represión del
complejo de Edipo:
Plantea Freud en el texto del sepultamiento: “Si el yo no ha logrado
efectivamente mucho más que una represión del complejo, este
subsistirá inconsciente en el ello y más tarde exteriorizará su efecto
patógeno”. (pág185)

Ya sabemos que no hay represión sin retorno de lo reprimido y el


neurótico, en sus síntomas, da cuenta de estos retornos.

Con estos desarrollos, nos vamos acercando al objetivo de pensar


la causalidad psíquica de las neurosis, desde la perspectiva
estructural.

Es decir que lo que está en el centro del sufrimiento neurótico es la


represión del Edipo, represión fallida, por estructura. Con los puntos
de retorno de los deseos incestuosos y parricidas que se juegan en
los síntomas de las neurosis.

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Ahora bien, algo fundamental a tener en cuenta es que, cuando el


padre prohíbe, exige una renuncia pulsional, ejerce una de las
vertientes de su función: la prohibición del goce incestuoso.
Pero el mandamiento de la exogamia implica que el padre debe
jugar otra vertiente de su función: la donación.

Entonces: El padre en las neurosis tiene una doble función:


- Privar el objeto incestuoso: Prohibición del incesto y parricidio
- Donar, vía promesa, objetos sustitutos exogámicos.

B)
Estas cuestiones nos permiten deslizarnos a otro de los puntos a
trabajar: La disolución del Complejo de Edipo y sus
consecuencias psíquicas.

¿Cómo pensar la salida del sujeto de este escenario edípico? ¿Qué


consecuencias-efectos estructurales podemos pesquisar que se
instalan como restos de este pasaje estructural?

Si, como hemos visto hasta ahora, por la intervención del Padre el
CE es reprimido en las neurosis, esta represión no sólo instalará la
condición de posibilidad para la formación de síntomas (como
vimos anteriormente) sino que también va a generar efectos de
estructura constitutivos de la subjetividad en la neurosis.

Ellos son:
- Constitución del Ideal del yo
- Constitución del Súper yo
- Consolidación de mociones tiernas

Si bien excede el propósito de este escrito desarrollar estos puntos


en profundidad, por lo pronto podemos plantear que se constituye el
ideal del yo como instancia, vía identificación, al tomar del padre
ciertos rasgos significantes, que, a modo de emblemas, sostienen al
sujeto en un linaje. Esta instancia perpetúa y sostiene la ley del
padre y asegura al yo contra el retorno de las tendencias
incestuosas. En este sentido, el papel estabilizador de los ideales
simbólicos en la neurosis. En tanto se trata de ideales articulados a
la castración.

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Línea de la donación del padre, dona rasgos significantes que le


permitirán al sujeto circular por la cultura desde una posición
sexuada.

Con respecto al Súper yo, plantea Freud en el texto citado: “…Las


investiduras de objeto son resignadas y sustituidas por
identificación. La autoridad del padre…introyectada en el yo, forma
el núcleo del superyo, que toma prestada del padre su
severidad…” (pág184)
Éste toma prestado del padre su severidad y, en tanto heredero del
Ello, es una marca identificatoria pero intrusiva. Es el aspecto cruel
y severo del super yo que no asegura al yo, sino que tiende a
avasallarlo y someterlo.

Es decir que la represión del complejo de Edipo genera efectos que


perpetúan en el sujeto la ley del padre y la prolongan más allá de él.

Con respecto a las mociones tiernas, tienen que ver con


sublimaciones en donde, mociones incestuosas son coartadas en
su fin. Dando lugar a mociones de ternura y cariño, que dan cuenta
de la inscripción de pérdida de goce.

C)

Hasta aquí entonces, hemos trabajado la Función del Padre en las


Neurosis. Ahora bien, debemos tener en cuenta que esta función, al
ser encarnada por un sujeto, siempre, por estructura será fallida en
algún sentido, como punto de lógica estructural.

Podemos pensar que, por una cosa o por la otra, el padre (quien
encarna esta función) se encuentra en defecto de estructura en lo
referente al desempeño de la función esperada.
Por defecto o por exceso se desliza en un más allá de su función
legisladora y apaciguante. Y sobre estos puntos de falla, el
neurótico arma sus imaginarizaciones que son las que escuchamos
en la clínica, son representaciones, fantasías, versiones.

Así, el padre siempre falla en algunas de las vertientes de su


función (donación - privación), esos puntos de falla en lo simbólico
retornarán bajo las llamadas Imaginarizaciones del padre.

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Ahora bien, ¿Cómo se juegan estas imaginarizaciones en Histerias


y Obsesiones?
Si bien no se trata de hacer generalizaciones, podemos plantear
que en la clínica se escuchan ciertas regularidades, así por
ejemplo:

En la Histeria, podemos pensar que la falla está fundamentalmente


planteada en la línea de la donación. Punto de demanda y espera
eterna de la histérica en relación al padre. Padre imaginarizado
como ideal, seductor, objeto de amor, aunque también como
impotente. Y junto a esta imaginarización del padre nos
encontraremos en la clínica con el retorno de los deseos
incestuosos.

En la Neurosis obsesiva, podemos pensar la falla


fundamentalmente en la línea de la prohibición. Se escuchará en el
obsesivo un retorno de los deseos incestuosos y parricidas y una
imaginarización del padre como un padre cruel, gozador,
perturbador del goce sexual, rival a muerte.

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