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El pasado 10 de abril del presente año 2022, fue la 1ra vuelta de las elecciones presidenciales
francesas, marcadas por una nueva dicotomía. Ya no es la disputa; derechistas o izquierdistas,
sino entre tibios o hervidos. Es decir; centristas y ultras. No es novedad el balotaje de Le Pen y
Macron, esto ocurrió en la elección del 2017. Lo novedoso son los resultados generales de las
votaciones y el análisis que podemos sacarle. Vayamos al tema.
Deja vú
Como dije, una vez más, está el escenario del 2017, salvo que Macron sacó mayor diferencia
frente a Le Pen; anteriormente llegó al 24% y ahora alcanzó el 28%. La 2da sacó apenas un 2%
más, llegando al 23%. Aparentemente, es inevitable que la madame vuelva a perder, pero
veamos el plano completo antes de sacar conclusiones.
Auge nacionalista
Empecemos por el 4to candidato con mejores resultamos, el líder ultranacionalista Éric
Zemmour; alcanzó un 7%. Importante consideración; antes este partido no existía. Zemmour
fue simpatizante de Le Pen, tomó su propio camino cuando ella se moderó. Su partido es,
hasta cierto punto, una extensión de Agrupación Nacional, el partido lepenista. Durante la
campaña, el macronismo no dudó en darle espacio, atacarlo y demonizarlo, tratando que le
reste votos a la líder francesa. Funcionó, de lo contrario, le hubiera pisado los talones, o hasta
lo hubiera superado, al actual mandatario; con un voto nacionalista del 30%
Al extremo
Veamos al omitido 3cer candidato con más votos, el ultraizquierdista Mélenchon. Sacó un
excelente 22%, incrementando 2 puntos. Este partido no es viejo, nació para la elección
anterior, en el 2017. Junto a Zemmour y Le Pen, vemos que, claramente, la política francesa
está orientada a lo radical. Es más, para la prensa, vale incluso la etiqueta, para mí exagerada,
de “extremistas”. Sumando los votos radicales, tanto de derecha e izquierda, llegamos a una
mayoría absoluta del 52%.