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UNIVERSIDAD NORORIENTAL PRIVADA

GRAN MARISCAL DE AYACUCHO


FACULTAD DE DERECHO
ESCUELA DE DERECHO
NÚCLEO MATURÍN, ESTADO – MONAGAS

LOS DERECHOS HUMANOS Y LA JUSTICIA SOCIAL

Bachiller:
Diana Suárez. CI: 31.024.287
Miliannys Palacios. CI: 31.650.025

Profesora:
Doenys
Ylarraza.
Sección:
1D1.

MATURÍN, JUNIO DEL 2022.


Resumen:

Cuando hablamos de los derechos humanos primero debemos conocer su inicio o su orígen,

los derechos humanos han existido desde hace muchísimos años, sin embargo, se considera

que nacieron el 10 de diciembre del año 1948 ya que ese día fueron proclamados por la

asamblea general de las naciones unidas y consagrados por la declaración universal de los

derechos humanos, esto cómo consecuencia de la segunda guerra mundial ya que en dicha

guerra ocurrieron atrocidades cómo; incontables ciudades en ruinas, violencia, millones de

personas que murieron, otras se habían quedado sin hogar y otras estaban por morir a causa de

pasar hambre, entonces recogieron las firmas de los países internacionales pertenecientes a la

ONU y con la aprobación de estás fue que obtuvieron la proclamación que tenía como

finalidad brindar libertad y bienestar a los ciudadanos, los derechos humanos son básicamente

aquellos bienes primarios o básicos que tiene toda persona física por el simple hecho de serlo,

es decir, lo obtenemos desde que nacemos y debe ser respetado en el lugar o país que nos

encontremos, estos derechos corresponden a todas las personas sin distinción alguna; ya que

no debe importar el sexo, la raza, la religión, la nacionalidad, la lengua, las creencias, las

culturas, entre otras cosas; su finalidad o principio es que todos los seres humanos podamos

nacer libres e iguales en dignidad y derechos. Algunos ejemplos de los derechos humanos

son: derecho a la vida, derecho al libre tránsito, derecho a la libertad, entre otros. Por otro

lado, la justicia social es la justa y equitativa distribución de los bienes entre los miembros de

una sociedad, de modo que todas las personas puedan acceder a una vida digna, gozar a

plenitud los derechos humanos y tener igualdad de oportunidades para su desarrollo y

bienestar, es decir, que todos tengamos derecho a las mismas oportunidades, la asamblea

general de la ONU decidió declarar el 20 de febrero de cada año para celebrar el día mundial

de la justicia social.
Palabras claves: Derechos, responsabilidad, sociedad, equidad, justicia, bien común.

Introducción

En el siguiente trabajo hemos desarrollado el tema de “ los derechos humanos y la justicia

social” el cual es producto de una minuciosa búsqueda e investigación para lograr un trabajo

en el que quede bien explicado el tema y hacer tomar conciencia de dichos términos y

colaborar a que sean respetados, reconocidos y promocionados. A lo largo del trabajo se hará

referencia de la evolución histórica, su definición, características, su importancia y finalidad.

Como ustedes saben existe demasiada información acerca de los derechos humanos en cuanto

a sus garantías y el propósito de cada una. Podemos definir los derechos humanos como las

garantías jurídicas , que protegen a cada persona contra acciones que interfieran con sus

libertades y con la dignidad humana sin discriminación alguna como la raza , el sexo , el

color, nacionalidad, condición económica , religión o cualquier otra condición.


Índice

Resumen .....................................................................................................................................I
I
Introducción ............................................................................................................................. III
Índice ........................................................................................................................................
IV
Los derechos humanos......................................................................................................... 1-
2
Características de los derechos humanos............................................................................. 2-
4

Los derechos civiles……………………………………………………………………….4

Los derechos políticos……………………………………………………………….............4


Los derechos sociales .............................................................................................................
4
Los derechos económicos .......................................................................................................
5
Los derechos humanos en la sociedad ................................................................................. 5-
8
La justicia social ................................................................................................................ 9-
11
Conclusión ................................................................................................................................
12
Referencias bibliográficas ........................................................................................................
13
Los derechos humanos

Tienen inicio en su declaración de 1948 de las naciones unidas donde fueron inscritos los

derechos humanos surgió en un espacio occidental como propuesta a las naciones. De ese

origen ha sido derivada una infundada acusación que todavía sigue escuchándose como crítica

monótona y usual a los derechos humanos: el de ser universalistas e individualistas y por lo

mismo no tomar en cuenta, en su debida magnitud, los derechos de pueblos, «sociedades» y

culturas.

Los derechos humanos; son normas que reconocen y protegen la dignidad de todos los

seres humanos. Estos derechos rigen la manera en que los individuos viven en sociedad y se

relacionan entre sí, al igual que sus relaciones con el Estado y las obligaciones del Estado

hacia ellos. Son derechos fundamentales que se adquieren al nacer por el simple hecho de ser

humano, y que son inalienables, irrenunciables, indivisibles y universales.

Los derechos humanos son normas que reconocen y protegen la dignidad de todos los seres

humanos. Estos derechos rigen la manera en que los individuos viven en sociedad y se

relacionan entre sí, al igual que sus relaciones con el Estado y las obligaciones del Estado

hacia ellos. Las leyes relativas a los derechos humanos exigen que los gobiernos hagan

determinadas cosas y les impide hacer otras. Las personas también tienen responsabilidades;

así como hacen valer sus derechos, deben respetar los derechos de los demás. Ningún
gobierno, grupo o persona individual tiene derecho a llevar a cabo ningún acto que vulnere los

derechos de los demás.

Son aquellos derechos que son inseparables a todos los seres humanos, sin distinción

alguna de raza, de nacionalidad, sexo, religión o cualquier otra condición. Estos derechos son

reconocidos a las personas solo por el simple hecho de serlo y no requieren ningún título

específico para adquirirlos. Los derechos humanos son la suma de los derechos individuales y

colectivos establecidos en constituciones nacionales y en el Derecho internacional, inherentes

a todo ser de la especie humana, que marcan un límite entre el Estado y los ciudadanos que

moran bajo su protección.

Los derechos humanos son inherentes a nuestro propio ser, no se pueden dividir, cumplir

en partes o cambiar por otros, son universales, o sea, se extienden a todo el género humano y

en todo tiempo y lugar, son iguales o sea los mismos para todas las personas, son

imprescriptibles ya que no caducan ni se pierden por el transcurso de su uso, son inalienable

ya que están fuera de comercio humano o sea no se pueden transferir o transmitir a ninguna

otra persona, son naturales e individuales.

Características de los derechos humanos

Los derechos humanos son derechos intrínsecos, es decir, todas las personas los tienen por

el hecho de nacer. Son derechos irrenunciables. Nadie puede renunciar a ellos, ni siquiera por

propia voluntad, y por eso mismo son también intransferibles. Son derechos inalienables, por

lo que nadie los puede suprimir bajo ninguna circunstancia ni se puede despojar de ellos a

ninguna persona. Los derechos humanos son derechos universales. Esta característica es

fundamental, y significa que todas las personas tienen los mismos derechos sin discriminación

alguna y que se aplican a cualquier persona de cualquier parte del mundo.


Son derechos interdependientes. La estrecha relación entre derechos o grupo de derechos

también es clave, ya que el avance de uno favorece el progreso de los demás, mientras que la

privación de uno perjudica al ejercicio del resto. El desarrollo integral de las personas es un

todo, y, por ejemplo, su derecho a la educación no será efectivo si no tiene a la vez otros

derechos -a la salud, al trabajo, a la vivienda, a la libertad de expresión, de tránsito, etcétera-

para poderlo disfrutar plenamente. Otro caso de interdependencia es el de los derechos

políticos, cuyo ejercicio pasa por la existencia de los derechos a la libertad de asociación, a la

libertad de expresión y a la igualdad y no discriminación.

Son derechos progresivos. Una vez conseguido un avance en el ejercicio y la tutela de un

derecho humano, ya no se podrá eliminar, limitar ni restringir posteriormente. Al contrario, se

debe seguir progresando en su cumplimiento, porque la propia filosofía de los derechos

humanos obliga a su constante mejoría. Son derechos imprescriptibles. Los derechos humanos

no prescriben, no tienen fecha de caducidad por ningún motivo.

Son derechos inderogables, aunque esta característica admite matices. Algunas normas

internacionales, regionales o nacionales de derechos humanos contemplan la posibilidad de

que esa inderogabilidad no afecte por igual a todos los derechos y legitiman a los Estados para

que, de forma excepcional, puedan derogar algunos. En todo caso, hay un grupo de derechos

que deben ser respetados siempre, sin excepción, como el derecho a la vida; a no ser

esclavizado o a no ser torturado; a no recibir tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes;

y a la no discriminación por motivos de raza, religión, origen social o de cualquier otra índole.

Son derechos en constante evolución: la ‘tercera generación’. La Declaración Universal de

1948 fue la conclusión de un proceso evolutivo y el resultado de un momento histórico

concreto, por lo que su contenido se sigue viendo como mejorable, tanto en la descripción de

los principios recogidos como con la posible inclusión de nuevos derechos.


Son derechos indivisibles. Todos los derechos humanos merecen la misma atención y

tienen la misma vigencia. Ni se puede prescindir de uno, ni se puede disfrutar de uno a costa

de otro, porque todos ellos se encuentran unidos y forman parte de un todo, de una misma

construcción. No hay, pues, separación ni jerarquía entre ellos, y los derechos civiles y

políticos tienen el mismo peso que los derechos económicos, sociales y culturales. De hecho,

resulta extremadamente difícil mejorar estos últimos sin libertades políticas. Y viceversa:

estas libertades difícilmente conseguirán beneficiar a las personas más necesitadas si no van

acompañadas de un desarrollo económico y social.

Los derechos humanos se clasifican de la siguiente manera: Primera generación; son

conocidos como derechos civiles y políticos, implican obligaciones de omisión por parte del

estado y son de satisfacción inmediata, se refieren al respeto a la vida y la integridad personal,

la libertad de pensamiento, expresión y al trato digno e igualitario. La segunda generación;

también conocidos como derechos sociales, económicos y culturales, implican obligaciones

de acción por parte del estado y son de satisfacción progresiva, se busca que las personas

gocen de manera efectiva por medio de estrategias lo siguiente: derecho a la alimentación, a la

educación, a la salud física y mental, al trabajo, a la vivienda y a la seguridad social. Tercera

generación; también conocidos como derechos de los pueblos o de soberanía y solidaridad,

surgen ante la necesidad de cooperación entre las naciones y sus grupos sociales, en ellos

están: el derecho a la paz, al desarrollo y al medio ambiente.

Los derechos civiles

El derecho a la vida. La integridad personal. La libertad y la seguridad personal. El derecho

de petición y respuesta El libre desarrollo de la personalidad. La protección del honor y la

vida privada. La inviolabilidad del hogar. El secreto de las comunicaciones. La libertad de

tránsito. El derecho al nombre y a conocer la identidad de los padres. La libertad de expresión

y la libertad de información. El derecho de reunión. El derecho de asociación.


Libertad de religión y culto. Libertad de conciencia El derecho de acceso a la Justicia. Acceso

Formal y Acceso material. La Tutela Judicial Efectiva. El debido Proceso.


Los derechos políticos El derecho de participación. El derecho al sufragio. El derecho de

asociación política. El derecho a exigir rendición de cuentas a los representantes. El derecho

de asilo y refugio. El referéndum popular: consultivo, aprobatorio, abrogatorio y revocatorio.

Los derechos sociales

La protección a la familia como garantía institucional. Los derechos del niño, del

adolescente y de los ancianos. El derecho a la vivienda. El derecho a la salud. El Derecho a la

seguridad social. Los derechos laborales. El derecho a la educación. El derecho a la cultura. El

derecho al deporte y a la recreación.

Los derechos económicos

El derecho de propiedad y la función social de la propiedad. La expropiación por causa de

utilidad pública o interés social. Los derechos de los consumidores.

Los derechos humanos en la sociedad

Los derechos humanos no podían haber sido planteados en un sentido colectivista, sino

individual. Pues toda colectividad tiene límites, y el límite más preciso de cada una de ellas es

otra colectividad. Suponer que los derechos humanos deberían haber establecido la primacía

de lo colectivo sobre lo individual, significaría ni más ni menos que aceptar la idea de que

existe una suerte de principio colectivo que regula las relaciones de todas las comunidades,

esto es, que existe una suerte de colectividad de colectividades. Ahora bien, lo único colectivo

que tienen éstas entre sí son los individuos, pues no existen sin ellos, de modo que si se quiere

defender los derechos de las colectividades, hay que partir de lo que tienen en común, los

individuos, por mucho que haya comunidades que nieguen la existencia del individuo como

tal.
Es interesante constatar el hecho de que los redactores de la Declaración de los Derechos

Humanos inscribieron en un solo artículo la libertad de pensamiento y la libertad de opinión

como derechos inalienables a cada individuo. Porque, si bien la libertad de pensamiento no es

en sí un derecho ciudadano, pues cada uno puede albergar pensamientos ocultos, es decir no

públicos, la libertad de emitir esos pensamientos sí es un derecho ciudadano. Pensar no es en

sí político. En cambio, emitir pensamientos en la forma de opiniones es un acto

potencialmente político.

Más interesante aún es constatar que la libertad de pensamiento precede en el citado

artículo a la libertad de opinión. Y desde el punto de vista de una lógica formal, los redactores

de la Declaración tenían plena razón. El pensamiento precede a la opinión, pues nadie puede

opinar sobre lo que no ha pensado. Mediante el acto de pensar establecemos la diferencia

entre lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, lo necesario y lo superfluo. No obstante, lo que

desde una perspectiva antropológica es formalmente lógico, no lo es siempre desde una

perspectiva política. Y esto es así porque el pensamiento ciudadano no siempre antecede a la

libertad de opinión, sino que es también su resultado. En la filosofía política moderna quien

más ha destacado esa vinculación inseparable entre pensar y opinar ha sido sin dudas Hannah

Arendt, a quien cito a continuación:

Libertad de expresión implica el derecho a hablar públicamente y ser escuchada, y en

tanto la razón humana no sea infalible, será esa libertad el fundamento de la libertad

de pensamiento. Libertad de pensamiento sin libertad de palabra es una ilusión.

Libertad de asociación sin libertad de expresión es además el fundamento para la

libertad de acción, que ningún ser humano, por sí solo, puede realizar (Arendt,

2000:248).
Los derechos humanos transcriben en un lenguaje universal múltiples derechos

particulares, del mismo modo que su lectura debe ser traducida –no solo idiomática, sino
también culturalmente– a muchas realidades particulares. Pues al fin y al cabo, la palabra

particularismo no existiría si no hubiese universalismo (y viceversa). Es que esos derechos

que son humanos, no los necesitamos porque los tenemos. Más bien ocurre lo contrario: los

tenemos porque los necesitamos. Ningún derecho puede ser usado como coartada para

suprimir otro. Ése no es el espíritu ni el sentido de los derechos humanos, ellos no son

excluyentes, son sumativos; y eso es muy diferente.

Existe una propuesta que plantean una supuesta antinomia entre los derechos sociales y los

políticos. A estos últimos los califican de liberales, individualistas, universalistas, a diferencia

de los derechos sociales, que serían igualitarios, particularistas, colectivistas. Es decir, habría

derechos que seguir y otros que perseguir. Hay que destacar, que si los derechos sociales

pueden ser inscritos en la lista de los derechos humanos, es porque éstos ya contenían una

fundamentación moral que estaba dada en esos derechos individuales y políticos que

garantizan las libertades básicas. Al revés nunca habría podido suceder, pues de los derechos

sociales no pueden deducirse derechos políticos individuales.

Desde una perspectiva formal, sería fácil concluir que los derechos humanos, en tanto no

están enclavados en ninguna «Constitución planetaria» que asegure su ejecutividad, son más

simbólicos que reales, y por lo tanto, pertenecen más al campo de la legitimidad que al de la

legalidad. Pero, por otra parte, hay que tomar en cuenta que casi cada Estado, sobre todo si se

trata de uno democrático, es portador legal de la legitimación derecho-humanista, y que

proceder en favor de un movimiento no legal pero legítimo significaría actuar en contra del

propio medio transmisor y ejecutor de los derechos humanos, que no puede ser sino el Estado.

Este dilema, con el que se ha enfrentado alguna vez cada persona que se ocupe de los

derechos humanos, no puede resolverse en abstracto, sino a partir de las propias experiencias

que aparecen en un lugar determinado.


Con lo que se refuerza la posición de que los derechos humanos son en primer lugar

políticos, y esto trae como consecuencia que, a través del juego político, deben ser ubicados

en un lugar que antes de ese juego político aparece como algo absolutamente indeterminado.

Y aceptar esto lleva definitivamente a borrar la imagen de un conjunto de derechos que son

aplicables de modo automático a todas las circunstancias de acuerdo con medidas

matemáticas más o menos exactas. Eso quiere decir, por una parte, que los movimientos de

minorías no siempre pueden contar con el apoyo de los derechos humanos sólo porque son

legítimos, y por otra parte que tampoco los Estados pueden contar permanentemente con el

apoyo de esos derechos, sólo porque son legales.

Los derechos humanos no están en condiciones de entregar soluciones puras a las partes

en conflicto. Lo más que pueden ofrecer, en algunas ocasiones, son líneas de acción para que

los conflictos sean regulados sin que se llegue al momento de destrucción de alguna o de

ambas político. Hoy en día es común hablar de los derechos humanos y dar por sentada la

promesa de que, sin importar dónde y cuándo, los violadores de derechos fundamentales serán

eventualmente perseguidos y castigados. Sin embargo, no siempre existió un concepto como

el de los derechos humanos, o no al menos en los mismos términos en que existe hoy, y por

eso a menudo se considera que los derechos humanos son el resultado de una dolorosa

comprensión de la historia de sufrimientos y tragedias que es propia de la civilización

humana.

La dura realidad es que sabemos que los derechos humanos no son universalmente

respetados y que en numerosos lugares del planeta, en el primer o el tercer mundo, es posible

hallar casos de violaciones eventuales de estos derechos. Sin embargo, desde mediados del

siglo XX es cada vez más difícil llevar a cabo violaciones sistemáticas de los derechos

humanos con impunidad. Así, aunque el mundo dista aún de ser un lugar justo en materia de

derechos humanos, la existencia misma de estos derechos ya es algo mundialmente conocido,


y eso es motivo de júbilo. La impunidad de las violaciones de los derechos humanos es el

mayor oponente a vencer en estos asuntos, y para ello es vital que los casos de violaciones

sean juzgados severamente, sin importar el tiempo transcurrido de los hechos: eso es lo que

significa que los crímenes de lesa humanidad nunca prescriben.

La justicia social

Venezuela se constituye como un Estado democrático y social de derecho y de justicia según

lo consagra la Constitución de la República bolivariana de Venezuela. La justicia social

comienza realmente en Venezuela es dando a cada quien lo que requiere o lo que necesita

para su subsistencia y para un mejor vivir.

La justicia social implica valores de equidad, igualdad, respeto a la diversidad y que los

derechos humanos se apliquen en todos los ámbitos de la vida, busca la radicación de la

pobreza, la igualdad de género, promover la solidaridad internacional, la igualdad de

oportunidades para aquellas personas que por mucho tiempo fueron desplazadas, todo con la

finalidad de que esa justicia social abarcara toda la población.

Todas las personas tenemos necesidades básicas comunes, que se traducen en derechos

humanos fundamentales: el derecho a la propia identidad, a la supervivencia, a la educación a

expresarnos con libertad y a ser tratados con dignidad y respeto, por ejemplo. Cuando estas

necesidades fundamentales no se satisfacen nos encontramos frente a inequidades, que pueden


darse tanto en los países industrializados como en países en desarrollo. Lo que convierte estas

situaciones en injusticias es que pueden ser evitadas: no se trata de problemas irresolubles a

los que no podamos hacer frente, sino que a menudo han sido provocados por personas y

persisten porque mucha gente se desentiende de ellos. La decisión de promover o de negar la

justicia social está en manos de las personas, ya sea a escala individual, local, nacional o

mundial.

Término Justicia social surge a mediados del siglo XIX, y se refiere a las situaciones de

desigualdad social acontecidas en el mundo, que concibe la búsqueda de equilibrio entre

desiguales. La justicia social se refiere al disfrute de los derechos humanos de los trabajadores

y de los sectores más desfavorecidos de la sociedad.

Así la justicia social pretende compensar las desigualdades que se producen en la sociedad. En

este sentido, la justicia social se orienta hacia la creación de las condiciones necesarias para

que se desarrolle una sociedad más igualitaria en términos políticos económicos, culturales y

sociales.

Ahora bien, adentrándonos en el plano del derecho laboral, la justicia social comprende el

conjunto de normas y principios tendientes a proteger y garantizar las condiciones tanto de

trabajo como de vida para toda la población. Asimismo, implica la concepción de un Estado

activo dirigido a remover los obstáculos que le impiden a un sector de la población, el

desarrollo de relaciones en igualdad de condiciones.

Los temas que interesan a la justicia social son entre otros: la igualdad social, igualdad de

oportunidades, el estado del bienestar, la solución a la pobreza, la distribución de la riqueza,

los derechos de los trabajadores, entre otros.

En este sentido, cabe señalar que Venezuela como país democrático declara en su carta magna

(1999) ser un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, sustentado en valores


como son: educación, salud, equidad, igualdad, trabajo decente, acceso a la protección social,

respeto de la diversidad, y aplicación de los derechos humanos en todas las esferas de la vida

social.

A fin de lograr la mejoría social de la población venezolana, es necesario convertir este

educar en el valor de la justicia social a las futuras generaciones, de manera que ésta no quede

como un enunciado constitucional, sino que se materialice a corto plazo.

La justicia social se basa en la equidad que se puede obtener si cada persona se desarrolla

plenamente. Para esto, es fundamental elaborar políticas sociales que permitan la promoción

del trabajo digno, así como de los derechos económicos, sociales y culturales. Para lograr que

se cumplan estos derechos es imprescindible el rol activo de los Estados para financiar,

promover y ofrecer los recursos materiales necesarios para lograrlo. En toda sociedad

democrática es necesario contar con sistemas que garanticen que las personas puedan ejercer

sus derechos, que se desarrollen con dignidad y de esta manera las sociedades puedan avanzar

y crecer. Se caracteriza por ser uno de los valores más importantes en la sociedad, velando

por el bien común y la convivencia armónica de la sociedad en que se vive.

Entre los factores que generan las desigualdades se encuentran indudablemente la pobreza, es

muy difícil avanzar en derechos fundamentales cuando la base estructural radica en

injusticias. La discriminación es otro aspecto clave, que afecta negativamente a cualquier

posibilidad que tiene una persona de desarrollar su potencial.

A diferencia de la justicia, que busca el equilibrio entre el bien común y el bien personal, este

tipo de justicia da un paso más y promueve el reparto equitativo de los bienes y servicios.

Para ello se apoya en normativas y leyes que garanticen su práctica. Su fin último es acabar

con la pobreza y la desigualdad y conseguir el pleno desarrollo de las personas.


Conclusión

Para finalizar este trabajo podemos decir que tanto los derechos humanos como la

justicia social son de suma importancia para todos los individuos de una sociedad o el mundo

en general ya que les permite tener mejores condiciones de vida, en sin son la base

fundamental para su desarrollo. A lo largo de la investigación nos dimos cuenta que no

siempre estos derechos han sido respetados, sin embargo nosotros como ciudadanos

deberíamos darle la importancia necesaria ya que realmente existen para nuestro propio

beneficio, la justicia social por su parte busca proteger en su gran mayoría a los derechos más

fundamentales del ser humano como lo son, la vida, el derecho a una vivienda digna, el

derecho a un empleo, y a formar a una familia, los cuales permiten el desarrollo de la persona

y su crecimiento económico y social y los derechos humanos son fundamentales para la vida

pues estos te garantizan que tu dignidad como persona sea respetada, poder vivir de manera

correcta y como todos los seres humanos se lo merecen, pero para que se cumplan nuestros
derechos es necesario conocerlos y ante una injusticia pedir ayuda para hacerlos valer, hasta

en su propio nombre nos damos cuenta de la importancia ya que se dice que los derechos son

las libertades y garantías de los ciudadanos y la justicia se define como una virtud, que inclina

a dar a cada uno lo que le corresponder o pertenece, o sea es el derecho, la razón , la equidad.

La justicia es indispensable para una convivencia pacífica, que conserve la seguridad entre los

países y las personas que allí viven. Si bien los Estados son responsables de generar y

promoverla, es también una responsabilidad: Cada persona puede decidir otorgar o negar la

justicia social. Tratar con respeto a alguien, promover la igualdad de género, no discriminar,

no dejar de lado a una persona por su edad, religión o discapacidad.

Referencias bibliográficas

Ledesma Barba, Gregario, (2008). Manual de derechos humanos, Centro de Estudios de

Derechos Humanos Universidad Central de Venezuela.

Tunnermann, Héctor, (1997). Los derechos Humanos Evolución Histórica y Reto

Educativo, UNESCO-Caracas, Venezuela.

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