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Concepción de la Ciudadanía desde la perspectiva del Materialismo histórico.

García Ordoñez César Mauricio

Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo

Ciudadanía y Sociedad Civil

Dr. Guillermo Lizama Carrasco

21 de febrero de 2023
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Concepción de la Ciudadanía desde la perspectiva del Materialismo


histórico.

César Mauricio García Ordoñez.

Introducción.

La concepción de ciudadanía ha ido cambiando de forma sustancial a lo largo de la


historia. Pasando por diversas transformaciones sociales que le han agregado elementos
para que la palabra ciudadanía tenga la connotación que tiene hoy en día. Es por ello,
que ha sido objeto de discusión desde distintos enfoques y teorías. El presente ensayo
pretende explicar y compara la concepción de ciudadanía desde la perspectiva de la
teoría del materialismo histórico en comparación con la concepción clásica y el ejercicio
de la ciudadanía en los modelos neoliberales que imperan en las sociedades actuales.
Del mismo modo, en este ensayo se hace un repaso en la relación de la ciudadanía en
las sociedades capitalistas y socialistas. Además, de la importancia de los movimientos
sociales que han influido en la concepción de la ciudadanía en distintos contextos
históricos. Poniendo énfasis en la importancia de una ciudadanía activa y participativa
como parte de la lucha por la justicia social y la igualdad de derechos y oportunidades.

Para comenzar, es necesario exponer el concepto actual de ciudadanía, que de


acuerdo a la Real Academia Española, define ciudadanía como “cualidad y derecho de
ciudadano”. Así, como al “conjunto de los ciudadanos de un pueblo o nación”. Una
definición muy general, pero que nos ayuda a identificar los elementos fundamentales de
la condición de la ciudadanía. (Heather citado por Vidal, 2020) agrega más elementos
como la “relación política entre un individuo y una comunidad política, en virtud de la cual
el individuo es miembro de pleno derecho de esa comunidad y le debe lealtad
permanente” Es decir, la ciudadanía es lo que les da identidad sociopolítica a los
individuos pertenecientes a una comunidad política establecida.
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Por ello, es indispensable comprender a la concepción actual de ciudadanía como


una construcción histórico social que se ha formado con el paso del tiempo
principalmente de la noción liberal. La cual, se ha ido modificando al ritmo de la evolución
del capitalismo, llegando al día de hoy, una concepción adaptada a los estándares del
neoliberalismo global. Tomando como punto de partida las revoluciones burguesas
comenzadas con la revolución francesa y la declaración de los derechos del hombre
siendo el resultado de diversos movimientos sociales que desembarcaron en la
obtención de derechos para sectores de la población que carecían de estos derechos y
tuvieron que entrar en una fase de lucha contra quienes los acaparaban. Entonces, se
podría decir que la lucha por derechos civiles, sociales, políticos y sexuales no son más
que una continuación de la lucha de clases existente en cualquier época.

Evolución de la concepción del ciudadano.

Partiendo desde la concepción del Materialismo histórico, teoría desarrollada por Karl
Marx y Friedrich Engels. La cual, a grandes rasgos, menciona que son las condiciones
materiales surgidas desde la economía como punto de partida de la cual emergen las
diversas relaciones sociales interrelacionadas con la producción de bienes. Las cuales
determinan los elementos principales en la forma de organización de las sociedades. Por
tanto, la concepción de la ciudadanía es vista como una construcción social nacida de
las condiciones materiales surgidas por este factor. Así que, la ciudadanía surge en el
contexto en que van cambiando las formas de organización de la sociedad desde los
factores económicos. Siendo el surgimiento de la propiedad privada la condición esencial
en la construcción de la ciudadanía. Ya que, de aquí parte esta idea en que, al comienzo
de la civilización, se consideraba a los propietarios como verdaderos ciudadanos. Por lo
que, desde su origen, hasta el capitalismo moderno, la base estructural supone una
contradicción que parece ser incompatible la existencia entre los modos de producción
con propiedad privada y la ciudadanía.

En la ciudadanía ateniense, se consideraba como ciudadanos a los hombres libres


(excluyendo a las mujeres) como a quienes podían participar en la Asamblea y en la
toma de decisiones públicas en las polis. Esto quiere decir, que, desde la conformación
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de la ciudadanía ateniense. Se concedió en una forma que estuviera de acuerdo a la


forma económica y social de la sociedad esclavista. Mismos elementos que serían
retomados en las ideales liberales que se oponían a la sociedad feudalista, entre estos
elementos se encuentran los postulados republicanos en la forma de gobierno y por
supuesto, con su objetivo principal, que es el conservar el derecho a la propiedad
(privada). Es en este momento es donde la división del trabajo toma gran relevancia
como una condición en la estructuración de la ciudadanía en cualquier etapa histórica.
Por lo que, desde su esencia es evidente una contradicción entre ciudadanos, que si
bien, el estatus parece ser el mismo, de fondo esconde su intención de mantener la
desigualdad en la estructura de clases sociales.

En la ciudadana actual, la relación con los procesos de producción se establece


la como principal condicionante en la configuración de las sociedades modernas bajo la
misma lógica del capital. Desde el marxismo, se puede hacer una crítica a las distintas
relaciones que surgen de la producción económica capitalista y una de ellas es lo
existente entre el ámbito público y lo privado, y sobre la falsa igualdad ciudadana
inherente en la sociedad capitalista. Se realiza una fuerte crítica a la “naturaleza
ideológica que encubre los derechos humanos como son la viva esencia del burgués
egoísta; se oponen al bien colectivo” (Del Águila, 2019. p. 14). Expresión que utiliza el
mismo Marx, para expresar su reproche a los fundamentos que fijan los derechos del
hombre y el ciudadano, los que antecedieron a la declaración actual. Donde los principios
de libertad, seguridad e igualdad reflejan la naturaleza individualista-egoísta del hombre
burgués (Villalba, 2020).

Ciudadanía liberal.

Enfocándonos ya en el modo de producción capitalista, en que la propiedad


privada se ve como el elemento base de la estructura social existente. Entendiendo al
capitalismo como un sistema económico que se basa en la acumulación de capital y por
tanto, en la explotación de una clase sobre otra. En este contexto, el Estado solo se limita
a ciertos derechos políticos y civiles a los ciudadanos, pero sin garantiza una verdadera
igualdad condiciones para todos los individuos. Por lo que, la ciudadanía está
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directamente relacionada con la capacidad y posición de los individuos para poder


participar en la toma de decisiones públicas, con goce de derechos políticos y sociales.
Como la libertad de expresión y de asociación. Con este último derecho a la libre
asociación se comenzaron a agrupar sectores de ambas clases sociales, en forma de
sindicatos de trabajadores y de empresarios que buscaban mantener su estatus y
propiedad. Ambos en busca de beneficios y derechos sociales. Mismos derechos
sociales, que se obtuvieron, pero aún bajo la lógica del capital. Ya que, desde esta
perspectiva, la concepción de ciudadanía liberal no es suficiente para garantizar una
verdadera igualdad y libertad en el ejercicio de derechos para todas las personas.

La ciudadanía liberal se constituye bajo la idea de que todos los ciudadanos son
iguales ante la ley, pero esto no garantiza la igualdad material ni la abolición de las
desigualdades sociales y económicas existentes en la sociedad. La ciudadanía liberal
también se basa en la idea de que los derechos individuales son sagrados y deben ser
protegidos por el Estado. Sin embargo, en el contexto del capitalismo, esto a menudo
significa proteger los intereses de los propietarios de los medios de producción en
detrimento de los derechos de los trabajadores y de los sectores más desfavorecidos de
la sociedad.

Marshall (1998) menciona que no se puede disfrutar de una ciudadanía plena en


temas civiles y políticos, sin antes haber las condiciones materiales necesarias para que
hagan posible que los individuos cuentes con una vida digna. Es decir, que no se puede
hablar de un pleno ejercicio de la ciudadanía cuando no son garantizados servicios tan
esenciales como educación, seguridad económica y de trabajo y salud para todos los
ciudadanos. Mismos derechos sociales son lo que completa la ciudadanía. Algo que
solo es posible de alcanzar en medida que el Estado los pueda garantizar.

A causa de la desigualdad económica producida en el desarrollo del capitalismo


debe ser resuelta por el Estado. En esta concepción, los ciudadanos tienen el derecho
al bienestar independientemente de su posición en la estructura social y de su relación
en la producción económica. Sin embargo, esto no puede ser posible porque esta
desigualdad va más allá a que el Estado garantice los derechos y servicios sociales a
toda la población cuando a al mismo tiempo el Estado es quien favorece la desigualdad
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económica. Por lo que se hace necesario cuestionar esta situación y plantear alguna
alternativa ante las contradicciones que emanan de la concepción liberal de ciudadanía.
“Debemos pasar de una ciudadanía social centrada en la igualación material mínima
frente a las desigualdades generadas por el mercado, a una ciudadanía social orientada
a la creación de oportunidades sociales” (Frejeiro, 2008, p. 148).

Ciudadanía en el contexto neoliberal

La concepción de ciudadanía sufriría diversa transformación con la llegada de los


modelos neoliberales, como lo es el fomento al individualismo extremo, perdiendo el
sentido de la colectividad, retornando a la época en lo primordial para un ciudadano es
la propiedad privada, pero agregando un elemento fundamental que marca la época
actual que es el consumo. Esta ciudadanía ha producido individuos preocupados
solamente en satisfacer sus propios intereses por encima u olvidando los del colectivo.
La ciudadanía actual se encuentra dentro de los límites que permite el liberalismo político
y económico.

Harvey (2007) menciona que el proceso de neoliberalización consiste en la


reconfiguración en las condiciones de acumulación de capital por parte de la clase
dominante sobre las trabas que ponía el Estado de bienestar en dicho proceso. Desde,
la consolidación del capitalismo como nuevo modo de producción y, por ende, con la
condición de ciudadanos que adquirían los individuos con propiedad. Las relaciones de
propiedad se hicieron evidentes. Las tensiones se fueron incrementando entre los
propietarios y los que no lo eran. Comenzaba a simplificarse la desigualdad social
heredada de la era feudal a una dicotomía entre los que poseían los medios de
producción de bienes y los que solo contaban con su fuerza de trabajo, la cual debían
vender a cambio de un salario. Supuso el nacimiento de dos clases antagónicas que
lucharían por derechos que las beneficien sobre la otra clase, la burguesía y el
proletariado. Esta tensión entre “ciudadanos” se reduciría a una relación entre fuerza de
trabajo a cambio de dinero.
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Por otra parte, Marshall (1998) Nos menciona que desde el origen del capitalismo
se buscaba garantizar derechos civiles a los individuos, para que, con estos
conseguidos, cualquiera pueda participar en la competencia económica. Esto hacia
evidente que el papel del Estado debía reducirse dejando mayores libertades de acción
a los individuos en materia económica y social. Pese a que esto fue un gran avance en
la obtención de derechos como de libertad de expresión, de propiedad y de asociación,
la nueva burguesía ya dejaba a la vista su intención de consolidarse como la nueva clase
social dominante que buscaba legitimar su posición y transición de la sociedad feudal a
la capitalista. En palabras del mismo Marx “La emancipación política constituye
ciertamente un gran progreso. No es, en verdad, la última forma de emancipación
humana, pero es la última forma de la emancipación humana en el ámbito del orden
mundial madurado hasta ahora” (Marx, 2005, p. 74). Para aquella época, esto significó
un gran avance, pero no el final de la emancipación humana.

Los Movimientos sociales como constructor de la ciudadanía

Las movilizaciones sociales han sido el motor en la construcción de la ciudadanía y de


la obtención de diversos derechos conquistados por el conjunto de individuos que han
luchado para conseguirlos. Los movimientos sociales han desempeñado un papel
fundamental en la construcción de la ciudadanía a lo largo de la historia. Ya que, han
permitido el reconocimiento, visibilizarían y obtención de derechos para los grupos
históricamente excluidos de la ciudadanía. Como lo son, los movimientos de derechos
civiles por cuestión de raza, género, cultura, entre otros. Mismo que se han integrado a
los movimientos obreros y campesinos por mejoras laborales y con mayor representación
política en la toma de decisiones, que les permitan tener mejores condiciones de vida.
Movimientos como la Comuna de París de 1871, así como los diversos motines e
insurrecciones obreras que han manifestado el descontento en el contexto urbano como
el centro de las revueltas sociales. Estos conflictos se convirtieron en el eje del proceso
de urbanización en todo el mundo

Los movimientos sociales como eje en la transformación social en la construcción


de una ciudadanía auténticamente democrática. Movimientos contra la discriminación
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racial, social o sexual han sido los movimientos que han marcado las últimas décadas
en las sociedades modernas. Alcanzando grandes logros en la obtención de múltiples
derechos para grupos históricamente marginados de la ciudadanía.

Con la llegada y expansión de la globalización y el neoliberalismo, se han


acentuado grandes retos para las sociedades que se han visto despojadas de una serie
de derechos obtenidos en diversas luchas a lo largo de los años. Sin embargo, estos
momentos han abierto el camino para nuevas formas de lucha y movimientos sociales
como lo son los de género, ambientales o culturales. Pero esto no es nada nuevo, desde
hace muchas décadas esta contradicción se ha visto reflejada en diferentes movimientos
sociales. Como lo fueron los movimientos estudiantes, contra la cultura del consumismo,
los feminismos y contra la discriminación sexual. Movimientos que surgen en una etapa
de desarrollo del capitalismo en que se vuelven inevitable las movilizaciones que exigen
derechos y cambios en el sistema. Adentrado el Siglo XXI, los antagonismos entre el
capital y el trabajo se han agudizado de manera considerable. Vistos representados entre
las grandes trasnacionales y los pueblos afectados por ellas, así como en las tácticas
imperialistas con los países subdesarrollados (Espino, 2001).

La cuestión urbana.

Hoy en día, el término ciudad se refiere a una unidad demográfica, económica y


sobre todo política donde las ciudades se convierten en “estos espacios urbanos
históricamente han emergido revoluciones, protestas, y disturbios nunca han sido un
espacio armonioso, sin conflicto o violencia” (Keil, 2009 citado por Talledos, 2015, p.
688). Tomando en cuenta que las ciudades históricamente son el producto y obra de
quienes las habitan, es decir, son creación de los propios ciudadanos que residen y que
ahí desenvuelven sus actividades. Llegando al punto en que la sociedad capitalista se
ha apropiado de estos espacios, no ha hecho que más que moldear las ciudades en favor
de su beneficio, como lo es la privatización del espacio públicos, llevando al beneficio de
unos cuantos individuos.
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Como menciona Vidal (2020) “de la mano del capitalismo, las ciudades ya no son
obra constantemente creada y recreada por sus ciudadanos, sino simple objeto de la
depredación y la codicia de una minoría de poseedores que ni las aman ni las entienden”.
Esto quiere decir que las ciudades se han convertido en lugares de vital importancia para
la acumulación de capital, ya no solo en la condición clásica enfocada en la producción
de bienes, sino también en los servicios básicos de los ciudadanos. Así como en algo
tan indispensable como la vivencia y espacio público. Ya que, para la lógica capitalista-
neoliberal, todo es rentable y puede generar riqueza, aun esto sea a costa de despoja
de derechos básico de gran parte de la población.

David Harvey realiza un análisis sobre la ciudadanía en un contexto en que la


globalización ha alcanzado cada rincón del planeta. Para Harvey (2007) la ciudadanía
supone una serie de derechos y obligaciones, tanto políticos como sociales, que definen
la relación entre los individuos y el Estado y con otros individuos. Por lo que, no se puede
considerar a la ciudadanía como un concepto estático, sino que está a merced de los
cambios y evolución de las sociedades. La perspectiva critica de Harvey remarca las
desigualdades y exclusiones que pueden derivarse de la ciudadanía en el contexto del
capitalismo en la actualidad. En este sentido la lógica del capitalismo ha generado una
creciente exclusión de amplios sectores de la población de los derechos de ciudadanía,
y han generado nuevas formas de desigualdad y explotación.

El derecho a la ciudad debe ser concebido como la forma de reivindicar la manera


en que construyen las ciudades superando la perspectiva capitalista del plusvalor, misma
que necesita la urbanización para generar sobreproducto, como es el caso de los
mercados inmobiliarios. “debe plantearse como un derecho a reconstruir la ciudad como
un cuerpo político socialista con una imagen totalmente diferente, que erradique la
pobreza y la desigualdad social y que erradique la degradación medioambiental”
(Talledos, 2015. p. 692).

Esta nueva ciudadanía se debe construir basándose en la condición actual del


despojo de derechos sociales a gran parte de la población. A causa de que las
condiciones actuales donde la individuación se constituye como el eje de la sociedad
actual “Reclamar la ciudad para la lucha anticapitalista. promueve la capacidad de los
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trabajadores asociados para gestionar y decidir democrática y colectivamente lo que


tienen que producir y cómo producirlo” (Harvey, 2007, p. 238).

Ciudadanía Socialista.

Entonces, ¿Cuál sería una alternativa para la ciudadanía bajo la concepción liberal?
Como se ha mencionado anteriormente, la superación de la sociedad capitalista y de su
modo de producción, supondrá también la superación de la actual concepción de la
ciudadanía, y será reemplazada de una nueva, bajo la idea de la sociedad socialista
como nueva fase histórica de producción, en la que las relaciones de producción hacen
factible que la igualdad de derechos deje de estar solo en la teoría liberal y se convierta
en una realidad en la sociedad socialista. De modo que, en una sociedad socialista, la
ciudadanía se concibe como la forma de participación activa de los trabajadores y el
pueblo en general, que participa en los asuntos públicos. La ciudadanía sería vista como
un derecho colectivo sobre lo individual. Donde la sociedad en conjunto tiene la
capacidad de tomar decisiones y participar en la gestión de la economía por medio de
nuevas estructuras democráticas más directas y participativas, como las asambleas,
comités y consejos populares.

Agregando a lo anterior, como resultado de la consolidación de la propiedad


colectiva de los medios de producción por su consecuente eliminación de la explotación
de una clase sobre otra y de las desigualdades sociales y económicas producidas por el
capitalismo. La ciudadanía socialista implica la participación activa de los trabajadores
en la gestión de la economía. En cuanto a la producción y distribución de bienes y
servicios.

La principal diferencia entre los ciudadanos de una sociedad capitalista y una


sociedad socialista radica en la organización social y económica de ambas sociedades.
En una sociedad capitalista, los ciudadanos tienen una ciudadanía formal que les otorga
derechos políticos y civiles, pero no necesariamente les garantiza una participación
activa en la gestión de la sociedad y la economía. En una sociedad socialista, los
ciudadanos tienen una ciudadanía más participativa y activa, y los derechos sociales y
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económicos son considerados fundamentales para el bienestar de la sociedad en su


conjunto.

Conclusiones.

El papel actual de los Estados ya no cumplen con el papel de garantizar los


derechos sociales a los ciudadanos, sino que los ha hecho de lado y se ha limitado a una
regulación de relaciones entre particulares. Al deja todo en mano la prestación de
servicios sociales en manos de particulares, da como resultado la que estos servicios se
encuentren en la esfera del mercado, significando una degradación de los mismos en
favor de la economía capitalista Las principales consecuencias para la ciudadanía se ven
traducidas en la precariedad en el trabajo, la degradación de derechos sociales tan
básicos como a la sanidad, educación, o vivienda. Agudizando la marginación social y
desigualdad económica existente.

Desde la teoría marxista de las superestructuras, la cual, marca que todas las
formas de formas de pensamiento, cultura, política y organización social se derivan de
las relaciones económicas de producción en una sociedad. Desde este punto, la
ciudadanía es una construcción social que surge como una forma de organizar las
relaciones entre los individuos y el Estado en el marco de las relaciones económicas de
producción en una sociedad. Por tanto, la ciudadanía es el resultado de diversas luchas
y movimientos que entran en tensión con el Estado en una lucha constante por derechos
y justicia social. Y Por ende, el concepto actual de ciudadanía puede ser utilizado como
forma de legitimar la dominación de una clase sobre otra. Por ello, la construcción de
ciudadanía se encuentra sujeta a los cambios producidos en las relaciones de producción
y las condiciones económicas y políticas que de ella emanan. En otras palabras, la
ciudadanía se interpreta como el producto de este proceso histórico-social que está a
merced de los cambios y condiciones sociales y económicas de cada etapa histórica.

Por estas razones, el materialismo histórico plantea la lucha por la ciudadanía


como una necesidad objetiva de la sociedad. La cual debe permitir a cada individuo
disfrutar de sus derechos y poder participar en la toma de decisiones públicas. Por tanto,
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para lograr ese estadio, es indispensable la transformación de las relaciones de


producción para poder construir una nueva sociedad. Sólo así, los individuos podrán
gozar de una ciudadanía plena e integral, superando las contradicciones de la actual
sociedad capitalista. La perspectiva marxista realiza una crítica constante a la ciudadanía
liberal, porque desde esta concepción no es posible garantizar un ejercicio de derechos
políticos y civiles a toda la población, porque vive con las limitantes del sistema capitalista
de producción para realizarlo. Esta igualdad sólo puede alcanzarse con la construcción
de una sociedad socialista. Donde exista plena igualdad y libertad en la que la propiedad
sea colectiva y la riqueza y oportunidades se distribuya forma equitativa.

En un momento en que la lucha ideológica parece perdida, la lucha política parece


estar sin rumbo por lo que, la lucha social debe estar en búsqueda de una unión de
intereses comunes entre los diferentes movimientos sociales, los cuales, a lo largo de la
historia nos han demostrado que son el camino para la obtención de derechos. Sin
embargo, dichos movimiento por separado se convertirán en movimientos asilados que
solo podrán conseguir ciertas mejoras superficiales. Solo la unión y teniendo la lucha de
clases como eje principal se pueden cambiar las cosas de manera sustancial. Hoy, la
lucha de clases parece haber tomado un sentido en que es solo una lucha por mejoras
laborales, ambientales o de ciertos derechos plasmados en las leyes que llegan por
medio de reformas. Ya no se tiene como eje principal de lucha el cambiar las estructuras
del sistema económico-político, que es como se podría avanzar sustancialmente en la
obtención de nuevos derechos y garantías para los individuos, cambiar la condición
existente de ciudadanía por una nueva que realmente sea incluyente y no favorezca a la
desigualdad actual que se deriva de las condiciones materiales de la sociedad capitalista.
Se debe luchar por la superación de estas condiciones y construir una nueva sociedad.
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Referencias Bibliográficas

David Harvey (2013). Ciudades rebeldes. Del derecho de la ciudad a la revolución urbana, Akal,
2013,

Del Águila, L. (2019). Crítica marxiana de la igualdad en la ciudadanía moderna. Universidad


Católica del Perú. 2019.

Delgado, M. (2019). Marxismo y ciudad El materialismo histórico ante la cuestión urbana. El País.
Madrid. 2019.

Espino, Z. (2001). El Marxismo y las Luchas de Clases en el Siglo XXI. Cuba.

Freijeiro, Marcos. (2008). ¿Hacia dónde va la ciudadanía social? (de Marshall a Sen). Andamios,
157-181.
Recuperado:http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-
00632008000200008&lng=es&tlng=es.

Harvey, David (2007), Breve historia del neoliberalismo, España. Akal.

Marshall, T. & Bottomore, T. (1998), Ciudadanía y Clase Social. Madrid: Alianza.

Marx, Karl (2012), El Capital. Crítica de la Economía Política, México. Siglo XXI.

Vidal, P. & Vargas, R. (2019). Ciudadanía en tiempos del Capital. Una crítica desde la tradición
marxiana, México, UAEM.

Villalba, M. (2020). Derechos humanos en el marxismo. Espirales, 5(5), 48-55.

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