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C- Como hemos visto, no existe un campo homogéneo en la Psicología.

Al
contrario, son muchos los programas y escuelas que han propuesto distintas miradas
sobre esta disciplina, las cuales a veces pueden resultar opuestas entre sí. Inclusive,
luego de un análisis histórico-epistemológico es posible advertir cómo las “nuevas”
teorías siempre surgen a partir de la intención de resolver las falencias de teorías
tradicionales y, por ende, dominantes en determinados momentos históricos. 

Por lo tanto, esa diversidad, dispersión, multiplicidad o heterogeneidad de


objetos y métodos no son para nada ingenuos, sino que responden a lógicas que, de
modos novedosos o antiguos, proponen ciertos modos determinados de pensar lo
psicológico. Por lo tanto, debemos considerar que es necesario sostener una posición
epistemológica específica dentro del campo de las psicologías, en principio para poder
practicarlas respetando su “coherencia interna” (característica que Popper enunció
como esencial para las teorías científicas). 

Pero también la claridad en nuestra posición epistemológica es un componente


importante a la hora de enseñar. Tal como lo propone Raul Ageno, debemos “tener
una cara ubicación y un suficiente dominio en relación con los principales cuerpos
teóricos que constituyen esa formación discursiva llamada psicología”.
Simultáneamente ese soporte epistémico nos brinda herramientas para decidir qué es
lo que se debe enseñar de todas esas teorías existentes y que exceden por mucho el
cuadro confeccionado en el punto B. 

¿Cuáles son las teorías más importantes de enseñar y qué enseñar de cada
una de ellas? la respuesta estará determinada no solo por el contexto sobre el que se
sostenga dicha pregunta, sino también por nuestro modo de concebir el conocimiento
y sus diversas funciones ¿Para que se enseña psicología? para divulgar un saber
científico, para contribuir al disciplinamiento social, para preparar a los alumnos para la
universidad, para que estén mejor preparados para el diván…

 En este sentido, la propuesta de confección de este trabajo bajo la propuesta


“la/las psicología/s” nos pone bajo un aprieto del que rápidamente nos salvaguarda la
epistemología. Para algunos, quienes lo decidan así, lo ideal sería hablar de “la
psicología”, ya que es una palabra corta, precisa y fácil de recordar que solo restaría
definir junto a un método y un objeto específico. Coherentemente a su decisión,
algunos, podrían afirmar enfáticamente: “Yo lo enseño así porque sino es un
quilombo”. Mientras que por otro lado,se puede tomar la decisión de sostener la
pluralidad de “las psicologías” como estrategia didáctica. Suponiendo que ese
“quilombo” es parte del modo de enseñar el conocimiento científico de manera
contemporánea ya que este problema de la pluralidad no solo lo tiene la psicología
sino todas las disciplinas científicas actuales. 

Tal vez ese “quilombo” represente un elemento de “interés” dentro de una clase
y mayores posibilidades de atención por parte de los educandos. Por este motivo, nos
pareció interesante para finalizar este breve escrito y en el contexto de la cátedra,
reflexionar sobre cómo es posible pensar la adolescencia tomando en cuenta lo que
hemos dicho anteriormente. Por nuestra parte podríamos hablar, porque no, de “las
adolescencias”, habilitadas por cierta posición que hemos elaborado sobre nuestra
práctica. ¿Los adolescentes son sujetos pasivos o activos? Cabe recordar que en la
actualidad hay un intento por unificar la psicología por parte de las neurociencias, que
responde a una epistemología llamada “naturalista” o “naturalizada''; en simples
palabras, la mejor epistemología es la puesta en desuso de ella, y por lo tanto
debemos retornar a lo más natural: el adolescente es un individuo biológicamente
determinado, por tanto la mejor intervención posible es de modo aislado. Aquí todas
las preguntas están resueltas de un golpe, solo hace falta leer el librito, que en
psicología clínica se llama DSM, y actuar en base a ello. Sin embargo, entendemos
que sostener la posición contraria dando lugar a la pluralidad implica un constante
esfuerzo, formación y reflexión sobre nuestra propia posición. Una epistemología que
se debe estar dispuesto a ejercitar, que  habilita a una psicología que se debe estar
dispuesto a enseñar.
El campo de las ciencias sufre una transformación que comenzó a gestarse a partir del siglo
XVIII con la asunción de una nueva forma de teorización masiva que fue la introducción del
problema de lo metodológico, escindiendo así el campo del conocimiento en, al menos, dos
disciplinas: ciencia y filosofía. Dicha transformación seria formalizada recién a principio del
siglo XX con el surgimiento de la “Epistemología” como disciplina que estudia la génesis y
desarrollo de los hechos científicos sustituyendo asi a la “gnoseología” que era una rama de la
filosofía preocupada por el desarrollo del conocimiento en general.

Este acontecimiento, el cual no desarrollaremos en profundidad, sino que solo mencionaremos


como punto de partida para el tema que nos interesa, conllevo que la gran mayoría de
intelectuales del siglo XVIII emigraran hacia campos de saber en los que el conocimiento de
dichos campos se sostuviera por una racionalidad científica consolidadas y consensuadas por la
mayor parte de la comunidad intelectual de ese momento histórico.

Sería importante para el campo de la psicología reflexionar como Freud no oculto su interés
desde sus inicios por el romanticismo alemán, retomando fragmentos literarios de las obras de
Goethe y Schopenhauer en los que se advierten cuestiones tales como la sexualidad, la
muerte, la rivalidad parental, etc. El filósofo Remo Bodei comenta que se trató de un
fenómeno masivo en donde los filósofos (o intelectuales con intereses filosóficos) emigraron
masivamente hacia el campo de la Medicina y que Freud es un caso paradigmático para
sostener este argumento.

Por ejemplo: critica a la filosofía por proponer que el psiquismo era en su totalidad formado
por la conciencia. Sin embargo, es desde la filosofía desde donde esas ideas de los
pensamientos “inconscientes” o “involuntarios”, el propio Nietzsche hablaba de los
pensamientos que acaecen en la conciencia sin que la persona desee pensarlos. No se trata
aquí de una transformación que tenga que ver exactamente con el contenido, sino más bien
con una transliteración epistemológica. Para entender mejor esto podemos hacer referencia al
libro de Foucault llamado “El Nacimiento de la Clínica”, es decir la clínica, el término “clínica”
tiene fecha de surgimiento y acuñación; a partir de allí hay condiciones, histórico-
epistemológicas, para comenzar a enunciar los hechos de otra manera.

De esta manera, y tomando como recurso didáctico los conocimientos que podemos
suponer que todos y todas sabrán reconocer en esta facultad, llegamos a ese momento tan
importante para la psicología en términos generales que se trata de su surgimiento como
disciplina independiente a partir del modelo de las ciencias físico-naturales del siglo XIX.
Héctor Scaglia en su libro “Conceptos Preliminares” nos propone introducirnos en la temática,
como lo es harto frecuente, a partir del primer laboratorio de psicología experimental de
Wundt. Sin embargo, entendemos que debemos tener la capacidad de llegar a las mismas
conclusiones sin recurrir a las teorizaciones habituales y que, de esta manera, estemos
obligados a pensar y racionalizar las teorías de modos novedosos. Justamente Scaglia propone
que, llegado el momento, la ciencia dejo de orientarse específicamente por un método y un
objeto, llegándose a desarrollar el campo de “lo humano”, en tanto opuesto al campo animal.
Esto conllevo toda una revolución, en principio para las ciencias llamadas “sociales”, e implico
un nuevo modelo teórico de funcionamiento.
A esto lo veremos llegado el momento, de entrada, quisiéramos remarcar que existe
una pequeña diferencia sustancial entre Wundt y Freud. Se trata de que Wundt, en 1879, por
encontrarse en el momento fundacional del paradigma positivista comteano (1926), el cual
negaba en sus inicios la posibilidad de que la psicología obtenga un estatuto científico, debió
circunscribirse sin excepciones al método experimental. Con esta maniobra Wundt logro
establecer una frontera entre la psicología como rama de la filosofía, compuesta por contenido
metafísicos y especulativos, separada de la psicología científica y experimental que, siguiendo
los lineamientos de Comte, tenía su fundamento en hechos observables dentro de los cuales
solo se debían estudiar las relaciones perceptibles.

Mientras que Freud en un momento posterior y contando con los recursos de la clínica
médica de fines del siglo XIX, pudo realizar el pasaje de lo experimental a lo experiencial. En
palabras de Foucault, “la clínica aparecía, para la experiencia del médico, como nuevo perfil de
lo perceptible y de lo enunciable: nueva distribución de los elementos concretos”. Por lo tanto,
este pasaje de lo experimental hacia lo experiencial es fundamental para entender la
incidencia de la psicología en la sociedad moderno-posmoderna y la diversificación masiva de
sus prácticas.

Es común dentro de la epistemología, interrogar las teorías según su modelo teórico, el


cual siempre es tomado del campo de la física. En este caso, tanto Freud como Wundt basaron
sus teorizaciones en el modelo físico-fisiológico que intentaba, según Scaglia, establecer una
conexión entre la vida psíquica y su correlato anatomo-fisiologico. Vinculo que comienza a ser
problematizado a partir de la discusión cartesiana de la oposición cuerpo-alma.

Se puede advertir en Freud mucho más que en Wundt, una exigencia de época por
exportar los conceptos hacia otros campos de saber científico tales como la sociología,
pedagogía, antropología, etc. Mientras Wundt, desde su teoría científica, pero en exceso
atomista, debió elaborar una teoría paralela llamada “Völkerpsychologie” para abordar
fenómenos más complejos como la cultura, las costumbres y la historia.

Cabe incluir también en esta breve introducción, de modo estratégica y didáctico, al


conductismo en tanto caso paradigmático, en tanto significo un intento de retorno a lo
experimental dentro de la psicología. Podríamos signar su surgimiento entre 1913 y 1920, es
decir: en pleno auge de la teoría de Freud. Watson, su fundador, afirmó que “para ser
verdaderamente científica la Psicología debía centrarse en la conducta manifiesta en lugar de
en los estados mentales y conceptos como “conciencia” o “mente”, que no podían ser
analizados de forma objetiva”. Este intento de retorno hacia la tradición positivista llevo al
conductismo a realizar experimentos un bebe humano argumentando haber conseguido
provocar una fobia a las ratas a dicho bebé de nueve meses. Lo que significo, a nuestro
entender, de la crisis a nivel científico de dicha postura epistemológica en ese momento
histórico, lo que se advierte cuando en 1929 el conocido “Circulo de Viena” propone
reformular el campo de la ciencia en base sostener los viejos criterios heredados del
positivismo a través de nuevos argumentos, más modernos, a través de un “lenguaje lógico”.
Para que no quepa duda respecto a lo anteriormente citado sobre la teoría freudiana y su
íntima vinculación a la propuesta positivista Freud publica en 1933 las “Nuevas conferencias de
introducción al psicoanálisis” en las que particularmente la n° 35 es titulada “En torno a una
cosmovisión”, allí Freud ratifica que la única cosmovisión posible para el psicoanálisis es la
científica, inclusive a pesar de la disolución y fracaso del Circulo de Viena.
Por otra parte, las críticas a este intento de restitución al poder positivo no tardaron en llegar.
Los intelectuales comenzaron a desarrollar propuestas disidentes desde diversos núcleos de
formación científica, allí podemos nombrar a: Karl Popper, Thomas Khun, Gaston Bachelard,
Imre Lakatos, Paul Feyerabend entre los más destacados. Cada uno con su propuesta
particular, pero, al fin, disidente en cuanto al mismo problema que era la cuestión central de
criticar la propuesta de un método único y un objeto univoco para la investigación científica.

Con este movimiento revolucionario se dieron las condiciones histórico-epistemológicas para


el surgimiento de nuevas teorías y, no menos importante, la divulgación e interés científico de
muchas otras. Entre ellas se encuentra la teoría de la Gestalt en la que podemos establecer
una gran diferencia en su alcance teórico y científico entre su iniciador Max Wertheimer quien
en 1912 publico sus “Estudios experimentales de la percepción del movimiento” y el alcance
de las investigaciones influenciadas por la gestar a partir de la década del 30' entre las que se
pueden destacar, por ejemplo, la obra de Ludwig Fleck quien propone utilizar los principios de
la Gestalt para pensar la génesis y desarrollo de hechos científicos, excediendo así las
cuestiones de la percepción y el movimiento y abordando cuestiones tan complejas como la
observación científica.

En conclusión, lo que se introduce a través de esta breve hostilización es que la psicología es


una ciencia que, en comparación con otras es una ciencia joven. Pero no por ello carente de
una extensa historia. Y, por tal motivo, merece ser tratada con el mismo respecto que
cualquier otra disciplina científica ya que en la actualidad el saber científico aparece, como nos
propone Felix Temporetti, “disperso en una serie de sistemas, modelos y teorías cada una de
las cuales propone diversas estrategias y métodos para alcanzarlo” … dentro de lo que
podríamos agregar que el ultimo método o la última teoría no son mejores ni superadores del
anterior. Temporetti propone en principio que el rigor científico no proviene de un método
único ni de un objeto univoco, sino que, al contrario, viene de la diversidad de ellos y de la
autonomía de pensamiento de cada disciplina. Por ello propone retomar la idea de los
“Programas de investigación científicos”, haciendo hincapié en aquellos programas que no
ganaron la batalla discursiva y quedaron relegados en la historia. Una de las teorías científicas
desarrolladas con esta lógica pueden ser los famosos “movimientos elípticos” de Kepler
desarrollados en el siglo el siglo XVI que a pesar de su novedad fue la sencilla aplicación de una
teoría producida en el siglo II A.C a un problema que en ese momento era actual y de interés
cientifico/filosófico. Hay que plantear una democracia, nos dice Temporetti, para generar
cierta amnistía o vecindad entre las nuevas y las viejas teorías. Lo que antes era un problema y
se encontraba en disputa: el método cientifico.

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