Está en la página 1de 9

El Doble Grado de Jurisdicción en el Sistema Jurídico

de Republica Dominicana.
                                           

INTRODUCCION:

“El doble Grado de Jurisdicción como valor de Convencionalidad y de


Constitucionalidad en el Sistema Jurídico Dominicano”.

El Doble grado de Jurisdicción, es la facultad recursaría que tienen las


partes de procurar que una causa donde han sido partes o tienen un
interés directo y legítimamente protegido, de solicitar que un tribunal
superior conozca nueva vez el caso en que están envueltos.

A lo largo del desarrollo de este tema veremos como algunas normas


jurídicas han sido derogadas o declarada inconstitucionalidad, por
limitar el doble grado de jurisdicción, el cual tiene un carácter del orden
constitucional y que sobrepasa las fronteras del derecho nacional y se
coloca a nivel del derecho internacional por cuanto la Republica
Dominicana es y ha sido parte de diversos tratados internacionales que
consagran el doble grado de jurisdicción.

El Doble grado de jurisdicción tiene un carácter constitucional, en virtud


de que es la manera de revisar si en u0na sentencia de primer grado,
ha sido emitida ceñida a las normas del debido proceso y si no se
violentado el derecho de defensa de las partes; por cuanto no observar
el cumplimento de estos parámetros del derecho de defensa y el
debido proceso, entonces ocurriría una violación a los derechos de la
persona consagrado y resguardado por la Constitución de la Republica.

Tiene un carácter vinculante a los estados que son miembro de los


tratados internacionales que consagran el doble grado de jurisdicción, y
además tienen un carácter mandatorio en virtud de que no solo los
estados firmantes deben observar el cumplimiento de las normas, sino
también que deben procurar y allanar el camino para desaparecer
obstáculos que limiten el doble grado de jurisdicción.

El doble grado de jurisdicción como valor de convencionalidad y


de constitucionalidad en el sistema jurídico dominicano.
Hemos visto que hay diferencia de criterio entre lo aplicado por la
Suprema Corte de Justicia, en relación al doble grado de Jurisdicción y
lo Dispuesto recientemente por el Tribunal Constitucional en este tema;
que dicho de otro modo, parafrasear lo dicho por el ex juez de la
Suprema Corte de Justicia, Dr. Jorge Subero Isa, cuando en su
argumentación usada cuando formulo su oposición publica para la
creación de este nuevo organismo Tribunal Constitucional, dijo que a
consecuencias se produciría un choque de trenes.

En realidad, luego de la creación de este máximo organismo hasta el


presente no se ha producido ningún choque de trenes, y no es posible
que en el futuro se produzca, en virtud de que, las decisiones del
Tribunal Constitucional creado mediante la ley Orgánica No. 137-11, de
fecha 13 de Junio del Año 2011, le otorga la exclusiva competencia
para conocer sobre la constitucionalidad de las normas, leyes,
decretos, resoluciones y hasta en cuanto a las propias sentencias
emitidas por la Suprema Corte de Justicia. Por vía de consecuencias la
propia Constitución del 2010, le otorga al Tribunal Constitucional, la
autoridad exclusiva en los casos de acción directa sobre
inconstitucionalidad de las normas, con la potestad de disponer en
cuanto a la supremacía de la Constitución de la República.

Para muestra un botón, pasamos a citar lo dispuesto por la Suprema


Corte de Justicia, en su Sentencia de fecha 19 de julio de 2011,
publicada en el Boletín Judicial del mes de JULIO 2011, B.J. NO.
1208., referente al incidente de inconstitucionalidad planteado por
varios abogados encartados por violación a lo establecido en el Art. 8
de la Ley 111, del 1942, sobre Execuátur, el cual suprime el doble
grado de jurisdicción, en la materia de juicio disciplino por mala práctica
y mala conducta notoria en el ejercicio de la profesión de abogado.

Dichos imputados plantearon como incidente, a los fines de que, ese


alto tribunal apoderado de su caso, declinara el juicio disciplinario
seguido en su contra, en virtud del Principio del Doble Grado de
Jurisdicción, a lo que Suprema Corte de Justicia respondió, rechazando
el incidente, continuando el proceso seguido y fallando de conformidad
con lo establecido en el Art. 8 de la Ley 111, del 1942, sobre execuátur,
donde estatuyo que dicha norma, es conforme con la Constitución de la
Republica.

Criterio disidente a favor del grado de constitucionalidad del


Doble Grado de Jurisdicción:
No obstante, a esto, esta decisión no fue unánime, hubo un sustancial
voto disidente, de los magistrados Rafael Luciano Pichardo, José E.
Hernández Machado, Pedro Romero Confesor y Darío O.
Fernández Espinal; de lo cual cito más adelante textualmente por la
relevancia del tema que nos ocupa, sobre “El doble Grado de
Jurisdicción como valor de Convencionalidad y de
Constitucionalidad en el Sistema Jurídico Dominicano”.
Fundamento del voto disidente, recogido en la Sentencia del 2011, de
fecha 19 de julio de 2011, B.J. NO. 1208. JULIO 2011., disponible en la
página webs de la Suprema Corte de Justicia: www.suprema.gov.do,
establecen estos magistrados disidentes lo siguiente, Citamos: --(…)
tanto la apelación, reconocida como derecho fundamental de los
justiciables, como se ha visto, como la casación tienen en nuestro
derecho positivo categoría sustantiva en razón de que la primera, es
consagrada tanto por el artículo 159, numeral 1 de la Constitución,
como por el bloque de constitucionalidad, y la segunda, por el artículo
154, numeral 2, de la Constitución; que como los demás recursos,
ordinarios y extraordinarios, de nuestro ordenamiento procesal, deben
su existencia a la ley, el legislador ordinario sí puede limitar y
reglamentar el ejercicio de esos recursos y, si lo estima conveniente
para determinados asuntos, suprimirlos o hacerlos desaparecer, no así
respecto de la apelación y la casación, a los que sólo puede
reglamentar; …Como se ve, en este mismo instrumento se declaró y
ratificó la adhesión del estamento judicial más alto del país: la Suprema
Corte de Justicia, a todos los convenios, declaraciones y pactos
internacionales de que es signataria la República Dominicana, en los
cuales se consagra la garantía de la doble instancia.  Si se observa que
cuando se promulgó la Ley núm. 3985 de 1954, que atribuyó
competencia a la Suprema Corte de Justicia para conocer como
tribunal disciplinario, en caso de mala conducta notoria en el ejercicio
de la profesión de un profesional a quien se le hubiere otorgado
exequátur, en base a la cual está siendo juzgado el abogado Ortiz
Ortiz, no existían los compromisos dimanados de los instrumentos
internacionales asumidos cuando sancionamos por Resolución del
Congreso Nacional en 1977, la Convención Americana sobre Derechos
Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
resulta imperioso admitir que en el ordenamiento jurídico nacional la
aplicación del principio procesal del doble grado de jurisdicción no sólo
encuentra hoy apoyatura en la disposición constitucional que faculta a
las Cortes de Apelación para conocer de las apelaciones de las
sentencias dictadas por los juzgados de primera instancia, sino que la
encuentra, sobre todo, en virtud de los artículos 3 y 74.3 de la Carta
Magna que imponen la aplicación de toda normativa contenida en las
declaraciones, pactos, convenios y tratados internacionales
reconocidos por el Estado Dominicano, como es el caso, y ello no
constituye una mera discrecionalidad para esta Corte, como órgano
supremo de uno de los poderes del Estado, al que corresponde, en la
medida de su jurisdicción, aplicar los tratados internacionales a que el
país está vinculado, pues lo contrario podría implicar eventualmente
responsabilidad para la nación frente a la comunidad internacional,
como ha ocurrido con España, sancionada por el Comité de Derechos
Humanos de la ONU por haber violado el derecho a la doble instancia
penal, reconocido en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos de Nueva York, en un caso bajo su consideración. (…),----
¿Se justifica entonces la permanencia de esa dicotomía en la
legislación sancionadora aplicable a los abogados; no era preferible,
por vía de la declaratoria de inconstitucionalidad de la primera,
propuesta por el abogado, eliminar la incongruencia o falta de sentido
que exhiben esas leyes? ----(…)El principio del doble grado es una
emanación constitucional del principio del derecho a la defensa y tiene
por objetivo evitar decisiones arbitrarias.--- (…) ¿Constituyen las
cuestiones disciplinarias que se examinan en virtud de la Ley núm. 111,
conflictos de poderes? ¿Son de tal naturaleza los hechos susceptibles
de ser sancionados en aplicación de esta ley que sea recomendable su
juzgamiento en única instancia? La respuesta por obvia la omitimos.
------(…) Actualmente impera el principio del doble grado de jurisdicción
que es de orden público y está previsto, como ya se ha dicho, en el
artículo 159, inciso 1, aunque no conceptualizado en nuestra
Constitución. ------(…) Conviene recordar, finalmente, respecto de la
jurisdicción privilegiada que corresponde a los altos funcionarios de la
Nación, a que hace referencia la decisión adoptada por el pleno con el
fin de desvirtuar la existencia del doble grado de jurisdicción, que la
competencia excepcional en única instancia que dispensa el artículo
154.1 de la Constitución a la Suprema Corte de Justicia para juzgar
penalmente a los altos funcionarios de la Nación, incluido el presidente
de la República que encabeza la lista, en modo alguno puede justificar
el que una disposición adjetiva (Ley No. 111 de 1942, modificada) (…).
-----(…)Y es que cuando la Suprema Corte de Justicia es apoderada
para juzgar a los altos funcionarios de la nación en virtud del artículo
67.1 citado, por la comisión de infracciones penales, se constituye en
órgano de justicia política, caso en el cual sus fallos, por su especial
naturaleza, son definitivos, sin posibilidad de apelación, casación ni
revisión. ¿Se podría decir lo mismo de la atribución de competencia
contemplada en el artículo 8 de la Ley No? 111, modificado por la Ley
núm. 3985 de 1954, para juzgar a los profesionales a quienes se les
haya otorgado un exequátur, por mala conducta en el ejercicio de su
profesión, como es el caso de los abogados? ¿Tienen estos juicios
algún contenido político para que merezcan ser conocidos en única y
última instancia por la Suprema Corte de Justicia?

EL DEBIDO PROCESO Y EL DERECHO DE DEFENSA, con base al


Doble Grado de Jurisdicción:

También en otras materias, vemos que ha existido en algún momento


del proceso de avance del sistema de justicia de la Republica
Dominicana, negación al principio del doble grado de jurisdicción. No
obstante, a eso, en la actualidad ha quedado subsanado el asunto, por
cuanto la Suprema Corte de Justicia, mediante Resolución 1920-2003,
del 13 de noviembre, del Año 2003, ha establecido que: “A fin de
asegurar un debido proceso de ley, la observancia de estos principios y
normas es imprescindible en toda materia, para que las personas
puedan defenderse adecuadamente y hacer valer sus pretensiones del
mismo modo ante todas las instancias del proceso. Que estas
garantías son reglas mínimas que deben ser observadas no sólo en los
procesos penales, sino, además, en los que conciernen a la
determinación de los derechos u obligaciones de orden civil, laboral,
administrativo, fiscal, disciplinario, o de cualquier otro carácter siempre
que estas sean compatibles con la materia de que se trata”.

Resolvió el asunto, por cuanto hemos visto que el legislador lo que


persigue es limitar el recurso de apelación en los casos que exista otra
posibilidad recursaría como garantía del derecho de defensa.

EL DOBLE GRADO DE JURISDICCION EN LA LEY PENAL:

En el caso de la legislación Penal, por ejemplo, observamos lo


establecido en el Art. 303 del Código Procesal Penal, que dispone que:
la resolución que dicta Auto de Apertura a Juicio no es susceptible de
ningún recurso. Esta parte ha sido variada, por lo que veremos más
adelante.

En este sentido hacemos referencia a los inconvenientes por lo que


pasábamos los abogados al inicio de la puesta en ejecución de la
normativa procesal penal que consagro el nuevo Código Procesal
Penal, por ejemplo: en el año 2002, no era permitido los recursos
contra este tipo de resolución de apertura a juicio y en ese sentido
cuando los abogados introducían algún tipo de impugnación contra
dicha decisión, entonces el mismo secretaria del tribunal no descartaba
emitiendo un oficio declarándolo inadmisible.
En los tiempos actuales, según el avance que ha tenido la puesta en
ejecución de esa normativa procesal penal, la Suprema Corte de
Justicia ha puesto en práctica la Resolución 1920-2003, del 13 de
noviembre, del Año 2003, precisamente basamentado en los principios
de derechos internacional, establecidos en los artículos 8. 2 h de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, que garantiza
el derecho de recurrir un fallo ante un juez o tribunal superior;
como también lo establecido en el artículo 25.1 de la Convención
Americana de Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa
Rica, de fecha 22 de noviembre de 1969, aprobada por el
Congreso Nacional por Resolución núm. 739 del 25 de diciembre
de 1977, debidamente publicada en la Gaceta Oficial núm. 9460,
del 11 de febrero de 1978, que estas garantías reconocida a su vez
por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su
artículo 14 numeral 5, y otros instrumentos internacionales, forma
parte de las reglas mínimas que, según la Resolución núm. 1920-2003,
dictada por la Suprema Corte.

Pero más aún, luego de la promulgación de la nueva Constitución de la


República, en el año 2010, observando todas estas corrientes en pro
de los derechos humanos, y para estar acorde a las mismas, establece
en su artículo 159, numeral 1 de la Constitución, como por el bloque de
constitucionalidad, y la segunda, por el artículo 154, numeral 2, de la
Constitución, donde quedan sustancialmente garantizado todas estas
normas en favor de las partes envueltas en el proceso.

En esta dirección la Suprema Corte de Justicia mediante SENTENCIA


DEL 9 DE JUNIO DE 2010, estableció lo siguiente: (…) “Considerando,
que ciertamente, esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia,
tal y como alegan los recurrentes, ha expresado, que si bien es cierto,
conforme se establece en el último párrafo del artículo 303 del Código
Procesal Penal, los autos de apertura a juicio no son susceptibles de
ningún recurso, no es menos cierto que en la especie, la parte
querellante constituida en actora civil interpuso su recurso de
apelación, no contra el auto de apertura a juicio per sé, sino contra los
ordinales tercero, cuarto y quinto del referido auto, mediante uno de los
cuales se rechazó su constitución en querellante y actor civil”; (…)
“Considerando, que lo que persigue la ley al prohibir los recursos
contra determinadas sentencias, autos o resoluciones es evitar las
dilaciones y costos generados por recursos incoados contra decisiones
cuyas violaciones invocadas pueden ser planteadas por la parte que se
siente perjudicada en otras etapas del proceso; lo que no ocurre en la
especie, toda vez que al declararle inadmisible la constitución en
querellante y actora civil a la parte reclamante, en lo que respecta a la
acción civil, limita su campo de acción al de una simple víctima, es
decir, no puede solicitar reparación por los daños recibidos; por lo que
al no admitir su recurso de apelación la Corte a-qua ha violentado el
derecho de defensa de los recurrentes; y por consiguiente, procede
acoger el argumento propuesto”; (…).

CRITERIO DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, ante el Doble


Grado de Jurisdicción:

Finalmente, el Tribunal Constitucional, para subsanar sobre la


diferencia de criterios o el impase sobre la constitucionalidad o la
violación al principio del Doble Grado de Jurisdicción del Ar. 8 de la Ley
111, sobre execuátur, diferencia por lo cual se produjo el memorable
voto disidentes de los jueces, Magistrados: Rafael Luciano Pichardo,
José E. Hernández Machado, Pedro Romero Confesor y Darío O.
Fernández Espinal., emitido en la Sentencia del 2011, de fecha 19 de
julio de 2011, B.J. NO. 1208. JULIO 2011.

El Tribunal Constitucional ha emitido la Sentencia No. TC 265/13, de


fecha diecinueve (19) del mes de diciembre del Año (2013), mediante
la cual ha establecido que la Ley 91, de fecha 3 de Febrero del Año
1983, que instituye el Colegio de Abogados, derogo implícitamente el
Ar. 8 de la Ley 111, de fecha 3 de Noviembre del año 1942, sobre
execuátur:

9.4. En efecto,  la parte in fine del literal f), del artículo 3 de la Ley núm.
91, del 3 de febrero de 1983, que instituye el Colegio de Abogados de
la República Dominicana, indica que “las decisiones intervenidas en
materia disciplinaria podrán ser apeladas por ante la Suprema Corte de
Justicia”; que en igual sentido se pronuncia el artículo 89, del Decreto
núm. 10-63-03, del 19 de noviembre de 2003, que ratifica el Estatuto
Orgánico de dicho Colegio al disponer que “el sancionado podrá apelar
el fallo ante la Suprema Corte de Justicia, de conformidad con lo
establecido en la parte in fine del literal “f” del artículo 3 de la Ley núm.
91, del 3 de febrero de 1983 que instituye el Colegio de Abogados de
la República Dominicana”. 

9.5. En este sentido, el artículo 3, literal f), de la Ley núm. 91, del 3 de
febrero de 1983, ratificado por el Estatuto Orgánico del Colegio de
Abogados, dispone un procedimiento en el que se garantiza, para el
caso específico de los abogados, el doble grado de jurisdicción en los
juicios disciplinarios. Por tanto, en el marco de lo ya expresado, se
evidencia que las decisiones dictadas en materia disciplinaria por el
Colegio de Abogados, pueden recurrirse en grado de apelación ante la
Suprema Corte de Justicia para garantizar de este modo el principio
del doble grado.  

(…) 9.7. Es por ello que resulta pertinente concluir que, para el caso
concreto de los abogados, el ejercicio de la acción disciplinaria en
virtud de la Ley núm. 91-83, por razones de favorabilidad y
posterioridad en tiempo, derogó implícitamente del ordenamiento
jurídico el procedimiento disciplinario contenido en las disposiciones de
la Ley núm. 111.  

¿Es inconstitucional el Art. 8 de la Ley 111, sobre execuátur, por


cuanto limita el doble grado de jurisdicción?

LA SENTENCIA No. TC 265/13, de fecha diecinueve (19) del mes de


diciembre del Año (2013), no solamente declaro que el Art. 8 de la Ley
111, sobre execuátur estaba derogada implícitamente por la emisión de
la Ley 91-83, por esta más recientes y aplicación del principio de
favorabilidad del justiciado, por cuanto consagra el principio del doble
grado de jurisdicción; sino que más aun esa alta corte, mediante esa
misma sentencia decidió declarar la referida Ley 91-83, no conforme
con la constitución de la Republica en virtud de que no se agotaron los
procedimientos necesarios para su aprobación y promulgación, la cual
manda al Colegio de Abogado presentar ante el congreso otra ley que
cumpla con estos requisitos y además difiere los efecto de esta
sentencia por un plazo razonable hasta tanto el congreso subsane el
error contenido en dicha ley.

Fíjense ustedes la Suprema Corte de Justicia que todavía continúa


conociendo por vía principal los juicios disciplinarios en contra de los
abogados que tengan una mala práctica y un comportamiento notorio
reñido con la ley, en virtud de lo establecido en el Art.  Art. 8 de la Ley
111, sobre execuátur, no se ha percatado esta alta corte, que la Ley
91-83, que instaura el Colegio de Abogados, derogo implícitamente
este articulo y ha sido el Tribunal Constitucional que lo ha sacado a la
luz pública este detalle al establecer el principio de que una ley nueva
sustituye a la más vieja, como también el principio de aplicación de la
norma más favorable al imputado y muy especialmente porque
instituye el principio del doble grado de jurisdicción.

SUSTENTANTE, Lic. Máximo Martínez de la Cruz., Correo


Electrónico: maximomartinezabogado@hotamil.com Tel. Cel. 809-
965-5520; Ofic. 809-379-2020., MAESTRIA EN DERECHO CIVIL Y
PROCESAL CIVIL, Universidad Autónoma de Santo Domingo
(UASD).

También podría gustarte