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SELIGMAN – CAPITULO 7 – PLACERES Y GRATIFICACIONES

Placeres tienen un componente sensorial y emocional, sensaciones crudas, éxtasis, emoción,


orgasmo, deleite, regocijo y bienestar. Son efímeros e implican poco o nulo pensamiento.

Las gratificaciones son aquellas actividades que nos gusta realizar pero no van acompañadas
de sensaciones crudas. Nos involucran por completo, inmersos y absortos, se pierde la noción
del tiempo. Disfrutar conversaciones, leer libros, bailar, jugar. Duran más que los placeres
implican más pensamientos e interpretación, no se convierten fácilmente en hábito y se
refuerzan por nuestras virtudes y fortalezas.

PLACERES CORPORALES: sin inmediatos y relacionados a los sentidos, no requieren


interpretación. Relacionados evolutivamente con emociones positivas. Son transitorios.
Producen acostumbramiento o habituación/adaptación al estímulo.

PLACERES SUPERIORES: Tienen las mismas características que los anteriores pero su origen es
externo, requieren más recursos cognitivos, son más variados y numerosos.

Por sus características, los placeres tienen limitada capacidad para generar felicidad duradera.
Dado esto, es crucial espaciar los placeres en el tiempo para mantener bajo control el
acostumbrarse a los mismos. Esto se logra mediante la sorpresa y el espaciamiento. Otra
forma es mediante el SABOREO, relacionado al estar aquí y ahora. Focalizar LA ATENCION
CONSCIENTE DE LA EXPERIENCIA PRESENTE. Meditación y mindfulness. Compartir la
experiencia con otros. Tomando fotografías mentales.

GRATIFICACIONES: estas no producen sensaciones crudas, sino otras más difíciles de etiquetar:
ensimismamiento, suspensión de la conciencia y fluidez. Se obtiene mediante una actividad
acorde a un propósito noble. Estan relacionadas con la puesto en juego de las fortalezas y
virtudes personales.

MIHALYI: FLUIDEZ, momento de ensimismamiento donde se pierda la noción del tiempo:

 En la tarea hay reto y exige habilidad


 Hay concentración
 Existen objetivos claros
 Se obtiene respuesta inmediata
 Implicación profunda y sin esfuerzo
 Existe una sensación de control
 El sentido del yo se desvanece
 El tiempo se detiene
 FALTA DE EMOCION Y CONCIENCIA
 Seligman postula que la fluidez podría ser el estado que determina el crecimiento
psicológico.
 El placer da saciedad biológica mientras que la gratificación indica la consecución del
crecimiento psicológico. Se obtiene con esfuerzo.

Seligman relaciona una epidemia de depresión en EEUU con la dependencia excesiva de


fórmulas rápidas para conseguir felicidad. Propone que las fortalezas y virtudes se marchitan
en éste contexto.
MIHALYI – FLUIR

Vivir es más que satisfacer los impulsos biológicos. Vivir entonces significa hacerlo plenamente,
desarrollando el potencial. El autor busca integrar los conocimientos de filosofías y religiones
antiguas, con la ciencia moderna, para descubrir realmente qué es vivir una vida plena.

La calidad de nuestra vida entendido como lo que hacemos y como nos sentimos al respecto,
está determinada por los pensamientos y emociones que sentimos. La interpretación de
nuestros procesos biológicos.

Si bien todos partimos de las mismas bases biológicas, el ambiente y sus categorías sociales,
cambia las exigencias y el estilo de vida. La individualidad, además, complica más la percepción
de dicha vida: la conciencia humana es flexible por lo que las iniciativas y decisiones personales
pueden marcar una diferencia.

Vivir, según el autor, significa experimentar a través del hacer, sentir y pensar. Dicha
experiencia se da a lo largo del tiempo, el cual es finito, por lo que cómo se lo invierte es un
tema central. Presenta entonces un estudio de porcentaje de utilización del tiempo en EEUU.
Un cuarto de la jornada es utilizada en actividades de mantenimiento: comer, descansar,
limpiar, comprar, tareas domésticas, etc. Otra porción va a las actividades productivas.
Comenta la importancia del ocio dentro de la filosofía griega como espacio para el
autoconocimiento. Mientras que actualmente se utiliza en tres tipos de actividades, el
consumo de medios, la conversación y las aficiones (deportes, música, etc.).

Por otro lado, la vida ocurre en sociedad, por lo que la interacción con los otros, influye en la
misma. El autor propone tres contextos sociales:

1. El espacio público: compañeros de trabajo, estudio, etc. Donde los demás evalúan
nuestras acciones, se compite por recursos y se establecen relaciones de colaboración.
2. La familia.
3. La soledad, definido por la ausencia de los demás.

EMOCIONES: Todas tienen en común el ser positivas/agradables o negativas/desagradables.


Evolutivamente, sirven como señales del mundo externo, actualmente pueden estar
desconectadas de objetos reales y se manifiestan por sí mismas (al ver una peli?). Hacen
relación a estados internos de conciencia.

El autor entonces se pregunta qué sabemos de la FELICIDAD. Propone que si se busca


aumentar la calidad de vida, no necesariamente se tiene que buscar más felicidad. En parte
porque la gente tiene reticencia a reconocer que es infeliz y porque la felicidad es
relativamente independiente del contexto. La calidad de vida entonces depende también de lo
que uno hace para ser feliz, desarrollar metas para dar sentido a la propia existencia

Las emociones negativas (tristeza, miedo, ansiedad) producen entropía psíquica, un estado
donde no se puede usar eficazmente la atención para afrontar tareas externas porque se la
necesita para restaurar un orden subjetivo interno.

En cambio las emociones positivas (felicidad, fuerza, alerta) generan negentropía psíquica
porque al no necesitar la atención para rumiar, la energía psíquica puede fluir libre hacia
cualquier pensamiento o tarea. Las intenciones, metas y motivaciones son manifestaciones
de la negentropía psíquica. Concentran la energía psíquica, establecen prioridades y crean
orden en la conciencia. El PENSAMIENTO también ordena la energía psíquica. Las emociones
centran la atención movilizando al organismo en actitudes de aproximación o evitación Las
metas lo hacen proporcionando imágenes de los resultados deseados. Los pensamientos
ordenan la atención produciendo secuencias de imágenes que se relacionan entre sí de modo
significativo. El estado normal de la mente es de desorden informativo, se requiere esfuerzo y
concentración para mantener un hilo. Dicho esfuerzo es mayor cuando va en contra de las
emociones y motivaciones. Los talentos innatos no pueden desarrollarse hasta que una
persona aprenda a controlar la atención.

Rara vez se siente la serenidad que se produce cuando el corazón, la voluntad y la mente están
en armonía. Dichos estados excepcionales son los que el autor denomina estados de fluidez.
Una sensación de acción sin esfuerzo. Suele darse cuando una persona tiene por delante una
serie clara de metas que exigen respuestas apropiadas, sin cuestionar lo que tiene que hacer
y cómo. Las actividades de flujo son aquellas que inducen dicho estado. Otra característica es
que proporcionan retroalimentación inmediata, dejan en claro hasta qué punto se está
actuando perfectamente (como en una partida de ajedrez, cada movimiento tiene
consecuencias inmediatas.

El ESTADO DE FLUIDEZ tiende a producirse cuando las capacidades de una persona están
plenamente involucradas en superar un reto que es posible afrontar. Una persona que fluye
está completamente centrada debido a la demanda total de energía psíquica. Se distorsiona
el tiempo y la conciencia. El autor propone que el implicarse en el flujo hace una vida más
plena. Solo después de concretada la tarea se puede mirar atrás y sentir gratitud por la
plenitud de la experiencia. La diferencia con los placeres pasivos (sensoriales) es que estos
provienen de una fuente externa, mientras que en el estado de fluidez es interno y conduce al
crecimiento de la conciencia. Los estados de fluidez incitan a mayores desafíos crecientes y a
adquirir nuevas habilidades. Los estados aparecen cuando una persona hace una actividad
favorita (jardinería, conversación con amigos, el trabajo) pero no ante situaciones pasivas
como ver televisión o descansar.

EL OCIO: el tiempo libre es más difícil de disfrutar que el trabajo, el ocio no aumenta la calidad
de vida a menos que se sepa usar eficazmente. Sin objetivos y socialización las personas
pierden motivación y concentración. La mente vaga y se empieza a concentrar en problemas
no resueltos generando ansiedad. Para huir de la entropía psíquica, se buscan estímulos que
distraigan de la mente las fuentes de ansiedad (tv, consumos problemáticos). Justamente las
demandas, objetivos y retroalimentación de las actividades que generan flow, es lo que falta
en el tiempo libre. Toda actividad que genere flow necesita de un tiempo de activación con
atención concentrada antes de que se vuelva placentera. Si una persona no tiene la energía,
por cansancio o similar, elegirá entonces una actividad menos placentera pero más accesible:
el ocio pasivo, ver tv, estar con amigos, leer un libro superficial. Por ello suelen elegirse más
que aquellas actividades de ocio activo, deportes, tocar un instrumento, un hobbie, etc. El ocio
pasivo se convierte en un problema cuando es la única estrategia para llenar el tiempo libre.

RELACIONES: Mihalyi propone que aquellas que conducen al orden de la conciencia en lugar
de la entropía psíquica, son aquellas en las que hay compatibilidad entre los objetivos propios
y del otro. La segunda condición es que se esté dispuesto a invertir atención en los objetivos
del otro. El autor comenta la problemática de la promiscuidad donde no se experimenta
intimidad, cariño y compromiso, llevando a relaciones sexuales insatisfactorias. En el pasado se
reprimía la sexualidad para canalizar dicha energía psíquica en objetivos productivos.
Actualmente, propone, la sexualidad se alienta para canalizar la energía psíquica hacia el
consumo, que brinda una ilusión de satisfacción sexual. Volviendo al tema de la familia, hace
un repaso por las diferentes estructuras que la conformaron históricamente y menciona el
daño que el capitalismo ha generado debilitando dicha estructura. Por otro lado, menciona
que las interacciones familiares afectan la calidad de las experiencias en forma diferente para
cada miembro. Normas y disciplina son necesarias para evitar un excesivo despilfarro de
energía psíquica en los acuerdos del hogar. La energía no utilizada en discusiones puede
reorientarse a la persecución de objetivos personales de cada miembro.

La función de los encuentros, por más rutinarios que sean (por ejemplo un saludo) es la de
mantenimiento de la realidad al incorporar en la conciencia una realidad compartida. Da la
seguridad de la propia existencia ante el encuentro del otro (caricias). La gran mayoría de las
personas tiende a tener un estado anímico más bajo cuando están solas. La única experiencia
que tiende a ser elevada en la soledad, es la concentración. A menos que se tenga una vida
interior intensa, la soledad no es fácil de llevar para la persona promedio.

VIDA ACTIVA y VIDA CONTEMPLATIVA: En la filosofía griega se mencionaba la vida activaba


como aquella donde la expresión del propio ser se daba por medio de la acción en la arena
publica, implicándose en política, argumentando, etc. Luego, al filosofía cristiana introdujo la
vida contemplativa, el uso de la reflexión solitaria, oración y comunión con lo superior para
lograr la realización más completa. Se consideraba que no se podía ser una persona activa y un
pensador al mismo tiempo. Ejemplo de esto son los conceptos de extraversión e introversión
de Jung. El autor propone a la personalidad creativa como una salida a ésta dicotomía ya que
pueden expresar ambos rasgos.

FELICIDAD: El disfrute menos aparente de la vida que proporcionan los estados de fluidez, no
confundir con la euforia extrovertida generada por circunstancias externas.

ESTRÉS: Se puede regular creando orden entre las diversas demandas que se acumulan en la
conciencia. Luego, poner las propias capacidades a la altura de los retos identificados. Si la
tarea excede esa capacidad, se puede delegar o buscar ayuda. El autor propone los beneficios
de incorporar elementos de las personas creativas a los trabajos rutinarios.

Dado que la atención es un recurso limitado, cuando una meta absorbe toda nuestra energía
psíquica, no queda nada para otras cosas. Pero es difícil ser feliz si se descuida alguna
dimensión (social, laboral, afectiva, etc.). Un grupo de personas se mantiene unido por dos
clases de energía: la energía material de la comida, el calor, el cuidado y el dinero; y la energía
psíquica que invierten las personas al prestar atención a los objetivos recíprocos. Cuando las
personas se prestan mutua atención o la prestan a una actividad conjunta, aumentan las
posibilidades de que los estados de fluidez estrechen lazos familiares.

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