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FACTORES EN LA FORMACIÓN DE LA IDENTIDAD

Los factores que determinan nuestra identidad y autenticidad son las circunstancias, las
normas, costumbres, ritos, mitos y creencias; los valores, la cultura, la religión, la familia, el
ambiente, las personas que nos rodean, la autoestima, la situación política de nuestro país…
¡hasta la comida es parte de nuestra identidad! También depende mucho el cómo fue nuestra
niñez, la escuela y el lugar en el que nos desarrollamos.

 Actualmente la televisión desempeña un rol importante en la que el niño/niña o el


adolescente toman algunas actitudes de los individuos que observan al identificarse
con ellos.

Es bastante común que las personas que luchan por encontrar su identidad se sientan
identificados con realidades en las que no viven, por eso es que algunos de los rasgos de
nuestra identidad suelen copiarse de otras culturas. Así que la identidad depende de uno
mismo: ¿quién soy, de dónde vengo?; de la autoestima: ¿cuánto me quiero y me conozco?;
de las circunstancias: ¿qué me ha pasado? ¿Qué he vivido? Y es por eso que la sociedad, el
entorno y las vivencias son factores importantes que influyen en la formación de nuestra
identidad y la identidad peruana.

En la adolescencia: todos buscan una definición de aspectos muy importantes para su vida
en lo que concierne la sociedad, los aspectos intelectuales y puede haber desorganización y
confusión de su identidad. Aquí es donde el adolescente ensaya roles, posturas sociales
como también autoimágenes que no son totalmente compatibles de un sentido interior, para
permitirle ser el mismo a pesar de los cambios esto es lo que Erickson llama búsqueda de la
identidad.
AUTOESTIMA
La autoestima es un factor clave para la identidad de los adolescentes. La autoestima positiva
sirve en defensa ante la tensión y suele asociarse con estrategias productivas de adaptación.
En cambio los adolescentes con baja autoestima corren el riesgo de trastornos emocionales y
de conducta tales como ansiedad, falta de motivación y energía, estas manifestaciones de
autoestima se reflejan en su conducta como tendencias suicidas, delincuencia y trastornos
alimenticios.
Los padres, los compañeros de clase, los amigos íntimos, representan una fuente principal en
dicha identidad, los jóvenes están en contacto con opiniones de estas personas importantes
para formar esta identificación, además de que sus formas de actuar son totalmente
diferentes en todos ellos,

Por ejemplo, la personalidad de los padres puede ser deprimida, sarcástica o responsable,
la personalidad con los amigos puede ser sensible, alegre y placentera.

¿QUE SON LAS EMOCIONES?


Las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación a
ciertos estímulos del individuo cuando percibe un objeto, una persona, un lugar, un suceso o
un recuerdo importante. Es aquello que sentimos, cuando percibimos algo o a alguien.
Son universales y comunes a todas las culturas. Sus manifestaciones también tienen patrones
de comportamiento semejantes a todos los individuos.
LAS EMOCIONES TIENEN 3 FUNCIONES PRINCIPALES:

Función adaptativa: prepara al organismo para la acción siendo esta una de las más
importantes. Gracias a esta capacidad podemos actuar eficazmente.
Función social: expresan nuestro estado de ánimo y facilitan la interacción social para que
se pueda predecir el comportamiento. Además de la expresión oral, cobra mucha importancia
la comunicación no verbal que se refleja, en muchas ocasiones, de manera inconsciente.
Función motivacional: existe una relación entre motivación y emoción, ya que ambas se
retroalimentan. Cualquier conducta motivada produce una reacción emocional, a la vez que
cualquier emoción impulsa la motivación hacia algo.
Por ejemplo, si nos sentimos alegres cuando quedamos con otra persona, estaremos más
motivados para volver a quedar con ella.
Identificar nuestras emociones y las de los otros, así como ponerles nombre no es tarea fácil,
más aún cuando se manifiestan varias emociones a la vez. A esto lo denominamos conciencia
emocional. Tenerla nos permitirá:
Reconocer nuestros estados de ánimo y reflexionar sobre ellos para tomar mejores decisiones
Relacionarnos mejor con los demás al reconocer también las emociones de los otros
Establecer límites para atender nuestras necesidades y bienestar, mejorando así nuestra
calidad de vida
Conocernos mejor a nosotros mismos y a los demás
La conciencia emocional forma parte de la conocida Inteligencia Emocional (IE). Podemos
decir que es el primer paso para poder desarrollarla adecuadamente.
Tipos de emociones
Existen varias clasificaciones de las emociones, atendiendo a diferentes criterios. En general,
el más utilizado es el que hace referencia al momento en que se producen por primera vez:
1. Emociones Básicas, Primarias o Innatas:
Son aquellas que se presentan desde el momento de nuestro nacimiento. Forman parte de
nuestro proceso de adaptación y existen en todos los seres humanos, independientemente de
la cultura.

Emociones Sociales, Secundarias o Aprendidas:


Surgen como consecuencia de la socialización y del desarrollo de capacidades cognitivas. La
mayoría de autores sitúan su aparición en torno a los dos años y medio o tres. Son
posteriores a las primarias, es decir, primero surge una emoción básica y a continuación una
secundaria. Por ejemplo, el miedo surge primero y posteriormente sentimiento de amenaza,
enfado…

Entre ellas podemos destacar algunas como:

Celos, culpa, orgullo, vergüenza, satisfacción, diversión, desprecio…

¿Cómo podemos gestionar nuestras emociones? 

ANTES. Párate y piensa, ¿cómo me siento?

Localiza físicamente la emoción. Fíjate dónde sientes la emoción (en el pecho, en la


garganta).

INTELIGENCIA EMOCIONAL

Para Goleman, precursor del término, es la capacidad de tener conciencia de las propias
emociones y sentimientos, reconocerlos y controlarlos, motivarnos para conseguir nuestros
objetivos, reconocer las emociones ajenas y saber gestionar las relaciones interpersonales.

La inteligencia emocional es una capacidad que puede entrenarse, y para ello debemos
comenzar reconociendo las emociones que manifestamos.
Si te interesa la inteligencia emocional, es muy probable que te guste el que incluye los
siguientes bloques de aprendizaje:

1. Inteligencia Emocional en las organizaciones: conceptos y fundamentación


2. Las emociones en el ambiente laboral: el reto para las organizaciones
3. Aplicación práctica de la Inteligencia Emocional.

COMO CONTROLAR MIS EMOCIONES

Estas técnicas se han popularizado a través del boca a boca y mediante autores que no se
han molestado en comprobar su base científica real. La utilidad de cada una de ellas para
gestionar tus emociones es, cuanto menos, dudosa.
1. Intentar no pensar en lo que te preocupa

De la misma forma que intentar no pensar en un oso polar blanco provocará que termines
pensando en él por un efecto rebote, en estudios como este se ha demostrado que es muy
difícil apartar las emociones de nuestra cabeza.

En el caso de las personas deprimidas, a las que constantemente les asaltan pensamientos
negativos, se ha comprobado que es totalmente contraproducente intentar suprimir esas ideas
porque terminan regresando con más fuerza todavía.

2. Relajarte y respirar hondo.

Es habitual que nos recomienden relajarnos y respirar hondo cuando estamos enfadados o
muy ansiosos. Proviene de una tradición casi ancestral, como la de respirar dentro de una
bolsa de plástico en un ataque de pánico.

¿Has recomendado alguna vez a alguien que se relajara cuando estaba enfadado? Te habrás
dado cuenta de que no suele funcionar demasiado bien. Es como si en lugar de escuchar a
quien cree que ha sufrido una injusticia le recomendases que se callara y se tomase un
tranquilizante.

3. Liberar la tensión por otras vías

Hubo un tiempo en que se pusieron de moda las actividades para liberar emociones. Talleres
donde la gente se reunía para llorar o eventos donde directivos agresivos se ponían a romper
platos.

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