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UNIVERSIDAD DE MARGARITA

ALMA MATER DEL CARIBE

DEPARTAMENTO DE ESTUDIO GENERAL

DESARROLLO DEL PENSAMIENTO LÓGICO

M-01

FORMAS LÓGICAS DEL


PENSAMIENTO

TUTORA:

YAMELLI RODRIGUEZ
AUTOR:
DANIEL, A. CARREÑO V-28.492.649

VALLE DEL ESPIRUTI SANTO, NOVIEMBRE DEL 2021


CAPITULO 4.
El Concepto y su Naturaleza.

Esa dualidad representó para la historia del pensamiento filosófico diversos


cambiantes interpretativas sobre la importancia de la idea de iniciativa,
ejemplificando, entendida como el motivo ontológico de las cosas
(principalmente bajo el punto de vista de Platón y el neoplatonismo); del mismo
modo, aquella que estima a la iniciativa como el contenido del pensamiento
(Aristóteles y Santo Tomás de Aquino) y, al final la postura idealista de la Edad
Actualizada, que equipara a la iniciativa con el Absoluto (Fichte y Hegel).

Para evadir enfrascarnos en conjeturas filosóficas que rebasan el alcance


fundamental de este escrito, optamos por centrar la atención en el trabajo del
término “concepto”, el cual resulta más adecuado para efectos de la Lógica que
aquí describimos, puesto que se refiere a la expresión intelectual e
intencionada, producto de la abstracción de la mente, de los puntos
fundamentales de cualquier ente. Por cierto, para el punto de vista del Derecho
además conviene el trabajo del término “concepto”, puesto que nuestra
disciplina se refiere justamente a la identificación de los puntos fundamentales
de carácter jurídico de una idea, puesto que en Derecho hablamos
objetivamente de “conceptos jurídicos” como los recursos en funcionalidad de
los cuales nace la regla, la interpretación y la argumentación.

Definición de “Concepto”.

El término, por consiguiente, es “concebir o engendrar en la mente una


importancia real de un objeto conocido”, por dicha razón, a partir del plano de la
Lógica Formal se define como “la representación de la mente de un objeto, sin
asegurar o negar algo de él”.

No es una mera imagen, pues carece de recursos contingentes (como


forma, composición color, magnitud, etcétera.) sino que tiene una importancia
propia dada por la sabiduría desde datos propensos; y b) no confirma ni rehúsa
algo acerca del objeto, puesto que sencillamente sugiere de forma neutra la
importancia de algo sin calificarla de modo alguno, puesto que en otros
términos fundamento propio del juicio.
Ejemplificando, el contenido primordial de una “silla” es que “es un objeto
que sirve para sentarse”, independientemente de sus cualidades contingentes
(color, material, forma, tamaño, etcétera.); aquel contenido primordial es la
“esencia” de la cosa que se sabe, o sea, “lo que provoca que una cosa sea
justamente esa cosa y no otra cosa”; o sea, el quid del objeto conocido. La
esencia de esta forma, es la composición elemental que le da contenido al
objeto o cosa que se sabe con carácter de primordial.

Por esto, el “aspecto formal del concepto” es concebirlo en su carácter de


mundial, lo cual supone que la mente aplica o atribuye a todos los seres de la
misma especie.

Por medio de esta colaboración, los entes derivados del mundial toman
parcialmente de él una realidad común a todos ellos puesto que el mundial,
como categoría importante, tiene la capacidad de transportar un componente
común a los conceptos de él derivados.

Pongamos un caso muestra a partir de la lexicografía jurídica para


comprender mejor esta cuestión; de esta forma puesto que, a medida que la
mente jurídica no capte que los conceptos mandatario, diputado, senador, juez,
fiscal, etcétera., disfrutan todos ellos de un rasgo común participativo de un
mundial, o sea, una categoría jurídica común entre ellos, en esta situación el
término mundial “autoridad”, no se comprenderá la auténtica naturaleza jurídica
de los recursos derivados.

Clasificación de los Conceptos.

Cabe resaltar que hay tantas divisiones como autores que las relacionan,
no obstante, para los efectos pedagógicos de detectar esos que poseen más
incidencia en el lenguaje jurídico, optamos por una fácil categorización de la
siguiente forma:

 Simples: es el que consta de una sola nota característica. Son


conceptos limitados en su contenido al contar únicamente con una
característica. Por ejemplo, “ser”, “uno”, “ley”, “deber”, “orden”,
“emplazamiento”, etc.
 Compuestos: en general, todos los conceptos son compuestos, pues
cuentan con diversas características o elementos que los integran.
Ejemplo, “hombre” es un “animal racional”; “justicia” es una “virtud
humana de dar a cada quien lo que le corresponde”; “Constitución” es la
“norma suprema que ordena a una nación”, etc.

 Complejos: Estas ideas no solo son complicadas referente a su


composición, sino que entre ellas no hay un nexo primordial, cuestión
que es característica en las ideas complicadas, puesto que no tenemos
la posibilidad de dialogar de una positiva protección de la ley, ya que
¿qué es la protección positiva de la ley?

 Abstractos: son conceptos que expresan un contenido sustancial, sin


embargo, sin referirse al individuo que los tiene.

 Concretos: son conceptos que sí manifiestan un contenido importante


realizando alusión al individuo (indeterminado) quien lo tiene.
Ejemplificando, “responsable”, “obligatorio”, “imputado”, conceptos que
tienen la posibilidad de aplicarse a un individuo en especial, como
“Antonio es responsable”, “el Impuesto al Valor Agregado es obligatorio”
o “Jorge N es el imputado”

CAPITULO 6.
Definición del Juicio.
El juicio es la segunda operación de la mente, la cual relaciona los
conceptos atribuyéndoles una propiedad, aseverando algo de ellos (unión) o
negando su interacción (separación) por medio de un enlace lógico (cópula o
verbo “ser”).

De esta forma entonces, el acto de juzgar es un acto fácil e indivisible de


ofrecer un paso más en la sabiduría hacia el entendimiento pleno. pero el
elaborado de que sea un acto fácil no supone que sea un acto sencillo de la
mente, juzgar involucra un acto complejo de la mente, debido a que esta
construye una proposición entre dos conceptos, puesto que la comprensión “se
mueve” entre aquellos dos términos hacia una interacción recíproca entre ellos
mediante una vinculación racional. Por esa razón es una segunda operación de
la mente, puesto que aquel paso hacia la vinculación predicativa involucra, para
el cognoscente, una traslación intelectual para dotar de sentido operativo a la
interacción entre los conceptos anteriormente desvinculados entre sí.

Naturaleza del Juicio.

En una primera importancia, el juicio es la segunda operación de la mente


por la cual une o separa los conceptos y, en una segunda, el juicio además es
el resultado de dicha operación de la mente.

En su primera acepción (noesis), el juicio es la operación que vincula


conceptos atribuyéndole una propiedad al individuo por medio de la copulación
del verbo “ser”. La mente centra 2 conceptos para manifestar una propiedad del
individuo. Ejemplificando, mencionar que “la ley es justa” involucra atribuir una
propiedad (justicia) a un individuo (ley); al vincular los dos conceptos antes
aislados (“ley” y “justa”), realizamos una alianza construyendo un todo
importante.

En impacto, la “proposición” es la forma por medio de la cual se expresa o


enuncia el juicio aseverando y negando una interacción entre conceptos
mediante una cópula, o sea, la mente compone una vez que confirma una
vinculación y divide una vez que la rehúsa.
La estructura se da una vez que existe una alianza entre el individuo y el
predicado por medio del verbo copulativo, en la cual, el predicado se
corresponde con el individuo. Ejemplificando, una vez que recomendamos:
“esta ley es justa”, la cópula verbal “es”, declara un parentesco en el cual se
predica una categoría afirmativa al individuo; en esta situación, el sentido de
justicia que se predica, corresponde con el término de ley al cual se le
relaciona.

Estructura del Juicio.

Ya adelantábamos que el juicio lógico se expresa por una atribución de


conveniencia o disensión, de vinculación o división de algo a un definido
individuo.

 El individuo: que, en el orden lógico-gramatical, es el concepto que


obtiene la atribución; o sea, es el objeto del juicio al que le conviene lo
cual se le predica.

 El predicado: en el orden lógico, es lo que se atribuye al sujeto,


afirmando o negando algo; es la conveniencia del sujeto.

 Una cópula: la estructura verbal que vincula al sujeto y al predicado,


establece que, lo que se atribuye predicativamente es o no propio al
sujeto del juicio. En el plano de la Lógica, la cópula está conformada
primordialmente por el verbo “ser”. La cópula verbal es la parte principal
del juicio pues indica la conveniencia del predicado al sujeto.

El objeto del juicio es eso que se asegura o se rehúsa en el juicio; sin


embargo, el individuo del juicio es el término de la cosa sobre la cual se
asegura o se rehúsa algo. Ejemplificando, si mencionamos el juicio: “la ley es
general, forzosa e impersonal”, el individuo nace del criterio “ley”, sin embargo,
el objeto del juicio que emitimos no es el término de ley, sino las propiedades
propias de la ley. En este ejemplo, el individuo del juicio (concepto) es la
iniciativa de ley; en el juicio, nuestra mente predica algo sobre dicha iniciativa o
criterio de ley para atribuirle una importancia (lo cual es el objeto del juicio).

Si mencionamos con un sentido jurídico un juicio sobre un caso concreto:


“el hombre es culpable”, el individuo “hombre” es un ser personal (varón), no se
puede tomar por una generalidad (toda la humanidad), y el predicado “culpable”
se particulariza para aplicarlo a aquel sujeto (no es la responsabilidad en
general). El individuo “hombre” individualizado participa del predicado, además
individualizado, “culpable”. El objeto de este juicio es el participar
afirmativamente de una individualización del criterio de responsabilidad a un
criterio de individuo, que en esta situación es una persona individual, o sea, un
hombre concreto.

Clasificación del Juicio.

Habíamos manifestado que el juicio se expresa mediante una “proposición”.


Puesto que bien, las diversas proposiciones por las cuales se enuncian los
juicios, tienen la posibilidad de clasificarse atendiendo a diversos criterios; por
supuesto hay diversas clasificaciones teóricas de las proposiciones judicativas,
puesto que cada creador las relaciona conforme con la teoría del entendimiento
especial a la que se adhiera, no obstante, para efectos pedagógicos, aquí nos
decantamos por la siguiente categorización:

 Universales. El predicado se atribuye a toda la extensión del concepto


del sujeto. Se identifican por el adjetivo “todo” antepuesto al sujeto:
“Toda persona que habita en el territorio nacional goza de los derechos
humanos”.

 Particulares. El predicado se atribuye solo a una parte de la extensión


del sujeto. Se reconocen por el adjetivo “algunos” antepuesto al sujeto:
“Algunos habitantes del territorio nacional no son mexicanos”.

 Singulares. El predicado se atribuye a un solo individuo. Se caracterizan


porque el sujeto es el individuo particular: “María del Carmen es
mexicana por nacimiento”.
La Oposición en las Proposiciones Lógicas.

Observamos que la proposición sencilla es la que asegura o rehúsa una


atribución; por esa razón se plantea que, en este sentido, la proposición es
categórica, o sea, que confirma o rehúsa algo sin ni una restricción. Así, la
proposición categórica se distingue atendiendo a su cualidad y a su porción.

Apreciará el lector que, para detectar el tipo específico de proposición, se


emplean una secuencia de vocales (A, E, I, O), palabra utilizada para
diferenciar a las proposiciones afirmativas, para detectar a las proposiciones
negativas. Debido a esta conjunción de vocales tenemos la posibilidad de
detectar de manera sim ple la porción y la cualidad presentes en un juicio.

El valor de conocer qué tipos de oposiciones lógicas hay en los juicios


radica en la probabilidad de conocer en qué casos, una vez que nos
enfrentamos a 2 proposiciones construidas con los mismos términos, tenemos
la posibilidad de transitar de la aseveración de una, a la negación de la otra y,
además detectar que, si una es verdadera, la otra es falsa, o bien, si una es
falsa, la otra es verdadera.

La Conversión de las Proposiciones.

La manera de pensar referente a los juicios nos ayuda a comprender que


también de la contraposición existe otro tipo de interacción lógica viable en
medio de las proposiciones, por medio de la conversión, en otros términos,
cambiando o convirtiendo al individuo por el predicado. La “conversión” es el
trueque del individuo y del predicado en una proposición definida.

Si definimos que la conversión es el trueque del individuo y el predicado en


una proposición, es fundamental anteriormente atender cómo la expansión del
predicado (que pasaría a ser el sujeto) es definida en una proposición cualquier
persona. Puesto que bien, resulta subjetivamente sencillo establecer la
expansión del individuo por medio de las partículas gramaticales “todo” y
“algún”, mismas que, como se amonesta, no están afectando al predicado, solo
al individuo.
La Equivalencia de las Proposiciones.

Otro tipo de alteración referente a la enunciación de las proposiciones la


pudimos encontrar en la equivalencia, la cual está íntimamente asociada con la
contraposición. Al ser una equivalencia, se da una equidad entre proposiciones
que difieren por el trabajo de la partícula “no”.

La equivalencia lógica solo es aplicable para las proposiciones de tipo


mundial afirmativo (A). De esta forma tenemos las siguientes modalidades:

 Una proposición de tipo A se hace equivalente a su contradictoria de tipo


O, anteponiendo la negación (es mencionar, la partícula “no”) al
individuo. Ejemplificando, para hacer equivalente la proposición “todo
juez es justo” (A) y su contradictoria “algún juez no es justo” (O),
debemos anteponer la partícula “no” a la primera proposición, quedando
como “no todo juez es justo”. Apreciamos de esta forma que esta última
enunciación es equivalente, en cuanto al sentido, a la contradictoria
“algún juez no es justo”.

 Una proposición de tipo A se hace equivalente a su contraria de tipo E


añadiendo la partícula “no” anteriormente del verbo. Siguiendo con
nuestro ejemplo, si poseemos la proposición “todo juez es justo” (A) la
haríamos equivalente a su contraria “ningún juez es justo” (E), si
mencionamos “todo juez no es justo”.

 Una proposición de tipo A se hace equivalente a su subalterna de tipo I,


poniendo una negación previamente y desde el individuo. Continuando
con el ejemplo, frente a la proposición “todo juez es justo” (A), la
haríamos equivalente a su subalterna “algún juez es justo” (I), si
mencionamos “no todo juez no es justo”.

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