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EL JUICIO Y EL RACIOCINIO

Los pasos que se han dado en el recorrido de la síntesis, están permitiendo el conocimiento
integral del ser humano. Desde las categorías generales, hasta lo microscópico en la densidad
del hombre. Lo que ahora nos ocupa, es lo referente a la dimensión racional. El conocimiento
estimula el desarrollo del ser humano y provoca en él la pretensión por alcanzar la noción de
la verdad. Este proceso sólo es viable, en la medida en que el pensamiento es lógico, es decir,
correcto, ordenado, coherente, congruente. El estudio material de la lógica, son los
pensamientos, que están conformados por las llamadas operaciones del entendimiento, o,
actos de la mente, que son: la idea, el juicio y el raciocinio; a los cuales se hará mención en
el presente trabajo (exceptuando la idea).
1. El Juicio
El conocimiento radica en que: “todos los hombres por naturaleza desean saber. Señal de ello
es el amor a las sensaciones… La razón estriba en que ésta (sentido de la vista) es, de las
sensaciones, la que más nos hace conocer y muestra múltiples diferencias” (Aristóteles.
Metafísica. I, 980a, 25). Es un desarrollo racional, que junto a la capacidad del lenguaje, da
lugar a un diálogo entre el ser cognoscente y la cosa conocida. Cuando digo diálogo, me
refiero al acto por el cual el sujeto se deja modificar por el objeto, y en respuesta a ello, el
mismo sujeto emite una idea. El resultado de la aprehensión de la cosa, es la emisión de un
término. Sin embargo, ese encuentro que se da en materia de conocimiento, viene cargado de
un contenido. Porque cuando veo un objeto, no me limito a evocar un único término de lo
que he visto, sino que el acto por el cual estoy conociendo, conlleva, que además del sujeto,
mencione un predicado. Por ejemplo, veo una guitarra y digo que «es de madera», veo el
seminario y digo que «es grande». Pero no soy el único ser pensante, existen otros, que
estando de frente al mismo objeto, podrían estar «juzgando» de otro modo; la guitarra «es
de metal», el seminario «es pequeño». En consecuencia, ellos como yo, formulamos un
juicio; una expresión al término encontrado por el acto de conocer. (Luypen, 1967, págs. 136-
137)
Seguramente esta noción inicial, es el punto de partida de toda definición que se pueda decir
respecto al término juicio. Aristóteles ha sido considerado como el filósofo más grande de la
antigüedad. Aunque fueron muchísimos los temas tratados por él, la lógica ocupa un lugar
desatacado en su pensamiento. Considerado el creador de esta ciencia. Él hace una distinción
inmediata entre los dos tipos de juicio que pueden darse, verdadero o falso; pero en ese hecho,
se ve claramente que el juicio viene a ser la relación de dos conceptos, que da lugar a la
formulación de un juicio.
Que hay cosas de este tipo, es evidente: en efecto, el que exista un hombre es reversible,
según la implicación de existencia, con el juicio verdadero acerca de ello, pues, si existe un
hombre, es verdadero el juicio en el que decimos que existe un hombre; y viceversa, pues, si
es verdadero el juicio en el que decimos que existe un hombre, existe un hombre; pero el
juicio verdadero no es en modo alguno causa de que se dé el hecho, mientras que el hecho
parece de alguna manera la causa de que el juicio sea verdadero: en efecto, por darse o no
darse el hecho es por lo que el juicio se llama verdadero o falso. (Aristóteles, Organón I,
Categorías, XII, 14b. 15-25)
El sujeto del juicio es el concepto del que se afirma o niega algo; el predicado es el concepto
que afirma o niega del sujeto. En este caso, el «hombre» sería el sujeto, de quien se afirma o
niega su «existencia», que es el concepto que afirma o niega al sujeto. Para la Edad Media,
ya los griegos habían creado la lógica, pero fueron los filósofos medievales quienes la
aplicaron. Santo Tomas de Aquino siguiendo en líneas generales la misma lógica
Aristotélica, en referencia al término juicio o juzgar, suele denominarlo como compositio y
divisio, que consiste en reunir al menos dos términos o en separarlos; sea para expresar la
posesión de una propiedad por parte del sujeto, o para excluir esa posesión. Según dice: “Hay
dos maneras de abstraer. Una, a modo de composición y división… Otra, a modo de
consideración simple, y absoluta…” (Aquino, Suma Teológica, I, q. 85 a.1). En el primer
nombrado, podemos tomar el siguiente ejemplo: están los conceptos «libro» y «grande», pero
la realización del juicio sería, «el libro es grande» (compositio), que en otro caso podría ser
«el libro no es grande» (divisio). Y en el segundo caso de juicio, en todo el juicio se afirma
explícitamente que algo es, por ejemplo: «el libro grande». Ya en la edad Moderna el reciente
desarrollo de la ciencia y los métodos experimentales, realzaron el estudio de la lógica. Kant,
no es uno de los pensadores más avanzados en esta ciencia; la lógica es una disciplina
puramente formal que no expresa más que conceptos y relaciones a priori enteramente
independientes y extraños a la realidad de las cosas. Sin embargo, en lo concerniente al tema
en desarrollo, conviene aquí tomar como referencia el concepto de juicio en el pensamiento
kantiano. En la teoría del conocimiento de Kant; el conocimiento parte de los sentidos, por
el dato empírico. A raíz del fenómeno, se obtiene como resultado el concepto, que a su vez
es traducido al juicio.
Los conceptos se fundan, pues, en la espontaneidad del pensamiento, del mismo modo que las
intuiciones sensibles lo hacen de la receptividad de las impresiones. Estos conceptos no los puede
utilizar el entendimiento más que para formular juicios… El juicio es, pues, el conocimiento mediato
de un objeto y, consiguientemente, representación de una representación del objeto. En todo juicio
hay un concepto válido para otras muchas representaciones y, entre éstas muchas, comprende una
determinada que se refiere inmediatamente al objeto. (Kant, pág. 71)
El concepto de juicio en Kant, no varía del dado expuesto por el Estagirita; su singularidad
radica en el proceso del conocimiento, y en determinar qué condiciones deben cumplir los
juicios verdaderos para que se pueda afirmar su legitimidad. Para terminar de hacernos una
idea sobre la compresión del juicio, es plausible acercarnos a Alejandro Pfänder; discípulo
de Husserl, conocido por su «Lógica», considerada como la más completa exposición de una
lógica en sentido fenomenológico; una lógica pura. Pfänder proporciona una definición
detallada de juicio:
Los juicios no son sino una clase particular de pensamientos, los pensamientos que enuncian
algo. Los juicios son productos del pensar; son, por consiguiente, el contenido mental de
determinados actos pensantes, contenido que se expresa en determinadas proposiciones
verbales. Los juicios se refieren, necesariamente, a algún objeto, sobre el que dicen algo; en
suma, se encuentran exactamente en el lugar en donde se encuentran los productos mentales
del pensar de un ser pensante, productos referidos a objetos y expresados en determinadas
formas verbales. (Pfänder, 1928, pág. 20)
Con las nociones precedentes, ya se puede dilucidar al acto al cual se hace referencia con el
término «juicio», en el campo de la lógica. En conclusión, presento dos definiciones que
sintetizan la comprensión del término: a) “Se llama juicio el acto del entendimiento que
compara dos ideas y afirma la conveniencia o disconveniencia que hay entre ellas” (Quintana,
2008, pág. 104). b) “El juicio es la operación de la mente por la que componemos conceptos
atribuyendo una propiedad a un sujeto mediante el verbo «ser»” (Sanguineti, 1989, pág. 97).
Los juicios se componen de ideas, y éstas deben estar relacionas de tal manera que no
constituyan una simple sucesión como «manzana verde», que no es un juicio. Si se relacionan
diciendo «la manzana es verde», entonces se genera un juicio. La afirmación o negación es
indispensable.
2. Elementos del juicio
Tomemos como ejemplo, «el seminario es limpio». Si se estructura la afirmación, observando
el modo en que cada término juega un rol en la proposición, se puede llegar a concluir la
necesidad de tres elementos esenciales. «Seminario», en referencia elemental a una cosa,
ente, substancia; que describe la materia o contenido al cual se aplica el juicio. Lo que en
lógica se conoce como «elemento material». A demás, en el juicio, se convierte en el objeto
a que el juicio se refiere; se somete la materia a juicio, denotando el lugar de «sujeto». Por
consiguiente, “todo juicio ha de tener, esencial y necesariamente, un concepto sujeto”
(Pfänder, 1928, pág. 54), que se designa con la abreviatura «S».
A pesar de la necesidad del objeto-sujeto, no es suficiente para formular el juicio, pues sin
un contenido, la sola palabra quedará como un objeto. Volvamos a nuestro enunciado «el
seminario es limpio». Aquí, no solo el término «seminario» designa una sustancia material,
sino que se enuncia algo a cerca de él, que es «limpio». Lo cual, infiere un segundo término,
que se refiere a la cualidad «limpio». Lo que en lógica se llama «concepto predicado». Y se
abrevia «P».
Pero los conceptos designados «S» y «P», no bastan para construir el juicio. Debe tomarse
en cuenta un suplemento que complemente el enlace entre los dos términos materiales, sin
él, solo habrían dos palabras totalmente aisladas, «seminario - limpio». Es válido, hacer la
aclaración, que, aunque en nuestro lenguaje común las dos palabras son enunciadas sin un
término intermedio que establezca una unión lógica; inferimos como relación el verbo «ser»,
como una consideración simple y absoluta, según la definición dada por Santo Tomas. De
manera que, el concepto predicado ha de cumplir la función de dirigirse o juzgar al objeto
sujeto. Este «elemento formal» que cumple la función de enlace, se llama «cópula» o «es».
“En general se supone que con este elemento queda terminado el análisis del juicio y se dice
que el juicio se compone de tres elementos: concepto sujeto, concepto predicado y cópula”
(Pfänder, 1928, pág. 55).
3. Clasificación del juico
El análisis de diferentes clases de juicios y proposiciones ha dado origen a serias divergencias
entre filósofos. Cada autor tiene su propia clasificación de acuerdo con su Teoría del
Conocimiento. Entre las principales clases se distinguen:
1. A priori
1. Por razón del origen:
2. A posteriori

1. Perfecto
D 2. Por razón de la perfección
2. Imperfecto
i
v
1. Analítico
i 3. Por la comprensión
2. Sintético
s
i
1. Individual
ó
4. Por la extensión 2. Particular
n
3. Universal

D 5. Por la cualidad 1. Afirmativo


e 2. Negativo
l
1. Inmediato
6. Por el modo como se capta
la convivencia 2. Mediato
J
u 1. Necesario
7. Por el modo como conviene
i 2. Contingente
c
i 1. De existencia
o 8. Por la razón de la materia
2. De valor

1. Verdadero
9. Por razón de la relación
2. Falso

3.1 Clasificación de los juicios según Kant.


Volviendo sobre el pensamiento de Kant. Además de la definición de juicio vista
anteriormente; Kant creyó que hacer un juicio es categorizar o conceptualizar y que, por lo
tanto, habrá tantas formas puras de categorizar o conceptualizar, como formas puras de
juicios. Por medio de los sentidos recibo de un objeto una serie de impresiones desordenadas,
que las ubico en el espacio y tiempo y con eso tengo una imagen, fenómeno o representación
del objeto. Pero como según Kant, el conocimiento no depende únicamente de la experiencia,
para conocerlo debo pensarlo. Y el pensamiento se expresa a través de juicios. Por tanto,
Kant elaboró una tabla con todos los juicios posibles de realizar en el ejercicio del
pensamiento; a esa tabla la denominó Categorías. Cuando pensamos, vamos ubicando las
imágenes en distintas categorías de juicios, dado que existe una relación especial entre las
categorías y los juicios. (Anteseri., 1988, págs. 740-744)
Tabla de Juicios Tabla de las Categorías Ejemplo
I. Cantidad
1. Universales (El sujeto está tomado en toda 1. Unidad 1. Todos los hombres son racionales
su extensión)
2. Particulares (El sujeto está tomado en parte 2. Pluralidad 2. Algunos hombres son filósofos
de su extensión)
3. Singulares (El sujeto es un individuo) 3. Totalidad 3. Sócrates es mortal
II. Cualidad
1. Afirmativos (Atribuyen el predicado al sujeto) 1. Relación 1. Los franceses son europeos
2. Negativos (Excluyen al sujeto del predicado) 2. Negación 2. Los hombres no son irracionales
3. Infinitos (Incluyen el sujeto en cualquier 3. Limitación 3. El espacio es no-finito
clase o concepto que no sea el del predicado)
III. Relación
1. Categóricos (El predicado está en el sujeto) 1. Sustancia y accidente 1. La tierra es redonda
2. Hipotéticos (Agrega algo nuevo al sujeto) 2. Causalidad 2. Los cuerpos se dilatan con el calor
3. Disyuntivos (Conjunto de juicios relacionados 3. Reciprocidad 3. El mundo es eterno o intemporal
entre sí)
IV. Modalidad
1. Problemáticos (expresan sólo una categoría 1. Posibilidad – Imposibilidad 1. El alma es inmortal
de posibilidad)
2. Asertóricos (Expresa una verdad de hecho, 2. Existencia – Inexistencia 2. Sócrates es un hombre
opinión, no necesaria)
3. Apodícticos (Expresan el máximo grado de 3. Necesidad – Contingencia 3. Todos los cuerpos son pesados
verdad)

4. Valor del juicio en el conocimiento


Si acudimos a la corta introducción que se hizo, para llegar al origen del juicio, podemos
denotar su valor en el proceso del conocimiento. Primero, en ser la emisión que se elabora a
raíz del conocimiento adquirido. Es posible enunciar únicamente conceptos aislados que no
determinen el conjunto global del conocimiento; pero el juicio, describe el conocimiento en
la elaboración de un concepto. Claro está, que en el juicio no siempre está implícita la verdad;
aunque sea una elaboración del pensamiento. En segundo lugar, el conocimiento se formula
principalmente en juicios, un enunciado coherente, equivale a un juicio. En tercer lugar, el
juicio es la sede de la verdad. En tanto que es por medio de la afirmación o negación como
se va dando cuenta de la realidad, afirmación o negación que ha de ponerse a prueba
confirmándose o refutándose. La habilidad de juzgar o de emitir juicios es una parte del
proceso reflexivo que implica procesos conscientes, así como de análisis lógico y conceptual.
Emitir un juicio supone estrategias de pensamiento, métodos que facilitan tal proceso. Cabe
señalar que no tiene que confundirse el emitir sentencias, expresar ideas, dar opiniones, con
la experiencia más elaborada de ser consciente de estar juzgando. Así pues, todos emitimos
juicios, lo importante aquí es: estar conscientes de los juicios que se emiten, justificarlos y
dar razones de ellos.
5. El raciocinio
Partimos del hecho, de que el raciocinio es una actividad mental, posterior al conocimiento
y elaboración de juicios; se distingue el raciocinio de la actividad inherente de la razón
presente en el ser humano. Hasta este punto, tenemos en proceso la capacidad de la
inteligencia humana, que aprehende las cosas, y generando el conocimiento, emite juicios.
Sin embargo, el proceso no se detiene con el juicio o predicado, ya que emitimos cantidad de
juicios, que en consecuencia se pueden combinar, generando una interpretación que ninguno
de los juicios presupuestos expresa o contiene por separado. Por ejemplo: «los sacerdotes
están sujetos a lo humano», y en un segundo juicio «los humanos pueden pecar». Lo que
produce en el pensamiento un movimiento a un tercer juicio, «por consiguiente, los
sacerdotes pueden ser pecadores». Además de la relación coherente entre los elementos de
cada juicio, se genera una conexión entre los juicios, generando un tercero. “Nos hallamos
ante una nueva función de la inteligencia, que permite al hombre efectuar un tránsito de lo
conocido a lo desconocido” (Sanguineti, 1989, pág. 125). El «raciocinio», conocido como la
tercera operación de la mente, permite llegar a un enunciado lógico, fruto de la elaboración
argumentada del pensamiento. Por tanto, el raciocinio es: “la operación discursiva por medio
de la cual obtenemos un conocimiento nuevo, inferido, partiendo de otro conocimiento”
(Gorski, 1960, pág. 144). En la lógica de Aristóteles, el término «razonamiento», es
tradicionalmente descrito como «silogismo», debido al raciocinio deductivo.
6. Clases de raciocinio
Cuando se hace referencia a las clases de razonamiento, se atiende, al modo en que procede
en el paso de lo desconocido a lo conocido, de tal manera que el entendimiento pude proceder
de dos maneras. Estas dos clases, la podemos enmarcar en el desarrollo histórico del
conocimiento y sus respectivos procesos. Se habla de «deductivo» e «inductivo». En el
primer caso, podría decir, responde al desarrollo de la lógica clásica, y en el segundo a la
modernidad.
a) El raciocinio deductivo: Partiendo de una verdad o afirmación general a una
particular. Ejemplo: las verduras verdes contienen hierro. Las espinacas son verduras
verdes. Por tanto las espinacas contienen hierro. La deducción consiste pues en
descender de lo universal a lo particular.
b) El raciocinio inductivo: Partiendo de una verdad o afirmación particular descubre una
universal. Ejemplo: Juan salió sin abrigo y se enfermó. Camilo salió sin abrigo y se
enfermó. Entonces es probable que si salgo sin abrigo me enferme. La inducción
consiste en ascender de lo particular a lo general. En este tipo de racionamiento, existe
más probabilidad de certeza, que en lo deductivo.

7. El raciocinio en la lógica clásica


Hablar de lógica en la Edad Antigua, es dirigirnos directa mente a Aristóteles, quien
fundamentó en sus escritos llamados en conjunto «Organón», todo un desarrollo
argumentado a cerca de esta ciencia. Aristóteles se refiere al razonamiento del siguiente
modo:
Un razonamiento es un discurso (lógos) en el que, sentadas ciertas cosas, necesariamente se
da a la vez, a través de lo establecido, algo distinto de lo establecido. Hay demostración
cuando el razonamiento parte de cosas verdaderas y primordiales, o de cosas cuyo
conocimiento se origina a través de cosas primordiales y verdaderas; en cambio, es dialéctico
el razonamiento construido a partir de cosas plausibles. Ahora bien, son verdaderas y
primordiales las cosas que tienen credibilidad, no por otras, sino por sí mismas. (Aristóteles,
Organón I, 100ª 25 – 100b 20).
En los analíticos primeros, luego de exponer la definición y elemento de proposición y
término, dispone gran parte de su obra a la descripción del racionamiento y sus clases.
Aristóteles, en los Analíticos, se ocupa tanto del razonamiento deductivo como del inductivo,
pero considera que el conocimiento científico se alcanza deduciendo lo particular de lo
general, es decir, con el conocimiento de las causas. Aristóteles privilegiará, el análisis del
razonamiento deductivo, y en especial del razonamiento deductivo categórico o silogismo.
Haciendo ver la deducción y la inducción como dos procesos del pensamiento
completamente diferentes.
En el caso de los razonamientos, tanto los que proceden mediante silogismo como los que
proceden mediante inducción; pues ambos realizan la enseñanza a través de conocimientos
previos, los unos, tomando algo como entendido por mutuo acuerdo, los otros demostrando
lo universal a través del hecho de ser evidente lo singular. De la misma manera convencen
también los razonamientos retóricos, pues, o bien convencen a través de ejemplos, lo cual es
una forma de inducción, o bien a través de silogismos probables, lo cual es una forma de
silogismo. (Aristóteles, Analíticos primeros, I, 71ª 10-13)
Aristóteles centra el desarrollo lógico entorno al silogismo, sucede que si se aceptan ciertas
premisas, se deduce de ellas determinada conclusión. El ejemplo que más se ha usado, y que

Antecedente Todo hombre es mortal (Premisa mayor)


M T
Sócrates es hombre (Premisa menor)
t M
Consiguiente Sócrates es mortal (Conclusión)

t T
es referido en distintas obras de la modernidad es el siguiente: Todo hombre es mortal,
Sócrates es hombre; Sócrates es mortal. O, todos los hombres son mortales, todos los griegos
son hombres; por consiguiente, todos los griegos son mortales. Aristóteles define el silogismo
del siguiente modo: “un argumento en el cual habiendo sido concedidas ciertas cosas, algunas
otras distintas de aquellas se siguen necesariamente de su verdad, sin que haya necesidad de
ningún otro término exterior” (Aristóteles, Organón I, 1 24b 18-22). De tal manera que el
silogismo se compone de tres proposiciones: dos premisas, que componen una mayor y una
menor, y luego una conclusión. En las cuales encontramos tres términos: un término mayor
«T», que es el de mayor extensión; un término menor «t», quien será el sujeto de la conclusión
y; un término medio «M», el cual se encuentra contenido en dos premisas. (Quintana, 2008,
págs. 160-162) Tomemos el siguiente ejemplo, de acuerdo al silogísmo ya mencionado:
8. El raciocinio en la lógica moderna
La Modernidad representa un cambio drástico en la base del proceso del conocimiento, lo
que provocó el distanciamiento del silogismo (raciocinio), aunque no del todo. El primer
lugar sobre el desarrollo de la lógica moderna, lo ocupa el filósofo Francisco Bacon; quien
ha sido considerado como el fundador de la lógica moderna, que expresa en su obra «Novum
Órganon» una contraposición al «Órganon» Aristotélico. La importancia de este nuevo paso,
consiste en que funda la Lógica sobre el saber experimental y la indicción, por medio de las
cuales llega al conocimiento de las leyes naturales. La inducción es el gran instrumento de la
ciencia, y el silogismo, a diferencia de la importancia que cobró para la lógica aristotélica, es
inútil para el descubrimiento de la verdad. Aunque sus ideas hallaron poco eco entre sus
seguidores, el uso del método inductivo es significativo. El método de Bacon consiste en:
“establecer distintos grados de certeza; en socorrer los sentidos limitándolos; en proscribir
las más de las veces el trabajo del pensamiento que sigue la experiencia sensible; en fin, en
abrir y garantir al espíritu un camino nuevo y cierto, que tenga su punto de partida en esta
experiencia misma” (Bacon, pág. 1). Es el paso de lo general del pensamiento clásico, a lo
particular que empieza a tomar solidez. Respecto al silogismo o raciocinio, aunque hace parte
de los procesos de la razón, el entendimiento no puede confiarse de ello, puesto que no existe
la certeza de que las nociones que lo conforman, estén plantas en la verdad. “El silogismo se
compone de proposiciones, las proposiciones de términos; los términos no tienen otro valor
que el de las nociones. He aquí por qué si las nociones son confusas debido a una abstracción
precipitada, lo que sobre ellas se edifica carece de solidez” (Bacon, pág. 14). La confianza
únicamente surge en el desarrollo del método inductivo. “De esta inducción debemos
servirnos no sólo para descubrir las leyes en la naturaleza, sí que también para determinar
sus nociones. Sobre esta inducción, pueden ciertamente fundarse legítimas esperanzas”
(Bacon, pág. 105).
Continuando por la línea de Bacon, John Stuart Mill, en su obra «Síntesis del sistema de
lógica», describe una lógica positivista fundada en el análisis de los métodos científicos.
Todos los conocimientos derivan de inducciones, solo que estas son unas veces generales y
otras especiales, simples o complejas, que van desde las matemáticas hasta las ciencias
sociales. Respecto al silogismo, sucede un concepto cercano al de Bacon. El problema radica
en las definiciones o nociones que conforman los silogismos, “se decía que las definiciones
de cosas dan a conocer la naturaleza propia de ellas; pero esto no es exacto porque nadie
conoce la naturaleza total de una sola cosa; en realidad las definiciones todas dan a conocer
el significado de nombres” (Mill, 1987, pág. 53), pero algunas de ellas no implican la
existencia de lo que se define. Por tanto, se genera la discusión, ante la filosofía clásica,
porque allí, las ciencias son deducidas de las definiciones que les corresponden. “Si pudiera
razonarse fundándose en simples definiciones se llegaría a falsedades formando silogismos
correctos con premisas esto es, proposiciones fundamentales” (Mill, 1987, pág. 54), de las
que se deduce que la conclusión es falsa. “El único silogismo que puede derivarse de
definiciones es un silogismo relativo al significado de las palabras” (Mill, 1987, pág. 54). De
modo, que el único camino lógico, será el de los medios empíricos por los cuales el
pensamiento comprueba en todos sus procesos los resultados obtenidos, que es en lo que
consiste el positivismo lógico.
9. Los sofismas y las falacias
Puntualmente, digamos que el sofisma es una demostración que nos lleva a error, cuando una
argumentación falla en virtud de su materia o su forma. Es muy cercano a la falacia; con la
salvedad de que, cuando el sofisma se emplea sin intención de engañar, se llama paralogismo
y cuando conlleva esa intención, se llama falacia.
El nombre del sofisma deriva del nombre de aquellos filósofos griegos del siglo V A.C.
llamados «sofistas», quienes llevados del hábito de discutir o de la vanagloria, no tenían más
ocupación que discutir, dispuestos a defender o impugnar indistintamente cualquier cosa que
se les propusiese, pretendiendo justificar por capciosos argumentos (sofismas) las cosas más
opuestas y absurdas, llegando a negar la existencia de la verdad o a sostener su identidad con
la falsedad. El sofisma es un argumento incoherente y absurdo. (Quintana, 2008) Algunos
ejemplos pueden ser:
1. Lima es una fruta;
es así que la ciudad del Perú es Lima,
luego la capital del Perú es una fruta.
2. Juan puede leer
es así que Juan puede dormir,
luego Juan puede leer dormido.
Los sofismas se clasifican de dos maneras: sofismas de deducción y sofismas de inducción.
Los de deducción se dividen en sofismas de palabra o de dicción, y sofismas de cosa o de
fuera de la dicción, según la falla en la argumentación provenga de las palabras que lo
expresan o de los pensamientos que se compone. Entre los sofismas de palabra o de dicción
se encuentran: la homonimia o equivocación, la anfibología, el sofisma de composición, el
sofisma de división, el sofisma de acento, y el de figura de dicción. Y entre los sofismas de
cosa o de fuera de la dicción se distinguen: de accidente, de tránsito de lo relativo a lo
absoluto, de generalización, de ignorancia de elenco, de consecuente, de petición de
principio, de círculo vicioso, de pregunta múltiple, y de falsa causa.

Bibliografía
Anteseri., G. R. (1988). Historia del pensamiento filosófico y científico. . Barcelona: Herder.

Aquino, S. T. (1959). Suma Teológica . Madrid: Biblioteca de autores sagrados .

Aristóteles. (1982). Tratados de Lógica - Organón I. Madrid : Gredos .

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Madrid: Gredos .

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Bacon, F. (s.f.). Novum Organum.


Gorski, D. P. (1960). Lógica . México : Grijalbo .

Kant, i. (s.f.). Crítica de la razón pura - Traducción de Pedro Ribas . Pensamiento .

Luypen, W. (1967). Fenomenología existecnial. Buenos Aires: Carlos Lohlé .

Mill, J. S. (1987). Resumen de Lógica . Paris : LIBRERÍA D E LA VDI DE CH BOURET.

Pfänder, A. (1928). Lógica. Madrid : Revista de Occidente .

Quintana, R. B. (2008). Nociones preliminares de Lógica . Bogotá: Universidad Sergio Arboleda.

Sanguineti, J. J. (1989). Lógica . Pamplona : Ediciones Universidad de Navarra .

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