Está en la página 1de 4

Cómo enseñar la seguridad de la salvación

En simples palabras, la doctrina de la perseverancia de los santos afirma que la salvación que Cristo
logró para su pueblo está asegurada y en virtud de la eficacia de su sacrifico no hay posibilidad que el
creyente se pierda. Todos aquellos por quienes Cristo murió, son regenerados y serán preservados
hasta el final. En base a eso podemos decir que la salvación no se pierde. Esta es una verdad
presentada en las Escrituras de muchas y variadas maneras. A veces explícita y otras de forma
implícita.

El tema genera un poco de objeción, sobre todo por aquellos que han sido enseñados de una forma
distinta. Lamentablemente un gran sector de la iglesia cree y enseña que la salvación es por gracia y a
la vez que los creyentes debemos conservarla o corremos el riesgo de perderla. Qué ironía: soy salvo
por gracia, pero conservo mi salvación por mis obras. Una verdadera contradicción.

JC Ryle, primer obispo de Liverpool decía tocante a la seguridad de la salvación: “si los santos de
Dios pueden ser echados fuera, es un hecho curioso y sorprendente que la Biblia no nos haya ofrecido
ningún solo ejemplo claro de ello”

Por la importancia que esta verdad comporta, me gustaría presentar tres modos en como la seguridad
de la Salvación es demostrada en las Sagradas Escrituras. Que esto pueda servir para afirmar la
convicción de los creyentes, para disipar las dudas de creyentes que piensan lo contrario y sobre todo
para que pueda ser usado para enseñarlo a otros. Tres formas como enseñar la perseverancia de los
santos o tres maneras para ayudar a entender la seguridad de la salvación.

 1.-Mirando los versos que explícitamente lo afirman

En primer lugar, el camino más corto para enseñar el tema, será buscando los versículos que
positivamente afirman la seguridad de la salvación. Desde luego que hay unos textos que son más
elocuentes que otros, pero todos llevan la fuerza de la perseverancia. En ellos se nos presenta a Dios
como el protagonista de nuestra seguridad. Dicho de otra manera, la certeza de la salvación es veraz
por qué es Dios quien la asegura y no el pecador.

Veamos

 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; y yo les doy vida eterna y jamás
perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y
nadie las puede arrebatar de la mano del Padre. (Juan 10:27-29 LBLA)

 Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída y para presentaros sin mancha en
presencia de su gloria con gran alegría, (Judas 1:24 LBLA)

 estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la
perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús. (Filipenses 1:6 LBLA)

Página 1|4
 Por lo cual también sufro estas cosas, pero no me avergüenzo; porque yo sé en quién he
creído, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día. (2
Timoteo 1:12 LBLA)

 que sois protegidos por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación que está preparada
para ser revelada en el último tiempo. (1 Pedro 1:5 LBLA)

 El Señor me librará de toda obra mala y me traerá a salvo a su reino celestial. A El sea la
gloria por los siglos de los siglos. Amén. (2 Timoteo 4:18 LBLA)

 el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro
Señor Jesucristo. (1 Corintios 1:8 LBLA)

(También puedes mirar: 1 Juan 2:19;  Juan 6:39;  Juan 6:51;  Juan 14:19;  Juan 17:11;  Juan
17:25;  Juan 17:24;  Romanos 8:30;  Romanos 8:39;  1 Tesalonicenses 5:9;  2 Tesalonicenses
3:3;  Hebreos 7:25)

 2. Mirando la descripción que Dios hace de sí mismo

En segundo lugar, la certeza de la salvación se deriva cuando tomamos en cuenta la manera como el
Señor se presenta en relación a su pueblo. Es decir, podemos confiar de que seremos guardados hasta
el final por la forma en como Dios se describe a sí mismo. Por ejemplo, Dios se presenta como
nuestro Padre, nuestra Roca, nuestro Escudo, etc. Además, Cristo se ha presentado como nuestro
buen Pastor, nuestro Abogado y fiel sumo sacerdote. Veamos

Dios como Padre: En las Escrituras Dios se ha presentado como Padre para sus hijos. Una pregunta
legítima que podemos plantear sería: ¿Es posible que el Dios Padre abandone y deje que sus hijos se
pierdan? Dios es el único Padre bueno que sabe dar buenas cosas a los suyos, dijo Jesús ( Mateo 7:9).
La conclusión necesaria cuando contemplamos a Dios como Padre, es que Él nunca desamparará a
los suyos.

El mismo criterio podemos establecer cuando contemplamos a Dios como nuestro Escudo y nuestra
Roca. (Salmo 28:7 & 31:3). Él es un seguro y suficiente escudo que nos guardará del mal y es la roca
de salvación a la que nos podemos aferrar confiadamente. Estas y otras descripciones que Dios hace
de sí mismo, son una legítima fuente de seguridad para su pueblo.

Cristo como pastor: Además, Cristo se presentó cómo un Pastor. En realidad, él se describió cómo
el buen pastor que da su vida por sus ovejas (Juan 10:11). Desde aquí podemos plantearnos otra
interrogante: ¿Será posible que nos perdamos siendo parte de su rebaño?  ¿Qué clase de pastor sería
Jesús si al final una de sus ovejas se pierde?

Cristo como abogado: Asimismo Cristo también se presentó como nuestro Abogado. El apóstol
Juan dice “Hijitos míos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Y si alguno peca, Abogado
tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.” (1 Juan 2:1 LBLA). Esto quiere decir que, si
pecamos, tenemos la seguridad de tener en Cristo a un abogado que nos defiende. Pablo usa esta
misma idea cuando hace la pregunta retórica: ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que

Página 2|4
justifica. ¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que
además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. (Romanos 8:33-34 LBLA).
¿Qué clase de abogado sería Cristo si al final no puede defendernos? ¿Qué confianza pudiéramos
tener en un Abogado que no puede asegurarnos su ayuda y asistencia?

Cristo como sacerdote: La tesis central del libro de hebreos es que Cristo es nuestro eterno,
suficiente, santo, compasivo y gran sumo sacerdote (Heb 8:1). Él fue quien se presentó al Padre por
nosotros. Él nos representa ante Dios e intercede por su pueblo. Es decir, Cristo presenta los méritos,
la eficacia y la suficiencia de su sacrificio en favor de los creyentes.

Por lo tanto, considerando que él es nuestro pastor, nuestro abogado y sacerdote, podemos y debemos
descansar en el hecho de que Cristo no dejará a sus ovejas, él defenderá a los suyos y siempre se
presentará ante Dios en favor de su pueblo.

 3. Mirando la naturaleza irreversible de la aplicación de la salvación

En tercer lugar, la seguridad de la salvación es una necesaria conclusión cuando tomamos en cuenta
cómo Dios salva al pecador. Es decir, nuestra nueva naturaleza y la nueva posición que tenemos
delante de Dios son un sólido argumento a favor de la seguridad de la salvación. Por ejemplo, la
biblia nos enseña que los creyentes fuimos llamados, regenerados, justificados, adoptados,
reconciliados y santificados (por citar algunos) y todas estas son condiciones irreversibles, porque
son obras de Dios y por lo tanto seguras y permanentes. Por eso quiero considerar solo 3 aspectos de
nuestra redención y veremos como ellos nos llevarán a concluir que seremos preservados hasta el
final. Veamos:

Fuimos regenerados: La Biblia nos enseña que todos nacemos muertos por el pecado, pero el
creyente es regenerado por Dios dando así inicio al proceso de la salvación (Efesios 2:1).  Dicho de
otra manera, somos resucitados a una nueva vida por el poder regenerador de Su Espíritu (Juan 3)
Eso es el nuevo nacimiento. La obra de la regeneración es una obra que hace Dios una sola vez al
comienzo de la vida cristiana, pero con un efecto permanente hasta que obtenemos la herencia de la
vida eterna (1 Pedro 1:3-4). En la Biblia no encontramos una persona que haya estado muerta, luego
regenerada y después otra vez muerta por su pecado. Volver a perderse después del nuevo nacimiento
es una categoría extraña al testimonio de las Escrituras. Tal situación no se encuentra en la Biblia.

Fuimos justificados: Además, La Biblia nos enseña que todos nacemos condenados por el pecado,
pero el creyente es justificado por Dios cuando confía en Cristo y se convierte a él. (Romanos 3:24
& Rom 5:18-19). Es decir, somos declarados justos delante de él. Dios nos cuenta la justicia de
Cristo como nuestra y ahora podemos estar en una relación correcta ante el Dios santo y justo que
demanda justicia perfecta. Pero lo que la Biblia enseña es que somos justificados una vez y para
siempre y únicamente aguardamos a nuestra glorificación final (Rom 8:30). Esta es la necesaria
conclusión si tomamos en cuenta que las Escrituras nunca presenta a quienes han sido justificados
volviendo luego a su estado de condenación.

Fuimos reconciliados: En otro sentido, la Biblia enseña que los creyentes estábamos enemistados
con Dios. Éramos enemigos de Dios. Pero los creyentes hemos sido reconciliados en Cristo. Por eso,
el apóstol dice ahora tenemos paz para con Dios (Rom 5:1). Esta reconciliación es obrada por Dios

Página 3|4
una vez y para siempre. Esa es nuestra conclusión cuando consideramos las palabras de Pablo:
“Porque si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho
más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por su vida” (Rom 5:10 LBLA). La nueva relación
que tenemos con Dios es segura en virtud del sacrificio de Cristo.

La naturaleza irreversible de nuestra regeneración, justificación y reconciliación son testimonios


elocuentes de la seguridad de salvación. Por eso, podemos concluir que los creyentes una vez
regenerados, para siempre quedarán regenerados; una vez justificados, para siempre estarán
justificados y una vez reconciliados, para siempre permanecerán reconciliados con su Creador. 
¡Gloria a Dios!

Claro, aquí también deberíamos incluir el decreto de la elección, la adopción, nuestra unión con
Cristo y la redención. Una sencilla reflexión de estos otros aspectos de la salvación, nos llevarán a la
misma conclusión: el creyente será preservado hasta el final. ¿Cómo puede perderse aquel que fue
elegido para salvación? ¿Podrán aquellos que han sido adoptados remover y abandonar su estatus de
hijo? ¿Qué posibilidad hay de perdernos si hemos sido unidos a Cristo? ¿Quién pagará un precio más
alto que la sangre de Cristo para reclamar derechos sobre los redimidos?

¡La salvación es del Señor!

ROMANO 10; 17 ASÍ QUE LA FE ES POR EL OÍR Y EL OÍR POR LA PALABRA DE DIOS.

QUE NO SE NOS OLVIDE QUE LA IGLESIA NO ES UN MUSEO DE ALMAS PERFECTAS SI


NO UN HOSPITAL CON PERSONAS CON MAXIMA URGENCIA DE LA PALBRA DE DIOS

OREMOS

LLAMADO

MINISTERIO DE PREDICACION JEHOVÁ NISSÉ

HERMANO; LUIS EDUARDO CRUZ.- SANTA ANA 2 DE ENERO DEL 2022

Página 4|4

También podría gustarte