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LA CRUZ DE CRISTO
Por
Presentado al
FATELA
1 de Agosto
2022
Contenido Pág.
Introducción………………………………………………………………………….
2. Su gran amor…………………………………………………………………….7
3. El mensaje de la cruz……………………………………………………………11
Conclusión…………………………………………………………………………..17
Bibliografía………………………………………………………………………….18
Introducción
La presente monografía es el fruto del trabajo de la predicación que como pastor hago
Estos sermones han sido predicados en nuestro iglesia para mostrar la importancia de
vivir orientados hacia la cruz de Cristo, dos de ellos son fruto de una serie de sermones
sobre la carta a los romanos (El corazón del evangelio y su gran amor), el tercero (El
santa.
Pablo comienza su carta a los Romanos dando una breve introducción del Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo, luego de resaltar su importancia para la iglesia comienza a
explica que este evangelio que nos dice que Cristo murió en la cruz por nuestros
pecados es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, es en el hecho de la cruz
donde se manifiesta este gran poder de Dios. Podemos decir que este es el corazón del
evangelio.
¿Por qué? Porque el mismo Pablo había sido testigo de esto siendo primero perseguidor
de la iglesia y luego apóstol de los gentiles. Este mensaje que predicamos es el
verdadero Evangelio, ese mensaje que nos dice que Cristo murió en la cruz por nuestros
pecados y que resucitó para que podamos tener salvación, ese mismo mensaje es real en
el día de hoy también, la pregunta que nos debemos hacer todos es si no sentimos
vergüenza por ese mensaje, si estamos dispuestos a predicarlo y anunciarlo a todos los
que conocemos.
Lo que Pablo nos dice ahora nos introduce al corazón del evangelio, este mensaje no es
cualquier cosa, es el único mensaje de esperanza para el mundo, aquí él nos dice que
el evangelio es PODER DE DIOS… Cuando dice Poder de Dios usa la palabra que hoy
usamos para “DINAMITA”, el evangelio es “dinamita de Dios”, es una “explosión de
Dios” que fluye para salvación. Pero ¿cómo llega a ser una explosión, una dinamita?
Es una dinamita que explota el pecado en nosotros, que explota el corazón de piedra y
de incredulidad, explota para abrir los ojos espirituales ciegos a la verdad, para dar vida
a los que están muertos en el pecado. Por eso es tan importante que prediquemos el
evangelio de nuestro Señor Jesucristo sólo su evangelio que nos dice que él murió en la
cruz por nuestros pecados.
Pablo retrata esto con claridad en 1 Corintios 1:18, 19, 22 y 23 ¡El mensaje de la cruz es
una ridiculez para los que van rumbo a la destrucción! Pero nosotros, que vamos en
camino a la salvación, sabemos que es el poder mismo de Dios. Como dicen las
Escrituras: «Destruiré la sabiduría de los sabios y desecharé la inteligencia de los
inteligentes». Es ridícula para los judíos, que piden señales del cielo. Y es ridícula para
los griegos, que buscan la sabiduría humana. Entonces cuando predicamos que Cristo
fue crucificado, los judíos se ofenden y los gentiles dicen que son puras tonterías.
Lo que viene seguido de este versículo 16 es que este PODER DE DIOS es para
SALVACIÒN de todos los que creen, esta dinamita es detonada en la vida de los que se
arrepienten de sus pecados y creen en Jesús como su Señor y Salvador, pero aquí surge
la pregunta ¿De qué nos salva? ¿Por qué necesitamos salvación?
Porque más adelante Pablo dice que todos hemos pecados y que no hay ni un solo
bueno y justo, no hay nadie que haga lo bueno y por eso estamos MUERTOS en
nuestros delitos y pecados porque hemos escogido nuestra propia gloria y no la de Dios
y por eso nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios. Romanos 3:23
Pero hay una cosa más que Pablo nos dice de por qué este evangelio es poder de Dios
para salvación a todo aquel que cree. Romanos 1:18 dice: Pero Dios muestra su ira
desde el cielo contra todos los que son pecadores y perversos, que detienen la verdad
con su perversión.
El evangelio es poder de Dios para salvación a todo el que cree porque nos salva del
santo y justo Dios el cual puede juzgar con justo juicio nuestro pecado, pero en cambio
Él decidió cargar en su Hijo Jesucristo el pecado de todos nosotros.
Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para
que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo.
2 Corintios 5:21 (NTV)
Por eso es que este evangelio está disponible para todos porque Dios es bueno y justo.
Pablo toma las palabras del profeta Habacuc 2:4 (el evangelio en capullo) que dice: El
insolente no tiene el alma recta, pero el justo vivirá por su fe. (NVI)
Y aquí viene la noticia de este regalo inmerecido, el corazón mismo del evangelio, De
hecho, en el evangelio se revela la justicia que proviene de Dios, la cual es por fe de
principio a fin, tal como está escrito: «El justo vivirá por la fe».
Tal fe establece una unión vital entre el creyente y el Salvador, o sea, la justicia que
Jesús consiguió en la Cruz pasa a la cuenta de quien se halla identificado con Cristo: el
cual murió para anular el pecado y resucitó para compartir con nosotros su vida. Es esta
unión vital de fe lo que permite que el justo Dios declare que el creyente sea justificado,
como si nunca hubiera pecado.
¿Cuál es el evangelio que has escuchado? Si esto es nuevo para ti, si has comprendido
esto, hoy es el día de la manifestación de la justicia de Dios para salvación de tu vida,
no dejes pasar esto por alto.
Su Gran Amor
(Romanos 5:6-11)
por los malvados. Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya
quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios demuestra su amor por
nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.
Luego de ver los resultados de la justificación por la fe al principio del capítulo cinco de
romanos donde nos dice que gracias a Cristo tenemos paz con Dios, acceso a la gracia y
regocijo en la esperanza, Pablo nos muestra en esta parte el gran significado de la cruz
de Cristo para los creyentes.
Luego sigue diciendo: “en el tiempo señalado Cristo murió por los malvados”. La
muerte y resurrección de Cristo nos dicen que ese fue el tiempo determinado por el Dios
soberano no antes ni después, nació en el momento preciso, murió en el día señalado, y
resucitó en el tiempo necesario.
Los versículos 7 y 8 nos siguen diciendo: Difícilmente habrá quien muera por un justo,
aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios demuestra
su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió
por nosotros.
La muerte y la resurrección de Cristo nos dice que Dios presenta el valor real de su
amor en que dio a su Hijo a la muerte por nosotros cuando aún éramos débiles, impíos,
pecadores y enemigos. Es decir, se manifiesta como un amor que no conoce más
determinación que su propia naturaleza divina, puesto que Dios es amor.
En el mundo es posible encontrar personas que estén dispuestas a morir por alguien
bueno o por una causa justa que valga la pena, pero en cambio y sin ningún motivo
aparente por lo cual valiera la pena hacerlo Cristo murió por nosotros los pecadores.
La muerte y resurrección de Cristo nos dice que lo único que movió a Dios a mostrarnos
su amor fue su perfecta naturaleza divina, porque Dios es amor. Por eso la muerte y la
resurrección de Cristo nos muestra que este sacrificio no fue por algo que Dios haya
visto en nosotros, Jesús murió por nosotros aun siendo pecadores. Jesús no sacrificó su
vida porque no podía vivir sin nosotros, ni porque fuéramos su especial tesoro,
simplemente esto fue para la gloria de Dios y sin nosotros merecerlo.
La muerte y resurrección de Cristo nos dice que en la muerte de Jesús por los pecadores
en la cruz Dios demuestra su “propio amor” soberano.
Los “impíos” del v. 6 son los “pecadores” del v. 8, aquellos pecadores por quienes
Cristo murió, así que cuando ponemos nuestra fe en Jesús pasamos de ese estado a otro,
somos aquellos de los que Pablo habla en su introducción a Romanos “amados de Dios,
santos” 1:7.
El versículo 9 nos sigue diciendo: Y ahora que hemos sido justificados por su sangre,
¡con cuánta más razón, por medio de él, seremos salvados del castigo de Dios!
La muerte y resurrección de Cristo nos recuerda que aquellos que ponen su fe en Jesús y
le siguen son salvos del mismo castigo de Dios, el acto justo de Dios nos salva de su
propio juicio condenatorio para el día en juzgará a todos porque él no quiere que nadie
se pierda.
El versículo 10 nos dice: !Porque si, cuando éramos enemigos de Dios, fuimos
reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, habiendo
sido reconciliados, seremos salvados por su vida! La muerte y resurrección de Jesús nos
enseña que ahora por Jesucristo podemos pasar de una condición desfavorable con Dios
a una relación distinta con Dios, de hijos santos y amados por el Padre.
La muerte y resurrección de Cristo nos muestra que por su muerte somos reconciliados
y por su resurrección salvados para que desde ahora en adelante vivamos para la gloria
de Dios. La muerte y resurrección de Cristo es un hecho inseparable para salvación.
En el versículo 11 Pablo dice: Y no solo esto, sino que también nos regocijamos en
Dios por nuestro Señor Jesucristo, pues gracias a él ya hemos recibido la
reconciliación.
Por eso la muerte y resurrección de Cristo debe producir en los salvados regocijo y gozo
en Dios, debe llevarnos a vivir con esperanza en un mundo sin esperanza.
La muerte y resurrección de Jesús nos pone en una nueva relación con Dios que afecta
toda nuestra vida, para el creyente el resultado de poner su fe en este don de amor de
Dios en Cristo es una vida totalmente cambiada y transformada.
“él fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitó para nuestra
justificación” Romanos 4:25 (NVI)
El mensaje de la Cruz
1 Corintios 1:18-31
El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden; en cambio, para los que se
salvan, es decir, para nosotros, este mensaje es el poder de Dios. Pues está escrito:
«Destruiré la sabiduría de los sabios; frustraré la inteligencia de los inteligentes».
¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el erudito? ¿Dónde el filósofo de esta época? ¿No ha
convertido Dios en locura la sabiduría de este mundo? Ya que Dios, en su sabio
designio, dispuso que el mundo no lo conociera mediante la sabiduría humana, tuvo a
bien salvar, mediante la locura de la predicación, a los que creen. Los judíos piden
señales milagrosas y los gentiles buscan sabiduría, mientras que nosotros predicamos a
Cristo crucificado. Este mensaje es motivo de tropiezo para los judíos, y es locura para
los gentiles, pero para los que Dios ha llamado, lo mismo judíos que gentiles, Cristo es
el poder de Dios y la sabiduría de Dios. Pues la locura de Dios es más sabia que la
sabiduría humana, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana.
Hermanos, consideren su propio llamamiento: No muchos de ustedes son sabios, según
criterios meramente humanos; ni son muchos los poderosos ni muchos los de noble
cuna. Pero Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió
lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos. También escogió Dios lo más bajo
y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, a fin de que en su presencia
nadie pueda jactarse. Pero gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien
Dios ha hecho nuestra sabiduría es decir, nuestra justificación, santificación y
redención para que, como está escrito: «Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe en el
Señor».
1 Corintios 1:18-31 NVI
El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden; en cambio, para los que se
salvan, es decir, para nosotros, este mensaje es el poder de Dios.
Pero para el que se pierde esto es locura. Pero en cambio, para los que se salvan, es
decir, para nosotros, este mensaje es el poder de Dios. Pablo no duda nunca que el poder
de Dios radica en el evangelio de la cruz, y éste puede hacer de la cruz un medio eficaz
de redención. Lo que para unos es locura, sin sentido, para otros este mensaje se
convierte en poder de Dios para transformación.
La vergüenza de la cruz fue la locura que la gente del tiempo de Pablo no entendían, por
eso este mensaje era razonado en términos humanos de sabiduría, el resultado era
rechazo, locura al mensaje de Jesús.
La cruz era un elemento de vergüenza y maldición en esa época, se usaba con los
esclavos, los rebeldes, los despreciados de la sociedad y significaba la degradación
pública y la destrucción de quienes una vez se consideraron seres humanos. Lo que se
predicaba entonces parecía una locura.
Pues está escrito:
Así que ante tal hecho y tal mensaje la gente recurrió a su sabiduría, tanto los judíos
como los no judíos, lo lamentable de esto es que al querer explicar la cruz y la
resurrección de Jesús según la sabiduría humana terminaron rechazando el mensaje de
la Cruz.
Si estudiamos la Biblia para profundizar más, que sea para asombrarnos más del
mensaje de la cruz y no para tratar de explicar en la sabiduría humana este mensaje
porque será imposible, porque estamos contemplando la sabiduría de Dios.
Entonces a la luz de lo que Dios ha hecho por medio de la cruz y la resurrección, Pablo
lanza un reto a quienes se creen sabios: !Vengan y refuten lo que Dios ha dicho que
haria! El habla de tres grupos: el sabio (el que cree que puede explicarlo todo), el
erudito (que cree puede manejar la revelación de Dios la Escritura) y los filósofos.
Así que estas personas en su sabiduría humana razonan de esta manera: “Solo un loco
podría imaginar que el poder de Dios puede liberarse en una cruz”. Tal disparate llega a
un punto en el cual puede llamarse locura, un mensaje que aun a simple vista es
obviamente una equivocación.
Los judíos piden señales milagrosas y los gentiles buscan sabiduría, mientras que
nosotros predicamos a Cristo crucificado. Este mensaje es motivo de tropiezo para los
judíos, y es locura para los gentiles, pero para los que Dios ha llamado, lo mismo
judíos que gentiles, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios. Pues la locura de
Dios es más sabia que la sabiduría humana, y la debilidad de Dios es más fuerte que la
fuerza humana.
Los judíos piden señales milagrosas (exigen): este es el pecado de querer probar a
Dios, “Dios si tú eres real dame una señal”, “Implica rehusarse a confiar en Dios; él
debe presentar sus credenciales en forma de hechos visibles con los cuales reclama su
derecho sobre los hombres, y su habilidad de proveer sus necesidades, se valida.”
A Jesús le pidieron señales para que ellos creyeran que él era el hijo de Dios, aún en la
cruz las siguieron pidiendo, aun cuando escucharon el testimonio de los soldados en la
tumba no quisieron creer. Los judíos querían creer a su manera, la forma en que Dios lo
había hecho no era convincente. Hoy en día tenemos gente que aún dentro de la iglesia
piden señales, Señor si me sanas, si me das esto, si me respondes esta oración, si me
ayudas en esto ahí sí creeré, ahí sí te voy a creer.
Pero también los gentiles buscan sabiduría: Platón, Sócrates, Epicúreo, esos si daban
un mensaje convincente, que estimulaba el pensamiento, pero este evangelio no ofrecía
consejo para vivir que no estuviera entrelazado con la entrega completa a un hombre
crucificado. Para los gentiles esto era un mensaje débil, sin sentido, ahí no hay
sabiduría, que murió y resucitó, peor todavía. Hoy en día también encontramos gente
que viene buscando sabiduría, quieren estudiar la Biblia para buscar sabiduría, sólo para
llenar la mente y el intelecto, buscan manejar la revelación de Dios, dar explicaciones
científicas, mientras tanto Jesús nos sigue diciendo “el que cree en mí tiene vida eterna,
tiene vida en abundancia, tendrá una relación verdadera con Dios”.
“Mientras que nosotros predicamos a Cristo crucificado”. Lo único que nos lleva a
la fe verdadera es el mensaje de la Cruz, Cristo crucificado y resucitado, he aquí el
milagro de este mensaje: que tanto judíos, como no judíos comprenden este llamado y
responden en fe y en confianza. Nosotros predicamos (en hecho y palabra) a Cristo
crucificado, y es que este mensaje también es un estilo de vida que tiene a la cruz de
Cristo como su centro porque fue ahí donde Jesús cargó con nuestro pecados para
darnos vida y la posibilidad de una vida diferente, una vida guiada y dirigida por él y no
por nosotros. Esto es el poder y la sabiduría de Dios en acción, que es capaz de cambiar
la mente y el corazón de un pecador para que le sirva.
Considera tu llamado
En estos últimos versículos quisiera que podamos considerar nuestro llamado, Pablo
dice “considera tu propio llamado” ¿Cómo has estado respondiendo al mensaje de la
cruz?
No muchos de ustedes son sabios, según criterios meramente humanos; ni son muchos
los poderosos ni muchos los de noble cuna. 27 Pero Dios escogió lo insensato del
mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a
los poderosos.
Pablo era el hombre más preparado que había existido, dentro de la iglesia de corinto
había gente preparada, y de recursos, pero al creer en el mensaje de la cruz fueron
considerados insensatos y débiles por creer en Jesús, así también pasa con nosotros, no
se trata de cuan preparado estoy o cuantos recursos tenga, se trata de como este mensaje
ha transformado mi vida, Dios usa eso para avergonzar a los poderosos, usa nuestra
humilde fe y dependencia en Cristo para darle un verdadero testimonio al orgulloso y
duro de corazón.
30 Pero gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra
sabiduría —es decir, nuestra justificación, santificación y redención— 31 para que,
como está escrito: «Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe en el Señor».
Quedamos unidos a Cristo Jesús, si Jesús nos ha unido a él y nos ha abrazado quién
podrá quitarnos de él? Al quedar unidos a Cristo él se convierte en nuestra justificación.
Nuestra garantía de que hemos sido aprobados por Dios y no condenados, es nuestra
santificación, se nos da el Espíritu Santo quien nos santifica para Dios porque él es
santo, nos pone en una nueva relación santa con Dios, nos da una verdadera
transformación moral que quiere rechazar el pecado y redención, el mensaje de la cruz,
la muerte y resurrección de Cristo se vuelve real en nuestras vidas, somos rescatados,
liberados y salvados para poder servir a Dios desde aquí en adelante.
Para que, como está escrito: «Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe en el Señor».
Así dice el SEÑOR: «Que no se gloríe el sabio de su sabiduría, ni el poderoso de su
poder, ni el rico de su riqueza. Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe de conocerme y
de comprender que yo soy el SEÑOR, que actúo en la tierra con amor, con derecho y
justicia, pues es lo que a mí me agrada —afirma el SEÑOR—
Gary Shogren
Poder llevar a cabo este módulo de Fatela ha sido de gran bendición para mi vida, me
Poder tener en mis archivos mensajes que hablen de la cruz me ha hecho darme cuenta
de que el Espíritu Santo es el que nos motiva y nos lleva a centrarnos en su Palabra, y
más en estos tiempos donde la centralidad del púlpito cristiano y el mensaje de la cruz
Ridderbos, Herman. El Pensamiento del Apostol Pablo. Libros Desafío. Grand Rapids,
Michigan. 2000