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14-jul-2022

Tema: La Biblia en la vida de la Iglesia

2 de Timoteo 3:16-17
16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a
fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

En el versículo 16 nos dice que toda la Escritura es inspirada por Dios, esto quiere decir que toda la escritura ósea la
palabra de Dios, es inspirada divinamente, que los profetas y los apóstoles fueron llenos de la sabiduría del Espíritu Santo.
Además, nos dice que es útil, significado de útil: Que produce provecho, servicio o beneficio.
Provecho: 1.- Efecto beneficioso o positivo para una persona o una cosa que resulta de algo."
2.- Capacidad de servir una cosa para algo.

La Biblia, si oramos y la leemos, produce en nosotros un efecto positivo, también produce servicio pues estamos al
servicio de Dios y además produce en nosotros y a los que la compartimos un beneficio, el beneficio de la salvación.

Ahora, en el mismo versículo 16 también dice, que es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia, El significado de redargüir es Argüir en contra de los argumentos de una persona. También el significado de
argüir es 1. Sacar una conclusión por medio de un razonamiento a partir de un supuesto anterior o de un principio general.
2. Argumentar en favor o en contra de algo.

La Escritura, que es la Palabra de Dios, nos es útil para enseñar, para tener argumentos y defender nuestra fe y en quien
creemos, nuestro razonamiento debe ser encausado por el espíritu de Dios por medio de su Palabra, nuestros argumentos
deben ser para hablar a favor de Dios y su Palabra, y hablar en contra de las malas doctrinas, de malas enseñanzas, de
personas que mal interpretan la Biblia.

Por ello la importancia de la Biblia en la vida de la Iglesia, la iglesia es todos los que creen en el hijo de Dios, la iglesia
somos los que aceptamos a Dios reconociendo nuestros pecados y recibiendo el beneficio de nuestra salvación.

17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Perfecto: 1. Que tiene todas las cualidades requeridas o deseables.
2. Que es muy adecuado para un determinado fin.
enteramente. 1. adv. m. Cabal, plenamente, del todo.
Preparado:1. [persona] Que tiene buena preparación o formación.
2. Sustancia que se elabora de manera industrial para un fin determinado.
Obra:1. Cosa hecha o producida por un agente.
2. Cosa perdurable que resulta de la aplicación del trabajo o del conocimiento humano a un material o a un
conjunto de ideas.

Cabe mencionar que el punto doctrinal número 2 es LA BIBLIA:


Es la palabra de Dios, inspirada divinamente y por lo tanto la única regla de nuestra fe, y en ella debe ajustarse nuestra
vida. Conocida también con el nombre de Santa Escritura, la Biblia es guía de salvación para el ser humano. Por medio de
ella el hombre sabe que hay un Dios único y verdadero, y sabe cómo acercarse a Él y conocerle.

Ya que el creyente sabe la importancia de la Biblia en la vida del creyente.

El creyente debe tener un progreso:


1.- formación Bíblica: debe saber que el verdadero evangelio no es una religión, religiones hay muchas. y se detectan
fácilmente, pues se desvían de la sana doctrina, un ejemplo muy común es que Hay quienes enseñan que Jesús no es Dios,
sino la encarnación de un arcángel. Esta enseñanza ha surgido, como muchas otras, de la interpretación errada de ciertos
textos bíblicos sacados fuera de contexto. También debemos tener en mente que, en ninguna religión politeístas como el
hinduismo o el budismo, no se habla que sus dioses pueden morar en el creyente, y en el verdadero evangelio sabemos
que una vez que somos salvos por medio de la gracia de nuestro Señor Jesucristo el Espíritu de Dios entra en nuestro
corazón para morar y santificarnos constantemente.

I. LA PERSONALIDAD DE DIOS
DIOS ES UN SER PERSONAL. Esto indica que posee los atributos propios de la personalidad; que tiene inteligencia,
sentimientos y voluntad, cualidades que sólo corresponden a la persona. Por lo tanto, Dios piensa, siente y quiere.
Sostenemos que Dios es Espíritu y que, en la unidad de la Deidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son una misma
sustancia, poder y eternidad. En consecuencia, afirmamos que cada persona de la deidad por separado es Dios y Señor en
forma completa y absoluta. Los tres son consubstanciales, coeternos y coiguales, por tanto, llamamos a Dios "Divina
Trinidad" (Is. 55:8; Jn. 3:16; 1Ti. 2:3-4).

II. LA BIBLIA
Es la palabra de Dios, inspirada divinamente y por lo tanto la única regla de nuestra fe, y en ella debe ajustarse nuestra
vida. Conocida también con el nombre de Santa Escritura, la Biblia es guía de salvación para el ser humano. Por medio de
ella el hombre sabe que hay un Dios único y verdadero, y sabe cómo acercarse a Él y conocerle (Jn. 20:30-31; 2Ti. 3: 15-
17; 2P. 1:21).
La versión oficial de la Biblia que usa la Iglesia Cristiana Interdenominacional A. R., es la conocida como Reina-Valera,
revisión 1960.

III. CRISTO, EL SALVADOR DE LAS ALMAS


Entendemos la salvación como el estado de liberación espiritual y de gracia y perdón al que somos conducidos por el Dios
único, cuando por medio de la fe en el Señor Jesucristo, somos aceptados en Él y hechos hijos de Dios.
El Señor Jesucristo nos salva del pecado, de la servidumbre del pecado y de las consecuencias del pecado. Lo único que
necesita la persona para ser salva es arrepentimiento y fe en el Señor Jesucristo, porque escrito está: "Y en ningún otro hay
salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en quien podamos ser salvos" (Hch. 4:12). De
modo que nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, JESUCRISTO, EL HIJO DE DIOS (Mt. 1:21; Jn.
1:29; Ro. 6:23; 1Co. 3:11).

IV. LA SANTIFICACIÓN DEL CREYENTE


Bíblicamente, santo y santidad significan "separado” o "ser apartado" a fin de vivir para Dios y servirle. La verdadera
santidad caracteriza los actos externos, pero más todavía el móvil o la intención del corazón.
Creemos en la santificación posicional que comienza desde que el ser humano cree en Cristo Jesús y es regenerado por el
Espíritu Santo. Creemos también en la santificación progresiva porque el creyente debe seguir la santidad.
Santificador es el Espíritu que actúa en los creyentes, conduciéndolos a una vida de perfección en Cristo, hasta que la
gracia de Dios brille en nosotros y la imagen de Cristo sea formada en nuestra vida (2 Co. 7:1; 1 P. 1:2, 15 -16).

V. EL BAUTISMO CON EL ESPIRITU SANTO


El bautismo con el Espíritu Santo es el acto del Señor Jesucristo por el cual los creyentes somos investidos con el poder
desde lo alto cuando viene sobre nosotros el Espíritu Santo, llenándonos de su plenitud y concediéndonos la facultad de
hablar en otras lenguas. Esto es una señal divinamente designada de que tal investidura se ha realizado.
Categóricamente afirmamos que el bautismo con el Espíritu Santo es una de las grandes realidades del cristianismo y es
una promesa de Dios en el Antiguo Testamento que tiene su cumplimiento en el Nuevo Testamento (Lc. 11:13; Hch. 2:38)

VI. LA SANIDAD DIVINA


Creemos que el Señor Jesucristo es el sanador de nuestros cuerpos mortales cuando estamos enfermos: Nuestra fe
cristiana en la sanidad divina se apoya en las promesas de Dios reveladas en la Biblia. Después de la caída, Dios le dio al
hombre la promesa de un Redentor que vendría a librarlo del estado de ruina y miseria en que había quedado.
El Mesías venía a salvar al ser humano del pecado y de todas sus consecuencias, una de las cuales es la enfermedad. Por
ello, en su muerte expiatoria el Mesías proveyó una doble sanidad para nosotros, tanto física como espiritual (Mt. 9:1-8;
Lc.13:10-16; Hch. 10:37-38).

VII. LA SEGUNDA VENIDA DEL SEÑOR JESUCRISTO


La doctrina de la segunda venida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo es tanto del Antiguo como del Nuevo
Testamento. El Señor mismo prometió a sus discípulos que vendrá por segunda vez para llevar con Él a los suyos.
La segunda venida del Señor es una necesidad absoluta para que el plan de Dios llegue a su consumación, Ciertamente el
momento de su venida nadie lo sabe, y se han hecho infinidad de conjeturas y cálculos al respecto. Pero de lo que sí
estamos seguros es que Él vendrá otra vez y de que el tiempo de su venida se aproxima. Como no sabemos cuándo vendrá
exactamente, debemos vivir en santidad preparados para este glorioso acontecimiento (Mt. 24:34-36; Jn. 14:2-3; He.
12:14).
VIII. LA RESURRECCIÓN E INMORTALIDAD DEL CREYENTE
Los creyentes tenemos un cuerpo mortal y corruptible, y tendremos que morir y ser presa de la corrupción en el sepulcro.
La razón es que el postrer enemigo es la muerte, pero hasta en tanto esto tenga lugar y Cristo venga y nos lleve con Él, la
muerte seguirá siendo parte de nuestra existencia.
La resurrección y la inmortalidad del creyente debe entenderse en relación con la segunda venida de nuestro Señor
Jesucristo y como un acontecimiento simultáneo con ella.
Todos los creyentes de todas las épocas que ya han muerto y los que vivan en la segunda venida, todos seremos
transformados. Desde ese momento unos y otros seremos hechos inmortales y nunca más estaremos sujetos a la muerte,
sino que por toda la eternidad tendremos un cuerpo glorificado e inmortal de acuerdo con la poderosa obra redentora de
Cristo el Señor (1Co. 15:22-23; Fil. 1:21-23; 1Ts. 4:13-17).

EL BAUTISMO EN AGUA Y LA SANTA CENA DEL SEÑOR


Parte fundamental de la doctrina y de la fe que sostiene la Iglesia Cristiana Interdenominacional A. R., es lo relativo a los
sacramentos instituidos por el Señor Jesucristo, a saber: EL BAUTISMO EN AGUA Y LA SANTA CENA DEL SEÑOR
(Entendemos por sacramento un acto instituido por el Señor Jesucristo y ordenado a su Iglesia como símbolo de una
realidad superior).
a) El Bautismo en Agua
Bautismo en agua es el sacramento que simboliza el nuevo nacimiento del creyente a quien le es administrado. Mediante
el bautismo del creyente es aceptado como miembro de la iglesia en plena comunión. El bautismo es un acto en el cual el
creyente hace profesión pública de su fe en el Señor Jesucristo, de la salvación operada en su alma, de su íntima comunión
con su Salvador, de su obligación de vivir conforme a los postulados del evangelio, y de la gloriosa esperanza de
participar en la resurrección y la inmortalidad en las regiones celestes.
Invariablemente la fórmula bautismal es trinitaria: el bautismo debe aplicarse en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo porque así lo mando el Señor Jesucristo.
b) La Cena del Señor
El segundo y último sacramento instituido por el Señor Jesucristo para su observancia en la Iglesia Cristiana, es el relativo
a la Santa Cena, ésta simboliza la muerte vicaria del Señor Jesucristo y la comunión de los cristianos con Él hasta que
Cristo vuelva.
En una santa interpretación del Espíritu, entendemos que cuando el Señor Jesús dijo: "tomad, comed: Éste es mi cuerpo" y
"Ésta es mi sangre", estas fueron Expresiones figuradas que no deben interpretarse literalmente. Por consiguiente, el pan y
el vino en la Santa Cena son sólo símbolos del cuerpo y de la sangre del Señor. Tanto antes como después de la bendición
no son otra cosa que símbolos.

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