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Una Salvación Tan Grande 2

Refinados en la Tribulación 20
Libres del Poder del Pecado 38

1
Una Salvación Tan Grande
Hebreos 2:1-3
1 Por eso es necesario que prestemos más atención a lo que hemos oído, no sea
que perdamos el rumbo. 2 Porque, si el mensaje anunciado por los ángeles tuvo
validez, y toda transgresión y desobediencia recibió su justo castigo, 3 ¿cómo
escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación
fue anunciada primeramente por el Señor, y los que la oyeron nos la confirmaron.

Cuando el Espíritu Santo nos está diciendo en la Palabra de Dios, que


esta Salvación es “Tan Grande”, es porque está haciendo énfasis en
ese aspecto y quiere que nos detengamos a meditar más sobre ello,
Una Salvación Tan Grande

Hebreos 2:1 Nos está diciendo que diligentemente le pongamos


atención a las cosas que nosotros hemos oído; así como los santos del
Antiguo Testamento le pusieron atención a las cosas que ellos
escucharon por parte de Dios.

¿Para qué es importante que escuchemos con diligencia las cosas


que hemos oído?
La respuesta es: Para que “no nos pasemos de largo”, como alguien
que va en autobús y no pudo bajarse en el lugar donde él quería,
pasándose de largo.

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Los versículos 2 y 3, nos están diciendo de que la palabra que hablaron
los ángeles fue firme, y que toda transgresión y desobediencia recibió
justa retribución.

Entonces, así como aquellos creyentes del Antiguo Testamento fueron


responsables de lo que escucharon por parte de Dios, a través de los
ángeles y los profetas, nuestra responsabilidad es aún mayor.

¿Por qué razón tenemos mayor responsabilidad?


Porque esta salvación nos ha sido anunciada personalmente por el
mismo Señor Jesucristo.

La razón de esa gran responsabilidad, es porque las cosas que nosotros


hemos recibido hoy día, son aún más grandes que las del Antiguo
Testamento. Todo lo que tenemos que hacer es aferrarnos a ellas para
que no nos perdamos de esta Salvación Tan Grande.

Cuando Jesús comenzó a predicar en su ministerio, el habló cosas que


jamás se habían escuchado, opacando así, todo lo que habían
escuchado los creyentes del Antiguo Testamento.

Aquellos creyentes del Antiguo Testamento se salvaron por fe al igual


que nosotros. Pero la diferencia está, en que a ellos, su fe “se les tomó
en cuenta” por justicia, como lo dice Romanos 4:3.

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Cuando la palabra de Dios dice: qué su fe se les tomó en cuenta por
justicia, quiere decir que Dios NO los podía justificar, Dios NO podía
declararlos inocentes de sus pecados porque aún no había venido el
que los iba a justificar, que es Cristo Jesús.

Sin embargo, cuando nosotros tuvimos fe para salvarnos, Dios nos


justificó inmediatamente, porque Cristo pagó con su vida por nuestra
justificación en la cruz del Calvario. Romanos 5:1

Además, junto con esa salvación tan grande, Dios nos ha dado el Nuevo
Nacimiento (una nueva criatura en nuestro espíritu) y también su
Espíritu Santo que vive dentro de nosotros. Dios sacó su Santo Espíritu
del “lugar Santísimo del Templo,” para ahora ponerlo en nosotros.

Esa fue la razón por la que se rasgó el velo del Lugar Santísimo, porque
Dios se mudó fuera de ese templo, y en el día de Pentecostés encontró
un mejor domicilio, que es la Iglesia. Esa iglesia somos nosotros. Usted
y yo.

Dios nos vio tan valiosos, que sacó su Santo Espíritu de aquel lugar que
el hombre había creado con sus manos, para ponerlo dentro de la
criatura que Él había creado con su propias manos.

Entonces lo que estos versículos de Hebreos nos están diciendo, es que


lo que nosotros hemos recibido es mucho mejor.

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Nuestra salvación tiene Tres Tiempos

PASADA PRESENTE FUTURA


(Mi espíritu) (Mi alma) (Mi cuerpo)
Romanos 8:29 Romanos 12:2 Filipenses 3:21
Filipenses 2:12 1 Corintios 15:51

¿Cómo se recibe la salvación?


La salvación se recibe por fe, creyendo con el corazón y confesando
con nuestra boca que Jesús es el Señor de nuestra vida. Romanos 10:9-
10.

En el instante que nosotros le decimos “SI” a nuestro Señor Jesucristo,


es cuando la Salvación se lleva a cabo nosotros.

¿Cómo sabemos que ése “SI” es suficiente?


La respuesta está en Lucas 1:38, Cuando la virgen María le dijo al
ángel, “HAGASE CONMIGO CONFORME A TU PALABRA”, fue en ese
mismo instante que ella quedó embarazada con la simiente de Dios a
través del Espíritu Santo.

Nosotros los cristianos tenemos dos fechas de nacimiento:


1. Cuando nuestra madre nos dio a luz.
2. Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador personal.

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El tiempo pasado de nuestra salvación esta en nuestro espíritu, porque
Dios nos conoció desde antes que naciéramos en este mundo. Leer
Jeremías 1:5, Romanos 8:29-30, 1 Corintios 8:3 y 2 Timoteo 1:9.

Dios vive en un lugar en donde el tiempo no existe. Ese lugar es, la


Eternidad. En la Eternidad, para Dios un millón de años terrestres
equivale a un minuto.

Antes de la creación del mundo, Dios no solamente nos conocía, sino


que Él ya tenía un plan de salvación para nosotros, y Él ya nos había
visto salvos.

Dios vio nuestro futuro en la persona de Cristo de la manera


siguiente:
1. Dios nos conoció en Cristo porque nos vio hechos a la semejanza
de su Hijo Unigénito. 1 Corintios 13:12
2. Dios nos escogió en Cristo antes que existiera la humanidad entera.
Efesios 1:4
3. Dios nos vio justificados en Cristo, porque nos vio salvos por él.
Romanos 8:30
4. Dios ya nos vio glorificados en Cristo porque ya nos vio ante su
presencia en la gloria. Colosenses 3:4 y Romanos 8:30

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El tiempo presente de nuestra salvación esta en nuestra alma.

Es en nuestra alma en donde la salvación es PROGRESIVA, porque es


la que se está llevando a cabo en nuestras vida en este mismo instante.
Es progresiva, porque estamos renovando nuestra mente cada día con
la palabra de Dios.

Filipenses 2:12 nos dice que debemos ocuparnos EN nuestra salvación,


tomando “el Material de Construcción” que Dios nos ha dado en su
palabra, para edificar nuestras vidas todos los días con la ayuda del
Espíritu Santo.

Fijémonos que Pablo NO nos está diciendo que nos ocupemos PARA
nuestra salvación, sino ocupaos EN vuestra salvación.”

O sea que la Salvación que Dios nos ha dado, necesita salir fuera de
nosotros para que las demás personas la vean, y así se den cuenta de
lo que hay dentro de nosotros.

Dios puede ver lo que hay dentro de nosotros, pero el mundo en que
vivimos necesita ver los frutos de nuestra salvación.

¿Cómo es que ellos pueden ver nuestra salvación?

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Viendo nuestro comportamiento a través de nuestras acciones y
nuestras palabras. Son nuestras acciones y nuestras palabras las que
reflejan que Cristo vive en nosotros como Salvador y Señor de nuestras
vidas.

Hay muchas personas que jamás han leído la Biblia, pero la Palabra de
Dios dice que nosotros somos la única Biblia que ellos van a leer.
Porque nosotros somos cartas leídas por todos los hombres. 2 Corintios
3:2.

El tiempo futuro de nuestra salvación está en nuestro cuerpo.

Cuando Jesucristo murió en la cruz del Calvario, el salvó nuestra alma,


dio vida a nuestro espíritu, pero no salvó nuestro cuerpo.

Nuestro cuerpo es la salvación futura, porque va a ser salvo cuando yo


sea transformado en los aires durante el rapto de la iglesia.

El cuerpo que vamos a recibir, será un cuerpo “transformado” y


“glorificado,” que va a tener la habilidad de estar en la presencia de Dios
sin ser dañado.

Debemos recordar que la Palabra del Señor dice; que ni sangre, ni


carne, heredarán el reino de los cielos. 1 Corintios 15:50.

¿Cómo sabemos que vamos a ir al cielo?

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Sabemos que vamos a ir al cielo porque Dios ya nos vio allí. (Esto es
para profundizar más, en lo que está escrito en Romanos 8:29-30)

¿Cómo podemos saber que saldremos victoriosos de esta realidad


que estamos viviendo?

Porque Dios ya nos vio vencer las pruebas de esta semana, y la semana
que sigue, y así sucesivamente (Filipenses 4:13.)

Esta salvación es tan grande; porque nuestro pasado, nuestro presente


y nuestro futuro están asegurados.

¿De qué nos salvó Dios?


Dios nos salvó del pecado (la palabra singular pecado = es nuestra
naturaleza pecaminosa.) Esta naturaleza pecaminosa la heredamos de
Adan (2 Corintios 5:21 y Hebreos 9:26.)

Fue por Adán que el pecado entró al mundo, y así mismo entró la muerte
como consecuencia del pecado (Romanos 5:12.)

Nosotros estábamos muertos y perdidos en Adán. Esa fue la razón por


la que Jesús vino para salvarnos de nuestros pecados y resucitarnos de
la muerte causada por el pecado, para ya no vivir bajo el control del
pecado.

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“Nuestra salvación nos libró del pecado, pero el ocuparnos diariamente en nuestra
salvación, nos libra de una vida de pecado; esa es la razón por la que
necesitamos santificarnos, para no vivir bajo el control del pecado.”

Nosotros nacimos en esta tierra bajo el control del pecado y por ello vino
Jesús para redimirnos y librarnos del pecado.

Dios sabe que nosotros vivimos rodeados de pecado y de tentaciones


todos los días, pero Él espera que nosotros echemos mano de la
autoridad que Él nos ha dado sobre el pecado. ( 2 Timoteo 1:7)

Nosotros fuimos salvos del placer del pecado.

Si nosotros tuviéramos la oportunidad de preguntarle a un pecador,


¿qué es lo él que siente cuando peca? él nos diría que no siente nada
feo, al contrario, nos diría que el pecado es delicioso y placentero.

Sólo un pecador puede amar el pecado:


Salmo 4:2 dice que el hombre pecador ama la vanidad.
Salmo 11:5 dice que el hombre pecador ama la violencia.
Salmo 52:3 dice que el hombre pecador ama el mal.
Isaías 66:3 dice que el hombre pecador ama la abominación.
1 Juan 2:15 dice que cualquiera que ama al mundo, el amor del Padre
no está en Él.

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Cuando un cristiano peca, va a sentir culpa y vergüenza por lo que ha
hecho, porque Dios ha puesto en él, sus deseos.

La otra razón es porque Dios ha puesto Una Naturaleza Divina, que se


opone a la naturaleza pecaminosa que hay en nuestra carne. Y esto ha
hecho desaparecer el verdadero placer del pecado en nosotros.

Esa es la razón por la que muchos cristianos se sienten culpables


después que han hecho algo malo a escondidas; porque Dios ya les
quitó el verdadero sabor y deleite del pecado.

“Coquetear con el pecado es tomar riesgos innecesarios contra Nuestra


Salvación.”

2 Corintios 5:17 dice: “De modo que si alguno “está en Cristo”, nueva
Criatura es “las cosas viejas pasaron” he aquí todas son hechas
nuevas.”

¿Cuáles son esas cosas viejas que ya pasaron?


“Mis Impiedades” y “Mis Iniquidades”

Impiedad es todo pecado que hemos cometido con nuestro cuerpo.

Iniquidad es todo pecado que hemos cometido con nuestra mente, con
nuestro corazón. Ambos son parte de nuestra alma.

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ISAIAS 55:7 nos revela las dos maneras en que pecamos:
externamente, e internamente (Por esa razón, Dios nos hizo nacer de
nuevo, porque la criatura interna que hay dentro de nosotros, en nuestro
espíritu, tiene la pureza y la santidad de Dios.)

Para que un cristiano vuelva a gozar y a disfrutar del placer del pecado,
va a tener que saltar un montón de obstáculos; como la voz del Espíritu
Santo, la Convicción de la Palabra de Dios, el Amor de Dios, etc.

A pesar de que las cosas del mundo pueden ser muy atractivas para
nosotros; el amor hacia el mundo, y sus deseos, ya no está en nosotros.

Cada vez que un cristiano coquetea con las cosas del mundo viene una
convicción fuerte en su corazón, tal convicción no puede ser
experimentada por un pecador.

En Romanos 7:24, el apóstol Pablo explica que las personas más


miserables en la tierra son los cristianos carnales.

¿Cuáles son esos cristianos que se sienten miserables?


a. Cristianos tratando de vivir a su propia manera.
b. Cristianos que no pueden escuchar la voz del Espíritu Santo.
c. Cristianos tratando de hacer buenas obras, para calmar su
conciencia.
d. Cristianos que aman a Dios, pero viven como los del mundo en su
exterior.

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e. Cristianos que están sirviendo a Dios en sus propias fuerzas, y
habilidades.
f. Cristianos que están orando y ministrando en la carne.

Un ejemplo del creyente miserable fue el rey David, porque después de


haber cometido adulterio con Betsabé, él ocultó su pecado por todo un
año.

David no sabía que él se había vuelto muy torpe e insípido hacia las
cosas espirituales de Dios. Dios tuvo que enviar a Natán para que le
hiciera ver su condición miserable en la que él se encontraba.

Después de que Natán le contó la historia de la corderita, David se enojó


gritando que el tal hombre que había hecho semejante cosa debería
pagar cuatro tantos más. Fue cuando Natán le dijo: ”Tu eres ese
hombre.”

¿Quiere saber usted cuáles son las personas más miserables en


esta tierra?
Son los cristianos que están tratando de vivir para Dios y el pecado.

¿Por qué razón?


Porque aunque busquen el pecado, el placer del pecado ya no está en
ellos; porque el Espíritu Santo ha hecho que ellos pierdan el sabor y el
placer que sienten aquellos que viven y practican el pecado.

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¿Quién es más grande en nosotros, el hombre espiritual, o el
hombre carnal?
Recuerde que el amor de Dios mora dentro del hombre espiritual; y el
amor al mundo, habita en la carne.

Esa es la razón por la que Dios ha puesto su Santo Espíritu en nosotros,


para que nuestro hombre espiritual sea mas fuerte, y así vencer los
apetitos y deseos de la carne (Ir a 1 Juan 4:4.)

Tengamos en mente que el hombre espiritual es eterno, porque está


lleno del amor de Dios; y el hombre natural es temporal, porque es
carne; sin embargo es el hombre espiritual el que va a tener un cuerpo
resucitado y glorificado.

Nosotros vivimos en una constante pelea dentro de nosotros mismos,


precisamente porque mi hombre espiritual siempre se va a oponer al
hombre carnal que hay en mi.

El apóstol Pablo nos relata esta batalla en su gran monólogo que él


sostiene en el libro de Romanos 7:21-24.

Si nosotros cedemos al hombre interior (mi espíritu,) vamos a


deleitarnos en la palabra de Dios; o sea en las cosas de arriba y no en
las de abajo. La felicidad verdadera está en buscar los tesoros
espirituales, los cuales son eternos.

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Si usted quiere encontrar las personas más felices aquí en la tierra, se
va a dar cuenta de que son aquellos cristianos que aman y sirven a Dios
con todo su corazón.

Esta Salvación Tan Grande Nos Libró Del Castigo Del Pecado.

Dios nos salvó del placer del pecado, pero también nos libro del castigo
del pecado a través de Jesucristo.

En el evangelio de Lucas 7:50, Jesús le está hablando a una mujer que


acaba de recibirle como su Salvador Personal. Jesús le dijo: “Tu fe te
ha salvado, ve en paz.”

El libro de 1 Tesalonicenses 1:10 nos dice de que Jesucristo nos ha


librado de la ira venidera.

Una de las razones por las cuales muchos pecadores que han oído el
evangelio, y aún los cristianos carnales, no pueden tener paz en su
corazón, es porque ellos saben que el castigo del pecado es la muerte
eterna.

El que está en Cristo, no tiene que preocuparse del infierno, o del lago
de fuego, porque en su corazón, él sabe que le espera una Vida Eterna
con Dios en el cielo; en donde la culpa del pecado jamás podrá robarle
esa paz y esa promesa.

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Romanos 8:1 nos dice: “Ahora, pues,“NINGUNA CONDENACIÓN HAY”
para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la
carne, sino conforme al Espíritu.

Lo opuesto a la condenación, es la justificación.

¿Qué es la condenación?
Es ser acusado de un crimen con pruebas en mi contra.

¿Que es la justificación?
Es ser declarado inocente (sin culpa;) y la ley no tiene nada contra
nosotros.

Pero la realidad de las cosas es que la ley si tenía pruebas concretas


injustas para condenarnos.

¿Sabes por qué?


Porque nosotros éramos culpables de nuestros propios pecados; y por
lo tanto, éramos genuinos pecadores.

Nosotros no teníamos ningún derecho para estar diciendo: “NO HAY


CONDENACION;” pero fue Jesús quien tomó voluntariamente el
pecado que era nuestro, y así fueron traspasados nuestros pecados a
él, y su inocencia fue traspasada a nosotros.

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Claro que primeramente Jesús tuvo que ser Justificado por el Espíritu
Santo de Dios, en el Seol (el lugar de los muertos;) y cuando le
recibimos como nuestro Salvador personal, su justificación fue
traspasada a nosotros, y nuestra condenación fue quitada de una vez
por todas.

2 Corintios 5:21 dice: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo
pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”

“No solamente fue removida la paga de nuestros pecados, sino que también nos
fue entregada la recompensa del inocente, la cual es la vida eterna.”

Esta Salvación Es Tan Grande, Porque Me Libró Del Poder Del Pecado.

¿Tiene poder el pecado?


Claro que sí! Pero ahora tenemos “un Poder más Grande” viviendo
dentro de nosotros que también nos ayuda a mantenernos libres del
poder del pecado.

Esta es la parte más dificultosa de entender acerca de nuestra


salvación, porque muchos creemos en nuestra mente, que al ser salvos,
ya no tenemos que enfrentarnos a ese poder del pecado.

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Sin embargo, ese es el propósito del Espíritu Santo en nosotros, porque
Dios sabe que no podemos vencer el pecado con nuestras propias
fuerzas.

1 Timoteo 4:16 dice: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina (la


palabra de Dios;) persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti
mismo y a los que te oyeren.”

Pablo le está hablando a un joven que ya es salvo, pero aunque este


joven es salvo, Pablo le dice que a través del poder de las promesas de
Dios, tú te puedes salvar cada día, y salvar a los demás también.

La palabra de Dios contiene una salvación que nos libra de las


tentaciones diarias del mundo que nos rodea.

Salmo 119:11 dice: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no


pecar contra ti.”

El poder para caminar libre del poder del pecado, es a través del
entendimiento de la palabra de Dios, que nos da la victoria en Cristo
Jesús, quien da esta salvación tan grande.

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Refinados en la Tribulación
Hebreos 2:1-3

Una de las cosas maravillosas acerca de esta salvación tan grande, es


que no solamente nos salva, sino que también nos “Santifica y nos
Perfecciona.”

Jesucristo se encargó de pagar por nuestra Salvación, pero es nuestra


responsabilidad trabajar en nuestra Salvación todos los días.

Esto significa que yo tengo que “ocuparme en mi Santificación y mi


Perfección.”
Después de que Dios nos dio “el Nuevo Nacimiento en nuestro espíritu,”
él sabe que nosotros vivimos rodeados de maldad y maldición; es por
esa razón que somos Santificados y Perfeccionados “bajo Presión.”

Y la maldad no solamente está fuera de nosotros, sino que también está


EN nosotros, porque esa Nueva Criatura vive dentro de una “naturaleza
pecaminosa, llamada carne.” (Nuestro cuerpo humano.)

Podríamos decir que nuestra Perfección, Crecimiento y Santidad llegan


a nosotros por medio de las presiones diarias de la vida.

¿Entonces, Qué es lo que nos va a hacer fuertes?

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LA FE que usamos cuando estamos bajo las presiones del mundo. (“ES
LA FE EN LA PALABRA DE DIOS” lo que nos hace Fuertes y firmes.)

No son las tribulaciones las que nos hace fuertes, pero Dios las permite
en nuestra vida, para que nosotros aprendamos a desarrollar UNA FE
CON CARACTER DIVINO.

Por otro lado, satanás es el autor de todas las pruebas y tribulaciones


que se presentan en mi vida diaria. Pero satanás NO es el autor de mi
perfección.

El propósito de Satanás es destruirnos, y el propósito de Dios es


EDIFICARNOS, para que “usemos nuestra fe” en esas tribulaciones y
así “salgamos vencedores y fortalecidos en nuestro hombre interior.”

Entonces pues; aunque estemos rodeados por un mundo hostil lleno de


pecado y maldición, Dios nos ha dejado “los medios y las armas” para
que seamos Más que Vencedores.

La palabra de Dios nos enseña que aunque nosotros no queramos,


estamos enganchados en “una guerra espiritual”, sin embargo, Dios nos
ha dejado un ARSENAL que es PODEROSO en EL, para que lo usemos
en nuestras batallas contra la carne, el diablo, el mundo, la mente, la
duda, etc.

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Nuestra guerra espiritual tiene Dos Frentes: INTERIOR Y
EXTERIOR.

El Primer Frente es: LA GUERRA INTERIOR. Esta guerra la peleamos


“Vestidos del Nuevo Hombre.” (Este es nuestro hombre espiritual que
puede hacerlo todo, porque es Cristo quien nos fortalece.)

Esta guerra interior es la más hostil y peligrosa, porque se está llevando


acabo en en una de las partes más íntimas y vulnerables de nuestra
alma.

¿Cuál es esa parte?


NUESTRA MENTE. Porque nuestra mente es parte de nuestra alma.
(El principio de toda guerra espiritual en nuestro ser, comienza entre las
orejas.)

Es en nuestra mente en donde aterriza y se atrinchera todo aquello que


se opone y se resiste a la Palabra de Dios y al Espíritu Santo.

El apóstol Pablo expone la manera en que esta guerra se lleva acabo


en el libro de 2 Corintios 10:3-5.

Fijémonos que estas armas NO son Poderosas en “nosotros mismo”, si


no que son poderosas EN DIOS.

Dios quiere que usemos esas Armas Poderosas en nuestras batallas.

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¿Cuáles son esas Armas?
NUESTROS PENSAMIENTOS. La Biblia, porque ella es la mente de
Dios.

El apóstol Pedro en su primera carta capítulo 4:1, nos dice que “los
PENSAMIENTOS del Cristiano son Armas.”

Un cristiano desarmado, es un cristiano que esta vacío de “la Palabra de Dios” en


su mente. Son los pensamientos de Dios las armas con las que derribamos “las
fortalezas” de las que se nos habla en 2 Corintios 10:5-6.

¿Cómo sacamos un pensamiento tóxico de nuestra mente?


Metiendo un pensamiento Divino de Dios en nuestra mente.

La palabra de Dios no solamente es para leerla. Debemos ir mas allá


del simple hecho de leer la biblia, debemos usarla, debemos hacerla
vida en nuestras vidas. Aún Jesús mismo uso la palabra escrita de Dios,
cuando fue tentado por Satanás en el desierto.

Los tres “Escrito está” que Jesus usó contra satanás en el desierto,
significaban: YA DIOS LO DIJO.

El segundo frente es LA GUERRA EXTERIOR. Esta guerra la peleamos


vestidos de Toda la armadura de Dios que está en Efesios 6:11-17. (
Esta es la batalla contra Satanás y sus demonios.)

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NOTA IMPORTANTE:
Nosotros “YA GANAMOS ESTA GUERRA EN CRISTO JESUS,” pues
en la cruz del calvario nuestro Señor Jesucristo exhibió derrotados a
satanás y sus huestes. Colosenses 1:15 y Efesios 1:19-22
Recuerde que satanás ya fue derrotado en el cielo, en la tierra y en el
Seol.

La mayoría de nosotros, detestamos las pruebas y las tribulaciones. Sin


embargo, esa es “la única manera de madurar espiritualmente,” porque
NO podemos madurar con las bendiciones de Dios.

En Juan 16:33, nuestro Señor Jesucristo nos dijo estas palabras:


Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo
tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

En 2 Timoteo 3:12, el apóstol Pablo nos dice lo mismo:


Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús
padecerán persecución.

Por naturaleza, nosotros los cristianos siempre estamos orando para


que la tribulación no venga y cuando la tribulación llega; entonces
queremos “tomar un cursillo relámpago de la palabra de Dios, y
aprenderla en una noche.”

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Estos son los creyentes de temporadas, que sólo buscan acercarse a
Dios cuando hay tribulación, y después de que Dios los ha ayudado,
dejan de orar y escudriñar la palabra de Dios.

Vivir así, es vivir comiendo migajas, en vez de comer la comida calientita


y fresca sobre la mesa.(Eso es comerla cada día sentado a la mesa de
Dios.)

Mientras no estamos en tribulación, ese es el momento para


prepararnos espiritualmente; y así cuando viene la prueba estar listos.

¿Porque razón es importante prepararme cuando no hay


tribulación?
Porque es más fácil leer la palabra de Dios, orar y buscar a Dios en
descanso y paz, que cuando estamos bajo aflicción y desesperación.

Nuestra mente y nuestro espíritu, absorben mucho mejor las verdades


de Dios cuando nuestra alma está en paz y descanso, y así poder
memorizar todas las promesas de Dios.

El consumo de la palabra de Dios para nuestra vida debe ser a diario.


Sólo así, el Espíritu Santo va a recordarnos esa palabra cuando lo
necesitemos. (Ir a Juan 16:13)

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Precisamente eso lo que estamos haciendo en este momento, porque
estamos recibiendo la palabra de Dios con atención, tomando nota de
ella y guardándola en nuestro corazón, para que después el Espíritu
Santo nos la recuerde cuando venga la tribulación.

Vale la pena recordar lo que Jesús nos dijo en “la parábola del
sembrador” que está en el libro de Marcos 4:3-20, en donde se nos
habla acerca de la semilla en los diferentes tipos de tierra en que cayó.

1. La tierra dura. Es todo aquel que no escucha la palabra de Dios.


2. La tierra con pedregales. son los que se ofenden fácilmente con
las personas, juzgan a la gente. En otras palabras ellos están
ocupados con los demás menos consigo mismo. L
3. La tierra Espinosa. representan los afanes de la vida y las
necesidades de la vida.
¿Cuáles son los afanes de la vida?
Nuestras posesiones. (Trabajo, cosas, propiedades, negocios, Carrera,
dinero, etc.) Todas estas cosas son bendiciones de Dios, pero cuando
se interponen, se vuelven espinas en nuestra vida espiritual.

¿De qué manera se interponen esas bendiciones en mi vida?


Cuando nos ocupamos mas en ellas y dejamos de ocuparme con
Dios.(Quién fue el que me dio todas esas bendiciones.)

“No es lo mismo, recibir la palabra de Dios sentado en un servicio junto con los
demás hermanos de la iglesia, que recibir la palabra de Dios sentado en

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la oficina del pastor, buscando desesperadamente la ayuda de Dios para resolver
mis problemas.”

Este mundo en el que vivimos está lleno de mucha maldad por causa
de la maldición del pecado que hay en el.

El sistema de este mundo (la humanidad) no quiere nada con Dios,


porque vive bajo la influencia maligna de Satanás.

Nosotros no podemos cambiar al mundo; pero si podemos cambiar


“nuestro propio mundo”, comenzando por nuestra mente y nuestro
corazón, nuestra casa, nuestra familia, nuestro vecindario, nuestros
amigos, etc.

La palabra de Dios, nos enseña que el hogar puede ser santificado por
el padre, la madre o los hijos. O sea que cuando alguien de la familia
tiene una buena comunión y relación con Dios, la bendición llega al
hogar, y es así como influenciamos nuestro mundo.

Aunque Dios es el dueño del planeta tierra, satanás es el dueño del


cosmos. 1 Juan 5:19 dice: sabemos que somos de Dios, y el mundo
entero está bajo el maligno.

En Génesis 1:28 Dios le dio el señorío de la tierra al hombre, (Adan) y


en el libro de Lucas 4:6 nos rebela que el diablo le robó ese señorío al

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hombre, cuando Adan desobedeció a Dios, comiendo del fruto del árbol
del bien y el mal en el Edén.

¿De qué manera entró la naturaleza pecaminosa en el hombre?


Cuando Dios creó a Adán y Eva, los creó en un estado de perfección e
inocencia; por lo tanto ellos no tenían ningún conocimiento de lo que era
la naturaleza pecaminosa de la carne.

Ellos tampoco sabían de la naturaleza caída y pecaminosa de Lucifer,


pero Lucifer sabía que el árbol del bien y el mal poseía la naturaleza
pecaminosa que podía destruir la perfección y pureza que Dios había
puesto en Adan.

Entonces después que Lucifer convenció a Adan y Eva que comieran


del fruto del árbol del bien y el mal; la naturaleza pecaminosa que
habitaba en ese árbol, tomó residencia en ellos.

La gente está buscando por cosas que redimen en este mundo, a través
de las buenas obras humanas, como la caridad, la bondad y la religión,
pero la realidad es que “el mundo no puede producir absolutamente
nada” que pueda redimir al ser humano de sus propios pecados.

¿Cuál es la razón, por la que las buenas obras humanas no pueden


redimir al hombre?

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Porque todas las obras humanas, buenas o malas, son producidas por
la carne, y la carne está contaminada “del fruto del árbol del bien y del
mal.” o sea “el bien venenoso y el mal venenoso.”

La iglesia que estaba en la isla de Creta había sido invadida por la


religión y la filosofía, por esa razón Pablo le escribió a Tito las palabras
que vamos a leer a continuación, para que él le aclarara a la
congregación que nadie es salvo por sus propias obras o por su propia
justicia.

Nos salvó, NO por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho,


sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la
renovación en el Espíritu Santo.(Tito 3:5)

Lo que el apóstol Pablo nos está diciendo, es que está es una limpieza
sobrenatural del pecado que se lleva acabo en nosotros, a través de la
sangre de nuestro señor Jesús y el nuevo nacimiento por medio del
Espíritu Santo. (En otras palabras para volver a vivir de nuevo se
necesita un milagro Divino.)

No importa todo lo bueno que el hombre hace, porque es meramente


“bien humano”. (Estos son nuestros trapos de inmundicia. En otras
palabras: “son vendas llenas de pus.”) Isaias 64:6

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“El bien humano”, NO es “El Bien Divino”. La diferencia está en que el
bien humano” es “el esfuerzo del hombre ayudando al hombre” ( Esto
es la carne ayudando a la carne.)

Una de las batallas más difíciles de entender es: “el bien contra el Bien”.
( la pelea del “bien humano” contra el “Bien Divino”)

Nuestra humanidad siempre quiere imitar todo lo bueno de Dios con


esfuerzo y sudor. Pero recordemos que “Dios no suda, Porque Dios no
es carne, sino que Él es Espíritu.”(Juan 4:24)

Por lo tanto todo lo que hago en el espíritu, “no me hace sudar, porque
lo hago en la fuerza del Espíritu Santo.”

Dios quiere que estemos en este mundo, pero que no seamos como el
mundo; si no que hagamos la diferencia en el mundo.

Cuando recibimos esta Salvación Tan Grande, Dios nos sacó


inmediatamente de un mundo de pecado; pero se va tomar el resto de
nuestra vida para sacar ese mundo de pecado fuera de nosotros. Y la
única manera que esto se va llevar acabo, es a través de la renovación
de Nuestra mente. (Romanos 12:2)

En el libro de Romanos capítulo 8 el apóstol Pablo nos habla de “Tres


Gemidos” que son importantes:

30
1. El Gemido de la Creación. (v.22)

La creación gime y está ansiosa de vernos con un cuerpo glorificado,


porque cuando eso suceda Ella sabe que también va ser liberada de la
esclavitud del pecado. En el pasado este planeta fue muy bello antes
de ser afectado por el pecado de hombre. (Génesis 1:2 hasta el capítulo
2:3)

Es satanás quien ha desordenado y destruido este planeta, pero la


condición futura de este planeta va a ser mucho mejor que al principio,
porque Dios va a renovar todas las cosas.

2. Nuestro Gemido. (v.23)


Nosotros estamos gimiendo porque deseamos ser liberados de esta
naturaleza pecaminosa, para recibir un cuerpo glorificado, el cual nos
será dado cuando nos encontremos con nuestro señor Jesucristo en los
aires durante el rapto.

3. El gemido del Espíritu Santo. (v.26)


Los gemidos del espíritu Santo son por causa de mi incapacidad para
orar; Pues mis oraciones siempre son por cosas innecesarias para mi
vida espiritual. Y la oración del Espíritu Santo es para que yo me
fortalezca en mis debilidades.

¿Qué es lo que hace gemir a la humanidad?

31
Todo lo que es sufrimiento, enfermedades, aflicciones, tristezas,
hambre, frío, dolor físico, pobreza y todo aquello que afecta mi
tranquilidad y bienestar natural.

¿Porque razón gemimos los cristianos?


Porque nosotros estamos viviendo en un mundo que le pertenece al
diablo, y consecuentemente nosotros somos el blanco de él; pues
nosotros somos hijos de Dios.

Pero también nuestros gemidos son producidos por causa de las


presiones que padecemos durante nuestras tribulaciones diarias. Aquí
es cuando deseamos ser liberados de este cuerpo de muerte. (La
maldición de nuestra naturaleza pecaminosa)

¿Que hago mientras estoy en esta tribulación?


Echo mano de mi Esperanza y mis Promesas. (Estas dos cosas son
muy importantes en mi vida cristiana.)

Para darme a entender, voy a explicar lo que es una esperanza y lo que


es una promesa.

Quizás el único idioma en el que se puede explicar lo que es la


Esperanza en nuestro idioma español.

32
LA ESPERANZA es un lugar de espera mientras llegamos a nuestro
destino.

En los tiempos antiguos, cuando la gente viajaba largas distancias de


un lugar a otro y les tomaba la noche, buscaban lugares de refugio para
protegerse del frío, las fieras, los ladrones y de todo peligro.

Esos lugares de refugio a veces eran cuevas, o cabañas que habían


sido construidas con el propósito de que los viajeros pudieran pasar la
noche a salvo.

Usted y yo vamos rumbo a la eternidad para estar con Dios para


siempre; pero mientras llegamos allá, Dios nos ha dado nuestra
esperanza en Cristo.
Colosenses 1:27 y 1 Tesalonicenses 4:13

LAS PROMESAS son “Cupones Canjeables” que Dios me ha dado


mientras no recibo lo que he pedido con fe en oración. Esas promesas
de Dios son las almohadas, las camas, las sillas y las mesas en las que
mi alma descansa, mientras me refugio dentro de esa Esperanza que
es Cristo en mi, la esperanza de gloria en la tribulación.

¿Por qué razón gemimos nosotros?

33
Por la presión que sentimos en nuestro ser interno durante la tribulación,
deseando ser liberados desde la muerte. (La maldición de nuestra
naturaleza pecaminosa)

Sin embargo, Pablo sabía que estas elecciones eran pasajeras. En la


escritura de Romanos 8:18 Pablo nos dice:
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son
comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.

La Biblia no nos garantiza que nunca vamos a tener pruebas por parte
del enemigo, pero si nos garantiza que somos más que vencedores, y
para ser más que vencedores hay que ir a la batalla y salir victorioso.

Debemos recordar que Jesus, Pablo, Pedro y el resto de los discípulos


experimentaron presión.

Nuestros gemidos nos recuerdan, que no somos inmunes a la presión


durante la tribulación, así como cuando el bebé nace, el doctor jamás le
dice a sus padres que el bebé nunca se enfermara.

2 corintios 5:2-4 nos dice:


Y por eso también gemimos, deseando ser revestidos de aquella
nuestra habitación celestial; pues así seremos hallados vestidos, y no
desnudos.

34
Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con
angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para
que lo mortal sea absorbido por la vida.

Si el apóstol Pablo escribió este pasaje, quiere decir que él también


pasó por todo esto sintiendo la misma desesperación. Sin embargo a
pesar de todo nuestro sufrimiento, no debemos de vivir como
miserables, porque esta tribulación es breve y leve, pero la gloria de
Dios es eterna.

Dios quiere que veamos nuestras tribulaciones de la manera que él se


lo mostró a Pablo en 2 Corintios 4:7-10

El sufrimiento y la tribulación desgastan a nuestro hombre exterior, pero


nuestro hombre interior se va renovando cada día. 2 Corintios 4:15-16

Dios recibe la gloria cuando no desmayamos, porque no nos damos por


vencidos, sino al contrario; que a pesar de todo, echamos mano de
nuestra fe en su santa palabra para no quedarnos tirados a medio
camino y nunca volver atrás.

La palabra de Dios dice que Abraham creyó en esperanza divina, contra


esperanza humana y no se volvió un hombre débil en la fe, sino por el
contrario, él se fortaleció en la fe dando gloria a Dios. Romanos 4:18-21

35
“Dios nunca espera verme tirado en el suelo, si no de pie, con mis brazos hacia el
cielo dandole la gloria a Dios en señal de Victoria”

Aquí lo importante es no poner nuestros ojos en las cosas que se ven,


sino en las cosas que no se ven; porque todo aquello que se puede ver
es pasajero, pero las cosas invisibles de Dios son eternas.

¿Cuáles son esas cosas invisibles de Dios?


La promesa de sus riquezas en Gloria, que solamente se pueden
alcanzar por fe, ya que el cristiano camina por fe y no por vista.
2 Corintios 4:18
Cada día trae sus tribulaciones y sufrimientos, pero es durante este
tiempo de crisis que el señor nos perfecciona, afirma, fortalece y
establece. Y estas cuatro cualidades forman parte del carácter de un
cristiano maduro. 1 Pedro 5:10

1. Perfeccionar- del griego: KATARTIZO = reparar una red de pescar


que tiene hoyos. O sea que mientras nosotros estamos resistiendo
al enemigo nuestro sufrimiento, Dios nos está dando mantenimiento
para que estemos enteros, sin defectos y sin roturas.

2. Afirmar- quiere decir que Dios nos da estabilidad espiritual y natural.

3. Fortalecer- significa que nos da el aguante para el sufrimiento que


padecemos durante la prueba.

36
4. Establecer- esto significa que Dios nos imparte un fundamento
inconmovible, que le da una solidez espiritual a nuestras vida.

¿Cuál es el resultado que se espera después de este refinamiento


en la tribulación?
Que salgamos más santificados, más maduros y más parecidos a la
persona de nuestro salvador y señor Jesucristo.

37
Libres del Poder del Pecado
Hebreos 2:1-3

Aunque la salvación, y los medios de la salvación no han cambiado, los


resultados de la salvación, sí han cambiado.

Por ejemplo, una de las cosas que no estuvo disponible para los
creyentes del Antiguo Testamento es el nuevo nacimiento. Aunque ellos
fueron contados por justos no tenían una Nueva criatura dentro de ellos,
ni un espíritu recreado dentro de ellos.

Otra de las cosas fue que el Espíritu Santo no vivía dentro de ellos,
aunque él estuvo con ellos.

Cristo vino a ser el primer Hijo concebido de Dios, por esa razón se le
llamó el Unigénito de Dios. (Juan 3:16)

Y Jesús fue el primogénito de entre los muertos, pues a través de su


resurrección, él pudo llevar al cielo, junto con él, a todos los creyentes
del Antiguo Testamento que estaban descansando en “el Seno de
Abraham”. (Filipenses 2:18)

Sin embargo ahora que nosotros hemos nacido de nuevo, al morir, nos
vamos directamente al cielo para estar con Dios, a causa de la nueva
criatura que hay dentro de nosotros.

38
La justicia de Dios es Jesucristo, y esa justicia ahora habita en nosotros,
porque él nos ha justificado.

En el Antiguo Testamento, el hombre tenía que protegerse para


encontrarse con Dios, porque si tenía pecados el hombre moría
inmediatamente.

El único que podía tener ese encuentro íntimo con Dios era el sumo
sacerdote de Israel, quien tenía que tener la unción y aprobación de
Dios para poder estar en su presencia.

Otra cosa importante es que en el Antiguo Testamento, solamente la


tribu de Levy podría producir sacerdotes que iban a ministrar en el
templo, pero ahora en Cristo Jesús, todo los que hemos sido salvos por
él somos reyes y sacerdotes. (Apocalipsis 1:6)

Hoy día, todo cristiano puede entrar a la presencia de Dios sin tener
miedo de morirse, pues la justicia de Jesucristo que está dentro de
nosotros, nos permite estar frente a su Justicia. (Es Dios encontrándose
con él mismo).

Otra de las cosas que no existió en el Antiguo Testamento, fue la iglesia


de Jesucristo. Ahora todos los que hemos sido salvos, somos miembros
del cuerpo de Cristo. (O sea la iglesia).

39
Fue Jesús mismo quien dijo que Él iba a edificar su iglesia, y también
prometió que las puertas del Hades, “NO” iban a prevalecer contra ella.
(Esto quiere decir: Ningún rango de autoridad infernal.)

Por esa razón, la palabra de Dios dice que nosotros tenemos Una
Salvación Tan Grande que no solamente nos libró del pecado, sino
también nos ha librado del poder del pecado (nuestras transgresiones).

En la primera parte este estudio, aprendimos que esta Salvación Tan


Grande es PASADA, PRESENTE Y FUTURA.

PASADA: Porque cuando nacimos de nuevo fuimos salvos del pecado


y perdonados.

PRESENTE: Porque diariamente trabajo en nuestra salvación para


caminar libres del pecado que nos rodea.

FUTURA: Esa es la transformación o la resurrección de nuestro cuerpo.


Cuando recibamos un cuerpo glorificado como el de Jesús.

Cada una de estas tres etapas de esta Salvación Tan Grande, nos libra
del poder del pecado.

40
Es el tiempo presente de nuestra salvación, el que nos mantiene más
ocupados, porque es aquí donde nuestra alma tiene que trabajar en la
salvación todos los días, para renovarse con la palabra de Dios, y así
poder entender cuál es la buena voluntad de Dios, la agradable voluntad
de Dios y la perfecta voluntad de Dios para ella.

¿Cómo llevo acabo la renovación de mi alma?


Renovando mi mente con la mente de Dios.

Es a través de los pensamientos de Dios, (la palabra de Dios); la única


manera en que podemos comprobar y aceptar la voluntad de Dios para
nuestras vidas.

Las dos partes de nuestro ser que nos impiden llevar acabo la voluntad
de Dios en nuestras vidas son el alma y el cuerpo.

Nuestra alma tiene que ser guardada y liberada diariamente de la


influencia del pecado, a través de nuestros pensamientos. Esa es la
razón por la que tenemos que derribar y rechazar toda sugerencia,
argumento y pensamiento del mundo que se rebela contra Dios en
nuestra mente.

Por el otro lado, nuestra carne va a ser nuestra enemiga hasta el día
que Dios nos libre de este cuerpo de muerte, que le gusta saciar sus
apetitos en los placeres de este mundo.

41
Esto es lo que es trabajar en nuestra salvación: consagrar nuestras
vidas a Dios, para así santificarnos para él.

El pecado tiene poder; pero Dios nos ha dado un poder más grande,
que el poder del pecado. Y ese es el Poder del Espíritu Santo en
nosotros.

Romanos 8:2 nos dice:


Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús, me ha librado de la
ley del pecado y de la muerte.

Este versículo NO nos está diciendo que la ley del pecado y de la muerte
ha sido destruida; sino que hemos sido liberados de esa ley.

Un ejemplo de ello, es de la manera que un avión desafía la ley de la


gravedad sin caerse. (El avión usa 2 leyes para levantarse del suelo: la
ley de la propulsión y la ley de levantamiento). Y estas dos son las que
lo sostienen, y lo mantienen volando en el aire.

En otras palabras, no es el pecado el que ha muerto, sino que nosotros


hemos muerto al pecado. Y aunque la muerte, que es la paga del
pecado, aún existe; es la ley del Espíritu Santo que nos da vida en Cristo
Jesús, la que nos libra de la muerte.

42
Los capítulos 6,7 y 8 del libro de los Romanos nos dan una analogía
muy clara acerca de este asunto.

Esta salvación tan grande que nos ha hecho libres del poder del pecado,
ahora nos permite entrar a la presencia de Dios, sin tener ningún temor,
porque al estar en la presencia de Dios, es como si Dios se estuviera
viendo así mismo en un espejo. Porque la justicia de Dios que está en
nosotros, (la justificación que nos dio nuestro Señor Jesucristo), nos
permite estar frente a su Justicia.

Nosotros ahora somos miembros de la iglesia de Jesucristo, algo que


no existió en el Antiguo Testamento.

Jesús vino para edificar su iglesia y prometió que las puertas del infierno
no iban a prevalecer contra ella.

Otra cosa muy hermosa es que no tenemos que confesar nuestros


pecados al pastor, y yo creo que los pastores están muy felices de que
la congregación no tenga que confesarle sus pecados.

Que hermoso saber que todos somos sacerdotes delante de Dios de


acuerdo con Apocalipsis 1:6. Esto es algo que no existió en el Antiguo
Testamento.

Nosotros somos diferentes a los creyentes del Antiguo Testamento, ya


que usted y yo podemos entrar a la presencia de Dios en cualquier

43
momento, mientras que en el Antiguo Testamento solamente podía
entra una persona, y solamente una vez al año.

Que hermoso saber que no tenemos que arrastrar terneros a la iglesia,


o corderos para que sean sacrificados por nuestros pecados. Porque
desde que Jesús murió por nosotros en la cruz del Calvario, él fue el
último sacrificio vivo para Dios, por nuestros pecados. ¡Gloria a Dios!

Por ello, la palabra de Dios nos dice que es una ¨¡Salvación Tan
Grande!¨

Hablamos antes de que esta salvación es tiempo pasado. Esto es


cuando recibimos a Jesús como nuestro Salvador, y nacimos de nuevo.

Es también tiempo futuro, porque estamos esperando el tiempo, o


momento cuando tengamos un nuevo cuerpo resucitado (glorificado).
Cuando este cuerpo mortal se vista de inmortalidad.

Pero también es una salvación en tiempo presente, porque estamos


en el proceso de la santificación.

Entonces, la salvación fue dada a nosotros, está trabajando en


nosotros, y tiene un futuro para nosotros. Pero esta salvación también
nos ha liberado del pecado.

44
La salvación vino a nosotros, porque estábamos envueltos por un gran
problema, y ese problema era el pecado (nuestras transgresiones).

El pecado es nuestro enemigo, pero en Cristo, ahora esta bajo nuestros


pies.

Lo que fue salvo del pecado en nosotros en el momento en que


recibimos al Señor Jesucristo como nuestro Salvador, fue nuestra alma.
Después de eso inmediatamente sucede el nuevo nacimiento en
nuestro espíritu, y lo que va a ser salvo en el futuro, es nuestro cuerpo.

Pero cada día tenemos que trabajar en la salvación de nuestra alma,


renovando nuestra mente con la mente de Dios, (su Santa Palabra), y
aquí es donde nuestros pensamientos vienen a cambiar nuestro
comportamiento.

Una vez mas debemos recordar lo que nos dice Proverbios


23:7…¨porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.¨

Renovando nuestra mente, es como probamos y aceptamos la buena,


la agradable y la perfecta voluntad de Dios. Es a través de los
pensamientos de Dios, que aprendemos a crecer en esta gran
salvación.

Entonces pues, en nuestro espíritu, el pecado era nuestro enemigo


hasta que Dios nos redimió.

45
En nuestro cuerpo, el pecado es nuestro enemigo, hasta el día que Dios
nos redime (nos libere) de la principal fuente del pecado, que es la
naturaleza pecaminosa de la carne (nuestro cuerpo humano).

Pero nuestra alma tiene que ser guardada y liberada diariamente de la


influencia del pecado a través de nuestros pensamientos; derribando y
rechazando todo argumento, sugerencias, ideas y pensamientos
mundanos.

Esto es trabajar en nuestra salvación. ¿Cómo? Consagrando nuestra


vida diariamente a Dios, renovando nuestra mente.

Después de nacer de nuevo, y comenzamos a renovar nuestra mente


con las promesas de Dios en su palabra, comenzamos a caminar contra
la corriente de este mundo.

El pecado tiene poder, pero Dios nos ha dado un poder mas grande que
el poder del pecado.

El ejemplo es que nosotros estábamos casados al pecado, pero cuando


uno de los cónyuges muere, el otro queda libre. Es lo que la palabra
nos declara.

46
Entonces, la analogía no es que el pecado murió y ahora soy libre para
volver a casarme. La analogía es que nosotros morimos al pecado, y
luego fuimos resucitados para casarnos con Jesucristo.

Y lo que sucedió es que cuando conocimos a Jesucristo, la primera cosa


que pasó con nosotros, es que El nos ¨mató.¨

¿Por qué nos mató?


Porque morimos con él en la cruz; y al morir, fuimos también levantados
con él en la resurrección.

Y si fuimos levantados en su resurrección, ahora estamos libres para


casarnos con él, ya que él ha venido a ser el novio, el prometido, o el
esposo de la iglesia. Y ahora somos de él.

Pero muchas veces el otro esposo regresa a tocar la puerta para ejercer
su poder, pero ahora nosotros pertenecemos a otro que tiene más
poder.

Entonces, la salvación presente, que es la salvación diaria, es mi


santificación, la cual es un proceso sin fin hasta que muramos, o nos
vayamos al cielo, y recibamos nuestro cuerpo resucitado, que es la
promesa para la Iglesia cuando suceda el rapto.

Ahora, nuestra meta debe ser la de nunca pecar, y este debe ser el
deseo de nuestra vida cristiana.

47
1 Juan 2:1 dice: ¨Estas cosas os escribo para que no pequéis.¨
¿Qué cosas?
LA PALABRA, que nos guarda del pecado.
¨Y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a
Jesucristo, el Justo.¨

La gracia de Dios, no es licencia para pecar o continuar pecando.

En Juan 8:11, Jesús le dijo a la mujer adúltera: ¨VETE Y NO PEQUES


MÁS¨.

Si Jesús le dice a una persona: ¨NO PEQUES MÁS¨, quiere decir que
es posible lograrlo si nos esforzamos.

Entonces pues, el deseo y la mente que Dios tiene para nuestra vida
cristiana, es de NO pecar más.

¿Es posible llevar esto a cabo?


¡CLARO QUE SÍ! Jesús no nos va a mandar a hacer algo que no
podemos hacer.

Claro que van a haber ocasiones en que la carne se va a interponer a


este propósito, pero gracias a Dios por 1 Juan 2:1.

48
Proverbios 4:18 dice:
¨Más la senda de los justos es como la luz de la aurora que va en
aumento hasta que el día es perfecto.¨

¿Cuántos están caminando hacia el día perfecto?

Que bueno sería que pudiéramos lograrlo antes de que el rapto suceda,
o que Cristo venga.

Cada día de nuestra vida debe ser más brillante, aplicando la palabra
de Dios en nuestra vida, escuchando la voz del Espíritu Santo,
caminando en comunión con Él, guardando su palabra en nuestro
corazón, para no pecar.

Mucha gente piensa que al nacer de nuevo, Dios nos quita el deseo, y
la habilidad de pecar; pero esa no es la realidad. Pensar de esa manera
es ignorar la palabra de Dios.

El deseo y la habilidad de pecar, siempre permanecen en nosotros por


causa de nuestra naturaleza pecaminosa.

1 Juan 1:8 dice:


“Si decimos que no tenemos pecado” (esto es singular, no plural).

NOTA:

49
Fijémonos que no dice: “pecados”, sino “pecado”, esto es, la habilidad
de pecar debido a “la naturaleza pecaminosa de nuestra carne”.

Y continua diciendo: ….nos engañamos a nosotros mismos y la verdad


no está en nosotros.¨

Si pensamos que cuando nacimos de nuevo, la habilidad de pecar fue


removida de nosotros, entonces estamos engañados.

Pero aunque tenemos la habilidad de pecar en nosotros, también


tenemos en nosotros una gran naturaleza Divina, y esa es la naturaleza
del Espíritu Santo, la cual nos ha dado la naturaleza de nuestro nuevo
nacimiento, porque mayor es el que está en nosotros que aquel que
está en el mundo.

Entonces, a través del Nuevo Testamento, Dios nos da el poder sobre


la naturaleza del pecado.

Romanos 6:12-13, nos da el secreto para caminar libres del pecado en


nuestra vida. También están éstas otras escrituras:
Romanos 13:14
Efesios 4:22
2 Corintios 7:1

Romanos 6:12-13 dice así:

50
v.12: ¨Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su
cuerpo mortal, ni obedezcan a sus malos deseos.¨

v.13: ¨no ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como


instrumentos de injusticia; al contrario, ofrezcan más bien a Dios como
quienes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros de
su cuerpo como instrumentos de justicia.¨

VIVIR UNA VIDA SANTA, DEPENDE DE NOSOTROS.

¿Cuántas veces oramos así…Señor, ¡santifícame! Señor, ¡hazme


humilde!?

Dios nos ha dado todo el equipo necesario para que podamos tener
éxito en nuestra vida cristiana, pero Dios no va a hacer todo por
nosotros. El nos ha dado su Espíritu Santo, y su Palabra Santa con las
promesas.

El Espíritu Santo es nuestro ayudador, y la Palabra Santa, es como la


herramienta que necesitamos para ayudarnos. Pero si la palabra de
Dios “no” está en nosotros, el Espíritu Santo no va poder ayudarnos,
porque ¿qué nos va a recordar?

Juan 14:26 (leerlo)


Si no sacamos las herramientas de la caja, ¿como vamos a usarlas?

51
Así mismo, si no sacamos la palabra de la Biblia para ponerla en nuestra
mente, ¿qué nos va a recordar el Espíritu Santo?.

El Espíritu Santo es nuestro ayudador, no nuestro sirviente.

El Espíritu Santo no ora por nosotros, “El ayuda a nuestra oración”.

El Espíritu Santo no tiene fe por nosotros, “El ayuda a nuestra fe”.

El Espíritu Santo no saca la escritura para ponerla en nuestra mente, El


saca de la palabra de Dios que tenemos en nuestra mente, y nos da
revelación de ella.

El revela la palabra de Dios que ya tenemos en nuestra mente.

Ejemplo: lo que estamos recibiendo en este momento, el Espíritu Santo


nos lo va a recordar después y nos ayudará.

Siendo salvos, ahora tenemos poder de Dios para hacer decisiones


cada día, para seguir a Jesucristo.

¡Pero, yo pensaba que cuando nací de nuevo, ya no tenía más


naturaleza del pecado!

La naturaleza del pecado no está en nuestro espíritu (allí está el Espíritu


Santo).

52
La naturaleza del pecado está en nuestro cuerpo.

Romanos 6:6 dice:


“Sabiendo esto, nuestro viejo hombre fue crucificado con él, para que el
cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al
pecado”.

No hay dos naturalezas en nuestro espíritu, sino que esas dos


naturalezas están en nuestro ser, ya que la guerra que hay en nuestro
ser es “del espíritu” contra “la carne”.

Los deseos de pecar vienen del cuerpo (la carne), por eso es que
nuestro cuerpo tiene que ser cambiado antes de que entremos al cielo.

Por ello, este cuerpo va ser glorificado, o sea, que Dios nos va dar otro
mejor (como el de Jesucristo).

Esta es la razón por la que Dios no va a permitir que la sangre y la carne


hereden el reino de Dios, porque el cuerpo posee una naturaleza
malvada en él, pero la naturaleza divina que hay dentro de él (nuestro
espíritu, la nueva criatura) es más grande que el poder del pecado que
posee la carne.

Lea de nuevo las siguientes escrituras:


Romanos 6:12-13, 7:5, 23:24 y Santiago 4:1.

53
Todos estos versículos nos están diciendo que la naturaleza del pecado
se encuentra en nuestro cuerpo, y la nueva criatura se encuentra en
nuestro espíritu.

Entonces entendamos esto: nuestro espíritu es eterno, nuestra alma es


eterna; pero nuestro cuerpo es temporal.

Este cuerpo físico (la carne), jamás abandonará la tierra, ya que este
cuerpo se va a quedar aquí.

Romanos 8:20-21 dice: (Nueva Versión Internacional)

v. 20…..¨Porque fue sometida a la frustración, esto no sucedió por su


propia voluntad, si no por la del que así lo dispuso, pero queda la firme
esperanza…”
v. 21…..que la creación misma “ha de ser liberada” de la corrupción
que la esclaviza, para así, alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de
Dios.

Cuando el v. 21 menciona PARA ASÍ ALCANZAR, nos está diciendo


que tanto la naturaleza, como la iglesia; necesitan la misma cosa, ser
liberadas.

¿Por qué?

54
Porque la creación fue esclavizada a vanidad, pero también va a ser
liberada con la misma “libertad gloriosa” que fueron liberados los hijos
de Dios, del poder del pecado.

Nosotros estamos esperando por el rapto de la iglesia, porque cuando


suceda, esto mortal va a recibir un cuerpo glorificado de vida.

Este cuerpo que salió del polvo de la tierra, va a recibir un cuerpo


espiritual.

Hoy día vivimos en un cuerpo natural, más viene el día cuando


recibiremos un cuerpo espiritual que viene del cielo.

La palabra “natural” se deriva de NATURALEZA. Ahora tenemos una


parte nuestra que esta ligada con la naturaleza, NUESTRO CUERPO.

Cuando la naturaleza recibió la maldición, nuestro cuerpo también fue


maldecido, porque nuestro espíritu no vino de la naturaleza, ni nuestra
alma vino de la naturaleza, sino de Dios.

Nuestro cuerpo fue tomado del polvo de la tierra, por lo tanto, esto es lo
que nos mantiene ligados a la naturaleza, y por ello dice, que cuando la
naturaleza (nuestro cuerpo) “gime” nosotros también estamos
“gimiendo”, aunque tengamos los frutos del Espíritu Santo.

55
Leer Romanos 8:22-23.

El v. 22 dice que la naturaleza “gime”.

¿Cómo gime la naturaleza?


Terremotos, maremotos, huracanes, tornados, incendios forestales, etc.
Lo cual nos dice que la naturaleza es “violenta” porque tiene una
maldición sobre ella. Y nuestro cuerpo esta ligado a esa naturaleza, por
esto mismo, nosotros “gemimos” cuando somos afectados por esta
maldición, a través de enfermedades, dolor físico, hambre, etc.

Nuestra redención vendrá cuando suceda el rapto, y toda la creación


será redimida en la segunda venida de Cristo.Y así como el creyente se
gozará en su redención, también toda la naturaleza se alegrará.

Pero mientras no se llega esa liberación, llevamos en nosotros la


maldición de la naturaleza pecaminosa en nuestra carne.

Pero hay muchos cristianos que creen que su naturaleza pecaminosa


es más fuerte que la nueva criatura que hay en su espíritu; pero no es
así, porque el poder del Espíritu Santo que Dios ha depositado en
nosotros, es más poderoso que cualquier otro poder de este mundo.

Pero, ¿Cuál es la causa por la que la carne tenga poder?


Nuestra Alma.

56
¿Por qué razón?
Porque nosotros por naturaleza tendemos a alimentar los deseos de
nuestra alma a través de los apetitos de nuestro cuerpo; porque el alma
está enfocada en las cosas de la carne, y no en las cosas que el Espíritu
Santo tiene para nuestro espíritu.

Por esta razón, el Apóstol Pablo nos dice en Colosenses 3:1-3:


v.1 ¨Buscad las cosas de arriba.¨
v.2 ¨Poned vuestra mente en las cosas de arriba.¨
v.3 ¨Porque ya estáis muertos y vuestra vida está escondida con Cristo
en Dios.¨

Y también nos dice lo mismo en Gálatas 6:8 (leerlo)

Dios, a través del Espíritu Santo le da de comer a nuestro espíritu.


Nuestro espíritu es más poderoso que nuestra carne, si entendemos el
poder que habita en él.

¿Cuál poder?
1 Juan 4:4 dice:
Mayor es el que esta en nosotros, que aquel es esta en el mundo.

Nuestra carne es alimentada por las cosas de las cuales nuestra mente
se ocupa, por esa razón el apóstol Pablo nos dice en el libro de
Romanos capítulo 12 que el ocuparnos en la carne es muerte; pero el
ocuparnos en el espíritu es vida y paz.¨

57
Mateo 4:4 dice: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra
que sale de la boca de Dios. (el cuerpo no tiene el estómago para poder
digerir lo espiritual).

La parte de nuestro ser que se alimenta de la palabra de Dios es el


ALMA. Por esa razón es importante el renovar nuestra mente con la
palabra de Dios, porque es en nuestra mente en donde cautivamos
todos los pensamientos que se oponen a Dios, y los llevamos a los pies
de Cristo.

2 Pedro 2:2 (Nueva Versión Internacional) dice:


Deseen con ansiedad la leche pura de la palabra, como niños recién
nacidos; así por medio de ella crecerán en su salvación.

El crecimiento ocurre en nuestra alma, a través de nuestros


pensamientos. Aquí es donde se lleva a cabo la verdadera madurez
espiritual.

2 Pedro 3:18 (Nueva Versión Internacional) dice:


Mas bien crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y
Salvador, Jesucristo.

Esta es la clase de conocimiento en la que debemos crecer para renovar


nuestro pensamiento.

58
Cuando nuestra alma y pensamiento están alrededor de la palabra de
Dios, podemos caminar en victoria cada día. Acordémonos que las
cosas del mundo nunca toman vacaciones; ni el pecado, nunca toma
vacaciones o día libre durante los Domingos, la Navidad, Semana
Santa, etc.

Así mismo, como cristianos, no pedemos tomar un día libre de la


Palabra de Dios, o de orar en el Espíritu, o de meditar en la Palabra de
Dios.

Vivir, pensar, caminar en el espíritu, es vida y paz.

AMÉN!

59

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