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El Locus de Control
Para el particular interés del presente trabajo, se tiene que, Julian B. Rotter
(1996:56) establece que el locus de control refiere la fuerza con la que el individuo cree
controlar los diferentes sucesos a los cuales se enfrenta en la vida y con la que se
considera dueño de sus decisiones. Para el autor, las personas poseen creencias que
se consideran estables, las cuales se relacionan con la capacidad que poseen para
llegar a afectar sus experiencias. Es así entonces como el locus de control (LC) es un
concepto que se utiliza en psicología para denominar el tipo de percepción que tiene
una persona de una circunstancia vivenciada.
También expone este autor que, algunos individuos poseen tener puntos de vista
fatalistas, quienes no creen que exista algo que puedan realizar para lograr o dañar lo
que le sucede en la vida. Por otro lado, refiere que hay sujetos que persisten frente a
las adversidades y obstáculos, retándose, inventando siempre algo que pueda hacerse,
manteniéndose controlados y firmes para la búsqueda de sus objetivos, ya que se
consideran que son capaces de afectar las consecuencias y se esfuerzan para que los
resultados salgan como ellos deseen. Es así entonces como Rotter (1966:01), afirma
que la conducta de las personas puede predecirse desde el conocimiento de cómo
estas personas ven la situación, desde sus expectativas sobre su propia conducta y
desde sus evaluaciones sobre los resultados que podrían ocurrir como consecuencia de
sus actos.
Al respecto de lo citado, Rotter (1966:01) describe y utiliza cuatro tipos de
variables que intervienen en la Teoría del Aprendizaje Social:
Según Rotter (1966:01) la teoría del aprendizaje social permite distinguir dos tipos
de sujetos con locus de control, de los cuales se desprenden una serie de
características que los definen, entre estas a saber se encuentran:
1. A estos sujetos se les atribuyen los eventos que les ocurren, su destino no
depende de sí mismo sino de las circunstancias que le rodean. Su destino es
respaldado por la suerte y el azar.
2. No adjudica el control ni los resultados de sus tareas y
asignaciones a sí mismo, creyendo que la suerte es la que
determina lo que sucede; No le importa cuánto esfuerzo
haga, la actividad la realizará y considera el resultado del
azar o del poder de los demás, algo ajeno a sí.
3. Visualizan poca satisfacción laboral y pueden hacer
referencia a convertirse en predictores de enfermedades.
4. Son menos productivos, presentan bajo rendimiento
5. Gustan de la actividad que tenga menos
esfuerzo para poder alcanzar el éxito; y, por
consiguiente, sus fracasos serán atribuidos a la
mala suerte, mala voluntad de las personas o
porque simplemente se les encomendó una
tarea más difícil que a los de demás. Siempre
hay excusas.
6.- Su discurso es negativo, despectivo, de
segregación, donde la causa del efecto siempre estará fuera de sí. Realiza
comparaciones con frecuencia, lo que hace mella en su autoestima.
Ejemplo de lo referenciado podría ser: si una persona piensa que no tiene control
sobre la elección del gobernante político que va a dirigir su municipio, es posible que no
haga nada para cambiarlo, ni siquiera ejercer su derecho a voto. En cambio, si una
persona piensa que su voto será importante para la elección de un nuevo gobierno y
con ello mejorar su calidad de vida como habitante del municipio, es posible que esté
motivado para cambiar el panorama político e, incluso, pueda salir a manifestarse. Aquí
se observa claramente la diferencia entre estas dos categorías de locus de control, ya
que si una persona piensa que lo que ocurre a su alrededor no depende de él, es
posible que no actúe para cambiarlo.
De ahí entonces que los locus de control animan al estudiante, ya sea positiva o
negativamente al aprendizaje y a relacionarse con el medio. Estudios realizados por
revelan que estudiantes con un alto conocimiento de sí mismos, mostraban mayor
tendencia a atribuir su éxito a causas internas como a la capacidad para ejecutar una
tarea. Por el contrario, los individuos con un bajo concepto de sí, tendían a realizar
atribuciones externas a la incidencia del profesor o a factores incontrolables como la
casualidad, para explicar sus éxitos en el desarrollo de la misma tarea. De esta forma
los estudiantes que perciben sus éxitos y fracasos atribuidos a causas externas y a su
vez potenciado por un bajo auto-concepto, verán deteriorado su rendimiento escolar,
mientras que las atribuciones internas y un alto concepto de sí, incrementarán el
rendimiento, porque el estudiante percibe mayor control y capacidad para mejorar los
resultados negativos y replicar los éxitos académicos.