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6.2. El reinado de Isabel II (1833-1868): las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz.

De la
sociedad estamental a sociedad de clases

El establecimiento del régimen liberal en España a partir de 1833 produjo cambios profundos en la
economía y la sociedad, que se resumen en la expansión del capitalismo en el sector económico y la
sustitución de la sociedad estamental por la de clases, que se produjeron más lentamente que en
Europa.

La evolución económica se enmarcó en el contexto de la Revolución Industrial iniciada en Reino Unido.


El siglo XIX español fue un periodo de lento crecimiento económico y atraso en comparación con los
países industrializados de Europa occidental y central y de Estados Unidos. España formó parte del
conjunto de países y regiones periféricas de deficiente industrialización situado, sobre todo, en la
Europa oriental y meridional.
Hubo una primera etapa de mayor estancamiento (1800-1860), seguida de un periodo de crecimiento
más rápido (1860-1891).

Los principios económicos y sociales del liberalismo parten de los derechos del individuo, como base
del sistema político, social y económico. Así La propiedad es un derecho del individuo que contribuye a
que el hombre alcance su fin último que es la felicidad. Es el elemento motriz de la sociedad y el
sustento de la riqueza de las naciones. La labor del Estado es garantizar la inviolabilidad del derecho
de la propiedad, proporcionar la libertad para conseguirla y defender la igualdad de oportunidades.

1. Transformaciones agrarias

Las transformaciones económicas se inician en el sector agrario, ya que era la principal fuente de
riqueza en el Antiguo Régimen. Por ello, fue tarea del régimen liberal liberar la propiedad inmovilizada
de las tierras del Antiguo Régimen, que pertenecían a las “manos muertas” (nobleza y clero).
Enlazaban con el programa de reformas agrarias pensado y no aplicado por los ilustrados,
especialmente por el grupo que dirigía Jovellanos.

Entre 1835 y 1860 los gobiernos liberales, influidos por las ideas fisiocráticas y del liberalismo
económico, tomaron medidas para poner la tierra en manos de propietarios únicos e individuales,
que, sin las trabas del régimen feudal, podrían comprar, vender e introducir mejoras para la
productividad.. Esta producción debería estar destinada a la comercialización en un mercado lo más
amplio posible.

Para conseguir este objetivo promulgaron leyes:

 Tierras de la nobleza:
- Desvinculación: abolición de los señoríos. Pasan de ser “señores” a ser propietarios de
pleno derecho. (Ley de 1836) Se confirman las leyes de las Cortes de Cádiz que consagraban el
pleno derecho del propietario sobre sus tierras. Era libre para cercar sus fincas y el Estado dejaba
de intervenir en el precio de los arrendamientos, jornales y los productos agrícolas que quedarían
fijados únicamente por las necesidades del mercado.

- Supresión de Mayorazgos (1841)


 Desamortización de las propiedades del clero y de los municipios:

- Desamortización de Mendizábal: tierras del clero. El ministro de Hacienda Mendizábal del


gobierno progresista en los años 1836 y 1837 promulgó varias leyes para suprimir el clero
regular (excepto el dedicado a la enseñanza) e incautar las propiedades del clero, que se
convirtieron en “bienes nacionales” y fueron puestos a la venta al mejor postor. El Estado
se comprometió a mantener al clero.

Los objetivos eran


- conseguir recursos financieros para enfrentarse con el carlismo.

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- atraerse al liberalismo a quienes se beneficiasen de ella.
- crear una nueva clase de propietarios.
- cambiar la estructura de la propiedad eclesiástica: de amortizada y colectiva a libre e
individual.

Sólo consiguieron fondos para la guerra carlista, pero insuficientes. El patrimonio de la


Iglesia fue comprado por los grupos más poderosos. No se creó una nueva clase de
campesinos propietarios, Además, parte de la burguesía se opuso al régimen liberal por su
ataque a la iglesia.

Juan Álvarez Mendizábal

- Desamortización de Madoz: tierras de “propios y del común”. En la Ley del 1 de mayo de


1855 Pascual Madoz decreta la desamortización de los bienes comunales, “de propios”
(arrendados que proporcionaban una renta al concejo) y “del común” (utilizados por los
vecinos de lugar). El objetivo era conseguir fondos para la industrialización del país y obras
públicas (ferrocarril). El propietario no era el Estado, sino los ayuntamientos. El Estado se
convertía en “custodio” de estos fondos, utilizándolos para el bien de todos. La burguesía con
dinero fue la gran beneficiaria, aunque la participación de los pequeños propietarios de los
pueblos fue más elevada.

Pascual Madoz

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Resultados y consecuencias de la desamortización

- Consecuencias económicas: No se intentó hacer ninguna reforma agraria. El Estado quería


conseguir dinero, pero contribuyó a aumentar la superficie cultivada. El mercado interior estuvo
mejor abastecido, ya que aumentó la producción de cereales por la ampliación de la superficie
cultivada. Pero no aumentó la productividad por hectárea, ni se formaron empresas agrarias de
tipo capitalista, como se pretendía. La explotación fue extensiva. Aumentó la especialización
regional (maíz y patata en el Norte y viñedo en la costa mediterránea). La mejora de los transportes
y las medidas proteccionistas potenciaron la producción y el consumo de cereales, sobre todo
trigo.

- Consecuencias sociales: El clero sufrió un golpe muy duro. Desapareció la rama más poderosa –
el clero regular- y el secular pasó a depender de la dotación económica del Estado.
La gran nobleza no perdió su base económica en la que se apoyaba su influencia social, pues sus
propiedades feudales se convirtieron en propiedades burguesas. Surgió una nueva clase de
terratenientes formada por la burguesía rica de las ciudades que invirtió su dinero en la compra de
las tierras del clero. No fueron empresarios agrarios, sino terratenientes absentistas que vivían de
las rentas sin ocuparse de la explotación.
El efecto fue devastador para los campesinos, que se vieron perjudicados por la Ley Madoz, al no
poder utilizar las antiguas tierras comunales de forma gratuita. Pocos campesinos pudieron
comprar tierras desamortizadas. Además, muchos arrendatarios perdieron sus contratos y fueron
sustituidos por jornaleros, que aumentaron en número considerablemente. (En el censo de 1860
eran el 54% de la población activa agraria). Sus salarios eran muy bajos y tenían largos periodos de
paro. No se creó tampoco una nueva clase de medianos propietarios.

- Consecuencias en el patrimonio artístico que había estado bajo la custodia de la Iglesia pasó
a manos de particulares, sin ningún control, por lo que se pierde patrimonio de gran riqueza
cultural.

El Estado formuló disposiciones sobre la libertad de explotación agraria. Puso fin a los privilegios de la
Mesta, se fijó la libertad de propietarios y arrendatarios para estipular contratos. Se decretó libertad
de precios y de comercio interior de las mercancías.

El sector agrario se caracterizó por el retraso. En España no se produjeron las transformaciones


agrarias experimentadas en otros países, previas a la revolución industrial, conocidas como revolución
agrícola.

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Las razones son
- Estructurales: suelos, clima, recursos hídricos
- Sociales: desigual distribución de la propiedad y los efectos negativos de la forma en que
hizo la desamortización.
- Económicas: no había un mercado articulado, ni infraestructuras para su funcionamiento.

2. Cambios sociales: de la sociedad estamental a la de clases

La sociedad europea durante el siglo XIX se caracteriza, políticamente, por el desarrollo de monarquías
parlamentarias de carácter liberal y por la estructuración de nuevos Estados que se forman a partir de
los viejos imperios del siglo XVIII.
Desde un punto de vista social, este siglo se caracteriza por la sustitución de la sociedad estamental
del Antiguo Régimen por la nueva sociedad de clases, basada en los derechos individuales reconocidos
en las Constituciones. Viene determinado también por la Revolución Industrial, el incremento del
proletariado y las nuevas doctrinas sociales, que ponen en cuestión la sociedad capitalista.
En España el desarrollo político-social del primer tercio del siglo estuvo hipotecado por las secuelas de
la Guerra de la Independencia, que duraron mucho tiempo, y por el mantenimiento de estructuras
sociales anacrónicas hasta la muerte de Fernando VII.
El periodo que transcurrió desde las regencias de Mª Cristina y Espartero (33-43) hasta finales del
siglo XIX, podemos definirlo, como etapa de transición de la sociedad estamental, basada en privilegios,
a la liberal capitalista, que se consolidó en el periodo de la Restauración borbónica.
El nuevo bloque social dominante en España, formado por la nobleza latifundista y la burguesía
industrial y agrícola, estableció un programa político-económico-social para superar las arcaicas
estructuras del Antiguo Régimen, pero su ritmo fue lento, ya que pretendía mantener la posición de
este bloque en la sociedad.

Demografía

La población española creció de manera continuada durante el S.XIX, pero su ritmo fue más lento que
el de otros países europeos más industrializados. Los cambios sociales que van vinculados al proceso de
industrialización – aumento de población, desarrollo urbanístico, aumento del proletariado -
aparecieron más tarde y estas transformaciones se produjeron más lentamente.
La tendencia demográfica española de incremento poblacional sostenido se mantuvo porque
disminuyeron las tasas de mortalidad, fenómeno relacionado con la mejora de la alimentación, los
adelantos económicos y los avances médicos sanitarios. La desamortización y la desaparición de las
enfermedades tradicionales produjeron un aumento de la población a partir de 1840. Sin embargo, el
bajo ritmo de crecimiento de la población, más bajo que la media europea, se debió a que se
mantuvieron unas altas tasas de mortalidad, por las deficientes condiciones de salubridad, por escasa
asistencia sanitaria y, sobre todo, por el rebrote de cólera producido entre 1863 y 1865.

La novedad más sobresaliente, desde el punto de vista social en la España del S.XIX fue la emergencia
paulatina de la sociedad de clases, que desplazaba a la vieja sociedad estamental. En este periodo se
realiza la transformación institucional a través de las Constituciones.
Los fundamentos sobre los que se asentó la sociedad de clases fueron:
- La libertad del individuo
- El derecho a la seguridad en la propiedad
- Igualdad ante la ley (no hay privilegios)

Así, surgió una nueva sociedad de clases abierta y dinámica, con posibilidades de movilidad, pues
cualquiera, al menos en teoría, podía ascender o descender socialmente según su capacidad personal.
Los medios para mejorar en la escala social eran fundamentalmente el trabajo, el ahorro y el talento .
Estos, unidos a sus capacidades proporcionaban un mayor o menor éxito social, cuyo signo externo era
la propiedad. Según ella, se va estableciendo la pirámide social, es decir, según sus méritos propios, no
por nacimiento. Esto se utilizaba como argumento para imponer el sufragio censitario (votaban los más
“capacitados”).

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En la práctica los caminos más utilizados para ascender y hacer “carrera” fueron la oposición para ser
funcionario de la administración del Estado y el Ejército.

Clases:
 La nobleza

Mantenía la vigencia social. Aunque ya no tenía privilegios, era una élite asociada a la burguesía con un
gran poder económico y una fuerte influencia política.
Se le asignó el papel de ser puente y freno- a través del Senado- entre el Congreso y la monarquía.
Eran en su mayoría rentistas y absentistas. No mostraron interés por modernizar sus actividades
agrícolas. Por ello, había fuertes desequilibrios regionales entre las zonas agrícolas y las ciudades más
industrializadas.
Algunos títulos nobiliarios se concedieron por méritos militares (Narváez, O`Donnell) o por el éxito en
los negocios.

 La burguesía

Apoyó a Isabel II frente al carlismo. No desplazó a la aristocracia como clase dominante, sino que se
identificó con ella y aspiró a adquirir su rango y prerrogativas. Este bloque social estaba integrado por:

- La alta burguesía: industriales textiles catalanes (proteccionistas), financieros madrileños y


bilbaínos, empresarios mineros asturianos y andaluces, banqueros, hombres de negocios y
grandes exportadores. La burguesía comercial se instaló en los tradicionales puertos Barcelona,
Sevilla, Valencia, Cádiz o Santander. No fue un grupo muy numeroso en el reinado de Isabel II.
- Los latifundistas agrarios, muchos de ellos pertenecientes a la vieja nobleza, que, conservó sus
propiedades y participó en actividades financieras y agrarias. Eran de ideología moderada.
- Los altos cargos del Estado y los mandos militares.

Formaba una minoría exigua que controlaba el 90% de la riqueza de la nación. Se dedicaba a consolidar
las ventajas económicas y sociales logradas, se mezcló y logró integrar a la antigua nobleza y a los altos
mandos militares. Los rasgos característicos de la vida nobiliaria (propiedades, linaje familiar, modo de
vida propio de un rentista), se unieron a los de la alta burguesía que representaban el dinero y el éxito
económico. Muchos burgueses y militares fueron ennoblecidos.
Daban mucha importancia a la propiedad, a los convencionalismos sociales, con una moral
conservadora, basada en la moral católica. La vida pública (trabajo, negocios voto) era exclusiva del
varón (padre o esposo). La mujer, siempre supeditada al varón, ejercía su influencia en el hogar y
ejercía el papel de transmisora de los valores burgueses. Su formación no era universitaria (cultura
general, labores y tareas del hogar)

.
 La Iglesia

La Iglesia perdió, tras la revolución liberal, las bases económicas de su poder con la supresión del
diezmo y con la desamortización, que liquidó la práctica totalidad de sus bienes y propiedades
territoriales. Pasó a depender económicamente del Estado y perdió fuerza y poder político.
También su influencia sobre la vida pública se redujo por medidas, como la abolición de la Inquisición.
Pero siguió teniendo una gran fuerza y una sólida implantación social, aunque disminuyera el número
de fieles en la nueva clase obrera.
El número de miembros del clero disminuyó por medidas legislativas como la de supresión del clero
regular. (de150.000 a fines del XVIII a menos de 50.000 en 1864)
La Iglesia era considerada como un elemento útil para mantener el régimen político. Participaba en el
Senado desde 1845.

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 El Ejército: “los espadones”

El ejército tuvo un importante papel en la política durante el Régimen Liberal, desviando su actividad de
las funciones concretas que le reservaba la ley. Es un fenómeno nuevo. Entre 1833 y 1874 hubo una
intromisión activa y continua de los altos mandos militares en los asuntos de gobierno. Hicieron
pronunciamientos, que fueron sublevaciones militares para ocupar la presidencia del gobierno. Partían
de la convicción de que representan la voluntad de la nación, por lo que la toma del poder estaba
legitimada. Los Espadones o generales son los líderes de los principales partidos y ocupan la
presidencia del gobierno: Espartero, Narváez, O Donnell, Serrano, Prim).
El progreso en la carrera militar era uno de los medios que proporcionaba la oportunidad de ascender
socialmente.
Causas:
. Prestigio y popularidad de algunos generales conseguido en los numerosos conflictos bélicos.
. Debilidad del poder civil. Los partidos tenían pocos apoyos sociales. Se alcanzaba el poder por los
pronunciamientos.
. La clase media los aceptó como garantía para la guardia de su propiedad.
. Su unión con la nobleza, que desde sus orígenes había estado vinculada al mundo militar reforzaba
aún más su poder.
Eran monárquicos constitucionales – defensores de Isabel II- que debían mantener el orden social para
defender la libertad. Se consideraban defensores de la voluntad del pueblo.

 Las clases medias

Se pueden definir como los grupos sociales que tienen medios de trabajo manual propios, en su taller o
en su tienda y aquellos que tienen una formación intelectual y desarrollan su actividad en la prestación
de servicios de carácter burocrático (empleados, funcionarios) o en la enseñanza, o en profesiones
liberales. Eran grupos en pleno desarrollo. Las clases media rurales estaban representadas por
pequeños propietarios, que trabajan ellos mismos sus campos, lo que les permita mantener a su familia
y disponer de un pequeño ahorro para poder comprar más tierras.
. Eran defensores de la propiedad privada, de los derechos individuales y de participación política y de
la nueva economía industrial. Querían que se mantuviera la paz y el orden para los negocios.
Muchos no podían acceder al voto por falta de poder económico, pero, sin embargo, se consideraban
“capaces” políticamente.
No tenían conciencia de clase media. Eran el sustrato de la nueva mentalidad burguesa.

 Las masa populares: campesinos y proletarios

No formaban un todo unitario. Su composición era diversa con diferencias acusadas entre el campo y la
ciudad. Tenían muchas dificultades para acceder en la escala social.
Había dos grupos:
- El rural, es decir, la población campesina que era mayoritaria en España, que incluía una gran
diversidad: propietarios, arrendatarios y jornaleros, que constituían el 55% de la población agraria.
Como la rentabilidad de la agricultura nunca fue elevada, sus ingresos fueron bajos. Con
frecuencia, caso de los pequeños propietarios, los beneficios obtenidos no servían más que para
sobrevivir (hambre con malas cosechas) El caso de los jornaleros era aún más grave; además de
jornales insuficientes para mantener la familia, sucedía con mucha frecuencia que había largas
temporadas en las no tenían trabajo. Su número aumentó con la desamortización. Muchos se
unieron a las corrientes anarquistas.

- El urbano representado por los obreros industriales, que en 1860 representaban sólo el 4% de la
población activa.

Abundaba el trabajo infantil y femenino muy mal retribuido. El horario laboral era de diez o doce
horas, pero lo peor era el desinterés del Estado por la mejora de sus condiciones laborales. Las
primeras reformas laborales tuvieron lugar en1900.
El proletariado tenía graves problemas: La inseguridad (no había seguros. Si enfermaban perdían sus
ingresos), malas condiciones laborales (jornadas laborales larguísimas de más de 10 horas, salarios

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bajos por lo que tenían que trabajar también las mujeres y los niños que cobraban menos) habitat
precario (vivían en pequeñas casas alquiladas que a veces compartían varias familias. El hacinamiento
provocaba enfermedades frecuentemente).
- Sus actividades de ocio la desarrollaban en la calle: teatros ambulantes, bailes al aire libre... El
lugar de encuentro era la taberna. Las relacione entre ellos eran más libres que entre la burguesía
A lo largo del S.XIX se agravaron los conflictos sociales de campesinos se multiplican las huelgas de los
obreros que empezaban a asociarse y organizarse.
La incorporación de la mujer al trabajo fue escasa. En los núcleos rurales trabajaba en las faenas
agrícolas. En sector industrial tenían trabajos de baja cualificación y escasa remuneración. El servicio
doméstico fue el principal foco de trabajo.
Las clases populares tenían unas relaciones entre ellos más libres que las clases medias y altas.
Mantenían sus reivindicaciones y su agitación política, que iba en aumento.

Génesis y desarrollo del movimiento obrero en España.

Se denomina movimiento obrero al conjunto de movilizaciones y teorías que preconizan la


emancipación de los trabajadores en la sociedad capitalista.
Los orígenes del movimiento obrero en España se sitúan en 1840, cuando surgen las primeras
organizaciones de trabajadores en Cataluña: el tejedor Juan Muñiz lideraba la Asociación Mutua de
Obreros de la Industria Algodonera que promovió las primeras huelgas por mejoras salariales.
También hubo movimientos luditas (de destrucción de máquinas).
Durante la Década Moderada (1844-1854), el movimiento obrero se debatió entre la prohibición y
algún momento de tolerancia.
Con el Bienio Progresista (1854-1856) crecieron las esperanzas de conseguir la libertad de asociación
del incipiente movimiento obrero, que realizó la primera huelga general (Barcelona, julio de 1855).
Sus movilizaciones formaban parte de la llamada “cuestión social”.
El ideario demorrepublicano desplazó definitivamente al progresismo para las reivindicaciones
populares y aparecieron la primeras formulaciones socialistas. Destaca Sixto Cámara, periodista de
ideas próximas al socialismo utópico (fourierismo, republicano) que fundó el periódico La Asociación
que, junto con otras publicaciones, difundieron tendencias avanzadas preocupadas por la “cuestión
social”: el desarrollo económico de la última década y la politización popular habían ido configurando
una serie de reivindicaciones que encontraban ahora el entorno adecuado para expresarse.
Su descontento se asociaba a la carestía de la vida y condiciones de trabajo y desempleo.

El socialismo de Marx y el anarquismo de Bakunin se extendieron entre las clases populares en el


Sexenio Democrático, que se inició en el año 1868 con la Gloriosa Revolución, que expulsó a Isabel II
del trono español. Consiguieron, entonces, el derecho al voto y el derecho de asociación (Constitución
de 1869), que les permitiría formar parte de la AIT y unirse al movimiento obrero europeo.

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