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6.2.

EL REINADO DE ISABEL II (1833-1868): LAS


DESAMORTIZACIONES DE MENDIZÁBAL Y MADOZ. DE LA
SOCIEDAD ESTAMENTAL A LA SOCIEDAD DE CLASES.

La evolución de la sociedad española está ligada a los cambios que introdujo el


régimen liberal desde 1833, con la transición durante el periodo de regencias, y se
consolidará con el reinado efectivo de Isabel II, suponiendo el final del Antiguo
Régimen, sustituyendo la economía agraria típicamente feudal por una economía
capitalista, y la sociedad estamental por una sociedad de clases en la que la
propiedad marca la diferencia.

La medida económica más destacada, tomada por los gobiernos liberales durante el
siglo XIX es el proceso desamortizador. La revolución liberal burguesa actuó en
España sobre el sistema de tenencia y propiedad de la tierra. En el Antiguo Régimen
gran parte de las tierras eran vinculadas o amortizadas. Pertenecían a la nobleza,
Iglesia o municipios y no podían tributar ni ser enajenadas, lo que obstaculizaba su
capitalización y mejora.

Este proceso se produjo de manera discontinua a lo largo de un extenso periodo de


tiempo, impulsado o frenado según el signo político de los gobiernos. A pesar de
varios intentos de cambio del sistema señorial de propiedad en el siglo XVIII, hasta el
XIX no se produjeron de verdad, al desvincularse los bienes de la nobleza y
desamortizarse los bienes eclesiásticos y municipales:

Además de las desamortizaciones decretadas por el gobierno de José I y las Cortes


de Cádiz durante la Guerra de Independencia (1808-1814), sin apenas repercusión
debido al rápido retorno del absolutismo monárquico, como las del Trienio Liberal,
destacan la de Mendizábal (1835) y la de Madoz (1855) por la importancia de los
bienes a los que afectaron y la transcendencia que tuvieron. Juan Álvarez de
Mendizábal inició la desamortización de los bienes y tierras eclesiásticas amortizadas
en 1836. Para ello, se dictaron tres decretos: el primero suprimía todas las órdenes
religiosas (clero regular) excepto las que se dedicaban a la beneficencia; el segundo
declaraba todas sus propiedades como bienes nacionales (nacionalización); y el
tercero ponía en venta mediante pública subasta todos estos bienes.

La desamortización tuvo cuatro grandes objetivos: obtener ingresos para pagar la


guerra frente a los carlistas y subsanar el problema de la deuda pública, ampliar la
base social del liberalismo con los beneficiados por la compra de bienes
desamortizados, castigar al clero por el apoyo que las órdenes regulares realizaban al
carlismo y crear una clase media agraria de campesinos propietarios.

Los beneficiarios de estas ventas fueron los que tenían títulos de la deuda pública (se
podía pagar con títulos de ésta) y los burgueses y propietarios agrícolas que podían
invertir en la compra de tierras. Como resultado, los fondos obtenidos sirvieron para
pagar la guerra pero no solucionaron el grave problema de la deuda pública. Por otra
parte, se creó un foso entre el liberalismo y la opinión pública católica. Políticamente,
el liberalismo ganó adeptos entre la nobleza y la burguesía, grandes beneficiarios de
la desamortización, y Socialmente, no sirvió para mitigar la desigualdad social (la
mayor parte de los bienes desamortizados fueron comprados por nobles y burgueses
urbanos adinerados).

La última gran desamortización, iniciada en 1855 mediante una ley elaborada por
Pascual Madoz, afectó a las tierras de los municipios y supuso la liquidación
definitiva de la propiedad amortizada en España. Proponía, con la recaudación,
amortizar la deuda pública y equilibrar los presupuestos generales del Estado
evitando el déficit. También, dar un poderoso impulso al necesario proceso de
capitalización del campo, y subvencionar la construcción del ferrocarril, y crear un
nutrido grupo social agradecido al liberalismo que permita el sustento de éste.

Sus consecuencias fueron la privatización de los bienes propios y comunales,


normalmente explotados por campesinos con pocos recursos, que acababa con el
recurso a esos bienes (adicionales) para subsanar las condiciones campesinas y la
auto-financiación de ayuntamientos con ingresos que desaparecían, afectando a sus
servicios, por ejemplo, la enseñanza pública.

Ambas desamortizaciones cambiaron de forma radical la situación del campo


español, siendo sus tierras mejor explotadas. Cabe mencionar un aumentó en la
producción y la productividad, y su abastecimiento a un mercado interior en
crecimiento. Lamentablemente, el desigual reparto de la propiedad de la tierra
siguió siendo problema clave de la sociedad y la economía española.

Con la revolución liberal y la industrialización se fue creando una moderna sociedad


industrial de clases. Los estamentos nacidos en la Edad Media y vigentes durante
toda la Edad Moderna desaparecieron cuando las nuevas leyes impusieron la
igualdad jurídica que ponía fin a los numerosos privilegios (económicos, jurídicos y
sociales) otorgados por el nacimiento, los títulos o la pertenencia al clero. En el
nuevo sistema liberal todos los grupos sociales pagaban impuestos, eran juzgados
por las mismas leyes y gozaban de iguales derechos políticos.

Los cambios propiciados por el liberalismo permitieron que las diferencias sociales se
establecieran en función de la riqueza, recursos económicos del individuo y no de su
situación legal. Los ciudadanos quedaron adscritos a una determinada clase social.
Naciendo así la sociedad de clases.

En la España liberal del siglo XIX se constituyeron tres grupos sociales heterogéneos:

 Las clases dirigentes, poseedoras de alguna forma de riqueza urbana,


industrial o agraria proveniente de sus propiedades, rentas o capitales, o del
trabajo, se estructuraron como una simbiosis entre la antigua aristocracia y
los nuevos grupos burgueses. Son la nueva oligarquía que tiene el poder
económico e impone las formas culturales. Dentro de este grupo
encontramos:
− La alta nobleza, un pequeño grupo que aumentó su poder económico
que supo mantener su prestigio y su poder económico conservando la
mayoría de sus tierras, convertidas en propiedad privada, e incluso
adquiriendo otras nuevas tras la desamortización. Su influencia política
les permitió intervenir directamente en asuntos de estado (camarillas)
durante el reinado de Isabel II, consiguiendo privilegios.
− La pequeña nobleza perdió su principal privilegio, la exención del pago
de impuestos. Sus tierras y propiedades eran escasas y tuvieron que
pasar a ejercer actividades diversas diluyéndose en el grupo de
medianos propietarios agrarios.
− El clero, principal perdedor de la revolución liberal, perdió su principal
fuente de ingresos, el diezmo, y el monopolio de la enseñanza.
− La alta burguesía, una clase rentista ligada a los negocios, el comercio,
la banca y el capital extranjero, que sirvió de enlace con el poder central
en las provincias.

 Clases medias: tratan de abandonar el peligro de la pobreza y ascender


socialmente al grupo superior.
− En ellas se encuentran la media y baja burguesía, representantes del 5-
10% de la población, agrupando a medianos propietarios de tierras,
comerciantes, pequeños fabricantes, profesionales liberales y
empleados públicos. Su riqueza era menor que la de las clases dirigentes
y sus ingresos eran desiguales y dependían de la marcha de sus negocios.

 Clases populares: integradas por aquellos que sólo poseían el salario que
obtenían con su trabajo manual.

− En el ámbito rural, la población campesina siguió siendo numerosa,


perviviendo la figura del campesino sin tierras (jornalero) que, junto a
arrendatarios y pequeños propietarios, supusieron más del 60 % de la
población.
− En el ámbito urbano, pervivieron durante buena parte del siglo los
artesanos tradicionales, que elaboraron gran parte de los productos
manufacturados ante la falta de la industria Los más humildes solían ser
los empleados domésticos, con largas jornadas laborales y escasos
salarios.

La aparición de la industria supuso el nacimiento del proletariado, especialmente


vinculado a la industria textil catalana y la siderurgia vasca, cuyo número aumenta
durante todo el siglo, llegando a ser en torno al 18% del total de la población en
1910.

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