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6.2. EL REINADO DE ISABEL II (1833-1868): LAS DESAMORTIZACIONES DE MENDIZÁBAL Y MADOZ.

DE LA
SOCIEDAD ESTAMENTAL A SOCIEDAD DE CLASES.

El establecimiento del régimen liberal en España a partir de 1833 tuvo importantes consecuencias en la economía y en la
sociedad que se traducen en la expansión del capitalismo y en el cambio de la sociedad estamental por la sociedad de
clases, que se produjeron más lentamente que en Europa. La evolución económica se enmarca en el contexto de la
revolución industrial iniciada por Reino Unido. El siglo XIX en España fue un siglo de lento crecimiento económico y
atrasa debido a la escasa industrialización. Los principios económicos y sociales del liberalismo parten de los derechos
del individuo. Así la propiedad es un derecho fundamental del individuo cuyo fin último es su bienestar. La labor del
Estado es garantizar la inviolabilidad del derecho de la propiedad, proporcionar la libertad para conseguirla y defender la
igualdad de oportunidades.

Las transformaciones económicas se inician en el sector agrario, ya que era la principal fuente de riqueza en el Antiguo
Régimen. El objetivo era liberar la propiedad inmovilizada en “manos muertas” de la nobleza y el clero para permitir así
que pasara a propietarios individuales (1835-1860). Durante el gobierno de Calatrava (1835-1837), en la regencia de Mª
Cristina, primero como ministro de Hacienda y posteriormente como ministro de la gobernación se promulgaron leyes
para desvincular las tierras de los nobles con la abolición de los señoríos (Ley de 1836). Pasan de ser “señores” a
propietarios de pleno derecho y se prohíben las órdenes religiosas en 1836. Se suprimen los Mayorazgos (1841).

También se lleva a cabo la desamortización de las propiedades del clero y de los municipios: Desamortización de
Mendizábal: tierras del clero. (1836-1837) promulgó varias leyes para suprimir el clero regular e incautar sus bienes que
se convirtieron en “bienes nacionales” y fueron puestos a la venta al mejor postor. Los objetivos eran: conseguir recursos
financieros para enfrentarse con el carlismo, crear una nueva clase de campesinos proletarios y atraerlos al liberalismo y
cambiar la estructura de la propiedad eclesiástica. Sólo consiguieron fondos para la guerra carlista. Desamortización de
Madoz: en 1855 Pascual Madoz decreta la desamortización de las tierras comunales del “propios y del común” con la
Ley del 1 de mayo. El objetivo era conseguir fondos para la industrialización del país y obras públicas (ferrocarril). El
propietario no era el Estado, sino los ayuntamientos. La burguesía con dinero fue la gran beneficiaria, aunque la la
participación de los pequeños proletarios de los pueblos fue más elevada.

Consecuencias de la desamortización:
     Económicas: no se realizó ninguna reforma agraria. Aumentó la superficie cultivada y la explotación fue extensiva. El
mercado interior estuvo mejor abastecido, ya que aumentó la producción de cereales, pero no aumentó la productividad
por hectárea, ni se formaron empresas agrarias de tipo capitalista. Aumentó la especialización. Los fondos obtenidos
fueron insuficientes, y por el Concordato de 1851 aumentó la deuda pública por el compromiso del Estado de financiar al
clero secular.
     Sociales: El clero sufrió un duro golpe con la desaparición del clero regular y el secular pasó a depender
económicamente del Estado. La gran nobleza no perdió su base económica y surgió una nueva clase de terratenientes
formada por la alta burguesía que invirtió su dinero en la compra de las tierras del clero. El efecto fue devastador para
los campesinos, pocos pudieron comprar tierras desamortizadas, muchos arrendatarios perdieron sus contratos y el
número de jornaleros aumentó. Sus salarios eran muy bajos y tenían largos periodos de paro. No se creó tampoco una
nueva clase de medianos propietarios.

El sector agrario se caracterizó por el retraso. En España no se produjeron las transformaciones agrarias
experimentadas en otros países, previas a la revolución industrial, conocidas como la revolución agrícola.

Desde un punto de vista social, este siglo se caracteriza por la sustitución de la sociedad estamental del Antiguo
Régimen por la nueva sociedad de clases, basada en los derechos individuales reconocidos en las Constituciones. Viene
determinado también por la Revolución Industrial, el incremento del proletariado y las nuevas doctrinas sociales. El
nuevo bloque social dominante estaba formado por la nobleza latifundista y la burguesía industrial y agrícola.

En el aspecto demográfico, la población española creció de manera continuada durante el S.XIX, pero su ritmo fue más
lento que el de otros países europeos más industrializados. El incremento poblacional sostenido se mantuvo porque
disminuyeron las tasas de mortalidad, la mejora de alimentación, adelantos económicos y avances médicos. El el S. XIX
se estableció la sociedad de clases, que desplazaba a la vieja sociedad estamental. Lo fundamentos sobre los que
asentó la nueva sociedad de clases fueron: la libertad del individuo, el derecho a la seguridad en la propiedad y la
igualdad ante la ley. Los medios para mejorar en la escala social eran fundamentalmente el trabajo, el ahorro y el talento
cuyo signo externo era la propiedad. Esto se utilizaba como argumento para imponer el sufragio censitario (votaban
los más “capacitados”).

Los liberales consideraban muy importante fomentar la educación para conseguir el progreso de la sociedad. En 1857
se promulgó la ley de Instrucción Pública (Ley Moyano). Organizaba la enseñanza en sus tres niveles siguiendo el
modelo francés. La enseñanza primaria era obligatoria. El índice de analfabetismo era muy alto. A mediados de
siglo, aproximadamente el 70 % de la población no sabía ni leer ni escribir. Es una de las principales rémoras para el
desarrollo español y se mantuvo hasta muy entrado el siglo XX. .

Clases:
La clase alta mantenía la vigencia social. Aunque ya no tenía privilegios, era una élite asociada a la burguesía
con un gran poder económico y una fuerte influencia política. Eran en su mayoría rentistas y absentistas. No
mostraron interés por modernizar sus actividades agrícolas. Por ello, había fuertes desequilibrios regionales entre
las zonas agrícolas y las ciudades más industrializadas. Algunos títulos nobiliarios se concedieron por méritos
militares (Narváez, O`Donnell) o por el éxito en los negocios.
La burguesía Apoyó a Isabel II frente al carlismo y no desplazó a la aristocracia, sino que se identificó con ella. Estaba
integrado por: la alta burguesía: industriales textiles catalanes, financieros madrileños y grandes exportadores, y la
burguesía comercial. Los latifundistas agrarios eran de ideología moderada y los altos cargos del Estado y los mandos
militares. La burguesía formaba una minoría exigua que controlaba el 90% de la riqueza de la nación. Daban mucha
importancia a la propiedad y a los convencionalismos sociales, con una moral conservadora. La vida pública era
exclusiva del varón. La mujer ejercía su influencia en el hogar y ejercía el papel de transmisora de los valores burgueses.
Su formación no era universitaria.
La Iglesia perdió, tras la revolución liberal, sus bases económicas con la supresión del diezmo y la desamortización, y
pasó a depender económicamente del Estado. También perdió su fuerza, poder político e influencia sobre la vida pública,
pero siguió teniendo una sólida implantación social.
El Ejército (“los espadones”): tuvo un importante papel en la política (1833 y 1874) que hubo una intromisión activa y
continua en el gobierno. Hicieron pronunciamientos que partían de la convicción de que representan la voluntad de la
nación. Los Espadones son los líderes de los principales partidos y ocupan la presidencia del gobierno: Espartero,
Narváez, O Donnell, Serrano, Prim. El progreso en la carrera militar era uno de los medios para ascender socialmente.
Su presencia en la política se debe a su prestigio y popularidad por los conflictos bélicos, la debilidad del poder civil, que
la clase media los aceptó como garantía para la guardia de su propiedad y su unión con la nobleza. Eran monárquicos
constitucionales.
Las clases medias están formadas por los grupos sociales que tienen medios de trabajo manual propios y tienen una
formación intelectual. Desarrollan su actividad en la prestación de servicios de carácter burocrático, en la enseñanza, o
en profesiones liberales.  Querían que se mantuviera la paz y el orden para los negocios. Muchos no podían acceder al
voto por falta de poder económico, pero, sin embargo, se consideraban “capaces” políticamente.
Las masas populares: su composición era diversa con diferencias acusadas entre el campo y la ciudad, y tenían
muchas dificultades para acceder en la escala social. Desarrollaban sus actividades de ocio en la calle. Había dos
grupos: El rural, la población campesina, que era la mayoritaria en España: propietarios, arrendatarios y jornaleros. Sus
ingresos fueron bajos y tenían largas temporadas de paro. Su número aumentó con la desamortización. Muchos se
unieron a las corrientes anarquistas. El urbano, los obreros industriales, en 1860 representaban sólo el 4% de la
población activa, por el retraso de la industrialización en España. Abundaba el trabajo infantil y femenino muy mal
retribuido. El horario laboral era de diez o doce horas, y tenían graves problemas: La inseguridad, las malas condiciones
laborales y el hábitat precario.

Los orígenes del movimiento obrero en España se sitúan en 1840, cuando surgen las primeras organizaciones de
trabajadores en Cataluña, se promueven las primeras huelgas para mejoras salariales, también hubo movimientos
luditas (de destrucción de máquinas). Durante la Década Moderada (1844-1854), el movimiento obrero se debatió
entre la prohibición y algún momento de tolerancia. Con el Bienio Progresista (1854-1856) crecieron las esperanzas
de conseguir la libertad de asociación. En Barcelona de 1855 se realizó la primera huelga general. Sus
movilizaciones formaban parte de la llamada “cuestión social”. Los demócratas y republicanos toman las
reivindicaciones populares y aparecieron las primeras formulaciones socialistas con Sixto Cámara.

Durante el Sexenio Democrático el socialismo de Marx y el anarquismo de Bakunin se van a extender entre las
clases populares. Tras Revolución Gloriosa de 1868 se expulsó a Isabel II del trono español y se conseguirá el
derecho al voto y el derecho de asociación que les permitiría formar parte de la AIT y unirse al movimiento
obrero europeo.

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