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UNIDAD 4.

LA MUERTE

Competencia

Identificar las manifestaciones


que se presentan en el proceso
de la muerte, tanto para fines
legales como para la donación de
órganos, mostrando un marco de
respeto y ética profesional.
Hablando de la Muerte de un organismo complejo, como
lo es el hombre, y no de la Muerte celular, algunos
autores mencionan tres estadios de muerte:

• Muerte Aparente: puede aparecer un sincope prolongado, o el paciente


puede estar en coma profundo, sin conocimiento ni respiración, con sus
actividades cardiacas y circulatorias débiles y difíciles de notarse, pero es
una etapa en la que generalmente son eficaces las terapias usuales de
reanimación.
• Muerte relativa o Clínica: hay suspensión completa y prolongada de la
circulación el paciente está muerto prácticamente y se puede enterrar. Sin
embargo, ciertos medios de resucitación pueden hacer que reaparezcan
actividades vitales.
• Muerte Individual u Orgánica Absoluta: cuando la alteración de algunos
órganos vitales es tal, que se hace imposible restaurar las funciones
vitales. Progresivamente se llega a la Muerte total en la que el cadáver
comienza el proceso de putrefacción.
Si hablamos de signos de la Muerte podemos enunciar:

• falta total de respiración,


• ningún latido cardiaco,
• inmovilidad total,
• insensibilidad ante cualquier estimulo,
• inercia en los miembros,
• caída de la mandíbula,
• relajamiento de esfínteres,
• dilatación de las pupilas,
• palidez,
• apertura de ojos,
• enfriamiento.
4.1 Manifestaciones previas a la muerte clínica.

Medicamente hablando, conforme nos acercamos al momento de la


agonía, se deben intensificar más que los cuidados de la terapia intensiva,
los cuidados paliativos.

• Kübler-Ross refiere que la importancia de que el moribundo sepa y sienta el afecto real,
la presencia conmovida, de sus seres queridos. En contra esta un estudio (Ventafridda,
1990), que cita a Bejarano y que muestra que el 53% de ciento veinte pacientes en fase
terminal padecieron síntomas insoportables que solo se controlaron con sedación.
Parece ser, dice el mismo autor, que hacia la última semana de vida existe una tendencia
al incremento de síntomas ya preexistentes y la aparición de otros nuevos.
De acuerdo con lo que señala Bejarano, existe la
presencia de algunos de estos síntomas, aunque no
precisamente tengan que ocurrir todos o ser en la
siguiente secuencia:

• Dolor: es importante en muchos casos la recta elección de analgésicos, como


serian opioides en problemas de cáncer.
• Alteraciones respiratorias: pueden surgir por una crisis de pánico, o por episodios
de ansiedad, lo que hace muy importante la presencia de un Tanatólogo que ayude
a que se tranquilicen el enfermo y sus familiares.
• Disnea: (Frecuente) hay que librar al paciente de esa sensación de falta de aire,
quizá con una corriente de aire fresco y frio que pase por su cabeza, un ventilador
o aplicación de oxigeno.
• Confusión-Delirio: por la disminución del riego sanguíneo cerebral, lo que provoca
anoxia cerebral entre otras cosas.
• Inquietud-Agitación: surgen por dolor, por la incapacidad de orinar o defecar, por la
excesiva debilidad que impide el movimiento.
• Actividad muscular anormal: con relativa frecuencia se presentan sacudidas
musculares (que puede ser por los fármacos).
• Hemorragias: en algunas ocasiones aparecen de forma muy dramática.
• Sudoración profusa: muchas son las causas por las que llega la diaforesis, como la
debilidad propia del moribundo, algunos fármacos, ansiedad, etc.
4.2 Manifestaciones de muerte clínica.

Hipócrates, en su famosa otra “De Morbis”, nos habla de los signos


inequívocos de Muerte: “Frente arrugada y adusta: ojos hundidos, nariz
puntiaguda rodeada de una coloración negruzca, sienes hundidas, huecas
y arrugadas, las orejas rígidas y hacia arriba; los labios colgantes; las
mejillas hundidas, el mentón arrugado y contraído, piel seca, lívida y
plomizada. Pelo de las ventanas de la nariz y pestañas salpicadas de una
especie de polvo blanco opaco: rostro fuerte, contracturado, no
reconocible”.
Ahora se diagnostica la Muerte de una persona cuando se
demuestra la existencia de un daño encefálico irreversible: se
le llama Muerte Cerebral. La cual es diferente a los estados
vegetativos persistentes en los que el daño este
fundamentalmente a nivel de los hemisferios cerebrales.
Criterios sobre la muerte cerebral

El Informe de Harvard fue el primer informe difundido y aplicado, y


constituyo el modelo básico (1968). Sus criterios son:

1) Coma, con ausencia de respuesta a ningún estimulo.


2) Apnea, comprobable por el retiro del ventilador durante tres minutos a partir de
un estado de normocapnia (tensión normal de bióxido de carbono en la sangre)
previa, con ausencia de todo movimiento muscular somático.
3) Ausencia de reflejos cefálicos y de actitud corporal.
4) Ausencia de reflejos espinales (cualquier reflejo cuyo arco esté conectado con un
centro de la medula espinal).
5) Electroencefalograma plano, cuyo registro dure un mínimo de diez minutos.
6) Persistencia de estos criterios durante veinticuatro horas.
7) Ausencia de intoxicación por frogas depresoras del SNC y de hipotermia menor de
32.2oC
4.3 Manifestaciones posteriores a la muerte clínica.

Después de cinco a diez minutos de anoxia (insuficiencia de suministro de


oxigeno en los tejidos) comienza a aparecer, progresivamente la
putrefacción en el cerebro. La putrefacción es el signo tardío y absoluto de
la Muerte y la fase más dramática del proceso tanático.
La muerte se vive como una ruptura doble: la del difunto que rompió con la
vida y la de los familiares que se sienten aislados, aunque sea temporalmente,
por la sociedad.

• Hay rupturas felices como la del nacimiento,


o las hay que nos proporcionan descanso
como la del sueño, o tristes, como cuando el
ser querido parte para un largo viaje.
• Quizá, por ser la Muerte la peor de las
rupturas, la equiparamos, negándola en
nuestro lenguaje común, con un nacimiento,
o con el sueño, o con un viaje.

• Una de las razones es, porque siempre nos


deja un cadáver, que es algo humillante, que
es el símbolo de ausencia y ante todo,
anuncio de la putrefacción cercana.
• La muerte es un proceso biológico.
Siempre se muere por autointoxicación
del organismo.

• Muerte Sistémica: dependerá de la


complejidad de su organización; estará
inscrita, igualmente, en el patrimonio
genético que fije la duración de la
existencia. Resultara de los errores de
información en los intercambios de las
moléculas principales (Muerte cuántica).
El hecho es que todo lo que nace debe
morir, y el proceso es Muerte,
cadaverización, putrefacción y
mineralización.

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