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Material de estudio
Primera parte
1
ibidem
Conocer y poder transferir a las prácticas este enfoque significa pensar al profesor
y su propuesta educativa de enseñanza apoyada en TIC con posibilidades de:
Preocuparse por reconocer en el sujeto que aprende, sus capacidades,
potencialidades y dificultades particulares, tomando contacto con la
variedad de contextos de origen.
Posibilidad de reconstruir y dar significado a la multitud de información
que obtiene en los múltiples medios de comunicación de la sociedad del
siglo XXI y desarrollar las competencias para utilizar de forma
inteligente, crítica y ética la información.
Considerar que vamos en camino de cuestionar el monopolio del libro
de texto como fuente única del conocimiento lo que significa estimular la
búsqueda de nuevas informaciones a través de variadas fuentes y
tecnologías, así como la reflexión y el contraste crítico permanente de
los datos.
Organizar tareas y actividades que impliquen la utilización de la
tecnología que demanden el desarrollo de procesos de aprendizaje
colaborativo entre los alumnos de la clase
Visualizar la relación docente-alumno como un vínculo “asimétrico” que
no implica jerarquías, sino la posibilidad de que el aprendiz pueda
aprovechar los conocimientos, experiencias del experto conformados en
“andamios” para el aprendizaje. Esta situación de asimetría descansa en
“el acceso diverso a los resortes que permiten regular las actividades,
definir los objetivos de la tarea, los pasos a seguir en su resolución, los
criterios para evaluar la calidad, logros, etc...Los andamios provistos
cumplirían funciones como: mantener la orientación hacia las metas
buscadas, subrayar aspectos críticos de la tarea, etc.”2
Generar estrategias de acompañamiento del aprendizaje; un
acompañamiento que estimule y que promueva reajustes durante la
marcha.
Seguimiento que no implica control sino la búsqueda de espacios de
comunicación e interacción.
2
Baquero Camilloni y otros: Debates constructivistas. Edit. Aique. 2001
Resignificar la concepción de evaluación, superando la idea tradicional
que solo “prueba” lo adquirido o logrado. Por el contrario se apunta a
descubrir posibilidades de desarrollo de las capacidades superiores. En
lugar de centrarse en lo que ya aprendió, atender a lo que podría lograr
con ayuda del docente o sus pares.
Es concebir coherencia e integración entre la propuesta de los materiales
didácticos, en las estrategias de enseñanza, en las actividades de aprendizaje y los
soportes comunicacionales poniendo el acento en las intervenciones didácticas,
potenciando espacios para la construcción y co-construcción de conocimientos a
través de estrategias que generen nuevas orientaciones, nuevas competencias y
fundamentos para la elaboración de criterios en la autogestión de los aprendizajes
y la regulación del propio ritmo de avance.
En este sentido, cobran relevancia las estrategias didácticas de intervención
docente, las herramientas, los recursos, los medios de enseñanza que
seleccionemos, desde las nociones de mediación simbólica y relacional, generando
espacios educativos en una distancia transaccional óptima que resignifique el
proceso de comunicación con la integración de las TICs.
Aquí nos parece importante rescatar la definición de (San Martín Alonso, 1995:
240) acerca de los materiales didácticos. Este autor los define como “todos aquellos
artefactos capaces de articular diferentes formas de representación simbólica
(libros, videos, ilustraciones, etc.), instrumentos para la realización de diferentes
tareas (observación, experimentos, cálculos, simulaciones, etc.) y los que sirven
como referentes directos (objetos, modelos, etc.) que incorporados a las
estrategias de enseñanza y aprendizaje coadyuvan a la reconstrucción del
conocimiento aportando significaciones parciales de los conceptos y nociones que
integran el currículum”
Por su parte, Escudero (en Área Moreira, 1994) nos dice que entenderemos como
medios de enseñanza a cualquier recurso tecnológico que articule en un
determinado sistema de símbolos ciertos mensajes con propósitos educativos o
informativos. El autor incluye en dicha categoría los medios gráficos (textos,
manuales, el diario), los medios audiovisuales (video, cine y TV) y los medios
informáticos.
Estas definiciones nos hacen pensar reflexivamente que la incorporación de un
recurso supone un momento especial en la toma de decisiones del proceso
metodológico, es parte estructurante de la actividad de enseñanza, no se trata de
un mero complemento y es necesario considerar en su elección las características
propias de cada uno de ellos para ser recontextualizado en la propuesta de
enseñanza.
Las nuevas tecnologías han dado origen a nuevas formas culturales, nuevos modos
de conocer y nuevas formas de aprender. Sin embargo, la relación pedagógica sigue
y seguirá siendo insustituible.
Segunda Parte
5. ¿Qué es la tecnología?
Los docentes se desempeñan como educadores en un escenario atravesado por
complejas demandas vinculadas a un imperativo tecnológico que se presenta como
neutral y absoluto.
En este contexto resulta imprescindible ofrecer a los profesores las oportunidades
de desarrollar las herramientas teórico/conceptuales necesarias para analizar el
mismo y asumir lugares de liderazgo al interior de las instituciones educativas que
recuperen el tema de la tecnología desde una perspectiva crítica.
Lo expresado hasta aquí me permite seguir sosteniendo que las modalidades de
desarrollo tecnológico están vinculadas íntimamente con las configuraciones
culturales de las sociedades y con los rasgos culturales que las caracterizan.
La cuestión central estriba en que analicemos y reconozcamos, como ciudadanos y
docentes, la importancia de cuestionarse el papel fundamental que, sin lugar a
dudas, sigue jugando la tecnología en nuestras realidades.
Para hacerlo será necesario recurrir a dimensiones de análisis y categorías
provenientes de miradas diversas y complementarias sin dejar de tener presente la
vigente afirmación de N. Burbules (2001) en torno a que el vínculo de las personas
con las tecnologías es relacional, las usamos y nos usan. Como ciudadanos somos
modificados de un modo específico, cultural y psicológico por ellas. Asimismo, las
tecnologías cambian como consecuencia de las pautas de uso con las que se las
aplica, las formas en que los ciudadanos piensan y hacen con ellas, así como los
problemas y expectativas cambiantes que generan.
Me parece oportuno recobrar conceptos como tecnología, técnica, habilidades,
prácticas de uso, objeto tecnológico, hecho tecnológico, cultura que considero,
constituyen puertas de acceso para la comprensión de los vínculos entre la
tecnología y la sociedad en la que estamos viviendo. Además, permiten analizar los
cambios del mundo actual, centralmente, desde las miradas que nos ofrecen los
estudios socioculturales y desde la perspectiva de los estudios CTS (Ciencia-
Tecnología – Sociedad).
Establecen una sólida base en torno a estudios, problemas que permiten
considerar la ciencia y la tecnología como fenómenos claves de la humanidad,
centrando la atención en la interacción de éstas con los ámbitos sociales,
económicos, políticos y culturales, como fenómenos que tienen lugar en la sociedad
y no en un terreno básicamente aislado o independiente de ella.
Me adentro en estas nociones desde el convencimiento de que la ciencia, la
tecnología, la sociedad y la cultura constituyen sistemas interconectados que,
conjuntamente, poseen vínculos y procesos que los unen. Todas ellas se relacionan
de manera multifacética, compleja y poliédrica. Requieren una intensa
colaboración entre expertos procedentes de disciplinas diversas, así como la
necesidad de elaborar un terreno conceptual y temático común que permita
comprender mejor la naturaleza y el desarrollo de las tecnologías y su poder como
manera de controlar la incertidumbre.
El protagonismo de las tecnologías invita a pensar los modelos actuales bajo los
cuales se imaginan la educación, la salud, la economía, el empleo y diversas
dimensiones de nuestra vida social e individual.
Resulta interesante, entonces, explorar y analizar las marcas, las huellas y los
efectos de la ciencia y la tecnología en la estructura social, en el pensamiento, en la
cultura en general y, desde este marco, estudiar las tecnologías digitales y
comprender aspectos esenciales de la sociedad, la cultura y el sistema educativo.
Uno de los enfoques existente para analizar el vínculo educación y tecnologías
consiste en reducirlas a sus aspectos instrumentales lo que implica considerarlas
como un medio más en el bagaje de recursos y herramientas que tenemos los seres
humanos sin mirar y contextualizar a cada una de ellas dentro de un marco más
amplio. Aquí resulta importante recordar que las tecnologías tienen propiedades
inherentes que no resultan neutrales.
Ahora bien, la técnica es necesaria para fabricar la tecnología y utilizarla con
diferentes propósitos. Una cuestión clave para entender a las herramientas es
pensar cuándo y cómo éstas se generan ya que la fabricación de las mismas conjuga
una serie de aspectos tales como aprender a tomar decisiones, utilizar estrategias,
resolver problemas.
No debemos olvidarnos que una herramienta, un instrumento, un objeto cultural,
una tecnología es un producto de las condiciones sociales, económicas y culturales
de una época y de un país.
El contexto histórico es fundamental para explicar su surgimiento y su utilización.
El contexto social actúa como un motor decisivo no sólo de la innovación sino
también de la difusión y generalización de dicha herramienta y la misma siempre
se produce en contextos concretos. Ya en el año 1995 Manuel Castells afirmaba “el
cambio tecnológico tan sólo puede ser comprendido en el contexto de la estructura
social dentro de la cual ocurre.”(p.5)
M. Gallino (2007) y C. Lion (1995) coinciden en analizar que la palabra
«Tecnología» es un vocablo compuesto de dos raíces etimológicas del griego: Tecne
y Logos. La primera significa arte, artesanía, destreza, actividades que conllevan la
idea de poner en práctica el conocimiento –noción más ligada a la técnica- y la
segunda, hace referencia al tratado sistemático y riguroso de algo –noción más
ligada a la ciencia-.
La tecnología es socialmente relativa y el producto de las elecciones técnicas, de las
prácticas de uso que realizamos con los diferentes artefactos, herramientas,
objetos es un mundo que respalda el modo de vida de los diferentes grupos que
componen una sociedad.
La gran cantidad de conocimientos, técnicas, herramientas y artefactos valiosos
para la humanidad que se han desarrollado invitan realizar una mirada que nos
permita identificar dos aspectos: los objetos con sus características y posibilidades
propias, por un lado, y, por el otro, su incorporación a la sociedad a través de redes
técnicas - histórica, social y culturalmente articuladas-, operando una relación
dialéctica entre ambos aspectos en donde intervienen cuestiones objetivas y
subjetivas, se influyen y condicionan mutuamente y en donde se contemplan los
valores sociales propios de la estructura político cultural que da cabida a los
artefactos. (Feenberg, 2005).
El concepto de herramienta viene ligado al concepto de tecnología ya que la misma
puede ser considerada como un instrumento que tiene la capacidad de transformar
algo. Las herramientas no son inocuas, no son neutrales están imbricadas,
incrustadas en lo social lo que nos hace no disociar lo tecnológico de lo social, lo
cultural y nos permite no separar los productos de quien los usa, cómo y para qué,
las prácticas de uso, las técnicas le dan una función a los objetos.
Este planteo deja explícita la doble naturaleza de los objetos, de los artefactos: por
un lado, son objetos con una estructura física definida, y por el otro, son objetos
portadores de una o diferentes funciones dentro de un contexto humano de uso. La
estructura y la función configuran al artefacto y lo convierten en un objeto cultural
como resultado tanto de su construcción física como de su construcción social.
(Kroes, 2009). Esto implica considerar que cada objeto lleva incluida en su forma
física una predisposición a ser utilizado de ciertas formas y no de otra que van de
la mano con su historia y momento de desarrollo y posterior utilización, lo que da
cuenta de su no neutralidad.
Complementariamente a lo expresado hasta aquí, pienso a las técnicas con una
naturaleza fuertemente social, con una dimensión hermenéutica, como un conjunto
de procedimientos creados por la humanidad para resolver sus necesidades y para
representar y reflejar sus ideas. No como un accionar mecánico, no como un saber
puramente práctico sino como acciones intencionales, como un saber social que
habilita para la acción.
Las mismas se transmiten de manera más subjetiva, tácita, implícita y entran a
formar parte de la identidad de cada sujeto. Son producciones culturales, son
históricas, idiosincráticas, que arrastran modos de uso sociales e históricos.
Incluyen las habilidades, los conocimientos prácticos, las destrezas, los dominios,
los modos de hacer en torno a un objeto. Dependen de un contexto social, cultural.
Se dan en un tiempo y en un espacio.
Es por ello que no se puede escindir sujeto del objeto y de los procesos de
interiorización que realiza aquel de éste y que implica un grado de dominio de las
habilidades para apropiarse del objeto, la herramienta y que, en este interjuego,
las herramientas se metan en nuestras formas de ser, en las maneras y
concepciones de mundo que cada sujeto construye.
Ahora bien, necesitamos las tecnologías para vivir del mismo modo que
necesitamos alimentarnos o vestirnos. Por eso es necesario mantener una actitud
reflexiva ante lo que hará cada nueva tecnología y también hacia lo que deshará.
Es necesario reconocer también que cada tecnología tiene un cuaderno que le es
propio y nos da las instrucciones acerca de cómo cumplir con su propio destino
técnico. Esto no merece subestimación y merece nuestra comprensión. Al respecto
Postman (2006, p.146) nos advierte “no siempre hay que ir exactamente en la
dirección que nos indica una tecnología. Tenemos obligaciones contraídas con
nosotros mismos que se pueden superponer a las obligaciones con cualquier
tecnología.”
Es por ello que considero necesario construir y producir conocimientos y
respuestas responsables en torno a cada objeto tecnológico para lo cual
necesitamos conocimiento de la historia de la tecnología, de los efectos sociales de
la tecnología y de los principios que gobiernan el cambio tecnológico.
Para cerrar este apartado resultan interesantes las preguntas que realiza Postman
(2006)
“¿qué problemas soluciona una nueva tecnología? ¿de quién es el problema? ¿
qué problemas nuevos se crean al solucionar uno viejo? ¿qué personas e
instituciones pueden ser dañadas? ¿qué cambios se producirán en el lenguaje
como consecuencia de ello? ¿a quién se le darán nuevos poderes?” ( p.155)
Tercera parte
6. ¿Qué es un aula?
Hablar de aulas virtuales es un tema que merece una mirada histórica para
comprender su esencia intrínseca. En primer lugar, es necesario reconsiderar el
término aula que aparece ligado a los procesos de institucionalización en relación
con el ámbito pedagógico para luego clarificar el concepto de virtualidad y su
especificación en la actualidad.
Desde esta perspectiva nos remite en nuestro imaginario cultural, a la enseñanza,
a la educación, en un espacio cerrado. Sin embargo en los inicios esta se departía
en espacios abiertos con pedagogos u orientadores que tenían a su cargo niños o
jóvenes a su cargo con fines formativos.
Es, en la modernidad, en la que se comienza a formalizar el proceso educativo con
fines explícitos y espacios determinados a tal fin y respondiendo a una necesidad
social. El surgimiento del estatuto de la infancia en el siglo XV –reconocimiento de
la niñez como tal-, hace que se ponga especial atención en la instrucción de los
mismos. Así podemos observar la posición de la iglesia católica en la constitución
de espacios propios de enseñanza en lo que hoy llamamos escuela elemental y en
la necesidad de “cuidarlo”, “vigilarlo” y “disciplinarlo” (J. Varela: 1992).
En el siglo XVI con el desarrollo de los estados modernos y la industrialización se
hace hincapié en la regulación del espacio y el tiempo, dos aspectos cuya evolución
histórica inciden en la construcción social y cultural de la mano con los avances
tecnológicos. “Medir y regular el tiempo de una determinada forma implica no sólo
relacionar los acontecimientos de un modo específico sino también percibirlos y
vivirlos de un modo peculiar” (J. Varela: 1992).
Los modelos de pensamiento se comienzan a construir desde la subjetividad
estructurada en las relaciones de poder organizacional y de saberes que se
consideran legítimos. La práctica pedagógica se conforma en función de métodos,
materiales, ritmos, periodicidad y formas de vivir: el estilo del buen individuo-
ciudadano-civilizado.
El aula como espacio cerrado con bancos inamovibles y frente a la pizarra; los
niños y jóvenes en fila uniformados y bajo la mirada de un único maestro; la
división en edades; la currícula que se expresa en las clases y lecciones
delimitadas; la evaluación como expresión de éxito o fracaso y según la
distribución de valores o méritos, configuran la educación y las relaciones sociales.
El tiempo se distribuye en períodos y separa según categorizaciones de edad
exigiendo organizar las actividades según complejidad y gradualidad. Tiempo y
espacio se erigen en torno al seguimiento y control en esquemas particionados.
Con el tiempo, el saber y la actividad pedagógica se miran desde la escuela.
Aparece como disciplina universitaria y surgen catedráticos que la afirman como la
ciencia y arte que guía a los educadores.
Los principios pedagógicos y didácticos reconocen tres procesos ocurrentes en el
aula: el proceso de aprendizaje, el proceso de enseñanza y el proceso de
comunicación integrando en su complejidad tres tipos de conocimientos, el
cotidiano, el científico y el académico. Todo ello implica superar la mirada del aula
como mero espacio colectivo de docentes y alumnos en la institución educativa,
aunque la incluya.
No es intención desarrollar aquí una historia de la educación, pero si es importante
significar el interjuego de la concepción de espacio y tiempo con los diversos
modelos pedagógicos y su representación -desde la infraestructura, finalidades,
programas, materiales y métodos- en concepciones de sujeto y sociedad.
Entonces, que el aula virtual es un espacio que presenta los efectos didácticos de
un aula presencial en donde el aprendizaje y la enseñanza se encuentran mediadas
y mediatizadas pedagógicamente interactuando con una propuesta comunicacional
basada en la participación y el diálogo sincrónico o asincrónico y a través de
diversos lenguajes: texto, imagen, sonido. Hablamos de un espacio psicológico y
simbólico sustentado en la interacción comunicacional y el enorme potencial que
los desarrollos tecnológicos nos aportan. En ella transcurre la globalidad de la
propuesta educativa, de la acción educativa.
Implica responder a una nueva configuración de los procesos de enseñanza y de
aprendizaje; su incidencia en los materiales didácticos, en la figura de tutores
docentes, en el proceso didáctico, sus estrategias metodológicas y de interacción-
comunicación, potenciando el acceso al saber a partir del desarrollo de
competencias cognitivas y metacognitivas. En este sentido, cobran relevancia las
estrategias didácticas de intervención docente, desde las nociones de mediación
simbólica y relacional, generando espacios educativos en una distancia
transaccional óptima que resignifica el proceso de comunicación con la integración
de las TIC.
Se visualiza como un proceso guiado, social y comunicativo inserto en un espacio o
ambiente de aprendizaje en el que se supera la simple transmisión de información
para transformarla en una dinámica activa y de autogestión tanto de la enseñanza
como del mismo aprendizaje. Esta tarea se vive y se crea “desde adentro”, es decir
desde los procesos de interacción y comunicación de los actores conjuntamente
con la coherencia entre procesos, productos y servicios. A la vez también está
determinado “desde afuera”, en cuanto que forma parte de la estructura y
finalidades de una institución y más aún de los requerimientos de una sociedad.
La enseñanza cobra aquí un sentido particular pero que no debe dejar de lado su
esencia educativa, es decir su finalidad y los principios en los que se asienta. Se
olvida que las TIC configuran espacios socio-educativos en los que circula y se
distribuye el saber, se establecen relaciones de poder y se constituyen
subjetividades.
Las aulas virtuales poseen diferentes elementos, herramientas y recursos que es
necesario identificar y evaluar su incorporación desde el punto de vista de la
función de los mismos. Lo que significa considerar si son adecuadas para la
enseñanza de qué contenidos y qué destinatarios, cuál es su significación e
importancia al interior de la propuesta educativa, cuál es el grado de interactividad
que se querrá desarrollar.
También considerar cómo encontrar el equilibrio entre las dimensiones didácticas,
metodológicas, los contenidos a enseñar con los elementos técnicos antes
mencionados y poder decidir con qué fines u objetivos se los integran.
En esta línea es importante analizar qué recursos son interesantes de incorporar
para potenciar actividades que fomenten diversos procesos cognitivos y los
tiempos que se deben dedicar para su desarrollo e interacción comunicativa. Así,
tal vez, los Foros aparecen como una propuesta generalizada para la consulta, pero
también pueden organizarse como espacios de debate, resolución de problemas en
mini grupos, compartir experiencias, constituirse como oficinas de asesoramiento,
ateneos, etc. Integrar Podcast, Videos, Mapas Conceptuales, Gráficas, Diarios,
Comics, Folletos, Wiki, Tareas individuales de búsqueda de información y selección
fundamentada, Murales, Simulaciones, laboratorios virtuales, Facebook, Google
Drive… y podríamos seguir enunciando la multiplicidad de posibilidades que cada
día se nos ofrece desde la red de redes –tanto en aspectos realizados por el docente
como por los realizados por los alumnos-. La centralidad está dada por la
estrategia didáctica que se traduzca en dicho soporte frente a lo cual el límite está
dado por nuestra imaginación.
Es decir, la implementación implica, por un lado, una clarificación pedagógica-
didáctica y, en segundo lugar, la integración tecnológica desde una actitud reflexiva
que, en principio, tome conciencia acerca de las respuestas a estos interrogantes:
¿para qué? ¿en base a qué? ¿bajo qué modelos fundantes plantear su práctica? ¿cuál
es la incidencia de estos procesos tecnológicos –entornos, mediaciones- en las
propuestas educativas?, ¿qué y cómo potenciar procesos cognitivos complejos?.
Manuel Área Moreira (2001) nos alerta expresando que “los ordenadores no
cambian la educación, pero los profesores sí” lo que nos recuerda que no es "la
tecnología" la que nos permite producir estos cambios, sino nuestra decisión de
pensar, de imaginar con y a través de ella. Nuestro compromiso de producir
propuestas con un fuerte sentido educativo. Esta nueva relación epistemológica,
disciplinar, didáctica y comunicativa tiene que ser nuestro norte de trabajo como
docentes.
Para saber más:
Educ.ar S.E. Claves y caminos para enseñar en ambientes virtuales / dirigido por
Laura Marés. -1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Educ.ar S.E., 2021.
Libro digital, PDF. Archivo Digital: online
Forestello, R; Gallino, M. (2018) Aulas virtuales, aulas sin paredes: Entornos de
enseñanza y aprendizaje, en Valeiras, N. et al (2018) Las tecnologías de la
información y la comunicación como herramientas mediadoras de los procesos
educativos. Vol I.: Fundamentos y reflexiones. Libro digital, PDF. Archivo Digital:
online.
Lion, C. et al (2015) Perspectivas y constructos para una educación a distancia re-
concebida. CABA: Revista IICE/UBA /37.
Sangrá, A. (2020) Decálogo para la mejora de la enseñanza on line. Libro digita,
PDF. On line.
● Nombre de la asignatura.
● Imagen: nos referimos a un banner que represente a la asignatura o curso.
Lo ideal es que esa imagen sea de diseño propio; caso contrario,
recomendamos recurrir a imágenes de uso libre.
● Presentación del docente: la intención es que el docente o el equipo docente
realice una breve descripción en la que se incluyan datos referidos a su
formación académica, experiencia profesional y/o toda aquella información
que el/la profesor/a considere pertinente. También sugerimos agregar una
fotografía de la persona y que esa descripción no exceda los 4-5 renglones.
De todos los recursos posibles que nos ofrece un aula virtual
recomendamos utilizar la página web.
● Contenidos: en este caso nos referimos a los contenidos que forman parte
de la propuesta pedagógico/didáctica. En el aula virtual, recomendamos el
uso del recurso Archivo (en formato PDF).
● Calendario de cursado: consideramos necesario que los estudiantes cuenten
con un cronograma o calendario de cursado que les brinde información
pertinente y actualizada de manera tal que ellos puedan gestionar los
tiempos requeridos para el cursado de la asignatura o curso. Para ello,
creemos que un recurso posible dentro del aula virtual es la URL a calendar,
donde se puede explicitar información del tipo: día y horario de clases
sincrónicas, URL del aula virtual, fechas de entregas de tareas, trabajos
prácticos, parciales, entre otros.
● Orientaciones para el cursado: esperamos que se ofrezca a los estudiantes
una breve descripción de la modalidad de cursado de la asignatura. Un
recurso posible de utilizar es el Archivo (en formato PDF).
● Evaluación y acreditación: consideramos importante y necesario que los
estudiantes cuenten con una breve descripción de las formas y criterios de
evaluación y de acreditación (regularidad y promoción) de la asignatura o
curso. Entre los recursos que nos ofrece el aula virtual, podemos utilizar el
Archivo (en formato PDF).
- Foro de novedades o Avisos: en este espacio sólo podrán habilitar temas los
docentes. La intención, tal como su nombre lo indica, es que sea un espacio
informativo para los estudiantes.
- Foro de consultas: en este espacio tanto docente como estudiantes podrán
habilitar temas o hilos de conversación, ya que la intención es que aquí se
puedan plantear dudas, dificultades, orientaciones, en torno a contenidos,
actividades, organización de la asignatura, etc. En este sentido, sugerimos
que al momento de definir la configuración técnica, el foro sea de uso
general y de suscripción forzosa.
9. Construir actividades
Litwin (20008, p. 90) nos propone pensar en las actividades de enseñanza como la
secuencia con la que presentamos un tema, lo desarrollamos y pretendemos que se
comprenda. A través de las actividades, los docentes generamos escenarios para
que los estudiantes interactúen con el conocimiento ya sea a nivel manipulativo
como de pensamiento. En este sentido, Lion (2020) señala que las actividades se
constituyen en puentes que permiten articular, sostener, vincular, imaginar.
Para ello los invitamos, por un lado, a conquistar lo viejo que poseen los docentes
lo que significa revisar en cada uno de nosotros como docentes: identificar y
analizar los modos y las razones que inspiran y guían el diseño de estrategias y
actividades que generamos.
Por el otro, a diseñarlas y desarrollarlas dentro del marco de mi asignatura lo que
implica identificar: características propias; formas de pensamiento; de abordaje de
la realidad; nivel educativo en donde la enseño además de la trayectoria y
formación que tiene el docente en la misma.
Dada la importancia que asumen las actividades en todo proceso de enseñanza, al
momento de diseñarlas, y en coincidencia con la mencionada autora, sugerimos
tener en cuenta los siguientes criterios:
El sentido de la actividad, es decir, la finalidad, el para qué de la actividad.
¿Qué quiero promover? la creación, la producción, la interacción, la
colaboración, la articulación, la inserción… Vale mencionar que el sentido
puede ser híbrido, ya que podemos trabajar más de una finalidad en el
marco de una actividad.
El contexto de la actividad, ya que no está sola, suelta, sino que está situada
en un aquí y en un ahora. La actividad forma parte de una asignatura, de
una propuesta didáctica concreta y está pensada para un grupo de
estudiantes en particular, considerando sus trayectorias, sus biografías
escolares.
La relevancia de la actividad, que tiene que ver con lo que decido que vale la
pena ser vivenciado, ser experimentado en el marco de la clase. Requiere
pensar lo importante, lo pertinente, lo valioso para la disciplina y para los
estudiantes: ¿cuáles son los conocimientos centrales de la disciplina?,
¿cuáles elijo/priorizo enseñar?, ¿cuál es la significatividad social y cultural
de esos conocimientos para los estudiantes de hoy?, ¿estas actividades
permiten la inclusión, el permanecer en el aula, en la escuela?, ¿posibilitan
el desarrollo de habilidades necesarias para la contemporaneidad?
Una cuestión importante, y no menor, es pensar ¿qué pongo en foco? tanto para
seleccionar y enseñar los contenidos como para actividades. Pensar el para qué de
cada actividad al interior de mi propuesta de enseñanza, al interior de cada clase.
En este sentido existen:
10. Evaluación
La evaluación es un tema complejo, desafiante y controversial dentro de la didáctica y
dentro de las prácticas docentes. Es la punta del iceberg de aspectos más profundos de la
enseñanza. La misma no es un proceso aislado, es parte del entramado de los procesos de
enseñanza y de aprendizaje. Sin duda, de cómo entendamos la enseñanza y el aprendizaje,
será la manera en como encaremos la evaluación.
La evaluación es una parte constitutiva de cualquier tipo de actividad educativa.
No obstante, su asociación y coherencia a las acciones vinculadas al enseñar y
aprender no siempre han sido muy claras ni explícitas.
La primera invitación, entonces, es pensar en torno a qué relaciones encontramos
entre enseñar, aprender y evaluar.
En consecuencia, cómo enseño y cómo entiendo que se aprende es cómo evalúo.
Es importante pensarla como parte del proceso de enseñanza, como mejora,
mejora de los procesos de enseñanza, mejora de los procesos de aprendizaje, para
ver si estamos haciendo las cosas bien, si estoy avanzando, si mi alumno está
avanzando, como canal de diálogo de procesos, que permita tomar decisiones y
acciones en los procesos de construcción. Desde el convencimiento de la
evaluación como mejora, como retroalimentación, haciendo foco en la evaluación
formativa como proceso transversal a la enseñanza y el aprendizaje.
La evaluación de los fenómenos educativos es una práctica que actualmente
atraviesa todos los espacios de la educación, ya sean estos ámbitos de educación
formal o no formal. Existen en torno a esta práctica un conjunto de teorías y
desarrollos de las ciencias de la educación que hoy la consolidan tanto como objeto
de investigación, como campo de conocimiento científico.
Esta práctica compleja se materializa en un conjunto de actividades evaluativas, las
cuales incluyen, en muchos casos, el diseño de instrumentos específicos. Respecto
a ello nos planteamos la evaluación como una etapa continua del proceso de
enseñanza y del proceso de aprendizaje y, a la vez, como un momento específico,
muy relacionado a la propuesta metodológica en su conjunto.
Nos posicionamos reconociendo cada situación educativa como singular y cada
práctica evaluativa como un acto de compromiso moral, la evaluación le aporta
mayor transparencia al proceso de enseñanza y de aprendizaje, a favorecer
mejores procesos de comprensión y a construir vínculos solidarios en la tarea
educativa.
Y aquí, entonces, aparecen con relación a ello un conjunto de tensiones que, si bien
no son del orden sólo de lo didáctico, se terminan resolviendo en ese terreno. Nos
referimos a tensiones entre lo individual y lo grupal, entre lo público y lo privado,
entre el proceso y la instancia final, entre los instrumentos abiertos y los cerrados,
por sólo mencionar algunos.
Educ.ar S.E. Claves y caminos para enseñar en ambientes virtuales / dirigido por Laura
Marés. -1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Educ.ar S.E., 2021.
Libro digital, PDF. Archivo Digital: online
Forestello, R; Gallino, M. (2018) Aulas virtuales, aulas sin paredes: Entornos de enseñanza y
aprendizaje, en Valeiras, N. et al (2018) Las tecnologías de la información y la
comunicación como herramientas mediadoras de los procesos educativos. Vol I.:
Fundamentos y reflexiones. Libro digital, PDF. Archivo Digital: online.
Lévy, P. (1999). ¿Qué es lo virtual? Barcelona: Paidós ibérica. Col. Paidós multimedia 10.
Sangrá, A. (2020) Decálogo para la mejora de la enseñanza on line. Libro digita, PDF. On
line.
Tisham, S.; Perkins, D.; Jay, E. (1994). Un aula para pensar. Aprender y enseñar en una
cultura de pensamiento. Buenos Aires: Aique.