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De forma muy general y poco profunda diría que la enseñanza, objeto de estudio de
la didáctica, es aquel proceso intencionado mediante el cual se ejerce una
mediación del proceso de aprendizaje. Mediante este proceso se provoca y estimula
el aprendizaje por medio de situaciones y escenarios construidos con criterios
basados en diagnósticos, que ayuden, a quienes aprenden, a clarificar y aportar
contenidos, conocimientos y valores, ayudar a que los estudiantes desarrollen los
suyos propios, así como promover y facilitar las relaciones humanas que permitan
el crecimiento integral de las personas y su autonomía de pensamiento para que
éste sea verdaderamente crítico.
1
cultural-humano de vida amplio (explícito o no). Siempre detrás de una acción
didáctica existe un ideal de ser humano y de un mundo que cobija la vida de ese
ser humano y es, en función de estos ideales, que se decide enseñar algo. Por ello
se puede afirmar que es una acción pedagógica y a la vez política.1
1
GIMENO-SACRISTAN, José y PÉREZ GÖMEZ, Ángel. La enseñanza: su teoría y su práctica.
Madrid: Akal, 2ª Ed., 1985. pp. 13-85
2
influida o fundamentada en alguno de los distintos paradigmas que existen en la
didáctica. José Gimeno Sacristán nos dice al respecto que:
2
GIMENO-SACRISTÁN, José y PÉREZ GÓMEZ, Ángel. Comprender y transformar la enseñanza.
Madrid: Ediciones MORATA, 2000. p. 27
3
Relación de la enseñanza con el proceso de aprendizaje
Es muy común en el ámbito de la educación y desde el lenguaje coloquial del
sentido común, confundir los dos procesos, el de enseñanza y el de aprendizaje,
como si fueran uno sólo pero no es así; sin embargo esta creencia ha tenido
importantes repercusiones en las formas de entender la labor docente al grado de
culpar a estos profesionales como los únicos responsables de la “mala educación”
o de las carencias de aprendizaje que tienen los estudiantes en los distintos niveles
educativos en muchos de los países en el mundo, incluyendo a México.
“Es claro que la didáctica como ciencia, como arte, y como praxis, necesita
apoyarse en alguna teoría psicológica del aprendizaje. Sin embargo, […] no puede
realizarse una transferencia mecánica desde los principios psicológicos a las
determinaciones normativas de la didáctica”.3 Sin embargo, la didáctica no puede
reducirse solamente al estudio de un cúmulo de técnicas de enseñanza, sino que
es más bien una disciplina de la pedagogía que posibilita pensar y reflexionar en el
proceso de enseñanza y sus especificidades y particularidades respecto de su
relación con el de aprendizaje.
3
Ibíd., p. 35
4
GIMENO-SACRISTÁN, José y PÉREZ GÓMEZ, Ángel. Comprender y transformar la enseñanza.
Madrid: Ediciones MORATA, 2000.
4
es más defendida y practicada en la actualidad en las instituciones de educación,
es la postura dominante en el campo de la educación, al menos en México.
Con base en esto podemos decir que la enseñanza deja de ser una
tecnología de refuerzos y monodimensional. La enseñanza es un proceso complejo
que tiene que tomar en cuenta todas las variables y todo las condiciones de los
escenarios y de los sujetos para encontrar la mejor forma de enseñar, es decir, la
mejor forma de mediar la relación entre sujeto aprendiente y conocimiento y
reflexionar sobre la pertinencia histórica y contextual de los contenidos que se
enseñarán.
5
Ibíd., p. 57
5
Para cerrar este brevísimo apartado retomo la siguiente cita, no hay duda de
que “el concepto de aprendizaje es un concepto previo, un requisito indispensable
para cualquier elaboración teórica sobre la enseñanza”,6 pero no debemos permitir
que esta última esté subordinada al aprendizaje ni es posible valorar el trabajo
docente ni la acción didáctica con base en el aprendizaje de los estudiantes.
Planeación didáctica
6
Ibíd., p. 57
7
GIMENO-SACRISTAN y PÉREZ. La enseñanza: su teoría y su práctica. Op.cit., p. 10
8
Ibíd., p. 252
6
plan que indica lo que se quiere realizar, y esto no puede hacerse, como es
lógico, sin partir de una determinada concepción pedagógica, psicológica,
etc. El profesor, y toda la institución escolar ponen de manifiesto en sus
prácticas una determinada concepción compleja de la educación, del ser
humano, etc., seamos o no conscientes de ello. […] El diseño pretende
exteriorizar esos implícitos en un plan explícito que se pueda discutir,
cambiar, perfeccionar, etc. Y esto es lo que significa racionalizar la acción:
tener fundamentos explícitos de orden científico y axiológico de lo que se
hace.9
Partiendo de la cita anterior podemos afirmar que la planeación didáctica es
el momento en el cuál se elabora una proyección ordenada, lógica y estratégica de
las acciones de enseñanza que se dispondrán para llevar a cabo en los escenarios
en los que esas acciones tendrán lugar para mediar el proceso de aprendizaje de
los sujetos a los que se pretende enseñar. La planeación debe estar lejos de
concebirse como una receta o una fórmula inamovible, por ello es indispensable la
tarea docente en el ciclo didáctico pues ellos tienen en sus manos la responsabilidad
profesional de operar reflexivamente y con una visión pedagógica y didáctica, las
directrices planteadas por la planeación.
9
Ibíd., p. 252
10
ESCRIBANO GONZÁLEZ, Alicia. Aprender a enseñar: fundamentos de didáctica general. 2ª Ed.
Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla. 2004. pp. 43-46
7
supuesto un desafío para la manera que tienen los docentes y los estudiantes de
estructurar guiar y evaluar sus experiencias didácticas cotidianas”.11 Esto porque se
ha centrado la atención en las relaciones entre los sujetos, entre docente-dicente,
entre estudiantes, etc., desde dimensiones políticas y normativas, poniendo además
de por medio la relación que tienen éstas relaciones sociales con la relación
epistemológica entre sujetos y conocimiento traducido en contenidos. Desde este
enfoque “el valor didáctico reside en la toma de decisiones [por parte de los
docentes] y los estudiantes son animados a explorar sus propios valores y a definir
problemas dentro del contexto de sus experiencias y a relacionar los problemas
sociales con la marcha de su vida cotidiana”.12 El papel de participación activa de
los sujetos, ya sean los docentes o los estudiantes, cobra una mayor importancia
en este enfoque debido a que se desplaza la centralidad que tiene el programa
descriptivo y se convierte en un programa más deliberativo.13
11
Ibíd., pp. 47-48
12
Ibíd., p. 48
13
SCHWAB, Joseph. “Un enfoque práctico como lenguaje para el currículum”, en GIMENO-
SACRISTAN, José y PÉREZ GÖMEZ, Ángel. La enseñanza: su teoría y su práctica. Madrid: Akal,
2ª Ed., 1985. p. 197-209
14
ESCRIBANO, Op.cit., p. 54
8
Es un momento de oportunidad de pensar la futura práctica, representándola
esquemáticamente antes de su ejecución, considerando todos los elementos
posibles que se encontrarán funcionando en los escenarios pedagógicos.
Realización
15
HEREDIA MANQRIQUE, Alfonso. Curso de didáctica general. Zaragoza: Prensas Universitarias
de Zaragoza, 2004. p. 155
9
ellos debido a que esto implicaría un trabajo más extenso y quiero poner un poco
más de énfasis en el momento de evaluación que se presenta más adelante.
Por otro lado Alicia Escribano desarrolla una taxonomía diferente según los
tipos de modelo y expone los modelos de enseñanza cognitivos, el modelo de
enseñanza de los organizadores previos, el modelo de adquisición de conceptos,
modelo del desarrollo cognitivo¸ modelo de enseñanzas conductuales, de
enseñanza de control de contingencias y de enseñanza de práctica básica.17
16
Ibíd., p.156
17
ESCRIBANO, Op.cit., pp. 281-314
18
GIMENO-SACRISTAN y PÉREZ. La enseñanza: su teoría y su práctica, Op.cit., pp. 81-94
19
GÓMEZ HURTADO, Inmaculada y GARCÍA PRIETO, Francisco. Manual de didáctica: aprender a
enseñar. Madrid: Ediciones Pirámide, 2013. pp. 25-44
10
directrices generales para el diseño y la planeación didáctica y otros que atienden
a necesidades y objetivos muy específicos. Los modelos deben servir como
herramientas de las cuales podemos echar mano para solventar nuestras propias
necesidades como docentes, dependiendo del escenario específico en el que nos
encontremos y de las exigencias particulares que este nos demande.
Evaluación
20
SANTOS GUERRA en GÓMEZ HURTADO, Inmaculada y GARCÍA PRIETO, Francisco. Manual
de didáctica: aprender a enseñar. Madrid: Ediciones Pirámide, 2013. pp. 162
11
sobre el aprendizaje y sobre la propuesta de diseño de planes y programas
educativos. No puede entenderse un proceso de evaluación si ésta no es
eminentemente formativa e integral, en el sentido de que sirva como un apoyo
confiable para tomar decisiones pedagógicas y didácticas; de igual forma este
proceso debe ser continuo, cíclico, por ello la importancia de entender que los tres
momentos del ciclo de la acción didáctica no son independientes ni están
separados, sino un movimiento constante entre uno y otro.
Tipos de evaluación
Cabe señalar la existencia de un consenso más o menos general sobre los tipos de
evaluación que existen según función o finalidad, según los agentes participantes
en el proceso y según el momento en que se lleve a cabo.
21
GÓMEZ HURTADO, Op.cit. p. 162
22
Ibíd., p. 162
12
mixta o coevaluación. Y según el momento en que se lleve a cabo, hay tres tipos de
evaluación: la evaluación inicial, la evaluación procesal y la evaluación final.23
23
Ibíd., pp. 163-164
24
GIMENO-SACRISTAN, y PÉREZ. La enseñanza: su teoría y su práctica. Op.cit., pp. 336-337
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Un docente puede poner en marcha todo un proyecto educativo, a través de
la programación didáctica más cuidada y con las condiciones áulicas más propicias;
es decir, el docente puede hacer lo mejor posible su trabajo puede estar llevando a
cabo un gran proceso de enseñanza y el/los alumnos y su proceso de aprendizaje
puede no ser el esperado por muchísimos y muy variados factores. E incluso, en el
contexto actual de nuestro sistema educativo a nivel nacional, podríamos encontrar
una especie de situación contradictoria en el momento en que se prohíbe reprobar
a los alumnos en las evaluaciones; un buen docente (proceso de enseñanza) que
hace de la mejor manera su trabajo no se permitiría mentir, engañar o manipular
una evaluación para valorar de forma inadecuada el aprendizaje de un estudiante,
una práctica didáctica va acompañada de una valoración pertinente y adecuada,
sea cual sea el resultado y si resulta que el resultado no es el esperado entonces
se cambia la estrategia de enseñanza pero no se despide o se culpa al maestro si
la evaluación realmente está dirigida al proceso de enseñanza ya que, incluso,
podríamos decir que es deseable y bien valorado que existan estos cambios de
estrategia didáctica a partir de la evaluación del aprendizaje de los alumnos.
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