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Autores:
Silvina Feeney
Graciela Cappelletti
Autores
Silvina Feeney:
Graciela Cappelletti:
Introducción
En las primeras clases, de corte más teórico, se define la enseñanza como práctica social;
destacando la idea de intencionalidad que se juega en la actividad de enseñar y cómo se
han definido distintas intenciones o propósitos de enseñanza a lo largo de la historia de
la enseñanza institucionalizada. Además, se presentan distintos modelos de enseñanza a
partir de las relaciones que cada uno de esos modelos establece entre la enseñanza y el
aprendizaje. La consideración a los distintos modos de concebir el aprendizaje permitirá
comprender mejor las relaciones entre dichas concepciones la teorías acerca de la
enseñanza. Por último, se abordan las decisiones que los docentes enfrentan a la hora de
programar la enseñanza, teniendo una especial consideración hacia lo que acontece en
los entornos virtuales.
En las últimas clases, el material presenta –desde un enfoque práctico- dos tipos de
estrategias de enseñanza: la primera en el marco de la “instrucción directa” y la segunda
en el marco del “entrenamiento en situaciones de práctica”.
Introducción
Objetivos de la Clase
Para ampliar
Para comenzar, le sugerimos que busque en el Diccionario de la Real Academia
Española el significado del término “enseñar”:
< www.rae.es >.
Así, la enseñanza es una actividad intencional. La misma idea de enseñar y educar supone
una intencionalidad de “influenciar”, de producir cambios, o algún tipo de transformación en
aquellos hacia quienes la acción pedagógica se dirige. Esta pretensión suele ponerse en
marcha conforme a un proyecto que orienta y alienta las prácticas que se emprenden.
En este sentido, la enseñanza es, además, una práctica social institucionalizada. Las
expectativas hacia la escuela, los propósitos e intenciones pedagógicas propios de los
diferentes niveles y modalidades del sistema educativo se expresan por la vía del texto
curricular. En tanto marco normativo, el currículum estructura sentidos y opera como un
marco cognitivo que establece límites y puntos de referencia para la acción docente.
Expresa significados sancionados y prescripciones relativas a lo que se considera legítimo
enseñar y, en muchas oportunidades, acerca de cómo hacerlo, vehiculizando modelos de
intervención docente. El carácter institucionalizado de la enseñanza define también las
formas particulares que asumen los procesos de escolarización en diferentes momentos
históricos y contextos sociales así como los modos de organización del trabajo docente.
Por último, la enseñanza presenta variaciones según los rasgos personales, motivaciones,
propósitos, formación profesional y experiencia previa del profesor. Recientemente,
numerosos estudios procuraron describir las maneras particulares en que los docentes
conciben y llevan a cabo la tarea de enseñar. Es en esta dimensión de la enseñanza donde
se resuelve de hecho la cuestión técnica que implica decidir cómo llevar a cabo la tarea.
Lectura recomendada
HAMILTON, D. (1996), La transformación de la educación en el tiempo. Estudio de
la educación y la enseñanza formal, México, Trillas.
La Didáctica, a lo largo de sus varios siglos de historia como disciplina encargada del
estudio de la enseñanza, pasó de pensar la enseñanza en términos de interacción entre un
profesor a cargo de uno o varios alumnos (Comenio, 1657), a hacerlo en términos de
grandes sistemas de enseñanza. Esta situación no involucró sólo un cambio de escala en la
perspectiva, sino que obligó a incorporar un conjunto de variables nuevas: la clase escolar
como escenario institucional de la enseñanza, el currículum como plan general para la
instrucción, la evaluación de los aprendizajes ligada a la acreditación, etc.; y,
consecuentemente, a considerar la actividad de un nuevo conjunto de actores vinculados a
las instancias de planeamiento y evaluación del sistema, de diseño curricular, de
capacitación docente, etc. Y así, la emergencia de nuevos ámbitos, tareas y actores fue
dando lugar a un conjunto de preocupaciones vinculadas a la enseñanza –ya no sólo como
actividad, sino como organización–, y demarcando nuevos subobjetos. La Carrera de
Especialización en Docencia en Entornos Virtuales es un claro ejemplo de la emergencia de
nuevos ámbitos para la enseñanza.
Lectura obligatoria
CAMILLONI, A. y otros (2007), El saber didáctico, Buenos Aires, Paidós. Capítulo 6.
Inicio > Clase 1 > Qué es la enseñanza > 1.1.2.
De acuerdo con esta postura, la enseñanza sólo incide sobre el aprendizaje de manera
indirecta, a través de las tareas de aprendizaje del propio estudiante. Se pasa así de una
concepción causal de la relación entre enseñanza y aprendizaje a una concepción que
asume mediaciones entre las acciones del docente y los logros de los estudiantes:
mediaciones de carácter cognitivo (resultantes de los procesos psicológicos a través de los
cuales los estudiantes intentan la comprensión, logran una representación mental del nuevo
contenido y su integración con elementos disponibles de su estructura cognitiva) y
mediaciones sociales (derivadas de la estructura social del aula y las interacciones a través
de las cuales el conocimiento se pone a disposición y se comparte).
Lectura obligatoria
FENSTERMACHER, G. (1989), “Tres aspectos de la filosofía de la investigación sobre
la enseñanza", en: Wittrock, M., La investigación de la enseñanza I, Barcelona,
Paidós.
Inicio > Clase 1 > Qué es la enseñanza > 1.1.3.
Hasta aquí hemos intentado presentar la actividad de enseñanza sin ligarla a una teoría en
particular, sino más bien, presentando sus rasgos generales, aplicables a cualquier situación
particular de enseñanza. Sin embargo, resulta indispensable destacar que las distintas
teorizaciones acerca de la enseñanza articulan, en un marco explicativo y propositivo,
concepciones –más o menos explícitas– acerca de lo que se considera una persona
educada, el buen conocimiento, las formas de aprendizaje más valiosas, las formas de
intervención didáctica más efectivas, las características de contexto educativo, los
materiales más adecuados, etc. En tales casos estamos frente a definiciones “elaboradas”
de enseñanza; el contenido de la definición deja ya de ser descriptivo y se vuelve
normativo, pues introduce pautas para la acción a partir de un deber ser.
¿Hay un único modo de enseñar? ¿Hay un único propósito para enseñar algo a alguien?
Para responder estas preguntas, una vez más nos vamos a valer de la ayuda de Gary
Fenstermacher, quien junto a Jonas Soltis, intentan presentar diversas formas de entender
la enseñanza y reflexionar sobre algunas concepciones básicas de la labor docente
(Fenstermacher y Soltis, 1999). Estos autores identifican tres formas o enfoques de
enseñar, muy distintos entre sí. Estas formas de entender la enseñanza se descubren en la
práctica, en cualquier disciplina y en cualquier nivel de instrucción. Lo que diferencia a cada
una de estas tres formas de enseñar es la respuesta que dan a la pregunta: ¿qué se
entiende por persona educada?
Lo interesante de esta fórmula es que permite analizar cada uno de los enfoques
de la enseñanza en toda su complejidad (que está dada por el análisis de cada
uno de los componentes de la fórmula). Es decir, cada enfoque de enseñanza
define de un modo distinto cuáles son las tareas del docente, cuáles son las
tareas previstas para el estudiantes, a qué se llama contenido en ese enfoque, y
cuáles son los propósitos de la enseñanza para ese enfoque.
Para reflexionar
Lea con detenimiento el capítulo señalado del libro de Fenstermacher y Soltis y
reflexione:
¿Cuáles cree usted que serán las principales tareas/habilidades que cada uno de
los enfoques implican en relación con las actividades que los docentes
desempeñan antes de la clase y durante la interacción con los alumnos?
¿Cómo debería estudiarse la enseñanza? ¿Por dónde se empieza? ¿En qué términos pueden
formularse las preguntas? Aunque lógicamente la gama y la diversidad de respuestas a
estas preguntas son muy amplias, en la práctica todos los especialistas parecen actuar
dentro de un repertorio de alternativas bastante limitado.
Dentro de los términos de ese trabajo, se puede esperar que ciertos tipos de investigación
se consideren relevantes, y sean citados y cuidadosamente seguidos por el investigador:
¿Cuáles son los problemas? ¿Cuáles son las fuentes de perplejidad o de desaliento? ¿Cuáles
son los temas clave, los lugares estratégicos, para la investigación? ¿Cuáles son las
definiciones implícitas de escolarización, enseñanza, aprendizaje? ¿Cuáles son las unidades
de análisis? ¿Qué métodos de observación y análisis son legítimos? A medida que aparecen
las respuestas a estos interrogantes, por lo general sin demasiado debate explícito, se
puede inferir que se ha desarrollado una suerte de paradigma de investigación sobre la
enseñanza.
Así, algunos investigadores comienzan siempre con el supuesto de que su tarea consiste en
relacionar, experimental o descriptivamente, las variaciones observadas por medición en el
rendimiento o las actitudes de los alumnos con las variaciones en la conducta observada en
los enseñantes. Pueden añadirse sugerencias adicionales al modelo –uso de datos de
alumnos individuales confrontados con las puntuaciones medias de la clase; uso de datos
característicos del alumno o del maestro como variables mediacionales– pero el carácter
fundamental de las preguntas sigue siendo el mismo.
Una vez comprometido con determinada línea de investigación, el estudioso rara vez se
desvía de ella. Se ha adoptado un programa de investigación.
Shulman afirma que no existe un programa de investigación único que pueda comprender
todos y cada uno de los hechos educacionales, y que las insuficiencias de determinados
programas pueden ser superadas por medio de una mezcla adecuada con las insuficiencias
de otros programas. Otra idea interesante del autor es suponer que no hay “mundo real”
del aula, del aprendizaje y de la enseñanza.
“Hay muchos mundos reales, quizás incorporados uno dentro del otro, quizás ocupando
universos paralelos que frecuentemente, y a veces de una manera impredecible,
interactúan entre sí. Cada uno de estos mundos está ocupado por las mismas personas,
pero con roles diferentes y persiguiendo distintos propósitos simultáneamente. Cada uno
de estos contextos es estudiado por los científicos sociales y los educadores, y llega a ser
el tema de los modelos teóricos y de los tratados. Cada uno tiene su propia serie de
conceptos y principios, y, lo que es casi inevitable, su propia serie de hechos porque los
hechos son simplemente aquellos fenómenos particulares hacia los cuales nuestras
preguntas y principios dirigen nuestra atención.”
Sin embargo, el autor también advierte sobre el problema contrario, pero no contradictorio,
por el cual toda afirmación de que los mundos de la enseñanza, las escuelas y las aulas, los
pedagogos y los alumnos, son tan complejos que ninguna perspectiva individual puede
aprehenderlos, debe ser tratada con escepticismo.
Por ello mismo, el aporte de la obra de Shulman es reunir una descripción amplia del campo
de la investigación sobre la enseñanza, incorporando informes provenientes de muchos
puntos de vista. Combinando estos informes sobre la enseñanza procedentes de diferentes
familias de investigadores (informes muy parecidos a los relatos de los antiguos marineros
respecto de las maravillas geográficas que encontraban en sus viajes) podemos comenzar a
elaborar un cuadro más amplio de nuestros fenómenos.
“Así, por ejemplo, la investigación tradicional sobre las características del profesor
examinaba por lo general las relaciones entre los indicadores de las capacidades del
enseñante (puntuaciones de tests del profesor, años de experiencia, aspectos de
personalidad) y de las capacidades del estudiante (puntuaciones de tests de rendimiento,
actitudes hacia sí mismo o hacia la escuela). Otras veces se vinculaban las capacidades
del profesor con las acciones de los alumnos (por ejemplo, los promedios de satisfacción
de los estudiantes con el curso).
Lectura obligatoria
SHULMAN, L. (1997), “Paradigmas y programas de investigación en el estudio de la
enseñanza. Una perspectiva contemporánea”, en: Wittrock, M., La investigación
de la enseñanza I. Enfoques, teorías y métodos, México, Paidós.
Inicio > Clase 1 > 1.3.
Tomasello, Ratner y Kruger han sugerido que, puesto que los primates no humanos
normalmente no atribuyen creencias y conocimiento a otros, probablemente no
reconocen su existencia en sí mismos. Los humanos mostramos, contamos o enseñamos
algo a alguien sólo porque primero reconocemos que no saben o que lo que creen es
falso. El hecho de que los primates no humanos no atribuyan la ignorancia o falsas
creencias a sus crías puede, por tanto, explicar la ausencia de esfuerzos pedagógicos, ya
que es sólo cuando se reconocen estos estados que intentamos corregir la deficiencia a
través del modelado, la explicación o la discusión. Incluso los chimpancés ‘esculturados’
más humanamente muestran poco, de mostrar algo, de la atribución que lleva a la
actividad instrucción.
Para ampliar
Le sugerimos que busque en el Diccionario de la Real Academia Española el
significado del término “aprender”:
< www.rae.es >.
Hay diferentes modos de definir el aprendizaje y qué se entiende por aprender. Podríamos
distinguir, en principio, dos grandes posiciones en relación con el aprendizaje:
La posición externalista, que comprende teorías que enfatizan lo que los adultos
pueden hacer por los niños desde el exterior para estimular el aprendizaje y
componen la mayor parte de la psicología educativa actual.
La posición internalista, que incluye teorías que se centran en lo que puede hacer el
niño o la niña, lo que cree que está haciendo y cómo el aprendizaje puede estar
basado en esos estados intencionales.
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Dentro de esta primera y gran división podríamos incluir muchas otras
clasificaciones que se presentan hoy en los libros de psicología de la educación:
las teorías asociacionistas (como el conductismo), teorías constructivistas y
teorías socioconstructivistas; o el clásico planteo de Pozo (1993), que distingue
entre teorías del aprendizaje por asociación y teorías de la reestructuración.
Lectura recomendada
POZO, J. I. (1993), Teorías cognitivas del aprendizaje, Madrid, Morata.
aprendizaje
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Un clásico experimento de Watson basado en la noción de condicionamiento
operante, es el conocido como “Pequeño Albert” (1920). El video muestra algunas
imágenes de dicho experimento (en portugués):
< www.youtube.com >.
A partir de allí, se producen una serie de teorías, entre las cuales la del “condicionamiento
operante” de Skinner es sólo una. Otros autores del período de expansión del conductismo
son Guthrie, Tolman y Hull. Y entre los autores más recientes: Blackman (1983), Eysenk
(1986) , Rachlin (1986), Zuriff (1986).
Al intentar estudiar científicamente el comportamiento, los psicólogos hallaron que era útil
buscar las causas y razones de una acción: los estímulos antecedentes, próximos y lejanos
de la mismas. Esto hizo que el estudio del comportamiento en términos de estímulos y
respuestas fuera enormemente fructífero.
Para reflexionar
En este marco de pensamiento, el problema central de la psicología es la
definición del estímulo, ya que es preciso definir cuáles son las propiedades de los
objetos que obran como estimulantes, actuando sobre el organismo y
desencadenando la respuesta.
De esta manera, se considera que sólo los estímulos efectivos son estímulos. Los
ultrasonidos, por ejemplo, no son estímulos para el hombre pero sí lo son para los
murciélagos y para los perros.
En síntesis, las Teorías del Refuerzo son todas aquellas que sostienen que la formación de
un vínculo entre un estímulo (E) y una respuesta (R) está determinada por las
consecuencias agradables (efectos) de las respuestas.
Para ampliar
Edward Thornike (1874-1949) elaboró una teoría del aprendizaje estructurada en
torno a tres leyes principales:
Ley del efecto: es la ley primaria del aprendizaje. Sostiene que aquellas
respuestas dadas inmediatamente antes de una situación satisfactoria o
agradable para el sujeto tienen mayor probabilidad de ser repetidas. Es
decir que la fijación de asociaciones E-R no depende simplemente –como lo
sostenían los teóricos de la contigüidad– de que se presentaran juntas en el
tiempo, sino de los efectos que seguían a la respuesta del organismo. Si la
respuesta dada a un E es seguida por un factor de satisfacción, se fortalece
esa asociación E-R; por el contrario, si es seguida por un factor de
perturbación, la conexión E-R se debilita.
Ley de la predisposición: sostiene que la satisfacción y la molestia o
desagrado dependen del estado del organismo en el momento en que
actúa. Cuando una unidad neuronal de conducción está predispuesta, la
conducción es satisfactoria; en caso contrario, la conducción es molesta.
Ley del ejercicio: sostiene que el uso de las conexiones tiende a
fortalecerlas y, por el contrario, el desuso las debilita. Estas leyes han
tenido un impacto directo en la educación, especialmente a partir de los
desarrollos de Skinner.
Dentro del llamado paradigma constructivista pueden ubicarse una diversidad de teorías
que destacan –cada una con distintos énfasis– aspectos epistemológicos, psicológicos y
educativos de un modo particular de comprender el aprendizaje y el desarrollo.
Así, el constructivismo debe ser entendido como una unidad de análisis más amplia que una
teoría. Correspondería pensarla como una solución modélica para muchos problemas que
tienen que ver con el conocimiento y la enseñanza.
Lectura obligatoria
AMIGUES, R. y ZERBATO POUDOU, M. T. (1999), Las prácticas escolares de
aprendizaje y evaluación, México, Fondo de Cultura Económica, Capítulo 2.
Esta construcción (que se realiza todos los días y en casi todos los contextos en
los que se desarrolla actividad) depende, sobre todo, de dos aspectos:
Dentro de esta perspectiva cabe incluir una serie de teorías llamadas genéricamente
“constructivistas”, y que comparten los siguientes elementos (Rosas y Sebastián, 2004):
Lectura recomendada
ROSAS, R. y SEBASTIÁN, C. (2004), Constructivismo a tres voces: Piaget, Vigotski,
Maturana, Buenos Aires, Aique.
Bronsford, Brown y Cocking (2000), propusieron una serie de premisas que permiten
mostrar algunas de las preocupaciones comunes a todas las teorías constructivistas en
educación:
Lectura obligatoria
BRUNER, J. (1999), La educación, puerta de la cultura, Madrid, Visor, Capítulos 1 y
2.
Inicio > Clase 1 > 1.4.
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Busque el significado del término “modelo” en el Diccionario de la Real Academia
Española:
< www.rae.es >.
Según los rasgos que presentan estos modelos, pueden clasificarse en causales o directos,
mediacionales o indirectos y negativos o facilitadores. Cada uno de estos modelos se
desarrollarán en las próximas tres clases.
Referencias Bibliográficas
— (1986), Social foundations of thought and action, Englewood: Prentice-Hall. Trad. Cast.
De M. Zaplana, Pensamiento y acción, Fundamentos sociales, Barcelona, Martínez Roca,
1987.
BLACKMAN, D. E. (1983), “On cognitive theories of animal learning: extrapolation for humans
to animals?”, en: Davey, G. L. (Ed.), Animal models of human behavior, New York, Wiley.
BRUNER, J. (1994), “La teoría del desarrollo como cultura”, en: Realidad mental y mundos
posibles, Barcelona, Gedisa.
BRONSFORD, J., BROWN, A. y COCKING, R. (eds), (2000), How people learn S/D.
EYSENK (1986), “Genetic factors in behaviour: the return of repressed”, en: Behavioral and
Brain Sciences, 9 (4), pp. 703-704.
FODOR, J. A. (1983), The modularity of mind, Cambridge, Mass., The MIT Press. Trad. Cast.
De J. M. Igoa, La modularidad de la mente, Madrid, Morata, 1986.
GAGNÉ, R. (1975), Essentials of learning for instruction, Hillsdale, New Jersey: The Dryden
Press. — (1985), The conditions of learning of instruction, New York: Holt, Rinehart &
Winston. Trad cast. De R. Elizondo, Las condiciones del aprendizaje, México, Trillas, 1987.
RACHLIN, H. (1986), “Temporal molarity in behavior”, en: Behavioral and Brain Sciences, 9
(4), pp. 711-712.
Bibliografía de la clase 1
Lecturas obligatorias
AMIGUES, R. y ZERBATO POUDOU, M. T. (1999), Las prácticas escolares de
aprendizaje y evaluación, México, Fondo de Cultura Económica, Capítulos 1 y 2.
Lecturas recomendadas
HAMILTON, D. (1996), La transformación de la educación en el tiempo. Estudio de
la educación y la enseñanza formal, México, Trillas.
Recursos web
Real Academia Española:
<http://rae.es/rae.html>.