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1. Acuerdo de Maastricht:
El Tratado de la Unión Europea (TUE) o Tratado de Maastricht es, junto al Tratado de
Funcionamiento de la Unión Europea, uno de los tratados fundacionales de la Unión
Europea. Firmado en la ciudad neerlandesa (Países Bajos) de Maastricht el 7 de febrero de
1992, entró en vigor el 1 de noviembre de 1993 y fue concebido como la culminación
política de un conjunto normativo, vinculante para todos los Estados miembros de la Unión
Europea, tanto para los futuros miembros como para los estados firmantes en el momento
del tratado.
El TUE original estaba formado por una serie de tratados preexistentes, los entonces
vigentes eran tres, con los nombres de las respectivas Comunidades Europeas a que daban
lugar: el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, el Tratado
constitutivo de la Comunidad Europea de la Energía Atómica y el Tratado constitutivo de la
Comunidad Económica Europea. Esos tres tratados están considerados como el pilar
comunitario (o primer pilar) y el TUE viene a añadir otros dos pilares político-jurídicos de
nuevo cuño, que él mismo regula: la política exterior y de seguridad común (o segundo
pilar, PESC) y los asuntos de justicia e interior (JAI) o tercer pilar. Se concebía así el
conjunto como un templo griego, conformado sobre tres grandes pilares de integración y
funcionamiento que levantaban un frontón, la nueva Unión Europea, que presidía todo el
paisaje comunitario y lo integraba en una superestructura.
2. Depreciación:
La depreciación es el mecanismo mediante el cual se reconoce contable y financieramente
el desgaste y pérdida de valor que sufre un bien o un activo por el uso que se haga de el con
el paso del tiempo. Un activo al ser utilizado en las operaciones de la empresa para generar
ingresos sufre un desgaste natural, desgaste que va disminuyendo la vida operativa del
activo, hasta que finalmente queda obsoleto o inservible, y la depreciación busca reconocer
ese desgaste del activo.
3. Devaluación:
La devaluación es la pérdida del valor nominal de una moneda corriente frente a otras
monedas extranjeras. Esta devaluación de una moneda puede tener muchas causas, entre
éstas la de una falta de demanda de la moneda local o una mayor demanda de la moneda
extranjera. Lo anterior puede ocurrir por falta de confianza en la economía local, en su
estabilidad, en la misma moneda, entre otros. El proceso contrario a una devaluación se
conoce como revaluación.
4. Equilibrio Externo:
Se emplea el término de equilibrio externo para hacer referencia a una situación en la que la
balanza de pagos de un país se encuentra equilibrada, entendiendo por éste una situación
sostenible de las transacciones del país con el exterior. El equilibrio externo constituye uno
de los objetivos fundamentales de la política económica, junto a la estabilidad de precios y
el pleno empleo. El logro de estos dos objetivos últimos se conoce como equilibrio interno.
5. Equilibrio Interno:
El equilibrio interno se alcanza cuando el Producto Interno Bruto (PIB) llega a su nivel
potencial o de pleno empleo. Para que se hable de equilibrio interno, se requiere que este
pleno empleo se produzca con un nivel de inflación controlado.
8. Régimen Cambiario:
Refiere a un conjunto de políticas adoptadas por un país en cuanto al valor de la moneda.
Se distinguen tres tipos de regímenes cambiarios de acuerdo a su flexibilidad: tipo de
cambio fijo, bandas de fluctuación, tipos de cambio móviles. Las mencionadas políticas se
implementan a través de los bancos centrales.
El concepto no aplica en el caso de países que no poseen una moneda propia, como por
ejemplo Ecuador, Zimbabue o la Ciudad del Vaticano. En la Unión Europea, los países
miembros no tienen la facultad de modificar individualmente el régimen cambiario, que es
administrado regionalmente por el Banco Central Europeo (BCE).
9. Señoreaje:
Se remonta al beneficio que percibía la autoridad de las casas de moneda por acuñar una
pieza cuyo valor intrínseco era menor al nominal. En la actualidad el concepto es
esencialmente el mismo pero aplicado al papel moneda: dejando de lado el reducido coste
de imprimirlo, por señoreaje se entiende el hecho de que el derecho a "producir" dinero
puede constituir para el emisor -Bancos Centrales u organismos emisores- una fuente de
ingresos.