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¿Es Yeshua el Mesías de Israel? ¿Califica Yeshua para ser el Mesías?
La mayoría de los judíos que no aceptan los reclamos mesiánicos de Yeshua
se fundamentan en las siguientes consideraciones:
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Judios tradicionales esperan un Mesías tradicional el hijo de David, que
va a hacer muchas de las cosas que nosotros también esperamos va a
hacer. Una era de paz, salud y prosperidad, eliminación de la idolatría,
etc.
Según Moisés Maimónides (1135‐1204), el gran codificador y
organizador de las creencyas y las leyes judías así es como el Mesías
será conocido:
Maimónides ( hiljot melajim 11: 3)
Afirma:
"Si se levantare un rey descendiente de David, y pronuncia
las palabras de la Torá y diserta sobre ellas, y cumple los preceptos
como David su padre, de acuerdo a lo enseñado por la Torá escrita y la
oral, y provoca que todo Israel cumpla con la Torá, y pelea las guerras
de Di‐s, ese hombre es considerado como probable Mashiaj".
Por lo tanto, según lo revelado por Maimónides tenemos que decir, que
si surge un hombre que hace todo lo estipulado para merecer ser
reconocido como probable Mashiaj (provoca que todo Israel cumpla con
la Torá, etc.), en ese caso, aguardaremos a que cumpla con los demás
requisitos que son mencionados más adelante, y que comprobarán si es
verdaderamente el Mashiaj esperado, o se trata simplemente de una
persona que solo cree serlo en su propia imaginación.
A continuación Maimónides prosigue y especifica cuales son
los requisitos para saber que el citado hombre es el Mashiaj
verdadero:
"Si tuvo éxito en esto, y construyó el Templo Sagrado en su sitio, y
reunió a todos los dispersos de Israel, es ese el Mashiaj verdadero, y y
podemos estar seguros que acondicionará el mundo entero para que
sirvan a Di‐s todos unidos, tal como consta (Tzefania 3: 9) "Porque
entonces tornaré a los pueblos una lengua clara, para que invoquen
todos en el nombre de Di‐s, y le sirvan al
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unísono. En cambio, si no tuvo éxito, o muere, se sabe con certeza
que no es ese el Mashiaj del que habló la Torá".
Estas son las calificaciones del Mesías, de acuerdo a Maimónides, cuya
vista se considera autorizada por Judios más tradicionales.
Sin embargo, antes de Maimonides, otros sabios del Talmud mencionan
una segunda figura mesiánica, llamada Mashiaj ben Yosef, ( el Mesías
hijo de José,)
Según algunas tradiciones, Mashiaj ben Yosef sólo vendrá si el pueblo
judío no es digno re recibir al Mashiaj ben David.
Así pues, en la teología judía se habla de dos Mesías:
Un Mesias Sufriente, llamado Mashiaj ben Yosef, que muere y prepara el
camino para la venida del Mashiaj ben David…
Y un Mesías invicto, que no muere, Mashiaj ben David que aparecerá
después de Mashiaj ben Yosef.
De acuerdo con esta tradición talmúdica, el Mashiaj ben Yosef llevará a
cabo muchas de las funciones mesiánicas antes de ser muerto en la
batalla en la última gran guerra, momento en el que el Mesías hijo de
David aparece, lo resucita y finalmente se cumplen todas las funciones
mesiánicas restantes, hasta concluir con el establecimiento absoluto del
reino de Dios en la tierra.
Como vemos, hay muchas tradiciones en nuestro pueblo con
respecto del mesías, incluyendo la idea de que en cada generación
hay un Mesías, el potencial mesías que si Israel es digno, podría
reverlarse en cualquier momento.
Esto explica por qué algunos de los Judios más influyentes de las
generaciones pasadas‐especialmente aquellos inmerso en la mística‐se
han visto, después de su muerte, como el Mesías potencial de sus
respectivas generaciones, pero sus generaciones respectivas no eran
consideradas dignos de su revelación y por tanto, él no se les reveló
como Mashiaj.
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Incluso hay una tradición talmúdica que afirma que si el pueblo de
Israel observara un Shabat ( o dos shabats) como tiene que ser, Mashiaj
sería revelado.
En otras palabras, él está aquí en cada generación, pero no es
reconocido como el Mesías y no se revela en toda su gloria o potencial.
En consonancia con esto, y tal como fue formulada por Maimónides en
sus 13 Principios de fe, es imperativo para cada judío Judios rezar y
confesar todos los días, "Creo en la perfecta la fe en la venida del
Mesías, y aunque demore, voy a esperar a él cada día.
Hay que decir que mientras los judíos conservadores esperan también
un Mesías literal, el judaísmo reformista, en su forma clásica, ha puesto
un mayor énfasis en la era mesiánica, que se realizará a través de la
misión del pueblo judío y la auto‐mejora de la raza humana.
Importante es saber, sin embargo, que la mayoría de los Judios de hoy,
tanto en los Estados Unidos como en el resto del mundo, no son muy
religiosos que digamos y por tanto la creencia en un Mesías no es algo
que está en la mente de la gran mayoría de nuestro pueblo.
Para ellos, el concepto de Dios debe ser central en sus vidas antes de
que se va a dar mucho pensamiento a la idea de un Mesías.
Así pues, cuando leemos a Maimonides, estamos leyende una tradición
entre muchas tradiciones y por tanto, Maimonides no representa
obligadamente la posición única acerca del mesías sostenida por
nuestro pueblo.
Si hacemos un resumen de esto, es crítico preguntarnos:
Qué opinión es la que buscamos acerca del Mashiaj: ¿la que nos dicen los
hombres o la que nos revela las Escrituras Hebreas?
¿Estamos hablando de “nuestra descripción del Mesías” o la
“descripción del Tanak acerca del Mesías?
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¿Estamos hablando de “la descripción del Talmud acerca del Mesías, o la
descripción de los profetas hebreos acerca del Mesías?
¿Estamos hablando de la opinión de Maimonides acerca del Mesías o la
opinión del Tanaj sobre el Mesías?
Si la opinión de los hombres nos es tan imporante, ¿cuánto más
importante no lo será la opinión del Tanaj?
“Si recibimos la opinión de los hombres, ¿no será mucho más
importante conocer la opinión de Di‐os?
¿Vamos a hacer depender nuestra creencia en el Mesías en la opinión de
Maimonides o en la opinión del Tanaj?
Y aquí está el punto:
Según la Biblia Hebrea, la función del Mesías es
mucho más que traer paz sobre la tierra.
En otras palabras, según los profetas judíos, como está documentado en
el Tanaj, la función del Mesías no está limitada exclusivamente a
establecer una era de paz sobre la tierra.
El establecimiento de una era de paz, sin guerras, sin idolatría, sin
hambre, es solamente una parte de la función del Mesías. ¿Qué de la
otra parte?
Piensa en esto:
Se habla del mesías como uno semejante a David.
Incluso Maimonides dice: “cumple los preceptos como David su padre”
pero no olvidemos que David además de ejercer una función
monárquica, ejerció una función sacerdotal.
La función monárquica de David es bien conocida, ¿pero qué de sus
funciones sacerdotales?
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Veamos 2 Samuel 24:25 donde está escrito:
“Y allí edificó David un altar al SEÑOR, y ofreció holocaustos
y ofrendas de paz. El SEÑOR escuchó la súplica por la tierra
y la plaga fue detenida en Israel”.
No solamente David, también sus hijos realizaron esos roles
sacerdotales como está documentado en 2 Samuel 8:18
donde está escrito:
Ubenei David Cohanim Hayiú… “Y los hijos de David eran
sacerdotes”.
Entonces si David ejerció dos funciones, una sacerdotal y otra
monárquica y el Mesías será igual a David su padre, ¿por qué olvidar la
función sacerdotal del Mesías, hijo de David, y subrayar solamente la
monárquica?
Si los hijos de David eran vistos también como sacerdotes, ¿por qué el
Mesías hijo de David no podría serlo?
En otras palabras, los profetas judíos documentaron en el Tanak que el
Mesías tendrá dos grandes roles que cumplir: un rol sacerdotal y un rol
monárquico.
¿Qué sucede entonces?
Que si olvidamos el rol sacerdotal del Mesías y nos concentramos
solamente en su rol monárquico, y aplicamos a Yeshua el rol
monárquico y no el sacerdotal, definitivamente Yeshua no cumplió
los requisitos bíblicos en cuanto a la función monárquica del
Mesías.
Pero si aplicamos a Yeshua el rol sacerdotal, según lo presenta la
Escritura Hebrea, entonces cumplió perfectamente con ese rol.
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Y si cumplió perfectamente con ese rol, entonces podemos
confiadamente esperar que cumplirá el resto de su rol monárquico.
¿Tiene sentido no?
Si usted es banquero y usted me hace un préstamo con dos mortgages,
uno de $ 100,000.00 y otro de $ 300,000.00… y yo le pago
completamente el primero, ¿me quitaría usted la casa porque no me ha
pagado el último?
Seguramente que no. Al ver que yo le pago el primero, usted tiene
confianza que le pagaré también el segundo y no me andará molestando
con los pagos.
Ahora si yo le fallo en el primer mortage, seguramente usted estará muy
nervioso con el segundo.
Pero si la primera parte fue cumplida bien, usted no tiene miedo de la
segunda… el pago de la primera le da a usted una confianza medible y
lógica…
Maimonides mismo habla de esta seguridad aun cuando el resto de las
asignaciones no estén cumplidas.
Dice Maimonides:
"Si tuvo éxito en esto, y construyó el Templo Sagrado en su sitio, y
reunió a todos los dispersos de Israel, es ese el Mashiaj verdadero, y
podemos estar seguros que acondicionará el mundo entero para que
sirvan a Di‐s todos unidos, tal como consta (en el profeta)…
Observa que una vez que el presumible mesías de Maimonides
construye el Templo y reúne a los dispersos de Israel… eso le da
seguridad para decir que “es el Mesías verdadero” y que completará
todas las funciones asignadas al Mesías ben David…
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Maimonides no se sienta a esperar por todas y cada una de las funciones
del Mesíass para al final decirle: “Muy bien, ahora te reconozco como el
verdadero Mesías”.
Suficiente es que reconstruya el Templo y reuna a los exiliados… el resto
lo hará también.
Esa es la opinión de Maimonides….
Desde nuestra perspectiva, según la Toráh el Mesías tiene dos roles
fundamentales que cumplir, una como Siervo Sufriente ejerciendo un rol
sacerdotal y otra como Rey Invicto, ejerciendo un rol monárquico.
Si hace lo primero, puedo tener la seguridad que hará lo segundo
también.
Talmud Vilna Gaón Rashi
Ahora bien, quiero llamar la atención de ustedes a una enseñanza del
Talmud que es comentada y explicada por el más grande erudito y sabio
judío del siglo 8, Vilna Gaón y Rashí.
Dice el Talmud:
“El mundo existirá por 6 mil años. Dos mil años de desolación ( sin
Torah, esto es, desde Adam hasta Avraham). Dos mil años con Toráh
(esto es, desde Avraham hasta algún punto en el tiempo del comienzo
de la era actual) y 2 mil años con Mashiaj (esto es, con la revelación del
Mesías)”.
Esto quiere decir que el Mesías debería haber aparecido en la tierra
hace aproximadamente 2000 años, según el Talmud.
Rashí, el gran erudito judío‐francés de la edad media, en su comentario
de esta sección del Talmud dice: “ Después de los 2 mil años de Torah,
fue el decreto de Di‐s que el Mesías apareciera y el reino del mal
destruido…”
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En otras palabras, según Rashí, que es una autoridad rabínica
reconocida por todos, el Mesías debería haber aparecido en el año 240
de la era actual.
Sin embargo, todo el mundo que ha estudiado esto sabe que hay un
error de aproximadamente 200 años en la calculación del tiempo
establecido por el Talmud.
¿Cuál es ese error? Que afirma que el segundo templo estuvo en pie
aproximadamente 400 años cuando en realidad el segundo templo
estuvo en pie casi 600 años, desde el 516 hasta el 70, esto es, 586 años.
Si restamos esos 200 años de error de cálculo, a la fecha dada por Rashi
que el Mesías debería aparecer en Israel en el 240, eso nos dice que el
Mesías debió aparecer en Israel en el año 40.
Esta es aproximadamente la fecha en que vivió Yeshua, a quien nosotros
reconocemos como Mesías.
¿Qué os parece? Podéis encontrar esto en el tratado talmúdico Sanedrin
97ª y 97b.
¿Por qué entonces el Mesías ben David no apareció?
La respuesta nos la da el Talmud, en el mismo tratado mencionado
previamente.
Dice el Talmud: “Mas por causa de las iniquidades de muchos, lo
perdimos”.
En otras palabras, no fuimos dignos de recibir a Mashiaj ben David. ¿Y
qué recibimos a cambio?
Los rabinos, como sabemos, hicieron un gran esfuerzo por reconciliar
dos textos bíblicos que presentan dos perspectivas diferentes del
mesías.
Uno es el profeta Daniel que habla del Mesías invicto, lleno de poder y
gloria, viniendo en las nubes del cielo (Dan. 7:25).
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El otro es la del profeta Zacarías, que habla de un mesías humilde,
cabalgando en un burro (Zac. 9: 1ss).
¿Cómo es posible reconciliar estas dos imágenes diferentes del
Mesías?
Los rabinos talmúdicos lo explican así:
“Si somos dignos, el Mesías vendrá en las nubes del cielo, si no somos
dignos, vendrá montado en un burro”.
Ahora, contraste esto con lo dicho por el Talmud:
“Dos mil años después de Avraham, el Mesías debería arribar, mas
por causa de nuestras iniquidades, no fuimos dignos y lo perdimos”.
¿A quién perdimos? A Mashiaj ben David, pero no a Mashiaj ben Yosef,
el Mesías sufriente que entró en Jerusalén precisamente, montado en un
burro.
¿Cuántos están hasta aquí conmigo?
Sigamos:
Vilna Gaón, uno de los más sabios rabinos del siglo 8 que les mencioné
hace un rato, tiene un comentario también sobre este tratado talmúdico
de los 6 mil años que durará el mundo.
Vilna Gaón comenta un debate que tuvo el rabino Yehoshua ben
Jananyah con filósofos griegos que insistían en una respuesta sobre el
arribo del Mesías.
El rabino Yehoshua ben Jananyah responde a una pregunta de los
filósofos diciendo:
“El estado actual del mundo es la encrucijada entre la era de la Torah y
la era de Mashiaj. Es obvio que (la era de Mashiaj) no ha llegado porque
los judíos no hemos sido redimidos (terminado el exilio). Lo que
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tenemos más bien es ruina y desastre y desesperanza. ¿Por qué
entonces persisten en una fecha (esperanzadora) para arribo del
Mesías?”
Según Vilna Gaón, el problema de los filósofos es ignorar que el Talmud
tiene una nota importante que dice:
“El hijo de David (Mesías) no vendrá hasta que todos los reinos del
mundo se hayan corrompido hasta la herejía misma (Saedrin 97ª)”.
En otras palabras, según la enseñanza de Vilna Gaón1, el respetado sabio
del siglo 8, los judíos no han visto la aparición del hijo de David (Mesías)
debido a sus pecados, pero sin embargo, la era del Mesías llegó en el
tiempo justo y desde entonces, Di‐s está moviendo las ruedas de la
historia hasta su meta final, el arribo de la simiente de David” .
¿Qué pasó entonces en el famoso debate del rabino Yehoshua con
los filósofos griegos?
Vilna Gaón cuenta que los filósofos le pidieron al rabino Yehoshua
“medida del tiempo” para saber acerca de la aparición del Mesías.
En su respuesta, el rabino Yehoshua les dijo:
“Las cuerdas de David son las cuerdas por las cuales Di‐os mide al
mundo. Dos mil años de historia en la cual la gente rechaza el dominio
de Di‐s y no escoge la vida. Pero los últimos mil años el Eterno tomará a
los judíos y los guiará paso a paso hasta su total reconocimiento”. (Esto
es, el reconocimiento del Mesías).
¿Qué son las cuerdas de David? Es una referencia a 2 Samuel 8:2 donde
está escrito:
“Y derrotó a Moab, y los midió con cordel, haciéndolos tenderse en
tierra; y midió dos cordeles para darles muerte, y un cordel entero para
dejarlos vivos”.
1
Tomado del libro “ The Jew and the Conquist of Evil” , Aaron Feldman, NY, 1991.
11
En otras palabras, después de 2000 mil años (dos cordeles) de rechazo,
vendrá la era de Mashiaj y dentro de esa era, los últimos 1000 años Dios
mismo se encargará de llevar a todo el pueblo judío al reconocimiento
de su dominio.
Si usted quiere profundizar sobre esto, le recomiendo el libro, Tomado del
libro “ “The Jew and the Conquist of Evil” , Aaron Feldman, NY, 1991.
Dicho en términos simples, lo que el Talmud sugiera, lo que el Rabino
Yehoshua sugiere y lo que el sabio Vilna Gaón sugiere es que ya estamos
en la era de Mashiaj aun cuando Mashiaj ben David no haya arribado, Di‐
s sin duda nos guiará paso a paso hasta su reconocimiento final.
Por lo tanto, según Vilna Gaón, estos últimos años de la historia de la
humanidad, son un tiempo de transición hasta el final reconocimiento
por el pueblo judío, de su Mesías, pero que la era mesiánica dio inicio,
aun cuando el Mesías ben David no haya aparecido en Israel.
¿Se da cuenta usted de la importancia que esto tiene?
Ahora, contrastemos esto con el inicio del servicio a Dios mostrado por
nuestro Santo Maestro…. “El tiempo se ha cumplido, la promesa para el
establecimiento del Reino de Di‐s ha llegado, haced teshuvá y creed todo
lo que los profetas han dicho”.
Así comenzó el Maestro su mensaje…. 2000 años atrás, justamente en el
tiempo que el Talmud dice se iniciaría la era mesiánica…
¿Por qué entonces no tenemos al Mashiaj ben David?
El Talmud dice dos cosas interesantes:
Primero: Por causa de nuestras iniquidades, lo perdimos.
Segundo: El Mesías ben David no arribará hasta que todos los reinos de
la tierra se hayan corrompido.
Así pues, el Mesías vino exactamente en el tiempo previsto por los
profetas… pero lo perdimos por causa de nuestros pecados…
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¿Cómo se manifestó entonces? Como siervo sufriente… no como Mesías
invicto…
Y este es el punto: Que tenemos entonces un solo Mesías que hará su
aparición en Israel en dos momentos diferentes:
A) En un rol sacerdotal para resolver el problema de las iniquidades
de nuestro pueblo.
B) En un rol monárquico para establecer el reino de Di‐s, la paz y la
justicia perdurable.
Luego si tomamos todas las profecías que se corresponden al Mesías
Monárquico y las aplicamos a Yeshua, que no ejerció ese rol,
definitivamente Yeshua no califica para ser el Mesías.
Pero si entendemos que lo perdimos por causa de nuestros pecados… y
que el Mesías monárquico tendrá que esperar ahora hasta que todos los
reinos del mundo entren en un total estado de crisis, entonces el único
que califica bien para ambos roles, es Yeshua, precisamente.
El Talmud, en el tratado Yomáh 9 b, nos dice lo siguiente:
“¿Por qué el Templo fue destruido siendo que la gente estudiaba Torah,
guardaba los mandamientos y realizaba buenas obras?”
Responde diciendo: “Por el odio sin causa que nos teníamos”.
¿Y cuál fue el mayor odio sin causa que podríamos imaginar?
Escuche estas palabras del maestro, según están documentadas en el
masoreta Yojanan, 15:17‐24:
17
Esto os mando: que os améis los unos a los otros.
18 Si os odina, sabéis que me ha odiado a mí antes que a vosotros.
19
Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no sois del
mundo, sino que yo os escogí de entre el mundo, por eso el mundo os odia.
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Acordaos de la palabra que yo os dije: "Un siervo no es mayor que su
señor." Si me persiguieron a mí, también os perseguirán a vosotros; si
guardaron mi palabra, también guardarán la vuestra.
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Pero todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al
que me envió.
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Si yo no hubiera venido y no les hubiera hablado, no tendrían pecado,
pero ahora no tienen excusa por su pecado.
23
El que me odia a mí, odia también a mi Padre.
24
Si yo no hubiera hecho entre ellos las obras que ningún otro ha hecho,
no tendrían pecado; pero ahora las han visto, y me han odiado a mí y
también a mi Padre.
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Pero han hecho esto para que se cumpla la palabra que está escrita en
su ley: "ME ODIARON SIN CAUSA."
Ambos están de acuerdo que el problema fue, “odio sin causa”, sin
fundamento alguno.
Viene Yeshua, testifica que viene enviado por el Padre, como Moisés
testifica que fue enviado por el Padre… realiza milagros que nadie había
hecho… como Moisés realizó aquellos milagros para demostrar que en
efecto, Di-os lo había enviado…
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Hagai 2: 69.
Vayamos ahora por favor, al profeja judío Hagai (Hageo) 2: 6‐9.
Nos dice lo siguiente:
“Porque así dice el SEÑOR de los ejércitos: "Una vez más, dentro de poco,
yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra firme.
7
"Y haré temblar a todas las naciones; vendrán entonces los tesoros de todas
las naciones, y yo llenaré de gloria esta casa"--dice el SEÑOR de los
ejércitos.
8
"Mía es la plata y mío es el oro"--declara el SEÑOR de los ejércitos.
9
"La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera"--dice el
SEÑOR de los ejércitos--"y en este lugar daré paz"--declara el SEÑOR de
los ejércitos”.
Los rabinos han luchado mucho con este texto del profeta. La pregunta que
se hacían los rabinos talmúdicos era esta:
¿En qué sentido la gloria del Segundo Templo fue mayor que la primera?
¿Mas oro? ¿Mas plata? ¿Mas piedras preciosas?
Ciertamente que no, en las palabras del profeta, “la gloria” siempre se
refiere a la Presencia de Dios.
¿Qué pasó cuando se consagró el Mishkán HaKadosh?
Veamos la respuesta en Ex. 40:34‐5… Aharón no podía entrar a
ministrar porque la gloria del Señor llenó el Tabernáculo.
¿Qué pasó cuando se consagró el primer templo?
2 Crónicas 5:14; 7:1‐3 nos muestra casi el mismo cuadro… la nube de
gloria llenó el Templo…
Ahora dice el profeta Hagai: “La gloria del Segundo Templo será mayor
que la del primero”.
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¿Qué gloria cubrió el Segundo Templo cuando fue construido?
Ninguna. Ni siquiera tenía dentro el Arca del Pacto…. tampoco tenía los
querubines… tampoco tenía el fuego sagrado, tampoco tenían ni Urim ni
Tumin… (Yomah 21b)
Entonces, sin nada de eso presente, ¿qué gloria mayor que el primer
templo tuvo el segundo?
La respuesta nos la da el profeta hebreo Malaki (Malaquías) cuando
dice: (3:1‐5):
“He aquí yo envío mi mensajero para limpiar el camino delante de Mi, y
el Señor a quienes ustedes esperan, vendrá súbitamente a Su templo, y
al mensajero del pacto, a quienes ustedes esperan…”
En otras palabras, la gloria del Segundo Templo sería mayor que la
gloria del primer templo porque uno más grande que Salomón y más
grande que el templo y más grande que Moisés y más exaltado que los
ángeles, visitaría el Segundo Templo de Jerusalén.
La pregunta es, ¿quién es este visitante extraordinario que al poner sus
pies en el templo lo transformaría en una gloria mayor que la del primer
templo?
El famoso rabino medioeval, David Kinchi, conocido como el Radak, en
su comentario de Malaquías afirma: Este Señor que vendrá a este
segundo templo será el Rey Mesías mismo de Israel.
Yeshua vino al Templo de Jerusalén en reiteradas ocasiones. Allí enseñó
muchas veces. Allí ofreció la paz entre el hombre y Di‐s y ¿qué pasó?
Rechazamos al príncipe de paz.
Sabiendo de antemano lo que le ocurriría, el Maestro dijo: “No he venido
a traer paz, sino espada”.
¿Qué significa esto? Significa que debido a la dureza del corazón de
nuestro pueblo, debido al odio sin causa, en vez de paz, que rechazaron,
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el Mesías tendría que permitir la espada, es decir, la desolación, porque
Jerusalén no conoció el tiempo de su visitación.
Sin embargo, a todos los judíos que le recibieron como el Mesías, Yeshua
le trajo paz: “Mi paz os dejo, mi paz os doy, no como el mundo la da yo
os la doy, no se turbe vuestro corazón ni tenga miedo”.
A los que le seguimos nos trae la paz con Di‐os que sobrepasa todo
entendimiento, es decir, tienes que experimentarlo para conocerlo.
Y no solamente, sino que él mismo es nuestra paz, trayendo a los
alejados, a una relación de intimidad con nuestro Padre que está en los
cielos.
Un punto crucial aquí es que todo esto tenía que suceder, incluyendo la
visita del Rey Mesías al Templo, antes que éste fuera destruido de
nuevo.
Daniel 9: 24‐27.
“Setenta semanas han sido decretadas sobre tu pueblo y sobre tu santa
ciudad, para poner fin a la transgresión, para terminar con el pecado, para
expiar la iniquidad, para traer justicia eterna, para sellar la visión y la
profecía, y para ungir el lugar santísimo.
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Has de saber y entender que desde la salida de la orden para restaurar y
reconstruir a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas y
sesenta y dos semanas; volverá a ser edificada, con plaza y foso, pero en
tiempos de angustia.
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Después de las sesenta y dos semanas el ungido será muerto y no le
quedará nada, y el pueblo del príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y
el santuario. Su fin vendrá con inundación; aun hasta el fin habrá guerra; las
desolaciones están determinadas.
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Y él hará un pacto firme con muchos por una semana, pero a la mitad de la
semana pondrá fin al sacrificio y a la ofrenda de cereal. Sobre el ala de
abominaciones vendrá el desolador, hasta que una destrucción completa, la
que está decretada, sea derramada sobre el desolador.
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“Poner fin a la transgresión… ¿qué transgresión? ¿Qué tipo de transgresión?
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proclamado mesías por más de 1000 rabinos ortodoxos en USA, todos,
absolutamente todos han resultado, al final del día, falsos mesías…
¿Por qué? Por una simple razón, ninguno cumple el requisito profético
de expiar los pecados de muerte antes de la destrucción del Segundo
Templo como fue anunciado por los profetas hebreos.
¿Quieres algo más claro que esto?
Vamos a explorar un poco más el tema del Mesías como Sacerdote.
Ahora bien , ¿es este Mesías Dios o es un hombre? ¿Es el Mesías
Dios mismo en forma humana o un templo de hueso y carne donde
moró la plenitud revelable de la Divinidad? Vamos a un receso y
regresaremos con cierta información que le rechinarán los oídos a
muchos.
Usted no puede perderse eso. Ya regresamos.
El Mesías Sacerdote
Antes de irnos al receso dejamos una pregunta abierta: ¿Es este
Mesías Dios o es un hombre?
En los tiempos bíblicos, la correlación entre el nombre de una persona y
la esencialidad de su ser fue un hecho muy bien reconocido.
Un ejemplo claro se puede encontrar en la experiencia de Moisés en
Éxodo, capítulo 33. Moisés pide a Di‐os una revelación más íntima de Sí
mismo: "Entonces Moisés dijo:" Te ruego me muestres tu gloria ", es
decir, la esencialidad de tu Ser.
Y el Eterno le dijo, “Yo haré pasar toda mi bondad delante de ti, y voy a
proclamar Mi nombre, en tu presencia ".
Dios respondió a la petición de Moisés a conocerlo más a fondo con la
promesa de revelar su nombre a Moisés, equiparando así el
conocimiento del nombre con el conocimiento de la persona.
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De hecho, en el hebreo bíblico, decir, “te considero mi amigo” como Di‐
os le dijo a Mosiés (Ex. 33:12) significa literalmente, “te conozco por
nombre”. Por tanto, conocer el nombre de una persona significa tener
una “relación íntima con esa persona” más allá de lo gramatical o
lingüístico.
Cuando Moshé pide a Di‐os tener una relación más íntima aun con él, Di‐
os responde diciendo: “Proclamaré Mi Nombre en tu presencia”, es
decir, haré que tengas una relación más íntima conmigo.
El profeta Jeremías dirá después: ( 9:24)
“Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe de conocerme y de
comprender que yo soy el Señor, que actúo en la tierra con amor, con
derecho y justicia, pues es lo que a mí me agrada —afirma el Señor—“.
“Conocerme” significa “conocer mi bondad, mis pensamientos, mis
planes, mi poder, mis posibilidades”, esto es, “tener una relación íntima”
con El, todo lo cual se encierra en una expresión simple: “Conocer Su
Nombre”.
No es simplemente conocer cómo se escribe o cómo se pronuncia el
Nombre sagrado, sino tener “una relación íntima” con El, la fuente d
toda buena dádiva y todo don perfecto.
Con este entendimiento del valor y uso del “Nombre” en los tiempos
bíblicos, no es sorprendente descubrir que nuestros rabinos buscaron e
indagaron con diligencia para determinar el nombre o los nombres del
Mesías, porque tener acceso al nombre del Mesías significa tener un
conocimiento más íntimo del propio Mesías, esto es de su esencialidad,
función y propósito.
En la exploración de este asunto, los rabinos se fundamentaron en su
conocimiento íntimo de las Escrituras judías. En algunos casos,
dedujeron el nombre del Mesías de los pasajes bíblicos que eran
claramente mesiánicos.
En otros casos, sus deducciones involucraron textos sagrados que
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normalmente y a primer vista no tenían mayor trascendecia mesiánica,
pero internamente tenían un significado mesiánico oculto.
Esto es precisamente lo que nos informan los midrashim, esas
magníficas obras rabínicas que buscan explicar las Escrituras usando un
lenguaje especial, a veces como de leyenda, que son tan extraordinarios
y explicativos de las Escrituras Hebreas,
En el Midrash de sobre el libro de Ruth leemos:
"¿Cuál es el nombre del rey Mesías?" Rabí Abba B. Kahana, dijo: Su
nombre es “YHWH”, como se dice, "y este es el nombre con el cual
habría de ser llamado" Hashem Tzidkenu, “YHWH es nuestra justicia.
"(Jeremías 23:6).
La escuela de Rabí Shila dijo: El nombre del Mesías es 'Shiloh', como se
dice, "hasta que venga Siloh." (Génesis 49:10)
La escuela de Rabí Janina dijo: Su nombre es 'Janina';
como se dice, "Yo no les dará Janina (a favor, clemencia)." (Jeremías
16:13)
La escuela del rabino Jannai dijo: Su nombre es 'Yinnon', porque está
escrito: "Antes de que el sol, su nombre es Yinnon (continuará)." (Salmo
72:17)
Otros dicen: "El Mesías es llamado por los ocho nombres:"
Tzemach (Shoot)
Pelé (Milagro)
Yinnon (continuará)
Yo'etz (Consejero)
El (Dios)
Mashiaj (Mesías)
Gibbor (Poderoso)
'Avi' Ad Shalom (Padre Eterno de la Paz)
Es maravilloso notar, sin embargo, que cuando el Mesías de Israel fue
introducido en la historia humana, Dios eligió para él un nombre que
era diferente de todos los nombres que los rabinos habían propuesto.
21
Si tenemos en cuenta que “nombre” en la Escritura Hebrea está
relacionado con destino profético, entonces el nombre propio que Di‐os
escogió para el Mesías tiene mucho que decirnos acerca del Mesías.
El Código Real nos cuenta en el primer capítulo del masoreta Matityahu
que Yosef, el esposo de Miriam, recibió la visita de un santo ángel.
En las Escrituras hebreas, cada vez que un gran hombre iba a nacer, Di‐
os enviaba Su ángel para anunciarlo.
• Así por ejemplo, antes del nacimiento de Isacc, Di‐s envió un
mensajero celestial para dar la noticia a Avraham.
• Antes del nacimiento de Samsón, Di‐s envió un mensajero celestial
para dar la noticia a sus padres.
Y así sucesivamente.
Es normal entonces que antes del nacimiento del más grande de todos,
el Eterno enviara Su ángel para anunciarlo.
Esto es exactamente lo que nuestros masoretas nos dicen que ocurrió.
Di‐os envía Su emisario celestial a un varón judío Yosef, de la simiente
de David, para nunciarle que el hijo que le nacería de Miriam, deberá
tener un nombre propio específico.
El santo ángel le dijo a Yosef: “Ella (Miriam, su esposa), dará a luz un
hijo y le pondrás por nombre Yehoshua, porque él salvará a su pueblo
de sus pecados intencionales”.
Se puede aprender mucho sobre el Mesías de la consideración de este
breve texto.
La primera cosa que aprendemos es que su nombre “Yehoshua” o su
forma abreviada, Yeshua, indica que estamos en presencia de un ser
humano.
22
Aunque pueda parecer obvio para muchos que el Mesías sería un ser
humano, es necesario reafirmar este hecho, porque vivimos en una
época donde el pensamiento religioso se ve influido por la ciencia
ficcción de los concilios católicos y de la imposición de la teología
católica en la cultura occidental.
Al darle un nombre humano, se hace evidente que el Mesías no podía
ser un ángel, ni una especie de humanoide extraterrestre. Tuvo que ser
un hombre, como nosotros.
El rabino Shaul de Tarso dirá luego en su enseñanza: “Hay un solo Di‐s, y
un solo mediador ( o cohén gadol) entre Di‐s y los hombres, Yeshua
HaMashiaj, hombre”.
Si el Mesías no es hombre, no sirve para nuestra redención. Cualquiera
que infunda sobre el Mesías otra naturaleza que la humana, destruye
toda posibilidad de redención.
Que el Mesías sea hombre, humano como nosotros, es necesario para
un número de razones de las cuales, las tres más importantes son las
siguientes:
1. En primer lugar, tenía que ser un hombre con el fin de satisfacer
las demandas de la profecía.
1:1 Ya en el mismo Gan Edén, Di‐os mismo profetizó que sería “la
simiente nacida de una mujer” quien golpearía la cabeza de la serpiente.
Una mujer da a luz un ser humano, no otra cosa. Ninguna mujer puede
dar a luz otra cosa que un ser humano.
Las chivas paren chivos.
Las vacas paren terneros.
Las mujeres dan a luz seres humanos.
No hay otra cosa.
23
1:2 Los profetas predijeron muchas veces que el Mesías iba a nacer
como un ser humano.
El profeta judío Isaías escribió de él: “Ki Yeled Yulad…”
"Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el gobierno estará
sobre sus hombros ... Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrá fin."
(Is. 9:6)
El término hebreo para niño aquí es YELED , un niño.
Cuando el hebreo quiere decirnos “hijo”, nos dice “ben”, cuando nos
dice “niño”, entonces es Yeled.
Solamente un ser humano es llamado “niño”.
Ningun otra criatura nacida de una hembra recibe el nombre de “niño”,
solamente un ser humano nace “niño”.
Es evidente que el Mesías sería un ser humano.
El profeta Zacarias hablando del Mesías como “Renuevo” nos dice en su
profecía:
“He aquí un hombre cuyo nombre es Renuevo, porque “brotará” del
lugar donde está y reedificará el templo del SEÑOR”. (Zac. 6:12)
Observa: “Un hombre”, no un ángel, no un arcángel, un hombre.
Por lo tanto, para satisfacer las demandas de la profecía, el Mesías tenía
que ser hombre.
Cualquiera que asigne al Mesías una naturaleza diferente que la
humana, no está hablando del Mesías judío, del Mesías anunciado por
los profetas judíos.
Un Mesías que no sea hombre, no es el Mesías del cual hablan nuestros
profetas, es un falso mesías.
24
2. En segundo lugar, tenía que ser un hombre con el fin de
satisfacer las exigencias no solo de las profecías, pero también de
la justicia de Dios.
Como dijimos previamente, las Escrituras revelan que una de las tareas
del Mesías sería ofrecerse como una ofrenda, un sacrificio por los
pecados de muerte de su pueblo.
A pesar de esta comprensión parece extraña a muchos de nuestros
hermanos judíos hoy día, era un asunto totalmente entendido por los
profretas y los sabios antiguos.
Por ejemplo, en el Midrash sobre el Libro de Rut, se nos ofrece una
interpretación alegórica para explicar Rut 2:14.
Nos dice el Midrash: "A la hora de comer Booz le dijo: 'Ven aquí y moja
un poco de pan en el vinagre del vino.'". ..
¿Qué significan esas enigmáticas palabras de Booz?
Nos dice el Mirash que es una referencia al Mesías.
Veamos:
'Ven acá', dice el Midrash, es un llamado a la monarquía, y “coma así el
pan" se refiere al pan de la realeza, "y moja tu bocado en el vinagre "se
refiere a sus sufrimientos como está escrito: "Pero él fue herido por
nuestras transgresiones (Isaías 53:5).
Es claro que si el Mesías iba a sufrir por nuestras transgresiones, como
nuestro sustituto, entonces tenía que ser un hombre como nosotros,
porque cualquier otra cosa que no fuera hombre, no podría ser nuestro
sustituto.
Un animal no podía ser nuestro sustituto, porque nosotros no somos
animales.
Un ángel no podía ser nuestro sustituto porque no somos ángeles.
25
Un arcángel no podía ser nuestro sustituto porque no somos arcángeles.
Un serafín no podía ser nuestro sustituto, porque no somos serafines.
Di‐s Todopoderoso no podía ser nuestro sustituto porque no somos
dioses todopoderosos.
Solamente uno como nosotros podría ser nuestro sustituto.
Consecuentemente el Mesías tiene que ser un hombre. Ni más ni menos.
Hombre como nosotros.
Como está escrito:
“Hay un solo Di‐s, y un solo cohén gadol (mediador) entre Di‐os y los
hombres, Yeshua HaMashiaj, hombre”.
Quien altere esto, se ha desviado del camino de la Toráh y los Profetas y
está corrompiendo el mensaje de la redención y dañando seriamente el
plan de Di‐s.
Deja que estas palabras penetren bien tus oídos y las preserves en tu
corazón: “Solamente un Mesías hombre puede ser nuestro sustituto
porque tu yo yo somos hombres, seres humanos”.
La justicia de Di‐os establece que “El alma que pecare morirá”. (Ez.
18:4)
Preste ahora mucha atención por favor, me es necesario subrayar de
nuevo este principio:
Hay un tipo de pecado que no tiene perdón según el sistema levítico.
Son los pecados intencionales o de muerte.
Cualquiera que comete este tipo de pecado, no tiene perdón bajo ningún
sacrificio establecido en la Ley de Moisés porque no hay sustituto para
este tipo de pecado.
La justicia de Di‐s demanda que el pecado sea castigado.
26
El perdón no satisface la justicia porque el pecador no es castigado,
solamente perdonado.
Una persona perdonada no significa que no sea responsable de su
pecado. Lo es.
Yo puedo perdonar a un borracho que me haya chocado mi coche, pero
eso no significa que él deja de ser responsable. Es responsable, no es
para nada inocente.
Solamente cuando se paga la demanda de la justicia, se satisface la
justicia y la persona se vuelve inocente de su cargo y no se le puede
acusar nunca más de haber cometido esa transgresión porque pagó el
precio de su pecado.
Cuando una persona comete una trasngresión y la justicia impone sobre
él, digamos, 5 años de cárcel, al salir de la cárcel ese hombre cumplió
con la justicia y no hay tribunal humano que lo pueda volver a acusar de
esa transgresión.
La transgresión queda borrada porque la justicia fue satisfecha.
En las Escrituras hebreas, los pecados de muerte son clasificados bajo el
nombre de “Feshaim” es decir, pecados intencionales, hechos con
conocimiento de causa, con rebeldía, con alevosidad, con intención.
Pecados por ignorancia, por error por debilidad, no caen en esta
categoría y por tanto pueden ser expiados según la provisión de la Ley
de Moisés, como está escrito:
Numeros 15:27 que dice: "Y si una persona peca por error, debera
ofrecer una cabra de un año como ofrenda de pecado".
Leviticos 4:27‐28 :"Y si una persona de la gente de la tierra peca por
error al cometer uno de los mandamientos del Eterno que no deben
hacerse, y se hace culpable. Si el pecado que cometió se le hace sabido,
deberá traer su ofrenda: una cabra sin defecto por el pecado que
cometió".
27
Leviticus 5:15 ‐ 18: "Si una persona comete una malversación y peca por
error contra las cosas consagradas del Eterno, deberá traer su ofrenda
de culpa: un carnero sin defecto del rebaño, de un valor de siclos de
plata conforme al siclo sagrado, en ofrenda de culpa. Por lo que ha
privado al Santuario restituirá y le agregará un quinto, y lo entregará al
kohen; el Kohen hará Expiación por el con el carnero de la ofrenda de
culpa y le sera perdonado. Si una persona peca y comete uno de los
mandamientos del Eterno que no deben hacerse, pero no se dio cuenta y
se hizo culpable, portará su iniquidad. Deberá traer un carnero sin
defecto del rebaño, del valor de una ofrenda de culpa, al kohen; el kohen
hará Expiación por el por su error que cometió sin intención, sin que el
supiera, y le será perdonado".
Pero los pecados del tipo “Phesha” no tienen expiación en la ley de
Moisés, solamente condenación.
Ejemplo: Asesinato
Por ejemplo, el asesinato es un pecado de muerte. Es decir, no hay
sustitución en la ley de Moisés para ese pecado.
En los días cuando el Tabernáculo o el Templo estuvieron en pie, no
había forma posible de expiar los pecados de muerte.
Ni siquiera en Yom Kipur.
Yom Kipur por ejemplo, expía los pecados no intencionales de la
persona contra Di‐os, pero Yom Kipur por ejemplo, no perdona siquiera
los pecados del prójimo contra su prójimo.
Es por eso que antes de Yom Kipur es costumbre en la casa de Israel que
el hijo pide perdón a su padre, el padre a sus hijos, los estudiantes a su
maestro, el maestro a sus estudiantes y el amigo con el amigo y así
sucesivamente.
¿Por qué? Porque Yom Kipur no tiene provisión para todo tipo de
perdón.
28
Mucho menos el pecado intencional. “El alma que dice, “pecaré” y luego
“me arrepentir’e” no habrá después perdón para èl en Yom Kipur”.
(Yomah).
El asesinato es un pecado que no lo perdona ni Yom Kipur, mucho
menos la justificación de ese pecado.
Usted no encontrará ningún texto en la Ley de Moisés que diga: “Si
alguno asesinó a su prójimo, que traiga como expiación un becerro o un
chivo, o una ofrenda de harina vegetal”.
No existe tal cosa en la Ley.
¿Qué dice la ley en estos casos?
Veamos Devarim 19: 1‐6 donde se nos habla de las famosas ciudades de
refugio.
“Cuando el SEÑOR tu Dios destruya las naciones cuya tierra el SEÑOR tu
Dios te da, y las desalojes, y habites en sus ciudades y en sus casas,
2 te reservarás tres ciudades en medio de tu tierra que el SEÑOR tu Dios te
da en posesión.
3 Prepararás los caminos, y dividirás en tres partes el territorio de tu
tierra que el SEÑOR tu Dios te dé en posesión, para que huya allí todo
homicida.
4 Y este será el caso del homicida que huya allí y viva: cuando mate a su
amigo sin querer, sin haberlo odiado anteriormente
5 (como cuando un hombre va al bosque con su amigo para cortar leña, y
su mano blande el hacha para cortar el árbol, y el hierro salta del mango y
golpea a su amigo, y éste muere), él puede huir a una de estas ciudades y
vivir;
6 no sea que el vengador de la sangre en el furor de su ira persiga al
homicida, y lo alcance porque el camino es largo, y le quite la vida aunque
él no merecía la muerte, porque no lo había odiado anteriormente.
11 Pero si hay un hombre que odia a su prójimo, y acechándolo, se levanta
contra él, lo hiere, y éste muere, y después él huye a una de estas ciudades,
12 entonces los ancianos de su ciudad enviarán a sacarlo de allí, y lo
entregarán en mano del vengador de la sangre para que muera”.
29
Observa que no hay esperanza ninguna para el asesino.
“Su sangre vuelve sobre su cabeza”, es decir, pena capital, no hay
expiación para los pecados de muerte.
Lo mismo pasa con la idolatría, con la homosexualidad, el lesvianismo, el
bestialismo, la fornicación, el adulterio, asesinato, tener relaciones
sexuales con una mujer en estado de nidah o con su menstruación, etc.
Son pecados del tipo “feshaim” o sea, pecados intencionales, pecados de
muerte.
Por tanto el que asesina a su prójimo comete un pecado de muerte y esa
persona es “cortada de Israel”, es decir, no tiene ni parte ni suerte entre
los redimidos.
¿Cómo Dios podría entonces resolver esto, perdonar y redimir al
hombre por un lado y satisfacer las demandas de la justicia divina
por el otro?
El profeta Isaías nos da la respuesta.
En el capítulo 53 de su profecía, el profeja judío nos revela esto: “Todos
nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual tomó su propio
rumbo, pero Di‐os puso en él (esto es el Mesías) el pecado… (¿qué
pecado? El texto hebreo dice: “Pesha”) de todos nosotros”.
Es decir, Di‐s buscó un sustituto como nosotros para hacerlo
responsable del pecado de muerte de todos nosotros. Ese sustituto es el
Mesías.
Más tarde, el mismo profeta Isaías nos dice en su profecía, 59:20 lo
siguiente:
“Ubá LeTzión – He aquí viene a Tzion
¿Quién viene a Tzión? Sigue diciendo el profeta hebreo:
Goel….Un redentor…
30
Un redentor …¿a favor de quién?
Dice el texto hebreo: Ulshabbé… esto es a favor de los que se
arrepientan….
¿Que se arrepientan de qué? Dice el texto hebreo:
Ulshabé Pesha… es decir, de los pecados intencionales, los pecados
penados por “muerte eterna”.
“Ubá LeTzión Goel Ulshabé Pesha, be Yaakov, Neum HaShem”.
“Un redentor vendrá a Tzión a favor de los que se arrepientan de los
pecados de muerte en Yaakov, advierte el Eterno”.
Ese goel, que es una de las funciones supremas del Mesías, tenía que ser
un hombre con el fin de satisfacer las exigencias no solo de las
profecías, pero también de la justicia de Dios.
Por eso la profecía se refiere a él como “varón de dolores”… varón,
hombre. No un ángel, no otra cosa, un hombre.
Recuerda esto y que nadie pueda arrebatarlo de tu mente y de tu
corazón:
“El Mesías, tenía que ser un hombre con el fin de satisfacer las
exigencias no solo de las profecías, pero también de la justicia de Dios.
Un hombre pecó, un hombre sin pecado tiene que sustituirlo para
satisfacer la jusiticia divina.
Si pones como sustituto otra persona que no sea un hombre, dañas
todas las exigencias proféticas y ofreces una solución falsa para el
perdón y la justificación del pecado.
Escucha bien tierra y presta atención oh Cielos, que para la expiación y
redención de los pecados de muerte se requieren dos cosas:
31
a) Que el hombre haga teshuvá, que el hombre se arrepienta.
b) Que el goel enviado a Tzión sea un hombre que nos sustituya ante
la justicia divina.
Di‐s nos envió ese hombre. valor de dolores, experimentado en
quebrantos, y porque escondimos de él el rostro, fue menospreciado y
no lo estimamos.
Dice el profeta Isaías:
“Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades
y soportó nuestros dolores”.
“Pensábamos que fue herido, humillado y golpeado por Di‐s”
¿Por qué? ‐por haber violado la ley, pero en realidad fue por otra cosa….
¿qué otra cosa?
Dice el profeta: “En realidad fue traspasado por nuestras rebeliones, y
molido por nuestros pecados de muerte (iniquidades, peshaim), sobre él
cayó el castigo de nuestra paz, y por su llaga fuimos nosotros curados”.
Ambas cosas son requeridas para expiar el pecado de muerte:
a) Que nos arrepintamos ante Di‐os.
b) Que tengamos un sustituto capaz.
¿Qué sustituto capaz nos ha ofrecido Dios?
¿Las buenas obras? No.
¿Un macho cabrío? No.
¿Tzedaká? No.
¿Cuál es entonces el sustituo capaz ofrecido por Di‐s?
“Ubá LeTzión Goel Ulshabé Pesha, be Yaakov, Neum HaShem”.
“Un redentor vendrá a Tzión a favor de los que se arrepientan de los
pecados intencionales en Yaakov, advierte el Eterno”.
32
Usted no puede cambiar esto. Usted no puede decir que la oración es un
sustituto para nosotros.
Usted no puede decir que la Tzedaká es un sustituto para nosotros.
Usted no puede decir que los maasim tovin, las buenas obras, es un
sustituto para nosotros.
El único sustituto que Dios acepta es el que él mismo ha escogido, su
justo Mesías.
“Di‐s puso en él, el pecado de todos nosotros”.
Por tanto, para satisfacer la justicia divina, ese goel tiene que ser un
hombre, no puede ser otra persona que un hombre, porque el pecado
entró en el mundo por un hombre y por un hombre tiene que venir la
redención.
¿Quién es ese hombre? El Mesías es ese hombre.
Si cambias esto te estás desviando de la Toráh y de los profetas y estás
creando un falso mesías y una falsa redención.
Y al final del día te podrías llevar una terrible sorpresa: que tu sello de
redención no es auténtico y por tanto, no te dejarán entrar al mundo por
venir.
Escucha bien: “Solo un mesías hombre puede satisfacer la demanda de
la justicia divina porque esa demanda fue impuesta a los hombres, “el
hombre que pecare, morirá”.
Objeción:
Por supuesto, algunos levantan una objeción o varias objeciones contra
este claro mensaje de la Biblia Hebrea.
¿Qué dice la objeción?
33
En la Biblia Hebrea se encuentran muchas instancias donde Hashem
perdonó los pecados sin el derramamiento de sangre.
Lo vemos en la historia de Yonah y Ninive, la historia del Becerro de Oro y
la historia de Batsheva y el Rey David.
En cada uno de estos casos Hashem perdonó los respectivos pecados sin
necesidad de sangre sacrificial y sin goel o redentor humano.
Por ejemplo, en el Libro de Shemuel de la Biblia Hebrea vemos que el
Profeta Natan le dijo al Rey David con relación a Batsheva que Hashem ya
le habia perdonado su pecado en el momento en que David terminó su
acto de arrepentimiento. "David le dijo a Natan, 'Yo he pecado contra
Hashem!' Natan le respondió a David, 'Tambien Hashem ha remitido (ha
conmutado) tu pecado; no morirás" (2 Shemuel 12.13)
¿Qué vamos a decir a esto?
Si Di‐os perdonó el pecado de Nínnive y al pueblo judío en relación con
el pecado de idolatría del becerro de oro y en el caso de David con
pecados de “abuso de poder, mentira, confabulación, asesinato y
adulterio”, y nada de eso requirió ni sacrificios ni goel alguno, y en
todos esos casos, Di‐os perdonó el pecado de ellos muchos de los cuales
eran de muerte, ¿qué necesidad había entonces de un goel para el
perdón de esos pecados?
Además de eso, en el libro del profeta Oseas capítulo 14:2 hay un texto
importante que se ha traducido de dos maneras:
Primera traducción: "Tomen con ustedes sus palabras y vuélvanse a
Hashem y díganle: Perdona toda nuestra iniquidad y acepta las buenas
intenciones y deja que nuestros labios substituyan a los toros"
(Hoshea 14.2).
Segunda Traducción: “Tomad con vosotros palabras, y volveos al
SEÑOR. Decidle: Quita toda iniquidad, y acéptanos bondadosamente,
para que podamos presentar el fruto de nuestros labios”.
Hay una diferencia en ambas traducciones.
Ambas dicen lo mismo al comienzo del texto. Pero el final es diferente.
34
La primera dice: “Que nuestros labios substituyan los toros”.
La doctrina de esta traducción sería entonces que la oración reemplaza
los sacrificios de animales hechos en el Templo para la expiación del
pecado.
Por lo tanto, en caso de no haber templo o no tener acceso al Templo,
suficiente es que la persona se arrepienta y le ore a Di‐os para el perdón
de sus pecados y consecuentemente Dios le perdonará.
En este caso no se hace necesario un goel, y por tanto, no hace falta
Yeshua para nada.
La segunda dice: “ Para que podamos ofrecer el fruto de nuestros
labios”.
La doctrina del texto sería que una vez perdonados por Dios, nuestras
labios le den gracias y le alaben, dejando así abierto el principio de que
solamente Dios puede perdonar los pecados por el método que El haya
escogido.
¿Cuál de las dos es la traducción correcta?
La respuesta es: las dos son correctas. El texto hebreo permite ambas
traducciones, pero la última es la más apropiada, la única que tiene
sentido de las dos.
¿Por qué?
Piensa en esto:
Las dos palabras claves en estas traducciones son “toro” y “fruto”.
Ahora bien, en español, no hay relación ninguna entre “toro” y “fruto”.
Nuestro oído siente una relación si decimos por ejemplo, “toro” y “loro”,
o “Fruto” y “Gusto”
Pero al escuchar, “toro” y “fruto” no sentimos ninguna relación.
35
Sin embargo, recordemos que Oseas fue escrito en hebreo y en hebreo
hay una relación entre “toros” y ¨”frutos”.
Las dos palabras son estas: “Parim” y “Perim”, de hecho, ambas
palabras se escriben iguales, solamente cambia la vocalización.
Parim = toros jóvenes, becerros. Perim = frutos
Debido a la importancia que esto tiene, debo decir lo siguiente:
Primero: El profeta Oseas hace una distinción en su profecía entre la
Casa de Judá y la Casa de Israel.
Sabemos que para el tiempo de Oseas, la monarquía había sido dividida
en Israel. El reino de David se partió en dos.
Una parte, conformada por diez tribus dirigidas por descendientes de
Efraim, el primogénito de José, y otra parte conformada por dos tribus,
Judá y Benjamín, bajo el liderazgo de un descendiente de David.
Es importante entender esto, porque con la caída de Samaria, que vino a
ser la capital del reino de Israel (norte), se da un exilio israelita que no
es el exilio babilónico.
Los hijos del Israel del Norte fueron llevados fuera de las fronteras de
nuestra patria, contra su voluntad y eso constituyó en verdad, el primer
exilio hebreo2.
Con la desaparición de la Casa de Efraim o Israel del Norte, el Templo en
Jerusalén continuó en pie y los sacrificios y ofrendas siguieron su curso
por muchos años más, hasta que finalmente la Casa Santa fue destruida
por el malvado Nabucodonozor, el babilonio.
2
Vea 2 Reyes 17:1-18:22 y note que aunque se invadió Judá, Jerusalén no cayó en mano de los asirios,
solamente el reino del norte de Israel, que se fue al exilio hasta nuestros días. Para un estudio más detallado
del tema, vea la obra: “Raíces Hebreas del Cristianismo” por el mismo autor que puede ser adquirida en su
librería más cercana o visitando www.codigoreal.com/inf
36
De modo que el mensaje de Oseas de “sustitución de los toros por la
ofrenda de nuestros labios” es una interpretación sumamente riesgosa,
toda vez que el Templo de Dios estaba aun en pie y los sacrificios
seguían dándose en Jerusalén.
Si la profecía de Oseas hubiera significado reemplazo de los sacrificios
por la oración penitente, habría sido una contradicción con la realidad
del Templo y los milagros diarios que en el Templo de Jerusalén
sucedían como resultado de la Presencia Divina sobre el Palacio
Sagrado.
Segundo: El lenguaje de Oseas no puede ser tomado entonces como una
teología del reemplazo, porque el profeta mismo, para ofrecer sus
sacrificios y participar de las fiestas bíblicas, incluyendo Yom Kipur,
subía al templo de Jerusalén a ofrecer y compartir de aquellos
sacrificios.
¿Cómo explicamos que Oseas esté diciendo por un lado: “Pueblo de
Israel, Dios ha cambiado Su mente, desde ahora no son necesarios los
sacrificios, con la ofrenda de nuestros labios podemos obtener la
expiación de nuestros pecados”, y acto seguido, tomar su bastón y subir
hacia Jerusalén para santificar Pésaj, Shavuot y Sucot, las fiestas
peregrinas que como profeta estaba obligado santificar en Jerusalén?
¿No ayunó más Oseas el día de Yom Kipur ni participó más en los
servicios de expiación del Templo luego de recibir esta “revelación”?
Es evidente que afirmar que Oseas hizo eso, en el contexto y tiempo que
tiene lugar su profecía, cuando el Templo estaba aun en pie y el sistema
de sacrificios operando, es absolutamente ilógico y fuera de contexto.
Tercero: El hebreo de Oseas es uno de los más difíciles de traducir de
toda la Escritura, especialmente el texto que estamos considerando
aquí, donde se mencionan los toros.
Literalmente dice: Unshalemah Perim Sefatenu
37
Esto es lo que explica por qué en algunas versiones hebreas, los editores
colocan un pie de página con la siguiente advertencia: “Aquí el
significado del hebreo es incierto”. ¿Qué es lo incierto?
Que “shalemah” viene del verbbo “shilem” que significa en todo lugar,
“pagar un voto o una promesa” .
¿De dónde entonces cambiar ese significado de “pagar” y reemplazarlo
por “sustituir” una ofrenda?
La traducción que dice: “Que nuestros labios substituyan los toros”,
violenta el hebreo porque “shilem” no significa “en vez de”, sino
“pagar” y por tanto, la siguiente palabra “parim” (toros) podría más bien
significar “perim” (frutos) no “toros”.
Si traducimos literalmente, “pagaremos u ofreceremos los toros de
nuestros labios”, no tiene sentido alguno.
Pero si decimos: “Pagaremos u ofreceremos el fruto de nuestros labios”,
tiene sentido.
¿Fue así comprendido por los sabios judíos antiguos?
En efecto, la Septuaginta, la traducción judía más antigua que existe, que
viera la luz mucho antes que Yeshua naciera y por tanto, cuando todavía
no existían los debates que ahora confrontamos, no tradujo “parim”
como “toros” sino “perim” como “frutos” y por tanto sugiriendo que en
el lenguaje del profeta Oseas, la idea de sustitución de los sacrificios no
estaba para nada presente, mucho menos por el uso de la raíz “shilem”
(pagar) que le antecede en el texto hebreo.
En este caso, los sabios judíos que tenían una versión del texto hebreo
de Oseas tradujeron Oseas 14:3 de la siguiente manera:
“Te pagaremos (shelim) los frutos (no los toros) de nuestros labios”
Todo el que conoce bien el hebreo bíblico podrá comprobar que el
término “shilem” que usa Oseas en 14:2(3), nunca se usa en ningún
38
lugar de las Escrituras en relación con las ofrendas por los sacrificios
expiatorios, pero sí en relación con los pagos de votos a Dios.
Evidencia: Eclesiastés 5:4
“Cuando á Dios hicieres promesa, no tardes en (shilem)
pagarla; porque no se agrada de los insensatos. Paga
(shilem) lo que prometieres”.
En el texto previo, “pagar a Dios” usa “shilem” la misma raíz que
encontramos luego en Oseas 14:3.
¿Cuál traducción es más razonable entonces y en línea con el resto de las
Escrituras?
Traducir a Oseas diciendo: “Que nuestros labios sustituyan los toros” es
forzar un significado que no viene en armonía ni con el texto mismo, ni
con la situación de Oseas al momento de decirlo (el Templo aun en pie),
ni con el uso del término en otros lugares de la Biblia Hebrea, ni con la
opinión de los rabinos antiguos.
En ningún lugar de las Escrituras se afirma que Dios haya cambiado Su
Toráh y descalificado y reemplazado para esta edad presente, ni
siquiera en la condición del exilio, los sacrificios expiatorios por medio
de la sangre.
Esta fue una ordenanza divina dada a Israel por medio de Moisés.
Afirmar que Dios haya sustituido los sacrificios por la oración, el
arrepentimiento y las buenas obras, es atentar contra la Toráh y contra
el judaísmo.
Ambas cosas deben estar presentes: la actitud del corazón y la ofrenda
por el pecado.
No hay ninguna evidencia bíblica que demuestre que Dios, en esta edad
presente, haya cambiado Sus preceptos y ahora establezca la abolición
de los sacrificios reaplazándolos con los rezos.
39
El sacrificio de Yeshua, como ha sido explicado, es la meta final de todos
esos sacrificios y como fue expresado por el maestro Shimón bar Yojai3:
“Allí va el Mashiaj llevando consigo todos los sufrimientos,
enfermedades y dolores y también tomando consigo todas
las angustias de Israel que caen sobre él, sin dejar una fuera.
Y si no fuera porque el Mashiaj toma consigo ese dolor,
Israel no podría sobrevivir por causa de su negligencia con
la Toráh…no obstante, mientras Israel está en su tierra, los
rituales y sacrificios del Templo quitarían las enfermedades
del mundo… pero ahora (cuando Israel no está en su tierra),
solamente el Mashiaj puede removerlas”.
Así pues, la objeción que dice que Oseas anticipó un cambio en la Toráh,
es totalmente inaceptable.
Por otro, piensa en esto:
“Si Di‐os tenía en mente perdonar el pecado de Israel solamente con el
arrepentimiento y las buenas obras, sustituyendo los toros por la
oración de nuestros labios, ¿por qué entonces no se instituyó desde un
principio este sistema?
¿Por qué gastar tanto en el Tabernáculo, en los sacrificios de animales y
en todo el protocolo interminable de derramamiento de sangre, año tras
año para luego, al final del día, decir: nada de eso hace falta, suficiente es
que ustedes me oren con un corazón arrepentido y eso es suficiente.
¿Por qué Di‐s no envió el mensaje de Oseas al final de la historia del
primer templo, antes de la construcción del tabernáculo y de la
imposición del sistema levítico de expiación del pecado?
Les diré por qué. Porque para la remisión del pecado, ya sea por yerro,
por error, por ignorancia o por debilidad, se requiere una ofrenda, se
requiere una víctima para que la justicia pueda ser satisfecha.
3
Libro del Zohar 2:221 sobre Isaías 53:5. Paréntesis añadido para clarificación.
40
La justifica demanda que se pague por el daño causado. El
arrepentimiento es fundamental, pero tiene siempre que ir acompañado
de una ofrenda por el pecado, sea de lo que sea.
Si no hay ofrenda por el pecado, hay perdón, pero no justificación.
Y por tanto, la persona no puede entrar al Gan Edén el día de su muerte.
Por tanto, las personas que se arrepienten de sus pecados por
yerro, requieren todavía una ofrenda para satisfacer la justicia
divina.
Si esto es así de los pecados por yerro, ¿cuánto más no lo será por los
pecados intencionales o de muerte?
Por tanto, aun cuando las personas se arrepientan de sus pecados de
muerte, como fue posiblemente el caso de Nínive por ejemplo, como fue
el caso de los hijos de Israel en lo relacionado al pecado del becerro de
oro o como fue el caso de David, al morir, esas almas no pudieron
entrar al Gan Edem.
Es por eso que está escrito en nuestros libros que “David no subió al gan
edén, al cielo” (Hechos 2: 34 ).
¿A dónde iban esas almas? Al seno de Avraham.
Y tuvieron que estar allí en el seno de Avraham hasta que la ofrenda por
el sacrificio de sus pecados que pagara las demandas y vindicara la
justicia divina fuera ofrecida.
La expiación requiere no solamente arrepentimiento, requiere
satisfacción de la justicia divina.
Y la única ofrenda que satisface la justicia divina por los pedados de
muerte, es lo que está escrito en los profetas hebreos:
“Ubá LeTzión Goel Ulshabé Pesha, be Yaakov, Neum HaShem”.
41
“Un redentor vendrá a Tzión a favor de los que se arrepientan de los
pecados de muerte en Yaakov, advierte el Eterno”.
3. En tercer lugar, el Mesías tenía que ser un hombre para
satisfacer nuestra necesidad de un sumo sacerdote compasivo.
Aunque es bien sabido que el Mesías sería un rey, no es tan conocido es
su función como sacerdote‐es decir, uno que representa la causa de su
pueblo ante Dios.
Sin embargo, esto es lo que los profetas nos enseñan.
El Salmo 110:1 que es un salmo mesiánico, afirma del Mesías:
“Tú eres cohén sacerdote ‐para siempre, según el orden de Malki‐
Tzedek”.
El Mesías como sacerdote es una de las revelaciones más
importantes de toda la Escritura Hebrea.
El profeta Zacarías declaró este mismo principio en su profecía, como
está escrito:
“Sí, El reedificará el templo del SEÑOR, y El llevará gloria y se sentará y
gobernará en su trono. Será sacerdote sobre su trono y habrá consejo de
paz entre los dos oficios”. ( 6:13)
Observa esa frase. Dice el profeta judío Zacarías del Mesías:
“U Mazal al kisó HaShem Cohén al kisó”… esto es, “ gobernará en el
trono de HaShem será sacerdote sobre Su trono”.
¿Está escuchando eso? Dice el profeta judío Zacarías que el Mesías será
“cohén sobre su trono”, es decir, “sacerdote”.
¿Cómo entendemos entonces que el Mesías es rey por un lado y
sacerdote por el otro?
A esto responde el profeta judío Zacarías diciendo:
42
“Va‐azat Shalom Tiheyé ben Shanején”.
Esto es: “y habrá consejo de paz entre los dos oficios.'"
¿Lo quiere usted más claro? Dice: El Mesías tendrá dos oficios, uno será
el de rey y el otro será el de sacerdote y no habrá contradicción entre
estos dos roles, sino “consejo de paz entre los dos oficios”.
Un sacerdote es alguien que ofrece un sacrificio en representación
de otra persona.
Un sacerdote es alguien que trae a uno lejano, cercano a Dis.
¿Qué sacrificio ofrece el Mesías? ¿Sangre de toros? ¿Sangre de machos
cabríos? ¿Harina vegetal? ¿Ofrenda de oro o plata o piedras preciosas?
No, nada de eso es apropiado para redimir al hombre de los pecados
intencionales, de los pecados de muerte, de los pecados que no tienen
perdón según el sistema levítico.
¿Qué ofrece entonces el Mesías en representación nuestra?
La respuesta de los profetas es: “Su propia alma”.
Dice el profeta judío Isaías en el capítulo 53 de su profecía:
“yo le daré parte con los grandes
y con los fuertes repartirá despojos….
¿Por qué? Dice el texto hebreo:
“Heerá Lemavet Nafshó Veet peshaim…”
“porque derramó, literalmente, “vació y ofreció” su alma por los
pecados de muerte…., llevando los pecados de muchos e intercediendo
por los transgresores”.
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Esta imagen del Mesías entregando su propia alma como ofrenda por los
pecados de muerte e intercediendo por los transgresores que no
podrían alcanzar perdón por el sistema levítico, nos lo presenta en su
función sacerdotal.
Solamente un ciego no vería esto. Mas claro ni la luz del sol.
¿Qué ha pasado entonces?
Que hemos hablado tanto del Mesías en su función monárquica que nos
hemos olvidado de su función sacerdotal.
Un mesías sacerdote, que ofrece una ofrenda de expiación por los
pecados de muerte del hombre, es la verdad teológica judía más
extraordinaria de todas.
Siendo el Mesías un sacerdote según la orden de Malki‐Tzedek, cuando
vamos a las Escrituras nos encontramos que precisamente la figura
histórica de Malko‐tzedek reune en sí mismo dos funciones: una
monárquica, fue rey de Salém, y otra sacerdotal, “trajo pan y vino” en
sus manos para hacer un sacrificio de paz a favor de Avraham.
En efecto, está escrito en nuestra Biblia hebrea, en Génesis 14:18:
“Entonces Melquisedec, rey de Salem, sacó pan y vino; él era sacerdote
del Dios Altísimo”.
Es evidente que Malki‐tzedec ejercía dos roles, uno monárquico y otro
sacerdotal.
El Salmo 110:1, nos presenta a David hablando del Mesías y diciendo:
“Así ha jurado el Eterno y no se arrepentirá: Tu eres sacerdote para
siempre según la orden de Malki‐Tzedek”.
Como vemos, el Mesías como sacerdote es una de las revelaciones
más importantes de toda la Escritura Hebrea.
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Y para mostrarse compasivo hacia nosotros, debía ser hombre como
nosotros, porque solamente un que es hombre puede comprender el
dolor y la ansiedad que surge en el corazón cuando estamos marcados
por la pena del pecado.
Solamente uno como nosotros podría ser compasivo hacia nosotros.
Este es precisamente el mensaje que encontramos en nuestro Código
Real.
En las palabras del rabino Shaul de Tarso, se nos dice lo siguiente: (Heb.
7:26‐28)
“Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, él (Yeshua el
Mesías) igualmente participó también de lo mismo… ‐ esto, es, carne y
sangre, o sea un ser humano como nosotros‐
“…para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder
de la muerte”.
Y luego nos habla de la conveniencia de tener un sacerdote así:
a) Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse
de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como
nosotros, pero sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al
trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia
para la ayuda oportuna. ) 4:15,16)
¿Oyó eso? Uno tentado en todo según nuestra semejanza… por eso tenía
que ser hombre como nosotros, porque Dios no puede ser tentado.
Así está escrito en nuestros libros. Ya’akov, el hermano de Yeshua, cuyo
nombre luego fue corrompido a Santiago, nos dice en su carta lo
siguiente: ( 1:13)
“Que nadie diga cuando es tentado: Soy tentado por Dios; porque Dios
no puede ser tentado por el mal y El mismo no tienta a nadie”.
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Si Yeshua fue tentado es porque el fue hombre, porque Dios no puede
ser tentado, es totalmente absurdo pensar tal cosa.
Entonces nos convenía que el Mesías fuera hombre para ser compasivo
con nosotros los hombres.
El rabino Sahul enfatiza una vez más esta ventaja que tiene para
nosotros que el Mesías sea un sacerdote hombre:
b) Hebroes 7: 26‐28
“Porque convenía que tuviéramos tal sumo sacerdote: santo, inocente,
inmaculado, apartado de los pecadores y exaltado más allá de los cielos,
27 que no necesita, como aquellos sumos sacerdotes, ofrecer sacrificios
la palabra del juramento – O sea, el Salmo 110‐que vino después de la
ley, ( David que escribió este salmo, es posterior a la ley de Moshés)
designa al Hijo, hecho perfecto para siempre”.
El Mesías tenía que ser un hombre para satisfacer nuestra
necesidad de un sumo sacerdote compasivo.
¿Qué tenemos pues? ¿Cuál es el problema?
La Biblia hebrea dice: (Salmos 14:2,3):
"El Señor mira desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver
si había algún entendido, que buscan a Dios Todos se desviaron, a una se
han corrompido;. No hay quien haga lo bueno, no, ni siquiera uno
"(Salmos 14:2‐3).
Salomón dirá después: “No hay justo en la tierra que haga el bien y
nunca peque”.
Basado en esto, rabino Shaul dirá luego: “Todos pecamos y todos
estamos destituidos de la gloria de Di‐s” ( Ro. 3:23).
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En otras palabras, todos estamos excluidos del mundo por venir.
La pregunta es: ¿Estás de acuerdo con la Sagrada Escritura que
todos hemos pecado y que estamos privados del mundo por venir?
Admitir responsablemente ante Di‐os que hemos pecado, que no
cumplimos con la norma de Di‐os, y que nunca podremos ser lo
suficientemente buenos por nosotros mismos, es el principio de la
solución al problema de nuestros pecados de muerte.
Mientras callemos esto, mientras busquemos racionalizar y procurar
juustificarnos a nosotros mismos, no encontraremos gracia.
“Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes”.
¿Es usted lo suficiente humilde como para reconocer delante de Di‐os
que ha pecado y que no tienes parte en el mundo por venir, sino que
estás separado de la gloria de Dios por toda la eternidad?
Este es el primer y más importante paso hacia nuestra redención.
¿Por qué? Porque la promesa del goel que viene a Tzión es a favor de
los que se arrepienten de sus pecados de muerte.
2. Separación de Dios.
Mire lo que dice el profeta judío Isaías en 59:2:
"Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro
Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar [Su] rostro de ti, Para que no
oír" (Isaías 59:2).
En otras palabras, por transgredir Sus mandamientos, se ha creado una
separación entre Di‐os y nosotros…
¿Está usted de acuerdo con la Biblia Hebrea de que estás separado de
Di‐s, “cortado” de Di‐s y privado de la entrada al mundo por venir?
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Mientras usted no acepte esto, no podrá haber esperanza para usted.
Ahora bien, ¿qué vamos a hacer ante esta situación? ¿A qué vamos a
apropiarnos para revertir esta situación?
3. La Biblia Hebrea nos muestra el camino de Dios, la solución de
Dios.
El profeta judío Isaías responde a esto diciendo:
"Pero él [se] herido por nuestras transgresiones, [era] molido por
nuestros pecados: el castigo de nuestra paz [fue] sobre él, y por su llaga
fuimos nosotros curados" (Isaías 53:5).
Rabino Shaul tomará eco de estas palabras y nos dirá luego:
"Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún
pecadores, el Mesías murió por nosotros, o sea, en nuestro lugar"
(Romanos 5:8).
La pregunta es: ¿Entiendes y aceptas esto y estás de acuerdo con la
Biblia Hebrea y crees que Yeshua es el Mesías que en el ejercicio de su
rol sacerdotal ofreció su alma a cambio de la tuya? ¿Estas de acuerdo
que en Yeshua Dios hizo un intercambio extraordinario, cortando el
alma de Mashiaj y condenándolo a muerte para no tener que hacer
contigo?
El alma de Mashiaj bajó a los infiernos para que cuando tu mueras no
tengas que ir a ese lugar de tormento.
El sufrió eso en nuestro lugar. Pagó el precio que nosotros no podíamos
pagar. Y murió.
¿Aceptas eso? ¿Estás de acuerdo con la Biblia que esto es así?
4. Finalmente, la Escritura Hebrea profetizó que después de haber
gustado la muerte por nosotros, para satisfacer la justicia divina,
Dios levantó a Yeshua de entre los muertos y lo hizo Señor y
Mesías.
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El profeta Isaías capítulo 53 nos lo dice así:
“Después que haya expuesto (vaciado) su alma hasta la muerte, verá
linaje, vivirá por largos días y la voluntad de HaShem será en su mano
prosperada”.
¿Cómo puede vivir largos días después de haber muerto? Hay una sola
respuesta: Dios mismo lo resucitó de entre los muertos al tercer día.
Como está escrito en libro de los Salmos: “No dejarás que tu santo vea
corrupción”. (Sl. 16).
¿Te atreves a creer esto?
Los Emisarios originarios de Yeshua escribieron esto:
"Si confiesas con tu boca que Yeshua es el Mesías , es decir el que
derramo su alma hasta la muerte, y crees en tu corazón que Dios le
levantó de los muertos, serás salvo." (Romanos 10:9), es decir, te serán
perdonados y justificados todos tus pecados, serás declarado inocente
de todos los cargos, la justicia será satisfecha, y te será dada entrada
segura en el mundo por venir.
¿Te atreves a creer esto? ¿Estás de acuerdo en tu mente y en tu corazón
que esto es así, como lo dice la Escritura Hebrea?
¿Está de acuerdo con la Sagrada Escritura para creer que Yeshua
resucitó de entre los muertos? ¿Está usted ahora dispuesto a confesarlo
como su redentor enviado por Hashem, y creer en su nombre y
aceptarlo como ese goel prometido a los que se arrepienten de sus
pecados?
¿Quiere usted hacer esta oración conmigo?
“Padre, creo que Yeshua es nuestro justo Mesías. Creo lo que dicen tus
profetas, que él es el redentor que Tu enviarías a Tzión a favor de los
que se arrepienten de sus pecados de muerte. No tengo nada que
ofrecer por la salvación de mi alma. Excepto confiar en el sustituto que
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has enviado a mi favor. Creo que Tu has puesto mis pecados de muerte
sobre él. Que él tomó mi alma contaminada por el pecado para
ofrecerme la suya sin pecado. Que él siendo rico, se hizo pobre para que
por su pobreza yo fuera enriquecido.
Creo que tu pusiste en él mis pecados de muerte. Creo que después de
tres días, tu lo levantaste de entre los muertos y lo has hecho Señor y
Mashiaj. Yo acepto esto, estoy de acuerdo con tu testimonio y confieso
que Yeshua es mi redentor. Te doy gracias por enviarme un sacerdote
así, compasivo y bondadoso, que entiende mi humana debilidad y me
liberta. Gracias Padre, lo agradezco de todo corazón”. Amén.
¿Hizo usted esa oración? ¿Expresa esta oración el sentir de su corazón?
¿Qué hizo Dios entonces con todos tus pecados acumulados por años y
años delante del trono de la gloria?
Los anuló completamente… te ha perdonado y te ha justificado, es decir,
te ha declarado inocente de todos los cargos.
La justicia ha sido satisfecha… tus pecados fueron castigados… solo que
el castigo no cayó sobre ti, sino sobre el Mesías… y ahora tu eres libre de
esos pecados y tienes tu pase al mundo por venir…
¿Entiendes esto?
¿Cómo tienes que vivir ahora?
Ahora tenemos que vivir como gente redimida… no en temor e
inseguridad, sino en total confianza y santidad…
Ahora tenemos que vivir guardando sus mandamientos, no buscando en
ello pagar el precio de nuestro pecado… eso ya ha sido pagado… sino
guardándolos porque es mi nueva naturaleza, es mi nueva vida… es mi
razón de ser: “Temer a Di‐s y guardar sus mandamientos, porque esto es
el todo del hombre”.
Este es el mensaje de la redención, el único mensaje que tiene vida
eterna… y todo esto depende de que Yeshua sea hombre… de lo
contrario, todo es un teatro y una farsa… sin setido ético alguno…
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Bendito sea Di‐os que nos ha dado un redentor así.
Preguntas:
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