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EL CÜLEGIAL ,
O SEMINARISTA
TEÓRIGA Y PRÁGTIGAMENTE INSTRUIDO.
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ó mas bien necesaria para los jóvenes de nueslrosïiias
que siguen la carrera eclesiástica.
Escrita por el Excmo. ¡S Ilmo.
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PRÓLOGO.
SEGCION I.
nn Los SEMINARIOS.
CAPÍTULO 1.
De la necesidad y objeto de los Seminarios.
Los Prelados son los primeros que sienten la
necesidad de los Seminarios; ellos son los que
deben velar, no solo sobre sí mismos sino tam
hien sobre toda la grey en la cual el Espíritu
Santo les ha instituido Obispos para apacentar
y gobernar la Iglesia de Dios, que Jesucristo ha
ganado con su propia sangre ‘.
Cada Prelado en su diócesis es un hombre so
lo, Sor sí solo bien poco podrá. Un general S1n
sol a os, pocas óninguna batalla puede presen
tar á sus enemigos, poco ó ningun terreno con
__ 15 __
denados ya de sacerdotes y colocados en las par
roquias son , con su buen ejemplo , modestia y
exhortaciones la admiracion yla santificacion de
los pueblos. A ellos acuden los feligreses con con
fianza y satisfaccion para consultarles, no solo
los asuntos de su conciencia , sino tambien sus
negocios temporales y domésticos. La experien
cia enseña en efecto , que nadie ins ira ni ma
-' yor ni tanta confianza en el corazon e los fieles
como su pro io cura, cuando ven en él esas do
tes de virtu y de saber. No ven entonces en él
v a un hombre como los demás, sino a un Angel
de Dios que está, como medianero, entre Dios y
los hombres; ven en él un guia que los dirige,
un maestro que los instruye, un padre que los
ama, que los consuela y asiste espiritual y cor
oralmente ; ven en él un amigo fiel que nunca
os abandona, que continuamente los acompaña
desde la cuna hasta el sepulcro, y aun mas allá
con sus ruegos y oraciones para el eterno des
canso de sus almas. El toma parte en sus ale
grías yfiestas, y preside en sus defunciones y
lutos. El derrama sobre ellos el bálsamo de la
consolacion en sus tristezas y aflicciones; ycuan
to son mayores las penas de sus feligreses , tanto
son mas frecuentes las visitas del Padre cura, y
mayores los servicios que les presta.
CAPÍTULO IV.
Que’jóvenes deberá admitir el Prelado en su
Sermnario.
El Prelado se guardará muy mucho de admi
tir en su Seminario como internos , aunque sea
l
—' 16 — , , ,‘‘
pagándose
pues para los
se sientan la manutencion,
con seglares
vocacion(yaa hay
la alos
colegios
jóvenes
carrera y univer¡.--_
quÉ nea. j
eclesiástica,»
' Mclíor est enim unus tímens Deuin , quam mílle filii im
píi. (Eccli. xvi, 3).
' Non vos me ele istis: sed ego elegí vos, et posuí vos ut
eatis, et fructum a eratis, et fructus vester maneat; ut quod
cumque petíerítis Patrem in nomine meo, det vobis. (Joan.
c. xv, 16 ).
' IMach. v.
' Vide tomo II, parte II, sec. I, cap. xvn, art. 1.°
~
_-_ 27 _
CAPÍTULO VI.
Seminaristas internos y externos.
Los jóvenes que se sienten con verdadera vo
cacion al estado eclesiástico, deben acudir al Se
minario para instruirse en las obligaciones de su
ministerio. Deben en todo imitar á Jesús, singu
larmente en lo que hizo siendo de edad de doce
años, cuando se uedó en el templo entre los
sábios y doctores e la ley‘. Jesucristo, que todo
lo sabia, que no tenia necesidad alguna de apren
der, sin embargo , para dar ejemplo alos jóve
nes que él llama para la Iglesia y ministros su
yos, se queda enel tem lo : bien sabia el dolor
y pena ue tendrian su ladre san José al ver
se priva os de su compañía. A iora bien, si Je
sús , que todo lo sabia , hace esto, ¿ qué no de
herá hacer un jovencito que todo lo ignora, y _
tiene necesidad de aprender? Tal vez su padre y -
su madre sentirán el verse privados de su com
pañía por dejarlo en el Seminario; pero él les
ebe consolar diciendo que no tengan pena por
eso, por ue han de saber jque se ha de ocupar
en aquel as cosas que son el gusto y voluntad
del Padre celestial, como respondió Jesús.
Es una necesidad el asistir al Seminario ; pero
se desea saber qué será mejor, ¿ser seminarista
interno ó externo? A lo que se responde absolu
tamente hablando, mejor es ser interno que ex
terno para los que tienen posibilidad , pues que
Luc. u, L6.
_ 28 '_
algunos son tan obres que no tienen con que
mantenerse en el eminario, ni persona carita
tiva que les asista, ni tiene el Seminario rentas
bastantes. Sobre estos no hay que decir; solo se
habla de los que tienen posibilidad para mante
nerse por sí mismos, porque les dan sus padres.
A esto se responde que si el Seminario está bien
montado , si hay observancia en las reglas con
que se gobierna, si los jóvenes guardan casti
ad, si frecuentan los santos Sacramentos y son
confesados por sacerdotes sáábios , experimenta
dos y de espíritu eclesiástico, es mucho mejor que
sean internos que externos ; pero si no hay ob
servancia, silos unos entran en el aposento ó
cuarto de los otros , estorbándose y quizás per
virtiéndose mútuamente, en este caso mejor es
estar solo que mal acompañado. Si por desgra
cia hay algun deshonesto en el Seminario, me
jor. es ser externo, pues así estará fuera de aquel
peligro inminente ; de otro modo no escapará de
contagio. '
Además , hemos dicho que es mejor ser inter
no si los seminaristas frecuentan los Sacramen
tos y son confesados por sacerdotes sáábios , vir
tuosos y ex erimentados. Dios nos libre de un
Seminario e un número muy crecido de inter
nos y que tienen la fatalidad de ser confesados
por sacerdotes poco virtuosos ; se confiesan , es
verdad, una vez al mes, pero ' cómo 'Z Como
ciertas gentes en el tiempo pascual, aprisa y cor
riendo , sin dolor, sin pro ósito, sin enmienda,
siempre con las mismas fa tas , con las mismas
pasiones desordenadas, con las mismas impure
zas; masclaro, siguiendo con sus confesiones y
— 29 — ,
comuniones saerílegas. En tal caso es preferible
ser externo, pues que siendo externo quizá dará
en. manos de un sacerdote celoso, que no faltan
en laspoblaciones grandes en que están los Se
.minarios,,y entonces cual otro arcángel san Ra
fael aquel conducirá al jóven estudiante, le apar
tará de los peligros , le desposará con la casti
dad, y con ella le vendrán todas las riquezas de
cienciay de virtud, frecuentará los Sacramentos,
uizá cada semana, como se ha de procurar, cui
ando el director de hacérselos frecuentar mas ó
menos segun la necesidad que verá en el alma
que dirige, ó segun el fruto que de ellos saca,
cosa que en particular es tan fácil de hacer, como
difícil de practicar por alguno que otro de una
comunidad.
Lo que dejamos consignado en esta página,
lo hemos escrito bajo la impresion de una larga
experiencia en dirigir estudiantes, y hemos visto
y hallado de todo, tanto en internos como en ex
ternos. Cosas son estas que no saben ni creen
los hombres mas sáábios , que no tienen práctica
en la direccion de jóvenes estudiantes en el con
fesonario. Y sin inclinarnos á favor de los inter
nos ni de los externos, solo decimos que si se
quiere que los estudiantes sean buenos y despues
buenos sacerdotes, se ha de procurar que cada
día tengan á lo menos media hora de oracion
mental, y que la hagan bien; que todos los dias
hagan su lectura espiritual por Rodriguez : ten
drán además en el mediodía y noche el examen
particular de alguna virtud , y por la noche el
general de las faltas del día; que cada ocho dias,
ó quince á lo mas tardar, reciban bien los sa
. — 30 —
cramentos de Penitencia y Comunion , pues de
otra manera no se conservará casto ; que sea de
voto del santísimo Sacramento, y de María san
tísima y Angel custodio. Si hace -esto será hue
no, aunque sea externo ; y si no hace esto será
malo, aunque fuere interno.
CAPÍTULO VII.
Hermandad que han de tener la ¿'tencia y la virtud
en el seminarista.
El seminarista ha de procurar untar el espí
ritu con las letras , la virtud con ia ciencia. Es
tas dos cosas han de ser como el árbol de la vida
y el árbol de la ciencia tyue Dios plantó en el a
raíso. Son como las dos umbreras que dan uz
á todo el mundo, una muy grande, otra menor.
Son la doble Vestidura con que la mujer fuerte,
esto es, el alma buena viste á sus domésticos
contra la frialdad de las nieves, que son mali
cia é ignorancia, malos compañeros y pasiones
de la juventud. Son tambien el doble espíritu
gue pidió Eliseo á Elías al tiempo de su parti
a, que san Bernardo llama entendimiento y vo
luntad rectificada. Estos son como los dos testa
mentos de la Iglesia, nuevo y viejo, ley y gra
cia. Son las dos ruedas que llevan el carro de la
gloria de Dios. Son las dos hermanas Marta y
María, que se ayudan, que viven en la misma
casa en que con tanto placer se hospeda Jesús y
les habla: las letras , como Marta, se derraman
con el discurso á muchas cosas, y están necesi
tadas de que las ayude el espíritu ; y en efecto,
las ayuda en muchas cosas.
_ 31 _
1.° Les da autoridad, por ue, como dice san
Gregorio, cuando es desprecia a la vida, es tam
bien despreciada la doctrina; y por el contrario,
es muy bien recibida la doctrina de aquel que
tiene la vida ejem lar.
2.° Da vida á as letras, porque, como dice
san Pablo, la letra sola mata, el espíritu vivifi
ca ; la ciencia sola hincha, la caridad edifica. ¡Ay
de laciencia, dice san Agustin, si no anda do
minada de la caridad! ¡Qué daño hace! como
se ve con demasiada frecuencia; así decia á to
dos los estudiantes : Amate scientiam, sed antepo
nite charitatem. ¡Oh estudiantes , amad en hora
buena la ciencia, pero tened en mas la caridad!
3.° Da eficacia en persuadir que es posible lo
que enseñan; porque la doctrina oida y no vista
por las obras, se hace mu_ dificultosa; mas vista
en la práctica, se hace fáci ; por esto dijo san Pa
blo a su discípulo Timoteo : Vela sobre tí mis
mo, y sobre la doctrina , persevera en estas co
sas. Porque haciendo esto te salvarás á tí mismo
y alos que te oyeren ‘. -
[1.° Da constancia y perseverancia en la car
rera de aprender y de enseñar, porque en fal
tando el espíritu se cansa la carne flaca, desfa
llecen las fuerzas, y se abandona todo. El semi
narista que es virtuoso es aplicado y sale siempre
aprovechado, porque sabe que la virtud, para ser
verdadera, exige del ue la tiene el cumplimiento
de sus respectivos de eres. De aquí es que aun
‘ Jacob. i, 5.
3 - 1'. i.
— 3d —
celda , donde le mostró unos pocos libros donde
estudiaba, que tenia sobre la mesa. Deseoso santo
Tomás de verlos otros libros particulares de don
de sacaba tan maravillosas cosas, le preguntó
por ellos, y le rogó que se los mostrase. Enton
ces el Santo le enseñó un oratorio, donde tenia
un Crucifijo muy devoto , y le dijo : Estos son,
Padre, mis libros, y podeis creerme, que este es el
libro principal, de onde saco todo cuanto leo y es
cribo : y mucho mas sin com aracion he aprove
chado y mayor luz de verdadgra ciencia he alcan
zado á los pie’s de este Crucifijo, acudiendo aqui en
mis dudas a ser enseñado y en oir y servir las mi
sas, que en todos los otros libros y ejercicios de le
tras: con lo cual santo Tomás quedó mas admi
rado y mas devoto del santo.
Por lo tanto, amadísimo seminarista, te ex
hortamos que todos los días tengas por lo menos
media hora de oracion mental; te rogamos que
seas devoto de María santísima, de san Luis, de
santo Tomás y del Angel custodio. Aplícate en
seguida lo que puedas , y verás como ad uieres
la sabiduría que necesitas para ser con e tiem
po un sábio, santo, celoso y fervoroso ministro
el Señor, ya que este y no otro es el objeto y
fin de un buen seminarista.
+35
SECCION II.
m; Los SEMINABISTAS ó COLEGIALES.
CAPÍTULO 1.
Órdcn y distribucion del tiempo en que han de
[racer todas sus cosas.
Conocida a la vocacion de los jóvenes, y ad
mitidos en e Seminario, es indispensable que 'a
más se olviden del grande objeto á que son l a
mados y admitidos , que no es otro sino el que
se formen virtuosos y sábios, para que con el
tiempo sean idóneos ministros del Señor. Este
es el fin que siempre deberán tener á la vista;
y encargamos con todo el afecto de nuestro co
razon que con muchísima frecuencia se pregun
te cada uno a sí mismo, sirviéndose de las pa
labras de san Bernardo: Bernarde, ad quid ae
nistzl?) N., ad quid venisti? ¿A qué has venido
a ui '.
ara conseguir este grande fin, la primera cosa
que se ha de procurar es, que todo esté bien or
enado, y que todo se haga por órden ‘. Además
se requiere tambien no perder miserablemente
el tiempo.
i Omnia... honesto, ct secundum ordinem liant. (I Cor. xiv, 40)
3o
_ 35 _
Tres son los enemigos del tiempo, á saber: la
oeiosidad , el mal em leo que de él se hace, y el
tenerlo mal distribui o. Para vencer á estos tres
capitales enemigos del tiem o , procurará el se
minarista estar siempre úti mente ocupado, y
para lesto le servirá la siguiente distribucion de
aAqlas
ue : 5. Se levantará, lavará y hará el ofre
cimiento de obras.
Alas 5 ya Oracion mental.
A las 6. Oirá misa.
Alas 6 Mi Estudio.
A las8. Desayuno y repaso de leccion.
A las9. Clases y apuntes.
A las
12. Examen particular.
A las
12 % Comida con lectura.
A las
12 94 Recreacion.
A la 1 72 Estudio.
A las3. Clases, y despues descanso, y visita
al santísimo Sacramento.
A las 6. Estudio.
A la.s 8. Rosario y examen.
A las 8 ya Cena con lectura.
A las 9. Recreacion.
A las 9 l/z Retiro. _
A las 10. Todos en la cama y luz apagada.
Advertencia 1.‘ Cada dia tendrá siete horas
de descanso ‘; por tanto, si en verano madruga
mas, aquel tiempo lo recuperará en la siesta des
pues de la recreacion.
Advertencia 2.‘ Como los seminaristas unos
son internos y otros externos , los internos guar
_ 43 _
Advertencia. A fin de que el seminarista se
signe y santigüe con mas cuidado, fervor y de
vocion, le debemos decir, ue el signarse y san
tiguarse es una rofesion a reviada de los princi
pales misterios e nuestra sacrosanta Bcligion,
pues que signándonos formamos tres cruces , ó
tres veces la señal de la cruz, con lo que confe
samos un Dios en tres personas. La cruz que for
niamos en la frente simboliza al Padre; la que
formamos en la boca, al Hijo; y la que en el pe
cho, al Es íritu Santo. Santiguándonos deci
mos: en e nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo. Cuando decimos en el nombre,
confesamos que no hay mas ue'un Dios ; y cuan
do decimos: del Padre y de Hijo y del Espíritu
Santo, reconocemos que hay tres personas en un
solo Dios. Al mismo tiempo formamos una cruz
desde la frente á la cintura, del hombro izquier
do al derecho ; el bajar la mano de la frenteala
cintura simboliza que el Hijo, segunda persona
de la santísima Trinidad , descendió del seno del
eterno Padre al de la santísima Virgen María; y
con pasar la mano del hombro izquierdo al de
recho, significamos que el misterio de la Encar
nacion fue obra del Espíritu Santo: júntanse,
por fin, las manos, y con esta union simboliza
mos la union de las dos naturalezas, divina y
humana, en una sola persona que es Cristo,
Dios y hombre verdadero. Las manos así juntas
se arriman al pecho y se adoran , para dar á en
tender la gran veneracion con que son respeta
dos los altos misterios simbolizados con las cru
ces que hemos formado. Además, la misma cruz
_ 44 ._
significa á Jesucristo , crucificado por nuestro
amor.
Es tambien la manera de signarnos una muy
especial oracion ue hacemos á Dios, con la cual
le pedimos nosli re de todos nuestros enemigos,
visibles é invisibles, de cuerpo y alma, por la
virtud de la santa cruz en que Jesucristo nues
tro divino Redentor venció a Satanás.
Exhortamos, por lo tanto, al seminarista que
todos los días se sigue y santigüe con grande fe
y devocion por mañana y noche, y entre dia
cuando haya de empezar alguna obra, ya sea es
ta espiritual ya corporal.
Tambien lo practicará cuando se vea moles
tado de alguna tentacion, singularmente contra
los, pensamientos de impureza: quizá sea este el
remedio mas eficaz que se conoce contra esa cla
se de tentaciones, formando las tres cruces en
la frente, estando solo, pensando que Dios le ve,
_ que con Dio's habla y le pide auxilio en aque
lla tentacion. Dichoso el jóven que es fiel y per
severante en practicar ese eficacísimo remedio,
que siempre sale victorioso, y además si se apar
ta de las ocasiones que le pueden suscitar -tales
tentaciones.
CAPITULO III.
De la oracion.
ARTÍCULO 1.° —De lo que es oracion, su necesidad
yfacilidad.
1 Luc. xi, i.
_ 54 _
dejes caer en la tentacion. Mas líbranos de mal.
Amen ‘.
Dijoles tambien: Si alguno de vosotros tuvie
re un amigo, y fuere á estar con él á media no
che, y á decirle: Amigo , préstame tres panes,
porque otro amigo acaba de llegar de viaje á mi
casa y no tengo nada que darle; aunque aquel
desde adentro le res onda: No me molestes, la
puerta está ya cerra a, y mis criados están co
mo yo acostados; no puedo levantarme á dárte
los. Si el otro porfia en llamar y mas llamar, yo.
os aseguro que cuando no se levantare á dárse
los por razon de su amistad, á lo menos por li
brarse de su impertinencia se levantará al fin, y
dará cuantos hubiere menester. Así os digo yo,
añadió Jesús: Pedid y se os dará: buscad y ha
llaréis: llamad yse os abrirá. Porque todo aquel
que ide, reci e; y quien busca, halla; y al
que l ama, se le abrirá. Pues, si entre vosotros
un hijo pide pan á su padre, ¿acaso le dará una
piedra? O si pide un pez, ¿le dará en lugar de
pez una sierpe? O si un huevo, ¿por ventura le
ará un escorpion? Pues si vosotros siendo ma
los, como sois, sabeis dar cosas buenas á vues
tros hijos, ¿cuánto mas vuestro Padre, que está
en los cielos, dará el espíritu bueno á los que se
lo piden "? -
¡Oh amadísimo seminarista! oye nuestro con
sejo; llévate por él; mira ue te hablamos de par
te de Dios que te dice: nspice et fac secnndam
exemplar quod tibi in monte monstratum est’.
Mira, y haz segun el ejemplar que se te ha
l Matth. vi, 9. -’ Luc. x1. -5 Exod. xxv, L0.
'—_~
_._ 55 _
manifestado en el monte Calvario. Este es el Hijo
del eterno Padre, en quien tiene todas sus coni
lacencias; óyelo con cuidado, imítalo con per
eccion, estu ia sus virtudes, miralo como un
libro escrito por dentro y_ fuera, y abierto en el
atril de la santa cri_iz_. Asiste, ues, con deseo de
aprovechar a esta divina escue a; observa y nota
todos los pasos de su vida, pasion y muerte - acér
cate á Jesús, segun el paso que meditares ,’ figú
rate que te hallas á su lado ; hazte cuenta que le
ves en el mismo tra'e con que andaba por este
mundo; mira como ace oracion, ¡con qué reve
rencia!... ¡qué modestia!... ya en ié con los
brgzfiis levanltados, como Moisés; ya incado de
ro i as con as manos juntas- ya cruzadas en
cima del pecho; a postrado ,7 con la frente pe
gada ¿ti ÏuelolOb serva eldfervor con ug ora;
escue a as pa a ras que ice; y no u amos
que con tal maestro y con tan enérgicas _y elo
Ïlllllzflltlïsliïíïcïéoáles aplrlpnderzïs ághacñr oracion; y
j_rasj as, p r ran es q_ue sean
tus penas,_tristezas y repugnancias, sino que
gel tottio imitzzrttts á Jelsús, quebpitiesto ¿en agonía,
erven tus ora a , pro tartus ora a , ora a con mas -
. fervor, y rolongaba mas la oracion. _
Antes e dar fin á este artículo nos ha pareci
go que se1l'(iéa_de grande utilidad ehrctaferiliá l_o qu:
ace un c rigo que conocemos. s_ e c rigo e
muy amigo de la oracion , tiene grande devocion
al santisimo Sacramento , y cuando ora delante
del Señor, que cada dia visita, le habla como un
hijo á su padre... pero cuando ora en su casa ó
en otro lugar en que _no está el santisimo Sacra
mento, sino alguna imagen de Jesucristo, de
_ 55 ._
María santísima ó de algun Santo, se imagina
que se halla como en una estacion del telégrafo
que va de allí al cielo, en donde Jesús, María
santísima y aquel Santo á quien ora le oyen per
fectamente, y que así como en los telégrafos de
la tierra, en un brevísimo tiempo van las noti
cias de los puntos mas distantés del reino á la
corte del rey, así tambien sus oraciones, desde
la imágen delante de la cual ora van á la corte del
Rey del cielo: y de esta manera ora con mucha
devocion, ensando que le oyen, que sus ora
ciones que an escritas en el cielo, como lo que
dan las palabras en los telégrafos de la tierra.
Ese clérigo se acuerda delas palabras del Após
tol que decia: En Dios vivimos, nos movemos y
ezcistimos ‘; y así se considera como el pez en el
agua ó el pájaro eii el aire; y así está siempre á
la presencia de Dios, á quien teme como á Se
ñor que le mira , á quien ama como á Padre que
le procura todo bien, a quien invoca continua
mente, y le alaba y sirve sin cesar, dirigiéndolo
todo á su mayor honor y gloria. Hazlo tú tam
bien, y verás como adelantaráás enla perfeccion.
CAPÍTULO IV.
Me’todo para hacer bien la oracion mental.
Advertencia. Para hacer bien la oracion men
tal es indispensable un vivo y eficaz deseo de
amar, servir y alabar á Dios, y por lo mismo
grande fuerza de voluntad de adelantar en la vir
tud; sin esta fuerza de voluntad son completa
CAPÍTULO V.
De lo que debe observarse en la meditacion.
La meditacion tiene tres partes ó tres tiempos,
principio, medio y fin, ó sean ingreso, progreso
y término, y de todas ellas debemos hablar se
paradamente.
ARTÍCULO 1.°— Del principio ó ingreso.
Entendemos por ingreso ó principio todo lo
que en la oracion precede á la lectura de lo que
se va ámeditar, ó sea del punto de la meditacion.
1.“ Se adora á Dios humildísimamente, po
niéndose de rodillas si no lo impide alguna en
fermedad corporal, en cuyo caso debe procurarse
que sea aun mas profunda la reverencia interior.
Este debe ser el primer acto del que medita, y
para hacerlo con intimo afecto del corazon es pre
ciso que no se haya omitido lo dicho al tratar de
la preparacion próxima, á saber: la considera
cion de lo que vamos á hacer, y de la grandeza
del Señor en cuya presencia nos encontramos.
Mirando, pues, con fe viva, como si estuviese
abierto el cielo ante nosotros y viésemos en él á
Dios en su‘infinita majestad, rodeado de multi
tud de Angeles y de hombres , que con los ojos
fijos en nosotros presenciarán lo que vamos á ha
cer y cómo vamos á orar, con tan sincera fe pos
trémonos ante su divina Majestad, y recemos con
el fervor que podamos la acostumbrada oracion
preparatoria. '
2.° La oracion preparatoria comun antes de
_ 63 _
meditar, además del acto de adoracion, esto es,
del reconocimiento 'de la divina Majestad y de la
propia nada, debecontener igualmente el arre
pentimiento súplica por los pecados, actos que
justamente eben acompañar á cualquier ora
cion, y por último el ofrecimiento de sí mismo
y de sus potencias, y la invocacion del divino
auxilio para bien meditar. Todos estos actos no
debemos hacerlos mas deboca que de corazon:
la oracion preparatoria nunca debe asarse por
alto, por mas ue se llegue algo tar e á la ora
cion por haber o impedido algun obstáculo im
previsto.
3.“ Tambien deben preceder á'la oracion los
que san Ignacio llama preladios, dos de ellos por
lo menos; el primero sirve paraa udar un tanto
la imagination apartar mas fáci mente las dis
tracciones. San gnacio llama á este preludio com
posicion de lugar, por cuyo medio el ue medíta
se fija en la materia que ha de ser o jeto de la
meditacion: por ejemplo, si debemos meditar
sobre la crucifixion de Jesucristo , figurémonos
ue estamos viendo allí presente á Nuestro Señor
c avado en la cruz, lleno de heridas, manando
sangre por todas partes ycolocado entre dos la
drones; á la Virgen santísima puesta al ié del
_ sagrado leño, con san Juan y la Magda ena y
otras iadosas mujeres; re resentémonos por otro
lado a inmensa muche umbre de impíos que
blasfeman y hacen burla del Salvador. Si la me
ditacion fuese del nacimiento de Jesucristo, nos
figurarémos un establo desierto con un mal co
bertizo, y en un rincon de aquel el pesebre don
de yace el divino Infante, envuelto en pañales y
._ 54 _
dando tiernos vagidos ; cerca de él á san José y á
la Virgen María, y si la meditacion lo requiere,
algunos pobres astores. La composicion de lu
gar representán onos estos objetos materiales sir
ve de gran provecho, porque fijada en ellos la
imaginacion no es fácil que se distraiga, y si en
el decurso divagase á otros objetos, puede volver
luego á la representacion que se ha formado al
principio; como acontece a los que quieren ob
servar con atencion algun objeto, pues si un rui
do ú otra causa cualquiera les llama la vista á otra
parte, así que advierten la distraccion vuelven
de nuevo á mirar aquello cuyo examen se habian
propuesto. Y debe advertirse que en estos actos,
el que medita no debe representarse el objeto co
.mo pintado y el suceso como acaecido muchos
siglos antes, sino mas bien- como si tuviese lugar
en su presencia, trasladándose, por ejem lo, al
establo de Belen ó al Calvario, y miran o con
sus propios ojos ú oyendo con los propios oidos
como si sucediese actualmente.
Si el objeto de la meditacion no puede suje
tarse á la vista corporal, como cuando se medita
sobre el pecado ó la virtud, no favorece tanto este
preludio, á menos que el que medita tenga la
im aginacion muy viva; pero de todos modos aun
en este caso puede hacerse alguna composicion
de lugar: así por ejemplo meditando sobre el pe
cado podrémos figurarnos, como dice san Igna
cio, que nuestra alma está encerrada en el cuer
po como en una cárcel; ó bien que el hombre
anda desterrado entre animales brutos; asimis
mo podrémos representamos el pecado bajo la fi
gura de un mónstruo horrible yasqueroso; ó tal
_ 55 _
vez con mayor éxito nos figurarénios los electos
del mismo pecado, como el fuego del infierno
dispuesto para el pecador, al réprobo aherrojado
bajo el po er del demonio y á punto de ser su
mido dentro de aquella cueva de tormentos; y de
esta suerte podrémos representarnosdiversas imá
genes, segun sea la materia de la oracion. Pero
debe advertirse que ya desde el dia antes, en la
preparacion de la meditacion, deben formarse
esas imágenes ó preludios, sin tomar muchas ca
da vez y sin esforzarse en la invencion; por ma
nera que si nada ocurre fácilmente podrá servir
como preludio el simple recuerdo de la materia
sobre que debemos meditar.
Cuando la meditacion fuese sobre alguna sen
tencia de Jesucristo nuestro Señor, podrá for
marse el primer preludio colocándose entre los
discípulos y oyentes del divino Maestro, para es
cuchar de su boca la doctrina que va á ser objeto
de la oracion. Asimismo , si meditásemos sobre
algunas palabras de la sagrada Escritura, debe
rémos figurai-nos que las oimos como de boca del _
escritor sagrado de quien las tomamos, y como
que se dir gen desde el cielo especialmente para
aquel que medita.
El segundo reludio consiste en pedir la gracia
para bien me itar, no ya en general , toda vez
que esto queda hecho en la oracion preparatoria,
sino en particular, para obtener de la meditacion
el fruto que nos hemos propuesto. En este sen
tido debemos pedirluz en el entendimiento y fer
vor en la voluntad, para ue poda.mos conocer
y querer; si meditamos so re el pecado, pediré
mos gracia para conocer cuán grave mal sea, y
5 r. i.
__ 66 _
para detestarlo y aborrecerlo con decidida volun
tad. Con este motivo podrá tenerse pre arada
alguna fórmula de peticion para las tres ivinas
Personas, añadiendo siempre algo especial aco
modado á la meditacion que vamos á hacer.
Si meditamos sobre alguna historia, dice san
Ignacio que antes de los preludios indicados de
bemos recordar brevemente todo el curso de la
misma, viniendo luego la composicion de lugar
y la peticion de las gracias; y en este caso los
preludios serán tres. En este ingreso ó principio
e la meditacion, es decir, en la adoracion, ora
cion preparatoria y preludios, deben emplearse .
á lo mas de cuatro á cinco minutos.
ARTÍCULO 2.°—Del medio (¡progreso de la meditación.
El medio ó progreso abraza el cuerpo de la me
ditacion, á saber, los puntos sobre ue se me
dita , que por lo comun deben ser os, tres ó
mas. En el examen y apreciacion de estos pun
tos, y en el fruto espiritual que de ellos espera
- mos, consiste propiamente la meditacion. Sobre
la division de puntos nada advertimos, toda vez
que la meditacion se toma de algun libro ó es
crito en que están señalados; lo ue im orta tra
tar es cómo debe ampliarse el o 'eto e la me
ditacion, cómo debe ocuparse ánimo en la
.verdad meditada , cómo debe detenerse en la
misma, cómo debe buscarse y sacarse el fruto
de la oracion, y cómo, por último, debe hacerse
aplicacion de lo que se medita al actual estado
del espíritu.
Segun enseña san Ignacio, en la meditacion
deben aplicarse las tres potencias , la memoria,
_ 67 _
el entendimiento y la voluntad , y la buena apli
cacion de estas hará buena la meditacion; pu
diendo las tres aplicarse en cual uier punto, y
pudiendo ser cada u_no de los lei os materia su
ciente para la meditacion.
ARTÍCULO 3.°— Cómo debe ejercitarse la memoria.
_ 73 _-_
cualquiera, or- sencillo que seay poco instruido. ,
odrá sin di cultad raciocinar sobre lo dicho, con
os auxilios de la divina gracia. No tanto se ne
cesitan en la meditacion conceptos extraordina
rios y reflexiones sublimes, como discursos sen
cillos y aplicaciones prácticas. Muy cómodo es lo
que á menudo se aconseja, y se ajusta hasta la
capacidad de los mas sencillos, á saber: propo
nerse algunas preguntas fáciles a las que pueda
responder cualquiera, como aplique sériamente
su juicio. Las preguntas suelen ser las siguien
tes: ¿Qué debemos reflexionar sobre el objeto de
la meditaciony sobre lo que ha recordado la me
moria? ¿Qué resoluciones prácticas debemos in
ferir? ¿Qué motivos nos inclinan á observarlas?
¿_ Cómo las hemos guardado hasta ahora? ¿Que
debemos hacer en lo sucesivo?¿Qué impedinien
tos debemos remover y qué medios emplear para
lograrlo? Dirémos algunas palabras sobre cada
una de estas preguntas.
ARTÍCULO 5.°— Que debemos reflexionar sobre el objeto
de la meditacion.
CAPÍTULO VIII.
PARTE PRIMERA.
PARTE SEGUNDA.
Aplicacion de las potencias.
Memoria. Recordará la lectura de la noche
anterior, y si puede volverááleer lo mismo con
mucha atencion.
Entendimiento. Discurrirá por todas sus cir
cunstancias, v. g., quis? quid? car? cui?
Voluntad. Se ejercitará en afectos de admi
racion, de amor, de alegría, de dolor.
Renuncia de los bienes, honoresy placeres
del mundo , imitacion de Jesucristo, amor a la
pobreza, humildad , mortificacion, y celo de la
salvacion de las almas.
Confusion de sí mismo al ver sus defectos y
mala correspondencia. Deseos grandes yeficaces
de emprender la perfeccion.
Resoluciones. Motivos que inducen á obser
var las resoluciones, v. g., lo decente, lo útil,
lo agradable, lo fácil, lo necesario, y otros. Lo
que se ha hecho hasta aquí. Qué se intenta ha
cer en lo venidero. Qué im edimentos debo re
mover. Qué medios elegir. ajando al particu
lar.
Propósitos. Deben ser prácticos, particula
res, acomodados al estado presente, á la necesi
dad del dia, fundados en motivos sólidos , hu
mildes...
Fin de la meditacion.
Resúmen de lo meditado y de los propósitos.
Coloquios con el Padre eterno, con Jesucristo,
8 r. 1.
— 114 —
con el Espíritu Santo, con Maria santísima, An
geles y Santos para obtener lo que se pide.
Pedir por las personas ue...
Pedir por la conversion (de los pecadores, per
severancia de los justos, y para las almas del
purgatorio.
PARTE TERCERA.
CONCLUSION DE LA MEDITACION.
CAPÍTULO XII.
De la-santa misa.
DESPUÉS DE LA EPÍSTOLA.
M. Deo gratias
S. Pominus vobiscum.
M. Et cum spiritu tuo.
S. Sequentia sancti Evangelii, etc.
M. Gloria tibi Domine.
DESPUES DEL EVANGELIO.
M. Laus tïbi, Christe.
S. Dominus vobiscurm
M. Et cum spiritu tuo.
S. Orate, frames...
M. Susczpiat Dominus sacrificium de manibus
tuis, ad laudem , et gloriam nominis sui, ad uti
litatem quoque nostram, tatiusque Ecclesiw suw
sanctan
AL PBEFACIO.
M. Deo gratias.
CAPÍTULO x111.
Primer modo de oir la santa misa.
S. Oremus.
Aufer a nobis , quæsumus, Domine, iníqui
tates nostras, ut ad Sancta Sanctorum puris me
reamur mentibus introire. Per Christum Domi
num nostrum. Amen.
Luego besa el altar diciendo:
Kyrie eleison.
Kyrie eleison.
K rie eleison.
C riste eleison.
Christe eleison.
christe eleison.
_— m —
Kyrie eleison.
Kyrie eleison.
Kyrie eleison.
Vuelve al medio del altar y dice:
S. Dominus vobiscum.
M. Et cum spiritu tuo.
S. Sequentia (vel initium) 1- Sancti Evan—
gelii secundum N.
M. Gloria tibi , Domine.
Lee el Evangelio del dia, y concluido, responde el ministro
ó ayudante:
S. Dominus vobiscum.
M. Et cum spiritu tuo.
Despues dice Oremus, y el Ofertorio que corresponde al dia;
y ctánclluida la oratiion tomalla galego coii la hostia, y levan
tan 0 as manos y oSoJoS a cie o, Ice:
S. Sursum corda.
M. Habemus ad Dominum.
S. Giatias agamus Domino Deo nostro.
M. Dignum et justum est.
PREFACIO COMUN.
CÁNON DE LA MISA.
El sacerdote levanta las manos al cielo, las junta despues,
¡e inclina , y dice :
lNFBA-ACCION.
OREMUS .
S. Dominus vobiscum.
M. Et cum spiritu tuo.
Despues reza la oracíon llamada Postcommunío, y concluida
esta se vuelve de cara al pueblo , y dice :
S. Dominus vobiscum.
M. Et cum spiritu tuo.
— 163 —
S: Ite, missa est.
M. Deo gratias.
En las misas de difuntos , en lugar de las palabras lle, missa
ett, se dicen las siguientes:
S. Benedicamus Domino.
M. Deo gratias.
El sacerdote, ¡ncliuándose en medio del altar, junta las ma
nos y dice :
S. Dominus volaiscum.
M. Et cum sp1rit11 tuo.
S. lnitium Santi Evangelii secundum Joan
nem.
M. Gloria tihi, Domine.
11’
— m—
ln princi io erat Verbum, et verbum erat apud
Deum , et eus erat Verbum. Hoc erat in prin
cipio apud Deum. Omnia Ber ipsum facta sunt,
et sine ipso factum est, ni il, quod factum est.
ln ipso vita erat, et vita- erat lux hominum , et
lux lll tenebris lucet, et tenebræ eam non com
prehenderunt. Fuit homo missus a Deo, cui n0
men erat J oannes. Hic venit in testimonium, ut
testimonium perhiberet delumine, ut omnes cre
derent per illum. Non erat ille lux, sed ut testi
monium perhiberet de lumine. Erat lux vera,
quæ illuminat omnem hominem Lvenientem in
hunc mundum. ln mundo erat, et mundus per
ipsum factus est, et mundus eum non cognovit.
In propria venit, et sui eum non receperunt.
Quotquot autem receperunt eum , dedit eis po
testatem filios Dei fieri, his qui credunt in no
mine ejus, qui non ex sanguinibus, neque ex
voluntate carnis , ne ue ex voluntate viri , sed
ex Deo nati sunt. Et erbum caro factum est,
et hahitavit in nobis, et vidimus gloriam ejus,
gloriam quasi Unigeniti a Patre, p enum gratiæ
et veritat1s.
M. Deo gratias.
CAPÍTULO XIV.
Segundo modo de oir devotamente la misa.
OFRECIMIENTO.
Ó Dios mio, yo os ofrezco este sacrificio del
Cuerpo y Sangre de Nuestro Señor Jesucristo en
testimonio de que os reconozco por mi supremo
Señor y Criador; en accion de gracias por todos
—- 165 —
los beneficios que os habeis di nado hacer, no
solamente á mí sino á todas las emás criaturas;
en satisfaccion de mis cul as y de las de todos los
hombres; en sufragio de as almas del urgato
rio, especialmente de las mas necesita as, y de
las ue tengo mas obligacion; y finalmente pa
ra a canzar de vuestra divina piedad la gracia de
conversioná los pecadores yde perseverancia a los
justos, a fin de vivir y morir en gracia vuestra.
Amen.
Á la Confesion.
Al llegar el sacerdote al altar te santiguarás , dirás la Confe
sion general , y la siguiente
ORACION.
OBACION.
Ó Maestro sapientísimo, que instruísteis á los
Apóstoles para que enseñasen a los hombres las
verdades católicas, y sin embargo quisísteis ser
llevado yacusado falsamente ante el tribunal de
Pilato; enseñadmeá apartarme de las falsas doc
trinas de los hombres erversos, y á creery po
ner en práctica las ver ades que me enseñais por
vuestros ministros. Amen.
Al Evangelio.
ORACION.
ORACIÓN.
ORACION.
Yo os adoro , Sangre preciosa de mi Señor
Jesucristo, que derramada en la cruz fuísteis
ofrecida al eterno Padre para nuestra salvacion.
Á lo que del Cánon sigue despues
(le la elevacion de la llostla
y el Cáliz.
ORACION.
ORACION.
Señor mio Jesucristo, ya que en vista de vues
tra paciencia en los tormentos y muerte afrentosa,
hiriéndose muchos los pechos loraron sus culpas
y_ se convirtieron ios suplico «true por vuestra pa
sion y muer e san isima me o orgueis un sincero
dolor de mis pecados , y que nunca mas os ofen
da. Amen.
Á la Comunion y Posteomunion.
ORACION.
Ó Jesús purísimo, que por mi amor quisísteis
ser puesto en un sepulcro nuevo de piedra, que a
los tres dias de enterrado resucitásteis, y por es
— 173 —
pacio de cuarenta días os aparecísteis varias ve
ces a vuestros amados Apóstoles, dándoles prue
bas las mas evidentes de vuestra resurreccion,
revistiéndoles a ellos y a sus sucesores de vues
tro poder de perdonar pecados; concededme, _Se
ñor y Dios mio, que por una buena confesion
hecha á vuestros ministros resucite á la vida de
la gracia, que sea purificado y se renueve mi co
razon, y pueda finalmente presentarme _un dia
con la estola cándida entre vuestros elegidos en
la patria celestial. Amen.
Al último nominas vobiseum.
ORACION.
onacroN.
Jesús amorosísimo, ue enviásteis el Espíritu
Santo á vuestros discípu os cuando estaban arre
batados en altísima contemplacion; limpiad , os
suplico, enteramente mi corazon , para que el
— 174 —
mismo Espíritu divino, hallando agradable mo
rada en lIll alma , se digne adornarla y consolar
la con sus dIVIDOS dones y gracias. Amen.
Al Evangelio de san Juan.
ORACION.
losGracias
beneficios que acabais
os doy, divino dle soberano
díspensarme deján
Señor, por
CAPÍTULO XVI.
Del estudio.
í II Cor. x, 4.
— 185 —
si duran mas las clases: hay algunos estudiantes
que no están en la clase ó aula mas que una ho
ra por la mañana y otradpor la tarde; que estén
mas, y verán como ten rán tiempo para todo.
Hemos dicho ue las clases de humanidades de
ben durar doi oras por la mañana y áios poráa
tarde ' pues ien, que estén los estu iantes e
clases superiores hora y tres cuartos por la ma
ñana y hora (y media por la tarde; en la prime
ra hora que én las ciencias mas difíciles, y cl
tiempo restante que se ocupen en las naturales
ó ¡gas fáállesfi l d d f
egun a di cu ta . La falta e pro esores.
B. En unprincipio es algo difícil, pero luego se
ven estudiantes sobresalientes en la mismzfii cla
se , y estos
estudian por su talento
y preguntan, aplicacion
y isalen y a pro
excelentes cion
fesores ‘.
Tercera dificultad. La falta de libros. R. El
seminario de Vich , uno de los seminarios mas
bien montados, dió á luz unos cuadernos de his
toria natural, de física experimental, de quimi
ca, etc., etc., escritos por el presbítero D. Ger
vasio Costa, doctor y profesor del mismo Semi
nario y de la universidad de Barcelona , que á
la ver ad , son muy buenos y breves ; y con el
tiempo ya irán saliendo a luz otros escritos por
otros autores.
Cuarta dificultad. No es posible que los es
tudiantes puedan con tantas cosas. RnNo todas
estas cosas son para todos los estudiantes indis
' Nuestro amigo Balmes era profesor público de matemáti
cas, y oido con admiracion de todos , sin que nadie se las hu
biese enseñado; él por si mismo las había aprendido.
— 186 —
tintamente. Son, y únicamente son para aque
llos estudiantes que han empezado la carrera de
jovencitos, y son muchachos_de talento y aplica
cion; pues para los ue no tienen mucho talen
to, ó han em ezado a carrera de alguna edad,
áestos no se es han de hacer cursar todas estas
clases; asilo sentia y practicaba san Cárlos Bor
romeo. Queria que estos entendiesen bien el l_a
tin, y luego que se dedicasen á la inteligencia
del catecismo, de la teología moral y casos _de
conciencia, de la sagrada Escritura y retórica
eclesiástica , a fin de poder catequizar,_ platicar
en las parroquias, y además la administracion
de los santos Sacramentos.
f I Cor. Iv, 7.
D. Thom.1p., q. 58, a. 7 ad 2 m. -‘ l‘ Job, xxxvul , 7.
13*
— 196 —
aplican mas si estudian en una pieza comun vi
gilados continuamente por el pre ecto, ú otro en
su nombre, que no dejarlos allá/cada uno en su
cuarto.
Al llegar á la pieza de estudio ó cuarto el se
minarista se hincará de rodillas, ó puesto en pié,
y rezará la siguiente oracion:
Jesu dulcissime, da mihi intellectum. et
scrutabor legem tuama et custodiam illam
in toto corde meo. lllumina cor meum, ut
sciam, velim et faciam quod acceptum co
ram te sit omni tempore. Doce me facere
voluntatem tuam, quia Deus meus es tu.
Da mihi sedium tuarum assistricem sapienv
tiam, quæ mentem meam illuminet, affec
tum inflammet ad cognoscendum et aman
dum te hominum Deum meum in omnibus,
ct super omnia. Amen.
Sancta Maria, Mater Dei, et sedes sapien
tiae, ora pro me.
Y luego se aplicará al estudio con pureza de
intencion; tendrá el cuer o recto y no inclina
do sohre la mesa, a fin e no cargar el pecho.
Cuando oiga el reloj que da la hora, dirá esta
jaculatoria :
Deus scientiarum Domine, qui universa
propter temetipsum operatus es; præsta,
ut hoc studium, quod ex obedlenlia, et cha
— 197 —
ritate suscipio, non nobis, sed nomini tuo
det gloriam. Amen.
Con el mayor encarecimiento recomendamos '
el consejo que da san Vicente Ferrer en su tra
tado de la Vida espiritual, ca ítulo 2, que dice:
«¿Quieres estudiar con fruto-. Pues procura que
«la devocion acompañe siempre al estudio. Con
«sulta mas con el Espíritu Santo que con los li
«bros, y pide incesantemente á Dios la inteligen
«cia de lo que lees. 1, Te cansa, te fatiga el estu
«dio? Pues descansa de, tiempo en tiempo en las
«sagradas llagas de Jesucristo : algunos instan
«tes de reposo en su sagrado corazon añaden nue
«va fuerza y nueva luz al entendimiento. Inter
«rum e la aplicacion con breves pero fervorosas
«jacu atorias; no dés principio ni pongas fin á
«la tarea del estudio sin la oracion , porque la
«sabiduría es don del Padre de las luces , y de
r «ningun modo es obra de nuestro ingenio ni de
«nuestro trabajo.»
, ARTÍCULO '7.° —Mod0 dejormar el tesoro cream/lco, con
servarlo, y aumentaría todos los dias.
‘ RonL-i, 20.
——— 200
tancia, con el lápiz hará una raya, señal ó nota
en el máárgen del mismo libro; y leido el capítu
lo , volverá á leer aquellas palabras delante de
las cuales está la raya ó nota: y cuando habrá
leido todo el libro, volverá á leer las mismas pa
labras. Así lo practicaba Plinio el mayor,- por
manera que jamás leia libro alguno que no hi
ciese semejantes notas. Leibnicio practicaba lo
mismo , y con este cuidado se le quedaban tan
impresas en la memoria aquellas palabras , que
jamás tuvo necesidad de volver á leer lo que
una vez habia leido. Esto lo practicará en los
libros que son propios, y que tiene proporcion
de leer siempre que quiere; pero si loslibros no
son propios, hará extractos, compendios y jui
cios. '
2. Ezrtractos. Los extractos son copias lite
rales de los mejores pasajes ó trozos del libro.
Para hacer bien los extractos se han de observar
tres cosas, á saber: 1.‘ Solamente copiará las co
sas mas importantes por la materia, ó por su es
tilo, ó por la novedad, etc—Q.‘ No ha de es
cribir mucho, sinolas cosas mas rincipales, no
tando el autor, el libro, capítu o y página. —
3.‘ No ha de formar el extracto mientras va le
yendo, porque esto haría molesta la lectura;
mientras irá leyendo, al dar con alguna cosa in
teresan te. pondrá una señal con un retazo de pa
pel, y leido el libro, copiará lo mas interesante
de las páginas que ha señalado, y así quedará
hecho el extracto.
3. Compendios. Los compendios los hará de
lo mas bueno, hermoso y bello del libro ú obra,
reduciéndolo todo en pocas páginas. No es po
—— 201
_ sible explicar cuánto ayuda al hombre estudioso
esta práctica, para conservar el espíritu del au
tor y formar e propio estilo.
4. Juicios. Los juicios son muy breves, pero
no son menos útiles que los compendios. Se for
man des ues de una atenta y bien meditada lec
tura del ibro ú obra. Se nota la edad , el dise
ño, el estilo, la fuerza de las razones, la utili
dgd de la materia , y lo mas interesante de la
o ra.
El jóven estudioso jamás leerá libro alguno
que no practique alguna de las maneras sobre
ichas, por las muchas y grandes utilidades que
de ellas reportará. Insinuarémos algunas: — 1.‘
Le obligará á fijar mas la atencion en la mate
ria, á penetrarla y á entenderla mejore-Q.‘ Le
preservará de la lectura superficial, que es in
útil, ó mejor dicho, es erniciosa, porque condu
ce al error y á la vani ad , segun aquel princi
pio: Melius est nihil scire, quam male scire. —
3.‘ Le aguzará el ingenio. — á.‘ Le adiestrará á
formar análisis.— 5.‘ Le conducirá á la imitacion
de los autores. -—-6.‘ Le llevará á tomar osesion
delas obras antiguas ymodernas, ‘(que ará en
riquecido de los trabajos de los sábios, que con
tanto afan han reunido. —7.‘ Conservará el meo
llo de lo mejor que se ha escrito. —8.' Le obli
gará á cumplir el precepto que dan los sábios de
alternar la lectura con la composicion. — 9.‘ y
última. Le producirá un repertorio, que además
de enriquecerle, le facilitará á la memoria el
retenerlo y conservarlo.
No será por demás advertir que estos trabajos
se deben repasar, alguna que otra vez, á fin de
_ — 202 —
conservar siempre fresca la memoria de ellos y
no olvidarlos jamás.
ARTÍCULO 8.°—-M0d0 deformar el Vademecum i.
CAPÍTULO XVII.
Del desayuno.
A las ocho, ó cuando harán la señal, el semi
narista con la comunidad irá al refectorio guar
dando un riguroso silencio ; andarán formados en
dos filas; al llegar al refectorio se dividirán, una
ala en una parte y la otra en la otra parte, frente
a las mesas: luego se santiguarán, diciendo en
voz baja: En el nombre del Padre %, y del Hi
jo, y del Espíritu Santo. Amen. Inmediatamen
te se reza , tambien en voz baja, el Padre nues
tro y Ave María para los bienhechores. Se
— 205 —
vuelven otra vez á santiguar, y se sientan á la
mesa.
Se tomará la refeccion que dén, ya sea choco
late ú otra cosa, pensando que es una limosna
con que Dios nos favorece: así como mantiene los
pájaros del aire, así tambien mantiene á los se
minaristas para que estudien y le alaben, amen
y sirvan.
Concluido el desa no se levantarán todos, y
formados delante de as mesas, se santiguarán y
rezarán en voz baa el Padre nuestro por los fie
les difuntos. Conc uido se santiguarán, y guar
dando silencio se irán á sus cuartos.
Despues repasarán las lecciones, y se irán á
sus respectivas clases, ó harán lo que se les
mande.
CAPÍTULO XVIII.
De las clases.
ARTÍCULO 1.°—Al tr d las clases.
EXÁMEN.
M‘
——
212
La soberbia y la humildad.
La soberbia es un apetito desordenado de la
propia excelencia : es de dos maneras, una mun
anay otra espiritual. La mundana pone su ex
celencia en los bienes corporales, como son ha
cienda, linaje, hermosura, oficio ó destino hon
roso, etc., etc. La espiritual es la que se ceba en
los bienes espirituales, como son ciencia y vir
tudes, etc. De la soberbia provienen todos los
males. La humildad es la virtud opuesta : con
la humildad se alcanzan todos los bienes.
La humildad es una virtud que inclina nues
tra voluntad á un sincero abatimiento ydesprecio
de nosotros mismos, regulado orel conocimien
to de lo que somos, y á maní estar este despre
cio en los actos exteriores.
Interrogatorio sobre la virtud y el vicio. ¿He
dicho alguna palabra en alabanza mia?—¿ He
escuchado con placer si alguna vez me han ala
bado ?—¿He distraido la conversacion en que se
me alababa ?— 1 Lo he referido todo á Dios inte
riormente '?—-¿ e hecho alguna cosa á fin de que
me alabasen? — Cuando me han avisado ó cor
regido, ¿me he excusado ?—¿He echado la cul
pa á otro? — Aunque inocente, ¿he callado y
sufrido con paciencia, diciéndome : vaya or las
veces que he faltado y no me han repren ido, ó
1 El exámen particular ha de ser de algun vicio ó virtud,
segun diga el director , y por el tiempo que él señale; por eso
se ponen aquí algunos para que se pueda escoger.
— 218 —.
me he querido sincerar?—¿ He apartado con la
mayor fpresteza los pensamientos de soberbia y
vanida ?— ¿He mirado a todos como superiores
mios en la inocencia, virtud, mérito y demás'?
—¿Les he hablado con voz baja y humilde?—
, ¿He aprovechado las ocasiones que se me han
presentado ara humillarme? — ¿He sufrido lo
que me ha 1umillado con silencio? —¿Con -pa
ciencia?—¿Con alegría?—¿Con deseos de mas
humillaciones? —'¿He buscado dy procurado las
cosas humillantes?—¿ He escogi o el vestido po
bre, feo viejo'?—¿Me he alegrado en la habi
tacion po rely sin lo necesario, como Jesús en
la cueva de elen, ó he tenido pena?—¿1\le he
regocijado de la comida pobre, 'como Jesús, que
comía pan de cebada, ó me he afligido?—¿ He es
cogido los últimos uestos, como Jesús, que es
cogió el pesebre y a cruz, ó me he sonrojado ?
—¿,Me he ejercitado en los oficios bajos y cari
tatrvos como Jesús, que lavó los piés á los dis
cípulos , y aun á Judas, ó los he rehusadoi)...
Dolor de haber faltado. Arrepentimiento. Se
ñor mio Jesucristo.
Propósito para no faltar en lo sucesivo. ¿Qué
precauciones debo tomarih-¿Qué lugar, qué
persona, qué cosa ha sido la causa de mis fal
tas'?—¿ De qué medios me valdré para no faltar
en adelante ?—¿ Qué haré para ejercitarme en la
humildad ?
Jaculatorias. ¡Oh dulcísimo Jesús ! enseñad
me dadme gracia para que sea manso_y hu
mil e de corazon.
¡Oh Virgen María, Madre de Dios Madre
mia! alcanzadme la gracia de que sea humilde
— 219 —
de entendimiento y de voluntad, en pensamien
tos, palabras y obras. Amen.
ARTÍCULO 4.° — Ea-ámen particular sobre la ira , man
sedumbre 11 paciencia.
CAPÍTULO XXI.
De la comida. ‘ .
—— 226 —
ARTÍCULO 2.° - Bendicion de la mesa.
La bendicion de la mesa es ceremonia ecle
siástica decretada por Nicolao V.
Estando todos en el refectorio vueltas unos d
otros, dice en voz alta el sacerdote que ha de ben
decir:
Benedicite. Y los otros repiten: Benedicite.
El sacerdote dice: y. Oculi omnium, y los de
más continúan: In te sperant, Domine, et tu das
escam illorum in tem ore opportuno. Aperis tu
manum tuam , et imp es omne animal benedic
tione ; y el Gloria Patri, con el Sicut erat, como
si fuera un solo verso; y dan juntos todos dicen :
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison, El
sacerdote dice: Pater noster... secreto. y. Et ne
nos inducas in tentationem. -
. Sed libera nos a malo.
Despues el sacerdote dice: Oremus. Benedic,
Domine, nos, et hæc tua dona, quæ de tua lar
gitate sumus sumpturi. Per Christum Dominum
nostrum.
Cuando el sacerdote dice: Benedic, Domine,
nos, se santi ua; y cuando dice: et hæe tua do
na, echa lo endicion d la mesa, y todos respon
den:
El Amen. -
lector uesto en el púl ito, profundamente
inclinado api e la bendicion iciendo: J ube, dom
ne , bene icere. Y el sacerdote dice: Mensai coe
lestis partici es faciat nos Rex æternæ gloriæ, y
todos respon n: Amen.
Acabada la bendicion, entran todos en la me
sa, y se sientan en los lugares correspondientes,
y cuando están todos sentados cl lector empieza
—-‘ 227 —
su lectura. Si leyere la santa Biblia , empezará
diciendo : Caput N., y si está empezado , dice:
Ex capita N., v. g. , libra’ Geneszs, ó de aquel
que fuere leyendo. Lo mismo hará en otra cual
quiera leccion, leyendo el titulo de lo que es: si
es vida de Santo, dirá : Comienza la Instant; dc
la vida. de, etc.; y si estuviere ya empezada, di
rá: Siguese la historia de la vida de, etc. Si el
corrector le enmendare, volverá a leer la cláu
sula. Cuando el presidente hace la señal al fin
de la comida, el lector, puesto en pié, dice: Tu
autem, Domine, miserere nobis; y res onden to
dos: Deo gratias. Se levantan todos e la mesa,
y el lector baja del púlpito ‘.
ARTÍCULO 3.° — De los que sirven á la mesa.
Los que tienen la dicha de servir á la mesa
han de pensar que Dios les hace participantes del
alto honor ue tuvieron los Angeles que sirvie
ron la comí a a Jesucristo en el desierto despues
de su ayuno, así les procurarán imitar en la
reverencia y evoc1on_, pensando ue en sus
hermanos sirven al mismo Señor. e pondrán
prontamente los delantales para no manchar
se, y luego tomarán los portadores. No carga
y. Benedicite.
n]. Benedicite.
y. Verbum caro factum est, alleluia.
n}. Et habitavit in nobis, alleluia.
Lo demás como en la págJm.
GRACIAS.
i. Benedicite.
n). Benedicite.
jr. Reges Tharsís, et insulæ munera ofïerent,
alleluia.
n). Reges Arabum, et Saba, dona adducent,
alleluia.
Gloria Patri, etc., como en la pág. me
GRACIAS.
GRACIAS.
SÁBADO SANTO.
i’. Benedicite.
n}. Benedicite. _ .
y. Vespere autem sabbati, quæ lucescit in
prima sabhati, alleluia.
n}. venit Maria Magdalene et altera Maria vi
dere sepulchrum, alleluia.
Gloria, como enla pág. 226. l
GRACIAS.
y. Benedicite.
n). Benedicite.
jr. Hæe dies, quam fecit Dominus, alleluia.
. Exultemus, et lætemur in ea, alleluia.
loria Patri... como en la pág. me
GRACIAS.
Hæc dies, etc. Psalm. Confitcmini...
— 234 —
DE LA ASCENSION HASTA LA VIGILIA DE PENTECOSTES.
jr. Benedicite.
n). Benedicite.
jr. Ascendit Deus in jubilatione, alleluia.
n). Et Dominus in voce tubæ, alleluia.
Gloria Patri... como en la pág. em
dnAc1As.
in Ascendens Christus in altum, alleluia.
n). Captivum duxit captivitatem, alleluia.
Gloria Patri... como en la pág. 229.
Psalm. Omnes gentes plaudite.
EN PENTECOSTES Y SU OCTAVA.
y. Benedícite.
n). Benedicite.
jr. Spiritus Domini replevit orbem terrarum,
alleluia.
n). Et hoc, uod continet omnia, scientiam
habet vocis, al eluia.
Gloria Patri... como en la pág. em
GRACIAS.
jr. Benedicite.
n). Benedicite.
ir. Nos, et ea quæ sumus sumpturí, benedi
cat dextera Christi.
n). Amen.
GRACIAS.
16*
_ 2M —
CAPÍTULO XXIII.’
Ocupaciones de la tarde.
CAPÍTULO XXIV.
Visita al santisimo Sacramento.
Una de las devociones mas agradables á Dios, mas prove
chosas y mas meritorias al seminarista, es sin duda el visitar
al Señor sacrumcnlado.
Es esta una devocion tan suave , que cási sin saber como sa
le del alma enamorada de Dios; porque el alma que ama a
Dios con fervor corre naturalmente al objeto de sus amores,
ue es Jesús en el meridiano de su amor , que es el santisimo
gacramento del altar.
Dice el Evangelio , que en donde estuviere el cuerpo, allí se
congregarán las águilas. Aquellos seminaristas castos y fervo
rosos, imitadores de san Juan, que como águilas se remontan
sobre lo terreno y se elevan en santidad y perfeccion, se reúnen
al rededor del cuerpo del Señor sacramen tado.
A la manera que la reina de Saba fué a visitar al rey Salomon
en su palacio y trono, así tambien las almas buenas, reinas y
dueñas desus vasallos los apetitos, vienen á visitar á Jesús,
mas sabio que Salomon, en su palacio , que es el templo, y en
su trono , que es cl Sacramento del altar , trono de misericordia.
Yasi como los Reyes del Oriente vinieron de léjos para adorar
á Jesús en Belen , y ofrecieron sus dones de oro , inciensoy mir
ra , otro tanto hacen los buenos seminaristas: como reyes que
son ahora de sus pasiones , y despues lo serán del cielo , vienen
a adorar a Jesús en el Sacramento del altar, presentándole la
mirra de la mortificacion, el incienso de la oracion y el oro de
la caridad , quedando Jesús muy contento y agradecido de estos
fervorosos amantes: como amigo que se ve visitado de otros
amigos les llena de gracia , y les concede la misericordia ahora,
ydespucs en el dia deljuicio les dirá: Venid, benditos de mi
adre, a poseer el reino de los cielos que os está preparado,
porque vosotros me habeis venido a visitar cuando yo estaba
como preso y enfermo de amor en el Sacramento del altar.
¡Oh querido seminaristal Procura visitar todos los dias al
Señor sacramentado, si puedes cuando está expuesto, ó sino
cuando encerrado en el tabernaculo; y si no puedes ir a la igle
sia, harás la visita desde tu casa, o desde ellugar en ue te
hallares, dirigiéndote desde alli á la iglesia en que esta e san
tisimo Sacramento.
— 248 —
ORAGION.
Señor mio Jesucristo, Hijo de Dios vivo; aquí
vengo, en compañía de los santos Angeles , a
visitaros y adoraros en esa Hostia consagrada,
donde creo firmísimamente que estais tan pre
sente , poderoso y glorioso como estais en el cie
lo; y por vuestros méritos espero alcanzar la
gloria eterna, siguiendo yo en todo vuestras di
vinas inspiraciones: y en agradecimiento a vues
tro infinito amor quiero amaros con todo mi co
razon y alma , otencias y sentidos.
Os suplico, alvador de mi alma, por la san
gre preciosa que derramásteis en vuestra circun
cision y en vuestra santísima pasion , que ejer
citeis conmigo este oficio de Salvador: os ruego
me concedais los dones de la oracion y devocion,
'unto con la erseverancia final, para que al aca
ar esta vi a me guieis á la eterna que gozais
en el cielo. Amen.
0 Señor, que en ese admirable Sacramento
nos dejásteis la memoria de vuestra pasion; dad
me gracia para adorar en él vuestro cuerpo y
sangre, y concededme las indulgencias que es
tán concedidas, por lo ue os pido me concedais
la. salud y felicidad del gumo Pontífice, de nues
tro Prelado diocesano, de nuestro católico Mo
narca real familia, y por todos los gobernan
tes de a nacion. Tambien os ruego, Dios mio,
por el descanso eterno de las benditas almas; y
nalmente os suplico me deis gracia para no
apartarme jamás del camino de salvacion, á fin
de que despues de esta miserable vida os pueda
, — 249 —
ver y gozar eternamente en la bienaventuranza
de la gloria. Amen.
ORACIÓN AL PADRE ETERNO.
— 252 —
citarme con magnanimidad en todas las virtudes
teologales y morales. Amen.
Padre nuestro y Ave Maria.
Adoro, Jesús mio, vuestra corona de espinas
juntamente con el coro de las Potestades , y os
suplico me concedais el poder, gracia y fortale
za para pelear legítimamente contra los enemi
gos del alma, y así conseguir la corona de la
gloria. Amen.
Padre nuestro y Ave Maria.
ASPIRACION Y OFRECIMIENTO.
CAPÍTULO XXV.
De la necesidad que tiene el seminarista de ser de
voto de Maria santisima.
Es tan grande la necesidad que tiene el seminarista de ser
devoto dc Maria , que si no se ve en él dicha devocion , se puede
asegurar que no es llamado al estado de ministro de la ley de
gracia; pues que observamos que la mujer que Jesús escogió
para Madre suya, quiere que sea madre, maestra y protectora
de sus ministros.
Jesús escogió á Juan Bautista para precursor, y quiere que
——
253
antes de nacer sea santlflcado por medio de su Madre Maria.
Jesús llama á sus Apóstoles, y antes de enviarles á los pueblos
de su nacion quiere que asistan a las bodas de Cana , para que
vean el primer milagro que obra á instancias de Maria, a fin de
que crean en el poder de Jesus y en la poderosa _intercesion de
María. Antes de enviarles por todo el mundo quiere llenarl0_s de
los dones y gracias del Espíritu Santo , y para esto los hace retirar
y congregar en el cenaculo, dirigidos y, am arados de Maria
santisima. Y finalmente, Jesús encarga a su adre al sacerdote
masjóven, al sacerdote virgen, al sacerdote mas fervoroso aman
te y el mas amado de Jesús, cual era Juan Evangelista, y asi
le dijo antes de espirar: Eccc Mater tua; y como añade san
A ustín: Eam tibi commenda; curam illius habe. Esta es tu
adre; á tí te la encomiendo . cuida bien de ella. _
De aquí es que el buen seminarista wma como_dichas á él
estas palabras, y por lo mismo la ama y cuida bien. La ama
como el beato Bercbmans, que nunca se saciaba de amar a
Maria. La ama cual la amaba san Estanislao de Koska , el cual
tan tiernamente amaba a sn querida Madre Maria, que encen
dia en su amor a cuantos le oian hablar de ella. La ama como
san Luis Gonzaga, que apenas oia resonar el nombre de María,
cuando su c_orazon rebosaba de amor. La ama como san Felipe
Neri, qneáMaria santisima la llamaba sus delicias. La ama
como san Bernardino, que la llamaba su enamorada, y cada
dia la iba á visitar en una devota imagen. Lo propio hará el
seminarista cada dia; la visitará, y recordará lo gue hemos
dicho en la pagina 56, de la comparacion de la estacion del te
légrafo: piensa que habla con la misma Reina y Señora de cie
los y tierra, que es Madre de Dios, que tiene todo poder en
el cielo y en la tierra; piensa además que es Madre suya, ue
le quiere y le puede socorrer. ¡ Oh qué amor y confianza le e
be ins irar!
Y a emás cuidará bien de María su Madre, hará ue todos
la bonren en sus imáïenes, y que la alaben en todas as horas
al dar el reloj , todos os dias con el santo Rosario , en todos los
sábados y en todas sus festividades, imitando sus virtudes.
a CAPÍTULO XXVI.
De la devocion que el seminarista debe tener á su
Angel custodio.
Para animar mas y mas su devocion, recordará el semínarista
aquellas palabras del. salmo xc , que dice: El Señor mandó á
ms Angeles que cutdasen deja, los cuales te guardarán en
cuantos pasos dieres. Te llevaran en las palmas de sus manos
no sea que_tropieces tú en alguna piedra. Andarás sobre áspí-Ï
des y hasiliscos, y hollarás los leones dragones.
Pensara el seminarísta que el Rey (i531 cielo es su padre, y
_ 257 —
asi le invoca cuando reza : Padre nuestro que estás en los cielos;
y á la manera que un rey de la tierra siempre manda a un gen
. til hombre de alacio que acompañe á su hijo, así hace nuestro
Padre, Rey de cielo, nos envía un An el para que nos acom
pañe, nos guarde, defienda y guíe. Por n tanto el semínarista
res etará a tan noble y santo personaje; ¡e abstendrá del todo
de acer cosa que no se atrevería á hacerla delante de un alto
personaje de la tierra; se guiará por sus inspiraciones, y por
sus manos presentara á Dios las obras buenas que haga.
Todos los dias rezará en su obsequio un Padre nuestro y
Ave Maria, y luego dirá:
. ¿ 1
2
,
__
259
acompañado de la oracion del Padre nuestro, diez Ava Marias
y Glona.
Se puede decir que el Rosario es un compendio de nuestra sa
crosanta Religion , porque consta de sus principales misterios,
yel que lo reza entero, recuerda y medita en un dia lo que la
glesia celebra en _sus fiestas_por el dccurso del año. _
Ademas de meditar el cristiano en estos santos misterios, reza
en cada uno de ellos la oracion del Padre nuestro , oracion to
mada del santo Evangelio , que es un modo de orar que se digno
enseñar el mismo Jesucristo; esta oracion es como un memorial
que nos dictó nuestro abogado Jesús para que lo presentemos á
su eterno Padre, y consigamos así todo lo que necesitamos, tanto
para el cuerpo como para el alma. _
A la oracion del Padre nuestro se sigue el Ave María , á fin de
ue por medio é intercesion de Maria santisima alcancemos de
ios lo que hemos pedido e'n la oracion del Padre nuestro; y
como confiamos mas en los ruegos de Maria que en los nuestros,
por esto repetimos el Ave María diez veces, suplicándola que
rueïue a Dios por nosotros ahora y en -la hora de la muerte.
E Ave Maria tiene dos partes; a primera es sacada del santo
Evangelio , y son aquellas palabras qlue diia el arcángel san Ga
briel y las que pronunció santa [sabe . Y a_ segunda parte son
las pa abras que dijo la Iglesia en el concilio de Efeso en el
año e31, reunido por el papa san Celestino para condenar las
herejias de Nestorio , que hablaba contra Maria santisima.
Las palabras : Gloria al Padre , al HIjo y al Espíritu Santo,
son las que dicen en el cielo los Angeles y Santos en alabanza de
la santisima Trinidad. , _ _
Constando , pues , el santisimo Rosario de elementos tan san
tos, nadie extrañará sea esta una devocion tan agradable á Dios
y a Maria santísima, y tan poderosa para alcanzar todas las gra
cias, como sabemos, y nos consta or experiencia, que por
medio de la devocion del santisimo osario se ha hallado re
medio en las necesidades úblicas de guerras, pestes, hambres
y otras calamidades; igua mente los particulares en sus apuros
e alma y cuerpo , siempre que se han valido del Rosario han
sido consolados.
Es además el santisimo Rosario una abundantisima mina en
que los cristianos que lo rezan y meditan con atencion y devo
cion se enriquecen de grandes merecímientos; es unjardin llo
rido en que se escogen toda especie de llores de virtudes las mas
hermosas y aromáticas.
Es el santisimo Rosario el medio mas poderoso , fácil y suave
para disipar ignorancias, uitar errores y herejías; es el resorte
mas poderoso del corazon umano; asi es que los que se aficio
nan al santisi mo Rosario mejoran lue o sus costumbres.
Ya no admirara el seminarista que a devocion del santisimo
Rosario sea tan recomendada, y tan enriquecida de indul en
cías y racias espirituales de los Sumo: Pontificesydemás re
lados ela Iglesia.
17’
.._ 260 _
INTERROGATORIO
r EXÁMEN DE roms LAS OBLIGACIONES DEL DIA.
1.° ¿Me he levantado puntualmente en la
láora debirda? ¿Me he vestido prontamente y con
ecencia
2.° ¿He hecho el ejercicio de la mañana?
3.° áHe hecho la oracion mental , todo el
tiempo ehido, con reverencia y devocion ?
4. ¿He asistido (ó celebrado) á la misa con
atencion y devocion?
5.° _¿He rezado con atencion y reverencia, y
en el tiem o debido?
6_.° ¿ e tenido la lectura espiritual con apli
cacion y deseo de aprovechar?
— 267 —
7."\ ¿He procurado andar en la presencia de
Dios siem re y en todo lugar?
8.° ¿ e dirigido á la mayor gloria de Dios
todas las cosas cada una de ellas en particular?
9.“ ¿He si o fiel y obediente á las inspira
ciones interiores de hacer siempre lo mejor?
10. ¿He rezado el Ave María , al dar el re
loj la hora, y he hecho la comunion espiritual?
11. ¿He hecho en el mediodía y noche el
examen articular de alguna virtud?
12. n la mesa, ¿he dado la bendicion an
tes y gracias despues, y he comido y bebido con
templanza y mortificacion?
1 . En la recreacion , ¿me he portado con
recta intencion , con grande circunspeccion y
buen ejem lo? _
1:1. ¿ e ejercitado la mortificacion exterior ó
de los sentidos en mirar, hablar, oir, oler, gus
tar tocar? _ _ _
1 . - ¿Me he mortificado interiormente en el
afecto á los parientes, intereses , honores, pro
_ pio juicio y voluntad?
16. ¿He visitado al santísimo Sacramento
con fe, devocion fervor?
17. ¿He reza o el Rosario á Maria santisima
con devocion ?
18. ¿He tratado ámis prójimos con caridad,
prudencia y humildad?
19. ¿He cumplido bien con todas mis obli
gaciones? ¿qué he hecho? ¿cómo lo he hecho?
¿qué he dejado de hacer de lo que debia?
20. ¿He entretenido pensamientos inútiles?
¿he dicho palabras ociosas? ¿he empleado bien
el tiempo?
——
268
El M0 i..° Consiste en que concluido el interrogatorio y
halla aslas faltas, se pida perdon a Dios diciendo el acto de
contrícion: Señor mio Jesucristo, ete.
El punto S!’ Consiste en proponer la enmienda, ly al efecto
indayará las causas á fin de evitarlas, si le es posib e , o pre
venir as, si no las puede remover y le son inevitables , y ade
más proponer las virtudes opuestaseon grande ánimo de vencer,
confiando en la gracia del Señor , la que pedirá y alcanzará re—
zando con devocion la oracion del Padre nuestro.
CAPÍTULO XXVIII.
De las ocupaciones de cadasemana.
Anrícuno 1.°-De lo que se ha de hacer cada sábado.
S, DI NI NI’
\B. lg. ggPara servir en la mesa en la cena.
CAPÍTULO XXIX.
' De las demás funciones del domingo.
Cómo el objeto del Seminario es criar eclesiás
ticos sábios, virtuosos y prácticos en el sagrado
ministerio, nos ha parecido necesario consignar
aquí lo que se debe hacer en todos los domin
gos y fiestas de guardar.
Así como en los otros dias á las nueve todos
los seminaristas asisten á sus respectivas clases,
en los días de fiesta asistirán todos a la iglesia del
Seminario, á excepcion de-al unos pocos inter
nos que el Prelado ó rector isponga que asis
tan en la catedral, y se procurará que no sean
siempre los mismos, a fin de poderse ejercitar en
las sagradas funciones; pues si los soldados se
ejercitany los comediantes se ensayan, ¿por qué
los eclesiásticos no se ejercitarán y ensayarán en
— 279 —
sus deberes, ya que son soldados de Jesucristo,
que han de hacer guerra alos vicios, culpas
pecados, y á todo el infierno , y son además e
espectáculo de Dios , de los Angeles y de los
hombres?
La primera cosa harán la procesion por den
tro, rezando la Letanía de la Virgen ó de los
Santos, endo todos bien formados , parejados,
guardan o exactamente las distancias. Luego,
siendo domingo , se Iiará la aspersion del agua
bendita , y finalmente se empezará la misa con
ministros.
Para que todo marche bien ordenado, se es
cogerán de los últimos y superiores cursos seis
sujetos paralas ceremonias del altar, y otros seis
para dirigir el coro. Los seis de las ceremonias
urante la misa, se ondrán tres en cada lado
del altar, y solo los os mas antiguos dirigirán
y los otros estarán como de observacion y de re
serva, á fin de poder desempeñar bien su obli
gacion, cuando falten sus antecesores, pues que
ellos entonces dirigirán y se nombrarán dos nue
vos. Excusado es decir que estos se deben dedi
-car mucho al estudio de las rúbricas. Lo mismo
decimos de los directores de coro: se pondrán
los tres á cada lado del facistol, y los dos mas
inmediatos á dicho facistol, que deberán ser los
mas antiguos, serán los que dirigirán el coro, y
estarán instruidos en el canto llano. En el ofer
torio de dicha misa se hará la publicacion de
fiestas, yuna lática moral ó doctrinal segun el
Evangelio de a Dominica ó fiesta que se hace,
como se haría en una parroquia: esto lo desem
penará un estudiante ordenado in sacris , si los
— 273 —
hay, ó sino uno de los mas adelantados , é irán
turnando para ue así haya lugar para practicar
y ensayarse en o que despues ha rán de hacer
en las arro uias ‘.
Por a tar e á las tres, todos los seminaristas
internos y externos volverán á la iglesia del Se
minario ’. Se empezará or el Rosario á María
santisima y la estacion a santísimo Sacramen
to ; en seguida habrá un cuarto de hora de lee
tura espiritual, un cuarto de hora de oracion
mental, y finalmente una plática que hará el se
ñor rector sobre los deberes y virtudes de los es
tudiantes, sacerdotes y curas párrocos.
En los domingos y fiestas por la. tarde, los es
tudiantes mas adelantados irán de dos en dos á
las iglesias, capillas, hospitales y demás esta
blecimientos de la poblacion, segun la oportu
nidad y lo que disponga el Prelado, para rezar
el Rosario y enseñar la doctrina cristiana segun
el método que al efecto se les habrá enseñado.
Este ensayo servirá mucho ahora, y despues aun
mas cuando sean párrocos. .
A las seis volverán otra vez al estudio como los
demás días.
18 7. T. l.
— 274 — _
CAPITULO xxx.
Modo de confesarse bien y con gran aprovecha
' miento.
Carísimo seminarista, has de saber y estar bien
penetrado de esta importante verdad: ó confesion
o condenacion para los que han pecado mortal
mente des ues del Bautismo. La confesion ó sa
cramento e la Penitencia fue instituido por Je
, sucristo, ara dar la gracia a los que miserable
mente la an perdido, y para aumentarla a los
que afortunadamente la conservan; es _el íris de
paz que reconeilia a los pecadores con Dios; es la
única tabla de que deben asirse los que naufra
garon en el mar de la culpa y del pecado, si quie
ren salvarse; es la sola medicina que se ofrece
al cristiano, si quiere sanar de las mortales he
ridas que en su alma han abierto los pecados :
- pero no debes echar en olvido, que así como no
obraria la medicina si no se administrara en tiem
po oportuno y del modo debido, tampoco el sa
cramento de la Penitencia sanará tus dolencias
espirituales si no lo recibes al debido tiempo , ó
ahora que Dios te brinda con él ; ahora que es
tiempo aceptable, y que son dias de salud ; ó si
lo recibieres indignamente por falta de examen,
de dolor, de propósito , de confesion ó de satis
faccion ; pero ya que vemos ue deseas recibir
lo con fruto, te enseñarémos e modo con que lo
debes hacer.
— 275 —
ARTÍCULO IP-Oracton para antes ael eazaïmen.
¡Oh Dios eterno é incomprensible! Vos que
con vuestro poder y sabiduría infinita habeis cria
do todas las cosas, dictando é imponiendo á cada
una de ellas la ley, que observan exactamente y
con la mayor prontitud, Vos me habeis criado a
mi tambien, sacándome de la nada, para que os
ame y sirva, y á este objeto encamine-todos mis
pensamientos, palabras y obras. Este, Señor, ha
sido el fin para que he sido criado , y esta ley
que me habeis impuesto es un yugo suave y una
carga ligera; pero yo , criatura ingrata é inso
lente, he dicho, si no de palabra con obras : no
os quiero servir. . . he despreciado vuestra ley san
ta , y os he insultado , ofendido y agraviado de
un modo el mas perverso, pues he tenido el atre
vimiento de pecar en vuestra misma presencia...
¡Qué insolencia, Dios mio!... Perdonadme, Se
ñor, mis culpas, pues ya estoy arrepentido de
haberlas cometido _; iluminad mi entendimiento
para conocerlas , y avivad mi memoria para acor
arme de todas ellas; inflamad mi voluntad para
detestarlasy arrojarlas fuera de mi alma por me
dio de una sincera y dolorosa confesion.
Virgen santisima, Abogada y Madre de los
pobrecitos pecadores que se quieren enmendar,
interceded por mi, ue de veras quiero enmen
darmey confesar to os mis pecados ; haced que
me acuerde de todos ellos, ylos deteste con ver
dadero dolor. Angel santo de mi guarda, Patro
nos mios, rogad por mi; bien veis cuánto lo ne
cesito para hacer una verdadera confesion.
Ahora examinará: la conciencia, discurriondo por los Manda
18*
—'—
276
mientos de la ley de Dios, de la Iglesia y obligaciones de mes
tado; verás en qué has faltado , y cuántas veces : sl puedesave
riguar el número fijo de faltas que has cometido contra cada
uno de los Mandamientos , lo dirás; y sino dirás las que sobre
E0co mas ó menos te parezca hayas cometido , ó el tiempo que
uró el tal vicio , y las veces que solias faltar cada dia ó cada
semana.
CAPÍTULO XXXI.
Preparacion para la comunion.
ORACION.
1.‘ MEDITACION.
Niño Jesús.
— 304 —
y en el libro de los Ejercicios por Nos explicado
hemos señalado el 25, por las razones que allá
indicamos ; ero para un seminarista es preciso
que sea un omingo, por ser este dia todo de
dicado á cosas espirituales: y así desde ahora se
ñalamos el primer domingo de cada mes, y se
practicará lo si uiente:
1.° El sába o por la tarde el seminaristalee
rá los propósitos que hizo en los santos ejer
ciciáis, y en aque la tarde ó noche se confe
sar .
2.° El domingo por la mañana hará la me
ditacion que está señalada al efecto en dicho li
bro de los Ejercicios, y por la tarde hará la otra
meditacion allí mismo señalada.
3.° En la misa comulgará con mas fervor y
devocion que las otras veces, y se detendrá mas
tiempo en dar gracias, y en pedir á Jesús reme
dio para los defectos que todavía halla en su
alma.
á.° A las nueve asistirá á la capilla del Se
minario para la misa y demás, con mas recogi
miento _ fervor.
55’ las tres de la tarde asistirá otra vez á la
iglesia ó capilla del Seminario, en que se rezará
el Rosario, se leerá el capítulo VII, en que se
trata de la hermandad que han de tener la cien
cia yla virtud en el seminarista. Se podrá leer
tam ien la vida de san Luis, mayormente la ma
nera con que estudiaba y practicaba la virtud,
pues que algunos estudiantes fácilmente se res
frian con la tarea del estudio; ¿se concluirá con
una plática que hará-el señor bispo ó el señor
rec or.
i?
— 305 -
El seminarista pensará que el fin del retiro
mensual es examinar mas profundamente su con
ciencia, tomar resoluciones mas eficaces para cor
regirse de sus faltas ordinarias, y escoger los
medios mas á propósito para adelantar en las vir
tudes, recordando de un modo muy especial la
muerte : y el fruto de este pensamiento será re
solver eficazmente abstenerse de lo que no qui
siera haber hecho' en aquella hora de la muerte,
y practicar ahora lo que en aquella le servirá de
consuelo.
Profundizará bien su corazon, y verá cuál es
su pasion dominante, v. g.: si el amor del mun
do, ó el amor á los(placeres, ó la pereza y floje
dad, ó la terqueda de juicio ó de voluntad...
Examinará la causa de su pasion dominante,
y reflexionará qué virtud es la mas adecuada pa
ra destruir aquella pasion.
Todo esto lo comunicará á su director espiri
tual, quien le confirmará en sus buenas resolu
ciones, y aun le dictará medios pro ios para lo
mismo. El mismo director espiritua le dirá qué
libro ha de leer á este propósito, v. g., El hom
bre espiritual, ó qué otro.
Además de la lectura en comun y' en particu
lar, quisiéramos que en el refectorio se leyera
tres veces en el año la presente obrita: la pri
mera vez al empezar el curso; la segunda alem
pezar el año, dia 1.° de enero, y la tercera vez
el dia 1.° de abril.
En otro de los domingos de cada mes se hará
el ejercicio análogo al de retiro, que se dedicará
á la Inmaculada Concepcion de María santísíma
y al glorioso san Luis Gonzaga , cuya Congrega
20 1'. l.
~
— 306 —
cion indispensablemente debe haber en la iglesia
del Seminario, para promover y conservar la
piedad en los jóvenes estudiantes.
. Cuando hacíamos nuestra carrera en el semi
nario de Vich, en la iglesia de aquel Seminario
había la Congregacion de la Inmaculada Concep
cion de Maria santísima: cada tercer domingo
habia funcion mañana y tarde; por la mañana el
ilustrisimo señor Obispo nos daba la sagrada Co
munion en la misa que celebraba, ypor la tarde
había el correspondiente ejercicio, en que el mís
mo ilustrisimo señor Obispo predicaba.
Todavía nos acordamos de una plática en que
él mismo se decia: Quizá alguno dirá ¿a qué
viene ocuparse tanto el Obispo con los estudian
tes? Ejercicios mensuales , ejercicios anuales,
ejercicios para órdenes, ¿a qué viene esto? ¡ Ah,
ya sé lo que hago! así tendré buenos sacerdo
tes._ ¡‘Y qué felicidad para mi y para toda la dió
cesis. .
CAPITULO xxx1v.
De las relaciones que debe tener el seminarista con
el dzrector espiritual.
Anrfcuno 1.° - De la necesidad de 2m buen director
espiritual.
‘ S. Vine. Ferr.
— 309 —
duda locura el creer que no se necesita, y el fiar
se a los afectos de su corazon y alas luces de su
espíritu. San Bernardo dice, ue el establecerse
uno director de su propia con ucta, es ponerse
bajo la direccion de un loco. El que obra por si
mismo se prepara muchos pesares, se expone a
grandes riesgos, y por lo comun cae en grandes
faltas; mientras que la paz de la conciencia, el
progreso en la virtud, el alivio en las penas, el
espíritu de discrecion, el mérito y las bendicio
nes, compañeras de la obediencia, son siempre
los frutos de la docilidad en dejarse conducir por
el director.
Cuando, pues, por una secreta disposicion de
la divina Providencia, ó despues de una eleccion
recedida de un sério examen y de la oracion,
emos hallado un director que reune alas luces
y la piedad el desinterés y el celo, debemos mi
rarle como un don que nos viene de la mano de
Dios, y como revestido de su autoridad sobre
nosotros. Debemos ir a encontrarle como a un
Angel, como Jesucristo, como al mismo Dios;
debemos hablarle con toda confianza y con toda
la sinceridad que exige el rango que tiene para
con nosotros, de prudente consejero, de médico
caritativo, de amigo fiel; debemos finalmente
tener ara con él toda la sumision, la docilidad,
el can or, la sencillez de un niño.
— 312 —
do de mi corazon, y para aprovecharme de los
avisos que me serán ados por el que Vos ha
beis escogido para ser mi guia en los caminos de
la santidad y de la justicia.
CAPÍTULO xxxv.
De lo que se ha de hacer cada año.
ARTÍCULO 1.°-Alma del curso anual.
Despues de haber sufrido el examen el semi
nariïla, darákgraclias á Dáos y á la saïtisimGa Vír
gen aria, nge custo io, a san uis onza
gaEy demás santos Patronos}, -
n la misa del dia siguiente comulgará con
mas fervor, dando gracias a Dios por los benefi
cios de aquel año , y al propio tiempo le pedirá
gracias (y auxilios para no ofenderle durante el
tiempo e las vacaciones, temiendo los peligros
del mundo, y echando de menos los recursos es
pirituales que tiene en el Seminario: así es ue
el buen seminarista mas bien se aflige que se a e
gra cuando llega el tiempo de vacaciones.
Luego arreglará las ropas, libros y demás co
sas.
Se pondrá de acuerdo con algunos com pañe
ros, los mas buenos, para salir y marchar juntos
con modestia y religion.
Antes de salir irá a ver al Prelado y le edirá
la santa bendicion, y entonces el Prelado e en
tregará una carta para el cura párroco, como
hacia san Cárlos Borromeo.
Esta carta la recogerán y se la llevarán todos
los seminaristas, tanto internos como externos,
— 313 —
y cuando vuelvan presentarán la contestacion al
señor rector, que las guardará, y se tendrán pre
sentes para cuando los seminaristas se hayan de
ordenar.
ARTÍCULO 2.“ — Carta que san Carlos Borromeo ,' arzo
bispo de Milan, escribía al cura párroco de cada par
roquia cuando iba el seminarista a’ pasar el tiempo de
DdClZCiOflÚ-S' i.
— 322 —
siástica y de España en particular, de otras
ciencias naturales: mas to oesto no de e hacerse
sino como por una diversion, y sin perjuicio de
los estudios mas directamente eclesiásticos.
5.° Cerca del mediodía leer un capítulo del
Nuevo Testamento, y hacer el examen particu
lar sobre la virtud que uno se ha propuesto ad
quirir.
6.° No faltar nunca á decir el Benedicite y las
gracias antes y despues de las comidas, almuer
zos cenas, estando en pié, en la forma modo
del eminario. Ten cuidado en decir porla ma
ñana, al mediodiay por la noche el Angelus cuan
do lo toquen: y en caso ue no se oyera, tomar
la costumbre de decirlo espues de la oracion de
la mañana, despues del examen particular del
mediodía, y despues del santo Rosario por la no
che. San Cárlos, aunque anduviera montado, ba
jaba del eaballoyse arrodillaba para decirlo cuan
do oia tocar esta oracion. ¡Qué vergüenza para
eclesiásticos y seminaristas el ser esclavos del
respeto humano , y no tener valor para dar
ejemplo de fidelida á las santas prácticas de la
Religion !
7.“ Durante las comidas es menester ser só
brio, practicar alguna mortificacion, ytener mu
cha atencion sobre sí mismo; mayormente si se
está en compañía de personas poco reservadas;
y en este caso es menester retirarse lo mas pronto
posible.
8.° Hacer su lectura espiritual en algun lí
bro de piedad análogo á sus necesidades, como
la Práctica de la erfeccion cristiana, del P. Ro
driguez: Jesús a corazon del sacerdote; Et tem
poral y eterno, de Nieremberg. -
— 323 —
9.° Si en la parroquia se acostumbra rezar
el santo Rosario , dar el ejemplo al pueblo asis
tiendo a él; sino , rezarlo á solas ó con los de
casa.
10. Si no se vive demasiado léjos de la igle
sia, hacer una visita al santísimo Sacramento,
pág. 247.
11. Rezar Maitims y Láudes luego que sea
tiempo de decirlas.
12. Concluir el día con la oracion y el exá
men de conciencia. que se hará en comun con
los de la familia. Si esta santa práctica no fuera
establecida , trabajar prudentemente para que se
introduzca , y añadir a ella, si es posible, una
corta lectura de piedad. Retirarse en seguida á
su cuarto, y preparar el objeto de la oracion para
el día siguiente. Tomar la laudable costumbre
de acostarse temprano, a fin de levantarse mas
de mañana y no estar expuesto a dejar la ora
cion. Desnudarse con mucha modestia, y dor
mirse con algun buen pensamiento.
ARTÍCULO 7.° —-De lo que se ¡La de 714667‘ cada semana.
— 326 —
ca á corregir con destreza los abusos que ob
serva.
4.° Si hay hermanos jóvenes, se ofrece á dar
les lecciones yenseñarles el Catecismo; aprove
cha esta ocasion para inspirarles el amor á la vir
tud y el horror al vicio.
5. Tener presente que segun las leyes de la
Iglesia, un eclesiástico no puede ser padrino en
el bautismo sin_permiso del señor Obispo; no
pediá ni permitir se pida con demasiada faci
ida .
ARTÍCULO 10. -Reau!artaaa y modestia clertcal.
1.° Evitar, tanto en público como en parti
cular , todo lo que en los vestidos, en el andar,
en los discursos, gestos, diversiones y cualquier
otro acto desdiga de la gravedad y modestia que
debe profesar un clérigo ó seminarísta, ó ue se
ria causada por un principio de vanidad ó e aire
mundano.
Sic decet omnino clericos, in sortem Domini vo
catos, vitam moresque suas omnes componere, ut
habita, gestu, incessu, sermone, aliisque omnibus
rebus, nihil nisi grave, moderatum ac religione ple
num, prw se ferant: levia etiam delicta, qua: in
ipszls maxima forent, efiugiant, ut eorum actiones
cunctis a erant venerationem 1.
2.° bstenerse en consecuencia de 'ugar á
náipes , á los cuales es tan fácil tomar a cion,
á todo otro juego de fortuna; de la caza, de ir Z
las ferias y á los mercados; de asistir á los con
vites de bodas y otros semejantes; de entrar en
' Gone. Trid. seas. XXII de Rofmvnatimie, cap. 1.
— 327 —
las tabernas , en los cafés y otros lugares por este
estilo; no hallarse en reuniones mundanas , y
guardarse de hacer algo de cuanto los sagrados
Cánonos prohíben á los clérigos. '
Clerici aleam , tesseras, chartas, omnes lados
vemos, comessationes ac inverecunda convivia, mer
catus ac nundinationes , tabernas ac diversoria
prwterquam in itinere, devitent ’...
3.° Por lo que toca á las relaciones con per
sonas de otro sexo, penetrarse bien de los avisos
ue san Jerónimo daba a Nepociano: Hospitio
um tuum, aut raro aut nunquam mulierum pedes
terant; omnes puellas etvirgines Christi, aut wqua
liter ignora, aut wqualiter dilige: ne sub eodem
tectu mansites, nec in prwterita castitate confidas :
nec Samsone fortïor, nec Davide sanctior, nec Sa
lomone potes esse sapientior... Solus cum sola, se
creto et absque arbitro vel teste, non sedeas... Ca
veto omnes suspiciones; et quidquid probabiliter
fingiogaotest, ne fingatur , ante devita.
4. Al hallarse con seglares saberse respetar
á sí mismo, evitando toda familiaridad,así como
todo aire de altivez y de desprecio: In conversa
tione cum laicis ita se habeant clerici, ut neque ex
nimia familiaritate reddatur contemptus dígnitatts,
neqtte em nimia austeritate, fastu etpompa, super
bt aut plus wquo elatt judtcentur: uw ommbus
sacerálotibtlïs suntjndecora, etclerica t’ ordmi mul
tum otra entia .
B.‘ Traigan los ordenados el vestido eclesiás
tico , y los demás vestirán un traje decente que
— 330 —
los seminaristas el fundamento de esta vida es
piritual y eminentemente santa, que es el fin de
su vocacion. ¡Dichosos si se aprovechan de él!
su santificacion y aun su salvacion , la santifica
cion y la salvacion de muchas almas pueden de
pender de esto. i
ARTÍCULO 19-4171363 (16 108 ejercicios.
l l Petr. i.
— 336 —
Día 5.° IV Reg. cap. v.—Hebr. cap. xi.—Ja—
cob. ca . ii. _ _
Los emás días será ad ltbitum.
— 338 —
una obligacion cristiana, es una consecuencia
legitima del amor ue debemos a nuestros ró
jimos, es una grande obra de misericordia. on
cluirémos con lo que dice Santiago: Hermanos
mios, sz" alguno de vosotros se destwiare de la ver
dad, y otro le redujere á ella, debe saber que quien
hace que se convierta el, pecador de su ewtrario,
salvará de la muerte al alma del pecador, y cu
brirá la muchedumbre de sus propios pecados.
(Jacob. v, 19, 20).
AkTfqrgLo 25’ — Especial disciplina que han de observar
los Jovenes acerca dela correcctonfraterna en que se
han de ejercitar i.
— 340 —
se vera tambien si procuran cumplir con lo que
está dispuesto en esta obra.
8.° Si el corrector ve que alguno falta, le
amonestara caritativamente una y mas veces. Si
no se enmienda, lo dirá al decurion, y los dos
juntamente le corregirán. Si ni así se corrige, lo
dirán al centurion, y los tres juntamente, esto
es, el corrector, el decurion y el centurion le
exhortaráán, y si ni aun así se enmienda, lo di
rán al vicerector ó rector a fin de que este tome
las medidas que tenga por conveniente.
ARTÍCULO 3.°
Ejemplo de verdadera amistad. y de correccion
fraterna. San Basilio Magno y san Gregorio Na
zianceno eran los dos con corta diferencia de una
misma edad, de igual ingenio, y de costumbres
muy parecidas; los dos fueron obispos y gran
des santos.
San Gregorio, llamado por antonomasia el
Teólogo, nació en Arianzo en el territorio de Na
zianzo, provincia de Capadocia. Su adre se lla
maba Gregorio y su madre Nona. l niño Gre
gorio fue muy bueno; todos sus entretenimien
tos desde su niñez se reducian a ejercicios de
devocion; su mayor diversion era retirarse a
orar; y el tierno amor ue cáási desde la cuna
profeso a la santísima írgen, podía parecer
presagio del que por toda su vida conservó á la
virginidad y a la pureza.
El mismo refiere que siendo niño se le resen
taron en sueños dos hermosísimas y mo estísi
mas doncellas, y le dijeron que se llamaban la
Casttdad y la Templanza: añadiendo que conti
— 341 —
nuamente asistían al trono de Jesucristo, siendo
las dos el principal ornamento de todos los que
componian su corte; y diciendo esto desapare
cieron. Despertó Gregorio, y desde entonces que- _
dó tan enamorado de la Castidad, que jamáás ad
mitió cosa que pudiese manchar ni aun leve
mente esta preciosa virtud.'
Al ver sus adres la vivacidad, la penetracion,
y aun la bril antez de su ingenio, con una ad
mirable disposicion para las letras, le enviaron
a estudiar rimero a Cesarea, despues a Pales
tina, y fina mente a Atenas, donde florecian en
tonces todas las artes y ciencias; sobresaliendo
en todas partes or la superioridad de sus ta
lentos, y deján ose admirar por su singular
virtud.
Concurrió al mismo tiem o en aquella famosa
escuela de Atenas san Basi io, nacido en Cesa
rea de Capadocia, y desde entonces contrajeron
los dos Santos una estrecha amistad, que con
servaron toda la vida, distinguiéndose ambos
entre todos or su ingenio y por la severidad de
sus costum res, que se hacia re arar mas en
medio de la disolucion que reina a en aquella
ciudad.
El mismo san Gregorio refiere cómo se porta
ban entre sí los dos. «Teníamos, dice, los dos
«el mismo objeto; buscábamos el mismo tesoro,
«la virtud; pensábamos en hacer nuestra union
«eterna, preparándonos ala bienaventuradain
«mortalidad; nos servíamos a nosotros mismos
«de maestros de vigilantes, exhortándonos mú
«tuamente a a piedad.
«No teníamos trato ni roce alguno con aque
— 342 —
«llos de nuestros condiscípulos que eran desar
«reglados en sus costumbres; y solo frecuentá
«bamos nuestras relaciones con aquellos que por
«su modestia, recato y sabiduría podían soste
«nernos en la práctica del bien ; sabiendo que
«los malos ejemplos, lo mismo que las enferme
«dades contagiosas, se comunican y contraen
«demasiado. En Atenas no conocíamos nosotros
«sino dos caminos, el de la iglesia y el de la es
«cuela; los que conducen á las fiestas munda
«nas, á los espectáculos y á las reuniones , los
«ignorábamos absolutamente.» (Histor. EcclesJ.
Aprendan los Seminaristas de estos dos estu
diantes, y atiendan bien aquellas palabras que
dice: nos serviamos á nosotros mismos de maes
tros y de vigilantes, eashortándonos mútuamente á
la piedad. Así, pues, exhórtense, corríjanse, y
cumplan perfectamente con la especial discipli
na de la correccion fraterna, y procuren en to
do ser buenos como san Basilio y san Gregorio,
ue no solo se salvarán ellos , sino que además
)ios se valdrá de ellos, para salvar á muchas
almas. '
— 343 —
N.° ’. D.......,
N.° 2.
3. D.. . .. Cenliirion,
.° 4. D un...”
SECCION III.
DEL SEÑOR OBISPO, RECTOR Y PROFE
50131515.
CAPÍTULO 1.
Deberes del señor Obispo respecto al Seminario.
Aunque Arzobispo no nos consideramos dig
nos para desatar la correa del zapato de ningu
no de los Obispos, ni de darles reglas para el ré
gimen de su Seminario; y así no hablarémos
aquí de nuestro pobre caudal, sino que como
copiador dirémos abreviadamente , y en cuanto
ala sustancia, lo que han dicho sobre esta im
ortantísima materia san Cárlos Borromeo , san
igorio y otros autores.
Dice san Ligorio, que el principal cuidado de
un Obispo es tener un Sem1nario_bien regido y
goberna o, y no ordenar á ningun jóven que no
haya estado tres ó cuatro años en el Seminario,
en el que aprenderá las ciencias propias de un
ministro del santuario, y las virtudes análogas
al estado sacerdotal. Quisiéramos que esta regla
general_no tuviera exce cion alguna; aunque
hayan sido abogados, sá )ÍOS y virtuosos los que
quieren ordenarse, se les debe infundir el espí
— 345 —
ritu eclesiástico; deben adquirir las rúbrícas y
prácticas de la Beligion, y esto solo en el Semi
nario se consigue: allí está la fragua; allí está
el taller de buenos eclesiásticos. Aun ue el hier
ro, la madera sean de la me'or cali ad, es in
dispensable que sean elabora os en el taller, para
que sean utensilios á propósito. Hé aquí, ues,
indicada la necesidad que tienen de acu ir al
Seminario los que pretenden ser buenos y úti
les sacerdotes.
El citado san Ligorio dice, que del Seminario
bien regido sacará el Prelado buenos párrocos,
buenos predicadores , buenos confesores, bue
nos canónigos (y buenos capellanes; pero debe
estar bien regi o el Seminario, pues si estuvie
se descuidado, los que entrarian como Angeles
al cabo de poco tiempo se volverian como de
monios, los que con su mala vida contamina
rian todos los pueblos. Y añade:si supiese yo
que algun Obispo tuviese el Seminario mal go
bernado, por cierto que le suplicaria y le diría:
«Si uiere salvar su alma y no quiere arruinar
«su íócesis, cierre el tal Seminario y rovéase
«como pueda ;» y concluye diciendo: «¡ hcuán
«tos Prelados se condenarán y serán causa de la
«condenacion de muchas ovejas suyas por el o
«co cuidado que tienen de sus Seminarios!» s
ta exclamacion tan sentida y aterradora nos ha
ce recordar la historia y castigo de Heli , de
sus hijos Ofni y Finees, y los treinta mi del
pueblo que murieron, y el arca santa que cayó
en manos de los enemigos ‘. Heli en sí no era
i I Reg.
-— 346 —
malo, era un bonazo; corrigió a sus hijos, pero
no con aquella energía que debia, S; or esto fue
castigado: escarmiente, pues, el ispo en ca
beza de Heli , ya que Dios se vale del ínfimo de
todos para avisarle, así como entonces se valió
de Samuel para avisar a aquel. Aprendan tam
bien los seminaristas de este terrible y ejem lar
castigo,_y no va an murmurando, queján ose
del Prclado y de _rector, diciendo que son de
masiado tirantes , cuando cumplen con su sagra
do deber. ¡Ay de vosotros, que seriais como
Ofni y Fineesl...
' El Prelado, pues, dice san Ligorio, ha de pro
curar: 1.° que los seminaristas todos los dias por
la mañana tengan meditacion, que sea por lo co
mun sobre las máximas eternas, por ser esta la
materia mas útil á los jóvenes; 2.° que oigan
misa y recen el oficio parvo de la Virgen María;
3.° el que cada ocho ó quince dias, lo mas tar
de, reciban los santos sacramentos de Peniten
cia y Comunion ; 4.° que tengan lectura espiri
tual cada dia por medía hora ó por un cuarto,
además de la lectura de la mesa; 5.° ue termi
nada la recreacion despues de la comí a y de la
cena, se haga la visita al santísimo Sacramento
y a la Virgen santísima; 6.° que se rece el Ro
sario; 7.° que se haga el examen de conciencia,
y las oraciones y ofrecimientos de obras , antes
el estudio de la clase;... 8.° que cada año los
seminaristas hagan ejercicios espirituales de ocho
ó diez dias; 9.° que cada mes tengan un dia de
retiro espiritual. Esto ha de procurar que lo ha
an todos, internos y externos. Trata además
e la ciencia que han de procurar en los semi
-—- 347 —
naristas; pero quiere que cwteris paribus, sean
preferidos los jóvenes piadosos y ejemplares á los
doctos.
Es tambien obligacion del Obispo poner en el
Seminario un director espiritual ó confesor esta
ble, y que viva allí mismo. Este no se debe en
trometer en el gobierno externo, ni reprenderá
á nadie á la presencia de otro; solo se ocupará
de oir con caridad las confesiones de los que vi
ven en el Seminario, y á cuantos quieran ser
dirigidos en la vida espiritual. Tamb'ien cuidará
de los criados del mismo Seminario, les enseña
rá la doctrina cristiana, y les exhortará a que
frecuenten los Sacramentos. Cuando entre al
un seminarista nuevo, le impondrá en el modo
e hacer una buena confesion general, y le en
señará á hacer oracion mental. Le asistirá en los
ejercicios es irituales, que ha de hacer al entrar
por ocho ó iez días.- Bueno será ue este con
fesor de cuando en cuando haga en a capilla del
Seminario algun discurso ó instruccion devota
á todos los seminaristas.
Además de este confesor estable, tiene obli
gacion el Obispo de hacer venir al Seminario
otros confesores prudentes, ejemplares y doctos,
y que tengan espíritu eclesiástico, como convie
ne tengan los ue han de confesar á seminaris
tas; que sean uertes en negar la absolucion á
los reincidentes, los que teniéndose que confe
sar y comulgar en el Seminario por obligacion
de las reglas, fácilmente se acercan indispues
tos. Bueno será ue á la vez se presenten dos
confesores, a fin e que los seminaristas tengan
mas libertad en confesarse. Además tres ó cua
— 348 —
tro veces en el año haga venir confesores extraor
dinarios. -
Todos estos confesores deben saber que han
de advertir á los prefectos que se acercan á con
fesarse con ellos, ue tienen la obligacion de de
cir con toda fidelííiad al rector las faltas de los
seminaristas, en caso de no quererlo hacer,
los confesores íes negarán la absolucion, pues
que faltando en eso los prefectos or respetos
humanos, se eometerán muchas fa tas de inob
servancia; y habrá escándalos , con daño co—
mun: y así conviene insistir mucho sobre este
punto.
Tambien negarán la absolucion á aquellos se
minaristas que, pudiendo remediar algun grave
escándalo con avisar al señor rector ó al señor
Obispo, se excusan de hacerlo; y sepan que tra
tándose aquí de un daño comun, no excusa el
grave incómodo ó daño.
Sobre todo el Obispo vigilará para no recibir
en el Seminario á a uellos jóvenes que no dan
grandes esperanzas e salir buenos eclesiásticos,
ysi ya han entrado los despachará luego que
o advierta: en esto usará de sumo rigor, pues
debe persuadirse que el aflojar alguna vez en
este rigor no es caridad, sino que es obrar con
tra caridad y echar á perder el Seminario.
Cuando se admita á alguno, se ha de procu
rar que sea devoto, inclinado á la piedad, y que
tenga aficion al estado eclesiástico. Se tomarán
los informes correspondientes y secretos, no á
los parientes, sino a personas extrañas fidedig
nas. Además de la bondad y piedad, es indis
pensable que sean jóvenes de talento; al efecto
— 349 —
harán oposiciones, será admitido el que reu
na mas dotes de pie ad y talento, y con esta di
ligencia se evitarán compromisos , se cerrará
la puerta al favor y al empeño, y el ïrelado po
dra obrar con mas libertad y justicia. Y se debe
tener por máxima , que mas vale tener pocos se
minaristas buenos, que por lo regular todos sa
len de provecho para la glesia, que muchos, y
entre estos algunos imperfectos , los que infestan
á los buenos.
Si ha de ser grande el rigor que ha de usar
el señor Obispo en admitir jóvenes en el Semi
nario, mas rigor aun ha de usar en echar fuera
á los irtcorregibles y escandalosos. Se llaman in
corregibles aquellos ue despues de amonestados
y aun castigados, an pocas esperanzasgie en
mienda, pues que aunque no sean defectos gra
ves, su mal ejemplo entibia á los demás, ni jó
venes asi serán con el tiem o buenos eclesiásti
cos; por lo tanto deben ec arse fuera del Se
minario. Escandalosos son aquellos que cometen
faltas de escándalo positivo, v. g.: inducirá los
compañeros á uebrantar alguna regla, á no
cumplir lo man ado or el señor Obispo ó el se
ñor rector, ó bien in ucir acometer algun robo
ó insolencia. Escándalo todavía mas nocivo se
ria si un seminarista diese mal ejemplo contra
la honestidad con las palabras ú obras. Con esta
especie de escándalo apenas se podrá so ortar
ni la primera vez, despues de haberle ap icado
un grave y largo castigo; lo mejor será echarlo
fuera luego, pues que por la esperanza de la
enmienda de uno se ex oneal eligro de perder
á muchos. Notad bien as pala ras del Santo.
— 350 —
En esta materia, lo repetimos y lo dirémos mil
veces, el usar de clemencia no es caridad, sino
imprudencia y tiranía. Es preciso _no olvidar ja
más que en e Seminario en que se hallan los
jóvenes dispuestos en seguir el bien ó el mal,
segun el ejemplo y los incentivos que tienen,
basta un solo escándalo ara ínfestar a todos, é
infestados es muy proba le que no habrá mas
remedio que ecbarlos todos fuera y tomar nue
vos sujetos; de otra manera siempre quedaría
introducida la infestacion , que se iria pegando
de unos en otros.
Así es que una tal severidad no debe llamar
se, como algunos la llaman , rigor, sino mas
bien deberían decir que es caridad y justicia; ya
que el-, Obispo tiene obligacion grave de caridad
y de justicia en procurar el bien, y el mejor bien
posib e de su diócesis , lo que ciertamente de
pende en gran parte de tener un Seminario bien
arreglado.
Y suplicamos al Señor que haga entender esta
yelrdad a todos los Prelados que gobiernan la
g esia.
La visita. Es otra de las obligaciones del se
ñor Obispo el visitar el Seminario. San Cárlos
Borromeo establece ue en la semana de Resur
reccion , y cerca de a fiesta del Nacimiento de
la santísima Virgen María, haga el Prelado la
visita general del Seminario, que versará acerca
de la disciplina, costumbres yadelantos de los
estudios _de los seminaristas , como tambien de
la administracion de las cosas temporales. Em
pozara por la iglesia y sacristía. Despues hará la
visita y examen de los seminaristas, examináán
— 351 —
doles primeramente de las cosas espirituales , y
luego de las ciencias; y por último visitará las
cuentas, y todo lo perteneciente á la adminis
tracion de las cosas temporales.
Además de esta visita general que se ha de
hacer indispensablemente por el Prelado, quie
re san Cárlos que cada tres meses se haga otra
visita.
Tambien quiere y manda que de cuando en
cuando asistan hombres sábios á todas las cla
ses, despues de unas á otras, á fin de ue oigan
á los catedráticos, y se enteren qué ecciones
dan, que oigan á los estudiantes , y vean si se
aprovechan en las ciencias.
El Prelado no solo ha de vigilar los internos
sino tambien los externos, que quizá son mas
en número estos ue aquellos; y así ha de des
plegar todo su ce o para que sean buenos, y ha
gan en sus casas lo que los internos hacen en el
Seminario.
CAPÍTULO II.
Deberes del rector del Seminario.
El rector debe meditar con mucha frecuencia
el grande cargo que pesa sobre sus hombros,
que de él depende el bien de toda la diócesis. El
rector debe ser la misma virtud personifieada;
en él, como en un espejo, deben mirarse los pro- -
fesores y seminaristas. El debe vivir continua
mente en el Seminario, y vigilar incesantemente _
sobre la grey que se le ha confiado. Por bueno
que haya sido, si con el tiempo, á causa de sus
—— 352 —
achaques ó vejez , no puede desempeñar dicho
cargo ásatisfaccion, le suplicamos que renuncie
el rectorado, para que sea nombrado otro: el
mismo rector, si es bueno, tendrá cuidado de
esto. Los principales deberes de un buen rector,
segun san Ligorio, están contenidos en los nú
meros siguientes:
1.° Cuando habrá de recibir algun jóven se
informará diligentemente de personas fidedig
nas, acerca de las costumbres é inclinaciones del
pretendiente.
2.° Recibido el seminarista, hará el rector
que se ocupe por ocho, ó á lo menos or tres dias,
en ejercicios espirituales: en estos ias el semi
narista leerá las reglas, y el confesor del Semi-
nario le impondrá en su observancia, le instruirá
en el modo de hacer la confesion general , y la
hará en efecto, y le enseñará el modo de hacer
oracion mental.
3.° El rector encargue con frecuencia y efi
cacia á los prefectos que le dén cuenta de los de
fectos de sus encargados , a lo menos una vez
cada semana, siempre que ocurra alguna no
vedad. Y cuan o estos se presenten lo dejará to
do, sin hacerlos esperar, y corregirá con seve
ridad alos negligentes en darle cuenta de las
faltas que han observado ; y aquel prefecto ue
avisado de su omision no se corrige, será ec a
do fuera. .-.
4.° El rector dirá alos seminaristas ue pue
den acercársele con toda franqueza y li ertad á
comunicarle lo que gusten, cuando convenga,
ero siempre con la vénia de su respectivo pre
ecto, el cual nunca les negará tal permiso. Ten
— 353 —
ga, pues, en cada sala uno ó dos seminaristas
de los mas espirituales y fieles por exploradores
secretos , que le refieran de cuando en cuando
los defectos que hayan visto , ó á lo menos que
se los hagan saber por el camino mas seguro y
menos sospechoso.
5.° Tendrá un librito de memorias; en cada
página tendrá el nombre de un seminarista a
ra anotar allí los defectos de cada uno y po er
dar parte al señor Obispo.
6. Vigilará en gran manera sobre las faltas
contra la castidad; por lo tanto encargará la mo
destia, tanto en el vestirse como en el desnudar
se, y en el cambiarse la camisa. Cuidará que
por la noche esté siempre encendida la lampara,
ue estará en lugar alto para que nadie la pue
da apagar. Además el lugar excusado por la no
che siem re estará cerrado , y el prefecto guar
dará la l ave, y esto se observará siempre sin
exce cion; de otra manera se podrán cometer
muc os ecados de que tendrá que dar cuenta
á Dios. ambien ordenará ue sin su licencia
ex resa nadie salga de la sa a ó cuarto despues
deFAve María, aunque sea de dia. Sin su per
miso nadie irá al cuarto de sus maestros : y sea
difícil en conceder tal. permiso de ir á los cuar
tos de sus maestros, pues que es cosa que jamás
se practica en los seminarios de observancia ;
además que es algo peligroso el hallarse á solas
en un cuarto con un jovencito. Es mejor que las
dificultades acerca del estudio se pregunten en
la misma clase, lo que podrá servir de instruc
cion á los demás condiscípulos. Señalará á cada
uno el lugar de su cama, procurando que de
23 r. l.
— 354 —
una á otra haya la distancia de cinco á seis al
mos; tambien señalará el lugar en que se ebe
poner cada uno en su clase, en la mesa y en la
recreacion , separando los menos observantes
de aquellos á quienes puedan dar algun escán
dalo. y
7.° Castigará con sumo rigor las faltas con
tra castidad, ya sean de obra ya de palabra, co
mo tambien si alguno habla á solas con el com
añero, ó en secreto, ó le da alguna cartita ó
Hádiva. Castigará á los criados que reciban ó
lleven cartas de los seminaristas, pues que todas
las cartas deben pasar por manos del rector. Ma
yor delito seria aun el hablar con alguno de otra
sala, y todavía mayor delito sería el acostarse
cerca de uno ue está en la cama: en semejante
caso será echa o fuera del Seminario.
8.° En el castigar dará á entender que no
castiga por venganza , ni por soberbia y cólera,
sino por deber. Por esto cuando se sienta turba—
do suspenderá el castigo, y lo aplicará cuando
se hal e tranquilo. Lo mismo hará cuando vea
ue el seminarista está turbado, pues que la pru
encia exige que antes se procure la calma , y
despues, calmada la pasion, se castigue ; de otra
manera, hallándose el seminarista encolerizado,
fácilmente podría dar en excesos. Quizá cuando
el defecto es oculto producirá mejor efecto una
amonestacion caritativa que el castigo. Decimos
si ha sido oculto , orque si ha sido público no
hay remedio, ha e ser castigado ; y sin em
bargo, aun entonces será bueno , antes ó des—
pues del castigo, darle una caritativa amones
tacion.
— 355 —
9.° El rector irá indagando ué discursos se
tienen enla recreacion, en las sa idas al campo ;
y cuando salgan, les señalará el lugar á donde
deben ir.
10. Cuidará el rector de que se guarde el
silencio prescrito, singularmente en la mesa;
aquí debe ser indispensable, si no quieren verse
innumerables desconciertos, destemplanzas é
inmodestias, porque sentados en la mesa no pue
den los refectos ver ni oir lo que hacen y dicen.
11. l rector entrará con frecuencia y anda
rá por las piezas , y por si mismo sabrá qué se
hace en tiempo del estudio, recreacion, y en el
tiempo libre ó indiferente. Algunas veces en el
año visitará las camas; de improviso se mandará
entregar la llave del cofre , y abrirá y mirará si
alguno tiene libros prohibidos , armas ó alguna
otra cosa rohibida.
12. E grande cuidado que se ha de tener
sobre los seminaristas, es que en el tiempo de
las vacaciones no pierdan lo que han ganado
durante el año.
13. No será fácil entre año en dar permiso á
que alguno salga para ir á su casa.
M. El rector, con mucha frecuencia, pre
dicará á los seminaristas , singularmente en la
vis era de las solemnidades principales y fiestas
de ¡Iliana santísima, y en el dia de retiro de ca
da mes. '
15. Con frecuencia el rector pedirá á uno
que diga á la presencia de todos cómo se hace
la oracion mental, á otro le reguntará que le
refiera en sustancia lo que se a leido en el re
fectorio, ó el discurso que se ha pronunciado.
23"
— 356 __.
Con mucha frecuencia el rector hablará con
el señor Obispo, y le tendrá al corriente de todo
lo que pasa en el Seminario. Cada ocho dias por
lo menos hablará con los profesores , prefectos
de estudios , prefectos de dormitorios y demás,
con quienes hablará para el progreso de las cien
cias y de las virtudes, reinando siempre entre
ellos la paz y la mayor armonía.
16. A lo menos una vez por semana hablará
con el mayordomo ó vicerector respecto á las tem
poralidades, víveres, y trato que se hace a los
seminaristas.
17. Cuando los seminaristas vayan á la igle
sia para los divinos oficios ó servir al Prelado,
siempre llevarán la sobrepelliz, y andarán jun
tos, guardando silencio presididos por el pre
fecto , que nunca los perderá de vista, ni les
permitirá jamás hablar en la iglesia ni sacristía,
ni en otro lugar, ni con nadie, sea cual fuere la
dignidadlmporta mucho para el bien del Semi
nario y seminaristas guardar este silencio y re
cogimiento, y los eclesiásticos de gran dignidad
no se ofenden de esta reserva; por el contrario,
se edifican y se complacen.
18. El rector leerá de cuando en cuando es
tas reglas para su debido cumplimiento , y que
no se falte en nada.
19. El celo vigilancia del rector se exten
derá tambien á os externos; los encargará á los
profesores, y les dirá que le dén cuenta de lo
que sepan de sus discí ulos ; y rector y profeso
res de consuno harán e modo que los externos
hagan en sus casas lo que los internos hacen en
el Seminario.
— 357 —
CAPÍTULO m.
Deberes del director espiritual.
1.“ Para la buena formacion de los semina
ristas es de la mayor importancia un buen di
rector espiritual; el cual ha de ser un espejo de
piedad en ue todos se puedan mirar. Debe es
tar lleno de espíritu eclesiástico que ha de co
municar á todos, ya en las confesiones que oirá,
ya en las pláticas que hará , ya en las medita
ciones que leerá y comentará , y siempre insta
rá ojíportune et importune, como dice el apóstol
san ablo á Timoteo.
2.° La principal obligacion del director es
piritual es oir con caridad y celo las confesiones
de los que viven en el Seminario, y las de cuan
tos qiliieran ser dirigidos por él en la vida espi
ritua . '
3.° Tambien ha de cuidar de los criados del
mismo Seminario, a quienes enseñará la doe
trina cristiana, les exhortará que todos los dias
hagan el ofrecimiento de obras, que oigan la
santa misa, que por la noche recen el santo Ro
sário, que entre día vayan siempre en la re
sencia de Dios, que lean un poco en un ibro
espiritual, v. g., en Rodriguez ó en otro que él
mismo les señalará, sin faltar por esto á sus obli
gaciones, y finalmente les exhortará que reci
ban cada mes los santos Sacramentos, y que sean
muy devotos de María santísima.
zi.“ Cuando entre algun seminarista nuevo,
le impondrá en el modo de hacer una buena
— 358 —
confesion general, y le enseñará la manera de
hacer oracion menta , le asistirá en los ejercicios
espirituales, que ha de hacer al entrar por ocho
ó diez dias. Bueno será que de cuando en cuan
do haga en la capilla del Seminario algun dis
curso ó instruccion devota á todos los Seminaris
tas. Les hablará de la necesidad que hay de te
ner verdadera vocacion para ser un buen ecle
siástico : tambien les hablará del santo temor de
Dios y del divino amor; de los deberes de los
eclesiásticos y el modo de cumplirlos; delas vir
tudes propias de un eclesiástico ; y de un modo
muy particular les instruirá y exhortará á que
sean devotos de María santísima , Angeles y
Santos y el modo de imitar sus virtudes.
5.° En lugar de plática podrá, algunas ve
ces , valerse de la lectura, mandando que un se
minarista de alta v clara voz lea a su lado un
capítulo del P. Rodriguez ó del P. Scaramelli, y
él interrumpirá al lector de cuando en cuando,
explicará las palabras de la lectura, y enseñará
la práctica de las virtudes: lo mismo hará con
las vidas de los Santos mas análogas á su esta
do; yllamará la atencion sobre alguna virtud
para que le imiten.
6.° No debe contentarse el director espiritual
con estas pláticas ó lecturas en comun. Ha de
llamar á los seminaristas en particular, álo me
nos una vez en cada mes, un dia uno, otro dia
otro, y con él conferenciará espiritualmente ; po
niendo un esmerado cuidado en informarse de
los sentimientos é inclinaciones de cada uno, á '
fin de poderlos dirigir con mas acierto. Por me
dio dc estas particulares conferencias, las máxi
— 359 —
mas y consejos que les dará, quedarán mas im
presos en sus corazones, y siempre mas los con
servarán. San Cárlos Borromeo daba la mas
grande importancia á estas conferencias espiri
tuales; y quería que los estudiantes las tuvie
sen entre sí, en el tiempo de la recreacion ydel
paseo.
7.° El director espiritual tienela obligacion
de dirigir las prácticas espirituales de comuni
dad, como son el ofrecimiento de obras , la me
ditacion, el examen, el Rosario, etc.
8.° El director espiritual recordará con fre
cuencia á los estudiantes aquella máxima del
Espíritu Santo, demostrada or la experiencia:
que el hombre sigue hasta a vejez el camino
que ha tomado en la juventud. Repetirá muchas
veces,y de diferentes maneras , los sentimientos
y máximas de temor y amor de Dios. Por la no
che despues del Rosario; por la mañana. en la
meditacion , y aun despues de ella, si se siente
inspirado, dejará caer sobre el corazon de los
jóvenes alguna santa máxima de temor y amor
de Dios. Estas cotidianas máximas serán como
un rocío que conservará la piedad en su corazon
durante e dia y la noche.
9.° El director ha de estar bien convencido
de aquella expresion del apóstol san Pablo : Pic
tas autem ad omnia utilis est ’. La piedad es útil
para todo ; pero singularmente es utilísima alos
seminaristas, porque les ayuda á llevar con gus
to el peso de las reglas del Seminario, y_les da
espíritu y gracia para observar con prontitud y
1 I Tim. iv, 8.
~-——
— 360 —
gusto su disciplina ; cosa que les seria muy dí
ficultosa, si prescindiendo de la piedad, se les
abandonara á sí mismos. Además es la piedad
utilísima para adelantar en los estudios, porque
ella preserva á los jóvenes de la corrupcion que
causan los vicios que enervan el talento, extin
guen la inteligencia, hacen perder la memoria,
debilitan las fuerzas, quitan la vida, hacen per
der la gracia y la gloria del cielo y les hunden
en el infierno.
10. El director no ha de desfallecer á la vis
ta de tan grandes obligaciones. Pida á Dios que
le dé sus santos auxilios , y esté seguro de que
se los concederá, para poder cumplir con satis
faccion su ministerio. Piense que Jesucristo le
ha puesto en sus manos á estos jóvenes como
barro blando para que haga de ellos vasos de
eleccion, á fin de que sean con el tiempo bue
nos é idóneos ministros del santuario. ¡Oh qué
bien tan grande hará á los mismos jóvenes y á
la Iglesia! ¡Oh qué paga tan grande le dará el
Señor, si desempeña bien tan santa mision!
11. A fin de que los seminaristas se apro
vechen mas los tendrá divididos en tres catego
rías. En la primera categoría estarán los gramá
ticos y retóricos ; en la segunda los filósofos , y
en la tercera los teólogos. A los de la primera
categoría instruirá y ejercitará principalmente
en la materia de la via purgatíva, en la devo
cion á María santísima y en el amor é imitacion
del niño Jesús. A_los de la segunda en las cosas
de la via iluminativa, y á los de la tercera, en
t9do_lo que mira á la perfeccion cristianay ecle
siástica.
— 361 —
_ 12. Sara el debidoldesempeño de su obliga
cion, ca a semana á o menos una vez tendrá
clase y dará leccion de una hora sobre las ma
terias es irituales; les enseñará didácticamente
y por ór en, insistiendo principalmente sobre la
manera de hacer bien la oracion, los examenes
de conciencia, y los otros ejercicios de piedad.
Les ensenará sobre el modo de formar la recti
tu]?! y pureza de intencion, —-sobre la devocion
á aria santísima, Angeles Santos,—sobre
las virtudes teologales y car inales —-sobre la
humildad, mansedumbre, paciencia, obedien
cizá, abiSiegacion y renuncia de la propia volun
ia . — o )I‘€ la manera de combatir las pasio
nes , las tentaciones y los vicios y sobre todo
los medios para adquirir las diferentes virtu
des, etc., etc.
d 13. Además de lo dicho, á los seminaristas
e la tercera categoría, y que ya se hallan próxi
mos á ordenarse, les instruirá aparte en todos
los ramos del sagrado ministerio, el modo de r_e
zar, celebrar la santa misa, _modo de adminis
trar los Sacramentos, catequizar, predicar, cui
daá' de nina parroquia, el modo de portarse con
to os y e tener todas las cosas bien arregladas
enla iglesia, casa rectoral y en toda la parro
quia.
CAPÍTULO IV.
Deberes de los profesores.
1.° Los profesores á la hora señalada asisti
rán á sus respectivas clases._Siempre darán prin
cipio y fin con alguna oracion breve , que diri
~__—
—— 362 —
giran á Dios delante de alguna imagen que habrá
en cada clase ó aula.
2.° Cuidarán que todos sus discípulos estén
sentados en el lugar correspondiente, colocando
a los internos inmediatamente al lado de la cá
tedra, y despues a los externos, evitando ue
tengan con estos roce ni comunicacion de pa a
bra ni por escrito.
3.° Con los discípulos se portarán con grave
dad y amabilidad.
4.“ Procurarán que todos estén impuestos en
la doctrina cristiana, y que vivan cristianamen—
te. Que cada ocho ó quince dias reciban los san
tos Saeramentos, no solo los internos sino tam
bien los externos. Y vigilarán su conducta, y
darán de ella parte al rector.
¡’3.° Para las lecciones se valdrán de libros
impresos y nunca les harán escribir las leccio
nes que les dictaren, pues que en esto se pierde
el tiempo y la salud de los estudiantes : lo mejor
es que se valgan de un libro impreso para el tex
to, y que lo expliquen con brevedad y claridad,
á fin e que los discípulos lo entiendan bien , y
luego preguntarán á diferentes , por ver si lo
han entendido. Si alguna cosa es digna de ser
Í notada, al salir de la clase los estudiantes la no
' tarán con brevedad , citando siempre la página
j del autor de texto, y sobre aquello anotarán lo
que diga el catedrático ; y esto solo se hará en
las cosas mas importantes. Si algun estudiante
no_ ha entendido la cosa, el catedrático se la ex
plicará mas claramente, y si es preguntado res
ponderá alo que sea preguntado.
6.° Quisiéramos que cada úno de los profe
— 363 —
sores tomara para si lo que san Francisco dijo a
san Antonio cuando le nombró catedrático de
teología: Te encargo sobre todo que el ejercicio del
estudio no apague en ti ni en los estudiantes el es
piritu de la oracion.
7.° Los enemigos de la Religion han procu
rado monopolizar la enseñanza, á fin de perver
tir la juventud con libros malos y profesores peo
res; pero la Iglesia santa cuida siempre que con
libros buenos y profesores mejores , sus óvenes
hijos conozcan la verdad y amen la virtu , y así
sirvan con mas perfeccion á Dios; por lo tanto,
los señores profesores, en desempeño de su san
ta mision , procuren sacar parti o de todas las
ocasiones que les proporcionen las explicaciones
de las lecciones que dieren a sus discí ulos, re
cordando para mayor estímulo lo que ice Dios :
Qui autem docti fuerint, fulgebunt quasi splendor
firmamenti: et qui ad justitiam erudiunt multos,
quasi stella: in perpetuas wternitates ‘. Qui autem
fecerit, et docuerit, hi0 magnus vocabitur in regno
cwlorum ’.
8.° Los profesores han de poner sumo cui
dado en que sus discí ulos ejerciten la memo
ria, entendimiento, vo untad y organismo. Ejer
citarán la memoria aprendiendo bien las leccio
nes, or el estilo que tenemos dicho ’. Ejercita
rán eFentendimiento, rumiando y reflexionando
sobre lo ue han leido en los libros y han oido
en las au as ". Han de procurar que los discípu
los tengan grande fuerza de voluntad para apren
OREMUS.
Deus, qui Ecclesiam tuam beati Thomæ con
fessoris tui mira eruditione clarificas, et sancta
operatione-ftecundas: da nobis quaasumus, et
— 367 —
quod docuit, intellectu cons icere, et quie egit
imitatione complere. Per ristum Dominum
nostrum. n}. Amen.
y. Ave Maria, gratia plena: Dominus tecum:
Benedicta tu in mulieribus, et benedictus fruc
tus ventris tui Jesus.
n}. Sancta Maria, Mater Dei, ora pro nobis
eccatoribus nunc, et in hora mortis nostrae.
men.
CAPÍTULO v.
Deberes del prefecto.
1.° El refecto debe guardar hacer obser
var las reg as y las disposiciones el señor Obis
po del rector, y además hará obedecer pun
tua mente á todas las señales comunes. El debe
ser el rimero en levantarse y el último en acos
tarse. ebe estar pronto para acompañar á los
seminaristas cuando van á la capilla, á las cla
ses y demás. En el tiempo del estudio en la sala
estará con cuidado de no estorbar á los semina
ristas con hablar,’ sino que estará muy atento á
que todos se apliquen y estudien.
Si alguna vez ha de salir fuera del Seminario
lo dirá antes al señor rector, lo hará mientras
los seminaristas se hallen en las clases, y volve
rá antes que salgan de ellas. Si alguna vez ha
de ir á algun lugar del mismo Seminario lo dirá
al prefecto de los corredores, á fin de que mien
tras tanto vigile.
2.° En cuanto á lo que mira á los semina
ristas, cuidará por la noche de tener consigo la
llave del comun ; que la lampara que debe ar
— 368 —
der en la sala ó dormitorio esté bien cebada , de
modo que no se apague; en la siesta de verano
estarán entornadas las ventanas pero de modo
que se vea lo que pasa en la said.
3.° Cuidará que por la mañana y noche los
seminaristas observen modestia en vestirse, des
nudarse y lavarse. Cuando por la mananai va
yan á la capilla cuidará que nadie se que e ni
en el comun n1,en otro lugar, y Sl por alguna
cosa es preciso, lo dirá al prefecto de los corre
dores.
4.° Siempre el rector debe señalar el lugar
que ha de ocupar cada uno de los seminaristas;
mas si por alguna causa no lo hubiese hecho, lo
lsenalara iiiterinzjlmente el prpfeeto. lCuidarlá que
a recreación se aga segun as reg_as co ocan
dose en un círculo; y en la recreacion’de la no
che los hará poner distantes el uno del otro.
52° En las recreaciones de casa y del campo
ha de procurar nunca jamás perder de vista á
los seminaristas , y ha de ver y oir todo lo que
hacen y dicen.
6.° En las recreaciones jamás permitirá bur
las de manos, palabras ofensivas, ni hacer alar
de de talento, de nobleza, de riquezas ni de otra
cosa de mundo, como de bodas, de convites,
comedias, etc.
7.° Corregirá con firmeza las faltas que se
cometan contra las reglas y disposiciones del Pre
lado y del rector. El prefecto no uede imponer
castigos , solo puede mandar á a guno guardar
silencio, y des ues referirlo todo al rector. Si
alguna vez ha a libros prohibidos ú otra cosa
ilicita, la presentará al rector. Tendrá uno ó dos
— 369 —
seminaristas fieles que le indiquen lo que él no
pueda alcanzar.
8.° Vigilará para que los seminaristas no ha
blen con los criados , á quienes si algo han de
decir será siempre á la vista del prefecto. Ni per
mitirá jamás que los seminaristas entren en el
refectorio ni en otra oficina, sea cual fuere el
pretexto.
9.o Será fiel en referir al señor rector los de
fectos de cada uno de los seminaristas, especial
mente si son habituales, y aun mas si son con
tra la honestidad. Conviene que el prefecto ten
ga un librito en blanco con una lista de los de
fectos mas comunes , en que á renglon seguido
pondrá el nombre de quien los cometa, v. g. :
—El día... se ha levantado tarde...
—No se hallaba en la capilla al empezar la
oracion...
—No ha estado modesto en la capilla, mesa,
ó por el camino...
—Ha hablado en la sala con uno de otra sa
la; con un compañero á solas, ó en secreto...
—Ha dicho palabras inmodestas, injuriosas:
ha puesto las manos sobre otro compañero.
—Ha ido á la porteríaó á otro lugar sin per
miso. - _
—En esta semana no ha confesado.
—Es poco devoto.
—No guarda silencio.
—No obedece en tal cosa. -
10. Finalmente, considere el prefecto cuán
grande será la paga que se merecerá si es fiel en
referir todas estas cosas al señor rector. Decimos
todas, porque hay algunos defectos que , aun
2’; 1'. i.
— 370 —
que pequeños , cuando son habituales ó cuando
se unen á otras faltas, harán conocer á lo me
nos que aquel seminarista no tiene el espíritu
eclesiástico para ser ordenado á su tiempo; y por
el contrario, será muy grande la cuenta que el
prefecto tendrá que dar á Dios si en esto es cul
pable , ó por negligencia ó por respetos huma
nos. Es verdad que cumpliendo con su deber se
atraerá enemigos ; pero conviene obrar así, ylsi
no se ve con ánimo, que se vaya antes que a
cerse reo delante de Dios de la ruina de los que
están bajo su inspeccion, y tal vez de todo el
Seminario, pues que ni el Obis o ni el rector,
que no siempre pueden estar á a vista como es
tán los prefectos, pueden remediar los desórde
nes y escándalos, si los prefectos, que todo lo
presencian , son negligentes en decir los defec
tos que han visto.
CAPÍTULO VI.
Reglas que deben observar los seminaristas.
1.° Los seminaristas guardarán sobre todo
la modestia y honestidad, or lo que nadie sal
drá del cuarto sin sotana. 153i duermen todos en
una pieza sin separaciones ni cortinas , se pon
drán quitarán la sotana en la misma cama
senta os. En la siesta descansarán vestidos con
la misma ropa con que andan de diaJEn cam
biarse la camisa andarán con tal cuidado , que
nunca el cuerpo quede desnudo , sino que pro
curarán de manera onerse la nueva, ue cu
bra el cuerpo antes e quitarse del todo(ia anti
— 371 —
gua. En la cama estarán con camisa y calzonci
llos, (y nunca jamás tendrán las piernas ni los
piés escubiertos.
2.‘ Nadie puede hablar a solas ó á escondi
das con sus com añeros, ni entregar cartas ni
dádivas. Mayor alta seria aun el hablar con al
guno de otra sala , y aun mayor delito seria el
acostarse con otro que se halla en la cama. Las
cartas no se pueden entregar á los criados, sino
al señor rector, por quien han de’ pasar prime
ro. Y entiendan todos , que cualquier palabra
que se diga, cualquier accion que se haga con
tra la honestidad, aun ue sea por chanza, será
castigada con severidad.
3.‘ Nadie podrá salir de la sala ó pieza ara.
ir á la portería sin licencia del prefecto. Si a gu
no quisiese ir al cuarto del profesor, no podrá
sin icencia del señor rector. Tambien necesita
licencia del señor rector para salir de la camara
des ues del Ave María.
.‘ Cada uno debe sentarse en el lugar que
se le ha señalado en la escuela, en la recreacion
yen la mesa, en la que mientras estarán comien
o tendrán las manos sobre la misma mesa, y
despues de haber comido estarán modestos y
compuestos. En la recreacion de la noche se sen
tarán en forma de círculo, y un poco distante
el uno del otro. En el mediodía odrán jugar ó
hablar, pero siempre á la vista el prefecto. Lo
mismo harán los jueves cuando salgan al cam
po ; y se abstendrán de causar daño á alguno,
o de insultar á nadie. Tendrán siempre los ojos
modestos, no solo en la iglesia ó capilla, sino
tambien en el refectorio y en las calles , abste
M‘
' — 372 —
niéndose de mirar á objetos que les puedan ser
motivo de escándalo ó tentacion. Los prefectos
serán muy solicitos en vigilar á los inmodestos
y dar arte al señor rector, y este les procurará
morti car.
5.‘ Se guardarán muchísimo, so pena de gra
ve castigo, de ofender al com añero con pala
bras injuriosas : por esto evitaran las contiendas,
las conversaciones de nacimientos, de nobleza,
de ingenio, talento y de riqueza. Evitarán ade
más toda conversacion de obtener beneficios,
prebendas, dignidades, honores; tambien se
abstendrán 'de hablar de comedias , convites,
festines y de otras cosas por este estilo, que por
cierto no dicen bien para aquellos que aspiran
á la santa dignidad sacerdotal.
_ 6.‘ Nadie podrá jugar sino en los juegos lí
citos y en las horas e recreacion.
7¿‘ Aceptarán con humildad y paciencia las
penitencias que les imponga el señor rector, aun
que fuesen inocentes. Nadie puede manifestar
fuera del Seminario las penitencias ue se han
impuesto á los demás , ni puede hab ar á nadie
de fuera de lo e en el Seminario pasa.
3.‘ La cari ad fraternal requiere que cual
quiera que vea alguna falta en sus compañeros
lo avise al prefecto ó al señor rector, á fin de que
á tiempo aplique el remedio oportuno. Ycuando
sean defectos de escándalo, está obligado el se
ininarista sub gravi, aunque con algun grande
incomodo, á manifestarlo, pues que los defectos
qnue dan escándalo traen daño comun en el Se
111311o.
9.‘ Cada uno se confesará cada ocho ó quin
— 373 —
ce dias, y si no‘puede comulgar, á lo menos está
obligado á con esarse.
10. Fuera de las recreaciones de mediodía
noche, y del jueves por la tarde, que saldrán a
campo si es posible , en el demás tiempo guar
darán silencio en la capilla, sacristía , escuela,
mesa, corredores, en la sala de estudio, duran
te el examen, y en el tiempo de la oracion.
11. Andaran siempre á la presencia de Dios.
Todo lo que digan y hagan lo dirigirán á la ma
yor gloria de Dios, y todo lo que les dé pena lo
sufrirán con resignacion y conformidad en la vo
luntad de Dios, con paciencia y alegría.
12. Todos los seminaristas guardarán con la
mayor puntualidad estas reglas, en que consis
te la disci lina del Seminario. Un ejército bien
disciplina o es hermoso y fuerte, y un Semina
rio en que se observa la disciplina es hermoso,
y los estudiantes adelantan mucho en la ciencia
y en la virtud. Los soldados guardan la discipli
na por temor servil, esto es, por el temor del pa
lo y calabozo; pero los seminaristas han de guar--
dar la disciplina por el santo temor de Dios, y
aun mas por su divino amor.
13. Para guardar con prontitud , gusto y ale
gria la disciplina, han de valerse los seminaris
tas de las prácticas de piedad. Santo Tomás‘ di
ce: «que por la divina Providencia no solo se
«disponen los efectos ue con el tiempo se han
«de realizar, sino tam ien las causas de las que
«se han de seguir tales efectos, y el órden con
«que se han de verificar: y algunas de estas
i n.'rhom.si,e,q.sa,a.si.
~.
— 37zi —
«causas son ciertos actos humanos.» Sobre es
tas palabras dice Cayetano : «Así como el sem
«brar es necesario para que el labrador coja tri
«go en su campo, or manera que si no quisiera
«sembrar, ó no lo iciera á su debido tiempo y
«del modo debido, sin limpiar dicho campo de
«espinas yabrojos, sin arar ni abonar la tierra
«no cogeria trigo; así tampoco alcanzará las
«ciencias aquel estudiante que no estudia, que
«no limpia su corazon de pecados y vicios , que
«no se cuida de la lectura espiritual, oracion
, «mental, devocion á María sautísima, frecuen
(reía de Sacramentos y demás prácticas de reli
«gion, segun están prescritas en el reglamento
«del Seminario.»
CAPITULO VII.
Necesidad que tienen los seminaristas de la
piedad.
Los estudios, aun los de sagrada teología,
cuando son muy especulativos, se beben la vir
tud del alma y la dejan como yerma; secan la
voluntad, y e corazon se endurece para que no
sienta ni guste de Dios. Con las ocupaciones del
entendimiento mal se avienen las de la volun
tad, si no se ordenan de tal ma.nera , que ven
gan á servir y no á impedir este ejercicio de la
devocion, cual lo hacian los Santos cuando es
tudiaban; y por esto no perdían, antes acre
centaban con el estudio su devocion ‘. Mas pa
— 378 —
su reglamento, que ha de ser muy sencillo, y aun
por reglamento podrá servir lo que hemos dicho
que se ha de hacer en los domingos, capítu
lo XXIX, see. lI , y tambien podrá tener los ar
tículos siguientes:
Artículo 1.° Cada ocho ó quince días recibi
rán los sacramentos de Penitencia yComunion.
Art. 2.° Cada domingo y dia de fiesta de
guardar se reunirán en la iglesia en la hora que
los demás días iban á clases ó mas temprano,
segun dis onga el señor rector. '
Art. 3. Reunidos rezarán el santísimo Ro
sario: luego uno leerá por espacio de un cuarto
de hora el libro titulado: Diferencia del temporal
geterno, por Nieremberg, la vida de algun
anto que haya sido eclesia.stico ,_ escrita por
Croisset, ó algun otro libro que senale el senor
rector.
Art. 4.° Se tendrá meditacion por espacio
de un cuarto de hora sobre la vida, asion
muerte-de Jesucristo, ó del misterio ó gesta de
día.
Art. 5.° El Prelado, ó el rector, ó el director
espiritual , ii otro sacerdote hará una platiquita
que no deberá pasar de veinte minutos, ó_ en
lugar de lática hacer leer por espacio de veinte
minutos odriguez ó Scaramelli, y de cuando
en cuando ex licar y aplicar la lectura.
Art. 6.° erminar la funcion con algun cán
tico es iritual, v. g., el Santo Dias.—Ola Sal
.y ve.—8 Letanías, etc.
— 379 —
CONSTITUCIONES
m: LA coNGnnGAcioN DE ¿A INIACULADA CONCBPCION
ni: ¡unía SANTISIIIA SENORA NUESTRA Y DEL ANGÉ
LICO JÓVEN SAN Luis comun i.
nn Los EJERCICIOS.
————392
día ejus: i et veritas Domini manet in æter
num.
Gloria Patri, etc.
—-39-.’l.
OBEMUS.
Gratiam tuam , quæsumus Domine, mentibus
nostris infunde; ut qui, Angelo nuntiante, Chris
ti Fílii tui incarnationem cognovimus, per pas
sionem ejus et crucem ad resurrectionis gloriam
perducamur. Per Christum etc. n}. Amen.
Desde las primeras Visperas de Navidad hasta
la Puríficacion inclusive:
y. Post artum Virgo inviolata ermansisti.
n}. Del enitrix intercede pro no IS.
OREMUS. -
— 396 —
vocata nostra , illos tuos misericordes oculos ad
nos converte. Et Jesum benedictum fructum
ventris tui, nobis post hoc exilium ostende. O
clemens, ó pia, ó dulcis Virgo Maria.
jr. Ora. pro nobis sancta Dei Genitrix.
n}. Ut digni eificiamur promissionibus Christi.
OREMUS.
— 398 —
necessitatibus sed a periculis cunctis libera nos
semperv Virgo gloriosa et benedicta.
Monstra te esse Matrem ,
Sumat per te preces,
Qui pro nobis natus,
Tulit esse tuus.
Virgo singularis,
Inter omnes mitis,
Nos culpis solutos,
Mites fac et castos.
Vitam præsta puram ,
Iter para tutum,
Ut videntes lesum ,
Semper collætemur.
Sit laus Deo Patri,
Summo Christo decus ,
Spiritui Sancto,
Tribus honor unus. Amen.
Sub tuum præsidium confugimus sancta Dei
Genitrix: nostras deprecationes ne despicias in
necessitatibus , sed á periculis cunctis libera nos
semper, Virgo gloriosa et benedicta.
i’. 0ra pro nobis sancta Dei Genitrix.
n). Ut digni efficiamur promissionibusChristí.
OREMUS.
Suscipere digneris per temetipsum benigní
tatis auctorem , rogamus Domine, Matris ac do
mus tuæ zelatorum devotas cum hilaritate sup
plicationes: ut sicut ipsa tua gratia prævenien
te, mundo immunis apparuit: ita ipsi mundam
de tuæ Matris munere, te concedente, exhibeant
gratiarum actionem.
— 399 —
Defende, quæsumus, Domine, beata Maria
semper virgine intercedente, istam ab omni ad
versitate familiam, et toto corde tibi prostratam
ab hostium propitius tuere clementer insidiis.
Beatæ et gloriosæ semper Virginis Mariæ,
quæsumus Domine, intercessio gloriosa nos pro
tegat, et ad vitam perducat æternam. Per D0
minum, etc. '
—402—
—- 406 —
Otros cuarenta por cada media hera ue se
emplee en estos dias en _e_]erClClo esplrltua , sea
el_ que fuere, como leccion, praeron, misa, ofr
c1o parvo, etc., tanto en la 1glesia de comun1
dad, como fuera de ella de partrcular en su apo‘
sento, ó casa, ó en alguna otra 1glesia.
Otros cuarenta por cada vez que conhesenen
estos d1as, y otros cuarenta para cada comumon
general de la Cpngregacron. _ _
Está conced1da una indulgencia plenaria á
todo aquel que una vez á lo menos cadaeño
haga por espagcio de algunos dias los CJCPCICIOS
de san Ignacio, confesando y comulgando en
ellos.
Se pnïcurará agregar esta. Congregacion á la
principa de Roma, á fin de_ que nuestros con
gregentes puedan ser partícl es de las muchas
gracias é 1ndulgencias conce ldas por los Sumos
Pontífices. .
Confiamqs mucho en el Señor tyue las prece
dentes consptucionesy rácticas re igiosas y ejer
c1c1os esplrltuales en el as preseritos serán blen
y gustosamente aceptados por nuestro Seminario
y alumnos, y que todos procurarán dóciles apro
vecharsede ellos, á cuyo fin les antlclpamos nues«
tra gendiclon paternal, ue con el ma or car1ño
les amos en nombre e Padre y del Iijo y del
Es íritu Santo.
_ e nuestro Palacio de_Lérida e los 10 de no
vlembre de 1863.—Mariano, Ob1spo de Lér1da.
—407
EJEMPLOS DE ESTUDIANTES DEvoTos DE MARÍA
SANTÍSIMA.
EJEMPLO 1.u - Del estudiante llamado Scoto.
— 410 — -
Teodora, y movida por la curiosidad, uiso sa
ber lo que contenía aquel papelito, y a a fuerza
se lo arrancó de su tierna mano; lo desarrolló, y
vió en él escritas estas palabras : Ave Maria. El
niño entre tanto lloraba amargamente, y, para
acallarle, su madre se lo devolvió. Entonces To
masito se lo metió en la boca y se lo tragó. To
dos los ue presenciaron ó supieron despues este
ras o, arruntaron que Tomás seria muy devo
to e María santísima, y por cierto que no se
equivocaron.
Como la verdadera devocion a María consiste
en abstenerse de todo pecado y en imitarla en '
sus virtudes, Tomás se abstuvo de todo pecado,
singularmente de impureza, no obstante de ha
berse hallado en la tentacion mas grande en que
se puede hallar un jóven. La imitó en todas las
virtudes, y de un modo muy particular en la
humildad , obediencia, castidad, mansedumbre
yi caridad. Era aplicadísimo al estudio , y estu
iaba tan piadosamente, que jamás escribia ó
estudiaba que no empezase y diese fin por la
santa oracion. En sus dudas y dificultades siem
pre acudía a María santísima, y esta buena Ma
re, que es la dispensera de todas las gracias y
misericordias, le concedió tales conocimientos
como se puede ver en las muchísimas y utilísi
mas obras que nos ha dejado escritas.
¡Oh amado seminarista! imita a santo To—
máás; huye de todo ecado, singularmente de la
impureza; practica as virtudes, ejercítate en la
humildad, obediencia, castidad, mansedumbre
yicaridad: sé devotisimo de María santisima y
el augusto Sacramento del altar, y veráás como
— 411 —
obtendrás el don de ciencia, y serás con el tiem
po hombre de provecho en la Iglesia de Dios,
cual lo fue santo Tomás.
EJEMPLO 4.° -De san Alfonso María de Llaorto.
— 412 —
loj, rezaba el Ave María, y decia: Mas vale un
Ave Maria que el mundo entero.
Con la devocion a María santísimale vinieron
todas las gracias. El Señor le concedió el don de
sabiduría ya desde sus primeros años, por ma-'
nera que a los diez y siete a era graduado de
doctor, yrecibido ahogado. a santísima Virgen
le obtuvo el don de la vocacion al estado ecle
siástico, y Ligorio con la mayor prontitud, fide
lidad y alegría le siguió, dejando la carrera de
abogado, renunciando el patrimonio de sus pa
dres, y a artándose de la boda que ya le habian
pre ara o, para consagrarse enteramente como
per ecto holocausto al Señor, no pensando en
otra cosa. que en la santificacion de su alma , y
en las obras que conocia eran mas del agrado de
Dios salvacion de las almas.
¡O 1 amado seminaristal sé fiel á la vocacion
como san Ligorio, y sé devoto de la pasion de
Jesús, del santísimo Sacramento y de María
santísima, y así te salvarás tú, y Dios se valdrá
de tí para salvar á muchas almas.
—413—
SECCIÓN IV.
DE LA EDIJCAOION.
CAPÍTULO I.
Que’ es educacion, y necesidad que tiene el semina
rzsta de educarse bwn.
No pocos confunden la instruccion con la edu
cacion, y por cierto que hay una diferencia muy
grande entre una y otra cosa.
La instruccion es el conjunto de conocimien
tos ue se adquieren por medio de la enseñanza
ó de estudio. Con ellos el entendimiento queda
ilustrado y el hombre enriquecido con tan pre—
cioso tesoro, que la memoria ha de procurar con
servarlo, y no perder con el tiempo lo que tanto
ha costado de adquirir. A fin, pues, de conser
var lo que una vez se ha sabido y adquirido, se
han de repasar de vez en cuando las cosas que
se han aprendido, y rumiarlas constantemente.
La educacion es cierta enseñanza en princi
pios de Cristiandad, urbanidad y cortesanía,
que se da de viva voz, ó se aprende de los li
bros , y del ejemplo que dan las gentes bien edu
cadas. Como la educacion participa mucho del
carácter mímico , ó de la imitacion, produce ma
yores ó menores efectos, segun que el educando
~
— 41d —
tiene mas ó menos sumision , docilidad y pun
tualidad en la observancia delos preceptos de
losLa
maiIYISUIICCiOD
ores. tiene or objeto ilustrar el en
tendimiento; el de la e ucacion es formar el co
razonl, clomponer el (áxterioá del hombre, yfen
señar e as maneras e con ucise para mani es
tar el amor y respeto qule tiene í; Dios y alhpró
'imo Iias
Jtodas ara personas,
e trato socia , ara a cortesía
parapracticar acia
los buenos
consejos, aficionarse alas uces literarias, y se
guir clpn gustá) los caminosl de lfllvlátllái. l
La nena e ucacion es e resu ta o e os co
nocimientos adquiridos con el estudio de buenos
libros y trato de ersonas de buen tono. Por ella
se zltldquiere el su ciente álisgernimiñnto ,l y este
e a nos_ponen en esta o e guar ar e respe
iï) y atenciones debidas á los demás, para po er
merecer de ellos igual correspondencia.
Se dice tener buena crianza el que sabe prac
ticar esta educacion, y el que no, se dice de él
que es un grosero, un bruto.
Se llama cortesanía, urbanidad ó buen tono
la costumbre de tratar á las gentes, tanto en pa
labras como _en acciones, con circunspeccion,
Ítgrzïdá) delicadezaty finura seglun llaaocastion y
ocai a , ue en es o varia muc io. cor esa
nia está bagada en el decoro, discrecion, ama
bilidad y despejo. En vano se empeñará en ser
cortés quien no reuna estas bellas circunstan
cias. El decoro nos enseña el respeto con que
debemos tratar a las personas , así como la dis
crecion nos indica la oportunidad y manera de
hacerlo.
— 415 -—
La buena educacion es la única cosa que á
primera vista dispone los ánimos en favor nues
tro. Ella es como el brillo en el oro y el pulimen
to en el diamante, ue pone de manifiesto' su va
lor y excelencia. E la es la causa rincipal de la
diferencia entre los hombres: fina mente la bue
na educacion lleva consigo una dignidad que la
hace respetable hasta del mayorinsolente.
De lo dicho hasta aquí se infiere claramente
la necesidad que tiene todo seminarista, interno
y externo, de la buena educacion : y esta mis
ma necesidad nos impele á escribir estos capitu
los de buena educacion, pues que los jóvenes
que en el día son seminaristas con el tiempo
unos serán simples sacerdotes, otros serán pár
rocos, etc., y por lo mismo todos tienen nece
sidad de tratar con todas las clases de la socie
dad. Conviene , pues , que se instruyan y se
ejcrciten en la educacion mientras permanezcan
en el Seminario, y cuando vayan á sus poblacio
nes durante el tiempo de vacaciones, para que,
concluida la carrera, se hallen teórica y prác
ticamente educados cuado estén en sus des
tinos.
Si cuando sean sacerdotes se hallan bien edu
cados, serán bien recibidos de buenos y malos,
pues que la buena educacion y finura con ue
se trata a todos hace como la aguja de punta fina
que fácilmente pasa y mete la seda, pero si está
a espuntada no puede asar, se le resiste la tela.
Otro tanto le sucede a sacerdote. Si es fino y
atento, siempre se hace lugar y se insinúa éin
troduce la doctrina de Jesucristo. No le sucede
lo mismo al sacerdote grosero: la sociedad le mi
— 416 —
ra con prevencion, le resiste , y or sáábio y
virtuoso que sea le desprecia y no e o e, y si
alguna vez le oye por casualidad, al o servar
sus maneras agrestes lo acaba de confirmar mas
y mas en sus prevenciones.
Tal vez alguno dirá que la sabiduría yla virtud
no consisten en esas ceremonias. Concederémos
que sea así; pero tambien repetirémos lo que
tenemos dicho, esto es, que la educacion en un
hombre sáábio y virtuoso es como el brillo en el
oro el pulimento en el diamante: y si le falta
la e ucacion, al cometer alguna grosería, como
es consiguiente, provoca a risa y mueve á des
precio, segun lo hemos presenciado en sujetos
e nuestra clase, que acostumbrados a vivir así
de cualquier manera, en algunos lances se ha
llan bien comprometidos y abochornados, todo
por no pararse de antemano en la educacion ne
cesaria. Concluimos, pues, que así como el se—
minarista estudia gramática retórica á fin de
hablar escribir con propieda , así tambien de
be estu iar y a licarse en la buena educacion a
fin de hacer to as las cosas del modo debido; y
así como no se disimularian palabras impropias
en un seminarista al expresar sus ideas, tampo
co se le disimularán las maneras groseras sal—
vajes que hubiese contraido por falta de educa
cion.
CAPÍTULO II.
De la limpieza que debe guardar el seminarista.
No hay cosa mas repugnante á la sociedad, ni
mas perjudicial al individuo , que la falta delim
— 417 —
pieza , y téngase bien entendido que cuanto mas
esta se descuida, tanto mas va en aumento, por
manera que el clérigo que á los veinte años no
es aseado, es muy súcio á los cuarenta, y á, los
cincuenta es tan as ueroso que se hace despre
ciable á los ojos de as personas que le han de
tratar. Para librarse, pues, de ese boehorno y
no inspirar repugnancia alguna guardará los do
cumentos siguientes :
Tendrá especial cuidado de limpiarse los dien
tes, tanto para evitar los dolores de muelas con
siguientes a la putrefaccion, ó caries resultante
del poco esmero, cuanto por lo repugnante ue
es para todos el pestifero o or que exhala una o
ca sucia.
Las manos puercas, uñas súcias, largas ó mor
didas revelan individuo de vil condicion.
Se abstendrá del vicio de fumar, con cuyo im
porte podrá favorecer á los pobrecitos , hará
un obsequio á los ricos, singularmente á as se
ñoras, que no pueden tolerar que el confesor
huela á tabaco, y les repugna que unos dedos
ennegrecidos por el humo les toquen sus labios
al tiempode ponerles la hostia enla lengua cuan
do van á comulgar, como hemos oido quejarse
algunas señoras. Limpiarse las narices las ore
'as con los dedos causa asco, y se pue e evitar
avándose unas y otras cuando la cara; pero si
esto no bastare se hará con el pañuelo.
La cabeza, los piés y la ropa interior deben
estar siempre limpios, pues, además de ser sa
ludable, hace que uno no exhale mal olor, mor
tificando al que se le acerca. La limpieza del
cuerpo indica la del alma. Nada mas fácil, nada
27 'r. 1.
-— 418 —
mas barato, pronto y bello ue la limpieza. Al
efecto recordaray racticará e seminaristalo que
tenemos dicho so re las primeras horas del día
como se ha de lavar, peinar, y componer el apo
sento.
Nunca se debe sonar con estrépito, ni hacer
la trompetilla, ni visajes en la cara, ni contor
siones con la cabeza, y mucho mas se abstendrá
de mirar lo extraído.
Procurará no eructar en presencia de otras
personas, y si no lo puede contener se apartará
un poco y volverá la cabeza.
Jamás arrojará el aliento al rostro de nadie, ni
se aproximara tanto que naturalmente pueda
percibirse.
Vestirá con decencia y sencillez , proponien
dose por tipo los clérigos virtuosos, que por 10
regular visten así: sotana y manteo, no de seda,
ni aun los embozos, sino de lana, con fiador cor
tito de boton y ojal y no de borlas largas (que
algunos llaman el cabestro), sombrero corres
pendiente , medias negras, limpias, y zapatos
tamhien negros, no despintados, ni polvorien
tos, ni lodosos. La buena educacion exige del
clérigo que además de vestir los hábitos corres
pondientes, cuide de que no se vean en él man
chas, lodo, polvo, rasgones, descosidos , ni otras
cosas por el estilo i.
Evitara la vanidad, defecto que hace pasar á
— 420 —
nen. ¡Qué escándalo !_¿Y que dirán los scglares'?
Por lo tanto, seminarista amado , procura siem
pre entrar, salir y estar en el_ templo con cima
yor recogimiento. Nunca te sientes en la iglesia
sino cuando sea preciso, y entonces no te recues
tes, ni ongas e brazo sobre el respaldo de la
silla ó el banco no pongas un pie sobre otro,
ni una rodilla so re otra: no saques ningun a
pel, ni enredes con ninguna cosa: no estes lS
traido, moviendo la cabeza y mirando atodos
lados: guardaun rofundo silencio, y no te rias
con otro. Saca tu evocionario, lee en él, y reza
devotamente. En el coro no hables con los de tu
lado, páirque habllíir len el coroiarguye pgca fáïny
menos evocion. o agas rui o ningun cu _ -
do tengas necesidad debtoser, sonaáte , e3111111’,
estornudar, rego ar, ostezar; o as es s c0—
sas se han de ahogar con el pañuelo, no con la
mano. Te abstendrás de escupir en el suelo; del
. mismo pañuelo de sonarte debes seryirte para re
coger la saliva, y lo harás con disiniulo. En la
sacristía si algo tienes que decir, lo diras en voz
baja y en pocas palabras, y_no imites a los’ pa
tanes que no saben hablar si_iio atronando a os
circunstantes. De desear seriaque en todas las
sacristías se leyese en letras visibles esta exce
lente cuartilla:
Habla, si te es conveniente,
Habla, empero, bajo y poco;
Ni Dios , iii el-lugaiïtampoco
Otra cosa aqui consiente.
—- 426 —
A las personas de muy alta jerarquía no se les
regunta por su salud, ni por as personas de su
. amilia; porque esta regunta supone familiari
dad, y no respeto. o tomes parte en sus con
versaciones: si te preguntan responde; pero no
digas mas que lo necesario.
Cuando estés hablando con tus superiores no
fijes la vista en su rostro, los miraras un poco y
luego bajarás tus ojos en señal de respeto, y los
tendrás siempre muy modestos , no te mira
rás las manos, ni otra cosa.
No juguetees con los dedos, con el sombrero,
ni con ninguna otra cosa: estáte quieto, con los
piés firmes y juntos por manera que estén tobi
lo con tobillo.
Mientras estarás delante de SS. MM. y AA.
siempre habrás de tener el sombrero ó_ el bonete
en la mano, pues que esto indica lo dispuesto y
reparado que se halla uno para correr pronto a
o que manden.
CAPÍTULO VII.
Cómo se han de tratar los criados e’ inferiores.
Trata á los criados con caridad, no les hables
con altivez ni desprecio: no les insultes, ni les
digas palabras injuriosas, ni estés siempre ce
ñudo de mal humor con ellos.
No es eches en cara sus defectos, ni les re
prendas con acrimonia delante de gente extraña.
Cuando tengas que reprenderles, hazlo con mo
deracion, prolponiéndote su enmienda, yno aver
gonzarlos y umillarlos; así lo exige no solo la
— 427 —
educacion, sino tambien la caridad y la Beli ion.
Piensa que quizás mas faltas cometes tú en e ser
vicio de Dios, ue tu criado en el tuyo. Dios te -
sufre disimu a, ¿y tú no sufrirás, ni tendrás
carida con tu criado?
Aprecia á los criados buenos y que te sirven
bien; ero cuidado en familiarizarte demasiado
con el os; por bien que te sirva, si tiene algun
mal vicio, corrígele, y si no se enmienda, des
pidele: tampoco toleres que anden súcios ni an
drajosos: nada de esto te haría honor. Págales
religiosamente su salario, y aun sé generoso con
ellos, que en esto ganarás mucho.
A los oficiales que hagas trabajar págales con
prontitud y fidelidad. El que da pronto , da dos
veces. No hagas desear al pobre el precio de su
trabajo, ni se lo escatimes ó regatees mezqui
namente. '
Procura tener buena opinion, no solo entre
tus iguales y superiores, sino tambien entre la
gente del pueblo, y de seguro la tendrás si a
todos tratas con honestidad, agrado y corte
sania.
No imites á aquellos salvajes que siempre an
dan con ira, gruñendo continuamente y man
dando con imperio y con regaños. Tú no lo ha
rás así , mandarás con buen modo y formalidad
á tus criados, y á los que no son criados tu
yos, aunque in eriores , les dirás con buen mo
do, v. g.: Me hará V. el obse aio de... Me ha
rá V. el favor de... Me hará . la fineza de...
Las maneras atentas que prescribe la buena
educacion obligan de tal manera, que nadie se
resiste. Debes saber que con la humildad agra
— 428 —
darás á Dios, y con la mansedumbre al prójimo.
Tambien recordarás que mas moscas se cogen
con una gota de miel que con un barril de vina
gre, . así has de procurar ser siempre manso y
humi de de corazon. Estos documentos de urba
nidad siempre te servirán, pero singularmente
cuando serás párroco. Dichosa la parroquia que
tiene un rector activo , constante y manso.
CAPITULO VIII.
Cómo se han de tratar los extranjeros.
Como en el día se viaja mucho , á cada mo
mento se ofrecerán ocasiones de tratar con ex
tranjeros, y bueno será que sepas cómo los has
de tratar para no incurrir en la fea nota de gro
sero, no solo delante de tus compatricios, sino
tambien delante de los extranjeros, no sea ue
despues lo vayan allá á contar en su país y e
jarlo finalmente consignado en los escritos éim
presos como aventuras de sus viajes.
Nunca debes mirar á los extranjeros como ene
migos, pues todos somos hermanos. Entre los ex
tranjeros los hay buenosy malos, lo mismo que
entre los españoles ; y así solo porque es extran
jero, nunca debes mirar á nadie con prevencion.
A todos debes tratar con atencion, agrado y fi
nura. Si te piden un favor y tú buenamente lo
puedes prestar, no te niegues; pero si no te es
posible, díles que sientes no poderles complacer,
que no te es posible, etc.; siempre con buen
modo, y nunca con enfado ni desprecio.
Sin grande necesidad nunca recuerdes á los
— 429 —
extranjeros sucesos ó épocas que les pueden ser
desagradables, como, por ejemplo, siálosfran—
ceses les contaras las batallas de Pavía, de San
Quintin , de Bailen, etc.
No seas de aquellos que piensan que todo ex
tranjero es un personaje, ó por lo menos un sá
bio; entre los extranjeros hayde todo, como entre
los es añoles. Nunca hables mal con los extran
jeros e su nacion, ni de su gobierno; pero en
cambio no toleres que ellos hablen delante de ti
mal de nuestra nacion, ni de sus leyes, ni de su
gobierno, ni de la gente; porque si bien es ver
ad que como hombres tenemos defectos, pero
tambien hay en España cosas buenas, que la jus
ticia y el amor patrio nos obligan á defender,
mayormente cuando alguñ insolente tiene la au
dacia de vulnerarlas en nuestro suelo y en nues
tra cara; pues que el concederles la proposicion
seria acreditarnos de débiles y cobardes, aun
de espurios españoles, de lo que Dios nos ibre.
No te rías, si hablando ellos el español lo pro
nuncian mal; quizás‘si tú hablases su idioma no
hablarias mejor.
CAPÍT ULO IX.
De las amistades.
- 432 —
tiempo será sacerdote, párroco, etc. Si bien es
verdad que no debe ser amigo de convites, pero
á veces se hallará recisado á asistir á la mesa de
un capitan genera , que pasa la visita por su pro
vincia, y las autoridades locales le hacen un con
vite, y dicho capitan general convida al cura
párroco, como hemos visto, ó bien SS. MM. van
de jornada ó están algunos días en una pobla
cion, y dan un ban uete al cual convidan al cura
párroco de la pob acion. ¿Cómo lo hará este si
no tiene conocimiento de lo que se debe practi
car? No podrá menos que cometer mil groserías,
y ser notado y despreciado interiormente de to
dos los de la mesa, y obligarles á formar un con
cepto muy bajo de toda la clase ó estado clerical.
Pues bien, para que el clérigo salga con decoro
de estos lances, le dirémos aquí lo que comun
mente se ha de acostumbrar en la mesa sencilla
y ordinaria, pero con decoro, sin groserías, y
acostumbrado así, mucho tendrá adelantado, y
cuando vendrán estos lances extraordinarios, le
aconsejamos que coma poco, que beba menos,
y que observe mucho, aunque disimuladamen
te: y haga lo que hacen los otros.
La buena educacion exige que el individuo se- j
pa hacer y haga lo que hacen los demás (licita
mente), cualquiera ue sea el tono de la socie- i
dad. Debes saber que ay tres clases decomidas:
la de aparato ó gran ceremonia, la de convite ó
menos ceremonia, y la de familia. .
_ Si alguna vez eres convidado y quieres asis
tir, te has de presentar diez minutos antes dela
horag pero ni mas temprano, ni mas tarde. Ni
saldra.s de la casa del convite sino una hora des
— 433 —
pues de haber comido, so pena de incurrir en
mala nota.
Cuando dén el aviso de ir á la mesa, dejaras
pasar á los demás, y si te instan pasa sin alter
car, haciendo una breve cortesía con la cabeza.
Si los lugares están señalados, cada uno se on
drá en el suyo; si no lo están, te pondrás a úl
timo, ó en donde te digan. Al sentarte no hagas
ruido con la silla , ni cojas la servilleta antes que
los otros. Esta la colocarás sobre las rodillas: á
mano derecha tendrás cuchillo, cuchara y tene
’ dor, y á izquierda el pan.
Estarás modestoy tendrás los piés, juntos, por
manera que estén tobillo contra tobil o: las ma
nos sin tocar el tambor con el cuchillo, ni el ór- .
gano ó piano con los dedos, ni frotar las manos,
ni crujir los dedos, sino uieto.
No se debe hablar al oi o ó en voz baja, ó con
aire misterioso al que se tenga al lado ; porque
las personas susceptibles pueden ofenderse cre
yendo ue se habla de ellas.
Al ha lar de una persona nómbresela, yno se
la señale con el dedo, que es lo mas impolitico
que se puede hacer.
Es. indecente el remangarse para comer, el re
costarse, balancearse ó mecerse en la silla, el mo
lestar á los de los lados con los codos ó con mo
vimientos rápidos.
No empieces á comer ni á beber antes que los
otros, ni seas el rimero ni el último en concluir
lo que tienes en e plato, _ó de comer. Comerás sin
ansia, y con limpieza sin mancharte los dedos,
los labios, ni la barba.
No roas los huesos, ni piques para que salga
28 r. i.
— 434 -
el tuétano, no los arrojes al suelo, ni- los pongas
en los manteles; ponlos en los bordes del plato
en que estás comiendo.
No revuelvas la comida en el plato, ni la so— -
ples, ni hagas ruido en él con la cuchara ó te
nedor con que la tomas.
Toma solo con dos dedos, y cuando mas con
tres lo que se come con la mano, como pan, fru
ta, etc. El hueso de la fruta con dos dedos lo to
marás de los labios y lo pondrás en los bordes
del plato como los huesos y espinas.
Para beber tendrás la boca bien desocupada,
tomarás el vaso con los tres dedos: te limpiarás
con la 'servilleta los labios antes y despues de
beber.
No mires á los demás cuando estás bebiendo,
porque arguye desconfianza. Tampoco les mi
res ni te rías de ellos cuando están comiendo ó
bebiendo. - -
No te rasques mientras estás en la mesa, ni
escupas, ni te limpies las narices, sino con mu
cha necesidad, y entonces lo harás con el pañue
lo sin ruido, y luego lo volverás al bolsillo. Con
el pañuelo te lim iarás el sudor si es menester,
y no con la servil eta ni manteles; con la servi
lleta te limpiarás los labios. . '
No te limpies los dientes ni con los manteles,
ni con la servilleta, ni con el tenedor, ni con la
punta del cuchillo, ni tam oco con el monda—
dientes, ni te enjuagues la oca con agua ni con
vi'no._ Todo esto guárdalo para cuando estés so
lo, si es menester.
'En cuanto á partir el pan, á usar de la ser
villeta, y manejar el cubierto y el cuchillo, atente
v
— 435 —
á lo que haga la gente fina, porque en estos par
ticulares suele variar el uso con el tiempo, y se
gun los lugares naciones: los ingleses se lim
pian los dedos y e cuchillo con miga de pan, cosa
que entre los españoles no pasa: los franceses
cuando mondan una pera hacen cuatro trozosy
cada trozo lo mondan y comen: los españoles la
mondan toda primero.
Ninguna cosa se toma á mordiscos; el an se
arte con el cuchillo y luego con los de os de
a mano izquierda se corta el bocado que com
prenda siempre que pueda ser miga y corteza,
estos bocaditos se cortan cuando se han menes
ter no con el cuchillo sino con los dos dedos no
mas.
Cuando se tiene un pedazo de carne, por ejem
plo, entonces se pasa el tenedor á la mano iz
quierda, y con el cuchillo se corta el bocado, que
se asegura con el tenedor, y lue o con el-tene
dor que está en la mano izquier a se lleva á la
boca, y así se va cortando y comiendo, y no se
corto todo antes, sino segun se va comiendo.
Algunos defectos hay bastante comunes que
te queremosindicar _á fin de que no incurras en
ellos inconsideradamente, y seas tenido por gro
sero y mal educado. Mezclar diferentes guisos:
limpiar el vaso ó plato con la servilleta: lamer
la cuchara: soplar lo caliente: mascarfó beber
con ruido: jadear despues de haber bebido: re
volver la comida: morder dos veces un _mismo
trozo : comprimir la fruta con la mano , esco
giendo la madura para servírsela: coger el vaso
por el borde superior ó metiendo los dedos, ya
sea para si, ó para darle áotro: coger algo para
28"
— 436 ——
guardárselo: verter el café en el plato para en
friarlo y beberlo, etc. La servilleta en su casa
con la familia se debe dejar plegada, pero en con
,vite, no, sino recogida sobre la mesa, y no en
otro lugar.
Tambien es de mala educacion elegir para sí
lo mas gustoso: el lamerse los dedos, el limpiár
selos con pan: el fre ar con pan los platos: el
tomar las cosas con a punta del cuchillo: es
falta el ponerse demasiado cerca ó demasiado
apartado de la mesa: el apoyar los codos sobre
la mesa: hablar con la boca llena: el tomar de
la fuente con la misma cuchara ó tenedor con
que se ha comido: sonar la cuchara contra el
lato, sorber con él el caldo, escurrir el vaso
asta la última gota, es ridículo y miserable.
Cuando el dueño ó dueña de la casa sirven (r
dan un plato, cederle á otro ó hacerle pasar es’
muy impolítico.
Jamás debe pedirse ni aun indicarse el trozo
que se preferiría. _
Jamás se debe alargar el plato paraser servi
do el primero.
No se debe ayudar la cuchara con el tenedor,
ni con otra cosa para comer la sopa. Cuando se
ha comido la sopa se debe dejar la. cuchara en el
mismo plato para que todo se lo lleve el sirvien
te: la sal nunca se toma con los dedos, sino con
la cucharita ó la punta del cuchillo. No se lim
pia el plato de salsa con miga de pan para co
merlodespues. No se debe volver el plato ó vaso,
cuando no se quiere mas, basta decir con for
malidad ue no quiere mas, que el que convida
si tiene e ucacion ya no insta mas.
— 437 —
No se ha de hablar como á sordos. Si la con
versacion es general se debe hablar lo suficiente
alto para poder ser oido de todos, ero nada mas.
Si hay muchas particulares se ha lará de modo
que no se distraiga ó moleste á los que están mas
próximos.
Reza con atencion , si en la mesa en que co
mes ó te hallas convidado se bendice la comida
y se dan gracias á Dios despues de haber comi
o; y si no hay tan laudab e costumbre, inte
riormente da gracias á Dios para tí y para los
demás.
CAPÍTULO XI.
De las conversaciones.
CAPÍTULO XII.
De las visitas.
— M2 —
punta a fin de que conozca. que se ha ido en per
sona. Las tarjetas de buen tono son las que ex
presan simplemente el nombre, apellido y señas
de la casa. El mandar tarjetas colectivas es de
mal tono. y,
En visitas de ceremonia se dejan el baston,
abrigo y sombrero en la antesala; en las ordina
rias se deja el abrigo y se entra con sombrero y
baston, conservandolos en la mano hasta que
el visitado indique si se han de dejar; en caso
contrario, la despedida debe ser a los cinco mi
nutos. El clérigo visitado lo tendrá presente pa
ra no faltar al que le visita.
Al que le manden sentarse no aguarde que le
acerquen butaca ó silla; tome él mismo una si
lla y siéntese donde le indique el dueño; y si
no le indica lugar se colocará entre el dueño y
la puerta, y en tal caso hará muy breve la vi
sita.
Quien recibe una visita no se debe dejar do
minar del mal humor; aunque sea un deudor se
ha de recibir con rostro alegre y risueño: váyalo
á recibir hasta la puerta, ruéguele que descanse,
que deje el sombrero y el baston, si los tiene en
la mano, aproximandole una butaca y colocán
dole en puesto de distincion.
Cuando el dueño está solo y recibe la visita no
le es permitido el que salga de la sala; hasta la
puerta podrá llegar, pero de allí no deberá pa
sar.
Nunca deben dejarse las visitas solas, aun
cuando fuese para acompañar a un prínci e,
el cual no consentirá que le acompañen mas a la
de la sala, cuando vea que en ella queda gente.
— 443 —
Quien reciba á un individuo de elevado ran
go , salga á despedirle hasta la escalera, y sies
pera algo de él, hasta el carruaje.
Lo que se ha dicho de las visitas se debe en
tender tambien de las cartas. Se debe contestar
(si se puede).
Lo mismo decimos de los oficios que van de
autoridad á autoridad; á lo menos se debe acu
sar el recibo. Tanto en las cartas como en oficios
y demás escritos se ha de usar mas tino, delica
eza y finura que en las mismas palabras: por
incomodado que uno esté, por mas razonymo
tivos que ten a, nunca se debe descomedir en
los escritos. aga sentir todo el peso de la ver
dad, en hora buena; pero siempre con buenos
modos, no imitar jamás á la gente ordinaria que
cree triunfar con gritos y malas palabras y peo
res modos.
CAPÍTULO XIII.
Del paseo.
En paseo, en la calle y aun en el campo se
distingue el clérigo bien educado del ignorante
y grosero. A fin, pues, de que tengas la ins
truecion correspondiente y te portes como de
bes, darémos los documentos siguientes: Ante
todo dirémos, que aquel que se pasea en acti
tud majestuosa, dándose importancia, ó a salti
tos, se expone á que le califiquen de mentecato.
El gesticular en la calle, hablar alto , decla
mar, cantar, y reir á carcajadas es propio de
locos y de mal educados. -
_—-____—f
——
444
Se debe dejarála voluntad del superior ó del
mas anciano el lugar del paseo.
No nos adelantemos nunca á la persona con
quien paseamos; al contrario, si se detiene á exa
minar algo, detengamonos tambien.
Paseando con dos personas de elevado ran
go, no nos coloquemos en medio, sino á su iz
quierda. ,
Al pasear con alguna persona de respeto se le
cederá siempre la acera, y si no la hay, la de
recha. Si van tres, el centro. Si fuesen de igual
categoría, en cada vuelta el centro el que lleva
ba la derecha, logrando así una perfecta alter
nativa en la colocacion.
Seria una grave falta, acompañando á una
persona respetable, ir distraido volviendo la ca
eza á todas partes, óatrás sin necesidad, y mas
aun el desairarla, dejándola esperando por de-.
tenerse á hablar con otra.
Cuando se detenga á hablar con otra la perso
na con quien vayamos, es preciso separarse un
poco para no oir la conversacion, á no ser que
á ello se nos invite.
En ningun caso debe nadie hacerse esperar.
Quien hace esperar, de seguro molesta é in
quieta.
- Quien espera repara en los defectos del que
aguarda, haciéndoselos ver exagerados su im
paciencia.
Quien vaya solo. debe ceder la acera á una
persona de mayor suposicion, anciano ó enfer
mo.
_ Cuando un_ carruaje ú otro obstáculo impide la
libre circulacion, aunque se vaya de prisa , no
— 445 —
debe molestarse á nadie para asar , sino aguar
dar pacientemente el turno; e otro modo seria
manifestar su mala educacion.
Si despues de una tempestad es preciso pasar
un arroyo sobre una tabla, se deja pasar prime
ro á los ancianos y gente de ma or categoría.
Mas cuando el paso es peligroso, e inferior debe
pasar primero;
Despues de saludar á un amigo, se debe uno
cubrir aun cuando se pare á hablar con él; pero
si es un superior, se debe esperar á que lo man
de hacer; en este caso la detencion debe ser cor
ta, y des edirse primero la persona de mas edad
ó autorí ad.
Al ver á un conocido en la calle, se le debe
saludar inmediatamente; pero si va acompaña
do debe aguardarse á que él lo haga, y en este
caso no detenerse. Si é se detiene, abreviar lo
posible y dejarle seguir.
Basta para saludar á los amigos un movi
miento con la mano, siendo á un caballero, y
de cabeza, si es á una señora.
No contestar á un saludo es la grosería ma
yor que puede cometerse.
Darse la mano al encontrarse, demuestra cierta
familiaridad, que no puede existir sino entre
amigos y compañeros.
Es de mala educacion el hablar ó hacer señas
desde un balcon ó ventana.
En un carruaje debe ofrecerse á las personas
res etables el testero, y el que convida se queda
al rente. Mas si la persona respetable es sola,
debe decir á la otra ue se sienteá su lado, y en
tonces, y no antes, o hará, colocándose á su iz
~__
— 446 —
quierda, dando la derecha á la persona mayor.
Se debe conducir á su casa la persona á quien
ll
se haya ofrecido asiento en el carruaje.
Si estando á pié nos invitan á tomar asiento
en un carruaje, ocupemos el vidrio mientras
haya á quien ceder el testero.
Al montar en un carruaje procúrese ser el úl
timo, sosteniendo el brazo á los ancianos.
Si se nos obliga á subir el primero rehusemos,
pero si insisten , subamos, aun cuando fuera el
carruaje de persona muy elevada: coloquémonos
en el lugar ínfimo.
Nunca se montaa caballo antes que la perso
na de mayor categoría. Jamás se arranca antes
que ella, y se la deja arreglar el paso de los ca
ballos.
Se marcha á su derecha, pero sin que nuestro
caballo pase del suyo; al contrario, debe que
darse atrás la distancia de dos cabezas de caba
llo próximamente; pero si su clase es muy ele
vada, se andará de manera que la cabeza de
nuestro caballo no exceda la grupa del suyo.
Cuando hay barro , se evitan las salpicaduras
colocándose á bastante distancia.
. Estos documentos los tendrán presentes los
clérigos ; singularmente para cuando tendrán
que salir á recibir y acompañar á sus Prelados
en las -visitas pastorales.
CAPITULO XIV.
Conclusion de la primera parte.
Darémos fin á esta primera parte con una car
ta que santo Tomás eseribio a un discípulo suyo.
-—— 447
Esta carta es un compendio de todo lo que debe
hacer un estudiante si quiere salir aprovechado
en la piedad, ciencia y urbanidad, que es lo que
hemos tratado hasta aquí.
Dice la carta :
_ 1. Per faciliora ad difliciliora opdrtet deve
nire.
2. Tardiloquium be esse juheo.
3. Conscientiaerpuritatem amplectere.
4. Orationi vacare non desinas.
5. Cellam frequenter diligas.
6. Omnibus te familiarem exhibe.
7. Nihil te penitus in factis aliorum intro
mittas. '
8. Nemini te multum familiarem ostendas.
9. De verbis et factis sæcularium non agas.
10. Discursus super omnia fugias.
11. Sanctorum et bonorum vestigia imitari
non desinas.
12. Non respicias á quo audias, sed quid
quid boni dicat, memoriæ commenda.
13. quæ bona legis, et audis, fac ut intel
ligas.
M. Altiora te ne quæsieris.
Nunc leia , nunc ora , nunc cum fervore labora.
Sie erit ora brevis, sic labor ipse levis.
.,¿. . _.._.
¿, ÍNDICE.
PÁG.
ui MINI-I
GD
PnóLooo. . . . . . . .
PARTE PRlMERA.—De los Seminarios , seminaristas,
rector y piofesores. . . . . .
SEccioN .—De los Seminarios. . . . . . . . .
(lap. I.—De la necesidad y objeto de los_Seminarios. . .
(.ap._lI.‘.—Los Seminarios son necesarios aunque haya
universidad enla misma diócesis. . . . . . . . .
Cap.
tan ll|.—La
diversa deinstruccion
la que se díaueenselos
da Seminarios,
en las Universidades,
da cla
ramente á conocer la necesidad de estos. . . . . . .
(Jaén. 1X5 Qué jóvenes debera admitir el Prelado en su 12
eminario _ ,
Cap. V.— Los jóvenes deben tener vocacion. . 15
Cap. VI. —Seminaristas internos y externos. . . . . . 21
Cap. Vll.—Hermandad que han de tener la ciencia y la
virtud en el seminarista. . . . . . . . . . .
SECCION lI.-De los seminarístas ó colegialas. . . . ,
Cap. I.-Órden y distribucion del tiempo en que han de 35
hacer todas sus cosas. . . . . . . . . . . . .
Cap. lI.— De lo ue debe hacer el seminarista en la pri 35
merahoradel ia.. . . . . . . . . . . . 37
Art. 1.°— Al levantarse, vestirse y lavarse.
Art. 2.°—Modo de componer el aposento. 37
Art. 3.°—0frec¡miento de obras. . k0
Cap. ¡“.—De la oraeion.. . . . . . . . . . .
Art. 1.°—De lo que es oracion, su necesidad y facilidad. . M
Art. 2.°--('.uán necesaria es la oracion al seminarista. .
- Art. 3.°—-Excelencia y preciosidad de la oracion mental. . 50
Art. ¿.°- Jesucristo, modelo yjmaestro de la oracion. . 53
' Cap. ¡V.—-Método para hacer ¡en la oracion mental. . . 56
Art: 1.°—De lo que debe practicarse antes de la medita
cion.............. .. 57
Art. 2.°— De la preparacion próxima. . . .' x. . . 59
' Cap. V.—De lo que debe observarse en la meditacion.. 62
Art.1.“-— Del principio ó ingreso. . . . . . . . . 62
Q Art. 2.°— Del medio ó progreso de la meditacion. . . .
l Art. 3.°— Cómo debe ejercitarse la memoria. .
67
29
—450—
Art. ó.°-- Cómo debe aplicarse el entendimiento. . . . 72
Art. 5.°‘‘- Qué debemos reflexionar sobre el objeto de la _#'u.-_
meditacion. . . . . . . . . . . . . . . . . 73
Art. 6.°— Doctrina práctica que debemos inferir. 'M.
Art. 7.°— Motivos que inducen á la meditacion. . . . . 78
Art. 8.°-—¿Cómo he observado hasta ahora esta doctrina? 85
Art. 9.°-—-¿Qué he de hacer en adelante? . . . . . . 86
Art. 10.-—¿ Qué impedimentos debo remover? ¿Qué me
dios debo elegir? . . . . . . . . . . . . . . 86
Art. 11.- Cómo debe aplicarse la voluntad. 88
Art. 12.—Afectos. . . . . . . . . . 88
Art. 13.—-Propósitos. . . . . . . . . . . . . 9G
Cap. VI.- Del término ó fin de la meditacion. . . . . 101
Calp. VII.- De lo que debe observarse despues de la mc
itacion. . . . . . . . . . . . . . . . . . 103 '
Cap. VllI.—Breve resúmen del método de hacer oracion
mental............ .. . 112 -,.
Cap. lX-Práctica sobre la meditacion. . . . . . . 11k
Cap. X.—Máximas importantísimas para hacer bien la
oracion mental y no perder en ella el tiempo miserable
mente................. .118 -*—l’
-—u€‘*" *"’
Art 1.°—-Antes de la meditacion. . 118
Art. 2.°—-En la meditacion. . . . . . . . . . . . 118
Art. 3.°—Afectos. . . . . . . . . . . . . ’ . . 119
Art. hfi-Propósitos. . . . . . . . . . . . . - 119
Art. 5.°-—Coloquio. . . . . . . . . . . . . 190
Art. P-Remedios contra las distracníones. . . . 120
Art. 7.°—‘Remedio contra las seqiiedadcs. . . . . . 131
Cap. Xl.— Explicacion de los seis talentos de oraeion.. . 122
Cap. XII.— De la santa misa. . . . 129
Art. 1.°— ué es misa" . . . . . . . . . . . . 129
Art. 2.°‘— ngelicalprerogativa que goza el que tiene la
dicha de poder servir la santa misa. . . . . . . '30
Art. 3.°-— significacion de los ornamentos sagrados. . . 131
Art. tft-Explicacion de los colores de las vestiduras y
ornamentos sagrados. . . . . . . . . . . . . 133
Art. 5.°— Palabras que debe decir el que sirve la santa
misa...................134
Art. (S.°-Ritos y ceremonias que se deben observar en el
servicio de la santa misa. . . . . . . . . . . . 137
Art. 7.°— De lo que debe observarse cuando hay dos mi
nistros. . . . . . . . . . . . . . . . . 143
Cap. XIlI.-Primer modo de oir la santa misa. . . . . M6
Cap. XlV.—Segundo modo de oir devotamente la misa. 164
Cap. XV.— Tercer modo de oir la santa misa. 175
Cap. XVI.—Del estudio. . . . . . 178
Art. 1.°—De la necesidad del estudio. . . . . . . . 178
Art._2.°_— Qué materias ha de estudiar y aprender el se
minarista. . . . . . . . . . . . . . . 181
Art. 3.°—Del método sintético y analítico. . 186
Art. 5.°-— Del método para aprender de memoria'y iecor
i
——
451
dar siem e lo que una vez se aprendió. . . . . . . 189
Art. 5.°— irtudes en que se debe ejercitar un joven du
rante el tiempo del estudio. 193
Art. 6.°_— De la práctica que ha. de observar el semina
rista en el estudio. . . . . . . . . . . . . . 195
Art. 7.°- Modo de formar el tesoro cientifico,- conservar
lo y aumeutarlo todos los dias. . . . . . . . . . 1 97
Art. 8.°-—Modo de formar el Vademecum. . 202
Cap. XVlI.-Del desayuno. . . . 20k
Cap. XVIII.- De las clases... 205
Art. 1.°-Al ir á las clases. . . . . . 205
Art. 2.°— Al tiempo de estar en la clase. 205
Art. 3.°- Al salir de clase. . . . . . . . . . . . 206
Cap. XIX.— De los defectos ó enfermedades morales á que
está sujeta la juventud , y remedios para curarlas y pre
caverlas.................. 207
Cap. XX.—Del exámen. . . . . . . 213
Art. 1.°— Del exámen particular. . . . . . . . . . 214
Art. 2.°— Modo práctico de hacer el exámen particular en
el mediodía" . . . . . . . . . . . . . . . 214
Art. 3.°— De algunos vicios y-virtudes sobre que debe ver
sar el examen particular. . . . . . . . , . . . 217
Art. 4.°-Ettámen particular sobre la ira, mansedumbre
ypacieneiiL. . . . . . . . . . . . . . . 21 9
Art. 5.°— Exámen particular de la presencia de Dios. . . 220
Art. 6.°- Examen particular del amor de Dios ócaridad.. 222
Cap. XXI.— De la comida. . . . . . . . . . . . 225
Art. 1.°— lr al refectorio. . . . . . . . 225
Art. 2.°—Bendicion dela mesa. . . . 226
Art. 3.°—De los que sirven á la mesa. . . . . 227
Art. t.°—- De los que están sentados enla mesa. . 228
Gracias...............
Otras bendiciones segun el tiempo. . . . . . .
Bendicion de la mesa para la cena y dias de ayuno.. 235
Bendicion ara la colacion. . . . . . . . . . 236
Cap. XXX .-— De la recreaciom. . . . .
Art. 1.°-—De la necesidad de la recreacion. . . . . .
Art. 2.°— De qué materias se debe hablar en la recreacion. 239
Art. {tft-Defectos que se deben evitar. . 260
Art, á.°- De la gimnástica. . . . . . . . . . 241
Cap. XXIII.-Ocupaciones de la tardes. '. .' . . 2M
Cap. XXlV.—‘ Visita al santísimo Sacramento. ‘ 247
Cap. XXV-De la necesidad que tiene el seminaristq: de
ser devoto de Maria santisima. . . . - u l -n . 252
Visita á María santisima. . . . —. . . . . . . . . 253
Cap. XXVI.- De la devocion que el seminarista debe te
ner á su Ángel custodio. . . ., . . . . . .. . . 256
Cap. XXVII.- De las últimas funciones del dia, - . 258
Art. 1.°-Del estudio. . . . . . ' . . , . , . . . 258
Art. 2.°— De la devocion al santísimo Rosario/ . ._,.;.* 258
Art. 3.°- Mudo práctico de rezar el santísimo’ Rosario.
29 i , r z i,fl,/'
.- y
'v,_ _
~L
— 452 —
Ará._ L°—- Modo- de hacer el examen de todas las faltas del 265
a.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
ArtÏESP-Delacena. . 268
Art. 6.°— Modo de acostarse.' i Z i Z Í Z Z 268
Cap. XXVIII.- De las ocupaciones de cada semana. . ' . 269
Art. 1.°— De lo que se ha de hacer cada sábado. . . . . 269
Art. 2.°— De lo que se ha de hacer el domingo por la ma
ñana. . . . . 2'11
Cap. XXIX-De las demás funciones del domingo. . . 2'11
Cap. XXX-Modo de confesarse bien y con gran apro
vechamienm................2'7t
Art. 1.°— Oracion para antes del examen. . . . . . . 275
Art. 2.°— Oracion para despues del examen. . . . . . 280
Art. 3.°- Modo practico de confesarse. . . . . . . . 283
Art. ¿.°‘- Oracion para despues de la confesion. . . . . 285
Cap. XXXI.— Preparacion para la comunion. . . 286
Art. 1.°—Modo práctico de comulgar con gran utilidad. . 288
Art. 2.°- Oracion para antes de la comunion. . . . . . 289
Art. 3.°— Advertencia para antes de la comunion. . . . 292
Art. ¿.°—Advertencia para despues de la comunion. . . 293
Art. 5.°-- Oracion para despues de la comunion. . . . . 295
Art. 6.°— Comunion espiritual. . . . . . . . . . . 301
Cap. XXXII.- Ocupaciones del jueves. , . . . . . . 303
Cap. XXXIII.— Retiro espiritual de cada ines. . . . . 303
Cap. XXXIV.— De las relaciones que debe tenerel semi
narista con el director es iri tual. . . . . . . . . 306
Art. 1.°—De la necesidad e un buen director espiritual” 306
Art. 2.°-- De qué cosas debe darse cuenta al director. . . 309
Art. 3,°—De la oracion que debe hacer el seminarista
antes de ir a consultar al director. . . . . . . . . 311
Cap. XXXV._DE lo que se ha de hacer cada año. . . . 312
Art. 1.°—A1 fin del curso anual. . . 312
Art. 29- Copia de una carla_que san (Íárlos. Borromeo:
arzobispo de Milan. escribía al cura párroco de cada
parroquia cuando iba el seminarista á pasar el tiempo
evacaciones. . . . . . . . . . . 313
Art. 3.°— El itinerario. . . . . . . . . . . . . 3M»
Art. ¿.°—Lo que se ha de ractícar durante el viaje. . . 317
Art. 5.°— De lo que se ha e hacer durante las vacaciones. 319
Art. 6.°—‘ De lo que se ha de hacer cada dia. . . . . . 3
Art. 7.°— De lo que se ha de hacer cada semana. . . - 323
Art. 8.°— Relaciones con el cura párroco. . . . . . . 325
Art. 9.°—Modo de portarse con la familia. . . . . . . 325
Art. 10.- Regularidad y modestia clerical. . . . . . 326
Art. 11.— Avisos generales. . . . . . . . . . . . 328
Cap. XXXVI.— Ejercicios espirituales en el principio del
curso. . . . . . . . . . 3'29
Art. 1.°‘— Antes de los ejerciciosh '. . , . . _ , . . 330
Art. 2.°— Durante los ejercicios. . . . . . . . . . 331
Art. Dgspues de los ejercicios. . . . . . . . . 333
Art. L. —h_¡ercicios para órdenes" . . . . . . . . 334
._ 453 _.
Cap. XXXVII.- De la correccion fraterna entre losjóve
nesestudiantes. . . . . . . . . . . . . . . 336
Art. l.°— Cuán excelente y necesaria sea la coneccion fra
Iema entre losjóvenes. . . . . . . . . . . . 336
Art. 2.°— Especial disciplina que han de observar los jó
venes acerca dela correccion fralema en que se han de
ejercitan................. -
Saccmn lll,— Del señor obispo , rector y profesores. . .
Cap. l.— Deberes del señor obis respecto al Seminario.
Cap. lI.-Debcres del rector de Seminario. . -
Cap. HI.- Deberes del director espiritual. . o
Cap. IV.» Deberes de los profesores.
Cap. V.—Deberes del prelecw. . . . . . . . . .
Cap. VI.- Reglas gue deben observar los semínaristas. .
Cap_. XIá-Necesi ad que tienen los seminaristas de la
p¡ea...............,
Cap. VllI.- Congregacion de Maria santisima. . .
Ejemplos de estudiantes devotos á María santísima.
SECCIoN lV.—De la educaeion. . . . . . . . . .
Cap. L- Qué es educacion, y la necesidad que tiene el
semmarista de educar,se bien. . . . . . . . . .
Cap. Il.—De la limpieza que debe guardar el semínarista.
Capl. 1lI.— Cómo se ha de portar elseminarista en los tem
pos...................
Cap. IV.— Cómo se ha de portar el seminarista en el Se
minario..............
Cap. V-- Cómo se han de tratarlos padres. .
Cap. Vl.— Cómo se han de tratar los mayores. . . _ .
Cap. Vll.— Lómo se han de tratar los criados éinferiores.
Cap. VIII.—— Cómo sc han de tratar los extranjeros.
Cap. IX.—De las amistades. . . . . . . . . . .
Cap. X.— Cómo se ba de portarelseminaristaen la mesa.
Cap. Xl.— De las conversaciones. .
Qap. XlI.-De las visitas.
(¿GIL XllI.-—-Del aseo. . . . . . . . . . .
CIP. XIV-Cono usion de la primera parte. . . .
rm mu. melón.
LIBROS Y HOJAS VOLANTES
QUE BA DADO Á LUZ
LA LIBRERÍA RELIGIOSA.
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