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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PPP LA EDUCACION UNIVERSITARIA


UPTLL “JUANA RAMIREZ”
PNF ADMINISTRACION
TRAYECTON III. SECCION 05 REGULAR
PERIODO ACADEMICO 04/04 AL 17706 2022 (TRIMESTRE I)
U.C ELECTIVA III (ADMINISTRACION DE EMPRESAS DE
PROPIEDAD Y PRODUCCION SOCIAL)
DOCENTE JEIMI MENDEZ

CRISIS DEL CAPITALISMO

NEOLIBERAL

Elaborado Por:
Acosta María
Aguiar Eliza
Ochoa Andrea
Ochoa Carmen
Rodríguez Juana
Calabozo, Mayo de 2022
Introducción
El neoliberalismo es una forma individual del capitalismo globalizado. No es
nada concretamente nuevo, pues sus fundamentos son los mismos que estudiaran
Marx y Engels hace 150 años. Es decir: es un modelo basado en la explotación del
trabajo asalariado a partir de la propiedad privada de los medios de producción.
Pero hoy, con un planeta absolutamente globalizado, los capitales se evidencian
dominadores casi absolutos de la escena político-social, con su consiguiente
influencia ideológico-cultural; sin embargo en las ultimas décadas el neoliberalismo
ha venido en descenso producto de una restructuración fallida del mismo sistema.

Según Scott Lash,  el primero que comenzó a  referirse a  que  la etapa
moderna había llegado a su fin y que, en su lugar, se estaba asistiendo a una nueva
era que denominó posmoderna fue Jean Francois Lyotard. En su libro La condición
postmoderna, este autor afirma que el elemento principal que determina el paso de
una sociedad moderna a una postmoderna está asociado al fin del período industrial
y el comienzo de una nueva era en la que predomina la información y el saber
técnico3 (citado en Lash, 1997a: 20).

El presente trabajo da una mirada por la crisis neoliberal, así como explica
diferentes conceptos acerca del capitalismo, sus tipos y muestra la transición que ha
experimentado los países Latinoamericanos hacia un nuevo modelo económico: El
socialismo.

1. Crisis del Neoliberalismo

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Para adentrarnos en el tema de neoliberalismo empecemos por definir lo que este
significa para posteriormente pasar a la crisis del mismo. El neoliberalismo se caracteriza
por la racionalización de la trama social-institucional heredada de la fase de desarrollo
precedente con un doble objetivo: a) la búsqueda de la restauración de la dominación de las
clases dominantes que había visto fuertemente cuestionada hacia finales de los años setenta
del siglo anterior (Harvey, 2005), con la consiguiente ruptura de los compromisos sociales
anteriormente establecidos con las clases y grupos subalternos; y dar cauce al despliegue
de los fundamentos tecnológico-productivos de la nueva fase de desarrollo, proceso que
tiene lugar bajo la dominación del capital financiero sobre el capital productivo.

La crisis que afronta el capitalismo contemporáneo representa una ruptura en el


proceso de expansión capitalista promovido por los países centrales, encabezados por
Estados Unidos, desde la década de los setenta. Se trata de una reestructuración fallida que
ha hecho colapsar al centro mismo del sistema capitalista mundial, sobre todo a sus centros
financieros e industriales más dinámicos, y que se ha transmitido con prontitud hacia todos
los sectores, circuitos y rincones del capitalismo. Sin embargo, no podemos perder de vista
que la estrategia de reestructuración y expansión ha cumplido con creces su cometido
principal: concentrar capital, poder y riqueza en manos de una delgada élite de capitalistas
transnacionalizados y, en contrapartida, ha deteriorado de manera drástica las condiciones
de vida y trabajo de la mayoría de la población.

Entre las múltiples causas que subyacen a esta crisis, además de la especulación
financiera, podemos señalar la sobreacumulación, sobreproducción y, de modo paralelo, la
debilidad del consumo masivo, además de la pérdida relativa de hegemonía de Estados
Unidos, pero más aún el hecho de que se han bordeado ya los límites en la sobreexplotación
del trabajo inmediato y los recursos naturales. En otras palabras, el prematuro agotamiento
de la estrategia de reestructuración capitalista sitúa al sistema capitalista mundial en un
estado de indefensión.

Esto plantea la posibilidad, por un lado, de que la mitigación de los costos y efectos
de la crisis se descarguen cada vez más en la clase trabajadora, incluidos los migrantes, y,
por otro lado, de cambiar el anterior modelo de acumulación centrado en los intereses de

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los monopolios y oligopolios transnacionales para abrir paso a los intereses de la mayoría
de la población, es decir, de los sectores explotados, despojados y oprimidos. Sin embargo,
el alcance de este proyecto de transformación depende de la capacidad de organización y
proyección política de las clases y movimientos sociales, además de la acción
comprometida de gobiernos y parlamentos afines.

La modalidad de reestructuración capitalista neoliberal ha llegado a sus límites, no


tanto por la exitosa concentración de poder, capital y riqueza, ni por la crisis de
valorización que ha afectado los procesos de financiamiento, producción, distribución y
consumo, sino también por la extrema explotación de la fuerza de trabajo y la depredación
del medio ambiente.

En cuanto a America Latina podemos decir que, en vista de sus objetivos implícitos
de desmantelar al Estado Benefactor de posguerra y reducir el poder político y organizativo
de los trabajadores y sectores populares para cercenar sus derechos adquiridos, disciplinar
sus demandas salariales y garantizarse, así, una mayor tasa de ganancias, su éxito ha sido
más que considerable. Como señala Villarreal en las últimas décadas la pirámide social
homogénea, vigente hasta mediados de los años ´70, terminó transformándose en una nueva
pirámide, pero ahora invertida, con sectores dominantes que “desempataron” violentamente
el equilibrio sociopolítico, en desmedro de los trabajadores y lograron homogeneizarse
fuertemente, al tiempo que los sectores populares se fragmentaban, heterogeneizaban y
pauperizaban cada vez más.

En Latinoamerica surgieron y han ido en expansión nuevos modelos de liderazgos


políticos como el nuevo socialismo democrático de Hugo Chávez Venezuela, Evo Morales
en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador. Del mismo modo, liderazgos regionales como los
de Néstor y Cristina Kirchner en Argentina, Lula Da Silva y Dilma Rousseauf en Brasil, y
podemos sumar también a José “Pepe” Mujica en Uruguay y a Fernando Lugo en Paraguay,
han planteado también, con diversos grados y matices, fuertes y valederos cuestionamientos
teóricos y políticos a la hegemonía neoliberal, a partir de sus concepciones de
centroizquierda, nacional-populares, neo-keynesianas/neo-desarrollistas, socialistas o
progresistas.

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2. La transición económica de Venezuela

Del siglo XVII a inicios del siglo XIX la economía venezolana estuvo basada en la
agricultura, siendo el producto que mayor demanda tenía el cacao y del siglo XIX a
primeros años del siglo XX, lo fue el café; el cual fue sustituida por una economía de
exportación cuyo producto principal sería el petróleo. Con respecto a su origen se pueden
apreciar dos versiones, la primera dice que antes de llegar los españoles al territorio
venezolano, los indígenas ya hacían uso del petróleo, sólo que era denominado por éstos
como MENE, el cual les servía como impermeabilizante, en la cacería, para alumbrarse e
incluso para uso medicinal y la segunda considera que el petróleo en Venezuela fue
"descubierto" por los españoles y que a raíz de éste se desarrollo el uso del asfalto para
calafatear a los barcos para que no les
entrara el agua.

A partir de 1917, al dar inicio a la explotación petrolera, se abre un nuevo período en


la historia venezolana en el cual se opera todo un conjunto de transformaciones
significativas en los distintos aspectos de la sociedad, los cuales en la medida extrema han
permitido "superar" el estancamiento característico de un país agropecuario.

Este fenómeno traerá consigo las inversiones extranjeras, motor fundamental de ese


conjunto de cambios.

Con las inversiones extranjeras, nuestras políticas sobre todo las económicas van a
depender mucho más de las empresas internacionales y países como
los Estados Unidos, trasladando al país la técnica y la
organización capitalista más avanzada de la época, lo que a su vez creo condiciones de
dependencia tecnológica, pues nuestro país no tenía capacidad alguna de participar en
la producción y desarrollo de la maquinaria y equipo, actividad que se reservan los países
desarrollados. En el momento de la Primera Guerra Mundial donde Venezuela se
caracterizó como país exportador de abundante petróleo, con grandes recursos
petrolíferos, generando interés de potencias como: Estados Unidos, Inglaterra,
Holanda.

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En la primera etapa de otorgamientos de concesiones, la compañía privilegiada fue la
Shell de origen anglo holandesa, ya que en 1912 recibe el permiso de explorar en 12 de los
20 Estados de Venezuela, por un tiempo de 10 años. A partir de 1922 comienzan a llegar
las
compañías estadounidenses, como la petrolera Sinclair Oil, pocos años después
el gobierno de Juan Vicente Gómez (1908 – 1935) otorgará más concesiones a tales
compañías, generando el desplazamiento de Shell a un segundo plano.

Ya para 1964 existían más de 25 compañías subsidiarias, que operan en el territorio


venezolano, las cuales incrementaron el capital que se ha invertido en la industria
petrolera.

Viendo tal situación, surgieron oposiciones entre ellas la de Alberto Adriani, quien
consideraba que la actividad petrolera era una imposición económica extranjera, que nos
haría dependientes de políticas y criterios no nacionales. Para reforzar su planteamiento
en torno al neocolonialismo, iniciado con la actividad petrolera, Luis Pedro España,
hace referencia al planteamiento que al respecto hiciera Adriani, Alberto en su obra Labor
Venezolanista. 1984. pág. 197.

"No debemos equivocarnos en la apreciación de los


cambios que han seguido al auge de la industria petrolera en
Venezuela; esta industria es precaria; está en manos
extranjeras; es, desde el punto de vista económico, una
provincia extranjera enclavada en el territorio nacional, y
ejerce una influencia relativamente insignificante en la
prosperidad económica de nuestro pueblo. No insistamos
sobre lo del petróleo". (España; 1988,
15).

Debido a la exportación petrolera, ya para 1936, con el otorgamiento de concesiones


empresas extranjeras para la exploración y explotación del territorio venezolano, el país
obtiene por medio de la renta petrolera un ingreso que "servirá" tanto para invertir y
generar nuevos capitales, como para cancelar las

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deudas públicas y crear industrias que produzcan bienes y servicios para satisfacer las

Sin embargo, al principio, los ingresos que se obtenían de la exportación petrolera


sólo
beneficiaba a las empresas petroleras extranjeras, luego con la aplicación de reglas, en las
que la renta petrolera es de todos los venezolanos y se comienzan a aumentar los sueldos y
salarios, importación de productos para el consumo, para "mejorar" las viviendas y la
ampliación de políticas de salud.

La actividad petrolera ha tenido una gran influencia en los venezolanos, ya que fue un
fenómeno que transformó el comportamiento de estos hombres, sobre todo por ser
económicamente una actividad que daría paso a una nueva etapa social, cultural, política.
En sí fue un proceso de transición que afectó, a todas las estructuras de la sociedad
venezolana, alterando arbitrariamente nuestra cultura "propia", así como en el siglo XVI,
con la llegada de los españoles, a la cultura indígena le fue impuesta otra, supuestamente
superior a la autóctona de la población prehispánica.

Durante la primera mitad del siglo XX, Venezuela no contaba con las grandes
construcciones antes de esto, sólo habían pueblos, aldeas y caseríos que aun no habían sido
influenciados por el urbanismo, a excepción de Caracas, la cual, durante el período de
Gobierno de Guzmán Blanco, había dado inicio a la modernización, de la capital con el fin
de mejorar las comunicaciones, la educación y el confort de una minoría.

Pero cuando los extranjeros, establecieron sus empresas en Venezuela descubrieron la


educación del venezolano era baja para participar en las actividades petroleras; segundo,
era una sociedad que podía adaptarse a nuevos patrones culturales, que se manifestaran con
la aparición de la economía petrolera, los cuales al pasar los años se transformaron
en dependencia económica y marginalidad social. Esto ha generado un cambio en las
costumbres del venezolano, debido a la motivación que los estadounidenses, ingleses, etc.,
han inculcado en la población venezolana: a vestirse, y a alimentarse como ellos. Al

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principio fue impuesta, luego fue aprendida, tanto que aun sigue siendo muy común la
imitación de las comidas extranjeras en nuestro país.

Este tipo de cultura, por último, a pesar de lo que ya se ha nombrado: la dependencia


y la marginalidad, trajo como consecuencia a nivel social la promiscuidad, las relaciones
libres, la paternidad irresponsable, estimuló la desconfianza hacia los gobiernos, así como
el aislamiento familiar, la desigualdad social, puesto que el capital de los ricos aumenta y
los pobres carecen de él.

La cultura del petróleo, ya definida anteriormente, es la nueva conquista de los


venezolanos, en este caso, por los norteamericanos, la cual porta elementos de la misma, a
nuestro país. Tales elementos son de tipo industrial, comercial, turístico,
recreacional, literario, religioso que se divulgan a través de los medios de comunicación:
revistas, periódicos, TV, radio, cine. Esta penetración indirecta, refleja la dependencia con
respecto a las informaciones, opiniones públicas, conceptos de vida, la conducta
familiar, recreación y transporte.

Por otro lado el territorio venezolano, fue explotado turísticamente desde el momento
que los venezolanos; influenciados por las informaciones norteamericanas, valoraron al
turismo externo, como un factor que en gran medida podía incrementar los
ingresos nacionales. En cuanto a la educación se sustituye la tradicional por una
más didáctica y científica, la cual hoy día sigue desarrollándose (Internet), e incluso el
ingles, como idioma universal, es materia obligatoria en el programa educativo venezolano.

El inicio de la actividad petrolera determinó importantes cambios en el poder político


del país, en efecto el Estado de la República agropecuaria era desde el punto de vista
económico un organismo pasivo cuyos bajos ingresos dependían fundamentalmente de los
impuestos al comercio exterior, tales ingresos apenas alcanzaban para mantener la
burocracia y el aparato militar. Sin embargo al convertirse en el principal receptor de los
ingresos petroleros a través del cobro de impuestos y regalías, el Estado pasa a
constituirse en el organismo económico más importante del país.

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En la presidencia de Cipriano Castro (1899 – 1908), se crea la Ley de Minas, el 14 de
agosto de 1908, fundamental como base de legalidad, en el desarrollo de la posterior
industria petrolera, como ejemplo las concesiones entregadas por Castro en 1907 a Vigas
Aranguren y Jiménez Arráiz.

Bajo la presidencia de Juan Vicente Gómez (1908 – 1935), Venezuela se convierte en


país productor de petróleo y se instituyó una política petrolera liberal, con el objeto de traer
el mayor volumen de capitales extranjeros, con la consecuencia de mayores beneficios
para dichas empresas, obtenidos a través de las concesiones otorgadas por Gómez, sin
contratiempos, a grandes plazos y bajas tasas impositivas. Tomando en cuenta esta
situación, el mayor logro del gobierno gomecista fue, pagar la deuda externa que
tanto aferraba al país.

El ministro Gumersindo Torres, desde 1920 a 1935 promulgó cinco versiones de Ley
de
Hidrocarburos, con el objeto de asignar más concesiones a las transnacionales, para
aumentar las áreas de exploración. Fue importante el consagrar el principio de restitución
de las instalaciones petroleras al Estado, al final del término de la duración de la
concesión. En 1923 se crea la Compañía Venezolana del Petróleo, se promulgó la Ley de
Vigilancia para impedir la contaminación de las aguas por el petróleo, se creó la primera
Ley del Trabajo, con el objeto de garantizar mejores beneficios para los trabajadores
venezolanos.

A la muerte de Gómez, el 17 de diciembre de 1935, asume la presidencia el


general Eleazar López Contreras (1935 – 1941), quien enfrentó en diciembre de 1936 la
primera huelga de obreros petroleros, quienes exigían un aumento de salario,
terminando ésta en enero de 1937. En 1936 se funda la Ciudad de El Tigre (Edo
Anzoátegui) y en 1939 se funda Ciudad Ojeda (Edo Zulia), consideradas como ciudades
petroleras.

En plena Segunda Guerra Mundial, está en la presidencia el general


Isaías Medina Angarita (1941 – 1945), quien dictó una nueva Ley de Hidrocarburos,
para otorgarles por 40 años más de duración a los concesionarios, el derecho de explotar el

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petróleo venezolano. Medina Angarita tuvo la oportunidad de nacionalizar la industria
petrolera, sin costarle al fisco nacional.

En 1943, se crea la oficina para recaudar el impuesto Sobre la Renta y para el año de


1944 comenzó a funcionar la Escuela de Ingeniería de Petróleo en la Universidad Central
de Venezuela (UCV), para formar a los venezolanos en la actividad petrolera y no tener que
salir del país para conocer las técnicas y modos de producción petrolera.

El 18 de octubre de 1945, es derrocado Medina Angarita y toma el poder una Junta


Revolucionaria de Gobierno, encabezada por civiles y militares, quienes en dicho período
corto por demás no aplicaron política alguna dirigida al petróleo.

Al finalizar el gobierno de tal Junta, sume el poder Rómulo Gallegos y dicta un


decreto en 1948, que otorga ganancias de 50 – 50, es decir 50% de ganancias para la Estado
y 50% de ganancias para las transnacionales. Por tal decreto el Estado comienza a obtener
más ganancias por la explotación petrolera.

En la década de 1950 Venezuela, bajo la dictadura de Marco Pérez Jiménez, se


incrementan las exportaciones petroleras y el Estado goza de grandes ganancias por la renta
petrolera, y comienza con estas ganancias años más tarde la construcción de obras y
servicios públicos.

A partir del 23 de enero de 1958, comienza la época de la democracia, en donde


Rómulo Betancourt, como presidente creó la Corporación Venezolana del Petróleo (CVP) y
la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), cuyo fin es lograr la
unificación de políticas petroleras de los países miembros.

Faltando pocos años, para que finalizara el contrato con las transnacionales, firmado
por Medina en 1943 y finalizaba en el año de 1983, surgió el sentimiento de la
nacionalización de la industria petrolera, en la que el Estado venezolano tomaba
ya conciencia de
valorar esta industria como propia, además Venezuela contaba con el personal capacitado
para llevar adelante la industria. Es por ello que en 1975, Venezuela para controlar la
industria y el comercio de los hidrocarburos, tuvo que cancelar una indemnización a los

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concesionarios, por haber adelantado la fecha de la restitución al Estado de la industria
petrolera convenida en 1943.

Como consecuencia el gobierno a partir del primero de enero de 1976, tomó el


control de la exploración, explotación y comercialización del petróleo, por medio de la
empresa Petróleos de Venezuela.

En la actualidad Petróleos de Venezuela (PDV), dio inicio a partir de 1996, la


modalidad de "Apertura Petrolera", que consiste en otorgar contratos a empresas privadas,
para la exploración y explotación de petróleo, algo parecido a la política implantada por el
gobierno del general Gómez, pero con la diferencia que estas concesiones son
cedidas, en este caso a la empresa que mayor porcentaje de ganancia deje al país.

El sistema económico venezolano ha sido definido como capitalista-rentista, donde


existe la iniciativa y la propiedad privada, pero con un elevado nivel de participación del
Estado en la actividad económica. Ocurre además que dicho Estado obtiene recursos para
ésta participación de los beneficios de la actividad petrolera, es decir, vive de la Renta
petrolera (de ahí la denominación de Estado rentista). A pesar de la subsistencia de formas
de producción no capitalistas, el modo capitalista de producción es sin duda el
predominante en la economía venezolana.

Desde la década de los setenta Venezuela ha experimentado un proceso importante


de descentralización política, económica y administrativa, que ha generado un mayor
equilibrio geoeconómico, aunque todavía se mantienen enormes desequilibrios en la
ocupación y aprovechamiento del espacio geoeconómico venezolano. Los últimos veinte
años del siglo veinte fueron en especial difíciles para la Economía venezolana que creció
entre 1976 y 1996 a una tasa promedio anual de 2,14%, mientras la población crecía en el
mismo período a un ritmo de 2,18% anual, tasa ésta mayor que el nivel de crecimiento
económico ya mencionado. Como consecuencia de ésta situación, Venezuela,
según estadísticas del Banco Mundial, pasó de ocupar el primer lugar en 1976 entre los
países latinoamericanos en cuanto al Ingreso Per Cápita, al octavo puesto en 1996. Antes de
la década de los Ochenta, las expectativas económicas de Venezuela apuntaban a una
enorme facilidad para acceder a una riqueza cada vez mayor, así como a una cada vez

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mayor igualdad en el ingreso familiar que hacia surgir una clase media cada vez
más numerosa. Después de los años Ochenta, la realidad señala un creciente aumento de la
Desigualdad, que se manifiesta en el hecho de que, para el año 2000, el 10% de la
población venezolana concentraba en sus manos cerca del 42% del ingreso total del país.

La combinación de mayor desigualdad y disminución del Ingreso per cápita se ha


traducido
en el caso venezolano, en un notable y preocupante incremento de la pobreza, la relativa
prosperidad que vivió Venezuela hasta inicios de los Ochenta, hizo surgir el calificativo de
Venezuela Saudita para referirse a los cuantiosos recursos que generó el auge de la
actividad petrolera. Esa prosperidad no se debió al trabajo de los venezolanos sino al
aumento de la Renta petrolera, siendo esto agravado por el mal uso que se dio a
gran parte de los ingresos obtenidos, que no fueron destinados a la creación de formas de
generación de riqueza distintas del ingreso petrolero.

3. Capitalismo

El capitalismo es un sistema económico que se basa en la propiedad privada de los


medios de producción y el uso del capital como fuente de riqueza.

Los principales elementos del capitalismo son el capital y el trabajo. Para articular
ambos, el capitalismo propone producir bienes y servicios, y comerciarlos para extraer
ganancias.

El modelo capitalista es flexible, pues tiene la capacidad de adaptarse a diferentes


condiciones históricas de producción, comercialización y distribución de bienes y servicios.

3.1 Características del capitalismo

Entre las características que definen al sistema capitalista se cuentan las siguientes:

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 Capital y trabajo. En el capitalismo, el trabajo es fundamental, lo que significa que
la riqueza deriva de la producción. Por otro lado, el capital es un medio para la producción
(inversión), y no solo un fin.
 Propiedad privada de los medios de producción. Los medios de producción están
mayoritariamente en manos del sector privado que, al velar por sus intereses, promueve el
desarrollo empresarial.
 Apropiación privada de la ganancia. Las ganancias obtenidas por la actividad
productiva y comercial pertenecen al sector privado, lo que no le exonera del obligaciones
tributarias.
 Competencia. La competencia es necesaria y funciona como un estímulo de la
producción y el crecimiento económico. Se alimenta de la oferta y demanda de bienes y
servicios.
 Movilidad social. El capitalismo promueve la movilidad social gracias a la libertad
laboral inherente al sistema.
 Participación limitada del Estado. El Estado siempre debe intervenir como garante
de los derechos ciudadanos. Sin embargo, su grado de participación puede ser mayor, como
ocurre actualmente en la mayoría de los países.

3.2 Origen del capitalismo

El origen del capitalismo se remonta al siglo XV y, desde entonces, se ha ido


adaptando y transformando hasta la forma que conocemos en la actualidad. Sus
antecedentes hay que rastrearlos en la transición de la Edad Media a la Edad Moderna
(siglos XIII al XV).

El protocapitalismo

En la Edad Media dominaba el feudalismo, un modelo de producción basado en el


vasallaje. No había dinero circulante ni ascenso social. Las clases sociales eran fijas:
nobles, clero y vasallos (campesinos y artesanos). Los vasallos trabajaban a cambio de
protección y bienes básicos, y complementaban otras necesidades por medio del trueque.

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Cuando las tecnologías agrícolas mejoraron, hubo un excedente en la producción.
Para aprovecharlo, comenzaron a formarse mercados y, en torno a estos, burgos (ciudades)
con fuerte actividad comercial y dinero circulante. Pronto surgió una nueva clase social: la
burguesía (mercaderes, profesionales, banqueros y prestamistas).

Así comenzó la decadencia del feudalismo y surgió el protocapitalismo, es decir, el


capitalismo temprano o incipiente, basado en el intercambio de mercancías por dinero.

El mercantilismo

El nuevo sistema, basado en circulación del capital, se vio potenciado con las
exploraciones marítimas, el descubrimiento de América en el siglo XV y la colonización
del siglo XVI. Fue la era en que nació el comercio trasatlántico y, con él, el mercantilismo.

El mercantilismo fue un modelo económico basado en la explotación y comercio de


mercancías y materias primas. Imponía controles en las relaciones comerciales a favor de
los imperios, de manera que la intervención estatal era protagónica. No llegó a ser un
capitalismo en el sentido pleno, pero sí un paso adelante para su formación.

Sus consecuencias fueron el acceso a nuevas mercancías, la formación de nuevas


rutas comerciales y la expansión del imperialismo occidental.

El capitalismo moderno

El capitalismo moderno surgió en la segunda mitad del siglo XVIII junto la


revolución industrial, en un contexto profundamente influido por las ideas del liberalismo.
En esto, fue fundamental el aporte del filósofo Adam Smith. Su obra La riqueza de las
naciones (1776) asentó las bases del libre mercado y lo consagró como padre de la
economía moderna.

El capitalismo industrial, cuyas ganancias se basan en la producción de mercancías


para el consumo, fue dominante a lo largo de todo el siglo XIX y se mantiene vigente hasta
hoy. Este modelo dio un nuevo impulso a la economía al masificar la producción y el

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consumo. También masificó los puestos de trabajo bajo un esquema salarial y dio lugar a
una nueva clase social: el proletariado o clase obrera.

A finales del siglo XIX se registró una concentración de la propiedad privada de los
medios de producción. Es decir, las grandes industrias absorbieron a las pequeñas y se
generó una tendencia al monopolio. Esta tendencia se vio debilitada con el estallido de las
dos guerras mundiales del siglo XX. Desde el fin de la Segunda Guerra mundial, se
desarrolló un capitalismo planificado, con una mayor presencia del Estado. Poco a poco se
desarrollaron nuevas tendencias a la luz de los cambios venideros.

Una de las más influyentes en la actualidad es el capitalismo financiero. En este


modelo, donde predominan las instituciones bancarias y financieras, las ganancias se basan
en la especulación, los tipos de cambio, el movimiento de capital y el comercio de
productos financieros (bonos, créditos, etc).

3.3 Tipos de capitalismo

Dada la flexibilidad del capitalismo, existen muchas clasificaciones, y no hay un


consenso entre los investigadores. Por eso, a continuación veremos tres clasificaciones
basadas en diferentes criterios: 1) según la iniciativa empresarial; 2) según las formas de
coordinación, y 3) según los modelos institucionales.

a) Según la iniciativa empresarial

La clasificación según la iniciativa empresarial ha sido propuesta por los


investigadores Baumol, Litan y Schramm. Se requiere a quién tiene la iniciativa de crear
empresas o cuál es la motivación para apoyarlas.

Capitalismo dirigido por el Estado. Es aquel donde el Estado tiene la iniciativa de la


inversión y el desarrollo como parte de su política de crecimiento económico. El Estado
elige las empresas a las que apoyará, en la expectativa de que serán exitosas.

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Capitalismo oligárquico. Es aquel que produce concentración de la riqueza en manos
de algunas pocas empresas y grupos familiares. Genera un alto margen de desigualdad y
pobreza extrema.

Capitalismo de grandes empresas. Es aquel en que las empresas ya establecidas


promueven las actividades económicas más importantes. Por norma general, estas empresas
se basan en la reducción de costos a través del aumento de la producción.

Capitalismo de emprendedores. Es aquel en que se fortalece en torno a las empresas


pequeñas e innovadoras.

b) Según las formas de coordinación

La clasificación del capitalismo según los modelos de coordinación fue propuesta por
Peter Hall y David Soskice. Se refiere a cuál es el agente protagónico en la dinámica de
promoción económica. En otras palabras, cómo se coordinan los diferentes actores
económicos en una sociedad capitalista.

Economía liberal de mercado. Es la que se basa en la libre competencia y en la


descentralización del sistema, es decir, mínima participación del Estado. En este modelo, se
pretende obtener el equilibrio del mercado mediante la dinámica de la oferta y la demanda.

Economía de mercado coordinada. Es aquella donde la políticas de crecimiento


económico pasan por las negociaciones entre sindicatos, instituciones patronales y
gobierno. A partir de allí se fijan salarios, criterios de productividad y medidas para el
control inflacionario. En este modelo, se pretende que estrategias concertadas entre las
empresas y los demás actores institucionales garanticen el equilibrio del sistema.

c) Según los modelos institucionales

Una de las más clasificaciones más aceptadas es la del economista francés Bruno
Amable. Este propone una tipología basada en los modelos institucionales de diferentes
países. Amable describe cada tipo identificando en ellos cómo se concibe el mercado de

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producción, el mercado laboral, el sistema financiero, el Estado de Bienestar y la
educación.

Capitalismo de libre mercado. Se basa en la ausencia de regulación del mercado de


productos, la competencia de precios y la inversión extranjera. El mercado laboral es
flexible, es decir, los trabajadores gozan de poca protección. La seguridad social es débil y
las pensiones dependen de fondos privados. Se protege a los pequeños accionistas, se
favorece la inversión institucional y el mercado financiero es muy sofisticado. La
educación universitaria es privada y altamente competitiva.

Por ejemplo: Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Canadá.

Capitalismo socialdemócrata. Promueve la competencia de calidad junto con la


participación del Estado en el mercado. Favorece la inversión extranjera. Existe una
moderada regulación del mercado laboral que asegura la protección al trabajador, sindicatos
fuertes y política de empleo. Alto nivel de seguridad social y promoción del Estado de
Bienestar por medio de políticas públicas. El sistema de educación es público, y ofrece
programas de apoyo estudiantil.

Por ejemplo: Dinamarca, Finlandia y Suecia.

Capitalismo asiático. Favorece la competencia de precios y de calidad en un mercado


controlado por el Estado. Protege la empresa local contra las inversiones y empresas
extranjeras. Las grandes corporaciones ejercen un papel fundamental, especialmente en lo
que respecta a la protección y estabilidad laboral. La negociación salarial es
descentralizada. El Estado no tiene una política de empleo. El régimen universitario es
privado.

Por ejemplo: Japón y Corea del Sur.

Capitalismo europeo continental. Da una importancia relativa a la competencia de


precios, y gran importancia a la competencia de calidad. El Estado puede coordinar precios,
pero ofrece poca protección contra empresas e inversiones extranjeras. Existe una alta

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protección laboral que procura la estabilidad. Los sindicatos son relativamente fuertes y hay
política de empleo. El régimen educativo universitario es predominantemente público.

Por ejemplo: Suiza, Alemania, Austria, Irlanda, Bélgica, los Países Bajos, Noruega y
Francia.

Capitalismo mediterráneo. Promueve más la competencia de precios que de calidad.


Hay intervención del Estado. La protección contra la inversión extranjera y el comercio
exterior es moderada. Aún así, la pequeña empresa tiene gran importancia. La regulación
del mercado laboral es ambigua, pues crea condiciones laborales precarias en los sectores
no corporativos (trabajo temporal y trabajo a tiempo parcial).

La seguridad laboral es posible solo a través de las grandes corporaciones. No hay


una política de empleo y la negociación salarial está centralizada. Hay concentración de la
propiedad. El sector universitario es predominantemente público.

Por ejemplo: España, Portugal, Grecia e Italia.

3.4 Capitalismo y comunismo

El capitalismo y el comunismo son modelos económicos opuestos. Mientras que el


capitalismo se basa en la propiedad privada de los medios de producción, el comunismo
sugiere la apropiación y control de los medios de producción por parte de la clase obrera, a
través del sindicato y del partido.

Otra diferencia importante es que el capitalismo no surgió de una teoría previa, sino
que la teoría ha ido desarrollándose a la luz de la experiencia concreta. En cambio, el
comunismo es una doctrina basada en las críticas de Karl Marx contra el capitalismo
industrial del siglo XIX.

3.5 Capitalismo y globalización

El capitalismo y la globalización se relacionan estrechamente. La dinámica


capitalista, que es de naturaleza expansiva, ha favorecido la profundización de la

18
integración económica, social, cultural, política, impulsada por los bajos precios de los
medios de transporte y la comunicación entre los países del mundo a finales del siglo XX.

La globalización es generada por la necesidad de la dinámica del capitalismo para


formar una aldea global que permite mayores mercados a los países desarrollados.

Capitalismo salvaje

Capitalismo salvaje es una expresión utilizada por los detractores del capitalismo de
libre mercado, el cual ha sido promovido intensamente desde los años noventa. A este
modelo de libre mercado le atribuyen graves consecuencias para los sectores más pobres de
la sociedad.

La expresión, popularizada por el Papa Juan Pablo II, pretende evidenciar los peligros
de una economía descontrolada, especialmente en los países donde se registran altos niveles
de pobreza, crimen y desempleo.

4. Globalización y Neoliberalismo

La globalización resulta ser un fenómeno histórico consustancial al capitalismo;


mientras que, el neoliberal, es un proyecto político impulsado por agentes sociales,
ideólogos, intelectuales y dirigentes políticos con identidad precisa, pertenecientes, o al
servicio, de las clases sociales propietarias del capital en sus diversas formas.

La globalización equilibra las relaciones entre la producción mundial mediante la


participación de mayor número posible de población

Es producto de los avances en la técnica, ciencia e informática, busca agilizar la


producción Comercial, eliminar fronteras y hacer del hombre un ser consumista y
productivo

El avance tecnológico y el libre mercado de los países desarrollados creo desigualdad


con los subdesarrollados

19
La globalización intensificó el uso indiscriminado de bienes, servicios y recursos
naturales

-El mercado nacional es anulado

-Se creó un mundo fragmentado y confrontado

-Ciudadanos no tienen participación en asuntos públicos

-Se produce quiebra masiva, generando un gran número de trabajadores


desempleados

La globalización surge, de la necesidad que existe de interactuar con otros países,


gracias al aumento masivo de la tecnología, visto en la tecnificación de
las comunicaciones, así como en la propuesta de comerciar libremente en los mercados,
apoyados en ese ente
económico llamado neoliberalismo, lo cual podría indicar un buen argumento para decir sí
a la globalización, pues no podríamos estar aislados en estos tiempos que corren; sin
embargo esta interacción no sólo es en un sentido benéfico, o sea para estrechar relaciones,
buscar nuevos patrones de conviviencia o comerciar libremente, sino que dentro de su
ejecución existen intereses más destinados a beneficios particulares o de particulares que al
mejoramiento de la calidad de vida de la mayoría; es decir, del colectivo.

5. El debate Sobre Los Medios de Producción

Los medios de producción son el conjunto de objetos e instrumentos de trabajo que


participan en el proceso de producción y que el hombre utiliza para crear bienes materiales
y de servicio. Dentro de los medios de producción están las máquinas, las herramientas, los
motores, los edificios e instalaciones destinados a la producción, los medios de transporte
de comunicación, materias primas transformadas, el petróleo, el gas natural, el algodón, los
cereales, etc. En el sistema capitalista, los medios de producción son propiedad privada de
los capitalistas o de los monopolios y constituyen un medio de explotar el trabajo
asalariado. Quienes poseen tales medios, los empresarios contratan a la mano de obra de
hombres y mujeres para hacerlos funcionar. Existen ocasiones en que los trabajadores
cuentan con medios de producción, pero no tiene el capital suficiente para desarrollarlos

20
por sí mismo, por lo que necesita vender su trabajo a un comprador, el cual se convierte en
cliente y patrón al mismo tiempo. En el socialismo, los medios de producción se conciben
al servicio del interés colectivo. Cuál ha de ser la forma de propiedad de tales medios para
que éstos sirvan a la sociedad en su conjunto es parte del intenso debate por abordar. Es
indudable que siempre que haya personas que trabajen para otros y no reciban el excedente
que resulte de su trabajo debido a que no son dueños de los medios de producción, ahí se
reproduce una relación de explotación. Así mismo, no todo lo que se produce ha de
pertenecer al trabajador que lo origina. Parte del excedente tiene un destino social que, de
ser conculcado por particulares, también estaría produciendo un tipo peculiar de
explotación. Y la explotación es incompatible con el socialismo. Por tanto, el horizonte del
socialismo es incompatible con la propiedad privada de los medios de producción. Los
plazos de acercamiento a ese horizonte dependerán de cada país, de su estructura
económica, de las necesidades sociales, del nivel de conciencia y de la suerte del socialismo
en el contexto mundial. Cualquier intento por imponer un modelo de socialismo a rajatabla
está condenado al fracaso.

Como se ha referido, el modelo socialista busca como objetivo la sustitución de la


propiedad privada por la propiedad social de los medios de producción en los sectores
estratégicos de la economía.

a propiedad pública de los medios de producción se muestra evidente en ámbitos de


interés social, mientras que pueden perfectamente existir productores particulares que
conjuguen un justo beneficio con sus obligaciones con la comunidad. La organización de
estos productores en cooperativas o EPS hace más fácil sortear los problemas inherentes al
sistema capitalista ya señalados. En la medida en que los grandes medios de producción
(hidrocarburos, minería, tierra, etc.) pasen a ser propiedad social de todo el pueblo, se
sentarán las bases para el desarrollo económico integral de un país y la construcción de una
nueva sociedad sin oprimidos ni opresores. Un desarrollo de nuevo cuño al servicio de la
sociedad y los individuos, no un desarrollo como concepto vacío al servicio de la
reproducción de las desigualdades.

21
5.1 Clasificación de los medios de producción

Son considerados como medios de producción múltiples tipos de instrumentos o


equipamientos atendiendo a lo siguiente:

 Maquinaria industrial y herramientas artesanales.


 Equipamientos tecnológicos y electrónicos especializados.
 Vehículos destinados al transporte de mercancías o personas con motivación
económica.
 Instalaciones físicas (cadenas de montaje, fábricas, canales de comunicación y
transporte, almacenes o talleres).
 Todo tipo de recursos energéticos.
 Recursos de origen natural como son las materias primas.
 Medios económicos de financiación como el dinero, denominado coloquialmente
como el capital (aunque anteriormente se señaló que todas estas tipologías anteriores serían
capital globalmente).

Todos estos tipos cuentan con la particularidad de que deben ser explotados por el
hombre para su aprovechamiento. Es decir, debe dirigirse su uso productivo con un factor
productivo como es el factor humano en forma de trabajo.

Aproximación ideológica al concepto de medios de producción

Las distintas percepciones políticas y socioeconómicas existentes estudian la


relevancia de los medios de producción.

En ese sentido, tanto las posturas capitalistas como las socialistas, comunistas y


marxistas han postulado este concepto como pilar básico para el entendimiento de la
realidad económica.

Por otra parte, la posesión y el control del capital será determinante según cada teoría
a la hora de observar o estudiar un sistema económico. En ese sentido, destacaría la
oposición entre los conceptos capitalista y marxista al respecto.

22
5.2 Visión capitalista de los medios de producción

Desde un punto de vista capitalista, los medios de producción son instrumentos


inherentes a todo proceso de producción. Su posesión y aprovechamiento está
estrechamente relacionada con el concepto de propiedad privada.

Es decir, se trata de factores productivos susceptibles de ser poseídos por un titular ya


sea persona física o jurídica, pública o privada.

A su vez pueden ser comprados y vendidos para la realización de actividades


económicas. Por ello los propietarios son conocidos como empresarios, que a cambio de
un salario laboral contratan factor trabajo en forma de mano de obra.

5.3 Visión marxista de los medios de producción

Según la teoría marxista, los medios de producción son


los instrumentos y materiales que intervienen en el proceso de trabajo.

Están constituidos por las materias primas, las máquinas, las herramientas, el dinero,


así como por las unidades de producción, es decir, los talleres y fábricas. También son
medios de producción las oficinas, los almacenes y los vehículos de transporte.

Los medios de producción son inherentes a todos los modos de producción, es decir,


intervienen tanto en el sistema esclavista, como en el feudal o el capitalista. En cada uno de
ellos estarán en manos de una clase social diferente. Cuando se aplican a la producción se
transforman en capital, convirtiéndose entonces en instrumento de explotación de los
trabajadores.

6. Las Formas de Producción Social y las Relaciones Sociales

El capitalismo, en su marcha histórica, se ha caracterizado por romper los lazos


sociales, desintegrar las comunidades, arruinar los recursos naturales y proletarizar
continentes enteros. Sólo cuando el hombre no tiene con qué trabajar puede el capitalismo
obligar a las personas a vender su mano de obra en ese espacio de inhumanidad que

23
llamamos mercado de trabajo. Por eso, para implantarse el capitalismo en muchos casos
tuvo que desestructurar a las pequeñas comunidades económicamente autosostenibles que
encontró a su paso, unas veces por la fuerza, otras arruinando sus mercados internos, otras
proscribiendo las formas de solidaridad social existentes (terrenos comunales, mutuas,
asociaciones, cooperativas), otras proletarizando inexorablemente la mano de obra. La
historia de América Latina, desde la conquista, implicó la condena a amplias capas de la
población a la pobreza. Esto ha sido así por el saqueo de las riquezas a las que fueron
sometidas, por la esclavitud y dominación que soportaron, por la importación de un modelo
de Estado preparado primordialmente para la represión y no para garantizar derechos
ciudadanos, por la subordinación en la que la situaron los países dominantes en alianza con
la oligarquía nacional y por la generalización de un discurso que condenaba a América
Latina a sufrir en silencio su condición de subdesarrollo, al achacarle las culpas por no
seguir la senda de modernización que marcaban los países hegemónicos. El modelo de
producción capitalista construye relaciones sociales donde priman los intereses particulares
sobre los colectivos, impidiendo, por la atomización y aislamiento que fomenta, la
construcción de alternativas. Según esta lógica, los colectivos no tienen derechos que
puedan afectar a la propiedad privada. Aun en momentos de gran presión social, donde el
capitalismo se ve obligado a construir un rostro humano, siempre se fija un límite en la
reproducción de la tasa de ganancia del capital. La civilización occidental entiende a la
propiedad privada, en cualquiera de sus ámbitos, como un derecho humano (da igual que
sea la propiedad de recursos básicos para la vida de otros seres humanos). Al concederles
este rango superior, los demás derechos quedan supeditados a la propiedad elevada al gran
principio de ordenamiento social. Por esto, las relaciones sociales capitalistas se sitúan en el
polo opuesto de las socialistas.

7. Egoismo Vs Fraternidad

La fraternidad es el amor al prójimo por sí mismo y no por una causa ajena. El


egoísmo, es comprendido de la forma más simple, como aquellas acciones o pensamientos
débiles por no ser parte integrante de la naturaleza del individuo, que ha adquirido a través
del tiempo en su relación con la sociedad. Sí el individuo conoce a plenitud que no le
pertenecen esos pensamientos o acciones y los usa en su beneficio o de alguien mas no le

24
perjudica, pero si el individuo desconoce que esos pensamientos o acciones no son de su
naturaleza individual tendrá en consecuencia acciones y pensamientos débiles y
desorientados que solo le producirán desgracias.

Dos fornidas e interminables fuentes de desgracias y calamidades que han paralizado


o pervertido el desarrollo normal de la humanidad son: una, la caridad, concepto
radicalmente opuesto de fraternidad al definirse como la ayuda y solidaridad al semejante
por amor a Dios y no por amor al semejante. La otra, el egoísmo que en nuestro tiempo se
considera parte de la naturaleza del individuo.

La fraternidad es un valor universal que ha existido en cualquier tiempo y en


cualquier lugar, en contraste con la tenue o casi nula concretización en los actos y hechos
ordinarios del hombre y al confundirla intencional y dolosamente con la caridad a fin de
emplearla en la satisfacción de los fines egoístas de grupos o personas que la humanidad ha
padecido desde siempre.

El egoísmo es una debilidad que el individuo padece con tal intensidad que se
generaliza como epidemia y se aloja profundamente para confundirse en la naturaleza o
esencia del individuo, de difícil erradicación y de imposible reconocimiento.
Convirtiéndose en una necesidad o escudo para que el individuo se defienda ante el
contacto social de la agresión de sus semejantes al pretender utilizarlo aprovechándose de
él. El egoísmo es temporal y tiene lugar generando en el individuo la falsa creencia de ser
poseedor de la absoluta verdad y por ende originando la discriminación.

8. Individualismo vs. Bienestar Colectivo

Una de las distorsiones del modelo soviético fue olvidar que el pleno desarrollo de los
individuos era un elemento esencial del socialismo. No se supo combinar correctamente
necesidades individuales con exigencias colectivas marcadas por un Estado dominado por
una nueva burocracia. Basándose en ese abuso, el neoliberalismo antepone los intereses
individuales a cualquier bienestar colectivo, ignorando que hay bienes públicos que, por
definición, pertenecen a la colectividad. Es una condición societal intrínseca de hombres y
25
mujeres la asociación en aras de ampliar las posibilidades de su subsistencia y la del
planeta. El individualismo es una conducta inducida por la modernidad, que implica
atomización, egoísmo y egocentrismo, consecuencia perversa de los procesos de
racionalización e individuación y resultante no deseada del progreso y el pluralismo social.

El capitalismo parte de una concepción del hombre como individuo aislado; el


socialismo solo concibe a la persona humana inserta en una sociedad. El hombre aislado-
solitario es una abstracción. El hombre es un ser eminente social.

9. Mezquindad vs. Solidaridad

El ser humano sólo puede subsistir gracias a la vida colectiva (somos el mamífero que
más cuidados necesita cuando nace). Un rasgo de esta predisposición se muestra en la vida
cotidiana: cuando somos reclamados para hacer un favor para el que no estamos dispuestos,
tenemos que inventar una excusa. El ser humano trae una carga genética predispuesta a la
solidaridad. El capitalismo ignora esto e insiste en el supuesto gen egoísta que justifica la
mezquindad. Piensa mal y acertarás es el lema que orienta el capitalismo. La podredumbre
del sistema ha llegado a ser tanta que ese axioma hoy puede incluso llegar a acertar. Pero el
socialismo tiene una visión diferente de la antropología humana. Frente a las concepciones
de guerra que incorpora la apropiación particular de los recursos sociales, sabe que la
solidaridad construye sociedades más pacíficas y placenteras. Esto es así en tanto en cuanto
la mezquindad expande la brecha que distancia a la especie humana y desdibuja el ideal de
asumir a todos los hombres y mujeres como hermanos/as en igualdad de condiciones.

El ser humano es un ser social. De lo contrario, habría desaparecido como especie.


Por eso, puede afirmarse que el capitalismo pone en peligro la propia especie. Es una mera
cuestión de tiempo.

Inequidad social vs. Igualdad Para el capitalismo, las desigualdades sociales son
naturales. Así se pretende justificar por qué, siendo todos los miembros de una sociedad
necesarios para el desarrollo social, unos pocos tienen mucho y muchos tienen poco. Al
tener que justificar la propiedad privada, tiene que justificarse al tiempo la inequidad que
26
trae consigo. El argumento recurrente en la teoría política y económica liberal es que las
desigualdades son una realidad que se reproduce constantemente en la naturaleza.
Perdiéndose toda sutileza, el capitalismo presenta la idea de igualdad del socialismo como
una homogeneización donde se pierde la singularidad de cada ser humano. Para facilitar el
argumento, se presenta en términos de blanco o negro. Al final, el hecho de que «el pez
grande se come al chico» debe asumirse como un hecho fatal, como se acepta una tormenta
o un terremoto.

La petición de igualdad ha sido y sigue siendo la bandera por excelencia de la


izquierda, no una igualdad entendida como uniformidad, sino como acceso parejo a los
recursos sociales que termine construyendo sociedades donde la brecha entre ricos y pobres
tienda a desaparecer.

la igualdad no consiste en brindar condiciones para que unos «afortunados», logren


acumular fortuna, valiéndose de los medios que sea, así ello suponga pasar por encima de
otros. La verdadera igualdad que postula el socialismo, es aquella que no tiene miramientos
al momento de garantizar que todos tengan lo que requieren y necesiten para llevar una
vida digna.

10. Exclusión vs. Inclusión

Por ese mismo principio de la competencia, que es el que mueve constantemente al


sistema capitalista. Como se ha planteado en el capitalismo, el pez grande (ente
competitivo) se come al pez chico (ente no competitivo). El capitalismo es un gran
generador de exclusión por definición. Un sistema de organización económica que se
caracteriza por obligar a los capitalistas a extraer más beneficio del entorno que cualquier
otro, tiene necesariamente que utilizar a los demás tanto como les sea posible. Por eso, los
grandes artífices de inclusión social han sido los regímenes regidos por principios
socialistas, mientras que el gran generador de exclusión social ha sido, como dijimos, esa
«utopía» del capitalismo o capitalismo salvaje que se llama neoliberalismo.

27
En su lógica implacable por acumular riquezas (reproducir el circuito dinero-
mercancías-dinero incrementado), el capitalista dedica todo su esfuerzo en obtener
permanentemente mayores ganancias particulares. Esa misma lógica le impide tomar en
consideración las mínimas condiciones de subsistencia (cobijo, alimentos, medicamentos,
agua, etc.) de su entorno social.

Los socialistas pugnan por un Estado de garantías sociales que posibilita la inclusión
de todos y todas por igual.

11. Explotación vs. Trabajo Digno

El mecanismo de creación de riqueza del capitalismo se basa en la extracción de valor


a los trabajadores: nunca reciben el total de riqueza que han creado. Por eso, por definición,
trabajar para una particular crea explotación. Al trabajar exclusivamente como forma de
ganar el sustento, el trabajo pierde su condición de actividad para el desarrollo humano y se
convierte en una condena que le roba su humanidad. El capitalismo necesita el discurso de
la libertad para que, en nombre de esa supuesta falta de trabas, los seres humanos puedan
vender su tiempo a los dueños de medios de producción o a los demandadores de servicios.
La sociedad socialista genera lazos sociales que evitan que los seres humanos se vean
obligados a aceptar su degradación a la condición de mercancía. De ahí que el capitalismo,
como se ha señalado, siempre ha luchado contra cualquier forma de ayuda mutua creada
por los trabajadores, pues esas redes sociales debilitan la predisposición a trabajar para un
particular. El socialismo, en cambio, siempre ha luchado para crear redes de apoyo mutuo
que hagan del trabajo algo diferente a la tarea asalariada. El trabajo digno sólo es posible
cuando la condición de inteligente y creador del ser humano se pone al servicio del
desarrollo personal y del interés colectivo, y no al servicio del enriquecimiento de
particulares.

12. Alienación vs. Conciencia social

Alienarnos es alejarnos de nosotros mismos para convertirnos en un apéndice de algo


que no nos pertenece. Esto nos pasa especialmente cuando nos convertimos en una cosa
28
(mercancía laboral). El ser humano, como homo sapiens, debe buscar el desarrollo de la
idea de sí mismo que construye con su inteligencia. Al final, lo que no es sino una relación
de dependencia (vender el trabajo, adquirir mercancías) aparece en el capitalismo como una
transacción entre personas libres y con iguales derechos. Entre los elementos distintivos de
la alienación capitalista pueden distinguirse:

• Alienación respecto al salario y la actividad productiva: los trabajadores entregan


su esfuerzo por un salario. Su trabajo no está basado en la satisfacción de sus propias
necesidades. En este caso, la alienación viene dada en la dependencia que crea el trabajador
de su trabajo, medio a través del cual se procura una ganancia de dinero suficiente para
sobrevivir.

• Alienación respecto el producto elaborado o el servicio prestado: ni el servicio


prestado ni el producto manufacturado le pertenecen al trabajador sino al capitalista que
emplea su mano de obra. Éste dispone de lo producido a su antojo, siempre en atención a
generar un máximo beneficio. En consecuencia, el trabajador no tiene un adecuado
conocimiento de lo que produce, y menos aún en largas cadenas de producción.

• Alienación respecto a sus compañeros de trabajo: tal como lo hemos descrito, el


capitalismo no admite la solidaridad y cooperación en la sociedad y menos aún entre
compañeros de una empresa privada. El trabajador sumido en su individualismo y rutina
padece una profunda sensación de soledad. Así mismo y por extensión, la lógica capitalista
propicia rivalidades entre trabajadores en función de estimular mayor eficiencia y
efectividad en el trabajo.

• Alienación respecto al propio potencial humano: producto de la monótona vida que


el trabajador afronta, esforzándose por un salario que remotamente le brinda oportunidades
de subsistencia, los hombres y mujeres cada vez se realizan menos como seres humanos y
quedan reducidos al rol de animales de carga, inciviles, incultas máquinas inhumanas.
Como consecuencia de aquello no están preparados para tomar conciencia de su condición

29
de explotados o lo que es peor, su conciencia se adormece y el resultado es una masa de
personas incapaces de expresar sus competencias específicamente humanas.

Mientras el capitalismo se basa en la alienación (trabajar para otro, deshumanizarse


en la cadena fabril, ser parte del engranaje de cualquier empresa guiada por el beneficio,
asumir que la liberación pertenece a la otra vida), el socialismo crea una conciencia social
que libera a los individuos para restituirles las riendas de su propia vida.

13. Consumismo vs. Satisfacción de Necesidades Reales

El consumismo aparece a primera vista como un comportamiento social masificado.


Históricamente, el concepto de consumismo y su correlato social aparecen como un estadio
avanzado del capitalismo, desarrollado en los Estados Unidos durante las primeras décadas
del siglo XX. Con los avances tecnológicos y la subsiguiente producción en serie taylorista
(aumento de la productividad industrial), las mercancías precisaban vastos contingentes de
«consumidores». En aras de dinamizar la ganancia, la mercancía manufacturada debía ser
sustituida por más mercancías, alimentándose así la vorágine depredadora inducida por la
publicidad, la propaganda y las operaciones psicológicas.

En Latinoamérica, las sociedades de consumo nacen producto de estrategias globales


de orden mundial tuteladas por el FMI. En cierta forma, junto con la imposición de la receta
neoliberal, los países empobrecidos del sur, con un ingreso para sobrevivir menor a los 2
dólares diarios por persona, es obligado (en muchos casos sin que se tenga conciencia de
ello) a reproducir el insostenible modelo de la sociedad norteamericana, basado en el
derroche, la superficialidad, el consumo suntuoso, el pragmatismo de vivir el día a día, el
encadenamiento a la moda, el imitar los estilos de las producciones de Hollywood, etc.

Una de las más reproducidas consignas capitalistas estereotipadas en los Estados


Unidos dice que «el dinero compra la felicidad» (una actualización del calvinista lema de
Benjamin Franklin, «time is gold»). En aras de mantener la producción, el capitalismo
incita consumos no necesarios a través de elaboradas campañas publicitarias que llevan a la

30
compra de productos no necesarios y rápidamente sustituibles por otros, igualmente
innecesarios y poco perdurables.

Quienes son aprisionados por círculos consumistas pierden su identidad, al confundir


lo que son con lo que poseen. Asimismo, el consumismo acentúa las diferencias entre los
prójimos al formar bolsas de pobreza que se definen por el diferencial de bienes.
Igualmente, incrementa las brechas existentes entre los países del norte y los países del sur,
al tiempo que agota las reservas naturales y aumenta la cantidad de residuos provocando
menoscabo en el medio ambiente.

El socialismo del siglo XXI ha de adoptar reformas que permitan dedicar más
recursos a cuidar el medio ambiente, obligando a la industria a reciclar sus productos y a
producir bienes más duraderos, al tiempo que fomente la conciencia y responsabilidad
individual y colectiva sobre la preservación medioambiental y patrones de vida no
influenciados por expectativas materiales artificiales, inducidas por la maquinaria
publicitaria capitalista. En ese campo de acciones, las EPS deben levantar un muro de
contención al modelo consumista. Producir lo que demande la población y lo socialmente
necesario para la vida digna. No inducir paraísos artificiales, no entrar en campañas de
producción desmedida para sepultar a empresas rivales.

14. Capitalismo de Estado

El capitalismo de Estado es un modelo que prioriza al Estado como participante en la


economía por medio de sociedades estatales y compitiendo con el sector privado dentro
del sistema económico.
En un entorno social y económico capitalista, las instituciones y gobiernos supervisan
y controlan la actividad económica del territorio en cuestión siguiendo pautas y prácticas de
marcado tono capitalista.

En ese sentido, se entiende que se aplica el funcionamiento de una empresa capitalista


al modo en que se dirige la Administración de un Estado. Para ello se aplican muy diversas
prácticas microeconómicas a una gestión macroeconómica y de nivel nacional.

31
Su origen se atribuye al crecimiento del fenómeno de la burguesía. Así, las élites
económicas de diplomáticos, comerciantes y emprendedores burgueses asumieron el
control político y económico en países como Inglaterra en su fase colonial. Estos agentes
aplicaban a la política las metodologías con las que actuaron e hicieron fortuna en sus
empresas.

Esquema básico del capitalismo de Estado

Tal y como se ha indicado, el capitalismo de Estado en su nivel conceptual más


básico establece que el Estado, por medio de su gobierno, sus instituciones y medios de
control dirige la vida económica, comercial y empresarial del país como si este fuera una
gran empresa.

Así, los gobiernos de este tipo buscan el aumento del beneficio nacional y el aumento
de riqueza del país para, en adelante, invertir estas ganancias en nuevos puntos de
producción.

Esto se realiza por medio de empresas o sociedades de tipo estatal que participan en
los mercados en forma de empresas públicas, buscando obtener beneficios económicos y no
dejando a empresas privadas asumir esa actividad por completo
(capitalismo monopolístico de estado), o al menos compitiendo con ellas.

También es frecuente que el Estado absorba o nacionalice empresas, las rescate tras


quiebra o las expropie por diversos motivos y asuma su control. Los sectores más proclives
a esto son los recursos energéticos (compañías petroleras de carácter estatal), materias
primas o distribución de bienes y servicios (servicios estatales de correos, por ejemplo).

No obstante a lo largo de los años los diferentes estudios de teoría económica han


definido al capitalismo de Estado de distintos modos. Diluyendo, en gran medida su
significado y siendo aplicado este a varios modelos económicos sin mucha relación entre sí,
a priori.

32
En ese sentido, se ha considerado al capitalismo de Estado desde la fase definitiva del
modelo capitalista a un nivel de gestión comunista totalitario.

De este modo, asumiendo que el control de la propiedad y la administración de los


recursos y los factores de producción recaen en el Estado, diferentes teorías sociopolíticas e
ideológicas identifican al capitalismo de Estado como un punto extremo del capitalismo, e
incluso como una vertiente socialista o comunista.

Conclusión

En los últimos años, la aplicación de las políticas neoliberales a escala mundial ha


provocado graves consecuencias económicas y sociales. Incrementos de la deuda externa
para respaldar salidas de capitales de los sectores privados más concentrados, un proceso de
apertura comercial y financiera que destruyó el aparato productivo vigente desde la
posguerra y un conjunto de políticas de privatización de empresas públicas, flexibilización
laboral y desregulación de los mercados han generado, especialmente en América Latina, la
región más afectada, niveles de desempleo y subempleo super elevados, una pobreza
alarmante, una desigualdad de riquezas inédita y una precarización social vergonzantes. En
ese contexto, en los últimos años han surgido liderazgos  como  los  de  Hugo  Chávez  en
Venezuela,  Evo  Morales  en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador, pero también otros más
moderados como Michelle Bachelet en Chile, Néstor Kichner en Argentina y “Lula” Da
Silva en Brasil, que han comenzado a criticar muchas de las principales ideas del modelo
33
diferente de globalización neoliberal. En particular, estos líderes regionales han
desacreditado la idea de una globalización determinista que estaría gobernada por las
“inescrutables e invencibles fuerzas de la naturaleza”, para revalorizar la contingencia y la
posibilidad de acción inherente a la política. Esta actual revalorización de la capacidad de
“poder actuar”, de “iniciar un nuevo comienzo”, según decía Arendt (1996), es muy
relevante, ya que nos permite ir dejando de lado, ahora sí, la visión naturalista o
heterónoma de los fenómenos, que entendía a la política como dependiente al
disciplinamiento impuesto por la economía, en pos de una visión constructivista que
recupere su capacidad transformadora.

Anexos

34
35
36
Bibliografía

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Instrumento Para el Socialismo Del Siglo XXI, 2006 2ª edición Centro
Internacional .Caracas-VENEZUELA

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disponible en http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-
00632010000200004#:~:text=La%20crisis%20del%20capitalismo%20neoliberal,las
%20grandes%20potencias%20presagian%20muertes Andamios vol.7 no.13 Ciudad de
México ago. 2010

37
Ordóñez, S., “El Capitalismo del conocimiento. La nueva división internacional del
trabajo y México” en Dabat A. y Rodríguez J., (coord.), Globalización y conocimiento. El
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Villarreal, Juan Manuel, “Los hilos sociales del poder”, en AA.VV., Crisis de la
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Javier Sánchez Galán, 02 de abril, 2019


Capitalismo de Estado. Economipedia.com

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