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América Latina Independiente II

Prof. Eduardo López


Ayudante. Camilo Vallejos

Ensayo bibliográfico

Nuevos movimientos sociales de la década de 1990

por:
Catalina Carvajal
Melania Correa
Catalina Salazar
Fernanda Soto

09 de Julio de 2019
La década de los 90’s estuvo marcada por el desarrollo de nuevas consignas que movilizaron
a distintas personas, a lo largo de toda latinoamérica. En esta época, se presenció el fin de la
confrontación mundial - guerra fría - ; en el caso chileno, se celebró el retorno a la
democracia, y culturalmente el poder ver el lanzamiento del telescopio espacial ​Hubble. A
raíz entonces de la multiplicidad de acontecimientos previos es que muchas ​veces hemos sido
considerados hijos de la globalización y del neoliberalismo. Sin embargo, a medida que
vamos creciendo, poco a poco reconocemos el mundo y nuestra realidad aprendiendo de ella
y adquiriendo capacidades para convivir en la sociedad; poco a poco, encontramos sentido y
somos conscientes de las problemáticas que nos convocan y nos sacuden, inclusive
haciéndonos sentir parte y responsables en la búsqueda de soluciones. Es imposible olvidar
cuando teníamos nueve, diez u once años y veíamos a estudiantes más grande levantar el
movimiento estudiantil del 2006, dentro del marco de la democracia y la libertad, conocido
como la ​“revolución pingüina”, e​ n respuesta a la privatización de la educación chilena
durante la dictadura de Pinochet en la década de los 70 y 80, y que tiempo más adelante, en el
2011, fuésemos parte de la segunda ola del movimiento estudiantil.
Así como nuestros recuerdos y participaciones, estas experiencias se replican a lo
largo de latinoamérica desde el particularismo de los países que están manifestándose contra
el modelo, pero ​¿somos la primera generación en manifestar descontento y anhelos de
cambio al sistema neoliberal, específicamente por la acumulación por desposesión? A lo
largo de la historia latinoamericana, hemos visto distintos periodos en que las formas de
gobierno como la consolidación de la economía ha mutado con el tiempo contrayendo sus
propias problemáticas políticas, sociales y económicas que pues, por resultado, se genera la
movilización social como, por ejemplo, obreros por la precarización y explotación del
trabajo, el campesinado por la concentración de tierras exigiendo una reforma agraria, la
cuestión social, la privatización de las industrias públicas y nacionales, entre otras; que
suscitan la necesidad de la colectividad, de modo que, siguiendo la lógica de la acumulación
del capital los movimientos sociales del siglo XIX y XX son una respuesta a acumulación
originaria y al imperialismo.
Por otro lado, sabemos que durante la segunda mitad del siglo XX, la modalidad del
capital comienza a reorientarse en una forma más actualizada del liberalismo clásico, en
donde se busca un camino de restablecer el libre mercado y la reducción del intervencionismo

1
estatal, sin caer en una depresión con las características de 1930, completamente coherente y
​ eorientando la acumulación
funcional a la globalización, ​¿cómo sería posible aquello? R
mediante la desposesión, un método vigente y estructural del neoliberalismo en el siglo XXI,
por ende, como se dice popularmente, “ha pasado harta agua bajo el puente” hasta nuestra
actualidad. Por lo que no somos la primera generación en vivir la desposesión y en
organizarse para contrarrestar esta dualidad amenazante de la globalización cultural en
conjunto con el desarrollo neoliberal, fueron la generación de nuestros padres, tíos e inclusive
hermanos en enfrentarse a estos monstruos. Sin embargo, es necesario preguntarse ¿Cuáles
son las problemáticas que generó la globalización y el neoliberalismo en las distintas
sociedades latinoamericanas y cómo estas respondieron?¿Lograron ganar algo?
¿Transformaron, cambiaron o fueron reconocidas?

Teniendo en cuenta lo planteado en los párrafos anteriores es que para comenzar a


abordar la temática, debemos estipular que nuestro perfil de estudio será planteado por José
Bengoa y José Seoane, quienes son los autores de lo que serán nuestra base para comenzar
ahondar y complementar con distintos autores respecto a los movimientos sociales de la
década de los ‘90.
El surgimiento de una nueva ola de movimientos sociales, poseedora de una
trascendencia histórica, ha llevado a que muchos de ellos (los movimientos) sean valorados
nuevamente ante la convergencia actual, ya que se organizan y constituyen en su lucha ante
dos factores que los están transgrediendo: por un lado, la Globalización y, por otro, el modelo
neoliberal. En primer lugar, Bengoa nos dice que la emergencia indígena durante los años ‘90
se debe principalmente a el proceso de globalización definido como un fenómeno cultural que
se está acercando a las diferentes comunidades nacionales y locales, estableciendo nuevos
estándares o expectativas en las poblaciones, masificando usos y costumbres en la
homogeneización de los consumos ante esto. Menciona además, que resulta ser un proceso
paradojal, ya que entre más internacionalizados estén los mercados y las comunicaciones,
mayor es la necesidad y fuerza que adquieren las etnias e identidades antiguas para
revalorizarse1, como también mayor es la heterogeneización de la sociedad.
El término de la Guerra fría posibilitó el surgimiento de movimientos que pudieran
establecer sus ideologías y planteamientos, en nuestro caso de carácter étnico sin que fueran

1
Bengoa, J. Emergencia indígena en América Latina. .2004.Pág 30.

2
atraídos a los conocidos polos dominantes Washington o Moscú, encontrándose liberados de
una carga política internacional logrando ser reconocidos de manera local y nacional como
movimientos independientes. Sin embargo, dentro del gran proceso de la Globalización se
valida la noción de modernidad la cual resulta ser muy particular en América latina, porque
ésta según Bengoa, se define como la unión de la democracia representativa con la economía
de libre mercado2, concebida como la solución a los problemas sociales. Aunque, cabe
mencionar que este matrimonio genera la exclusión de sectores populares, el debilitamiento
del Estado y la crisis de la ciudadanía.
En segundo lugar, Bengoa menciona que latinoamérica para la década del 90’ entra
nuevamente dentro de las lógicas del neoliberalismo a través de un nuevo período de
acumulación de capital reordenando los mercados según la economía globalizada, apoyado
completamente por una democracia y las necesidades exteriores. Bajo este punto es donde
José Seoane busca explicar la emergencia de movimientos sociales concordando en ciertos
puntos con Bengoa. No obstante, desde otro enfoque: los recursos naturales.
Como mencionamos, en este período se generó un nuevo proceso de acumulación de
capital, que Seoane específica citando a David Harvey, respecto a la acumulación por
desposesión, explicando que se mercantilizan y privatizan ámbitos que se encuentran
cerrados al mercado porque están protegidos y promovidos desde el Estado como, por
ejemplo, los recursos y las necesidades; o como la educación, la urbanización o la salud3. La
primera generación, según Seoane, consistió sobre los focos activos del Estado, es decir, la
actividad primaria y secundaria de la economía, toda aquella extracción y producción que se
exportaba. Luego, en una segunda generación a través de los servicios correspondientes a la
actividad terciaria; y por último, la tercera generación, situada desde los años noventa en
adelante, donde se orienta hacia los recursos naturales y estrategias de modernización4.
Por otra parte, esta mercantilización y la privatización, en las diversas dimensiones
que se puedan encontrar al interior de una sociedad, fueron auspiciadas por el Consenso de
Washington5, dando paso al desarrollo de organizaciones y movimientos que utilizaron

2
Bengoa, J. Emergencia indígena en América Latina,2004. pág.45.
3
Harvey, D. El Nuevo Imperialismo. Madrid. Akal..2004
4
Seoane, J.Movimientos sociales y recursos naturales en América Latina: resistencias al
neoliberalismo,configuración de alternativas.2006. pág. 94.
5
Bidaurratzaga, E. Consenso de Washington, Observatorio de Multinacionales en América Latina,
.2012.pág. 2. ​“Se refiere al conjunto de medidas de política económica de corte neoliberal aplicadas a
partir de los años ochenta, para, por un lado, hacer frente a la reducción de la tasa de beneficio en
los países del Norte tras la crisis económica de los setenta, y por otro, como salida impuesta por el

3
medidas confrontativas, como el cortar calles, ocupaciones y marchas, buscando contrarrestar
la dinámica de segmentación socio-territorial que produce el neoliberalismo rea-apropiando
de manera colectiva los espacios públicos y políticos6. Es a partir de lo mencionado
anteriormente, que se puede establecer una transversalidad en torno a la movilización y
organización social a partir de la neoliberalización de los países de la región donde la defensa
del carácter público-comunitario de estos bienes y la desmercantilización de los mismos;
programática que referida inicialmente a su uso social se desplaza también a los terrenos de la
gestión y propiedad7. No obstante, si bien dichas organización cumplen un rol importante en
la movilización, ya sea, a nivel local y, por otro lado, a nivel nacional, estas también han
tendido a construir rápidamente vínculos más allá del espacio nacional, constituyéndose en
muchos casos en parte importante de las campañas contra el libre comercio y la
militarización.8 En este sentido, es que se puede desprender un sin número de casos en el que
se dan movilizaciones sociales a partir de procesos de mercantilización y privatización de
servicios, bienes, beneficios, etc. Sin embargo, a continuación se abordarán los siguientes:
Ecuador, Bolivia y Brasil.
Ecuador, representa un caso de estos. En primer lugar, el movimiento indígena
específicamente CONAIE (1986) - Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador-
es una fuerte organización social por la lucha de la tierra y la justicia social siendo la
principal fuente de revitalización de procesos identitarios, el que según Corbellini, fue un
proceso de protesta que emergió como una reivindicación de carácter étnico, que se fue
desplazando hacia un tipo de confrontación contra el modelo de dominación política y de
conducción económica9. Éste fue encontrando más fundamentos para su existencia como la
implementación de las políticas establecidas en el Consenso de Washington, donde comenzó
un proceso de privatización en las áreas petroleras, eléctricas y de seguridad social,
generando que, primeramente, las personas pertenecientes al sector medio de la sociedad,

Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) a los países del Sur ante el estallido de
la crisis de la deuda externa. Todo ello por medio de la condicionalidad macroeconómica vinculada a
la financiación concedida por estos organismos.”
6
Seoane, J. Movimientos sociales y recursos naturales en América Latina: resistencias al
neoliberalismo,configuración de alternativas.2006. Pág,90
7
Seoane, J. Movimientos sociales y recursos naturales en América Latina: resistencias al
neoliberalismo,configuración de alternativas.2006 Pág, 102.
8
Seoane, J .Movimientos sociales y recursos naturales en América Latina: resistencias al
neoliberalismo,configuración de alternativas.2006. Pág, 102.
9
Corbellini, L. Los movimientos sociales en Latinoamérica en la década de los noventa: Los casos de
Argentina, Bolivia y Ecuador. Buenos Aires, Tandil. 2005, Pág.89

4
fueran los que más afectados se vieron por esta medida, generando el levantamiento de
distintas agrupaciones con consignas de movilización y se unieran para formar la
Coordinadora de Movimientos Sociales (CMS). Si bien, en el caso de Ecuador, el Partido
Socialista Popular (PSP) se disolvió, los movimientos sociales en el país tuvieron un gran
carácter de izquierda, debido a que tenían “objetivos políticos anti-privatización (…),
anti-neoliberalismo (…), anti-FMI y anti-Banco Mundial”10. Además, el mismo hecho de no
poseer apoyo de algún partido político, significó que este movimiento social, o como lo
plantea Borja, movimientismo social, pasara al movimientismo político, por lo que se
apuntaba directamente a la institucionalidad. Los movimientos sociales de Ecuador tienen y
reivindican su discurso étnico antes las presiones globales como también buscan re-
apropiarse de lo público y lo político enajenado por la desposesión , de manera que el indio
busca y logra posicionarse en el centro del conflicto social apuntando a los distintos ataques
de la globalización y el neoliberalismo interpelando al Estado. Siendo este último quien
propicia toda la injusticia social, finalmente, lograron solicitar un plebiscito en 1995 contra
las privatizaciones del seguro social entre otras propuestas siendo el antecedente para la
creación del movimiento de unidad plurinacional Pachakutik - Nuevo país, nueva estructura
política multiétnica que llevara la organización social y a la implementación de la justicia
social11
Otro caso relevante en torno a las movilizaciones sociales, es el de Bolivia, donde el
conflicto social por los bienes comunes, particularmente centrado alrededor de los
hidrocarburos12 va a simbolizar una nueva panorámica en torno a políticas nacionales, de las
cuales se van a desprender diversos conflictos como la conocida “Guerra del Gas” y la
“Guerra del agua”, siendo este último uno de gran relevancia debido a que la escasez del agua
va a ser un tópico frecuente en los últimos años, marcando una dinámica de apropiación y
control militar de los recursos hídricos pareciera desprenderse como consecuencia de la
lógica actual de mercantilización y apropiación privada de dicho recurso13, ya que sería
tomado como el “oro azul” en una conceptualización relacionada a la privatización de ésta.

10
Borja, R. Los Movimientos Sociales en los 80 y 90: L incidencia de las ONG, la Iglesia y la
Izquierda. 2011.pág. 165
11
Corbellini, L. Los movimientos sociales en Latinoamérica en la década de los noventa: Los casos de
Argentina, Bolivia y Ecuador. Buenos Aires, Tandil. 2005, Pág.91
12
Seoane, J. Movimientos sociales y recursos naturales en América Latina: resistencias al
neoliberalismo,configuración de alternativas. .2006.Pág,98
13
Seoane, J. Movimientos sociales y recursos naturales en América Latina: resistencias al
neoliberalismo,configuración de alternativas.2006. Pág,98

5
Tomando entonces lo anterior en cuenta, es que dichas manifestaciones van a simbolizar, tal
como menciona Seoane, centros de lucha política que van a reunir diversos sectores sociales.
Y será en este sentido, que las protestas ante los cambios movilizados por la neoliberalización
de los países de la región, va a dar paso a diversas organizaciones y protestas sociales que
frustraron las tentativas de privatización del servicio y las fuentes de agua (por ejemplo) de
la región y marcó el reinicio de una nueva fase de protesta y movilización social
antineoliberal14. Entonces, a partir de lo anterior, es que este caso representa un ejemplo
importante en torno a las movilizaciones sociales ante la contingencia, debido a que la
organización político-social será el centro y foco a partir de un descontento común, no solo a
nivel local, sino que a nivel nacional. A partir del que se van a generar diversas demandas,
llegando incluso a la exigencia de renuncia del presidente de turno. Por lo tanto, deja a la luz
que ante un elemento que genere descontento puede condensar demandas y luchas históricas
como una lucha social conjunta, donde se puede apreciar la unión con las demandas de
comunidades indígenas que luchan por la protección de los recursos naturales.

El último caso guarda relación con el movimiento de los Trabajadores Rurales Sin
Tierra (MST), el que corresponde a uno de los movimientos sociales agrarios con mayor
trayectoria en Brasil gracias a su capacidad de agrupar diversas organizaciones en pos de
luchar por el respeto a la propiedad agraria popular. Su origen se remonta al proceso de
transición a la democracia posterior a la dictadura militar que se había instalado en la década
de 1960, así, los autores mencionan que se articulan tres vertientes ideológicas: ​pastoral
católica, sindicalismo combativo y luchadores sociales15 a​ rticulando así un movimiento con
pensadores de distintas áreas donde su principal fin es proteger las pequeñas zonas de cultivo
en su mayoría de administración rural familiar y expropiar las ‘tierras improductivas’ para
aumentar y fomentar la labor agraria popular. Así, el MST ha generado, por ejemplo,
campamentos con tasas de arriendo proporcionales a los recursos de las familias y también un
nuevo tipo de educación centrada en la justicia social y la labor que presenta el aprendizaje
con fines sociales para las comunidades agrarias. El aporte que nos entrega sobre este tema el
texto se complementa a Bengoa, considerando que el MST presenta una agrupación

14
Seoane, J.Movimientos sociales y recursos naturales en América Latina: resistencias al
neoliberalismo,configuración de alternativas.2006. Pág,98
15
Chaguaceda, A; Brancaleone, C. El movimiento de los trabajadores rurales sin tierra (MST) hoy,
desafíos de la izquierda social brasileña. p.265

6
encargada de mantener la labor agraria popular, y por lo tanto protege una porción de la
población importante para la identidad cultural de Brasil mediante sus campamentos,
proyectos y educación popular. Sin embargo, los autores responsabilizan el agronegocio de
tipo monocultivo exportador, mucho de cuyos emprendimientos son integrados o dirigidos
por capitales transnacionales16 como parte no solo de las problemáticas ambientales que
existen en Latinoamérica sino también en torno a la justicia social por los niveles de dominio
de la tierra que usualmente son administrados por empresas extranjeras, lo que implica una
problemática mayor en torno al daño ambiental, donde las campañas se han centrado en
responsabilizar al consumidor mediante temas como el reciclaje, desviando la atención del
nivel de daño que generan por ejemplo los desechos fabriles.
Debido al nivel de influencia y trayectoria histórica que ha tenido el movimiento, con
el gobierno de Lula da Silva, existió una fuerte presencia del MST en el Ministerio encargado
del negocio agrario, lo cual denota la importancia que le entrega la sociedad a la presencia y
labor del MST. Sin embargo, existe una situación que los autores definen como paradójica
donde se presentan dos ministerios centrados, uno en la actividad agraria familiar-popular
(Ministerio del Desarrollo Agrario) y, otro centrado en el agronegocio la presentación
capitalista-empresarial (Ministerio de la Agricultura, Pecuaria y Pesca); tal situación permite
visibilizar en primer lugar la institucionalización de organización popular que presenta el
MST lo cual para los autores se relaciona con el proceso de cooptación, de domesticación, o
de “silenciamiento estratégico​”17 r​ elacionándose a una forma de minimizar la labor disruptiva
que representa el MST para las tendencias conservadoras de la política. En segundo lugar,
que el Movimiento está pasando por un período de poner a la prueba la viabilidad de su
proyecto de reforma agraria popular18, centrándose más en la consolidación de la
organización y su funcionamiento.
En síntesis, el caso ecuatoriano va a evidenciar cómo responde la sociedad al modelo
neoliberal en conjunto a la globalización levantando una organización que considera la
particularidad étnica posicionándose en el centro para dialogar con el Estado como también
articular las formas de manifestación y los ámbitos de lucha. En segundo lugar, el caso

16
Chaguaceda, A; Brancaleone, C. El movimiento de los trabajadores rurales sin tierra (MST) hoy,
desafíos de la izquierda social brasileña. p.270
17
Chaguaceda, A; Brancaleone, C. El movimiento de los trabajadores rurales sin tierra (MST) hoy,
desafíos de la izquierda social brasileña. P. 271
18
Chaguaceda, A; Brancaleone, C. El movimiento de los trabajadores rurales sin tierra (MST) hoy,
desafíos de la izquierda social brasileña. P.271

7
boliviano va a representar una simbiosis entre procesos de lucha, por lado, históricos desde
una dimensión indígena y su vínculo con la tierra y la naturaleza; y, por otro lado, con la
lucha que nace a partir de la neoliberalización de los espacios. A partir de esto, es que se
desprende su importancia en la medida que dichas organizaciones frustren lo que los nuevos
modelos económicos y políticos, como el neoliberalismo, buscan llevar a cabo en las diversas
esferas de la sociedad. Por lo tanto, esta cohesión entre diferentes sectores sociales va a
representar una contra respuesta a todo aquello que fuerce el cambio en una lógica de, como
diría Harvey, acumulación por desposesión. En tercer lugar, el caso de Brasil presenta la
coyuntura que ha existido del movimiento social del MST, como un organismo de lucha
constante que logró instalarse en la concepción cultural de las zonas rurales de Brasil, que a
pesar de instalar una forma de educación y conciencia en torno a la labor agraria popular
complementada con las nuevas tecnologías, además de la conciencia ecológica se destaca la
noción de ​revolución pasiva que ha sido una herramienta gubernamental desde el gobierno de
Lula para reconocer el MST junto con el agronegocio, limitando la acción social del
movimiento social agrario.
En este sentido, al volver a los cuestionamientos planteados en un inicio, es decir,
¿cuáles son las problemáticas que generó la globalización y el neoliberalismo en las
distintas sociedades latinoamericanas y cómo estas respondieron?¿Lograron ganar algo?
¿Transformaron, cambiaron o fueron reconocidas? Es que cabe señalar que entre las
problemáticas que la globalización y la neoliberalización trajeron consigo a las diversas
sociedades latinoamericanas responden a acumulación por desposesión en el sentido de que
buscarán apropiarse de aquellos elementos y aquellas dimensiones que han sido relevantes
históricamente para las sociedades, ya sea desde las comunidades indígenas, o bien, para las
redes político sociales que se fueron formando a partir de los procesos de ruptura y
reencantamiento con la cultura local y nacional. No obstante, si bien se puede observar una
penetración capitalista en torno a los diferentes aspectos como se ve en la “Guerra del Agua”
y la “Guerra del Gas” en Bolivia, o en lo que significa el MST en Brasil, es que las
sociedades no se dejaron seducir por estos cambios de apariencia de progreso y alzará la voz
desde diversos puntos y focos de la sociedad pero de forma conjunta.
En consiguiente, se hace imperante responder la siguiente interrogante: ​¿somos la
primera generación en manifestar descontento y anhelos de cambio al sistema neoliberal,
específicamente por la acumulación por desposesión? ​Pues en la actualidad evidentemente

8
no somos la primera generación en manifestar un descontento frente a aquellos aires de
modernización y progreso que han existido históricamente desde hace mucho, pero que ahora
van de la mano con el neoliberalismo. No obstante, que no seamos la primera generación que
haga frente a aquel fantasma, no significa que esto no suceda. Y es por esta misma razón que
debemos preguntarnos qué es lo que pasa que hasta el día de hoy se pasan a llevar derechos
como la educación, la salud o el acceso a diversos elementos necesarios para la vida. Pero no
solo eso, sino que también el hecho de porqué estas organizaciones sociales deben llevar a
cabo extensos procesos y luchas para lograr conseguir una pausa en la mercantilización de lo
que les pertenece, más no necesariamente una frustración de estos.
Finalmente, podemos destacar que el descontento y los movimientos sociales de los
años 90 no se han desgastado o perdido importancia en la historia, sino que a medida que las
sociedades progresan y los ideales de expresión y libertades se agudizan (tomando en cuenta
los escenarios post dictaduras en la región) toman protagonismo diversas luchas que exigen
con mayor fuerza un cambio a medida que se visibilizan las contradicciones del capitalismo o
el sistema neoliberal. Así, podemos concluir que los movimientos sociales están pasando por
una transición en su forma de presentar la relevancia que compete su lucha, lo cual puede, por
un lado, dividir las voluntades de quienes se abanderan por mejorar la sociedad que existe
actualmente; o bien, por otro lado, generar una cohesión y fuerte sentimiento por la justicia
social y las necesidades de una sociedad que avanza.

Bibliografía:
● BENGOA, José: “Emergencia indígena en América Latina.”, 2004.
● CORBELLINI, L. “Los movimientos sociales en Latinoamérica en la década de los
noventa: Los casos de Argentina, Bolivia y Ecuador. Buenos Aires”.Tandil. 2005

● HARVEY, David:. “El Nuevo Imperialismo.” Madrid. Akal, 2004


● SEOANE, José: “Movimientos sociales y recursos naturales en América Latina:
resistencias al neoliberalismo, configuración de alternativas” Brasilia, Brasil, 2006.
● BIDAURRATZAGA, Eduardo: “Consenso de Washington”, Observatorio de
Multinacionales en América Latina, 2012.

9
● BORJA, Raúl: “Los Movimientos Sociales en los 80 y 90: L incidencia de las ONG,
la Iglesia y la Izquierda.”, Quito, Ecuador, 2011.
● BRANCALEONE, A. CHAGUACEDA, C: “El Movimiento de los Trabajadores
Rurales Sin Tierra (MST) hoy: Desafíos de la izquierda social brasileña”,
Argumentos. Distrito Federal, México, 2010.

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