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“Estado de excepción”

1er /Brig Pinto Tejeda


CI: 29.525.194

Caracas, Mayo 2022


Estado de Excepción

El Estado de excepción en Venezuela es un mecanismo que, como su nombre sugiere, otorga poderes especiales al
Ejecutivo Nacional para afrontar situaciones fuera de lo común que afectan la paz o el bienestar de los ciudadanos y que
no son afrontables a través de los mecanismos normales.
Estos poderes podrán utilizarse estrictamente para ese fin y una vez logrado el objetivo se extinguen.
El rasgo más característico de estas atribuciones es que acarrean la posibilidad de limitar o restringir el ejercicio de
algunos derechos temporalmente.
La finalidad de un estado de excepción es enfrentar una situación grave y extraordinaria que perturba a las instituciones
del Estado o a los ciudadanos, a través de acciones determinadas e idóneas con las que se pretende poner fin al hecho
lesivo y que, en definitiva, se traducen en un aumento del poder del Ejecutivo Nacional que, por un tiempo dado, podrá
restringir garantías y actuar con mayores libertades sin que por ello deje de estar sujeto a controles o quede exento de
responsabilidad. En pocas palabras: la finalidad no será otra que “el pronto restablecimiento de la normalidad” al
“solucionar una forma de provisionalidad alteradora del orden público”.
Todos los decretos de excepción analizados comparten el mismo objetivo: “que el Ejecutivo Nacional adopte las medidas
urgentes, contundentes, excepcionales y necesarias, para asegurar a la población el disfrute pleno de sus derechos,
preservar el orden interno, el acceso oportuno a bienes, servicios, alimentos, medicinas y otros productos esenciales para
la vida”.
¿Cuánto tipos de estados de excepción existen?
De acuerdo con la Constitución vigente existen 4 tipos de estado de excepción (Art. 338):
- Estado de alarma:
Está vinculado con la ocurrencia de “catástrofes, calamidades públicas u otros acontecimientos similares que pongan
seriamente en peligro la seguridad de la Nación o de sus ciudadanos y ciudadanas”.
De acuerdo con el diccionario, una catástrofe es un “Suceso que produce gran destrucción o daño” y una calamidad es
una “Desgracia o infortunio que alcanza a muchas personas”, ambos son eventos vinculados a causas naturales
(terremotos o huracanes) o accidentes de gran alcance en cuanto al daño material que pueden producir (por ejemplo, un
incendio).
Duración máxima: 30 días prorrogables por otros 30 días más.

- Estado de emergencia económica:


Puede invocarse cuando “se susciten circunstancias económicas extraordinarias que afecten gravemente la vida
económica de la Nación” por lo que se entiende que las causas deben estar relacionadas con esta materia. Lo dicho,
aunque resulta obvio debe resaltarse, pues es muy común que existan elementos que influyan en la economía y que
estos se generen fuera del país, con lo cual quedaría fueran del alcance del gobierno venezolano manejarlos a través de
un estado de excepción.
Un ejemplo lo tendríamos en el caso de que bajen los precios del petróleo en el mercado internacional, por lo que en tal
situación, ese hecho, en sí mismo, no sería susceptible de generar un estado de excepción ya que este sería inútil para
cambiar la situación de los precios. De modo entonces que no todos los factores que alteren la economía de un país son
causa suficiente para dictar un estado de emergencia económica. Esto es fundamental porque el estado de excepción
debe ser útil pues de lo contrario no tienen sentido.
Duración máxima: 60 días prorrogables por otros 60 días.
- Estado de conmoción interior y el de conmoción exterior:
Aunque el estado de conmoción interior y el de conmoción exterior son tipos diferentes, la Constitución los trata de igual
manera en cuanto a sus efectos y duración. Ambos pueden decretarse en caso de conflicto interno o externo “que ponga
seriamente en peligro la seguridad de la Nación, de sus ciudadanos y ciudadanas, o de sus instituciones”.
Recurriendo una vez más al diccionario, un conflicto es un “Combate, lucha, pelea” o “Enfrentamiento armado” por lo que
este tipo de estado de excepción exigiría la existencia o amenaza de un enfrentamiento violento de tal magnitud que
ponga en peligro la seguridad de los ciudadanos. En el caso de conmoción interior el ejemplo clásico sería un golpe de
estado.
Más complicado, es determinar las razones que puedan generar un estado de conmoción exterior, pues al tratarse de una
circunstancia que ocurre fuera de nuestras fronteras lo importante es que tenga incidencia en la seguridad de los
ciudadanos. Así, por ejemplo, la existencia de una guerra en un país fronterizo, si esto origina graves perturbaciones en
el nuestro, puede servir de justificación para tomar la decisión a favor de dictar un estado de excepción.
En este sentido, debemos hacer un comentario que es de general aplicación a todos los estados de excepción: los
mismos deben dictarse por situaciones evidentes, claras y tangibles, no por meras especulaciones sin razones tangibles
y transparentes que pongan de manifiesto la necesidad de decretar la excepción.
Así entonces, no pueden dictarse esta grave medida en base a suposiciones ni muchos menos justificarse en meras
sospechas. Al ser algo que afecta a todos, todos debemos estar de acuerdo en que la situación que la justifique es real y
evidente.
Duración máxima: 90 días prorrogables por otros 90.
Hemos de aclarar que aunque las causas y duración de cada tipo de estados de excepción son diferentes, las potestades
que asume el ejecutivo son las mismas de acuerdo con la Constitución, pero siempre atendiendo al principio democrático,
es decir, que las medidas que se tomen sirvan para la preservación de la democracia, no para eliminarla o debilitarla.
Estados de excepción decretados:
En 2015
Durante el año 2015 se emitieron 8 decretos de estado de excepción del tipo “emergencia económica” en el país. Dichos
decretos limitaron los derechos a la inviolabilidad del hogar, inviolabilidad de las comunicaciones privadas, libre tránsito,
reunión, manifestación pacífica y libre actividad económica en 26 municipios de los 4 estados que tienen frontera con
Colombia.
En 2016
En el año 2016 se dictaron varios decretos de estado de excepción, también por emergencia económica pero esta vez a
nivel nacional. En primer lugar, la prórroga del estado de excepción ya decretado en el municipio Atures del estado
Amazonas. Luego 3 decretos del tipo “emergencia económica” (13 de enero, 13 de mayo y 13 de septiembre de 2016),
todos con su respectiva prórroga.
En 2017
Durante este ejercicio, a pesar de que la situación económica se ha agravado de forma considerable, el Ejecutivo dictó un
nuevo Estado de Excepción y Emergencia Económica mediante el Decreto 2.667, publicado en Gaceta Oficial Nº 41.074
de fecha 13 de enero de 2017.
En 2018
Este año inició como los dos previos, con el presidente de la República emitiendo una nueva disposición para ampliar el
lapso del estado de excepción y emergencia económica. El décimo tercer Decreto correspondió al N° 3.239 del 9 de
enero de 2018, al cual le siguió su respectiva prórroga (9 de marzo), un nuevo decreto al término de esta (N° 3.413 del 10
de mayo) y su nueva extensión del 9 de julio.
Hasta esa fecha se habían emitido 9 decretos con 8 prórrogas (desde enero de 2016).
En 2019
Durante 2019 nada cambió. Se mantuvo el mismo esquema. Seis decretos en total fueron emitidos para mantener la
emergencia económica.
En 2020
El año de dos modalidades de Estados de excepción, la emergencia económica cumplía ya 4 años.
El estado de alarma decretado generó consenso en que había sido dictado de manera justificada ante la gravedad y el
riesgo para la salud de la población venezolana que representa la pandemia del COVID-19.
La finalidad de un estado de excepción es enfrentar una situación grave y extraordinaria que perturba a las instituciones
del Estado o a los ciudadanos, a través de acciones determinadas e idóneas con las que se pretende poner fin al hecho
lesivo y que, en definitiva, se traducen en un aumento del poder del Ejecutivo Nacional que, por un tiempo dado, podrá
restringir garantías y actuar con mayores libertades sin que por ello deje de estar sujeto a controles o quede exento de
responsabilidad. En pocas palabras: la finalidad no será otra que “el pronto restablecimiento de la normalidad” al
“solucionar una forma de provisionalidad alteradora del orden público”.

Con base en el artículo 337 de la CRBV, los estados de excepción podrían definirse como un mecanismo previsto en la
Carta Magna para la protección del orden constitucional que, frente a una circunstancia fáctica determinada sea de orden
social, económico, político, natural o ecológico que por su gravedad hace insuficiente al ordenamiento jurídico ordinario,
faculta al Presidente de la República para dictar en Consejo de Ministros los actos que sean estrictamente necesarios
para lograr una respuesta oportuna que ponga fin a la crisis o la haga manejable pudiendo inclusive este mandatario
restringir determinadas garantías, siempre que su actuar, en todo momento, respete los principios que rigen al régimen
de excepción, al Estado de Derecho y esté fundamentado en una emergencia cierta. Esta definición se compaginaría con
los dichos de la doctrina en la materia que catalogan estos estados como “una respuesta jurídica a fenómenos naturales
o acontecimientos políticos, sociales o económicos extraordinarios” a través de la cual se procura “el pronto
restablecimiento de la normalidad”; por lo que, por el tiempo que dure la medida, el Poder Ejecutivo contaría con poderes
excepcionales que le facultan para dictar actos y correctivos que tiendan a dicho restablecimiento pudiendo incluso limitar
el ejercicio de determinados derechos al restringir sus garantías. Lo anterior, teniendo presente la advertencia formulada
por García-Pelayo para quien, aunque “toda normatividad supone una normalidad” pues “no hay norma aplicable a un
caos”, y “la posibilidad de la vigencia del Derecho está condicionada por una situación social estable, es decir, por una
situación en la que se dan los supuestos sobre los que se edificó la normatividad jurídica en cuestión”, ya que si ello no
ocurre nos encontraríamos ante un “caso excepcional al que, por su misma naturaleza, no se le puede aplicar la norma
general”, tal excepcionalidad no puede ser equiparada a una ausencia de Derecho; motivo por el cual, a fin de evitar que
producto de la emergencia se tomen medidas que contraríen el marco jurídico, “el Estado de Derecho lleva en su propia
dialéctica la necesidad de un derecho excepcional, es decir, prever la excepción y normativizar la misma excepción”,
concluyendo el autor que la excepción “debe encuadrarse en el marco y en los términos de la ley”. En otras palabras: el
derecho de excepción no equivale a negar la existencia y vigencia del Estado de Derecho, pues el primero se entiende
como parte integrante del segundo (una relación continente contenido, si se quiere) para lograr lo que la doctrina
denomina la “vuelta ordenada” a la racionalización del Poder.

- Por qué, cuándo y para qué actúa el cuerpo militar en un estado de excepción.

El cuerpo militar en un estado de excepción actúa cuando se produzca o amenace producirse una insurrección o acto de
fuerza, siempre y cuando no pueda resolverse por otros medios, por tanto, la misión de la FANB aparecen
normativamente vinculadas, de manera directa y en principio exclusiva, a la más grave de las denominadas “situaciones
de crisis” reguladas en nuestro ordenamiento, en el sentido de que sólo el ataque violento, o la simple amenaza de tal, a
los valores o principios esenciales al ser mismo del Estado son susceptibles de desencadenar la intervención del cuerpo
militar, con la finalidad de proteger y garantizar la seguridad, soberanía, independencia, integridad de toda la ciudadanía y
territorio nacional.

- Cuál sería la actitud de la sociedad médica ante un estado de excepción.


“la salud es un derecho humano fundamental e indispensable para el ejercicio de los demás derechos humanos. Todo ser
humano tiene derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud que le permita vivir dignamente.”
Recordemos que en fecha 17-03-2020 circuló la Gaceta Oficial (en lo sucesivo, G.O.) N° 6.519 extraordinario de fecha 13
de marzo de 2020, contentiva del Decreto N° 4.160 de la misma fecha por medio del cual quien dice ser Presidente de la
República declaró el estado de alarma en todo el territorio nacional, “dadas las circunstancias de orden social que ponen
gravemente en riesgo la salud pública y la seguridad de los ciudadanos y habitantes de la República, en tal sentido la
sociedad venezolana de médicos adopto las medidas urgentes, efectivas y necesarias, de protección y preservación de la
salud de la población venezolana, a fin de mitigar y erradicar los riesgos de epidemia relacionados con el coronavirus
(COVID-19) y sus posibles cepas, garantizando la atención oportuna, eficaz y eficiente de los casos que se originaran”,
con la finalidad de proteger y garantizar los derechos a la vida, la salud, la alimentación, la seguridad”, dado que “en el
territorio de la República, debía cumplir con las medidas y protocolos de prevención implementados tempranamente por
las autoridades sanitarias nacionales, al confirmarse la existencia de Covid 19”.

- ¿Por cuales razones pudiera considerarse como un factor vital para el militar profesional el dominio de todo el
contenido de la asignatura Seguridad, Defensa y Desarrollo Integral?

Toda profesión se basa, predominantemente en conocimientos y técnicas intelectuales para la realización del servicio
que presta. La vocación militar específicamente nos remite a la etimología de la palabra militar, de miles, es decir uno
entre mil, llamado a armarse para la defensa de su patria. Por esta razón, es necesario conocer y dominar a cabalidad los
contenidos de las asignaturas pertenecientes al pensum para la de la profesión elegida, para de esta manera disponer de
hombres y mujeres preparados para conducir un ejército estructuralmente redimensionado, ágil y flexible en grado de
afrontar las actuales diversificadas situaciones operativas, en un contexto altamente tecnológico y con relaciones
siempre más directas y abiertas con el mundo socio- cultural circundante constituyente para el ejército un objetivo de
notable importancia.
Se impone así, necesariamente la exigencia de formar un oficial con conocimientos consolidados en seguridad, defensa
y desarrollo de manera integral para obtener las capacidades necesarias y el espíritu militar, racional y voluntario al
servicio de la nación.
El militar debe formarse para enfrentar las modernas del accionar militar requiriendo tener conocimientos profundos y
fundamentados a partir del amplio dominio del planteamiento de la organización, control y dirección, requiere además
altos grados de creatividad e imaginación para poder resolver situaciones variadas que se presenten en su escenario
como profesional.

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