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La educación en el Imperio Incaico

Fuente 1
La educación en el Incario
En el Imperio incaico no existían escuelas generalizadas. Los bienes culturales fundamentales
eran transmitidos en la familia y en la comunidad de modo natural. Un tipo de educación superior
debió impartirse en el Cuzco, en el llamado “Yachayhuasi” o casa del saber. Su acceso estaba
restringido a la joven nobleza imperial...del sexo femenino, sólo las escogidas o “aclias” recibían
instrucción sistemática (Kauffmann, 1963). El Amauta era el “verdadero científico”, profesional
del conocimiento, director de la investigación y de la acción. El no sólo era dueño del acervo de
verdades que se conservaba en la comunidad y se transmitía, como una herencia cultural, de
unas generaciones a otras...era también inventor, creador (Valcárcel 1943).
El desarrollo del imperio incaico no solo se debió a la importancia de la educación sino también
a la ética, (“no robarás, no mentirás, no seas perezoso”). Podemos ver, como el intelecto, el
trabajo y la ética fueron elementos indispensables para el notable desarrollo de uno de los
mayores imperios en el mundo antiguo. Sin embargo, existía una diferenciación de clases
beneficiando a las clases nobles.

Romero, A. (2016) Breve historia de la educación en el Perú. Revista Apuntes universitarios.


Volumen VI. Número 2. Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/4676/467647511008.pdf

Fuente 2
Educación oral
(…) Dentro de esas agrupaciones sociales los conocimientos – leyendas sobre sus antepasados,
técnicas de quehaceres especiales, recomendaciones en torno a la vida familiar – se transmitían
oralmente, bajo la conducción de ciertos guardianes de la memoria colectiva. Una educación de
tipo formal sólo estaba reservada a los hijos de la nobleza, que marchaban al Cusco para
instruirse con los amautas en historia, lengua, religión y correspondía así mismo a las acllas o
vírgenes escogidas (que si podían ser plebeyas), las cuales eran llevadas a conventos donde
aprendían a hilar, tejer, cocinar y preparar chicha, entre otras habilidades.
Conforme es sabido, los quipus eran los instrumentos usados de preferencia para registrar datos
importantes: en los nudos de sus cuerdas multicolores se anotaba el número de objetos
guardados en los depósitos, los personajes de la genealogía, los hechos de los poemas
narrativos y un sinfín de otras noticias. Eran objetos manejados por unos oficiales entrenados
desde su juventud en la conservación de tales datos.

Hampe, T. (2005). Compendio histórico del Perú. Tomo I. La caída del imperio inca y el
surgimiento de la colonia. Editorial Milla Batres. Lima.p.15
Fuente 3
Saberes prioritarios en la educación Inca
La tierra fue el fundamento de la existencia y organización de los Incas. Los contenidos de la
educación hacían especial referencia a su cuidado y adecuado aprovechamiento, esto en el
plano práctico, ético y ritual - religioso. Por ello, entre los conocimientos más valorados, además
de la formación para el buen gobierno, la filosofía, la religión y la instrucción militar estaba la
agricultura.
Las actividades prácticas como la agricultura fueron importantes por esa propensión de los
moradores del Tawantinsuyu hacia los hechos y tareas concretas. En este sentido, los contenidos
de la educación natural como institucional estaban en una relación intrínseca con la vida práctica
y bienestar de los sujetos. Los Incas aplicaron una pedagogía orientada a formar a la gente desde
la experiencia y no desde una teoría previa.
La ciencia, las normas y los saberes en general eran aprendidos en un plano activo, a nadie se
le permitía la pasividad, todo sujeto tenía que dar ejemplo con su labor, por más insignificante
que este fuera. Así, en el Tawantinsuyu el proceso pedagógico descansaba sobre todo en la
imitación de los buenos ejemplos, actitud que elevaba la responsabilidad de los maestros,
quienes a decir de Valcárcel, se constituían "en normal arquetipo que, al ser imitado, forja la
personalidad de nuevas generaciones en función de típicos aspectos tradicionales".
Las autoridades incluyendo al soberano Inca no se libraban de su responsabilidad de ser dignos
de imitación, en caso contrario el castigo también valía para ellos. En el caso delinca, su
incapacidad, desidia o mal gobierno era juzgado después de su muerte. Se cuenta que se
reunían los Amautas y repasaban las acciones y obras del Inca, si este era sentenciado como
malo o incapaz su memoria era borrada para siempre de la tradición oral y en caso contrario, al
Inca bueno se lo vivificaba en leyendas y poemas épicos que se transmitían de generación en
generación.
Vargas, G. (2001). Memorias de los andes. Notas sobre la educación en la cultura Inca.
Sarmiento. Número 5. pp. 45 -64. Recuperado de https://core.ac.uk/download/pdf/61901819.pdf

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