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Existen muchos alimentos capaces de poner en marcha toda la cadena

inflamatoria. Son alimentos que inflaman.

Existen varios mecanismos a través de los cuales la dieta influye en la


inflamación: la oxidación, el índice glucémico y la presencia de componentes
específicos en la alimentación que favorecen o reducen la inflamación.

Oxidación: los alimentos tienen


efectos pro-oxidantes y anti-
oxidantes:
La oxidación es una reacción química por la que un compuesto altamente
reactivo cede electrones para combinarse con otro compuesto con el objetivo
de ayudarnos a combatir sustancias tóxicas o a defendernos de una infección,
pero que en exceso también puede provocar una inflamación significativa y
causar daños internos o favorecer el envejecimiento.

Los alimentos de alto índice glucémico, las grasas trans o parcialmente


hidrogenadas, y los aceites vegetales quemados o los alimentos tostados o
asados en barbacoa son alimentos pro-inflamatorios, que dan lugar a la
producción de estos compuestos altamente reactivos.

Son alimentos proinflamatorios los de elevado índice glucémico, los ricos en


grasas trans y los aceites vegetales quemados, entre otros.

Una dieta con escasa (o mejor todavía, nula) presencia de esos alimentos
(alimentos de alto índice glucémico y grasas trans) y con una mezcla variada
de alimentos ricos en antioxidantes puede protegernos frente a las lesiones
inducidas por los radicales libres. Y esto se traduce en una dieta rica en colores
que vienen dados por los pigmentos antioxidantes de los alimentos:

El licopeno del rojo del tomate, la sandía o las fresas.

Los carotenoides naranjas de la zanahoria, las naranjas, la calabaza o el


boniato.

La luteína de las manzanas.

La clorofila del color verde de las espinacas, la lechuga, los guisantes, las
alcachofas o el brécol.

Y las antocianinas del color morado de las moras o los arándanos.


También son antioxidantes los alimentos ricos en selenio, presente en los
cereales integrales, el pescado, las legumbres y los frutos secos.

Índice glucémico:
Otro mecanismo por el que la dieta repercute en el nivel de inflamación del
organismo es el efecto en los niveles de insulina y glucosa. Existe una
estrecha correlación entre una carga glucémica elevada y el aumento en las
concentraciones de uno de los marcadores de inflamación, la proteína C
reactiva (PCR). Un buen ejemplo de esto es la constatación de que las
personas con diabetes mellitus tipo 2 normalmente tienen una elevación de
marcadores de la inflamación en sangre previo al desarrollo de la
enfermedad. Aquí tenéis un artículo completo sobre la importancia del índice
glucémico.

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