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Conocer bien la microbiota intestinal es determinante para esclarecer el papel que tienen
las alteraciones que ocurren a este nivel con la aparición de ciertas enfermedades. Son
múltiples las enfermedades que tienen su origen, en gran parte, en la existencia de un
trastorno de la microbiota intestinal 3, como es el caso de la diarrea infecciosa o la
asociada al empleo de antibióticos, las complicaciones sépticas (fracaso orgánico
multisistémico, diverticulitis, apendicitis, etc.), algunas alteraciones de la función
intestinal (estreñimiento, síndrome de intestino irritable, etc.), la obesidad, la diabetes
tipo 2, el síndrome metabólico, la atopia, las enfermedades autoinmunes, entre ellas, la
enfermedad celíaca, o el cáncer de colon.
A continuación se revisan las principales enfermedades gastrointestinales pediátricas
que tienen una relación más evidente con la microbiota gastrointestinal. Entre ellas se
incluyen la infección por Helicobacter pylori, la enterocolitis necrosante, la enfermedad
inflamatoria intestinal, la enfermedad celíaca y la diarrea aguda.
Enfermedad celíaca
Los estudios llevados a cabo en los últimos años han objetivado una prevalencia de EC
de 1:100, con un rango entre 0,5 y 2%. La enfermedad afecta tanto a niños como a
adultos y la relación mujer/varón es de 2/1.
Diarrea aguda
Los agentes etiológicos más comunes son Rotavirus y, entre las bacterias, el
Campylobacter, seguido por Salmonella. Los parásitos tales como Giardia lamblia y
Crystosporidium son una causa rara de diarrea en niños sanos. Los agentes etiológicos
principales pueden cambiar con la edad del niño: en menores de un año predominan
Rotavirus, Norovirus, Adenovirus y Salmonella. Entre 1 y 4 años predominan los
mismos agentes, más Campylobacter y Yersinia. En niños mayores de 5 años,
Campylobacter, Salmonella y Rotavirus. También es frecuente la diarrea asociada a la
administración de antibióticos, con una incidencia de hasta el 30%35.
Enterocolitis necrosante
Más del 50% de la población mundial está infectada por Helicobacter pylori (H. pylori),
entre un 30 y un 40% en países desarrollados y más del 80% en los países en vías de
desarrollo. Entre los menores de 20 años, su prevalencia es de alrededor del 80% en
países en vías de desarrollo, mayor que en países desarrollados. La variación en la
prevalencia se asocia a factores sociodemográficos, especialmente situaciones de bajo
nivel socioeconómico5.
Los prebióticos, como los fructanos de tipo inulínico, se ha visto que mejoran las
funciones metabólicas de la flora comensal. Datos clínicos y experimentales indican que
mejoran la barrera mucosa digestiva y modulan las funciones tróficas de la flora. Los
prebióticos también podrían ayudar a prevenir las enfermedades inflamatorias del
intestino .
Parece que la justificación del uso de los simbióticos, es decir, de los productos
resultantes de la combinación de probióticos y prebióticos, se basa en observaciones que
muestran que la mejoría de la supervivencia de las bacterias probióticas durante el
tránsito por el tracto digestivo supe-rior. La implantación más eficiente en el colon y el
efecto estimulante del crecimiento de los probióticos y la flora bacteriana intestinal
contribuyen a mantener la homeostasis intestinal y la salud del organismo. Los
japoneses introdujeron el término "alimentos funcionales", y en Europa se está usando
el de "alimentos nuevos o novedosos". Indica que ciertos componentes podrían
contribuir a reducir la presión arterial o los niveles de colesterol mediante el uso de
fitoesteroles. Sin embargo, no existen datos referentes al uso de estos nutrientes en el
tratamiento de la EII.
A pesar de los efectos terapéuticos y profilácticos de los probióticos, estos siguen sin
formar parte del tratamiento habitual de las enfermedades inflamatorias del intestino o
de los trastornos de la motilidad del tubo digestivo. En la colitis ulcerosa, la inflamación
queda limitada a la mucosa y la submucosa del colon; el síntoma de presentación más
frecuente es la diarrea sanguinolenta. En la enfermedad de Crohn, la inflamación puede
afectar a la pared intestinal y cualquier parte del tubo digestivo. Es característico que las
zonas de inflamación estén en continuidad con zonas de mucosa normal.
Una mezcla de varias cepas probióticas ha mostrado que ejerce efectos beneficiosos en
el tratamiento de la colitis ulcerosa leve (64-66), en el tratamiento de la reservoritis y el
mantenimiento de la remisión (67,68). Los estudios de pacientes con reservoritis en
remisión mediante PCR en tiempo real han mostrado que el VSL#3 aumenta el número
total de células bacterianas (p = 0,002) y modifica el espectro de bacterias en favor de
las especies ana-e-róbicas. Las bibliotecas de clones específicos de Lactobacilli y
Bifidobacteria mostraron que la riqueza y el espectro de estas bacterias se alteraban con
el tratamiento probiótico. Restablecer la integridad de una mucosa intestinal mediante
una flora intestinal "protectora" podría ser por tanto uno de los posibles mecanismos
que dan lugar a los efectos beneficiosos de las bacterias probióticas en las enfermedades
de la barrera intestinal del tubo digestivo inferior .
Bibliografía
Link.
https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1130-
01082007001100006
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http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1608-
89212018000300146#B21
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https://www.analesdepediatria.org/es-microbiota-enfermedades-gastrointestinales-
articulo-S1695403315003598