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Pandemia en el Sur y el porvenir de una ilusión

Javier Lifschitz

En un texto de estos años pandémicos, de particular sensibilidad, sobre la


finitud y el arte en el contexto de confinamiento, Diego Tatian decía:
“Quizá la recuperación de la mortalidad sea la ofrenda más preciosa a la
que podríamos aspirar luego de habernos sobrepuesto a la muerte que
hoy se abate sobre las personas y sobre el mundo”. En el repligue de la
intimidad de casas, dice, una lentitud, una suspensión y la posibilidad de
experimentar formas de extrañamiento con solo estar. La muerte simbolizada.

Y Tatian se refiere especialmente a la que nos captura al escuchar, en esos


momentos perdidos de las horas, la expresión popular de Liliana Herrero
que nos conduce algún lugar no cotidiano, o mejor, a la extrañeza en lo
cotidiano que la buena música provoca y que de forma casi
inevitablemente nos conduce a los soliloquios con la muerte y con los
muertos, lo universal y lo íntimo en la “armonía introspectiva” de una vieja
zamba:
El canto de Liliana Herrero obtiene su eficacia estética y política de
hacer con la música una conjetura sobre la espera de sentido que
encierra la vida humana, una conjetura sobre esos lugares de intimidad
remota cuyo hallazgo hace posible la experiencia de una gratitud por que
los seres sean quienes son. Los que están en torno, los que transitan el
tiempo junto a nosotros.

Aquí en el Sur hay muchos cantores populares, que hicieron a la muerte


hablar, canciones e interpretaciones que son legados y son marcas
culturales de la interrogación humana sobre la finitud que, como bien
observa Tatian, son dejadas por las generaciones justo antes de
desaparecer. Los legados del arte popular, esas huellas extraordinarias de
cultura y del desaparecer que retorna. A mí también me toca el gardeliano
Anclados en Paris (“quien sabe una noche me encare la muerte y chau
Buenos Aires, no te vuelva a ver”); En el Brasil, sambas como la A Morte de
um poeta (“Silencio, murió un poeta en la favela, en una vieja casucha sin
recubrimiento del techo. Se siente fragor de lágrimas en el lugar”) de la
cantora Alcione, “A Marrón” y a través de su voz de toda la garra y la
guerra de las favelas de Rio de Janeiro. Son alejamientos internos, la
muerte simbolizada desde el Sur y que también vienen de la literatura, el
poema, el cine. Como no pensar en Alejandra Pizarnick, sus poemas en los
bordes de lo decible: “No es muda la muerte. Escucho el canto de los
enlutados sellar las hendiduras del silencio” (1), que la periodista Maria
Seone cita en el epígrafe del libro “El Dictador”, sobre el siniestro general
Videla. La difícil simbolización del desaparecimiento, el asesinato de
compañeros y la tortura.
Toda una miríada de simbolizaciones sobre la muerte, en el cine, la
muerte nórdica del “Ultimo sello”, una película casi nuestra de tanto que
la veíamos en el cine Cosmos: una disputa, una partida de ajedrez con el
silencio de Dios, mientras deambulan también otras pestes, las pestes
medievales, las hordas de flagelantes y los guerreros que retornan del
frente de batalla (Martín Agudelo Ramírez).
Pero ahora la muerte es otra. En la pandemia no hay esas mediaciones
simbólicas, del arte, del juego trágico del que se intenta escapar. Es lo real
de una muerte a la que solo conseguimos hacer referencia con fragmentos
del discurso de la ciencia y restos de religión. Hablamos de vacunas, de la
falta de ellas, de tubos de oxígeno, de internaciones, de parientes y
amigos graves, de los que no pudimos velar, de la muerte de tanta gente
pobre, de laburantes, de los que contagian, de los que desmienten y de los
se confrontan cara a cara con lo que no tiene imagen, mucho menos un
rostro.

Hubo una muerte

Es nítida la relevancia y el reconocimiento que pasaron a tener, dentro del


campo político progresista, lecturas sobre lo político desde psicoanálisis.
No es la primera vez que se da esa configuración en la cultura, tanto en la
Argentina, como en el Brasil, y este retorno no podría dejar de no tener
sus singularidades, pero no vamos abordar esa cuestión. Lo que si nos
interesa puntuar es que en este retorno el psicoanálisis interpela, también
de modo singular, los modos de subjetivación de la política y en las
intervenciones en la escena pública por lo general no ocultan el hecho de
que el sujeto es (barrado), alienado y escindido por la muerte.
Estamos hablando de antes de la pandemia e dos textos, a mi modo ver
expresan bien ese colocarse del psicoanálisis en el espacio público, en la
arena, antes de la pandemia : “La soledad común”, de Jorge Aleman y
“Vidas Precarias” de Judith Batler.
Son textos que elijo pensando en los dos países. El primer autor, muy
presente en el debate cultural en el campo de la izquierda argentina, nos
situaba en cuanto sujetos de ese barramiento frente a la soledad, común,
de todos y de cada uno, como la cuestión a hacer resonar. La falta de
relación como la verdadera materia. Que debe ser distinguida, dice
Aleman, de la soledad en sus “figuras patéticas de aislamiento, el goce
autoerótico, el delirio yoico, la impotencia por salir de si mismo, la
obscenidad de la autoestima” (p.17) .
Habla si de una soledad perforada por la muerte, agujereada por el vacío,
intima, de cada sujeto, pero a la vez algo que tenemos en común, algo que
existe en el campo del Otro. Pero el texto no es de discusión de teoría
psicoanalítica o filosófica. Había una apuesta, y que de hecho fue
podríamos decir desfalcada por la pandemia, de que esa autopercepción
de la constitución solitaria que habitamos y que nos habita podría ser
fuente de subjetivación política, lo que implica construir lazo con el otro.
Una sujeto percibido de forma más “real”, para la transformación política,
para la emancipación:
O sea, una política pensada de forma no metafísica, atravesada por
la muerte: “Ya no se trata, entonces, de concebir los procesos
históricos a partir de sujetos universales, abstractos y constituidos
por una finalidad fundamental de antemano. Indagar ahora la
experiencia política implica revelar la estructura y la constitución del
sujeto que la soporta ( p. 8)

El libro de Judiht Butler, Vida precaria, se difundió mucho en el Brasil en


ámbitos culturales, universitarios y de movimientos sociales. Su
intervención política en ese texto, interpelando sobre la cuestión de
cuales son las vidas que importan y las que no importan en el capitalismo.
El movimiento negro en el Brasil, y los múltiplos colectivos negros inscribía
sus luchas, también antes de pandemia, en ese registro del cuerpo y de la
exclusión de las vidas negras importan. La autora también hablaba de una
nueva subjetividad política, nuestras vulnerabilidades, frente a la violencia
de la vida política, como una condición para constituir política y
comunidad de afectos. Comunidades políticas sobre la base los afectos
generados por la común vulnerabilidad en determinados sujetos políticos,
principalmente LGBTI, y negros. Es la común vulnerabilidad de los cuerpos,
de aquellos más expuestos a la violencia, las mujeres, minorías sexuales,
pero también se refería a los enfermos de SIDA, “porque “a pesar de no
ser de un mismo lugar o no compartir una misma historia podemos apelar
a un nosotros porque compartimos perdidas y ese lazo afectivo es un
posicionamiento político. Es la perdida lo que hace que nos podamos
reunir en un tenue nosotros que luego podrá convergir como lugar público
de afirmación:

Eso significa que en parte cada uno de nosotros se constituye


políticamente en virtud de la vulnerabilidad social de nuestros
cuerpos – como lugar de deseo y de vulnerabilidad física, como
lugar público de afirmación, expuestos a otros y susceptibles de
violencia a causa de esa exposición “ ( p. 46) .

La pérdida de compañeres, la violencia contra sus corpos es correlativa al


duelo, y su la elaboración colectiva también sería una forma de capturar lo
que consideraba ser el complejo sentido de una comunidad política. Un
duelo que produce preguntas, dice siguiendo a Freud, “quien soy yo sin el
otro”, “que parte de mi se pierde en el otro”, y constituiría así lazo
político. Por lo tanto, también en Butler se trataba de un sujeto (barrado) ,
aunque por otras barras, la de la violencia contra los cuerpos otros, contra
las sexualidades no normativas, que por su vez genera un nostrxs y nuevas
forma de narrarse como colectivo:

Tenemos la tendencia a narrar la historia del feminismo y del


movimiento lesbico/gay de modo tal que el punto de mayor éxtasis
aparece principalmente ligado a los años sesenta y a los setenta
hasta mediados de los ochenta. Pero tal vez el éxtasis sea más
persistente y siga estando con nosotrxs. “Ex - táctico” significa,
literalmente, estar afuera de uno mismo, y puede tener varios
sentidos: ser transportado por una pasión más allá de uno mismo,
pero también estar fuera de si de rabia o de dolor. Pienso que si
todavía puedo dirigirme a un “nosotros” o incluirme dentro de sus
términos, es porque estoy hablándoles a aquellos de nosotros que
están viviendo en cierto modo fuera de si, se trate pasión sexual, de
pena o de furia política (p.50)

En suma, restituir a la muerte simbólica la desposesión a la que nos


coloca, tan dramáticamente, los duelos vividos de los movimientos
sociales. Las innumerables pérdidas sufridas de compañerxs, como
lanzallamas, como también una vía de “aspiración normativa para la
acción política” (p.52). Pero tuvimos que retornar a nuestras casas en
cuarentena, sin más, aunque muchas de estas cuestiones continúen aun
resonando durante la pandemia, como esta, que cargaba el carácter
perentorio de los fenómenos globales: ¿Hay algo que podamos aprender
acerca de la distribución geopolítica de la vulnerabilidad social? (Butler,
55)

La muerte pandémica

Pero ahora ya se trata de otra cosa, la pandemia es otra muerte. No es la


muerte simbolizada. No es la muerte desde el arte. Lo que precisamos es
de urgencia, dice el neurocientsta brasilero Miguel Nicoldelis, que fue
responsable por el Comité Científico del Nordeste que asesoró las políticas
sanitarias de algunos estados para la pandemia:
Diferentemente da primeira onda (...) agora, tudo está explodindo
ao mesmo tempo. Isso significa que não tem medicação, não tem
como intubar, não vai dar para transferir de uma cidade para outra,
não vai ter como transferir para lugar nenhum. A consequência do
colapso de saúde é o colapso funerário.
https://oglobo.globo.com/sociedade/ha-grande-chance-de-um-colapso-
nacional-populacao-precisa-acordar-para-dimensao-da-nossa-tragedia-
diz-miguel-nicolelis-1-24900357

La situación en la argentina, pese a todo, no es muy diferente cuanto a la


proporción de muertes y los riesgos de colapsos do sistema sanitario. Dice
una autoridad en el campo de la terapia Intensiva:
Los periodistas y los políticos que llaman a resistir las medidas
dictadas por el Gobierno son auténticos criminales. El sistema va a
colapsar en pocos días y si se colapsa hay que prepararse para vivir
la situación de Brasil , donde los hospitales ya saturaron , falta
oxigeno y sedantes. Hasta los propios cementerios ya no tienen
lugar en los que enterrar a los fallecidos ….

(“Si colapsa el sisteam , vamos camino a Brasil”, pagina 12 20 de


Abril de 2021 )

Es lo real de la muerte, y de un virus, invisible, molecular, “traicionero”,


como me decía una alumna cuyas dos hermanas murieron de Covid. Que
amenaza poblaciones por su carácter transmisible y que solo puede ser
enfrentado con políticas de Estado articuladas y saberes monopólicos de
alta complejidad y mercantilizables, que son las vacunas. Es lo único que
permite inmunizarnos del virus, de ese pedazo de proteína, un resto, la
parte quebrada de una cadena molecular que se instala e infecta las
células de cualquier viviente. Un “enemigo” que no se ve y que exige
intervenciones del Estado en cuestiones y en proporciones que son
inéditas en la historia moderna mundial. Una fase del capitalismo em que
lo real se separó de la naturaleza, em que la pandemia trae lo real al
capitalismo y eso se manifiesta en la introducción de novas lógicas que no
cesan de inscribirse. Como observa Miquel Bassols (2020), la pandemia
introdujo ciertas topologías em el cotidiano de las sociedades capitalistas
que indica que “lo real ya no es más lo que era”.
Es la muerte colectiva, una muerte que no es sin todos, de muchas
personas al mismo tiempo y era cosa de un pasado remoto, medieval,
iconográficas de los frescos del siglo XV. En la provincia de Amazonia
personas murieron en los hospitales porque faltaba tubos de oxígeno,
muertes colectivas, por ahogo. No hay juego de ajedrez a ser sublimado
en la figura de una parca inteligente y sagaz.
Las diferencias en la situación política de Brasil y Argentina son grandes.
Los proyectos políticos de Bolsonaro y de Alberto son antagónicos y eso
marca lo que está sucediendo en la pandemia de manera contundente.
Hay una gran diferencia en la forma como los representantes del Estado
están atravesando este abismo. En ambos países se mantiene la
relevancia que siempre tuvo el Estado y las transformaciones que se
operan en la estructura de esas instituciones cuando hay cambios político
ideológicos. Tanto en la Argentina, como en el Brasil no sucede lo mismo
que en Europa cuando hay cambios de gobierno, porque las estructuras
de las instituciones de Estado no cambian mucho, porque hay una
maquina teológica política ( ) como dice … , que hace a la política europea
pueda funcionar simulando una paz perpetua.
Ya en América Latina los efectos de los giros políticos son, diríamos, más
honestos con relación a las instituciones de Estado. La máquina
institucional se desmonta y remonta y eso lo vemos en los dos casos,
tanto en el Brasil como en la Argentina. En el Brasil, después del golpe de
2016, la estructura institucional de los gobiernos del Partido de los
Trabajadores (PT) fue prácticamente desmotada. No solo fueron extintos
Ministerios e instituciones que tuvieron un papel central durante esos
gobiernos, como el Ministerio de Trabajo, de Cultura, de Desarrollo Social
e importantes Secretarías, como la Secretaria de la Igualdad Racial, que
posibilitó consolidar políticas públicas vigorosas para poblaciones
quilombolas, indígenas y tradicionales, sino que también provocaron una
implosión cuanto a quienes asumen cargos públicos. El Ministerio de
Medio Ambiente pasó a ser ocupado por un ministro “climatoescéptico”;
el ministro de Educación, defiendia expurgar de la enseñanza las ciencias
sociales, la filosofía, el arte y la historia africana; la ministra de un nuevo
Ministerio de los Derechos del Hombre, la Familia y de las Mujeres,
evangélica fundamentalista y antifeminista y el ministro de Relaciones
Exteriores defiende el retorno a los valores más conservadores de la
civilización cristiana. Se supone que quien está en el Ministerio de
Educación no es para atacar la educación pública, ni en el ministerio de los
Derechos Humanos para denegrir la diversidad identitaria y eso es solo
una expresión de hasta dónde puede llegar la reversibilidad de las
instituciones cuando se produce esa combinación de neoliberalismo y
neofascismo como se dio en el Brasil. Un giro vertiginoso, abrupto, una
verdadera torsión de las instituciones, con relación a los gobiernos de los
periodos anteriores de Lula y de Dilma.
Cuanto, a la Argentina, solo en el marco de un peronismo progresista,
como sucede ahora con el gobierno de Alberto y Cristina, que podemos
entender reconstrucción de instituciones como la salud pública, que había
sido prácticamente desmontada en el gobierno anterior. También debates
en torno a la necesidad de un Estado preocupado con los cuidados para
los ciudadanos. En el Brasil, los rumbos fueron otros y lo que impera en la
pandemia, desde el punto de vista de las instituciones de Estado, es el
negacionismo, lo que llevó a que diversas organizaciones, inclusive
empresariales, enviasen a la Camara de deputados solo durante el año de
2021, más de 50 pedidos de impeachment contra Bolsonaro (Agencia
Publica). El negacionismo dentro de las instituciones, una actitud y un
discurso que en América Latina lo conocemos muy bien en la figura
siniestra del terrorismo de Estado, cuyos perpetradores continúan
negando, hasta el final, hasta el momento de su propria muerte, los
crímenes contra la humanidad que cometieron. Y ahora, el negacionismo
de Estado en el plano de la salud pública.

En ambos países nos confrontamos también con una razón antipopular y


cínica, la parte que desafía el confinamiento, que es la ley simbólica en
causa. Por eso estamos en un momento muy singular, en el que el Estado
y los ciudadanos estamos cara a cara, a secas con la muerte. Un momento
donde las instituciones y los sujetos, son atravesados por la muerte y por
eso nos ocurrió oportuno, tal vez como tentativa de sublimar el horror, de
retornar a “El porvenir de una ilusión”, escrito por Freud en el interludio
entre las guerras mundiales y en una situación local de la Viena de inicios
de siglo XX, en que se combinaba acciones colectivas progresistas,
creativas, pujantes, en las Freud participaba y el emergente terror del
austrofascismo .

Sobre el Porvenir

“El porvenir de una ilusión”, escrito por Freud en 1927 en la ciudad de


Viena, en ese momento conocida como la Viena roja, de amplias
conquistas sociales y culturales en el plano de la salud pública, la
educación, la vivienda popular y el psicoanálisis practicado para
atendimiento gratuito de operarios, como mostró la detallada
investigación de Anto . Viena era la roja, pero la Universidad era llamada
la “Negra” ( en alusión a la emblemática fascista) en que muchos
profesores y alumnos profesaban odio a los judios, rechazaban la
democracia, eran conservadoras con relación a la ciencia y que habían
confluido en una grande coalición de partidos nacionalistas de extrema
derecha que después se incorporarían al Partido Nazi (NSDAP).
Comentando ese periodo, una psicóloga social vienesa, que había
compartido con Freud esa experiencia de las clínicas públicas de
psicoanálisis decía: “Nosotros estábamos tan comprometidos en ese
amplio movimiento que no prestamos mucha atención al gran abismo que
nos separaba del otro lado de la cultura de Austria profundamente
dividida - hasta que fue demasiado tarde” ( Danto, p. XXV).
La construcción del odio social , que como dice la psicoanalista brasileña
Maria Rita Kheil, puede ser socialmente activado y cambiar de objeto
según las coordinadas culturales de una época. En el caso de Brasil, un
odio alimentado contra el PT y desde las entrañas de una teología reversa,
con relación a la llamada teología de la liberación que tuvo muy
protagónica en la formación del PT en el Brasil y en toda América Latina
durante las décadas de sesenta y setenta. Lo que se vio emerger en estas
últimas fueron, en cambio, religiones ultraconservadoras, literales en la
lectura del Viejo Testamento y fieles, hasta el delirio, cuando se trata de
rechazar ciertos significantes.
El texto de Freud no hace alusión a eses acontecimientos en Viena, pero si
a la hostilidad que existía con relación a la ciencia y al psicoanálisis. La
originalidad de este texto, segundo algunos de sus comentaristas, fue
haber situado la religión desde una perspectiva psicoanalítica, desvelando
la vertiente neurótica de la religión, con sus exigencias de renuncia
pulsional y obediencia y sobre la antinomia entre el sacerdote y el
psicoanalista, que Freud deshilvana con gran agudeza en las cartas que
intercambia con el pastor luterano….: “Los psicoanalistas no tienen
derecho a ser sacerdotes”, dice Freud.
Pero también en ese texto, hace algunas observaciones importantes sobre la
relación de los sujetos con las instituciones, desde un lugar que podríamos
denominar de heterodoxo, si consideramos las posiciones político
ideológicas vigentes en la sociología francesa o en la filosofía política
anglosajona.

. Freud no es sociólogo, lo que ve en la institución es la marca del deseo y


de la muerte y como los sujetos actúan o son actuados por esos efectos y
formula al respecto algunas hipótesis.

Una de las formulaciones del Porvenir es que son los individuos que tienen
que ser defendidos de las instituciones sino lo contrario: son las
instituciones las que tendrían que ser defendidas contra los individuos.

Así, pues, la cultura ha de ser defendida contra el individuo, y a esta


defensa responden todos sus mandamientos, organizaciones e
instituciones, los cuales no tiene tan solo por objeto efectuar una
determinada distribución de los bienes, sino también mantenerlas
incluso defender contra los impulsos hostiles de los hombres (..). Las
creaciones de los hombres son fáciles de destruir, y la ciencia y la
técnica por ellos edificada pueden también ser utilizadas para su
destrucción (Freud, p. 2962)

Son las instituciones las que deben ser defendidas contra las pulsiones
destructivas de ciertos grupos, y a esta defensa han de responder todos
sus mandamientos, organizaciones e instituciones” ( FREUD, …). En eso es
bien enfático: además de regular la distribución de bienes y servicios en la
sociedad, una de las principales responsabilidades que las instituciones
deberían ser la de preservar y proteger las instituciones de esos impulsos
destructivos. Cuando se trata de la relación de los sujetos con las
instituciones, destaca, no hay posibilidad de progreso civilizatorio y esto
porque estructuralmente no se encajan y porque esas tendencias no
pueden ser simplemente suprimidas y que tanto en el Brasil como en la
Argentina desafían protocolos y medidas sanitarias básicas de publica, una
fuerza de destrucción sobre las instituciones y la vida colectiva. No se trata
de “psicologizar el campo político”, como dice Safatlle, reducir la dinámica
y la gramática política a su dimensión psicológica. Pero eso no impide de
indagar sobre cuestiones que hoy se actualizan, entre otros aspectos, en
esas fuerzas negacionistas.
Pero además de eso, reconocer en esa formulación de Freud lo que parece
ser una inversión de un principio liberal, clásico y fundante. El Acuerdo del
Pueblo, de 1649, considerado el primero manifiesto liberal moderno, ya
alertaba a los ciudadanos contra el avance de las instituciones sobre las
libertades individuales. Como decía uno de los pródigos pensadores
liberales latinoamericanos del siglo XIX, el argentino Juan Bautista Alberdi
en el ensayo “La omnipotencia del Estado es la negación de la libertad
individual” :

Los pueblos del Norte no han debido su opulencia y grandeza


al poder de sus Gobiernos, si no al poder de sus individuos.
Son el producto del egoísmo más que del patriotismo.
Haciendo su propia grandeza particular, cada individuo
contribuyó a labrar la de su país.1 Este aviso interesa
altamente a la salvación de las Repúblicas americanas de
origen latino. Sus destinos futuros deberán su salvación al
individualismo, o no los verán jamás salvados si esperan que
alguien los salve por patriotismo (…) La omnipotencia del
Estado o el poder omnímodo e ilimitado de la Patria respecto
de los individuos que son sus miembros tiene por
consecuencia necesaria la omnipotencia del Gobierno en que
el Estado se personifica, es decir, el despotismo puro y simple.
(p, 2).

Como muchos liberales europeos, Alberdi representaba a las instituciones


de Estado como una máquina cuyos poderes omnipotentes consideraba
que en vano seria tentar limitarlos por la ley. De ahí el apelo en el discurso
liberal a la legitimidad que tendrían los ciudadanos de armarse frente a
una siempre potencial omnipotencia institucional, discurso que en los
Estados Unidos de Trump fue reactivado y acompañando por Bolsonaro en
el Brasil en los sucesivos y casi sincronizados ataques al Supremo Tribunal
y al parlamento americano.

En ese texto de Freud no se hace referencia a esos principios liberales en


cuestión, aunque podamos encontrar rastros de esa crítica en textos e
cartas: “Es sorprendente que poco Gemeinsinn (espíritu comunitario)
puede verse entre los mejores representantes de la sociedad americana”.
(p. 95 Danto). De la misma forma, cuando se refiere a las pulsiones
destructivas no hace alusión a algún acontecer político especifico. Solo
comenta sobre las revueltas operarias contra las instituciones, que lleva
inclusive a justificar como actos previsibles ante situaciones de opresión
inadmisibles. Pero en el Porvenir, la alusión esas pulsiones destructivas
contra las instituciones es mucho más probable que haya sido en relación
a la situación política que se vivía en Viena, en que el “individualismo
social – darwinista defendido pelos austrofascistas e pelos estudiantes
violentamente antisemitas da Facultad de Medicina – donde Freud daba
clases” – aún minoritario, se estaba imponiendo (Danto). De ser una
minoría, el odio se transformaba repentinamente en mayoría. Odio Maria
Rita

Y en esa misma dirección dice en el Malestar: la primera exigencia de la


civilización es, por lo tanto, la justicia, o sea, la garantía de que una vez
creada la ley esta no será violada por un individuo. Pero en el Porvenir la
negación de la ley está más asociada a lo colectivo: ‘Probablemente cierto
tanto por ciento de la humanidad permanecerá siempre asocial” (Freud p.
2964), y dice aun, que el principal criterio que se debe utilizar para juzgar
a determinada sociedad es el grado de extensión social que esa pulsión
destructiva puede llegar a alcanzar y alertando sobre como esas pulsiones
destructivas contra las instituciones se pueden llegar a activar y hacerse
socialmente extensivas e incontrolables y son que hoy vemos en los
ataques a la política de lockdawn en la Argentina y a la política contra el
lockdawn en el Brasil .
Por lo tanto, Freud situaba esa tensión del lado del Sujeto y cabía
responder a eso. Después de considerar algunas intervenciones posibles,
como acciones que vayan en la dirección de la introyección de la ley, del
fortalecimiento del superyó, apela a la necesidad una coerción externa
que sea vivida como “amenaza real e ineludible” para aquellos que “no se
privan”, pero titubea, evaluando los riesgos que implicaría instituir
prácticas institucionales autoritarias que se perpetúen y esa discusión es
ineludible cuando la derecha clama por libertad frente a la política de
confinamiento. Algo similar sucedió en Europa, pero quienes clamaban
por libertad eran intelectuales de izquierda ( ). ¿Como inhibir la pasión
desatada por salir a la calle y abrazar? ¿Multas?; Penas más fuertes? ¿El
llamado a la conciencia pública funciona ante la muerte masiva,
principalmente de trabajadores y ciudadanos en conglomerados urbanos?

Después del Porvenir

Lo que resta, lo más plausible, dice Freud es “conseguir reducir a una


minoría la actual mayoría hostil a la cultura se habrá alcanzado mucho,
quizá todo lo posible “ (p. 2964). Hoy, todo un desafío casi bélico, en el
contexto de guerras mediáticas avasalladoras, sin escrúpulos y que
comenzaron a ser montadas, como verdaderas maquinas semióticas, por
el eje Trump/Bolsonaro. Reducir el negacionismo a una minoría hoy tiene
mucho que ver con la neutralización de esas proyecciones mediáticas.

Si la esperanza en una evolución cultural se hunde, porque “las creaciones


de los hombres son fáciles de destruir”, esa es la premisa de Freud, la
cuestión debería ser un aspecto nodal en las lógicas institucionales que las
políticas progresistas deben instituir y puntúo la palabra “hombres”,
precisamente para marcar una disyunción que tanto en el Brasil como en
Argentina buscan transformar esas instituciones. La posibilidad de
subvertir las proprias instituciones, que no está presente em Freud, pero si
en Lacan. (Safaltle) ,

En “La psiquiatría inglesa y la guerra”, un texto también de posguerra,


ahora la segunda, que Lacan había presentado previamente en una
conferencia en la cual fueron invitadas figuras un tanto imprevisibles, si lo
pensamos desde el escenario psicoanalítico latinoamericano, como el
Mayor Turquet, delegado del Ejército Británico ante la Armada Francesa, y
el Profesor Bermann, Delegado de la Argentina en la Sección de Medicina
e Higiene de la ONU, parece ser interpelado por el Porvenir de una ilusión,
aunque no lo explicite. Lacan dice estar en Londres cuando se celebraba el
día de la victoria contra el nazismo y sentía que la guerra había dejado un
fuerte sentimiento de irrealidad en los franceses, que no provenía de
ideologías que hubiesen manipulado fantasmas de grandeza nacional que
acabaron en un delirio agónico, sino de un “desconocimiento sistemático
del mundo en cada uno”, refugios imaginarios como modalidades de
defensa contra la angustia y como tal, paradójicamente eficaz. Pero casi al
concluir el texto hace la siguiente observación: “la guerra, dice Lacan,
demostró suficientemente que nos es de las acciones antisociales de los
individuos de donde vendrán los peligros del futuro. Los peligros futuros
serán atribuidos a los sombríos poderes del superyó entrando en choque
con los más frágiles abandonos de la conciencia que podrían llevar a los
sujetos a aceptar la muerte por la menos humana de las causas y por
motivos nada heroicos” (p.120)VER. Lo que crecerá durante el siglo XX,
estimaba, serán medios de influenciar el psiquismo humano, a través de la
manipulación de imágenes y pasiones que serán usadas contra nuestra
capacidad de juzgar dando lugar a abusos de poder de nuevo tipo (p.120).
Eso es lo hoy que enfrentamos en nuestros países, y que la psicoanalista
argentina denomina dispositivos …….. y que caracterizar el accionar de la
extrema derecha en el campo simbólico.

Así, lo que Lacan detecta, en ese periodo de posguerra, con relación a las
instituciones no son tendencias antisociales, sino algo que el psicoanalista
brasileño Safatle denomina de “descomposición de las instituciones
patriarcales” (Safatle, p. 21) y que Lacan será más mundano al describir
como una disolución verdaderamente asustadora del status moral de
grupos:
Me refiero a un antes, y en cada uno, un
desconocimiento sistemático del mundo , a refugios
imaginarios, en que el psicoanalista puede identificar
en torno al grupo se vive una disolución
verdaderamente asustadora de su status moral , las
mismas modalidades de defensa que el sujeto utiliza
contra la angustia en las neurosis y con un grado de
éxito igualmente ambiguo, también tan paradoxal
eficaz como en las neurosis sellando así, pobres de
nosotros, un destino que se transmite entre
generaciones” (Lacan p. 106)

Pero la observación que hace de los ingleses no deja de ser interesante


para acompañar este otro movimiento: en la descomposición de las
instituciones patriarcales, consecuencias y posibilidades emancipadoras.

Los ingleses también habrían llevado al extremo de sus energías lo que


denomina de “servicios cerebrales de la guerra moderna”, pero, agrega,
que eso que puede haber tenido un efecto solo “tónico” o muy subjetivo.
El secreto le habría sido revelado al conocer la actuación de la institución
psiquiátrica inglesa durante la guerra, que había tenido un papel muy
activo en la propria construcción de una institucion de ejército a escala
nacional, ya que antes de deflagrada la guerra era diminuto. Lo que más
llamaba su atención no era solo el hecho de que esas instituciones habían
aplicado algunos enseñamientos de Freud sobre el “problema del
comando y el problema de la moral”, sino que con el apoyo de diversos
psicoanalistas habían implementado “una democratización de las
relaciones jerárquicas (p. 109). Contrariamente a las instituciones militares
en que los oficiales conservaban la “sombra del carácter sagrado de los
guerreros antiguos”, esa institución se habría propuesto una nueva forma
de institucionalidad, que suplantaba la degradación de las instituciones
patriarcales sobre lo cual ya venia haciendo referencia y que consistía en
la auto destitución de poder. Como en los tiempos de los primeros
avances freudianos, dice Lacan, “encontraron en el proprio impase de una
situación la fuerza de la intervención, atravesaron el Rubicón con una
innovación de método” p.108 . Se refería a buscar neutralizar o lugar de la
autoridad omnipotente, colocando en el lugar relaciones más
cooperativas, “un espíritu cooperativo proprio del servicio (…) un espíritu
de simpatía” (p.125) y que elogiaba en términos de “una nueva mirada se
habría sobre el mundo”:

Dedico esta fórmula a aquellos de mis oyentes que ven como


precondición de cualquier tratamiento de los disturbios
mentales la creación de una neo-sociedad en la cual el
doliente mantenga o restaure una troca humana , cuyo
desaparecimiento , por si solo, duplica la degeneración de la
enfermedad. Me detuve en analizar los detalles vivísimos de
esa experiencia porque ellos me parecen ser la semilla de ese
tipo de nascimiento, que es un nuevo mirada se abre en el
mundo (p. 116)

Así, la apuesta en nuevas formas de institución la subversión las


instituciones para poner en el lugar nuevas formas de organización y de
distribución social del goce. Pero, claro, en América latina tenemos
nuestros propios clivajes y si la institución se auto destituye es porque va a
ser privatizada o porque cambió el gobierno de forma drástica, para un
lado progresista o para el otro, como sucedió, con señales invertidos, en el
Brasil como en la Argentina.

Las instituciones en la pandemia


Después de haber aislado a los que denomina “debiloides” no en términos de
nivel de mental, apunta, sino como tipo de personalidad que sobre el impacto de
conmociones podrían ser “conductores naturales de todas las formas de contagio
mental “ (p.110. Cuando la institución de vio depurada de esas personalidades se
redujo de forma geométrica, dice Lacan, los fenómenos de choque y de neurosis, los
efectos del debilitamiento colectivo. Sin duda el papel del líder y en el Brasil, un Estado
destruidor de si mismo , o “Estado suicidario”, como decía Safattle, que en realidad
resultó en genocida, por desmentir los protocolos sanitarios básicos que llevaron a un
situación incontrolable y a situaciones límites en términos humanitarios, como la falta
de oxígeno en algunos Estados para los pacientes internados por Covid en situación
grave. Como dice el psicoanalista brasilero Cristian Dunker …..….. , “Bolsonaro causa al
fascismo”, lo autoriza, en discursos y en actos sádicos como los de frecuentar espacios públicos
sin el uso de barbijo o de cuestionar el uso de las vacunas. Se aproxima así a la religión en una
de las funciones que Freud en ese texto le atribuye: compensar las privaciones con ideas
delirantes, que prescinden de su relación con la realidad. Por eso, dice, los seguidores no de
despojan de su fe con argumentos y prohibiciones. Pois a sujeição não poderia se dar apenas
através da coerção, da violência direta, embora ela não deixe de apelar a tais expedientes, se
necessário for. Há processos identificatórios, demandas de amor, expectativas de amparo, ou
seja, há todo um circuito de afetos com seus medos, esperanças, melancolias que sustenta o
poder, que dá ao poder a força de sujeitar sujeitos, de gerir suas expectativas e sofrimentos, e
é deste circuito que a psicanálise fala. Nós paradoxalmente amamos aquilo que nos sujeita, e
não seria de outra forma que tal sujeição conservaria sua força.

Por esta razão, a psicanálise logo se consolidou como uma referência maior na análise
de fenômenos de regressão social. Que lembremos, por exemplo, do recurso massivo da
Escola de Frankfurt à psicanálise na análise de fenômenos como o antisemitismo, o nazismo e
a constituição de personalidades autoritárias. Este recurso está presente desde o início dos
anos trinta, com os estudos pioneiros de Erich Fromm sobre a adesão do operariado alemão
ao nazismo a partir da análise das articulações entre “impulsos emocionais do indivíduo e suas
opiniões políticas”1. Fromm procurava, para além da expressão explícita do engajamento
político, compreender e tipificar as estruturas motivacionais e emocionais que sustentavam
tais decisões. Sua compreensão visava lançar luz sobre as contradições imanentes entre
comportamentos públicos e representações psíquicas, o que poderia explicar o sistema de
modificações bruscas das posições políticas da classe operária, como a deserção do
comunismo em direção ao nazismo.

Mas para além do uso da psicanálise na análise das dinâmicas de regressão social, os
frankfurtianos foram os primeiros a mostrar como a integração da psicanálise no interior de
uma reflexão sobre a crítica social permitiria desenvolver uma verdadeira crítica da economia
libidinal do capitalismo. Esta era a consequência da compreensão de que a análise dos
processos de racionalização social e seus descaminhos deveria, se quiser esclarecer
seufundamento, incorporar considerações mais amplas sobre a ontogênese das capacidades
prático-cognitivas dos sujeitos2. No entanto, Freud mostraria como tal ontogênese seria

1
FROMM, Erich; Arbeiter und Angestelle am Vorabend des Dritten Reiches, Stutgart: Deutsche Verlags-
Anstalt, 1980, p. 110. Para uma discussão sobre as primeiras colaborações de Erich Fromm ao Instituto de
Pesquisas Sociais, ver JAY, Martin; The dialectical imagination, California University Press, 1996
2
Daí porque Adorno lembrará: “Freud mostrou de maneira bem convincente que as forças que assumem
a função do cimento irracional de grupos, como lembrada por autores tais como Gustave Le Bon, são
atualmente efetivas no interior de cada participante do grupo e não pode ser compreendida como
indissociável da reflexão sobre a dinâmica conflitual dos processos de socialização das pulsões
e do desejo no interior de esferas de interação como a família, as instituições sociais e o
Estado, fornecendo novas bases para uma perspectiva materialista na medida que derivava
dinâmicas amplas de racionalização social das experiências materiais de interação tendo em
vista problemas de satisfação e reconhecimento.

Y en el Sur, las formas de dominación onde se inscribió el virus letal fue el neoliberalismo.

Es preciso Demarcar mejor ese otro institucional en función de los antagonismos


políticos e éticos

Aleman , neoliberalismo

muy diferente también a la idea de anomia, que Durkheim había diagnosticado desde
o campo da sociología y que se difundió tanto que se tornó casi una imagen auto
referida de la propria modernidad (Fernandez.

La anomia no está en la institución, porque la institución es la norma y esta no puede


contener nada de anormal, a no ser desvíos que deberían ser corregidos (Durkheim, 1963a,
p. 53). VER LA HIJA DE FLORESTAN p. 72). ). La anomia es ese desvió, una falta de vínculo

entre los sujetos y las instituciones por la carencia de regulaciones normativas y el


prorioo percurso da obra durkheimiana, como observa Fernandez, fue el atestado,
crescentemente irrefutável, do infundado daquela crença.

O laço, tal como nós o entendemos, é um laço no sentido durkheimiano de vínculo à


sociedade; o que implica levar em conta o sistema normativo que o funda, defendendo-se a
hipótese de que os indivíduos são mais ou menos coagidos a se conformar a ele a fim de serem
integrados.É, também, nesse sentido, que se pode falar de uma “economia moral dos laços
sociais”. Outro autor Poujam El conceito de anomia era coerente com um diagnóstico social ,
pois o necessário “sentimento de mútua dependência” brotará, espontaneamente, pela
própria “força das coisas”, e o tempo, pouco a pouco, terminará a “obra de consolidação”
órgãos-funções mutuamente dependentes e a relação natural dos órgãos entre si é de
cooperação e de solidariedade orgânica Durkheim, 1978, p. 98).

entidades independentes das dinâmicas psicológicas” (ADORNO, Theodor; Vermischte Schriften I, p.


279).
Porque tednencia de la vida social era “o enfraquecimento (...) dos sentimentos coletivos para
com os objetos coletivos nada tem de anormal” porque, ao contrário, esse enfraquecimento
corresponde ao fortalecimento mesmo do tipo de sociedade de solidariedade orgânica. Ao
mesmo tempo, esse enfraquecimento dos sentimentos coletivos é sintoma de que eles se
preservam no estado de “maleabilidade necessária” para adquirir uma nova forma (cf.
Durkheim, 1963a, p. 65). Maleabilidade, plasticidade, flexibilidade são condições da esperada
mudança social e só podem existir se os sentimentos coletivos possuírem uma energia
moderada e se a autoridade da consciência moral não for excessiva (cf. Durkheim, 1963a, p.
65). Por lo tanto, Esa anomia, agora, senão este estado de desorganização social que é o efeito
da deterioração do controle das normas sobre as condutas não deriva da inexistência de regras
de intercâmbio, era reversible ( cf. Parsons, 1968, p. 470).

Dahrendorf sustenta que a sociedade moderna desse final do século vinte está a caminho da
anomia porque a impunidade penal crescente é responsável pelo agravamento da
imprevisibilidade das condutas individuais (Dahrendorf, 1987, p. 11-46).

Com estas análises, Durkheim afirma ainda mais nitidamente, nas suas Lições, que o caráter
amoral da vida econômica constitui um real perigo público. Segundo ele, o desencadeamento
dos interesses econômicos foi acompanhado de um abaixamento da moral pública

Importa, portanto, no mais alto ponto, que a vida econômica seja regulada, que seja
moralizada afim de que os conflitos que a perturbam possam ser encerrados, e, enfim, que os
indivíduos cessem de viver no seio de um vazio moral em que sua moralidade individual se
torna anômica [...]

Texto zap Lali “ eu culpo a Bolsonaro.....”

Pandemonios sudacas
En el psicoanálisis siempre se vuelve a las marcas y eso es singular de ese campo. En
sociología, por ejemplo, esos helos son más cortados y por épocas hay
distanciamientos o motivos para no querer saber de conceptos fundacionales. Em
cambio, en psicoanálisis los textos son retomados y el Porvenir retorna em diversos
abordajes psicoanalíticos sobre la política, como en el libro Pandemoniun del
psicoanalista argentino Jorge Alemán. Claramente parafraseando a Freud, dice, para
generar una intervención: «¿cuál es el quantum de pulsión de muerte que una
civilización puede admitir sin que sus cimientos se vean socavados?». Pandemonium P
22.

La misma pregunta de Freud, pero casi cien años después y desde América Latina. La
lectura ahora es más transversal y desde otro lugar, son los discursos como
efectuación de lazos sociales y es el discurso capitalista el que atraviesa sujetos e
instituciones. Las tensiones y lo destructivo habitan tanto en los sujetos como en las
instituciones. Por un lado, porque al discurso capitalista no le interesa la verdad, la
expele, la desconoce , no incorporada en su estructura simbólica. Por otro, el discurso
capitalista es un movimiento de captura, es circular, aunque haya pandemias,
insurrecciones, masacres, catástrofes ecológicas vuelve siempre al mismo sitio de
captura y en ese movimiento conecta sujetos e instituciones en un mismo gozo. El
discurso capitalista es una forma de gozar.

Eso aparece en esos actos destructivos de agencias de noticias, periodistas personas y


grupos movilizados contra las medidas públicas de protección sanitaria. Son los grupos
que en la argentina tensionan con violencia, que buscan doblar el lenguaje y se
autodesignan libertarios y en el caso del Brasil una pulsión de muerte comandada
desde el Estado. Podríamos hasta decir que la hipótesis freudiana se invierte, porque
son los mandos institucionales los que están conduciendo por esa pulsión destructiva
de vidas y de los lazos sociales. Un “Estado suicidario”, como decía Safatle, pero que
con la pandemia pasó a ser genocida y sabemos que no estamos utilizando esa palabra
como un eufemismo. Durante el mes de mayo se instauró una comisión parlamentar
para investigar y tal vez futuramente juzgar los crímenes de lesa humanidad cometido
por las más altas figuras del Estado durante la pandemia.
O sea que esa tendencia antisocial, ese gozar ilimitado de la pulsión de muerte, ahora
se lo articula con el neoliberalismo y una “derecha ultraderechizada que está utilizando
todos los medios a su alcance para destruir la Verdad en su estructura interna”. La
cuestión no es generar falsedades sino abolir en cada sujeto la experiencia de la
verdad, al difundir informaciones y datos, supuestamente transparentes, de manera
proliferante. La naturalización de la manipulación y el neoliberalismo, dice Aleman,
tiene esa función histórica:

Y eso lo ha entendido muy bien, pues su función histórica parece tener como
objetivo renunciar a la verdad y a la ética, al margen de cualquier uso público
de la razón para poder ejercer, entonces, un permanente homenaje a la pulsión
de muerte; lo que induce a la encarnación política del odio.

Como no hay compromiso con la verdad la operación neoliberal se realiza


perversamente en nombre de la libertad, o se puede decir cualquier cosa «libremente»
enajenando el lenguaje. Por lo tanto, en este retorno al Porvenir desde América Latina
no hay como desconsiderar el neoliberalismo, que no es solo una ideología o una
práctica económica en torno de la privatización de lo público, sino también una
operación de producción de subjetividad, como ya lo había formulado Foucault. El
neoliberalismo es una conexión entre el poder dominante y la producción de
subjetividad a favor de un rendimiento ilimitado y de un goce también ilimitado que
lleva a un circuito de repetición y compulsión que aplasta el sujeto en sus posibilidades
simbólicas. Alemán llega a hablar de una operación neoliberal, en el sentido de una

función de operar la pulsión de muerte : “En definitiva, el mando neoliberal dictamina


que funcionen en un mismo espacio social y al mismo tiempo, tanto la marcha
económica para las corporaciones, como la política para narcisistas al servicio de la
pura conspiración del odio”. P. 21

Como salir entonces de esa estructura voraz, que somete sujetos e instituciones. La
apuesta de Alemán con relación a la argentina cabe decir es muy próxima al
diagnóstico de Lacan con relación a la institucionalidad inglesa en la época da guerra: :
¿pueden los gobiernos populares de izquierda y democráticos construir un nuevo tipo
de autoridad no represiva, pero lo suficientemente firme como para darle una nueva
consistencia al ejercicio de la soberanía y donde la apelación a la llamada
autodisciplina no constituya la última palabra en la catástrofe pandémica?

Desde ese momento la cosa en la argentina empeoró y el ataque de los grupos


destructivos es incesante e insistente y cada vez más convocando el imaginario de la
guerra fría, incorporando ahora la clave farmacéutica: Phizer vc. Sputinick. Pero la
pregunta continúa siendo operativa: Quienes y cuantos acataron el repliegue agonico
de la cuarentena. Los pobres y explotados, que como decía Freud tienen todo el
derecho a infringir la autoridad de las instituciones, como se sitúan ante los dilemas de
la vacino-politca, cuando juzgan e interpretan a los que justifican haber ido a Miami a
vacunarse para poder “liberar” así dosis para nuestros locales. En fin, como el
peronismo resiste a la avalancha pandémica y claro, no dejar de pensar lo que hubiese
sido una gestión neoliberal macrista de la pandemia.

La cuestión en el Brasil sin duda es otra. Como estamos en la arena del discurso
también hay semblantes y personajes, y el carácter indómito de Bolsonaro también
desafía al psicoanálisis local. Como advierte el psicoanalista brasileiro Cristian
Duncker , sus actos no responden a patologías orgánico-mentales

Bibliografia

AGENCIA PUBLICA, Os pedidos de impeachment de Bolsinaro ,


https://apublica.org/impeachment-bolsonaro/

ALEMAN, J. (2012) Soledad;Comun, Políticas en Lacan, Capital intelectual,


Buenos Aires.

RAMÍREZ, M. A. Ingmar Bergman | 1957 El séptimo sello. Una mirada


fílmica sobre el silencio de Dios
ALBERDI, J. B. La omnipotencia del Estado es la negación de la libertad
individual://www.casi.com.ar/sites/default/files/Alberdi%20La%20omnipotencia%20del
%20Estado%20es%20la%20negaci%C3%B3n%20de%20la%20libertad%20individual.pdf

FERNANDEZ, H. R Um século à espera de regras Tempo Social; Rev.


Socio :/Users/javie/OneDrive/Documentos/PERIODO%20EMERGENCIAL%202020.2/Durkheim
%20-%20Heloisa%20Fernandes%2086282-Texto%20do%20artigo-121524-1-10-20141024.pdfl.
USP, S. Paulo, 8(1): 71-83, maio d

Promesa del agua. Escuchar a


Liliana Herrero en cuarentena – Por
Diego Tatián
https://lateclaenerevista.com/promesa-del-agua-escuchar-a-liliana-herrero-en-cuarentena-
por-diego-tatian/

NUNCA ES MUDA LA MUERTE


https://carasycaretas.org.ar/2021/04/03/nunca-es-muda-la-muerte/

Caras y Caretas, Miercoles 12 de Mayo de 2021.

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