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Pier Paolo Pasolini


Nada Personal

Primera edición: poesiaargentina.com, 2014


Diseño de Tapa: María Fernada Katz

  http://www.poesiaargentina.com

Pier Paolo Pasolini


Nada Personal
Las cenizas de Gramsci y otros poemas políticos
Selección, versiones, prólogo y notas de Jorge Aulicino

Prólogo

Una percepción sagrada del mundo humano le permitió a Pier Paolo


Pasolini (1922-1975) convertirse en el mejor crítico de las grandes
instituciones de su tiempo en Italia: el Partido Comunista y la
Iglesia Católica. Pero por sobre ellos, vio lo que llamó "el más
represivo de los totalitarismos", la sociedad de consumo, una cultura
unificadora universal. Esta visión crítica, de la que se nutre su
poesía, tenía en cuenta sin embargo una segunda fuente: el impacto de
ese mundo en las raíces emocionales del autor, en su percepción de un
universo atávico e irracional, el mundo del mito, redefinido por
Cesare Pavese en la década de los años treinta del siglo pasado. Sin
esta base, la poesía urgente de Pasolini acaso no hubiese perdurado. Y
de hecho, toda la polémica que hizo pivote sobre su obra literaria, no
hubiese tenido sentido, puesto que lo que se puso en cuestión fue
precisamente una especie de obsesión pasoliniana en el universo no
histórico, que perduraba en el subproletariado urbano, ni
institucional ni clasista.
Pasolini murió asesinado en 1975 en el balneario popular de Ostia,
cercano a Roma. Fue un final sórdido para una vida que supo sustraer
la pobreza y la marginalidad de su negra violencia, dotando su
descarnado paisaje y su pasión de un aura sagrada. Sus figuras más
queridas parecían por momentos sacadas de un cuadro de Caravaggio,
rústicas pero tocadas por una luz sobrenatural. En ese mundo de
fealdad angélica no parecía existir el odio, la vejación y el
desprecio. El crimen era allí primordial, adánico, y, la picardía, un
extraordinario corte de manga a la suerte.
Pasolini pudo hacer una crítica certera de la evolución de la sociedad
burguesa en su patria, del movimiento obrero organizado y de la
religión oficial, precisamente porque su Arcadia se alejaba cada vez
más de todo eso. Crispado, pero sobre todo melancólico, contempló el
arrollador triunfo del capitalismo en la posguerra –aquellos treinta
años dorados, producto del plan Marshall–, el hundimiento de los
contenidos ideológicos de la religión y la política, el advenimiento
de una sociedad en la que se borraban los límites culturales de clase.
Hacia el final de su vida, contestó de este modo la crítica de Italo
Calvino: "Que yo añore o deje de añorar el mundo campesino es asunto
mío. Lo que no impide que yo ejerza mi crítica al mundo actual,
pudiendo hacerlo más lúcidamente al sentirme desvinculado y al aceptar
sólo estoicamente vivir en él". El "mundo actual" se le aparecía, en
1974, sometido a un "modelo cultural" que dominaba el cuerpo y el
comportamiento y que era el mismo para los italianos y para "todos los
demás hombres del globo". Era aquello que hoy llamamos globalización.
Provenía de lo que pensó era "un producto de la Unidad de Italia": "Mi
padre procedía de una antigua familia noble de la Romaña; mi madre, en
cambio, viene de una familia de campesinos friulanos que con el
tiempo, poquito a poco, han subido a la categoría pequeño burguesa".
"Mi madre era como Sócrates para mí. Tenía, y tiene, una visión del
mundo sin duda idealista e idealizada. Ella cree de verdad en el
heroísmo, en la caridad, en la piedad, en la generosidad. Yo he
absorbido todo eso de manera casi patológica", dijo en 1971, en una
entrevista con Darcia Maraini para Vogue. Su formación estuvo ligada a
las ciudades del norte de Italia por las que deambuló con su familia,
pero especialmente a Casarsa, donde se casaron sus padres. El Friuli
fue tan decisivo en esa formación suya como la Universidad de Boloña.
Aprendió friulano y escribió poesía dialectal. El Friuli, al cabo, fue
la causa de la muerte de su hermano Guido, tres años menor. Guido
había ingresado a la resistencia antifascista durante la Segunda
Guerra Mundial. Los partisanos que combatían en el norte del país se
enfrentaron y Guido murió en una indigna matanza perpetrada por los
comunistas entre sus camaradas de armas. Sin embargo, después de tan
violento golpe, Pier Paolo ingresó al Partido Comunista, en el que no
permanecería demasiado. Investigado por supuesta corrupción de
menores, se refugió con su madre en los suburbios de Roma, en el
Trastevere. En ese Purgatorio pasó años duros, pero en poco tiempo
escribió la parte central de su obra literaria. En 1957 publicó los
poemas de Las cenizas de Gramsci y al año siguiente El ruiseñor de la
Iglesia Católica. En 1960, aparecieron los ensayos Pasión e ideología
y, en 1961, otro libro de versos, La religión de mi tiempo. Había
tenido ya cierto éxito literario con las novelas Muchachos de la calle
y Una vida violenta. En 1964, edita Poesía en forma de rosa. Siguió
una conocida y exitosa carrera en el cine.
Pasolini escribió en formas métricas clásicas o con lenguaje natural y
coloquial en versos libres sobre las más diversas cuestiones, líricas
e ideológicas, lo que guarda relación con su visión total del fenómeno
literario y social: "La ideología política es la marxista, pero la
ideología estética proviene de la experiencia decadentista aunque
profundamente modificada, y arrastra consigo los restos de una cultura
superada: evangelismo, humanitarismo", se definió en 1961. Pasolini
creía entonces. Su base católica le impedía concebir un mundo no
trascendente. Era poeta: "He vivido dentro de una lírica, como todo
obseso".
Nada le parecía más vacío que un comunista europeo. La revolución
había fracasado para él ya en los cincuenta. Sin embargo, terminó
interrogándose sobre la posibilidad de que funcionen estos dos
opuestos: transhumanar y organizar. El primer término, explicó, es el
que Dante Alighieri utiliza para designar lo inefable de la ascesis
mística (trascender lo humano); el segundo es "evidentemente su
reverso". "Me siento cada vez más fascinado por la alianza ejemplar
que pudieron realizar los santos más grandes, como San Pablo, entre la
vida activa y la vida contemplativa", dijo en una entrevista con Le
Monde, cuando apareció precisamente, Transhumanar y organizar, en
1971, cuyo poema central expone las vacilaciones de Pasolini para
reintegrarse al PCI. Al mismo tiempo, de la forma neoclásica había
pasado a la forma del apunte y el "artefacto" literario.
Para entonces, abominaba del movimiento estudiantil revolucionario
(por pequeñoburgués) y se había pronunciado contra el aborto. De la
dialéctica gramsciana entre base material y superestructura cultural
había pasado a la dinámica que genera una rígida oposición, o al menos
una complejísima relación, entre la participación en las instituciones
políticas, sociales y religiosas y el pensamiento crítico.
Lo que no había perdido era una simbiosis muy particular de lo
objetivo y lo subjetivo; la erudición volcada de modo urgente en el
flujo métrico o conversacional; la visión mítica del sexo; la visión
de la historia como renovado rito en el que se proyectan figuras
arcanas, vivas más allá de la historia; la capacidad de lograr que
nada fuera completamente personal y todo lo fuera.
En la preponderancia de lo dionisíaco sobre la forma –donde en cambio
habla la decadencia y el fracaso civilizatorio– logró que reverbera el
antiguo sol de la carne que se enciende y desaparece en cada acto
humano, generación tras generación. Como si ello asegurase la
participación de lo antiguo en lo nuevo. La sed de permanencia real.
 

Jorge Aulicino
Esta edición

Para esta antología, los poemas se agruparon en tres partes. La


primera la constituye "Las cenizas de Gramsci", poema del libro
homónimo (1957), uno de los primeros publicados por Pasolini. La
segunda parte reúne poemas de Transhumanar y organizar (1971), el
último libro del autor. Ambos son libros centrales en la épica
pasoliniana, a juicio del antólogo. En la tercera parte se agruparon
otros poemas políticos de Pasolini, que casi no escribió ninguno que
no lo fuera.

I . Gramsci
de Las cenizas de Gramsci

Las cenizas de Gramsci

No es de mayo este impuro aire


que el oscuro jardín extranjero *
hace todavía más oscuro, o encandila

con ciegas aperturas... este cielo


de babas sobre los áticos amarillos
que en semicírculos vastos velan

las curvas del Tevere, los montes


turquesa del Lazio... Expande una mortal
paz, desamorada como nuestros destinos,

entre las viejas murallas el otoñal


mayo. En él está la grisura del mundo,
el fin del decenio en el que nos parece

entre los escombros terminado el profundo


e ingenuo esfuerzo de rehacer la vida;
el silencio, anegado e infecundo...

Tú, joven en aquel mayo en el que el error


era todavía vida, aquel mayo italiano
que a la vida añadía al menos ardor,

atolondrado al menos e impuramente sano


entre nuestros padres –no padre sino humilde
hermano– ya con tu flaca mano

delineabas el ideal que ilumina


(pero no para nosotros: tú muerto y nosotros
muertos igualmente contigo en el húmedo

jardín) este silencio. No puedes,


¿lo ves?, más que reposar en este sitio
extranjero, todavía confinado. Hastío

patricio te rodea. Y, descolorido,


sólo te llega algún golpe de yunque
de los talleres de Testaccio, amodorrado
en el atardecer: entre míseros tinglados,
desnudos montones de lata, chatarra, donde
cantando vicioso un aprendiz ya cierra

su jornada mientras alrededor aclara.

*  N. del T.: El cementerio protestante de la Porta de San Paolo.


"Extranjero", en tanto no católico, administrado por un comité de
embajadas de países con fuerte presencia "acattolica". Yacen allí
Shelley y Keats.

II

Entre dos mundos, la tregua en que no estamos.


Elecciones, dediciones... otro sonido no tienen
más que el de este jardín desventurado
y noble en que, terco el engaño
que mitigaba la vida, resta en la muerte.
En los círculos de sarcófagos no hacen

más que mostrar la supérstite suerte


de gente laica las laicas inscripciones
en estas grises piedras, breves

e imponentes. Aún de pasiones


sofrenadas sin escándalo están ardidos
los huesos de los millonarios de naciones

más grandes; zumban, casi nunca desaparecidas,


las ironías de los príncipes, de los pederastas
cuyos cuerpos están en las urnas esparcidos

reducidos a ceniza y todavía no castos.


Aquí el silencio de la muerte es fe
de un civil silencio de hombres que permanecen

hombres, de un tedio que en el tedio


del Parque, discreto cambia: y la ciudad
que, indiferente, lo confina en medio

de tugurios y de iglesias, impía en la piedad,


allí pierde su esplendor. Su tierra
gorda de ortigas y de legumbres da

estos magros cipreses, esta negra


humedad que salpica los muros alrededor
de desvaídos garabatos de boj, que la noche

serenando convierte en despojados


barruntos de alga... esta hierbecita sufrida
e inodora, donde violeta se abisma

la atmósfera, con un escalofrío de menta,


o heno podrido, y quieta allí preludia
con diurna melancolía, la apagada
trepidación de la noche. Rudo
de clima, dulcísimo de historia, está
entre estos muros el suelo que trasuda

otro suelo; esta humedad que


recuerda otra humedad; y resuenan
–familiares de latitudes y

horizontes donde inglesas selvas coronan


lagos dispersos en el cielo, entre praderas
verdes como fosfóricos billares o como

esmeraldas: "And O ye Fountains..."– las piadosas invocaciones...

III

Un jirón rojo como aquel


arrollado al cuello de los partisanos
y, cerca de la urna, sobre el terreno pálido,

distintamente rojos, dos geranios.


Allí estás tú, bandolero y con dura elegancia
no católica, catalogado entre extranjeros

muertos: Las cenizas de Gramsci... Entre esperanza


y vieja desconfianza te aproximas, llegado
al acaso a este magro invernáculo, frente

a tu tumba, a tu espíritu atrapado


aquí abajo entre estos liberados. (O es algo
distinto, tal vez, de más alto éxtasis

incluso más humilde, ebria simbiosis


adolescente de sexo con muerte...)
Y en el país donde no tuvo reposo
tu tensión, siento qué errado estabas
–aquí en la calma de las tumbas– y a la vez
qué razón –en la inquieta suerte

nuestra– tú tenías escribiendo páginas


supremas en los días de tu asesinato.
He aquí, para testimoniar la simiente

todavía no dispersa del antiguo dominio,


estos muertos fijados a una posesión
que ahonda su abominación en los siglos

y su grandeza: y cerca, obsesa,


aquella vibración de yunques en sordina,
sofocada y angustiante –del humilde

barrio– para atestiguar el fin.


Y heme aquí a mí mismo... pobre, vestido
de telas que los pobres ojean en las vidrieras

de barato esplendor, y que ha extraviado


la suciedad de las más remotas calles,
de los asientos de los tranvías que

enajenan mi día: en tanto siempre más extraño


soy a este descanso, en el tormento
de mantenerme vivo; y si me sucede

el amor por el mundo, no es más que violento


e ingenuo amor sensual
así como, confuso adolescente, en un tiempo

lo odié, si en él me hería el mal


burgués de mi burgués: y ahora, dividido
–contigo– el mundo, ¿objeto no parece

de rencor, y casi de místico


desprecio, la parte que ni tiene el poder?
Y sin embargo sin tu rigor, subsisto
porque no elijo. Vivo en el no querer
el tramonto de posguerra: amando
el mundo que odio –en su miseria

desdeñoso y perdido– por un oscuro escándalo de conciencia.

IV

El escándalo de contradecirme, de estar


contigo y contra ti; contigo en el corazón,
a la luz, contra ti en las oscuras vísceras;

de mi paterna condición, traidor


–en el pensamiento, en una sombra de acción–,
me sé a ella unido en el calor

de los instintos, de la estética pasión;


atraído por una vida proletaria
anterior a ti, y para mí religión

su alegría, no la milenaria
lucha suya; su naturaleza, no su
conciencia: es la fuerza originaria

del hombre que se ha perdido en el acto,


al darle la ebriedad de la nostalgia,
una luz poética: y más

no sé decir, que no sea


justo pero no sincero, abstracto
amor, no dolorosa simpatía...

Como los pobres, pobre, me ato


como ellos a humillantes esperanzas,
como ellos para vivir me bato
cada día. Pero en la desoladora
condición mía de desheredado,
yo poseo: y es la más exaltante

de las posesiones burguesas el estado


más absoluto. Pero como yo poseo la historia,
ella me posee; ella me ha iluminado:

¿pero de qué sirve la luz?

No digo el individuo, el fenómeno


del ardor sensual y sentimental...
otros vicios tiene, otro es el nombre

y la fatalidad de su pecar...
Pero amasados en él como comunes,
prenatales vicios, ¡y qué

objetivo pecado! No son inmunes


los internos y los externos actos, que lo hacen
encarnar en la vida, a ninguna

de las religiones que en la vida son


hipoteca de muerte, instituidas
para engañar la luz, dar luz al engaño.

Destinados a ser sepultados


sus despojos en Verano, es católica
su lucha con él: jesuíticas

las manías con las que dispone el corazón;


y todavía más adentro: tiene bíblica astucia
su conciencia... e irónico ardor

liberal... y rústica luz, entre los disgustos


de dandy provinciano, de provinciana
salud... Hasta las ínfimas minucias

en las que se esfuman, en el fondo animal,


Autoridad y Anarquía... Bien protegido
de la impura virtud y del ebrio pecar,

defendiendo una ingenuidad de obseso,


¡y con cuánta conciencia! vive el yo: yo
vivo, eludiendo la vida, con el pecho

el sentido de una vida que sea olvido


penetrante, violento... Ah cómo
entiendo, mudo en el húmedo rumor

del viento, aquí donde es muda Roma,


entre cipreses cansadamente convulsos,
cerca de ti, el alma de cuyo burilado tañe

Shelley... Cómo entiendo el vórtice


de los sentimientos, el capricho (griego
en el corazón del patricio, nórdico

veraneante) que lo tragó en el ciego


celeste del Tirreno; el carnal
goce de la aventura, estética

y pueril: mientras postrada Italia


como dentro del vientre de una enorme
cigarra, descubre blancos litorales,

esparcidos en el Lazio de veladas turbas


de pinos, barrocos, de amarillentos
calveros de rúcula, donde duerme,

con el miembro hinchado entre andrajos, un sueño


goethiano el muchachito campesino...
En Maremma, oscuros, de estupendas zanjas

de sagitaria entre las que se impone claro


el avellano, por las sendas que el paso
de su juventud recorre ignaro.

Ciegamente fragantes en las secas


curvas de Versilia, que sobre el mar
embrollado, ciego, los tersos estucos,

los taraceados leves de su pascual


campiña, enteramente humana,
expone, sombría sobre Cinquale,

desatada sobre la tórrida Apuane,


los azules vítreos sobre el rosa... De escollos,
quebradas, convulsas, como por un pánico

de fragancia, Riviera, blanda,


yerta, donde el sol lucha con la brisa
por dar suprema suavidad a los óleos

del mar... Y alrededor zumba de alegría


el exterminado instrumento de percusión
del sexo y de la luz: así a eso habituada

está Italia, que no tiembla, como


muerta en su vida: gritan acalorados
desde cientos de puertos el nombre

del compañero los jovencitos transpirada


la oscuridad de la cara, entre la gente
ribereña, en huertos de cardos,

en sucias playitas...

¿Me pedirías tú, muerto despojado,


que abandone esta desesperada
pasión de estar en el mundo?
VI

Me voy, te dejo en el anochecer


que, si bien triste, tan dulce desciende
para nosotros vivos, con la luz de cera

que en el barrio en penumbra se coagula.


Y lo alborota. Lo hace más grande, vacío
alrededor, y, más lejano, lo reenciende

de una vida inquieta que del ronco


rodar del tranvía, de los gritos humanos
dialectales, hace un concierto sordo

y absoluto. Y escucha cómo en aquellos lejanos


seres que en vida gritan, ríen,
en aquellos vehículos suyos, en aquellos pobres

caseríos donde se consuma el impío


y expansivo don de la existencia
aquella vida no es más que escalofrío;

corpórea, colectiva presencia;


escucha la falta de toda religión
verdadera; no vida, sino sobrevivencia

–tal vez más alegre que la vida– como


de un pueblo de animales, en cuyo arcano
orgasmo no se siente más pasión

que en la ocupación cotidiana:


humilde fervor al que da un sentido de fiesta
la humilde corrupción. Cuánto más vano es

–en este vacío de la historia, en esta


zumbante pausa en que la vida calla–
cualquier ideal, más bien es manifiesta

la estupenda, adusta sensualidad


casi alejandrina, que todo minia
e impuramente asciende, cuando acá

en el mundo, algo se sacude, y se arrastra


el mundo en la penumbra regresando
a vacías plazas, a desangelados talleres...

Ya se encienden las luces constelando


Via Zabaglia, Via Franklin, el entero
Testaccio, despojado en su gran

monte sucio, la calle del Tíber, el negro


fondo, más allá del río, que a Monteverde
reúne o esfuma invisible sobre el cielo.

Diademas de luces que se pierden,


resplandecientes, y frías de tristeza
casi marina... Falta poco para la cena;

brillan los raros autobuses de la barriada,


con racimos de obreros en las puertas,
y grupos de militares van, sin prisa,

hacia el monte que oculta en medio de excavaciones


cenagosas y montones de tachos de basura
en la sombra, sigilosas meretrices

que esperan airadas sobre la inmundicia


afrodisíaca: y, no lejos, entre casillas
invasoras en los costados del monte, o en medio

de monobloques, casi mundos, los chicos


ligeros como jirones juegan en la brisa
ya no fría, primaveral; encendiendo

de atolondramiento juvenil su romano


anochecer de mayo oscuros adolescentes
silban por las veredas en la fiesta

vespertina; y sacuden las persianas


de los garajes de improviso, gozosamente
si la oscuridad ha rendido serena a la tarde,

y en medio de los plátanos de Piazza Testaccio


el viento que cae en amagos de tormenta
es bien dulce, aunque rasure el pelo

y las fetideces del matadero, allí se embeba


de sangre descompuesta, y por donde vaya
agite repulsas y olor de miseria.

Es un rumor confuso la vida, y éstos, perdidos


en ella, la pierden serenamente
si no tienen el corazón pleno: de gozarse

allí, miserables, el anochecer: y potente


en ellos, inerme, por ellos, el mito
renace... Pero yo, con el corazón consciente

de que sólo en la historia hay vida,


¿podré jamás con pura pasión actuar
si sé que nuestra historia ha terminado?

Le ceneri di Gramsci

Non è di maggio questa impura aria


che il buio giardino straniero
fa ancora più buio, o l'abbaglia

con cieche schiarite... questo cielo


di bave sopra gli attici giallini
che in semicerchi immensi fanno velo

alle curve del Tevere, ai turchini


monti del Lazio... Spande una mortale
pace, disamorata come i nostri destini,

tra le vecchie muraglie l'autunnale


maggio. In esso c'è il grigiore del mondo,
la fine del decennio in cui ci appare

tra le macerie finito il profondo


e ingenuo sforzo di rifare la vita;
il silenzio, fradicio e infecondo...

Tu giovane, in quel maggio in cui l'errore


era ancora vita, in quel maggio italiano
che alla vita aggiungeva almeno ardore,

quanto meno sventato e impuramente sano


dei nostri padri - non padre, ma umile
fratello - già con la tua magra mano

delineavi l'ideale che illumina


(ma non per noi: tu morto, e noi
morti ugualmente, con te, nell'umido

giardino) questo silenzio. Non puoi,


lo vedi?, che riposare in questo sito
estraneo, ancora confinato. Noia

patrizia ti è intorno. E, sbiadito,


solo ti giunge qualche colpo d'incudine
dalle officine di Testaccio, sopito

nel vespro: tra misere tettoie, nudi


mucchi di latta, ferrivecchi, dove
cantando vizioso un garzone già chiude

la sua giornata, mentre intorno spiove.

II
Tra i due mondi, la tregua, in cui non siamo.
Scelte, dedizioni... altro suono non hanno
ormai che questo del giardino gramo

e nobile, in cui caparbio l'inganno


che attutiva la vita resta nella morte.
Nei cerchi dei sarcofaghi non fanno

che mostrare la superstite sorte


di gente laica le laiche iscrizioni
in queste grigie pietre, corte

e imponenti. Ancora di passioni


sfrenate senza scandalo son arse
le ossa dei miliardari di nazioni

più grandi; ronzano, quasi mai scomparse,


le ironie dei principi, dei pederasti,
i cui corpi sono nell'urne sparse

inceneriti e non ancora casti.


Qui il silenzio della morte è fede
di un civile silenzio di uomini rimasti

uomini, di un tedio che nel tedio


del Parco, discreto muta: e la città
che, indifferente, lo confina in mezzo

a tuguri e a chiese, empia nella pietà,


vi perde il suo splendore. La sua terra
grassa di ortiche e di legumi dà

questi magri cipressi, questa nera


umidità che chiazza i muri intorno
a smotti ghirigori di bosso, che la sera

rasserenando spegne in disadorni


sentori d'alga... quest'erbetta stenta
e inodora, dove violetta si sprofonda
l'atmosfera, con un brivido di menta,
o fieno marcio, e quieta vi prelude
con diurna malinconia, la spenta

trepidazione della notte. Rude


di clima, dolcissimo di storia, è
tra questi muri il suolo in cui trasuda

altro suolo; questo umido che


ricorda altro umido; e risuonano
familiari da latitudini e

orizzonti dove inglesi selve coronano


laghi spersi nel cielo, tra praterie
verdi come fosforici biliardi o come

smeraldi: "And O ye Fountains..." -le pie invocazioni...

III

Uno straccetto rosso, come quello


arrotolato al collo ai partigiani
e, presso l'urna, sul terreno cereo,

diversamente rossi, due gerani.


Lì tu stai, bandito e con dura eleganza
non cattolica, elencato tra estranei

morti: Le ceneri di Gramsci... Tra speranza


e vecchia sfiducia, ti accosto, capitato
per caso in questa magra serra, innanzi

alla tua tomba, al tuo spirito restato


quaggiù tra questi liberi. (O è qualcosa
di diverso, forse, di più estasiato
e anche di più umile, ebbra simbiosi
d'adolescente di sesso con morte...)
E, da questo paese in cui non ebbe posa

la tua tensione, sento quale torto


- qui nella quiete delle tombe - e insieme
quale ragione - nell'inquieta sorte

nostra - tu avessi stilando le supreme


pagine nei giorni del tuo assassinio.
Ecco qui ad attestare il seme

non ancora disperso dell'antico dominio,


questi morti attaccati a un possesso
che affonda nei secoli il suo abominio

e la sua grandezza: e insieme, ossesso,


quel vibrare d'incudini, in sordina,
soffocato e accorante - dal dimesso

rione - ad attestarne la fine.


Ed ecco qui me stesso... povero, vestito
dei panni che i poveri adocchiano in vetrine

dal rozzo splendore, e che ha smarrito


la sporcizia delle più sperdute strade,
delle panche dei tram, da cui stranito

è il mio giorno: mentre sempre più rade


ho di queste vacanze, nel tormento
del mantenermi in vita; e se mi accade

di amare il mondo non è che per violento


e ingenuo amore sensuale
così come, confuso adolescente, un tempo

l'odiai, se in esso mi feriva il male


borghese di me borghese: e ora, scisso
con te - il mondo, oggetto non appare
di rancore e quasi di mistico
disprezzo, la parte che ne ha il potere?
Eppure senza il tuo rigore, sussisto

perché non scelgo. Vivo nel non volere


del tramontato dopoguerra: amando
il mondo che odio - nella sua miseria

sprezzante e perso - per un oscuro scandalo della coscienza...

IV

Lo scandalo del contraddirmi, dell'essere


con te e contro te; con te nel core,
in luce, contro te nelle buie viscere;

del mio paterno stato traditore


- nel pensiero, in un'ombra di azione -
mi so ad esso attaccato nel calore

degli istinti, dell'estetica passione;


attratto da una vita proletaria
a te anteriore, è per me religione

la sua allegria, non la millenaria


sua lotta: la sua natura, non la sua
coscienza: è la forza originaria

dell'uomo, che nell'atto s'è perduta,


a darle l'ebbrezza della nostalgia,
una luce poetica: ed altro più

io non so dirne, che non sia


giusto ma non sincero, astratto
amore, non accorante simpatia...
Come i poveri povero, mi attacco
come loro a umilianti speranze,
come loro per vivere mi batto

ogni giorno. Ma nella desolante


mia condizione di diseredato,
io possiedo: ed è il più esaltante

dei possessi borghesi, lo stato


più assoluto. Ma come io possiedo la storia,
essa mi possiede; ne sono illuminato:

ma a che serve la luce?

Non dico l'individuo, il fenomeno


dell'ardore sensuale e sentimentale...
altri vizi esso ha, altro è il nome

e la fatalità del suo peccare...


Ma in esso impastati quali comuni,
prenatali vizi, e quale

oggettivo peccato! Non sono immuni


gli interni e esterni atti, che lo fanno
incarnato alla vita, da nessuna

delle religioni che nella vita stanno,


ipoteca di morte, istituite
a ingannare la luce, a dar luce all'inganno.

Destinate a esser seppellite


le sue spoglie al Verano, è cattolica
la sua lotta con esse: gesuitiche

le manie con cui dispone il cuore;


e ancor più dentro: ha bibliche astuzie
la sua coscienza... e ironico ardore

liberale... e rozza luce, tra i disgusti


di dandy provinciale, di provinciale
salute... Fino alle infime minuzie

in cui sfumano, nel fondo animale,


Autorità e Anarchia... Ben protetto
dall'impura virtù e dall'ebbro peccare,

difendendo una ingenuità di ossesso,


e con quale coscienza!, vive l'io: io,
vivo, eludendo la vita, con nel petto

il senso di una vita che sia oblio


accorante, violento... Ah come
capisco, muto nel fradicio brusio

del vento, qui dov'è muta Roma,


tra i cipressi stancamente sconvolti,
presso te, l'anima il cui graffito suona

Shelley... Come capisco il vortice


dei sentimenti, il capriccio (greco
nel cuore del patrizio, nordico

villeggiante) che lo inghiottì nel cieco


celeste del Tirreno; la carnale
gioia dell'avventura, estetica

e puerile: mentre prostrata l'Italia


come dentro il ventre di un'enorme
cicala, spalanca bianchi litorali,

sparsi nel Lazio di velate torme


di pini, barocchi, di giallognole
radure di ruchetta, dove dorme

col membro gonfio tra gli stracci un sogno


goethiano, il giovincello ciociaro...
Nella Maremma, scuri, di stupende fogne

d'erbasaetta in cui si stampa chiaro


il nocciolo, pei viottoli che il buttero
della sua gioventù ricolma ignaro.

Ciecamente fragranti nelle asciutte


curve della Versilia, che sul mare
aggrovigliato, cieco, i tersi stucchi,

le tarsie lievi della sua pasquale


campagna interamente umana,
espone, incupita sul Cinquale,

dipanata sotto le torride Apuane,


i blu vitrei sul rosa... Di scogli,
frane, sconvolti, come per un panico

di fragranza, nella Riviera, molle,


erta, dove il sole lotta con la brezza
a dar suprema soavità agli olii

del mare... E intorno ronza di lietezza


lo sterminato strumento a percussione
del sesso e della luce: così avvezza

ne è l'Italia che non ne trema, come


morta nella sua vita: gridano caldi
da centinaia di porti il nome

del compagno i giovinetti madidi


nel bruno della faccia, tra la gente
rivierasca, presso orti di cardi,

in luride spiaggette...

Mi chiederai tu, morto disadorno,


d'abbandonare questa disperata
passione di essere nel mondo?
VI

Me ne vado, ti lascio nella sera


che, benché triste, così dolce scende
per noi viventi, con la luce cerea

che al quartiere in penombra si rapprende.


E lo sommuove. Lo fa più grande, vuoto,
intorno, e, più lontano, lo riaccende

di una vita smaniosa che del roco


rotolio dei tram, dei gridi umani,
dialettali, fa un concerto fioco

e assoluto. E senti come in quei lontani


esseri che, in vita, gridano, ridono,
in quei loro veicoli, in quei grami

caseggiati dove si consuma l'infido


ed espansivo dono dell'esistenza -
quella vita non è che un brivido;

corporea, collettiva presenza;


senti il mancare di ogni religione
vera; non vita, ma sopravvivenza

- forse più lieta della vita - come


d'un popolo di animali, nel cui arcano
orgasmo non ci sia altra passione

che per l'operare quotidiano:


umile fervore cui dà un senso di festa
l'umile corruzione. Quanto più è vano

- in questo vuoto della storia, in questa


ronzante pausa in cui la vita tace -
ogni ideale, meglio è manifesta

la stupenda, adusta sensualità


quasi alessandrina, che tutto minia
e impuramente accende, quando qua

nel mondo, qualcosa crolla, e si trascina


il mondo, nella penombra, rientrando
in vuote piazze, in scorate officine...

Già si accendono i lumi, costellando


Via Zabaglia, Via Franklin, l'intero
Testaccio, disadorno tra il suo grande

lurido monte, i lungoteveri, il nero


fondale, oltre il fiume, che Monteverde
ammassa o sfuma invisibile sul cielo.

Diademi di lumi che si perdono,


smaglianti, e freddi di tristezza
quasi marina... Manca poco alla cena;

brillano i rari autobus del quartiere,


con grappoli d'operai agli sportelli,
e gruppi di militari vanno, senza fretta,

verso il monte che cela in mezzo a sterri


fradici e mucchi secchi d'immondizia
nell'ombra, rintanate zoccolette

che aspettano irose sopra la sporcizia


afrodisiaca: e, non lontano, tra casette
abusive ai margini del monte, o in mezzo

a palazzi, quasi a mondi, dei ragazzi


leggeri come stracci giocano alla brezza
non più fredda, primaverile; ardenti

di sventatezza giovanile la romanesca


loro sera di maggio scuri adolescenti
fischiano pei marciapiedi, nella festa

vespertina; e scrosciano le saracinesche


dei garages di schianto, gioiosamente,
se il buio ha resa serena la sera,

e in mezzo ai platani di Piazza Testaccio


il vento che cade in tremiti di bufera,
è ben dolce, benché radendo i capellacci

e i tufi del macello, vi si imbeva


di sangue marcio, e per ogni dove
agiti rifiuti e odore di miseria.

È un brusio la vita, e questi persi


in essa, la perdono serenamente,
se il cuore ne hanno pieno: a godersi

eccoli, miseri, la sera: e potente


in essi, inermi, per essi, il mito
rinasce... Ma io, con il cuore cosciente

di chi soltanto nella storia ha vita,


potrò mai più con pura passione operare,
se so che la nostra storia è finita?

II. ¿Transhumanar y organizar?


de Transhumanar y organizar

Pedido de trabajo

Poesía por encargo es artefacto.


El constructor de artefactos puede producir muchos
(sin procurarse más cansancio que el del trabajo manual).
El objeto puede resultar, a veces, irónico:
el artefacto siempre lo es.
Han pasado los tiempos en que, voraz ahorrista,
derrochaba todo, invirtiendo mi dinero (mucho,
porque era mi semen y yo siempre estaba en erección)
en la compra de áreas de bajísimo valor
que se valorizarían de aquí a dos o tres siglos.
Era tolemaico (era un muchacho)
y contaba la eternidad justamente en siglos.
Consideraba la tierra el centro del mundo;
la poesía, el centro de la tierra.
Todo era bello y lógico.
Por lo demás, ¿que razón tenía para no creer
que todos los hombres eran como yo?
Luego, en cambio, se revelaron todos mucho mejores;
y yo resulté ser, más bien, hombre de raza inferior.
Intercambié puntos de vista
y entendí que no quería escribir más poesía. Ahora, sin embargo,
ahora que está vacante la vocación
–pero no la vida, no la vida–
ahora que la inspiración, si viene, no produce versos–
por favor sepan que estoy aquí pronto
a proveer poesía por encargo: artefactos. 1

1 Incluso explosivos.

Richiesta di lavoro

Poesia su ordinazione è ordigno.


Il costruttore di ordigni può produrne molti
(nient'altro procurandosi che stanchezza per il lavoro manuale).
L'oggetto può essere, talvolta, ironico:
l'ordigno lo è sempre.
Sono passati i tempi in cui, vorace economizzatore,
spendevo tutto, investendo i miei soldi (molti,
perché erano il mio seme: e io era sempre in erezione)
nell'acquisto de aree di bassissimo valore
che sarebbero state valorizzate da lì a due o tre secoli.
Ero tolemaico (essendo un ragazzo)
e contavo l'eternità per l'appunto, in secoli.
Consideravo la terra il centro del mondo;
la poesia il centro della terra.
Tutto ciò era bello e logico.
Del resto, che ragioni avevo di non credere
che tutti gli uomini non fossero come me?
Poi, invece, si sono rivelati tutti di me molto migliori;
e io son risultato essere, piuttosto, uomo di razza inferiore.
Ricambiai l'apprezzamento
e capii che no volevo più scrivere poesie. Ora, però,
ora che la vocazione è vacante
-ma non la vita, non la vita-
ora che l'ispirazione, se viene, versi non ne produce -
vi prego, sappiate che son qui pronto
a fornire poesie su ordinazione: ordigni. 1

1 Anche esplosivi.

Dutschke *

Durante todo el período en que no habías nacido,


yo he razonado. No sé en el vientre de qué madre estabas.
No fecundé yo a esa mujer, eso es cierto.
Sin embargo, si considero el largo período de tiempo
que pasó por mí después del nacimiento y por ti antes,
no hay dudas: te soy padre.
¿Por qué entonces te miro con ojos de hijo?
Nuestra experiencia tiene las mismas palabras, nuestra razón
tiene el mismo léxico. Pero tú, más allá de lo que es tuyo,
tienes también lo que es mío; y esto es lo que te vuelve más adulto.
De mis años prenatales no he podido atesorar nada, yo.
Se han borrado de mi experiencia, inútil tragedia.
No he usado una sola palabra
usada por mis padres (salvo para augurarles el Infierno).
Su criminalidad y su odio por la razón
son puros y simples pesos en mi vida.
También yo, naturalmente, he recorrido
un largo camino en el vientre de mi madre y he llegado,
como un bárbaro indescifrable, provisto de toda exquisitez
–de una extraña e inadmisible madurez–, a esta tierra.
No fui recibido con amor. No me miraron con ojos filiales.
Nadie se asombró por mi amarga sabiduría.
Tuve sobre mí ojos de padres... Pero basta con esta historia.
Están muertos, acompañados por mi maldición, por mi indiferencia
o por mi piedad. Ahora yo, en cambio, toda mi experiencia te la he
dado.
Y por lo tanto tienes la tuya más la mía: y esto te da una
autoridad ... paterna.
Pendo de tus labios, que dicen novedades,
incubadas en aquel largo período prenatal en el que yo operaba
(ingenuamente, de muchacho) ¿Cuál es la novedad?
Ni siquiera tú, finalmente, sabrás decirla. Otras historias prenatales
se están ya desarrollando en los umbrales del mundo, de nuevo viejo.
¿La fundación de un Partido Comunista en Alemania?
¡Cuántos obstáculos, cuántas oposiciones, cuántas contrariedades,
cuántas imposibilidades históricas debidas a ajustes ya definitivos!
En Frankfurt se espera. En Heidelberg se estudia en medio del
aburrimiento.
La burguesía de cuyas entrañas misteriosamente has nacido,
lo vi con mis ojos, tiene rostros blancos como lápidas:
¡no te dejes engañar por su buena voluntad,
por su atormentada sensibilidad, por su cómica timidez!
Están todos aterrorizados, padre mío, jefe. Y tus jóvenes coetáneos
van por el camino principal, no por los senderos.

*  N. del T.: Escrito por encargo de la revista Tempo. Sin duda
"Dutschke" es Alfred Willi Rudolf Dutschke (1940-1979), conocido como
Rudi Dutschke, uno de los líderes del llamado, genéricamente,
"movimiento del 68", que nació en las Universidades y se extendió por
distintos países europeos. Dutschke militó en la Juventud Comunista de
la ex RDA y se fugó luego a Berlín Occidental. Estudió sociología en
la Universidad Libre y se unió a la federación de estudiantes. Ante el
giro radical que tomó el movimiento estudiantil en cuanto a los modos
de lucha, Dutschke, partidario de un marxismo con base cristiana,
pergeñó una controvertida idea de "larga marcha a través de las
instituciones". Fue víctima de un atentado en Londres en 1968, al que
sobrevivió, aunque las heridas de bala que recibió en la cabeza le
provocaron trastornos nerviosos severos. Murió en medio de un ataque
de epilepsia durante su nuevo exilio, en Dinamarca, en 1979.

Dutschke 1

Per tutto il periodo in cui tu non era nato,


io ho ragionato. Non so nel ventre di quale madre tu stavi.
Non l'ho fecondata io, quella donna, questo è certo.
Eppure, se considero il lungo periodo di tempo
che per me passò dopo la nascita e per te prima,
non c'è dubbio: ti sono padre.
Perché allora ti guardo con l'occhio del figlio?
La nostra esperienza ha le stesse parole; la nostra ragione
ha lo stesso lessico. Ma tu, oltre a ciò ch' è tuo,
hai anche ciò ch'è mio: è questo che ti rende più adulto.
Dei miei anni prenatali non ho potuto far tesoro, io.
Si sono cancellati dalla mia esperienza, inutile tragedia.
Non ho mai usato una sola parola
usata dai miei padri (eccetto che per augurargli l'Inferno).
La loro ciminalità e il loro odio per la ragione
sono dei puri e semplici pesi nella mia vita.
Anch'io ho naturalmente percorso
un lungo cammino nel ventre di mia madre, e sono giunto,
come un barbaro indecifrabile, e formito di ogni squisitezza
-di una strana e inammissibile maturità- su questa terra.
Non fui accolto con amore. Non mi si guardò con occhi figliali.
Non ci stupì per la mia acerba sapienza.
Ebbi su me occhi di padri... Ma basta, con questa storia.
Sono morti, accompagnati dalla mia maledizione, dalla mia indifferenza
o dalla mia pietà. Ora, io, invece, tutta la mia esperienza te l'ho
data.
E dunque hai la tua più la mia: e ciò ti dà un'autorità... paterna.
Pendo della tue labbra, che dicono novità,
covate in quel lungo periodo prenatale, in cui io operavo
(ingenuamente, da ragazzo). Qual è questa novità?
Neanche tu, alla fine, saprai dirla. Altre storie prenatali
si stanno già svolgendo alle soglie del mondo di nuovo vecchio.
La fondazione di un Partito Comunista in Alemania?:
Quanti ostacoli, quante opposizioni, quante contrarietà:
quante impossibilità storiche dovute ad assestamenti ormai definitivi!
A Francoforte si spera. Ad Heidelberg si studia, tra la noia.
La borghesia dalle cui viscere misteriosamente sei nato,
l'ho vista coi miei occhi, ha visi bianchi come lapidi:
non lasciarti ingannare dalla loro buona volontà,
dalla loro tormentata sensibilità, dalla loro comica timidezza!
Sono tutti terrorizzati, padre mio, capo. E tuoi giovani coetanei
vanno per la strada maestra, non per i sentieri.

1  Su commissione della rivista Tempo.

El nacimiento de un nuevo tipo de bufón

No "caca" 1 sino "baba ndogo" (seor maestro),


así queda liquidado mi narcisismo
¿Qué queda de él?

He perdido la compañía de un sentimiento.


O, mejor, de la "forma de una vida" (la mía).
He bajado en la última estación.

Queda un enigma. Entre los wagogo enamorados de los europeos,


el monumento negro se alza contra los arbustos siniestros
y los templos naturales de peñascos donde vivieron leones.

Yo no tengo más el sentimiento


que me hace tener admiración por mí.

No considero el fondo de mis palabras


como un fondo precioso, una gracia,
algo especial y particularmente bueno. 2

¿Qué comunico, al final


de mi carrera de poeta que, calladito,
se consideraba indispensable para la humanidad?

He aquí la respuesta (en la mañana


del primero de enero de 1969):
"Una desagradable ironía sobre todo aquello".
¡Qué impertérrito y puro fue mi celo
a la luz de mi narcisismo!

A través del humorismo regreso al orden.


Calla Tersites imberbe y presuntuoso
(objetivamente además) gracioso.
Ulyxes se quedó en casa:
allí hace uso de la ironía (justamente) y allí defiende
como loco moderado las instituciones. En cuanto a Héctor,
él hace discontinuas apariciones.
Pero ay de él si no tuviera un cierto desapego.

¿Qué comunico, si no comunico más,


si, en resumen, nunca he comunicado
otra cosa que el placer de ser aquello que soy,
aquello que me enseñó mi madre?

Grita, pues, un pájaro sobre el hotel Mwanza.


Ninetto duerme bajo el mosquitero.
Yo doy aire al equívoco fervor matutino
por el que me declaro "poeta diletante". 3
Pero no es casualidad que esto ocurra junto al lago Victoria.
1  Hermano (swahili).
2  No sin conciencia de la significación esquizoide.
3  Que escribe poesía sobre su existencia, por mera protesta contra el
neo-zdanovismo.

La nascista di un nuovo tipo di buffone

Non "caca" 1 ma "baba ndogo" (sor maestro)


così viene liquidato il mio narcisismo.
Che ne è di esso?

Ho perso la compagnia di un sentimento.


O, meglio, della "forma di una vitta" (la mia).
Sono sceso all'ultima stazione.

Resta un rebus. Trai i Wagogo innamorati degli Europei


il monumento nero è alto contro i sinistri cespugli,
e i templi naturali di macigni dove vissero leoni.

Io non ho più il sentimento


che mi fa avere ammirazione per me.

Non considero il fondo delle mie parole


come un fondo prezioso, una grazia,
qualcosa di speciale e di particolarmente buono. 2

Che cosa comunico, alla fine,


della mia carriera di poeta, che, sotto sotto,
si considerava indispensabile all'umanità?

Ecco la risposta (nel mattino


del primo gennaio 1969):
"Una spiacevole ironia su tutto ciò".
Come fu imperterrito e puro il mio zelo
alla luce del mio narcisismo!
Attraverso l'umorismo rientro nell'ordine.
Tace il Tersite imberbe e sedicente
(oltre che oggettivamente) grazioso.
L'Ulyxes è rimasto a casa:
vi fa (appunto) dell'ironia e vi difende
da folle moderato le istituzioni. Quanto a Ettore,
lui, fa saltuarie apparizioni.
Ma, anche lui, guai se non ci fosse un po' di distacco.

Che cosa comunico, se non comunico più,


se, tutto sommato, non ho mai comunicato
altro che il piacere di essere ciò che sono?
Ciò che mi insegnò mia madre?

Grida, dunque, un uccello sull'Hotel Mwanza.


Ninetto dorme sotto la zanzariera.
Io dò sfogo al'equivoco fervore mattutino,
per cui mi dichiaro "poeta dilettante". 3
Ma non è un caso che ciò accada sul Lago Vittoria.

1  Fratello (swaili)..
2  Non senza coscienza della significazione schizoide.
3  Che scrive della poesia sulla esistenza, per pura protesta contro
il neo-zdanovismo.

Comunicado a la ANSA (propósitos)

He bebido un vaso de agua a las tres de la mañana


mientras Arezzo tenía el aire de ser absolutamente independiente.
Una vez resuelta la omisión de los principales deberes
(de poeta, de ciudadano)
mis versos serán completamente prácticos
(a pesar de que sé bien que sin Dios la práctica es surrealista)
Como dice Eurípides: "La democracia consiste
en estas simples palabras:
¿quién tiene un consejo útil para darle a su patria?"
Así, mis consejos serán los de un loco moderado.
Después de mi muerte, por lo tanto, no se sentirá mi falta:
la ambigüedad importa mientras está vivo el Ambiguo.
Comunicato all'ANSA (propositi)

Ho bevuto un bicchier d'acqua alle tre di notte


mentre Arezzo aveva l'aria di essere assolutamente indipendente.
Una volta decisa l'omissione dei principali doveri
(di poeta, di cittadino)
i miei versi saranno completamente pratici
(benchè io sappia bene che senza Dio la pratica è surrealistica)
Come dice Euripidi: "La democrazia consiste
in questi semplici parole:
chi ha qualche utile consiglio da dare alla sua patria?"
Così, i miei consigli saranno di folle moderato.
Dopo la mia morte, perciò, non si sentirà la mia mancanza:
l'ambiguità importa fin che è vivo l'Ambiguo.

Comunicado a la ANSA (un perro)

Ay, perro, parado en el cordón de la Via Prenestina,


que mira a un lado y a otro antes de cruzar.
Nada que objetar, todo lo acepta.
No hay dignidad que defender, por causa de su bondad.
Esta es, entonces, mi conclusión:
la resignación no tiene nada que envidiar al heroísmo.

Comunicato all'ANSA (un cane)

Ahi, cane, fermo sul ciglio della via Prenestina


che si guarda di qua e di là prima di attraversare la strada.
Non ha nulla da ridire: accetta tutto.
Non ha dignità da difendere, a causa della sua bontà.
Ecco quindi la mia conclusione:
la rassegnazione non ha niente da invidiare all’eroismo.
Transhumanar y organizar

Poco antes de encajarme en las orejas los Boules Quies


en el momento en que ninguna persona seria escribiría poesía.
En el momento en el que la conciencia es más sucia.
Parece imposible que un hombre pueda hacer
experiencias tan simples tan tarde.
Estaba evidentemente cegado por una política no simple.
Estaba en la sala del Instituto Luce
(sin esa seguridad exaltada de escribir poesía).
Extraño que haya visto tan tarde con mis ojos
aquellas cosas, de cualquier tiempo,
que suceden probablemente todos los días.
La multitud se apretaba en torno a una mesa sin micrófonos.
Se hablaba subido a una silla.
Lo repito: era un momento en que no se tiene certeza de la poesía.
Todos estaban inseguros, porque sólo el cansancio produce
exaltaciones.
Para un director de cine, aquellas caras eran un vital descubrimiento
matutino.
¿A quién hay que dirigirse para afiliarse al PCI?
Y bien, he aquí que me dirijo, sea quién sea.
Parece increíble –le digo– que a las cosas simples
les lleve tanto tiempo revelarse como lo que son.
Los obreros quieren al PCI como en sustancia es.
Ahora, esta voluntad se me presenta en toda su claridad.
Y, como esto es simplemente una carta, aun si la hora
es aquella del rito en el que los poetas no serios escriben poesías,
diré que esa voluntad es la voluntad de las instituciones.
Los obreros a mi lado, y las obreras, quizá por primera vez
en su vida a la par de los hombres, en esta pequeña huelga,
eran presentes encarnaciones de esa voluntad.
Ahora, sucedió esto. Algunos jóvenes asistentes
se delegaron para dar, uno tras otro, su adhesión.
Habla un diputado democratacristiano de provincia.
Recomienda las buenas maneras. En cuanto al resto, sabe
decir todo con otras palabras, esto es, no decir nada.
Habla (y es cierto) de dificultad: modo gentil de decir
que no todo lo que se quiere se podrá obtener.
Modo de decir, incluso, que la buena voluntad ya es mucho.
Por otra parte, ya que se puede provocar aun con provinciana
gentileza,
él dice que la presente asamblea no es política.
Y entonces algunos jóvenes, con mostachos de bárbaros,
y frente dura y baja como las de las bestias que pastan.
gritan contra la provocación con el modo de la provocación.
Son, desgraciadamente, lo que parecen. Gritan:
"No democracia sino revolución". Les agarró la histeria.
Nadie podría ya pararlos: el grito extremista
los salva como una medicina que hace callar la realidad.
Pálidos, los pómulos hinchados, las pequeñas frentes duras,
los grandes bigotes retorcidos en ángulo recto, color tabaco.
A ellos se unen otros intelectuales menos jóvenes.
Sólo tienen en común la palidez y la voz alterada.
Como si un espíritu hubiera descendido en aquel salón
y hubiese llenado de sí a pocas personas, dejando vacías a las otras.
Los jóvenes y no tan jóvenes extremistas estaban transfigurados
por aquel grito como por una salvación cotidiana: y no daban
de ningún modo señal de querer razonablemente renunciar a él.
Los obreros tienen paciencia un poco. Luego la pierden.
Y ha sido un milagro que no los echaran a patadas.
El buen sentido prevaleció, resquebrajado antes, digamos, por otro
buen sentido.
Bueno, he visto por primera vez, con mis propios ojos,
al obrero arrojarse con sus grandes manos sobre los intelectuales
vociferantes.
La escena era observada también por el ojo de un diputado comunista.
Como un chico listo, él lograba controlarse
mientras aquellos energúmenos gritaban: controlarse exactamente como
un obrero.
Y cuando, después, algún obrero, por pura y simple impaciencia,
se largó a gritar él también, y a alzar las manos,
él lo contempló con el ojo apenas más opaco,
sobre su cuello rústico.
También yo callaba y contemplaba. Pero por razones distintas:
cuánto me parezco a aquellos imbéciles gritones, yo.
Al menos, tanto como el diputado piamontés se parece a los obreros.
Mis gritos extremistas son más elaborados y menos imbéciles, es
cierto.
Pero no, no es un examen de conciencia lo que ahora quiero hacer,
y todavía menos una enésima confesión de mis culpas.
No quiero decir tampoco que hago simplificaciones rápidas–
y por lo tanto retóricas– que son el espíritu de toda institución:
incluso, de las queridas por la voluntad de los obreros.
Entiendo simplemente esto: que de ahora en adelante
haré callar mis escrúpulos de verdad, haciéndome trampa a mí mismo.
¿Amo o no amo a las instituciones? ¿La verdad más verdadera no es
esta?
¿Y entonces por qué luchar por aquella otra verdad,
que estoy obligado a amar, quedando obligado a vivir al margen
de las instituciones como un bandido?
Cometo una enésima bajeza. Entro en el orden.
Si pudiera inscribirme en el PCI, lo haría. Y actuaría en
consecuencia,
con una lealtad que puedo alcanzar aun a costa de acallar la
conciencia.
No es novedad que un hombre deba elegir
entre dos vidas de compromiso, y se rinda. Además,
yo siempre me opuse al PCI con entrega, esperando
una respuesta a mis objeciones. ¡Para proceder dialécticamente!
Esa respuesta nunca me llegó: una polémica fraternal
fue reemplazada por una polémica blasfema.
¿Pero no es un error tomármela contra una banal injusticia?
Las instituciones son injustas: ¿y entonces?
Sólo por las instituciones hay relación entre estos obreros y yo.
Y no hablo sólo del PCI, sino también de todo aquello que lo precede,
instituido en una historia milenaria que me liga a estos hombres.
Su voluntad es la de tener órdenes de un padre:
han tenido ya un gran coraje al liberarse del viejo padre
y de sustituirlo, alcanzando así su única libertad posible.
Está bien claro: esta pura y simple eventualidad
de inscribirme hoy, a casi mis cuarenta y siete años, en el PCI,
no se realiza sólo porque no soy capaz todavía de hacer voto
de castidad, sino porque el equívoco continúa,
y me sé incorregible en mantener mi manía por la verdad
(no sé si se trata de verdad o de amor por ella: pero que es una
manía,
eso es cierto: tal vez autoflagelamiento, tal vez apego a mi suerte
de elegido, destinado a decidir entre vulgaridad e idealismo).
Por pura contradicción, consoladora, debo sin embargo poner bajo
examen
aun la hipótesis totalmente contraria: esto es, esta pura y simple
eventualidad de inscribirme, no es explicable sólo por un cálculo
hipócrita, 1
sino, más bien, por un cálculo debido a mi extraño equilibrio, que me
liga
en lo profundo, sin saberlo, con naturalidad a estos obreros.
Traiciono un pacto de lealtad –conmigo mismo, idealista–
porque me parece más justo adaptarme al pacto de lealtad
con los obreros, y con su Partido, que así como es lo quieren.
Leo esa voluntad de ellos (¡oh, sin duda, modestamente humana!)
en el aire ya oscuro, con el día que se apaga en la única ventana.
Los he siempre visto perdidos a cada uno en su celda, en su
laboratorio,
en su periódico; cada uno en su suerte salarial, pobre y paciente
sostén de una familia, proveedor alegre del "pedazo de pan".
La misma paz con las cosas humanas, sea en moviolas o almas,
en películas o hechos, que en ellos observaba, absoluta,
en aquellas tardes de trabajo, aquellas sacras mañanas sin historia,
la observo ahora. Mi vista no puede no registrar la enormidad
de estas caras –hormigas o bisontes, dromedarios o mirlos
o todas estas cosas juntas– en líneas maceradas por la cotidianeidad:
por la miseria de una vida tan absorta en su suerte,
que no puede más que ser sin elección, entregada a una única
experiencia.
Su saber no corresponde a la realidad, sino a esta realidad.
Es un saber mísero y entero, mezquino y fuerte.
Y no puede sino producir instituciones míseras y mezquinas
que deben buscar entereza y fuerza. Inscribirme en el PCI
significaría colaborar con esta búsqueda, a través de la renuncia
a un saber heroico y privilegiado que busca corresponder a la realidad
y defender sus despiadadas exigencias.
Cosa que podría hacer en otra parte, en otro sitio.
Eh, es natural que debería entonces adaptarme a esta disociación.
Cada cálculo la implica, cada pacto, cada degradación:
estaré dividido: callado y oficial en las acciones, crítico y solo
al escribir poesía. ¿No es esta separación
la que siempre se ha querido –tal vez justamente?
No por casualidad tengo sobre la espalda la mano sacra y untuosa de
San Pablo
que me empuja a dar el paso.
¿La contemporaneidad temporal del transhumanar no es el organizar?
Los intelectuales gritones tendrán ciertamente motivos para indignarse
(los asiste la sombra de Zdanov que no saben ni siquiera quién fue)
ante mi método de sacar conclusiones del color del aire que oscurece
sobre estos rostros encendidos en el mundo de la acción
como sobre la otra cara del cielo.
Pero nuestro mundo es esquizoide, queridos amigos, querido funcionario
del PCI, a quien está dirigida esta carta informal.

1  Ha habido en Italia, en lugar de una victoria gaullista, una


victoria comunista.

Transumanar e organizzar

Poco prima di infilarmi nell orecchie le Boules Quies


nell'ora in cui nessuna persona seria scriverebbe poesie.
Nell'ora in cui la coscienza è più sporca.
Sembra impossibile che un uomo possa fare
esperienzie così semplici così tardi.
Ero evidentemente acciecato da una politica non semplice.
Era nella sala dell' Istituto Luce
(senza questa sicurezza esaltata di chi scrive poesie).
Strano che abbia visto così tardi coi miei occhi
delle cose che, da qualche tempo,
succedeno probabilmente tutti i giorni.
La folla era stretta intorno a un tavolo senza microfoni.
Si parlava montando sopra una sedia.
Lo ripeto: era un' ora in cui non si ha certezza della poesia.
Tutti erano incerti, perché solo la stanchezza dà esaltazioni.
Per un regista, quelle faccie erano una vitale scoperta mattutina.
A chi ci si rivolge per iscriversi al PCI?
Ebbene, è costui che mi rivolgo, chiunque esso sia.
Sembra incredibile -gli dico- che le cose semplici
ci mettano tanto tempo a rivelarse per quello che sono.
Gli operai vogliono il PCI così com' esso in sostanza è.
Ora, questa volontà me }e apparsa finalmente in tutta la sua
chiarezza.
E, poich}e questa è semplicemente una lettera, anche se l' ora
è quella di rito in cui i poeti non seri scrivono poesie,
dirò che questa volontà è la volontà delle istituzioni.
Gli operai accanto a me, e le operaie, forse per prima volta
nella loro vita pari agli uomini, in questo piccolo sciopero,
eran presenze carnali di quella volontà.
Ora, è successo questo. Alcuni giovani astanti
delegati a dare, uno dopo l' altro, le loro adesioni.
Parla anche un deputato democristiano di provincia.
Raccomanda le buone maniere. Quanto al resto, ha imparato
a dir tutto con altre parole: cioè a non dir niente.
Parla anche (è vero) di difficoltà: modo gentile per dire
che non tutto ciò che si chiede si potrà ottenere.
Modo gentile per dire anche che la buona volontà è già molto.
Inoltre, poichè si può provocare anche con provinciale gentilezza
egli dice che la presente assemblea non è politica.
Ed acco alcuni giovani, con mustacchi di barbari,
e fronti dure e basse come quelle delle bestie da pascolo,
eccoli urlare alla provocazione coi modi della provocazione.
Sono, purtroppo, ciò che sembrano. Urlano:
"Non democrazia ma rivoluzione!" Li ha presi l' isteria.
Nessuno potrebbe mai trattenerli: il grido estremistico
li salva come una medicina che fa tacere la realtà.
Pallidi, con gli zigomi sprogenti, le piccole fronti dure,
i grandi baffi ritorti ad angolo retto, color tabacco.
A loro si uniscono altri intellettuali meno giovani.
Hanno in comune soltanto il pallore e la voce alterata.
Come si uno spirito fosse disceso dentro quello stanzone
e avesse riempito di sé poche persone, lasciando vuoti gli altri.
I giovani e i non più giovani estremisti erano transfigurati
del loro grido como da una salvezza quotidiana: e non davano
in nessun modo segno di voler ragionevolmente rinunciarvi.
Gli operai pazientano un po'. Poi perdono la pazienza.
Ed è stato un caso che non li abbiano cacciati a calci.
Il buon senso è prevalso, incrinato, prima, del resto, da altro buon
senso.
Dunque, ho visto per la prima volta con i miei occhi
l' operaio avventarsi con le sue grosse mani sull' intellettuale
vociante.
La scena era guardata anche dall' occhio de un deputato comunista.
Come un ragazzo furbo, egli era risciuto a controllarsi
mentre quei perduti urlavano: a controllarsi, proprio como un operaio.
E quando, poi, qualche operaio, per pura e semplice impazienzia,
si è messo a urlare anche lui, e ad alzare le mani;
egli ha contemplato ancora, con l' occhio appena più opaco,
sul suo collo rozzo.
Anch' io tacevo e contemplavo. Ma per ragioni diverse:
quanto assomiglio a quegli imbecelli urlanti, io.
Almeno quanto il deputato piemontese assomiglia agli operai.
I miei urli estremisti son più elaborati e meno inbecilli, è vero.
Tuttavia, no, non è un esame di coscienza che ora voglio fare,
e ancor meno un' enessima confessione delle mie colpe.
Non voglio ammettere neanche che faccio delle semplificazioni a
braccio -
e quindi della retorica - che sono lo spirito di ogni istituzione:
anche di quella voluta dalla volontà degli operai.
Intento semplicemente questo: che da ora in avanti
farò tacere i miei scrupoli di verità, facendo torto a me stesso.
Amo o non amo le instituzioni? La verità più vera non è questa?
E allora perché lottare per quell' altra verità,
che sono costretto ad amare, essendo costretto a vivere al margine
delle istituzioni come un bandito?
Compio un enesimo atto di viltà. Rientro nell' ordine.
Se potessi iscrivermi al PCI, lo farei. E agire di conseguenza,
con una lealtà, che può giungere anche a tacitare la coscienza.
Non è una novità che un uomo debba essere costretto a scegliere
tra due vite di compromesso, e si arrenda. Del resto
io mi sono sempre opposto al PCI con dedizione, aspettandomi
una risposta alle mie obiezioni. Così da procedere dialetticamente!
Questa risposta non è mai venuta: una polemica fraterna
è stata scambiata per una polemica blasfema.
Ma non è stato un errore prendermela per una banale ingiustizia?
Le istituzioni sono ingiuste: e dunque?
Me è solo per le istituzioni che c' è rapporto tra me e questi operai.
E non parlo solo del PCI, ma anche di tutto ciò che è precedente ad
esso,
istituito nella storia millenaria, che mi lega a questi uomini.
La loro volontà è quella di aver comandamenti da un padre:
hanno già avuto un grande coraggio a liberarsi dal vecchio padre
e di sostitoirlo, raggiungendo così la sola loro libertà possibile.
Sia ben chiaro: questa pura e semplice eventualità
d' iscrivermi, oggi, a quasi quarantesette anni, al PCI,
non si realizza solo perchè non sono ancora capace di far voto
di castità: ma anche perchè l' equivoco continua,
e mi so incorreggibile nel perseguire la mia mania di verità
(non so se si tratta poi di verità, o de amore per essa, ma che sia
una mania
questo è certo: forse autolesionismo, forse attacamento alla mia sorte
di eletto, destinato a scegliere tra volgarità e idealismo).
Per pura contraddizione, consolatrice, devo però prendere in esame
anche l' ipotesi totalmente contraria: cioè: questa pura e semplice
eventualità d' iscrivermi, non è spiegabile solo con un ipocrita
calcolo, 1
ma, se mai, un calcolo dovuto al mio strano equilibrio che mi lega
nel profondo, a mia insaputa, con naturalezza, a questi operai.
Tradisco un patto di lealtà -quella verso me stesso idealista-
perchè mi sembra più giusto adattarmi al patto di lealtà
con gli operai, e col loro Partito, che è così come esse vogliono.
Leggo questa loro volontà (oh, non c' è dubbio, modestamente umana)
nell' aria già scura, col giorno che si spegne dietro l' unica
finestra.
Li ho sempre visti perduti ognuno nella sua cella, nel suo
laboratorio,
nel suo magazzino; ognuno nella sua sorte salariale, povero e paziente
sostenitore di una famiglia, procacciatore allegro del "pezzo di
pane".
La stessa pace con le cose umane, siano moviole o siano anime,
siano pellicole o siano eventi, che in essi osservaro, assoluta,
un quei meriggi di lavoro, in quelle sacre mattine senza storia,
la osservo adesso. Il mio occhio non può non registrare la enormità
de queste faccie - bisonti o formiche, dromedari o merli,
o tutte queste cose insieme - in lineamenti macinati dalla
quotidianità:
dalla miseria di una vita così ingolfata nella sorte,
che non può che essere senza scelte, votata a un' unica esperienza.
Il loro sapere non corrisponde alla realtà, ma a questa realtà.
Ed è un sapere misero e intero, meschino e forte.
Esso non può che produrre istituzioni, misere e meschine
che devono cercare interezza e forza. Iscrivermi al PCI
significherebbe collaborare a questa ricerca, attraverso la rinuncia
a un sapere, eroico e privilegiato, che cerca di corrispondere alla
realtà
e difenderne le spietate esigenze.
Cosa che potrei fare altrove, in altra sede.
Eh, è naturale che avrei dovuto poi adattarmi a questa dissociazione.
Ogni calcolo la implica; ogni patto, ogni degradazione:
sarò diviso: tacitato e ufficiale, nell' agire, critico e solo
nello scrivere poesie. Non è questa separazione
che si è sempre voluta - forse giustamente?
Non a caso ho sulla schiena la mano sacra e untuosa di San Paolo
che mi spinge a questo passo.
La contemporaneità temporale del trasumanar non è l' organizzar?
Gli intellectuali urlanti avrano certo di che indignarsi
(assistiti dall' ombra di Zdanov che non sanno nemmeno chi fu)
dal mio trarre conclusioni dal colore dell' aria che si oscura
su questi volti accesi nel mondo dell' azione
come sull' altra faccia del cielo.
Ma il nostro mondo è schizoide, cari amici, caro funzionario
del PCI, a cui è rivolta questa lettera non formale.
1  Si è avuta in Italia, invece di una vittoria gaullista, una
vittoria comunista.

La mano que tiembla

Por naturaleza estoy dentro de la pelea,


por edad estoy fuera de ella –
la ambigüedad está ratificada por la relación ambigua
entre contigüidad y semejanza – ¡gracias, viejo Jakobson!,
que no por nada te fundas no sólo en Poe, sino en Valéry –
pongamos un poco de oscuridad, él de hecho decía –
y es lo que hago cuando sonrío como quien está fuera de la pelea,
Y VICEVERSA – y es lo que hago cuando diciendo cosas claras
"les meto oscuridad" y, naturalmente, VICEVERSA –
pero nadie olvida que, como las fábulas,
también las estructuras tienden a repetirse, a no cambiar
y si una corriente literaria ha sido reaccionaria,
ésa ha sido el simbolismo, sin embargo...
l'exitation prolongée entre le sens e le son...
quien está fuera de la pelea es, se entiende, un poco reaccionario,
pero también quien está dentro lo es; un poco reaccionario es quien es
claro,
con todas sus comas, y quien ayuda a la natural ambigüedad
creando adrede los obstáculos. ¿Por qué no decirlo?

La man che trema

Per natura sono dentro la mischia,


per età sono fuori -
l'ambiguità è ribadita dal rapporto ambiguo
tra contiguità e similarità - grazie, vecchio Jakobson!
che non per nulla ti fondi oltre che su Poe, su Valéry -
mettiamoci un po' di oscurità, egli infatti diceva -
è quello che faccio quando sorrido come chi è fuori della mischia,
E VICERVERSA - ed è quello che faccio quando dicendo cose chiare
"ci metto dell' oscurità", e, naturalmente, VICEVERSA -
ma nessuno dimentica che come le fiabe
anche le strutture tendeno a ripetersi, a non cambiare
e se una corrente letteraria è stata reazionaria
questa è stata il simbolismo, tuttavia...
l'exitation prolongée entre le sens e le son...
chi è fuori della mischia è, si capisce, un po' reazionario,
ma anche chi è dentro lo è; un po' reazionario è chi è chiaro,
con tutte le sue virgole, e chi aiuta la naturale ambiguità
creando apposta degli ostacoli. Perché non dirlo?

Uno de tantos epílogos

Ay Ninarieddo, te acuerdas de aquel sueño...


del que hablamos tantas veces...
Yo estaba en el auto, y me iba solo, con el asiento
de al lado vacío, y tú me corrías;
a la altura de la ventanilla todavía semiabierta,
corriendo ansioso y obstinado, me gritabas,
con un poco de llanto infantil en la voz:
"Eh Pa',* ¿me llevas? ¿Me pagas el viaje?"
Era el viaje de la vida: y sólo en sueños
osaste descubrirte y pedirme algo.
Tú sabes muy bien que el sueño fue parte de la realidad;
y no es un Ninetto soñado el que dijo aquellas palabras.
Es tan cierto que cuando lo hablamos enrojeces.
Ayer, en Arezzo, en el silencio de la noche,
mientras el guardia cerraba con la cadena la reja
a tus espaldas, y tú estabas por desaparecer,
con tu sonrisa relampagueante y bufa, me dijiste... "¡Gracias!".
"¿Gracias, Niné?" Es la primera vez que me lo dices.
Y de hecho te das cuenta y te corriges sin cambiar la cara
(en eso eres un maestro) bromeando:
"Gracias por el pasaje". El viaje que tú querías
que te pagase era, repito, el viaje de la vida:
en aquel sueño de hace tres o cuatro años yo he decidido
aquello de lo que mi equívoco amor por la libertad era enemigo.
Si ahora me agradeces por el pasaje... Dios mío,
mientras estás preso, tomo con miedo
el vuelo hacia un lugar lejano. De nuestra vida soy insaciable,
porque una cosa única en el mundo no puede ser jamás agotada.

2 de septiembre de 1969.

*  N. del T.: Pa', apócope, por Paolo.


Uno dei tanti epiloghi

Ohi, Ninarieddo, ti ricordi di quel sogno...


di cui abbiamo parlato tante volte...
Io ero in macchina, e partivo solo, col sedile
vuoto accanto a me, e tu mi correvi dietro;
all' altezza dello sportello ancora semiaperto,
correndo ansioso e ostinato, mi gridavi
con un po' di pianto infantile nella voce:
«A Pa', mi porti con te? Me lo paghi il viaggio?»
Era il viaggio della vita: e solo in sogno
hai dunque osato scoprirti e chiedermi qualcosa.
Tu sai benissimo che quel sogno fa parte della realtà;
e non è un Ninetto sognato quello che ha detto quelle parole.
Tanto è vero che quando ne parliamo arrossisci.
Ieri sera, a Arezzo, nel silenzio della notte,
mentre il piantone rinchiudeva con la catena il cancello
alle tue spalle, e tu stavi per sparire,
col tuo sorriso, fulminea e buffo, mi hai detto... «Grazie!».
«Grazie», Ninè? È la prima volta che me lo dici.
E infatti te ne accorgi, e ti correggi, sanza perdere la faccia
(cosa in cui sei maestro) scherzando:
«Grazie per il passaggio». Il viaggio che tu volevi
ch'io ti pagassi era, ripeto, il viaggio della vita:
è in quel sogno di tre quattro anni fa che ho deciso
ciò a cui il mio equivoco amore per la libertà era contrario
Se ora mi ringrazi per il passaggio... Dio mio,
mentre tu sei in gattabuia, prendo con paura
l' aereo per un luogo lontano. Della nostra vita sono insaziabile,
perché una cosa unica al mondo non può essere mai esaurita.

2 settembre 1969

Versos del testamento

La soledad: hay que ser muy fuerte


para amar la soledad; hay que tener buenas piernas
y una resistencia fuera de lo común; hay que evitar
los resfríos, la influenza y la gota; no se debe temer
a rapiñadores o asesinos; si toca caminar
toda la tarde o quizá toda la noche,
hay que saber hacerlo sin pensar mucho; sentarse no se puede,
especialmente en invierno, con el viento sobre la hierba mojada
y con las piedras entre la inmundicia, húmedas y fangosas;
no hay ninguna gratificación, de eso no hay duda,
salvo la de tener por delante un día y una noche
sin deberes o límites de ningún género.

El sexo es un pretexto. Por muchos que sean los encuentros


-incluso en invierno, por las calles abandonadas al viento,
entre las pilas de basura contra los edificios lejanos,
suelen ser muchos- no son sino momentos de la soledad;
cuanto más caliente y vivo es el cuerpo gentil
que unge de semen y se va,
más frío y mortal alrededor es el dilecto desierto;
es éste quien llena de alegría, como un viento milagroso,
no la sonrisa inocente o la turbia prepotencia
del que después se va; él se lleva una juventud
enormemente joven, en esto es inhumano,
porque no deja rastros, o mejor, deja solo una traza
que es siempre la misma en todas las estaciones.
Un muchacho en sus primeros amores
no es otra cosa que la fecundidad del mundo.
Y el mundo llega con él: aparece y desaparece,
como una forma que cambia; quedan intactas todas las cosas,
y tú podrás recorrer media ciudad, no lo encontrarás más;
el acto se ha cumplido; la repetición es un rito. De donde
la soledad es todavía más grande si una multitud
espera su turno: crece en efecto el número de desapariciones -el irse
es huir- y lo siguiente
incumbe al presente
como un deber, un sacrificio al deseo de muerte.
Envejeciendo, sin embargo, el cansancio comienza a sentirse,
en especial en el momento en que apenas ha pasado la hora de la cena:
para ti no ha cambiado nada; entonces, por poco no gritas o lloras;
y eso sería enorme si no fuese, precisamente, sólo cansancio,
y quizá un poco de hambre. Enorme, porque querría decir
que tu deseo de soledad no podría ser jamás saciado,
y entonces ¿qué te espera, si lo que no es considerado soledad
es soledad verdadera, aquella que no puedes aceptar?
No hay cena o almuerzo o satisfacción en el mundo,
que valga una caminata sin fin por las calles pobres
donde hay que ser desgraciados y fuertes, hermanos de los perros.

Versi del testamento


La solitudine: bisogna essere molto forti
per amare la solitudine; bisogna avere buone gambe
e una resistenza fuori dal comune; non si deve rischiare
raffeddore, influenza e mal di gola; non si devono temere
rapinatori o assassini; se tocca camminare
per tutto il pomeriggio o magari per tutta la sera
bisogna saperlo fare senza accorgersene; da sedersi non c’è;
specie d’inverno; col vento che tira sull’erba bagnata,
e coi pietroni tra l’immondizia umidi e fangosi;
non c’è proprio nessun conforto, su ciò non c’è dubbio,
oltre a quello di avere davanti tutto un giorno e una notte
senza doveri o limiti di qualsiasi genere.

Il sesso è un pretesto. Per quanti siano gli incontri


e anche d’inverno, per le strade abbandonate al vento
tra le distese d’immondizia contro i palazzi lontani,
essi sono molti – non sono che momenti della solitudine
più caldo e vivo è il corpo gentile
che unge di seme e se ne va, iù freddo e mortale è intorno il diletto
deserto;
è esso che riempie di gioia, come un vento miracoloso,
non il sorriso innocente, o la torbida prepotenza
di chi poi se ne va; egli si porta dietro una giovinezza
enormemente giovane; e in questo è disumano,
perché non lascia tracce, o meglio, lascia solo una traccia
che è sempre la stessa in tutte le stagioni.
Un ragazzo ai suoi primi amori
altro non è che la fecondità del mondo.
E’ il mondo così arriva con lui; appare e scompare,
come una forma che muta. Restano intatte tutte le cose,
e tu potrai percorrere mezza città, non lo ritroverai più;
l’atto è compiuto, la sua ripetizione è un rito. Dunque
la solitudine è ancora più grande se una folla intera
attende il suo turno: cresce infatti il numero delle sparizioni –
l’andarsene è fuggire – e il
seguente incombe sul presente
come un dovere, un sacrificio da compiere alla voglia di morte.
Invecchiando, però, la stanchezza comincia a farsi sentire,
specie nel momento in cui è appena passata l’ora di cena,
e per te non è mutato niente: allora per un soffio non urli o piangi;
e ciò sarebbe enorme se non fosse appunto solo stanchezza
e forse un po’ di fame. Enorme, perché vorrebbe dire
che il tuo desiderio di solitudine non potrebbe essere più oddisfatto
e allora cosa ti aspetta, se ciò che non è considerato solitudine
è la solitudine vera, quella che non puoi accettare?
Non c’é cena o pranzo o soddisfazione del mondo,
che valga una camminata senza fine per le strade povere
dove bisogna essere disgraziati e forti, fratelli dei cani.

La restauración de izquierda (III)

Cayó del pelaje todo significado.


Quedó indescifrable y fechado
como poema hermético cuya integración alegórica
no está ya en el horizonte de la conciencia de nadie.
Vagaron los grandes cultivos de pelos y cabellos,
agrupándose como pobres vacas para la matanza,
resplandeciendo de aquella luz de la que resplandece
sin embargo el folclore de cultos recién descubiertos.
A la Burguesía todo eso no le servía más,
el espacio vacío que se le abrió delante
lo había en gran parte conquistado
gracias a aquellos kamikazes;
quedaba otro vacío, y cuánto, por conquistar.
Pero para eso precisaban, de una parte,
hombres grises y soldados. 1
De otra parte, fue la resurrección de los Sindicatos
que llevaron adelante, en el espacio vacío que se había abierto,
a las grandes masas de obreros con su conciencia de clase.
Así que para esta operación
el antiguo prestigio de los Partidos comunistas fue restaurado.
En los rostros de los jóvenes, la presente primavera–
quien no desobedece deja el lugar a la obediencia
que, si pierde alguna cosa, la pierde para siempre
como enseña, no escuchado o no comprendido, el tiempo nuevo
que se añade al tiempo viejo; regresando
pero no recordando nada
(no en realidad ojos más seguros, no en en realidad cuerpos
arrojados a la lucha, fuertes en su novedad).

1  Bajaba en ascensor en Bahía, un grupo de hombres grises,


pertenecientes a otra raza y de nacionalidad americana, en todo caso,
que iban inexpresivos a destruir las iglesias portuguesas; de soldados
nuevos, el Brasil está lleno, rapados como nazis sobre las orejas
amarillentas.
La restaurazione di sinistra (III)

Cadde dal pelame ogni significato.


Esso restò indecifrabile e datato
come poema ermetico la cui integrazione figurale
non è più nell'orizzonte della coscienza di nessuno.
Vagarono le grandi coltivazioni di peli e capelli
radunandosi come povere vacche per la carneficina,
splendendo de quella luce di cui splende comunque
il folclore dei culti scoperti di recente
Alla Borghesia tutto ciò non serviva più
lo spazio vuoto che a lei si era aperto davanti
lo aveva già conquistato
grazie a quei kamikaze;
restava altro vuoto, e quanto, da conquistare.
Ma per questo occorrevano, da una parte,
uomini grigi e soldati 1
Dall'altra parte, ci fu la resurrezione dei Sindicati
che portarono avanti nello spazio vuoto chi si era aperto
le grandi masse degli operai con la loro coscienza di classe.
Sicché, per questa operazione,
l'antico prestigio dei Partiti comunisti fu restaurato.
Nei visi dei giovani le presente primavera -
chi non disubbidisce lascia el posto all'obbedienza
che, se perde qualcosa, la perde per sempre
como insegna, inascoltato o no compreso, il tempo nuovo
che si aggiunge al vecchio; ritornando
ma non ricordando niente
(non certo occhi più sicuri, non certo corpi
gettati nella lotta, forti della loro novità)

1  Scendeva in ascensore a Bahia, un gruppo di uomini grigi,


appartenenti a un'altra razza e di nazionalità americana, comunque,
che andavano inespressivi a distruggere le chiese portoghese; di
soldati nuovi, il Brasil è poi pieno, rasati come nazisti sopra le
orecchie giallastre.

La restauración de izquierda y quién

Sartre, más bien, y no Zdanov –


Y siempre pasa lo peor;
pero preparémonos a reaprender la libertad,
que sufriendo el chantaje o no sufriéndolo, hemos perdido,
reencontrándola, tan sorprendente y difícil
en aquellos que la han aprendido de nosotros.
El trabajo y la organización del Poder constituido
o no más nacional
Nuevos horizontes, mejor dicho, un nuevo horizonte
se abre ante la humanidad, en el campo de los negocios
La potencialidad de los consumidores
bocas se abrieron esperando las raciones
a lo largo de las orillas de los Océanos,
sobre montes salvajes.
En el corazón de los países civilizados todo debía ser rehecho.
Se precisaba conquistar aquel vacío.
La historia era un peso; el pasado, un palo en las ruedas;
los Jefes, pertenecientes a otra raza,
pero de nacionalidad, en todo caso, americana,
(¿quién vio a estos jefes?)
Pues bien, fue una orden: romper toda atadura.
En los remotos 1961, 1962, aparecieron
en Nueva York los primeros contestatarios del Poder, y...
de su Pasado.
Tuvieron el datado y fabuloso nombre de "beats";
los Jefes invisibles vieron con satisfacción
que el Pasado de ELLOS comenzaba a ser destruido con aullidos
y no los últimos en aullar fueron los poetas.
Bien, todo lo que siguió tuvo esta función -
Los estudiantes de todo el mundo-
los Partidos Comunistas y los Sindicatos quedaron mirando;
luego vino su turno.
El vacío fue llenado y ahora patrones y obreros
se encuentran al frente y más adelante.
El camino quedó sembrado de cadáveres y de heridos
que se apresuraron detrás,
pero eran reconocibles a causa de su pelo
y amontonados como en campos de concentración
quien en vez de pelos tenía ideas
estaba muy acostumbrado a quedar detrás de la manada
era de toda la vida que sufría este dolor
este atroz dolor de no conocer fraternidad.

La restaurazione di sinistra e chi

Sartre, se mai, e non Zdanov –


Eppure accade sempre il peggio;
ma accingiamoci a riapprendere la libertà
che subendo il ricatto o non subendolo, abbiamo perduto
ritrovandola così sorprendente e difficile
in coloro che l'hanno appresa da noi
Il lavoro e l'organizzazione del Potere costituito
or non più nazionale
Nuovi orizzonti, anzi, un nuovo orizzonte
si aprì davanti all'umanità, nel campo degli affari
La potenzialità dei consumatori
bocche si aprino ad aspettare la razione
lungo le rive degli Oceani
sui monti selvaggi.
Nel cuore dei paesi civili tutto fu poi da rifare.
Bisognava conquistare quel vuoto,
La storia era un peso; il passato un bastone tra le ruote;
i Capi, appartenenti ad altra razza,
ma di nazionalità per lo più americana, comunque
(a chi apparvero questi capi?)
Ebbene, fu un ordine: rompere ogni legame.
Nei remoti 1961, 1962, apparvero
a New York i primi contestatori del Potere e...
del suo Passato.
Ebbero il datato e favoloso nome di "beats";
i Capi invisibili videro con soddisfazione
che il LORO Passato comminciava a venir distrutto con urli
e non ultimi a urlare furono i poeti
Bene, tutto quello che seguì ebbe questa funzione -
Gli studenti di tutto il mondo -
i Partiti Comunisti e i Sindicati stettero a guardare;
poi venne il loro turno.
Il vuoto fue riempito e adesso padroni e operai
si trovano di fronte più avanti.
La strada restò seminata di cadaveri e feriti
che arrancarono dietro,
ma furono riconoscibili a causa dei loro capelli
e ammassati come in campi di concentramento
chi invece di capelli aveva idee
era ben abituato a questo restare dietro al branco
era da tutta la vita che soffriva questo dolore
questo atroce dolore del non conoscere fraternità.

Atenas

En los tiempos de Atenas


las chicas reían en las puertas de casitas bajas todas iguales
(como en los barrios pobres de Río);
estas casitas estaban dispuestas a lo largo de bulevares
que en aquellos tiempos perfumaban (no recordabas el nombre) los tilos
Las noches, como suelen, eran eternas
porque había que realizar toda una ceremonia
(subir por las escaleras polvorientas a los dormitorios;
aquello era una ascensión, y hacía reír mucho a las muchachas),
afuera seguían despiertos,
porque los atenienses son charlatanes, sobre todo los varones
Y, sobre todo, quedaba ese olor de los tilos en los callejones;
las horas que las chicas no conocen,
pero ellas no lloran por eso, más bien ríen, ríen entre ellas
Porque toda la vida es de ellas y las espera, casi eterna
Las luces tardan en apagarse,
hay que pelearse con la hermana
que se desprecia de toda la vida, por razones que no se dicen
y se llevan, misteriosas, en el corazón;
y la madre
Cada familia conoce la suya; y sabe cuál es la de las otras;
vecindario por vecindario, toda Atenas
está comprendida en la noche de una muchacha,
que será gorda, pero ahora está en flor, tiene grandes mejillas
y cabellos dignos de las antiguas abuelas llegadas del interior
Pero nadie sabe lo que pasará,
salvo, tal vez, algún viejo mendigo al que no le importa nada,
que no tiene familia o vecindario
o se ilusiona con tenerlos
Probablemente en regiones lejanas, unidas en un interior
que será siempre desconocido,
o unidas por el mar, al Adriático que se hace siempre más diáfano
Como sea, aquí es noche de verano,
está la eternidad de la juventud,
las escaramuzas fueron llevadas a cabo victoriosamente -
el faltante beso,
victoria de la aridez de la virgen;
él se ha ido, "alto y rubio", sumergido en el olor de los tilos
Se entra a casa,
voces continúan alzándose desde las otras casas;
el vecindario habla, con voces desveladas,
tal vez se oyen ranitas, lejanas,
y por cierto llega un ligero viento del mar
Hay guerra; y si las chicas ríen es porque son santas -

Atene

Ai tempi di Atene
le ragazze ridevano, alle porte di casette basse tutte uguali
(come nei quartieri poveri di Rio);
queste casette erano disposte lungo viali
che a quei tempi profumavano (non ricordavi il nome) di tigli
Le sere, come suole, erano eterne
perché c'era da concludere tutta una cerimonia
(salire per le scale polverose alle camere da letto;
che era un'ascensione, e faceva ridere ancor di più le ragazze)
fuori si continuava a vegliare
perché gli ateniesi son chiacchieroni, sopratutto i maschi
E, sopratutto, restaba quell'odore di tigli per i vialoni;
le ore che le ragazze non conoscono,
ma esse non piangono per questo, anzi ridono, ridono fra loro
Perché tutta la vita è loro e le attende, quasi eterna
Le luci tardano a spegnersi,
c'è da litigare con la sorella
chi si disprezza da tutta la vita, per ragioni che non si dicono
e si tengono misteriosamente in cuore;
e la madre
Ogni famiglia sa la sua; e sa com'è quella delle altre;
di vicinato in vicinato tutta Atene
è compresa nella notte di una ragazza,
che sarà grassa, e ora è florida, di gran guancia,
e capelli digni delle antiche nonne venute dall'interno
Ma nessuno sa ciò che accadrà,
se non forse qualche vecchio mendico a cui non importa nulla;
che non ha famiglia o vicinato
o si illude di averli
Magari in regioni lontane, legate da un entroterra
che resterà sempre sconosciuto,
o legate dal mare, l'Adriatico che si fa sempre più diafano
Comunque qui è notte d'estate,
c'è l'eternità della giovinezza,
le schermaglie sono state portate a termine vittoriosamente -
il mancato bacio,
vittoria dell'aridità della vergine;
lui se n'è andato "alto e biondo", sprofondato nell'odore dei tigli
Si rientra a casa,
le voci si continuano ad alzare dalle altre case;
il vicinato parla, con voci insonni,
forse si senteno raganelle lontane,
e certo viene un leggero vento dal mare
C'è la guerra; e se le ragazze ridono è perché sono sante -

El soberano que no quiere tener compañero *


Tu busto solitario
detrás del piano
y el ojo que mira otro lugar o se inclina,
como en un acto convencional de pena
Qué revelas al agua que corre, al cielo
que espera su última luna
Una experiencia de puercoespín, de espino blanco 1
De animal, a veces, el ojo legañoso
inflamado, se alza y observa
espera; y se mueve la planta en el viento frío
La Significación está en esa mirada o murmullo;
y es recuerdo de una historia verdadera -
Pero tú, cantando contra los arquitrabes cubiertos de niebla oscura,
tú sabes algo más, y es insensato no entender
que, algún otro, aquello que tú sabes no sabe;
hay una Historia de Mujeres
en aquella visión de los ojos inflamados que no resisten
mantenerse fijos en la luz que inunda, para otros, el mundo;
y esto los rebaja a su cena de hierba;
en esta Historia de Mujeres,
tú, bondadosa, has mandado al Infierno a la Mujer más Grande
que se lo mereciese, y, como estaba escrito en el cielo
y fue prescrito por los hombres, tú estás con Él;
pero "el tiempo de la hierba ha terminado
para él: ahora comienza el heno". 2
Tu locura es no entender (arrobada en el empíreo)
(donde se desarrollan las santas historias)
cuánto puede ser despreciado el heno
¡qué malvado objeto interno es para un mal sujeto!
Oh, tú, del "soberano que no quiere tener compañero" 3
tienes la experiencia; ¡no tasques sobre el caldo,
no eres el espino blanco abandonado!
¿Y de dónde sacarías, si no, tanta dulzura?
La dulzura de quien sabe lo que es realmente enemigo -
Él estuvo junto a ti en el verdadero y propio Mundo,
y no importa si la Otra Mujer, desde el Infierno,
enviándote maldiciones y haciéndote brujerías,
te ha impedido ver las divisiones
de la Ciudad de cuyo poder Él es el principio
y te ha hecho resoplar de aburrimiento
ante la idea de la lucha de clases -
el delirio es real-
extraviada en tu pastoreo, alzas los ojos, tú,
y afrontas firme la visión.

*  N. del T.: Este poema y el siguiente forman parte de una serie cuya
destinataria es María Callas, protagonista del filme Medea del propio
Pasolini. La Otra Mujer aludida en el poema constituye un enigma que
no aclaran las notas a la edición de la poesía completa del autor
(Mondadori, 2003). En cambio la alusión a Dios mediante “Él” es más
segura, porque los poemas encaran una discusión religiosa y política
con la cantante, con quien Pasolini mantuvo una estrecha relación.
1  Se trata del autor.
2   Chaucer.
3   Chaucer.

Il sovrano che non vuole avere compagno

Il tuo busto solo


dietro il pianoforte;
e l'occhio che guarda altrove o si abbassa
come in un atto convenzionale di pena
Cosa riveli all'acqua che scorre, al cielo
che attende la sua ultima luna
Un'esperienza di porcospino, di biancospino 1
Del animale, a volte, l'occhio cisposo
bruciato si alza e si fissa
attende; e la pianta si muove al vento freddo
La Significazione è in quello sguardo o mormorio;
ed è ricordo di una storia vera -
Ma tu, cantando contro i fastigi coperti di nebbia buia,
tu sai qualcos'altro, ed è una pazzia non capire
che, qualcun altro, ciò che tu sai non sa;
c'è una Storia di Donne
in quella visione degli occhi infiammati che non resistono
a star fissi nella luce che inonda, per altri, il mondo;
e egli li ribbassa alla sua cena d'erba;
in quella Storia di Donne,
tu, brava, hai mandato all'Inferno la Donna più Grande
che lo meritava e, com'era scrito in cielo
e prescritto dagli uomini, ti sei tenuta Lui;
ma "il tempo dell'erba è finito
per lui: ora comincia il fieno". 2
La tua pazzia è non capire (rapita nell'empireo)
(dove si svolgono le sante storie)
quanto può essere spregiato il fieno,
che cattivo oggetto interno esso è per un cattivo soggetto!
Oh, tu, del "sovrano che non vuole avere compagno" 3
hai esperienza; non bruchi sulla broda,
non sei il biancospino abbandonato!
E da dove prenderesti, se non, tanta dolcezza?
La dolcezza di chi sa ciò che è veramente nemico -
Lui ti è stato vicino nel vero e proprio Mondo,
e non importa se l'Altra Donna, dall'Inferno,
mandandoti maledizione e faccendoti fatture
ti ha impedito di vedere le divisioni
della Città del cui potere Egli è il principio
e ti ha fatto soffiare di noia
all'idea della lotta di classe -
il delirio è reale -
perduta nel tuo pascolo l'occhio lo alzi, tu,
e affronti ferma la visione.

1  Se tratta dell' autore.


2  Chaucer.
3  Chaucer.

La bahía de Kingstown

Todo lo que he visto, que sé


pertenece a ella, "viejas tetas marchitas".
A ella que "era parte de un mundo matutino,
tal vez mensajera", a ella,
humilde forma de un inmortal
que sirve a quien la conquista y alegremente la traiciona;
incluso el muchacho de rizos, por lo tanto, alborozado,
es mensajero de la secreta mañana
de los lugares "donde las bestias son sedosas de rocío"
incluso la Comedia y el Decamerón
y muchas otras cosas: todo.
Pero nunca he visto el puerto de Kingstown
con el barco correo que sale de la embocadura, por la mañana;
y cuántas otras cosas que no he visto
cuántas que no sé,
y todo aquello que no he visto y no sé
pertenece en cambio a él,
Aquel que está en tu vida.
Cada vacío de mi saber es un vacío del cosmos
y es allá donde reside él, ¡no invisible, no, sino jamás visto!
Él te tiene de la mano, empobrecido gentilhombre burgués,
y te conduce a través de un mundo de hermanos,
y así puedes distinguir entre malos y buenos
y luchar como una niña
tomando tus precauciones para amar, para odiar:
de otra cosa no hay cuidado.
¡Llegada desde los reinos de la Unidad
no conoces, como una bárbara, las Lagunas!
Tu cultura es paterna, y entonces crees que todas lo son.
Tu ingenuidad impetuosa, que no sabe de desmentidos,
y como los chicos y lo salvajes no cree en las pruebas -
Tú me ves en el puerto de Kingstown
delante de la dulce madre gris 1
mirando el penacho de humo del barco postal, en la mañana,
y no tienes tiempo de volver los ojos
y beber un café con leche, que ya está lejos,
y si me trepo a una escarpadura
que da sobre mares sajones nunca vistos
(para llegar adonde no van las personas de bien)
crees que es una broma, un capricho de intelectual,
la seriedad está en otra parte, y nada, nadie, jamás,
puede ponerla por un instante en duda:
la seriedad de las normas dictadas por Él,
a las cuales tú, pobrecita, obedeces:
¿pero hasta que punto se puede contar con la obediencia?
Quien obedece está destinado a desobedecer,
esto me ha enseñado la dulce madre, olor de cenizas rosadas;
yo soy Focio, o uno de la banda de los pares que lo escarnecieron,
o Ario
Pero tú no lo crees,
tu formidable ingenuidad te lo impide,
porque se embroma, se embroma.
Tú -y es la primera vez que me sucede-
me ves parecido a Él,
Él reencarnado y destinado a morir;
pero yo no vi nunca el barco salir por la mañana
del puerto de Kingstown -y mil cosas más,
no he llegado a su edad,
y a pesar de esto
te obstinas en creerme como Él me querría,
porque nada y nadie te convencerían jamás de lo contrario.
Así (y es la primera vez, repito, que me sucede)
mis ojos toman en consideración
"las raleas inmundas de mujer, de carne de hombre
no hecha a semejanza de Dios, presa de la serpiente",
y fabulo de amor a Psikikó.

1  Algy. Joyce.
*  N. del T.: Según las "Note e notizie sui testi" que acompañan la
poesía completa de Pasolini (Mondadori, 2003) la única nota del propio
autor a este poema refiere al comienzo de Ulises, de James Joyce,
cuando Buck Mulligan, luego de limpiar su navaja de afeitar en el
pañuelo de Stephen Dedalus, se asoma al parapeto de la plataforma de
tiro de la torre Martello y exclama mirando la bahía de Dublin: "¡Dios
mío! El mar es tal cual lo llama Algy: una gran dulce madre, ¿no?" Se
entiende que Algy es Algernon Charles Swinburne y que Mulligan alude a
unos versos de su poema “The Triumph of Time”: "I will go back to the
great sweet mother, / Mother and lover of men, the sea." Fuera de la
leyenda de que en la primera edición de Ulises se había deslizado
"gray" (gris) por "great" (gran), y ese gray se mantiene en algunas
ediciones, reemplazado inmediatamente por el great en la misma frase,
lo cierto es que el gris de Pasolini no parece surgir sólo de esta
alusión, sino que la funde con otra, y asimismo con la vista del barco
correo. Pues luego de evocar los versos de Swinburne, Mulligan invita
a Stephen Dedalus a asomarse al parapeto para ver el mar. Pero el gris
no aparece aún. En todo caso, Mulligan ha dicho que el mar es
snotgreen (verdemoco). Cuando se asoma, Dedalus ve el barco postal
saliendo de la embocadura del puerto de Kingstown. Allí, Mulligan
aumenta el calificativo: "¡Nuestra madre poderosa!", exclama. Y
entonces: "He turned abruptly his grey searching eyes from the sea to
Stephen's face" (Volvió abruptamente sus ojos grises inquisitivos
desde el mar a la cara de Stephen).

La baia di Kingstown

Tutto ciò che ho visto, che so


appartiene a lei, “vecchie mammelle avvizzite”
A lei che “era entrata da un mondo mattutino,
forse messaggera”, a lei,
umile forma di un’immortale
che serve chi la conquise e chi allegramente la tradì;
anche il ragazzo coi ricci, dunque, gongolante,
è messaggero del segreto mattino
dei luoghi “dove le bestie sono seriche di rugiada”
e anche la Comedìa e il Decameròn
e molte altre cose: tutto.
Ma io non ho mai visto la baia di Kingstown
Con il postale che esce dalla sua imboccatura, il mattino;
e quante altre cose che non ho visto
quante non ne so,
e tutto ciò che non ho visto e non so
appartengono invece a lui,
Colui che è nella tua vita.
Ogni vuoto del mio sapere è un vuoto del cosmo
Ed è là che risiede lui, non invisibile, no, ma mai visto!
Egli ti tiene per mano, squattrinato gentiluomo borghese,
e ti conduce per un mondo di fratelli,
che così, tu puoi distinguere in cattivi e buoni,
e lottare come una bambina
prendendo le tue precauzioni per amare, per odiare;
di altro non hai sospetto.
Venuta dai regni dell’Unità
Non conosci, come una barbara, le Lacune!
La tua cultura è paterna; e dunque credi che lo siano tutte
. La tua ingenuità è impetuosa, che non conosce smentite,
e come i fanciulli e i selvaggi non crede alle prove -
Tu mi vedi nel porto di Kingstown
davanti alla dolce madre grigia 1
a guardare il pennacchio di fumo del postale, nel mattino,
che non fai in tempo a voltare gli occhi
e a bere un caffellatte, che è già lontano,
e se m’inerpico su per una scarpata
che dà su mari sassoni mai visti
(per andare dove le persone perbene non vanno)
lo credi uno scherzo, un capriccio d’intellettuale;
la serietà sta altrove, e niente, nessuno, mai,
può metterla per un solo istante in forse:
la serietà delle norme dettate da Lui,
e a cui Lei, poverina, obbedisce;
ma fino a che punto si può contare sull’obbedienza?
Chi obbedisce è destinato a disobbedire,
questo mi ha insegnato la dolce madre, odore di ceneri rosate;
io sono Fozio, o uno della genia degli schernitori suoi pari
o Ario
Ma tu non ci credi,
la tua formidabile ingenuità te lo impedisce,
fin che si scherza si scherza.
Tu - ed è la prima volta che mi succede -
mi vedi simile a Lui
Lui reincarnato e destinato a morire;
ma io non ho mai visto il postale uscire il mattino
dal porto di Kingstown - e mille altre cose;
non sono giunto alla sua età,
e malgrado questo
tu ti ostini a sapermi come Lui mi vorrebbe,
perché nulla e nessuno mai ti convincerebbe del contrario.
Così (ed è la prima volta, ripeto, che mi succede)
I miei occhi prendono in considerazione
“i lombi immondi di donna, di carne d’uomo
non fatta a somiglianza di Dio, preda del serpente",
e affabulo d’amore a Psikikò.

1  Algy. Joyce.
Manifestar (apuntes)

Manifestar significar per verba no se podría *


pero por aullidos sí
incluso por pancartas, o canciones;

Han venido a arreglar el mundo


y, manifestando, se declaran a la altura
La fuerza está en la virilidad, como antes
Pero se ha perdido la gentileza **

Cualquier cosa que se manifiesta


no manifiesta otra cosa que la fuerza
incluso la de los destinados a la derrota 1

Todo aquello que no se puede significar por palabras


no es más que pura y simple fuerza -
¡Cuánta inocencia en no saber esto!
¡Cómo es preciso ser joven para creerlo!

Puesto que la libertad es incompatible con el hombre


y el hombre en realidad no la quiere, intuyendo que no es para él,
¡cuántas obligaciones me he inventado al envejecer
para no ser libre!
Está bien, pero los más ingenuos, los más inexpertos, los más simples,
los más jóvenes, se inventan todavía más,
y peor aun, al llegar al mundo lo primero que hacen es adaptarse;
triunfalmente;
haciéndose creer a ellos mismos y a los otros
que se trata de obligaciones necesarias para una nueva libertad.
La realidad es que un muchacho caído de la nada, y del todo nuevo
aquí, él,
se defiende rápidamente de la verdadera libertad. 2
Es sobre todo un muchacho que conoce y acepta los deberes;
y manifiesta la fuerza de su aceptación,
maravillosa adulación del mundo.

Renace siempre, a través de la obediencia, la gracia


y puede darse, puede darse...
¡Obedecer los deberes de la revolución! ¡Manifestando!

Por densa que sea la trama de los deberes de un anciano


algo en ella se ha desgarrado
y yo, de hecho, entreveo la dolorosa cara de la libertad;
no teniendo más gracia ni fuerza
he buscado ahora defenderme sonriendo, como hacen precisamente
los viejos, que se la saben lunga –
Pero la libertad es más fuerte: así sea un poco,
quiere ser vivida –

Es un valor que destruye todos los otros valores


porque todo valor no es sino una defensa
levantada contra ella;

y los valores, precisamente, son sentidos especialmente, desde


siempre,
por los jóvenes
(sólo en ellos, precisamente, la obediencia es gracia);

es con sus filas que cuentan los Jefes para seguir adelante,
con sus limpias, inocentes filas –

Simplicidad y juventud, formas de la naturaleza:


es sobre ustedes que se abjura de la libertad

a través de una serie infinita de deberes,


limpios, inocentes deberes, a los que, manifestando,
se les grita con aire amenazante, obediencia;
porque los simples y los jóvenes son fuertes 3
y no saben todavía que no se puede tolerar la libertad.

19 de abril de 1970
(Abril, dulce dormir)

*  N. del T.: Per verba es una locución latina empleada por Dante
Alighieri en el Canto I de "Paraíso". Significa precisamente expresar
mediante palabras. Por eso Pasolini repite el "per", que puede ser
latino o italiano, en los -a mi juicio- irónicos versos siguientes. La
frase de Dante es: Trasumanar significar per verba non si porìa
(Transhumanar significar per verba no se podría); de allí la
repetición de los infinitivos en este primer verso de Pasolini: en su
caso, el "manifestar" reemplaza al transhumanar.
**  N. del T.: Gentilezza (gentileza) es un término usado aquí, según
entiendo, con el valor conceptual que le daban Alighieri, Cavalcanti y
los otros poetas del dolce stil novo: una virtud del alma que no venía
con los títulos nobiliarios ni refería, como ahora, a mera cortesía.
1  De allí, el especial, conmovedor triunfalismo.
2   ¿Que, tal vez, a la nada lo volvería a llevar?
3  Aunque no son sino minorías, son empero numerosas.

Manifestar (appunti)

Manifestar significar per verba non si poria


ma per urli sì
e anche per striscioni; o canzoni;

Sono venuti a rifare il mondo


e, manifestando, se ne dichiarano all'altezza
La forza è nella virilità, come una volta
Ma le gentilezza è perduta

Qualunque cosa si manifiesti


altro non viene manifestato che la forza
sia pure la forza destinati alla sconfitta 1

Tutto ciò che non si può significar per parole


non è che che pura e semplice forza -
Ma quanta innocenza nel non sapere questo!
Quanto bisogna essere giovani per crederlo!

Poiché la libertà è incompatibile con l'uomo


e l'uomo in realtà non la vuole, intuendo che non è per lui,
quanti obblighi io mi sono inventato invecchiando
per non essere libero!
Va bene, ma i più ingenui, i più inesperti, i più semplici,
i più giovani, di tale obblighi se ne inventano ancor di più,
anzi, venendo al mondo, la prima cosa che fanno è addatarsi a questo;
trionfalmente;
facendo credere a se stessi e agli altri
che si tratta di obblighi necessari a una nuova libertà.
La realtà è che un ragazzo sceso qui di nulla, e del tutto nuovo, lui
, fa subito in modo di difendersi contro la vera libertà 2
È sopratutto un ragazzo che conosce e accetta i doveri;
ed egli manifiesta la forza della sua accettazione,
meravigliosa adulazione del mondo.
Rinasce sempre, attraverso l'obbedienza, la grazia
e può darsi, può darsi...
Obbedire ai doveri della rivoluzione! Manifestando!

Per quanto fitta sia la trama dei doveri di un anziano


qualcosa in essa se è lacerato
e io infatti intravedo l'intollerabile faccia della libertà;
non avendo più grazia e forza
ho cercato allora di difendermi sorridendo, como appunto
i vecchi, che la sanno lunga -
Ma la libertà è più forte: sia pure per poco
essa vuole essere vissuta -

È un valore che distrugge ogni altro valore


perché ogni valore non è che una difesa
eretta contro di lei;

e i valori, appunto, sono sentiti specialmente dai semplici;


dai giovani
(solo in essi, appunto, l'obbedienza è grazia);

è sulle loro schiere che contano i Capi per andare avanti,


sulle loro pulite, innocenti schiere -
Semplicità e gioventù forme della natura,
è in voi che la libertà è rinnegata

attraverso una serie infinita di doveri,


puliti, innocenti doveri, a cui, manifestando
si grida con aria minacciosa obbedienza,
chèi semplici e i giovani son forti 3
e non sanno ancora di non potere tollerare la libertà.

19 aprile 1970
(Aprile dolce dormire)

1  Di qui, lo speciale, commovente trionfalismo.


2  Che, forse, al nulla lo ricondurrebbe?
3  Anche se non sono che minoranze, sia pur numerose.
La tos del obrero

Oigo toser al obrero que trabaja aquí abajo;


su tos llega a través de las rejillas que de la planta baja
dan a mi jardín. De modo que la tos parece resonar entre las plantas,
tocadas por el sol de la última mañana de buen tiempo. Él,
el obrero, abajo, atento a su trabajo, tose cada tanto,
ciertamente seguro de que ninguno lo oye. Es un mal de estación,
pero su tos no es buena. Es algo peor que la gripe.
Él soporta el mal y se lo cura, imagino, como nosotros
de muchachos. La vida para él es decididamente incómoda,
no lo espera ningún descanso en casa, después del trabajo,
como a nosotros, precisamente, muchachos, pobres o medio pobres.
Mira, la vida nos parecía consistir toda en aquella pobreza,
en que no se tiene derecho alguno, y con naturalidad,
al uso de una letrina o a la soledad de un lecho.
Y cuando viene el mal, es recibido heroicamente:
un obrero tiene siempre dieciocho años, incluso si tiene hijos
más grandes que él, nuevos en el heroísmo.
En fin, en esos golpes de tos
se me revela el trágico sentido de este buen sol de octubre.

La tosse dell'operaio

Sento tossire l'operaio che lavora qui sotto;


la sua tosse arriva attraverso le grate che dal pianterreno
danno nel mio giardino. Sicché essa pare risuonare tra le piante,
toccate del sole dell'ultima mattina di bel tempo. Egli,
l'operaio, là sotto, intento al suo lavoro, tossisce ogni tanto,
certamente sicuro che nessuno lo senta. È un male di stagione
ma la sua tosse non è bella; è qualcosa di peggio che influenza,
Egli sopporta il male, e se lo cura, immagino, come noi
da ragazzi. La vita per lui è rimasta decisamente scomoda;
come noi, appunto, ragazzi o poveri o quasi poveri.
Guarda, la vita ci pareva consistere tutta in quella povertà,
in cui non si ha diritto neanche, e con naturalezza,
all'uso tranquilo de una latrina o alla solitudine di un letto;
e quando viene il male, esso è accolto eroicamente:
un operaio ha sempre diciotto anni, anche se ha figlio
più grandi di lui, nuovi agli eroismi.
Insomma, a quei colpi di tosse
mi si revela il tragico senso di questo bel sole di ottobre.

III. Otros poemas políticos

Los pobres de Malafiesta *

¿Quién era mi madre?


Me dejaba solo.
Ah madre... tu corazón,
noche y día, espectros, en tu corazón.

Estar solo en una casa


y arreglárselas con el hambre del corazón,
no saber estar solo
con los ojos... la barca, la playa, el cielo.

Malafiesta, la barca es llamada


por un vislumbre de voces,
el viejo acaricia con el remo
los vislumbres verdes en el Tagliamento.

Yo, muchacho, solo, para arreglarme,


Malafiesta.¡Mi camisa!
He nacido en un lecho de piedra.
De piedra es el mundo.

Una cosa sola he tenido en el mundo...


¿Qué? La oreja, la pupila,
los cabellos de sol y seda.
Una cosa sola, ¿pero qué? La oreja...

Sentía cantar las gaviotas.


Una voz desde el otro margen
llamaba a la barca blanca,
y sentía el remo amargo en el río.

¡Quince años! ¡Veinte años!


Bello como la luz de Malafiesta,
el corazón como la playa
pobre, sedienta, nubes, gaviotas en el corazón.

¡Mi camisa de piedra!


¡Mi madre de piedra! ¡El mundo
de piedra! YO SIEMPRE SOLO.
Gozaba, reía, bailaba...

Gozaba, reía, bailaba...


Solo con aquellas cosas no de piedra.
El ojo negro que reía,
los cabellos rubios como el sol.

Uno de los pobres de Malafiesta,


con pie de pobre que se desliza sobre el mundo,
mi padre y mi madre servían,
apenas nacido he tenido un patrón.

Pero aquello no se marchitaba al sol,


no se bañaba bajo la lluvia,
los muchachas y los muchachos le sonreían,
atravesándome el corazón.

Patrón, tú no sabías
que yo estaba solo en el misterio
con el mismo traje de fiesta cada domingo
y una madre y un padre, gente del mundo.

Patrón, tú no sabías
que yo he sido pobre toda la vida
en todos los ángulos de la vida
en todos los instantes de la vida.

Patrón, tú no sabías
que he vivido veinte años
y veinte he sido pobre
con el hambre, el hambre, el hambre en el corazón.

Patrón todo era tuyo,


yo no tenía nada:
solo aquella cosa, aquella sombra viva en el corazón.
Y me la has robado.

*  De L'italiano è ladro, 1949-50.

I poveri di Malafiesta

Chi era mia madre?


Mi lasciava solo.
Ah madre... il tuo cuore,
notte e giorno, spettri, nel tuo cuore.

Essere solo in una casa


ad arrangiarsi con la fame del cuore.
non sappere d'essere solo
con glio occhi... la barca, la spiagggia, il cielo.

Malafiesta, la barca è chiamata


de un barlume di voci.
il vecchio accarezza col remo
barlumi verdi nel Tagliamento.

Io, ragazzo, solo, ad arrangiarmi,


Malafiesta. La mia camicia!
Sono nato in un letto di pietra.
Di pietra è il mondo.

Una cosa sola ho avuto nel mondo...


Ma cosa? L'orecchio, la pupilla,
i capelli di sole e seta.
Una cosa, ma cosa? L'orecchio...

Sentivo cantare i gabbiani.


Una voce dall'altro argine
chiamava la barca bianca,
e sentivo il remo amaro nel fiume.

Quindici anni! Vent'anni!


Bello come la luce di Malafiesta,
il cuore come la spiaggia
povera, assetata, nubi, gabbiani nel cuore.

La mia camicia di pietra!


Mia madre di pietra! Il mondo
di pietra! IO SEMPRE SOLO.
Godevo, ridevo, ballavo...

Godevo, ridevo, ballavo...


Solo con quella cosa non di pietra.
L'occhio nero che rideva,
i capelli biondi come il sole.

Uno dei poveri di Malafiesta,


col piede del povero che slitta sul mondo,
mio padre e mia madre servivano,
appena nato ho avuto un padrone.

Ma quella cosa non sfioriva al sole


non si bagnava sotto la pioggia.
le ragazze e i fanciulli le sorrivano
traspassandomi il cuore.

Padrone tu non sapevi


che io ero solo nel mistero
con lo stesso vestito di festa ogni domenica
e una madre e un padre, gente del mondo.

Padrone tu non sapevi


che io sono stato povero tutta la vita
in tutti gli angoli della vita
in tutti gli istanti della vita.

Padrone tu non sapevi


che io sono vissuto per vent'anni
a pero vent'anni sono stato povero
con la fame, la fame, la fame nel cuore.

Padrone tutto era tuo,


io non avevo nulla:
solo quella cosa, quell'ombra viva nel cuore.
E me l'hai rubata.

VII
A un hijo no nacido *

En el final de aquel blanco puente nuevo sobre el Tíber,


terminado por los católicos para no desmentir a los fascistas,
entre los frisos, las pilastras, los falsos fragmentos, las postizas
ruinas,
un grupo de mujeres esperaba a los clientes al sol.
Entre ellas, estaba Franca, una venida de Viterbo,
niña, y ya madre, que fue la más resuelta:
corrió junto a la ventanilla de mi auto, gritando,
muy segura de que no podía defraudarla:
subió, se acomodó, alegre como un chico,
y me condujo hacia Cassia: tomamos un desvío,
recorrimos una calle abandonada al sol,
entre canteras de yeso y cuchitriles tripolitanos,
y llegamos a su sitio: era un campito
bajo una altura sembrada de musgo y cuevas.
Un viejo caballo marrón, al fondo, sobre la hierba húmeda,
un automóvil vaciado, en medio de los arbustos,
y no lejos, aquí y allá, festivos ecos de disparos:
todo alrededor estaba lleno de parejas, chicos y pobres.
En aquellos días, mi vida, mi trabajo, eran plenos,
ningún desequilibrio, ningún temor me amenazaba:
había ido adelante durante años, primero por física gracia
–mansedumbre, salud y entusiasmo que tuve de nacimiento–,
luego por una luz de pensamiento, aunque todavía incierto
–amor, fuerza y conciencia que he adquirido viviendo–.
Sin embargo, primero y único hijo no nacido, no siento dolor
de que tú no puedas estar jamás aquí, en este mundo.

*  De La religión de mi tiempo, 1961.

VII
A un figlio non nato
In fondo a quel candido ponte nuovo sul Tevere
finito dai cattolici per non smentire i fascisti,
tra i fregi, i cippi, i falsi frammenti, i finti ruderi,
un gruppo di donne aspettava i clienti al sole.
Tra queste c'era Franca, una venuta da Viterbo,
bambina, e già madre, che fu la più svelta:
corse allo sportello della mia macchina, gridando,
così sicura che non potei disingannarla:
salì, si accomodò, allegra come un ragazzo,
e me condusse verso la Cassia: passamo un bivio,
corremmo per una strada abbandonata al sole
tra cantieri di gesso e casupole tripoline,
e arrivammo al suo posto: era un praticello
sotto un'altura cosparsa di borraccine e grotte.
Un vecchio cavallo marrone, in fondo, sull'erba umida,
un'automobile vuota, in mezzo ai cespugli,
e non lontano, qua e là, festosi echi di spari:
tutt'intorno era pieno di coppie, ragazzi e poveri.
In quei giorni la mia vita, il mio lavoro erano pieni,
nessuno squilibrio, nessuna paura mi minacciava:
ero andato avanti per anni, prima per fisica grazia,
-mitezza, salute e entusiasmo che ho avuto nascendo,
poi per una luce di pensiero, benché incerto ancora,
-amore, forza e coscienza che ho acquistato vivendo.
Eppure, primo e unico figlio non nato, non ho dolore
che tu non possa mai essere qui, in questo mondo.

Al Príncipe *

Si regresa el sol, si cae la tarde,


si la noche tiene un sabor a noches futuras,
si una tarde de lluvia parece regresar
de tiempos demasiado amados y nunca poseídos del todo,
yo no soy feliz ni de gozarlos ni de sufrirlos:
ya no siento delante de mi toda la vida.
Para ser poetas, hay que tener mucho tiempo:
horas y horas de soledad son el único modo
de que se forme algo, que es fuerza, abandono,
vicio, libertad, para dar estilo al caos.
Yo, tiempo ya tengo poco: por culpa de la muerte
que se abalanza en el atardecer de la juventud.
Pero por culpa también de este nuestro mundo humano,
que a los pobres quita el pan, a los poetas la paz.
*  De La religión de mi tiempo, 1961.

Al Principe

Se torna il sole, se discende la sera,


se la notte ha un sapore di notti future,
se un pomeriggio di pioggia sembra tornare
dai tempi troppo amati e mai avuti del tutto,
Io non sono più felice, nè goderne né di soffrirne:
non sento più, davanti a me, tutta la vita...
Per essere poeti, bisogna avere molto tempo;
Ore e ore di solitudine sono il solo modo
perché si formi qualcosa, che è forza, abbandono,
vizio, libertà per dare stile al caos.
Io di tempo ormai ne ho poco: per colpa della morte
che viene avanti, al tramonto della gioventù.
Ma per colpa anche di questo mondo umano
che ai poveri toglie il pane, ai poeti, la pace.

A los críticos católicos *

Muchas veces un poeta se acusa y calumnia,


exagera, por amor, el propio desamor,
exagera, para castigarse, la propia ingenuidad,
es puritano y tierno, duro y alejandrino.
Es también muy agudo en el análisis de los signos
de las herencias, de las supervivencias;
tiene también mucho pudor en conceder
cualquier cosa a la razón y a la esperanza.
Y bien: ¡cuidado con él! No hay un instante
de vacilación: ¡basta con citarlo!

*  De La religión de mi tiempo, 1961.


Ai critici cattolici

Molte volte un poeta si accusa e calunnia,


esagera, per amore, il proprio disamore,
esagera, per punirsi, la propria ingenuità,
è puritano e tenero, duro e alessandrino.
È anche troppo acuto nell’analisi dei segni
delle eredità, delle sopravvivenze;
ha anche troppo pudore nel concedere
qualcosa alla ragione e alla speranza.
Ebbene, guai a lui! Non c’è un istante
di esitazione: basta solo citarlo!

A las campanas de Orvieto *

Signo del único dominio, de la miseria


absoluta: ¿por qué entonces, inciertas, múltiples,
suenan, campanas, en la mañana dominical?
Al tren detenido, en la estación blanca y empapada
de esta ciudad encerrada en su viejo silencio,
traéis, fresquísimo, un espasmo de vida.
Casas, alrededor, apartadas, calles, prados, edificios,
pasos a nivel, canales, campos neblinosos,
son la materia, no de este fugaz, intacto, sonido,
sino de una íntima y eterna dulzura de ustedes...
¿Quiere decir que en el fondo del despiadado poder
hay un miedo vital, en el fondo de la resignación
un poder misterioso, y feliz, de vida?

*  De La religión de mi tiempo, 1961.

Alle campane di Orvieto

Segno dell’unico dominio, della miseria


assoluta: perché allora così incerte, molteplici,
suonate, campane, nel mattino domenicale?
Nel treno fermo, nella stazione bianca e bagnata
di questa città, chiusa nel suo vecchio silenzio,
voi portate, freschissimo, uno spasimo di vita.
Case, intorno, appartate, strade, prati, palazzi,
passaggi a livello, canali, campi nebbiosi,
sono la materia, non del vostro fugace, intatto suono,
ma di una vostra intima ed eterna dolcezza...
Vuol dire che nel fondo dello spietato potere
c’è una paura vitale, in fondo alla rassegnazione
un potere misterioso, e felice, di vita?

El deseo de riqueza
del subproletariado romano *

Los observo, estos hombres, educados


en otra vida que no es mía: frutos
de una historia tan distinta, y reencontrados,
casi hermanos, aquí, en la última forma
histórica de Roma. Los observo: en todos
hay como el aire de un pastor que duerme
armado de cuchillo: en sus jugos
vitales se extiende una tiniebla intensa,
la papal ictericia de Belli,
no púrpura, sino rojizo opaco,
bilioso cocido. La ropa interior, debajo,
fina y sucia; en el ojo, la ironía
que trasunta su húmeda, roja,
indecente inflamación. La tarde los expone
casi en ermitas, en reservas
hechas de callejones, paredones, pasillos
y huecos perdidos en el silencio.
Es sin duda la primera de sus pasiones
el deseo de riqueza: sórdido
como sus miembros no lavados,
oculto, y al mismo tiempo descubierto,
privado de todo pudor; como sin pudor
es el ave de rapiña que revolotea pregustando
tácita el bocado, o el lobo, o la araña;
ellos codician la plata como gitanos,
mercenarios, putas: se lamentan
si no lo tienen, usan lisonjas
aviesas para obtenerla, se glorian
plautinamente si tienen el saco lleno.
Si trabajan -trabajo de mafiosos matarifes,
feroces lustradores, invertidos dependientes,
tranviarios holgazanes, tísicos ambulantes,
peones buenos como perros - sucede
que tienen igualmente un aire de ladrones:
mucha ávida astucia en esas venas...
Han salido del vientre de sus madres
para reencontrarse en veredas o en prados
prehistóricos, y anotados en un registro
que de toda historia los quiere ignorantes...
Su deseo de riqueza
es, así, bandidesco, aristocrático.
Como el mío. Cada uno piensa para sí,
para vencer la angustiosa apuesta,
en decirse: "Está hecha", con un guiño de rey...
Nuestra esperanza es igualmente obsesa:
estetizante, en mí, en ellos anárquica.
Al refinado y al subproletariado espera
el mismo orden jerárquico
de sentimientos: ambos fuera de la historia,
en un mundo que no tiene otras aberturas
que hacia el sexo y el corazón,
otra profundidad que en los sentidos.
en donde la alegría es alegría, el dolor dolor.

*  De La religión de mi tiempo, 1961.

Il desiderio di ricchezza
del sottoproletariato romano

Li osservo, questi uomini, educati


ad altra vita che la mia: frutti
d'una storia tanto diversa, e ritrovati,
quasi fratelli, qui, nell'ultima forma
storica di Roma. Li osservo: in tutti
c'è come l'aria d'un buttero che dorma
armato di coltello: nei loro succhi
vitali, è disteso un tenebrore intenso,
la papale itterizia del Belli,
non porpora, ma spento peperino,
bilioso cotto. La biancheria, sotto,
fine e sporca; nell'occhio, l'ironia
che trapela il suo umido, rosso,
indecente bruciore. La sera li espone
quasi in romitori, in riserve
fatte di vicoli, muretti, androni
e finestrelle perse nel silenzio.
È certo la prima delle loro passioni
il desiderio di ricchezza: sordido
come le loro membra non lavate,
nascosto, e insieme scoperto,
privo di ogni pudore: come senza pudore
è il rapace che svolazza pregustando
chiotto il boccone, o il lupo, o il ragno;
essi bramano i soldi come zingari,
mercenari, puttane: si lagnano
se non ce n'hanno, usano lusinghe
abbiette per ottenerli, si gloriano
plautinamente se ne hanno le saccocce piene.
Se lavorano - lavoro di mafiosi macellari,
ferini lucidatori, invertiti commessi,
tranvieri incarogniti, tisici ambulanti,
manovali buoni come cani - avviene
che abbiano ugualmente un'aria di ladri:
troppa avita furberia in quelle vene...
Sono usciti dal ventre delle loro madri
a ritrovarsi in marciapiedi o in prati
preistorici, e iscritti in un'anagrafe
che da ogni storia li vuole ignorati...
Il loro desiderio di ricchezza
è, così, banditesco, aristocratico.
Simile al mio. Ognuno pensa a sé,
a vincere l'angosciosa scommessa,
a dirsi: "È fatta," con un ghigno di re...
La nostra speranza è ugualmente ossessa:
estetizzante, in me, in essi anarchica.
Al raffinato e al sottoproletariato spetta
la stessa ordinazione gerarchica
dei sentimenti: entrambi fuori dalla storia,
in un mondo che non ha altri varchi
che verso il sesso e il cuore,
altra profondità che nei sensi.
In cui la gioia è gioia, il dolore dolore.

El poder *

Un sabor de fernet.
El Ministro, en el umbral del Parlamento:
aquel sabor dignamente marrón
–con la baba sin embargo amarga como el aura
de la luz de las sombrillas atómicas–
sonríe, entrando, a los ujieres,
como si, con ellos, compartiese un patrón.

Yo observo desde mi aura amarga,


al bebedor del marrón sustancioso, potente
droga de marca anticuada
pero cara aún al Neocapital. La usa
con una tranquilidad de padre.

Es casi servil –repito– su sonrisa a los siervos.


Va mendigando el pan cotidiano
del poder corriente, diría familiar.
Captatio benevolentiae de género democrático,
no privada de dobles sentidos itálicos –a los siervos carroñas
que, en su pequeño pedestal,
tienen garantías de futuro
incomparables
con las del ministro,
pero mucho más absolutas.

Con la sonrisa –la mano que recorre


los botones del saco cruzado
sobre la panza
pedemontana
repleta como una sala de espera:
no acariciará casimir, sino lana tradicional.

Así, asegurado en el fondo del saco


–cuadrado, según el gusto anticuado
pero siempre caro a la crueldad del Neocapital–,
como sobre la divinidad de la puerta,
va, entra
en los corredores del poder,
corrigiendo la autoridad con una sonrisa solidaria.

En el sabor del fernet,


que se parece extrañamente
al de los caramelitos de la Doctrina, en el Véneto,
agigantado
desde la obediencia a la dureza ascética,
a la saludable untuosidad
que produce partidas de bochas con Adenauer.
¡Cómo puede ser distinta una vida!
La idea de lo que es "el estar
en el poder"
es una absoluta novedad, en la mía.
Qué sonrisa repugnante da.

Incluso el más poderoso


no es más que un siervo de su poder (¿Manzoni?):
va limosneando manutención,
confirmando.
Algodón empapado de licor de marca,
estalla en hongos que solemnemente
evolucionan
en el aire tórrido o glacial
de la cumbre de los mares.
Pequeños mares de provincia...
Con diez mil, veinte mil
votos de preferencia. Un séquito
de ciudadanos italianos
que se apiñan en las segundas clases
–víctimas de manía de grandeza
o de persecución o más simplemente de miseria–,
perdidos en los horarios, en los días de mal tiempo,
con sus lastimosos trajes comprados en grandes almacenes
sobre un cuerpo mal lavado, pobres barrigas,
pies mal gobernados.

Esto, a las espaldas: y delante,


radiantes, los corredores del poder.
¡Un sabor de fernet que recorre sus dos tristes vertientes!

Sin embargo, este ingreso,


que asegura la divinidad de la puerta
y la grandiosidad de un saco cortado en provincia
–demuestra a quien observa desde el aura amarga
que el poder no solo
es formalidad, es forma.

*  De Poesía en forma de rosa, 1964.

Il potere
Un sapore di fernet.
Il ministro sulla soglia del Parlamento:
il quel sapore dignitosamente marrone
-sia pure con la bava amara come l'alone
della luce delle ombrelle atomiche-
sorride, entrando, agli uscieri
come se, con loro, condividesse un padrone.

Io observo del mio alone amaro,


il bevitore del marrone sostanzioso, potente
droga dei marca antiquata
ma cara ancora al Necapitale. La usa
con una tranquilità di padre.

É quasi servile -ripeto- il suo sorriso ai servi.


Va mendicando il quotidiano pane
di potere corrente, direi familiare.
Captatio benevolentiae di genere democratico
non priva di doppisensi italici -ai servi carogne
che, nel loro piccolo piedestallo,
ha garanzie di futuro
incommensurabili
con quelle del ministro,
ma quanto più assolute.

Col sorriso -la mano que scorre


sui bottoni del doppiopetto
sopra la pancia
pedemontana
colma come una sala d'aspetto:
non carezzerà caschemir, ma tradizionale lana.

Così, rassicurato sul fondo della giacca


-quadrata, secondo il gusto antiquato
ma sempre caro alla crudeltà del Neocapitale-
come sulle divinità della porta
va, entra
nei corridoi del potere,
coreggendo l'autorità con un sorriso solidale.

Nel sapore del fernet,


che assomiglia stranamente
a quello delle caramelline della Dottrina, nel Veneto,
ingigantito
fino all'obbedienza, alla durezza ascetica,
alla salubre untuosità
che produce partite a bocce con Adenauer.

Come può essere diversa una vita!


L'idea di ciò che è "l'essere
nel potere",
è un'assoluta novità, nella mia.
Che sorriso ripugnante, dà.

Anche il più potente


non è che un servo del suo potere (Manzoni?):
va elemosinando manutenzioni,
riprove.
Cotone inzupatto di liquore di marca
esplode in funghi che solennemente
si evolvono
nell'aria torrida o glaciale
della sommità dei mari.
Piccoli mari di provincia...
Coi diecimila, ventimila
voti di preferenza. Un codazzo
de cittadini italiani
che si accalcano nelle seconde classi
-vittime di mania di grandezza,
o di persecuzione o più semplicemente di miseria-
perduti neglio orari, nei giorni di brutto tempo,
coi loro strazianti vestiti comprati nei magazzini
su membra poco pulite, povere pancie,
piedi mal governati.

Questo alle spalle: e davanti,


raggianti, i corridoi del potere.
Un sapore di fernet che scorre su due tristi versanti!

Eppure questo ingresso,


che rassicura le divinità della porta
e la grandiosità di una giacca tagliata in provincia
-dimostra a chi osserva dall'alone amaro
che il potere nonchè
formalità, è forma.
Casi a la manera de Ajmátova, para ella *

Un poeta dice que un poeta es un gorrión


que repite toda la vida las mismas notas.
Las tuyas son las notas de un gorrión que cree
que su vida es toda la vida.

Nadie va a desilusionar a un gorrión, porque


a un gorrión no se lo puede desilusionar:
su seguridad es como la presencia -
sobre la tierra– de Tsárskoye Seló.

¿Ha pasado la revolución sobre Tsárskoye Seló?


Por cierto, ha pasado, pero simplemente como
"un evento que no tiene igual": 1
el gorrión ha continuado cantando.

Nada existe si no se mezcla con el misterio:


¿qué testimonio tendríamos de los "eventos"
si no cantase antes y después de ellos
un gorrión con su canto leve y severo?

*  De Poesie marxiste, 1964-1965.


1  Son palabras de Ajmátova.

Quasi a la maniera dell'Achmatova, per lei

Un poeta dice che un poeta è un passero


che ripete tutta la vita le stesse note.
Le tue sono le note di un passero che crede
che la sua vita sia tutta la vita.

Nessuno va a disilludere un passero, perchè


un passero non può farsi disilludere:
la sua sicurezza è come la presenza -
sulla terra - del paese de Carskoe Selò.
È passata su Carskoe Selò la rivoluzione?
Certo, è passata, ma semplicemente come
"un evento che non ha l'eguale": 1
e il passero ha continuato a cantare.

Nulla esiste se non si misura col mistero:


che testimonianza avremmo degli "eventi"
se non cantasse prima e dopo di loro
un passero col suo canto lieve e severo?

1  Sono parole dell'Achmatova.

Acerca del traductor

Aulicino, Jorge  
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 1949

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