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HISTORIA DE LA IGLESIA ANTIGUA

UNIDAD 6.
DEFENSA DE LA IGLESIA.

1. La literatura pos – apostólica: Padres Apostólicos.


Los sucesores de los apóstoles se sienten así, meros sucesores y de ningún modo dan la
talla de los apóstoles en sus escritos. El prestigio de los apóstoles permanece intacto en
la era pos apostólica y esto hace florecer los apócrifos con el nombre de “cartas de los
apóstoles”, “Predicación de Pedro”, “Carta de Bernabé”, “hechos de Pablo”, etc.
La serie de padres apostólicos:
Clemente Romano: una carta extensa dirigida a la Iglesia de Corinto a fines del s. I.
Clemente redactó esta carta como jefe de la comunidad romana, pero no podemos
determinar su lugar en la lista de sucesores de san Pedro. Corinto estaba dividida y se
había depuesto probos presbíteros por obra y manejo de ciertos miembros jóvenes. La
Iglesia de Roma se siente obligada solidariamente con aquella comunidad y los exhorta
a la unidad
De la carta se desprende la formación literaria de Clemente: conocedor de la filosofía
estoica, de la cultura helenística, con todo, inclinado más al mundo del A T y a la
mentalidad judaica. Se ha querido ver en el un judío de la diáspora convertido. También
es valiosa la carta por las noticias que trae sobre la estructura de los oficios y ministerios
de la Iglesia.
Ignacio de Antioquía: Es la figura mas clara entre los padres apostólicos. Obispo de
una gran Iglesia cristiana de oriente, apresado en una persecución y condenado a morir
devorado por las fieras en Roma, bajo Trajano en el 117. Es sucesor de san Pedro en
Antioquía, discípulo de los apóstoles, con toda probabilidad ordenado por uno de ellos..
Durante su viaje al martirio escribe a distintas comunidades: Efeso, Magnesia , Tralia,
Filadelfia, Esmirna, una personal a Policarpo y la mas importante : a los Romanos.
Policarpo de Esmirna: Es obispo de esa comunidad, dice Eusebio que fue discípulo de
san Juan, maestro de Ireneo de Lyon y también, nombrado por los apóstoles. En el 155
fue a Roma para ponerse de acuerdo con el Ob. de Roma (Aniceto 154-155 al 166-167)
sobre la fecha de la Pascua ya que en Oriente se celebraba el 14 de nisán y en Occidente
el domingo posterior al 14 de nisán. No lograron acuerdo, pero terminaron celebrando
juntos la Fracción del Pan.
Fue martirizado en el 156 y se conserva el acta.
De sus cartas pastorales solo se conservan un trozo breve de una y una carta mas larga a
la Iglesia de Filipos.
La Didajé pertenece a una segunda generación en la época pos apostólica. Se debió
componer en Siria, a fines del s.I o comienzos del s.II. Es el documento más antiguo en
cuanto a legislacion eclesiástica. No conocemos su autor y contiene normas sobre el
Bautismo, la Eucaristía, la Iniciación de los catecúmenos, la Iglesia y sus autoridades.
La Carta de Bernabé: en realidad no es carta ni es de Bernabé. Es más bien un tratado
teológico de carácter general. No tiene un destinatario fijo. El objetivo que persigue es
hacer conocer la fe al lector. Esta carta siempre fue leída y citada en las comunidades
antiguas, por lo que se le da origen apostólico, aunque no de Bernabé. En algunas
comunidades fue “canónica”. La afirmación que no es de Bernabé es por la crítica a lo
judaico que contiene. Además, utiliza el método de la alegoría, lo que hace pensar en un
autor alejandrino y Bernabé es de Chipre. Se nota la influencia de Filón de Alejandría.
El Pastor, de Hermas: es un extraño escrito de la fase final del periodo pos apostólico.
El autor se denomina Hermas y, según un fragmento muratoriano, fue hermano del Papa
Pío (140 – 154) El Pastor es la figura central de la segunda parte, es el maestro de los

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cristiano, que los exhorta a la penitencia con mandamientos y parábolas. La primera
parte es apocalíptica y aparece la iglesia en diferentes figuras
Segunda carta de Clemente: es apócrifa y se ubica en las mismas fechas que el Pastor
(fines del s.I y no después del 150). Es un ejemplo (el más antiguo) de una homilía
pronunciada en una reunión litúrgica.
Papías de Hierápolis: Papías fue discípulo de san Juan, según Eusebio, también amigo
de Policarpo de Esmirna. Escribió la “Explicación de las sentencias del Señor”.
Recogiendo tradiciones orales. Era milenarista, tal vez por la influencia gnóstica. No
contamos con su obra completa.
Clemente de Alejandría: también, como Papías, recogió testimonios orales que se
remontaban a la época apostólica. Se refieren a la angelologia, a la interpretación de los
primeros capítulos del génesis.

La característica de la literatura pos apostólica es la exposición de las ideas teológicas


fundamentales y de su vida religiosa, en el contexto de la polémica con el judaísmo. El
pueblo Judío quiere poseer el sólo las promesas de Dios y los cristianos, ante la
apostasía de Israel se proclaman el nuevo Israel.
La importancia que el Señor había concedido a la oración en la vida de piedad sigue
intacta en la época pos apostólica. Se apoya en la oración judía y adquiere a la vez tonos
nuevos.
En cuanto a lo sacramental, se puede decir que el ritual esta in fieri. Se atiende
particularmente a los sacramentos de iniciación: el Bautismo: la Didajé se preocupa por
que este bien hecho y se nota que es un asunto eclesial. Por supuesto, también aparece
en los otros escritos.
Las manifestaciones acerca de la Eucaristía, son más raras y reservadas en estos
escritos. (ver Jedín, T 1, pg,230.)
Otro rasgo saliente de la piedad cristiana es su cristocentrismo: la voluntad de Cristo es
la vida moral de los cristianos. Cristo será el modelo a seguir y su imitación representa
un ideal que obliga a todos.

2- EL PAGANISMO CONTRA EL CRISTIANISMO-


(Danielou, Nueva historia de la Iglesia, T.1. Madrid, 1982. Pg.130 –135.)
Aparecen nuevas obras con el objeto de mostrar que el cristianismo esta de acuerdo con
el ideal helénico, o mejor, que es su completa realización. Su principal objetivo es
mostrar ante la opinión la verdadera naturaleza del cristianismo, para conseguir respeto
y adhesiones.
La primera apología data del reinado de Adriano, presentada en Atenas (124 – 125) por
Cuadrado. Solo se conserva un fragmento.
Propiamente las apologías comienzan con Justino, durante el reinado de Antonino
(150). Justino es una personalidad de excepcional importancia. Nació en Samaría, pero
de familia griega pagana. El mismo nos refiere esto y su búsqueda de la sabiduría en su
Dialogo con Trifón. Viene a Roma hacia el 150 y funda una escuela a la manera de los
filósofos paganos. Tiene discusiones con el filósofo cínico Crescente y muere mártir en
el 165. Justino representa un nuevo tipo de cristiano: es un filósofo griego convertido,
conserva sus hábitos de pensamiento y su estilo de vida.
Se conserva solo una pequeña parte de su obra. Eusebio enumera su obra, que el
conoció en la biblioteca de Cesarea y hoy están perdidos.
Tiene obras de carácter filosófico: Discurso a los griegos (diserta sobre la naturaleza de
los demonios); Refutación (dirigida a los griegos); Sobre la monarquía de Dios (trata la

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cuestión no solo según la Biblia sino según los libros griegos); Sobre el alma (recuerda
las opiniones de los filósofos griegos)
Obras de controversia: Dialogo con Trifón, documento de capital importancia para
conocer la interpretación de la Biblia en el siglo II. Ireneo cita una obra Contra Marción,
que esta perdida. Justino mismo menciona su tratado contra las herejías. Por ultimo, las
dos Apologías, entre el 150 y 165.La primera parece una respuesta a las calumnias de
Frontón y la dirige a Antonino. La segunda, quizá destinada a Marco Aurelio. Justino
apela a los sentimientos filosóficos de los emperadores: piedad y virtud. Trata de
demostrar que los cristianos representan la verdadera piedad y que su doctrina esta de
acuerdo con los grandes filósofos (Sócrates, Heráclito, Platón). Luego aborda el tema
moral, señala las virtudes de los cristianos e insiste en la observancia de las leyes.
Opone la inmoralidad del paganismo.
Otro grupo de obras relacionado con la persecución de Marco Aurelio, entre 176 –180.
Melitón dirige una obra al emperador, aluden a nuevos edictos contra los cristianos, que
no conocemos. Eusebio nos conservo un fragmento de esta Apología. Melitón explica
que la “filosofía” cristiana, después de haber florecido entre los barbaros, se ha
desarrollado en el imperio y este desarrollo coincide con el incremento del poder
romano. Recuerda también que Antonino había prohibido innovar respecto a los
cristianos.
Eusebio relaciona esta Apología con la de Apolinar de Hierápolis, probablemente
presentada a Marco Aurelio en la misma época. También, según Eusebio, Apolinar
escribió cinco libros A los griegos y dos Sobre la Verdad. Entre el 177 y 180,
Atenágoras presenta su Apología a Marco Aurelio y a Cómodo. También Milcíades, en
Asia, presenta su Apología a los mismos emperadores.
Estas obras citadas, se caracterizan por ser actos oficiales, súplicas dirigidas a los
emperadores. Hay otras dirigidas a personas particulares o a los griegos en general.
Teófilo, obispo de Antioquía intervino en las controversias de su tiempo. Nos interesa
por su obra A Autólico, procura probar la verdad del cristianismo, metido en los
esquemas del judeo cristianismo sobre todo por medio de la historia. Esta obra es de
aproximadamente el 180.
Recordamos también al discípulo de Justino: Taciano, que escribió no en estilo de
suplica sino de refutación lisa y llana a los griegos.
El objetivo de las apologías no es simplemente reclamar para los cristianos un estatuto
legal. Su ambición es mucho mayor: presentar al cristianismo como el único heredero
de la civilización greco romana. Las obras presentan una doble dimensión: denuncian
las diversas formas de paganismo, la mitología, los misterios, el culto al emperador y
condenan costumbres paganas, y por otro lado, exponen la doctrina cristiana insistiendo
en el monoteísmo y en la resurrección y describen las costumbres cristianas.
Los apologistas buscan la alianza del cristianismo con la filosofía, de la iglesia con el
imperio. Los apologistas aceptan sinceramente el mundo en que viven.

4 – PROPAGACION DEL CRISTIANISMO EN LOS SIGLOS I y II.


5 – Formación de las Iglesia particulares. 6 – Lugar de la iglesia de Roma en la Iglesia
universal. 7 – Aspectos de la vida interna de la Iglesia: oración, liturgia, sacramentos,
catequesis.
El progreso en la constitución jerárquica de la iglesia en la era pos apostólica fue muy
amplio e importante. La iglesia cristiana particular se perfila con precisión en su
significación propia y en su función dentro del organismo general de la naciente Iglesia.
Las cartas de San Ignacio de Antioquía son un claro ejemplo de lo dicho: dirige sus
cartas a comunidades eclesiales bien definidas. Esta asociación de los adeptos de Cristo

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dentro de una ciudad a una comunidad única, se aparta claramente de la organización
judía, que tenía varias sinagogas.
San Ignacio se esfuerza por esclarecer con imágenes y comparaciones esta idea de
unidad: la iglesia es como un coro, como una caravana. Para Hermas, es una torre que
se construye sobre el fundamento que es Cristo.
Esta unidad de la comunidad esta constantemente amenazada por el espiritu de
contradicción, las rivalidades, en definitiva por el cisma y la herejía. La escisión no es
declarada, mas bien son envidias, ambiciones, maledicencias, que crean un clima de
descontento.
La Didajé y el Pseudo – Bernabé previenen contra esto, que existe también en Roma en
los días de Hermas.
La situación en Corinto llego a ser seria, ya que depusieron al Obispo para nombrar
otro.
En los padres apostólicos pesa la preocupación por el peligro de la herejía. Ya en las
cartas pastorales y las joanicas se previene contra la falsificación herética de la doctrina
cristiana. En la época pos apostólica el cristianismo, particularmente el de Asia Menor,
esta amenazado por los grupos heréticos.
Ignacio de Antioquía ataca a los docetas, quienes atribuyen a Cristo solo un cuerpo
aparente y defienden la vigencia de la ley judaica. Las prescripciones para los cristianos
giran en torno a evitar toda comunión con ellos y estrecharse más fuertemente aun entre
los creyentes.
Según la I Clementina, el gobierno de la Iglesia se compone de dos grupos de hombres:
presbíteros y epíscopos por un lado y los diáconos por otro.
Hacia el fin de la época pos apostólica, en el Pastor, de Hermas, encontramos el doble
nombre de presbíteros y epíscopos para los titulares del ministerio de gobierno y
nombra también a los diáconos y maestros.
La Didajé nombra solo epíscopos y diáconos. Policarpo solo presbíteros y diáconos.
Solo san Ignacio de Antioquía distingue claramente entre epíscopos, presbíteros y
diáconos. Cada iglesia tiene un solo epíscopos, al que esta subordinando el colegio de
presbíteros y diáconos.
Así, en la segunda década del s. II, existe en Antioquía y varias comunidades asiáticas,
el episcopado monárquico, mientras que en otros lados esto se lleva a cabo después.
El ministerio de epíscopo o presbítero se desdobló y epíscopo se reservó para la
autoridad suprema de la comunidad. Poco después del 150 parece haberse impuesto en
el cristianismo el episcopado monárquico.
Los padres apostólicos desarrollan una cierta teología del ministerio eclesiástico: Dios
envío a Jesucristo, quien dio a los apóstoles el mandato de anunciar el Evangelio, los
apóstoles a su vez, según el mandato del Señor instituyeron epíscopos y diáconos y
sentaron la ley de que a estos, a su muerte, los sucedieran varones probados para
continuar su ministerio entre los fieles.
Ignacio desenvuelve la teología del episcopado, es el más elocuente abogado de la
unidad y unión perfecta y entera del obispo y la iglesia.
Los ministros ven bajo el prisma de lo sobrenatural su misión y se dan cuenta que en el
desempeño de sus funciones son movidos por el Espiritu Santo. Apoyados es este
fundamento del origen apostólico de su misión y de la guía del Espiritu Santo, los
ministros dirigen la liturgia eucarística, presiden los ágapes, predican la verdadera
doctrina, responden de la autenticidad del evangelio y sus guardianes de las tradiciones
apostólicas.
La acción del Espíritu no se limita a los pastores, sino que se manifiesta de muchas
maneras en las comunidades, con los carismas particulares. Si, en la época pos

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apostólica se dan los dones carismáticos y se dejan ver, como antaño, las tensiones entre
los carismáticos y los dirigentes de la comunidad. La Didajé, muestra el lugar de los
profetas en la comunidad, la recta armonía entre los carismas particulares y los
dirigentes es que los carismas han de ser reconocidos por la autoridad.
La Iglesia pos apostólica tiene conciencia de que las iglesias particulares forman una
sola Iglesia, el nuevo pueblo de Dios. Así, Ignacio de Antioquía da por primera ver el
nombre de Iglesia Católica a esta congregación supralocal.
El creyente vive la unidad y la universalidad de su Iglesia en múltiples manifestaciones
cotidianas. Es recibido como un hermano el apóstol o misionero, el obispo, presbítero o
diácono, los simples cristianos que viajan de ciudad en ciudad a causa de sus
profesiones u oficios..
La unidad interna se intenta salvaguardar mediante una regla de fe, que se va
perfeccionando con el paso del tiempo. La unidad de culto esta asegurada por la
celebración de la Eucaristía: Policarpo, de Esmirna, puede celebrarla en Roma..
Ya en los padres apostólicos encontramos un frecuente y asombroso recurso a la
Tradición, que se mira como herencia de los apóstoles y que no es lícito falsificar.
La unidad de la fe, del culto y de la tradición solo puede concederla Cristo, a quien se
elevasen plegarias constantes.
Los obispos manifiestan una solicitud no solo por su iglesia particular, sino también por
la Iglesia universal: cartas, colectas, con todo, en la época pos apostólica no hay ningún
Obispo que intervenga con la misma autoridad que en su diócesis, en una diócesis ajena.
El mismo Clemente Romano, que interviene en la Iglesia de Corinto, pasa a segundo
plano respecto de la Iglesia de Roma. Es la Iglesia de Roma la que va tomando
preeminencia entre las demás. San Ignacio habla de la Iglesia de Roma como la que
preside a todas en a caridad, sin que se nombre en si a su obispo. Por otro lado la fuerte
afluencia de cristianos para visitar esta iglesia, no puede explicarse solo por estar en la
capital del imperio.

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