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UNIDAD 6.
DEFENSA DE LA IGLESIA.
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cristiano, que los exhorta a la penitencia con mandamientos y parábolas. La primera
parte es apocalíptica y aparece la iglesia en diferentes figuras
Segunda carta de Clemente: es apócrifa y se ubica en las mismas fechas que el Pastor
(fines del s.I y no después del 150). Es un ejemplo (el más antiguo) de una homilía
pronunciada en una reunión litúrgica.
Papías de Hierápolis: Papías fue discípulo de san Juan, según Eusebio, también amigo
de Policarpo de Esmirna. Escribió la “Explicación de las sentencias del Señor”.
Recogiendo tradiciones orales. Era milenarista, tal vez por la influencia gnóstica. No
contamos con su obra completa.
Clemente de Alejandría: también, como Papías, recogió testimonios orales que se
remontaban a la época apostólica. Se refieren a la angelologia, a la interpretación de los
primeros capítulos del génesis.
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cuestión no solo según la Biblia sino según los libros griegos); Sobre el alma (recuerda
las opiniones de los filósofos griegos)
Obras de controversia: Dialogo con Trifón, documento de capital importancia para
conocer la interpretación de la Biblia en el siglo II. Ireneo cita una obra Contra Marción,
que esta perdida. Justino mismo menciona su tratado contra las herejías. Por ultimo, las
dos Apologías, entre el 150 y 165.La primera parece una respuesta a las calumnias de
Frontón y la dirige a Antonino. La segunda, quizá destinada a Marco Aurelio. Justino
apela a los sentimientos filosóficos de los emperadores: piedad y virtud. Trata de
demostrar que los cristianos representan la verdadera piedad y que su doctrina esta de
acuerdo con los grandes filósofos (Sócrates, Heráclito, Platón). Luego aborda el tema
moral, señala las virtudes de los cristianos e insiste en la observancia de las leyes.
Opone la inmoralidad del paganismo.
Otro grupo de obras relacionado con la persecución de Marco Aurelio, entre 176 –180.
Melitón dirige una obra al emperador, aluden a nuevos edictos contra los cristianos, que
no conocemos. Eusebio nos conservo un fragmento de esta Apología. Melitón explica
que la “filosofía” cristiana, después de haber florecido entre los barbaros, se ha
desarrollado en el imperio y este desarrollo coincide con el incremento del poder
romano. Recuerda también que Antonino había prohibido innovar respecto a los
cristianos.
Eusebio relaciona esta Apología con la de Apolinar de Hierápolis, probablemente
presentada a Marco Aurelio en la misma época. También, según Eusebio, Apolinar
escribió cinco libros A los griegos y dos Sobre la Verdad. Entre el 177 y 180,
Atenágoras presenta su Apología a Marco Aurelio y a Cómodo. También Milcíades, en
Asia, presenta su Apología a los mismos emperadores.
Estas obras citadas, se caracterizan por ser actos oficiales, súplicas dirigidas a los
emperadores. Hay otras dirigidas a personas particulares o a los griegos en general.
Teófilo, obispo de Antioquía intervino en las controversias de su tiempo. Nos interesa
por su obra A Autólico, procura probar la verdad del cristianismo, metido en los
esquemas del judeo cristianismo sobre todo por medio de la historia. Esta obra es de
aproximadamente el 180.
Recordamos también al discípulo de Justino: Taciano, que escribió no en estilo de
suplica sino de refutación lisa y llana a los griegos.
El objetivo de las apologías no es simplemente reclamar para los cristianos un estatuto
legal. Su ambición es mucho mayor: presentar al cristianismo como el único heredero
de la civilización greco romana. Las obras presentan una doble dimensión: denuncian
las diversas formas de paganismo, la mitología, los misterios, el culto al emperador y
condenan costumbres paganas, y por otro lado, exponen la doctrina cristiana insistiendo
en el monoteísmo y en la resurrección y describen las costumbres cristianas.
Los apologistas buscan la alianza del cristianismo con la filosofía, de la iglesia con el
imperio. Los apologistas aceptan sinceramente el mundo en que viven.
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dentro de una ciudad a una comunidad única, se aparta claramente de la organización
judía, que tenía varias sinagogas.
San Ignacio se esfuerza por esclarecer con imágenes y comparaciones esta idea de
unidad: la iglesia es como un coro, como una caravana. Para Hermas, es una torre que
se construye sobre el fundamento que es Cristo.
Esta unidad de la comunidad esta constantemente amenazada por el espiritu de
contradicción, las rivalidades, en definitiva por el cisma y la herejía. La escisión no es
declarada, mas bien son envidias, ambiciones, maledicencias, que crean un clima de
descontento.
La Didajé y el Pseudo – Bernabé previenen contra esto, que existe también en Roma en
los días de Hermas.
La situación en Corinto llego a ser seria, ya que depusieron al Obispo para nombrar
otro.
En los padres apostólicos pesa la preocupación por el peligro de la herejía. Ya en las
cartas pastorales y las joanicas se previene contra la falsificación herética de la doctrina
cristiana. En la época pos apostólica el cristianismo, particularmente el de Asia Menor,
esta amenazado por los grupos heréticos.
Ignacio de Antioquía ataca a los docetas, quienes atribuyen a Cristo solo un cuerpo
aparente y defienden la vigencia de la ley judaica. Las prescripciones para los cristianos
giran en torno a evitar toda comunión con ellos y estrecharse más fuertemente aun entre
los creyentes.
Según la I Clementina, el gobierno de la Iglesia se compone de dos grupos de hombres:
presbíteros y epíscopos por un lado y los diáconos por otro.
Hacia el fin de la época pos apostólica, en el Pastor, de Hermas, encontramos el doble
nombre de presbíteros y epíscopos para los titulares del ministerio de gobierno y
nombra también a los diáconos y maestros.
La Didajé nombra solo epíscopos y diáconos. Policarpo solo presbíteros y diáconos.
Solo san Ignacio de Antioquía distingue claramente entre epíscopos, presbíteros y
diáconos. Cada iglesia tiene un solo epíscopos, al que esta subordinando el colegio de
presbíteros y diáconos.
Así, en la segunda década del s. II, existe en Antioquía y varias comunidades asiáticas,
el episcopado monárquico, mientras que en otros lados esto se lleva a cabo después.
El ministerio de epíscopo o presbítero se desdobló y epíscopo se reservó para la
autoridad suprema de la comunidad. Poco después del 150 parece haberse impuesto en
el cristianismo el episcopado monárquico.
Los padres apostólicos desarrollan una cierta teología del ministerio eclesiástico: Dios
envío a Jesucristo, quien dio a los apóstoles el mandato de anunciar el Evangelio, los
apóstoles a su vez, según el mandato del Señor instituyeron epíscopos y diáconos y
sentaron la ley de que a estos, a su muerte, los sucedieran varones probados para
continuar su ministerio entre los fieles.
Ignacio desenvuelve la teología del episcopado, es el más elocuente abogado de la
unidad y unión perfecta y entera del obispo y la iglesia.
Los ministros ven bajo el prisma de lo sobrenatural su misión y se dan cuenta que en el
desempeño de sus funciones son movidos por el Espiritu Santo. Apoyados es este
fundamento del origen apostólico de su misión y de la guía del Espiritu Santo, los
ministros dirigen la liturgia eucarística, presiden los ágapes, predican la verdadera
doctrina, responden de la autenticidad del evangelio y sus guardianes de las tradiciones
apostólicas.
La acción del Espíritu no se limita a los pastores, sino que se manifiesta de muchas
maneras en las comunidades, con los carismas particulares. Si, en la época pos
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apostólica se dan los dones carismáticos y se dejan ver, como antaño, las tensiones entre
los carismáticos y los dirigentes de la comunidad. La Didajé, muestra el lugar de los
profetas en la comunidad, la recta armonía entre los carismas particulares y los
dirigentes es que los carismas han de ser reconocidos por la autoridad.
La Iglesia pos apostólica tiene conciencia de que las iglesias particulares forman una
sola Iglesia, el nuevo pueblo de Dios. Así, Ignacio de Antioquía da por primera ver el
nombre de Iglesia Católica a esta congregación supralocal.
El creyente vive la unidad y la universalidad de su Iglesia en múltiples manifestaciones
cotidianas. Es recibido como un hermano el apóstol o misionero, el obispo, presbítero o
diácono, los simples cristianos que viajan de ciudad en ciudad a causa de sus
profesiones u oficios..
La unidad interna se intenta salvaguardar mediante una regla de fe, que se va
perfeccionando con el paso del tiempo. La unidad de culto esta asegurada por la
celebración de la Eucaristía: Policarpo, de Esmirna, puede celebrarla en Roma..
Ya en los padres apostólicos encontramos un frecuente y asombroso recurso a la
Tradición, que se mira como herencia de los apóstoles y que no es lícito falsificar.
La unidad de la fe, del culto y de la tradición solo puede concederla Cristo, a quien se
elevasen plegarias constantes.
Los obispos manifiestan una solicitud no solo por su iglesia particular, sino también por
la Iglesia universal: cartas, colectas, con todo, en la época pos apostólica no hay ningún
Obispo que intervenga con la misma autoridad que en su diócesis, en una diócesis ajena.
El mismo Clemente Romano, que interviene en la Iglesia de Corinto, pasa a segundo
plano respecto de la Iglesia de Roma. Es la Iglesia de Roma la que va tomando
preeminencia entre las demás. San Ignacio habla de la Iglesia de Roma como la que
preside a todas en a caridad, sin que se nombre en si a su obispo. Por otro lado la fuerte
afluencia de cristianos para visitar esta iglesia, no puede explicarse solo por estar en la
capital del imperio.