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HISTORIA DE LA IGLESIA ANTIGUA.

UNIDAD 4.
OBRA EVANGELIZADORA DE LOS APOSTOLES.

1. La obra del apóstol Pablo.


El primer grupo, numéricamente significativo que aceptó la fe y se incorporó a la Iglesia
fue el de Antioquía. (Hch.11, 19-ss)El éxito obtenido allí motivo que la iglesia madre de
Jerusalén envíe a uno de sus miembros destacados: el antiguo levita Bernabé, chipriota
de origen. Fue el quien captó a aquel hombre que después de ser perseguidor de la
iglesia, había tenido una sorprendente conversión a Cristo: Pablo de Tarso. Durante un
año trabajaron en común y aseguraron así la primera iglesia cristiana de la gentilidad.

Derrotero religioso del apóstol Pablo:


Pablo procede de la diáspora judía: nació en Tarso de Cilicia. Su padre era
guarnicionero, como el también lo fue. Tenía ya el titulo hereditario de ciudadano
romano, al que el apóstol alguna vez apeló. Pablo conoció en Tarso, durante su
juventud, las diversas manifestaciones de la cultura helenística, gracias al comercio que
se realizaba en la ciudad. Manejaba la koiné con facilidad y también el arameo de su
familia.
Después de la muerte de Jesús, Pablo fue a Jerusalén para formarse en la escuela de los
fariseos, con Gamaliel (Hch.23, 3). Al llamar la atención los seguidores de Cristo, Pablo
tomo parte activa en la persecución (Hch.7, 58; 8,3)Lo que trae el libro de los Hechos
esta confirmado por el propio testimonio del apóstol (Gal1, 13-ss; 1 Cor.15, 9).
La conversión del antiguo perseguidor de la iglesia, se debió a una aparición directa del
salvador (Hch.9, 3-18; 22,3-16; 26,12-30). El apóstol narra con discreción el hecho
(Gal 1,15; 1 Cor15, 9; Fil 3, 4).
Después de recibir el Bautismo y tras una pasajera estancia en Arabia, Pablo comenzó a
anunciar el evangelio en las sinagogas de Damasco y mas tarde en Jerusalén. En los dos
lugares recibió una asidua oposición, hasta peligrar su vida. Se retiro a su patria: Tarso y
aquí logro la claridad ultima sobre el camino de su misión evangelizadora. Recomenzó
su actividad en Antioquía y se dedico a los gentiles. (Gal 1,16; Rm.15, 15)

La misión paulina.
El imperio romano estaba unido por una misma cultura y en las ciudades, una misma
lengua: la koiné Pablo en su misión seguía los impulsos del Espíritu aunque podemos
encontrar un plan.
La comunidad de apoyo fue Antioquía, al menos en la etapa primera, hasta el concilio
de Jerusalén. Los compañeros del principio fueron Bernabé, y el pariente de este: Juan
Marcos.
El método paulino lo encontramos en el libro de los hechos. Hace base en la sinagoga,
allí celebraban los judíos sus reuniones religiosas.
Primero se dirigieron a la isla de Chipre y comenzaron en la ciudad de Salamina. Desde
allí al Asia menos: Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe en la provincia de
Licaonia y Perge, en Panfilia fueron término de sendos viajes y campos de
evangelización.
La mayoría de los judíos de la diáspora rechazo el mensaje de Pablo, en algunos lugares
el rechazo fue con violencia. Algunos antiguos paganos, temerosos de Dios o prosélitos
adherían al mensaje cristiano y establecían la iglesia, a modo de célula, en las ciudades
antes citadas. Pablo consideró un éxito la primera misión, que describe con la frase:
“Dios ha abierto a los paganos la puerta de la fe” (Hch.14, 27).

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La segunda fase del trabajo apostólico de Pablo se caracteriza por un nuevo campo
misional: abarca sobre todo las provincias de macedonia, la Acaya y el Asia
Proconsular, penetra en el corazón del mundo cultural helenístico. Ahora, en lugar de
Bernabé, que se le separa, acompañan a Pablo el culto Silas y posteriormente Timoteo.
Seguramente se fundaron allí las comunidades a las que dirige la carta a los Gálatas. Al
norte, en Troas, alcanzaron la costa del Asia Menor, desde donde Pablo fue llamado en
visión nocturna a Macedonia (Hech.16, 9). En Filipos pronto se formo una comunidad
floreciente. El centro de gravedad de la actividad paulina fueron las ciudades griegas y
el método misional mas o menos el mismo. Predica en Tesalónica, Berea, Atenas y
Corinto. Aqi en Corinto, el evangelio halla eco en numerosos gentiles y Pablo debe
quedarse durante un año y medio. Lo acusaron los judíos ante el gobernador romano
Galión (mas o menos 51 – 52 o 52 – 53 d. C.) Galión rechazo la acusación y Pablo,
junto a un matrimonio judeo cristiano, Priscila y Aquila, partieron hacia Efeso, donde
estuvieron poco tiempo, volviendo por vía marítima a Palestina.
Efeso se convirtió pronto en centro de la actividad misional en la costa occidental de
Asia. En el viaje que partió de Efeso, Pablo visito aun las comunidades de Frigia y
Galacia (Hech. 18,23) Pronto surgió una comunidad que se desprendió de la sinagoga,
aunque con creencia y prácticas extrañas, que debieron ser extirpadas. También hubo
dificultades con un tal Demetrio, fabricante de templos paganos, que veía arruinarse su
negocio. Las cartas a los gálatas y la 1 Cor. Fueron redactadas desde Efeso.
Hacia el otoño del 57, Pablo abandono Efeso para dirigirse a Macedonia y Grecia.
Estuvo brevemente en Troas y nuevamente visito unos meses Corinto, Aquí redacto su
carta a los Romanos. Allí comunica a los romanos su deseo de ir a Roma en su paso
hacia España (Rm. 15,24.29). Para la vuelta, escogió la vía terrestre a través de
macedonia, celebro la pascua en Filipos, luego, por Troas, marcho por mar hacia
Mileto, donde se encontró con los ancianos de la iglesia de Efeso (Hech.20,1 – 17). El
apóstol quería llegar pronto a Jerusalén, a pesar de los oscuros pronósticos, para
entregar la colecta por el juntada, para los pobres de la iglesia madre. Toco os puertos
de tiro, Ptolemaida y Cesarea, llego por Pentecostés a Jerusalén (Hech.2,1-17).
Allí en Jerusalén concluyo la actividad misionera de Pablo tal como lo había
comenzado: visito al templo y fue reconocido por unos judíos de la diáspora, que
azuzaron al pueblo pare linchar a Pablo allí mismo. Tuvo que apelar a su ciudadanía
romana para zafar del Sanedrín, y su proceso tomo camino hacia Roma. Su prisión
mitigad le permitió comerciar y evangelizar. En Roma, expuso a los representantes de la
sinagoga la doctrina evangélica.(Hech.28,23).
Sobre lo posterior, nada nos dice el libro de los Hechos. Todo hace pensar que el
proceso llega a la absolución del apóstol, que este realizo su viaje a España y que visito
una vez más el oriente helenístico: esto lo hacen suponer las cartas pastorales. Una
segunda cautividad romana lo llevo finalmente al martirio, durante el reinado de Nerón,
aunque no pueda atribuirse con certeza su muerte a la persecución neroniana.

2. Las comunidades paulinas.


Hemos de tener en cuenta la particularidad de las fuentes que poseemos. No se puede
trazar un cuadro que refleje de modo total la realidad. Con todo, se puede apreciar que
en las comunidades paulinas reina un orden, que trata de regular y asegurar
convenientemente la vida religiosa. Este orden se apoya en un fundamento sobrenatural
y bajo la guía del espíritu Santo. El E S hace crecer a la Iglesia(Hech. 2, 47;6,7); dirige
los caminos misioneros de Pablo (Hech.16,9;19,21) y da eficacia a su acción
(Hech.19,11; 1Cor. 2,3-ss; Rm.15,17ss). Cuando se requieren funciones especiales en
orden a regir la comunidad, es el mismo Espiritu que interviene. No hay oposición entre
carismas y ministerios, es el mismo Espiritu quien llama a unos y a otros.

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En la organi8zacion, Pablo ocupa un lugar señero, dada su condición de apóstol de los
gentiles. El se siente “siervo de Jesucristo”, pero también es consciente de que con el
oficio apostólico le fue dada una autoridad, de la que hace uso para “edificar” la Iglesia.
(2Cor. 10,8; 13,10; 1 Cor.4, 21). En sus iglesia, Pablo es maestro, juez y legislador
supremo.
Para las comunidades particulares, son llamados algunos hombres a quienes se les
encomienda determinadas tareas: cuidado de los pobres, dirección del culto: gozan de
un derecho de mando, al que debe obedecer la comunidad (1 Cor. 16, 15; 1 Tes.5,12;
Rm.12,6ss.). Estos dirigentes son llamados presbyteroi (ancianos) Hech.14,23.
También, en la iglesia de Efeso los Episkopoi “vigilantes” Hech. 20,17.28. Al comienzo
de la carta a los Filipenses aparecen junto a los Episkopoi, los Diáconos, con funciones
especiales en la comunidad.
Junto a los sujetos de poder de orden, están en las comunidades los carismáticos, con
funciones esencialmente distintas. Los dones son puntuales, les vienen del E S , no son
necesarios para la subsistencia de la Iglesia. Son los que mantienen vivo en las
comunidades el entusiasmo de la fe, con sus oraciones, alabanzas, discursos proféticos.
No son guardianes y garantes del orden.
Otro rasgo esencial en las comunidades paulinas es que no se consideren aisladas y se
establezcan lazos de comunión entre ellas y a la vez, vinculados fuertemente con la
comunidad madre de Jerusalén. Mantuvo viva la conciencia de unidad del “nuevo Israel
de Dios” y permitió que al final de la era apostólica no hubiese dos confesiones
cristianas: la judía y la gentil.

La vida religiosa en las comunidades:


El centro plasmador es la fe en el Señor glorificado. Hay que predicar a Cristo y no
interesa quien lo haga (Fil.1, 18). Esta fe en el Kyrios, en el Señor exaltado y glorificado
tras la humillación de la cruz (Fil.2,5-11) incluye la creencia de que en El habita
corporalmente la plenitud de la divinidad (Col.2,9) y que como Hijo de Dios , posee la
misma naturaleza que el Padre (1Cor. 1,24).
La admisión en la comunidad esta dada por el bautismo, que es participación de la
muerte de Cristo (1Cor.15,3; Rm.6,2-8).
La liturgia de las comunidades paulinas se inserta en el marco mas amplio de las
celebraciones del primer día de la semana, después del sábado (Hech.20,7). Se celebra
en las casas privadas de cristianos acomodados (1Cor.16,19; Rm.16,4; Col.4,15).
El centro y la culmen del culto es la celebración Eucaristía, que en principio va unida a
una comida, con la finalidad de fortalecer los vínculos comunitarios. A pesar de las
desavenencias comunitaria, la “fracción del pan” se presenta claramente como la
participación del Cuerpo y la Sangre de Cristo.(1Cor.10,16.21).
La reunión de la comunidad es también el lugar donde se anunciaba la salvación.
(Hech.20, 7.11; 1 Cor; 1,17; 9,16 ss; 5,18 – 21). Tanto la predicación como la homilía,
tienen en las comunidades paulinas su lugar fijo y su importancia de primer orden.
El los territorios gentiles, se hacia mas dificultoso que en Jerusalén la vivencia de la
moral cristiana y el Apóstol tendrá que exhortar vivamente a la fortaleza y la constancia.
(1 Cor.5,1.9-13; 1Cor 1,10; Ef. 4,2ss)
Algunas de las comunidades se destacaron por la vivencia de la fe y Pablo las llama “su
gloria y su corona” (Filipos y Tesalónica).

La difusión del cristianismo extrapaulino del siglo I:


Es poco lo que sabemos de los demás apóstoles en cuanto a su obra evangelizadora. Es
Pablo mismo quien atestigua la obra misionera cuando afirma que no predicara el
Evangelio donde otros han sembrado

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3-La difusión apostólica extrapaulina.
La obra de Pablo fue la de mayor éxito por su extensión y profundidad. Sabemos muy
poco de la obra misionera de los demás apóstoles. Pablo mismo da testimonio de esta
obra al decir que no quiere predicar donde el nombre de Cristo ya es conocido (Rm.15,
19).
Los Hechos apenas mencionan esta actividad cuando dicen, por ejemplo, que Bernabé
marcho a Chipre (Hech.15, 40). También, suponen la existencia de una comunidad en
Italia, en Puteoli: allí Pablo encontró “hermanos” (Hech.28,14), también en Roma le
salieron al encuentro (Hech.18,15)
Los destinatarios de la primera carta de Pedro: Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y
Bitinia, indican una zona ajena a Pablo: Ponto, Capadocia y Bitinia.
Las fuentes del cristianismo primitivo dejan grandes lagunas sobre la actividad
misionera apostólica, excepto Pedro, Santiago el Menor y Juan. Solo en el s.II y III se
trato de llenar este vacío con la confección de los llamados Hechos apócrifos de los
apóstoles. No hay información confiable.

4 - La obra misionera del apóstol Pedro: estadía, muerte y tumba en Roma:


Nada puede afirmarse acerca de los puntos del camino que llevo a Pedro a Roma,
tampoco sobre la fecha y duración de su estancia. Solo sabemos que participo del
concilio de Jerusalén (poco después de mediados del siglo) después estuvo un tiempo en
Antioquía (Hech.15,7 ; Gal. 2, 11- 14).
El fundamento y sostén de la tradición romana petrina los forman tres fuertes
testimonios. El primero es de origen romano, y se encuentra en la carta de Clemente a
los Corintios, en el cap. V habla del martirio de Pedro y Pablo. Se trata de una alusión a
la persecución bajo Nerón, alrededor del año 65.
Otro testimonio, que viene del oriente cristiano, es la carta dada unos veinte años mas
tarde, por san Ignacio de Antioquía a los cristianos de Roma, a quienes ruega que no le
priven de sufrir el martirio y dice que el ruego es “sin mandar como Pedro y Pablo”.
El tercer testimonio fue puesto de relieve recientemente y es la Ascensio Isaiae (4,2)
cuya redacción data del año 100. Habla en estilo profético de que la plantación de los
Doce será perseguida por Beliar, el asesino de su madre (Nerón) y uno de los Doce será
entregado en sus manos. Esta profecía se aclara con un fragmento del Apocalipsis de
Pedro, que data de comienzos del s.II.
A estas tres afirmaciones fundamentales se agregan los datos del autor del cap. 21 de
san Juan, quien alude claramente a la muerte martirial de san Pedro y sabe que fue
ejecutado en la cruz (Jn. 21,18 ss). En los versículos finales de la primera carta de Pedro
se señala como lugar de residencia a Babilonia, pero hay que identificar Babilonia con
Roma, según el lenguaje del Apocalipsis (14,8; 16 ss). La tradición romana de Pedro no
se rompe durante el s. II y además, un dato importante es que ninguna Iglesia se arroga
para si la permanencia del apóstol.

El sepulcro de Pedro:
Sobre la presencia de Pedro en Roma no hay dudas, pero el tema se complica cuando
nos preguntamos sobre la tumba del apóstol. Junto al testimonio literario entra a tallar la
arqueología.
Según el testimonio de Tácito sobre la persecución romana de Nerón y el testimonio de
la primera carta de Clemente se infiere que Pedro murió en el circo de Nerón, en la
colina vaticana. Esta afirmación esta confirmada pronto por el testimonio de Cayo, un
culto presbítero romano que actúo bajo el pontificado del papa Ceferino (199 - 217).

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Cayo se había metido en una polémica con un tal Proclo, montanista, quien para
defender su posición aducía poseer los sepulcros apostólicos: los sepulcros del apóstol
Felipe y de sus hijas carismáticas en Hierapolis garantizaban la tradición montanista.
Cayo argumenta ad hominem: “Pero yo puedo mostrarte los trofeos; porque si quieres
venir al Vaticano o la Vía Ostiense, allí encontraras los trofeos de los que fundaron esta
Iglesia”. Según esto, hacia el año 200, todo el mundo en Roma estaba convencido de la
tumba del apóstol en la colina vaticana
Una anotación del calendario romano del 354, al que se agrega el Martyrologium
Hieronymianum (posterior al 431) cuenta que el 29 de junio del año 258 se celebro la
memoria de Pedro en el Vaticano, la de Pablo en Via Ostiense y la s ambos en las
catacumbas.
Hacia el 260 había en la Via Appia, bajo la posterior basílica de san Sebastián, que en el
s. IV se llamó aun Ecclesia Apostolorum un lugar de culto destinado a los dos
apóstoles, Pedro y Pablo. Excavación del 1917 demostraron que allí, hacia el 260 se
rendía culto a los apóstoles (refrigeri, graffiti hacían suponer que los peregrinos tenían
certeza de estar en presencia de los restos apostólicos.). Esto desato innumerables
hipótesis: la tumba real de los apóstoles estuvo desde el comienzo en la Via Appia y
solo después se trasladaron los restos a las nuevas basílicas. Otra: durante la persecución
de Valeriano, las reliquias fueron sacadas por seguridad de la colina vaticana y de la Via
Ostiense y llevadas a san Sebastián. Otra: pudo haber sido un centro de culto de una
comunidad cismática, por ejemplo los novacianos. También se dice que la existencia de
dos lugares con la presumible tumba de Pedro, demuestra que a partir del s. III no hay
certeza en Roma de donde esta verdaderamente enterrado.
Las excavaciones muy importantes se realizaron por encargo del papa Pio XII entre
1940 y 1949 bajo la basílica de san Pedro. Se encontró una grandiosa necrópolis con
numerosos mausoleos y uno solo puramente cristiano con antiquísimos mosaicos. Se
encuentra la representación del Christos - Helios de gran valor para la iconografía
cristiana. Los mausoleos se levantaron entre el 130 al 200, pero la necrópolis es mucho
mas antigua.
El terreno que caía inmediatamente bajo y ante la llamada confesión de san Pedro,
aparece como una campo sepulcral de unos 7 x 4 m. de magnitud P1. Esta cerrado
hacia occidente por un muro rojo levantado hacia el 160. En la pared oriental de este
muro esta empotrado un nicho doble, que estaba flanqueado por dos columnas
antepuestas, una de las cuales fue hallada y se encuentra allí. Los constructores de la
basílica constantiniana consideraron este monumento como en centro de la nueva
iglesia, a pesar de las dificultades que esto suponía: terraplenar los mausoleos y las
dificultades generales del terreno. Delante del nicho inferior, una losa cubría un espacio
de unos 60 cm. cuadrados pero colocada en un ángulo que se aleja 11 grados de la
vertical del muro rojo. En el suelo del fondo no e hallaron propiamente restos
sepulcrales, por ejemplo ladrillos, pero se encontraba, en el borde inferior del muro, un
nicho que contenía restos de un esqueleto de un hombre anciano.
Hay tumbas posteriores que respetan la ya existente. Todos los sepulcros de esta área
son en tierra, lo que hace suponer que son cristianos. El espacio respetado bajo la
aedicuala hace pensar en el sepulcro del apóstol, suponiendo que el sepulcro fue
acortado al construirse el muro rojo. La carencia de todo detalle se explica por el apuro
con que Pedro fue sepultado.
Ciertamente se encontró el trofeo de Cayo, aunque son muchas las dudas que aun están
sin resolver.

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SUCESION DE LOS HECHOS:
a) Primer periodo
En la colina vaticana, arcillosa y de escasa vegetación, entre los años 60 y 70 fue
excavado un sepulcro (N1). Poco tiempo después queda separada del área por D (época
de Vespaciano 69 -79) y por I, muy posterior. Mas tarde, el espacio se cierra con la
tumba de un niño G (116 -123). Por el 120 y 130 se construye, sobre D y G la tumba E
(tener en cuenta la pendiente de la colina). Hay un deseo de enterrarse junto a N1 y
también se trata de proteger la tumba.
A la vez, surgieron los mausoleos junto a N1: O (año 125), S, en una cota superior a O y
R-R`, en la época de Antonino Pio(138 - 161). También se construyo el cementerio al
aire libre Q. Se realizo una rampa para acceder a Q entre S y R-R`. Para evitar
demasiada presión sobe el campo este, se construyo un muro rojo m de unos 8 metro x
2,45 de alto x 0,60 de ancho. Un hecho llamativo es que el muro posee un pozo N2 para
salvar la tumba N1 y además se cubre N1 con una losa de travertino sobre dos
columnas, formando una mesa, y sobre N2 otra hornacina N3 que permitirá acceder ala
venerada tumba. Todo esto no es posterior a la mitad del siglo II y se identifica con el
monumento, que según Eusebio de Cesarea, construyo el presbítero Cayo (H.E.LII, cap.
XXV, M.G. 20,207 - ss).
La posición de la mesa esta girada respecto del muro y coincide con la ubicación de la
tumba; se construyo el muro m2 para separa N1 de la G del niño; un graffiti con la
inscripción Petrus esta próximo a la tumba y es de finales del s. II o principio del III.
(Ver fotocopias de pg 93, 95 y 97 de Iñiguez)

b) Segundo periodo:
En el s. III se levanta el muro G, rompiendo la mesa y desplazando una de sus
columnas, quizás para prevenir la ruptura del muro rojo. Algunos años mas tarde se
construye el muro S. El monumento adquiere así el aspecto de arcosolio, aunque con
una mesa en lugar de tumba. Las paredes se cubrieron de mármol blanco y el piso de
mosaicos blancos y verde oscuro.
Así quedo el monumento hasta la época de Constantino, excepto el nicho.
En el s III la parte cubierta de mármol del muro G se cubre de graffiti de los que
visitaron la tumba. No aparece el nombre de Pedro.

c) Tercer periodo:
Después de la construcción de la basílica del Salvador, en el Laterano, la Iglesia y
Constantino decidieron construir en el vaticano una Basílica en honor de san Pedro.
¿Por que?, el lugar era impropio por la pendiente, el cementerio estaba en pleno uso,
con ricos mausoleos a la espera de sus dueños. El interés no puede ser otro que la tumba
del apóstol en ese lugar.
El nuevo nivel, determinado por los constructores de Constantino fue fijado por el muro
rojo: mitad de la altura de la hornacina N3. Todo lo que se quiso conservar se cubrió
con una bóveda sobre un edículo rectangular de 2,90 x 1,80 m., encima se construyo
otro edículo, abierto a la nave, cubierto d dos trozos de mármol, de forma que el
presbiterio de la nueva basílica tuvo el pavimento a 36 cm. por encima de la solera de la
hornacina N2, que corresponde al pavimento del s. II. Por encima, un baldaquino que
cubrió el lugar, pero no se dispuso altar bajo el. El monumento es solamente funerario.

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Transcurridos dos siglos y ya en el IV, Pelagio II y san Gregorio Magno elevaran el
presbiterio y darán acceso a las reliquias mediante un corredor, originándose así el tipo
de “confessio” que copiara toda la cristiandad.
Los trabajos de nivelación fueron hechos con enorme respeto, ya que se trataba de
trabajar sobre un cementerio. Los mausoleos fueron llenados desde arriba con arena,
circunstancia que hoy agradecemos por la conservación excelente de ellos.
Conocemos la primitiva Basílica por los dibujos que en el s.XVI realizo Tiberio
Alfarano, antes de demolerla para construir la actual.(ver fotocopia de pg.154 de
Iñiguez)
La reconstrucción del monumento funerario ha sido posible gracias a una arqueta de
marfil del s.V, hoy en el museo de Pola, procedente de Istria.( ver Iñiguez,pg.155)
La Santa Misa solo se celebro ocasionalmente en un altar portátil, como se hacia en las
catacumbas y en las basílicas martiriales. Precisamente el deseo de celebrar la santa
misa de modo permanente motivara la reforma del s.VI.
En la época de Pelagio II (578- 590) o de san Gregorio Magno (590 - 604) el culto a las
reliquias unido a la santa misa exige celebrar sobre la tumba. Habrá que elevar el suelo
del presbiterio 1,45 m. y será necesario situar dos escaleras laterales al ábside que unas
el suelo elevado con el resto del nivel. Además para dar acceso a los fieles hasta el
bloque que encierra la memoria del apóstol, se abrió un corredor semicircular a lo largo
de la cara interna del muro del ábside. (Ver fotocopia pg.244 de Iñiguez)

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