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INTRODUCCIÓN.

En las catequesis sobre las grandes figuras de la Iglesia de los primeros siglos
llegamos hoy a la personalidad eminente de san Ireneo de Lyon. Sus noticias
biográficas nos vienen de su mismo testimonio, que nos ha llegado hasta nosotros
gracias a Eusebio en el quinto libro de la «Historia eclesiástica».
Ireneo nació con toda probabilidad en Esmirna (hoy Izmir, en Turquía) entre los años
135 y 140, donde en su juventud fue alumno del obispo Policarpo, quien a su vez
era discípulo del apóstol Juan. No sabemos cuándo se transfirió de Asia Menor a
Galia, pero la mudanza debió coincidir con los primeros desarrollos de la comunidad
cristiana de Lyon: allí, en el año 177, encontramos a Ireneo en el colegio de los
presbíteros.
Precisamente en ese año fue enviado a Roma para llevar una carta de la comunidad
de Lyon al Papa Eleuterio. La misión romana evitó a Ireneo la persecución de Marco
Aurelio, en la que cayeron al menos 48 mártires, entre los que se encontraba el
mismo obispo de Lyon, Potino, de noventa años, fallecido a causa de los malos
tratos en la cárcel. De este modo, a su regreso, Ireneo fue elegido obispo de la
ciudad. El nuevo pastor se dedicó totalmente al ministerio episcopal, que se
concluyó hacia el año 202-203, quizá con el martirio.
Ireneo es ante todo un hombre de fe y un pastor. Del buen pastor tiene la prudencia,
la riqueza de doctrina, el ardor misionero. Como escritor, busca un doble objetivo:
defender la verdadera doctrina de los asaltos de los herejes, y exponer con claridad
la verdad de la fe. A estos dos objetivos responden exactamente las dos obras que
nos quedan de él: los cinco libros «Contra las herejías» y «La exposición de la
predicación apostólica», que puede ser considerada también como el «catecismo
de la doctrina cristiana» más antiguo. En definitiva, Ireneo es el campeón de la lucha
contra las herejías.
La Iglesia del siglo II estaba amenazada por la «gnosis», una doctrina que
afirmaba que la fe enseñada por la Iglesia no era más que un simbolismo para los
sencillos, pues no son capaces de comprender cosas difíciles; por el contrario, los
iniciados, los intelectuales --se llamaban «gnósticos» -- podrían comprender lo que
se escondía detrás de estos símbolos y de este modo formarían un cristianismo de
élite, intelectualista.
Obviamente este cristianismo intelectualista se fragmentaba cada vez más en
diferentes corrientes con pensamientos con frecuencia extraños y extravagantes,
pero atrayentes para muchas personas. Un elemento común de estas diferentes
corrientes era el dualismo, es decir, se negaba la fe en el único Dios Padre de todos,
creador y salvador del hombre y del mundo. Para explicar el mal en el mundo,
afirmaban la existencia junto al Dios bueno de un principio negativo. Este principio
negativo habría producido las cosas materiales, la materia.
Arraigándose firmemente en la doctrina bíblica de la creación, Ireneo refuta el
dualismo y el pesimismo gnóstico que devalúan las realidades corporales.
Reivindica con decisión la originaria santidad de la materia, del cuerpo, de la carne,
al igual que del espíritu. Pero su obra va mucho más allá de la confutación de la
herejía: se puede decir, de hecho, que se presenta como el primer gran teólogo de
la Iglesia, que creó la teología sistemática; él mismo habla del sistema de la teología,
es decir, de la coherencia interna de toda la fe. En el centro de su doctrina está la
cuestión de la «regla de la fe» y de su transmisión. Para Ireneo la «regla de la fe»
coincide en la práctica con el «Credo» de los apóstoles, y nos da la clave para
interpretar el Evangelio, para interpretar el Credo a la luz del Evangelio. El símbolo
apostólico, que es una especie de síntesis del Evangelio, nos ayuda a comprender
lo que quiere decir, la manera en que tenemos que leer el mismo Evangelio.

EXPOSICION DE LAS DOCTRINAS GNOSTICAS


El prólogo del libro I descubre la preocupación de San Ireneo: "Algunos, rechazando
la verdad, introducen falsos discursos" y por medio de argucias tratan de engañar a
los cristianos sencillos; manipulan el sentido de la Palabra divina, mienten sobre el
Creador, presumen de un "conocimiento" (gnosis) reservado a ellos, que los elevan
por sobre el Creador, hasta un Padre supremo que sería por naturaleza
desconocido para todos, y enteramente desconectado de este mundo. Sus
métodos: se encubren bajo el secreto reservado a los iniciados. Por el secretismo y
la apariencia de gnosis, su doctrina ejerce fascinación sobre los ingenuos. La táctica
de San Ireneo es arrancarles la máscara y sacar a la luz su doctrina para que sus
errores queden al desnudo (libro I). Luego desentraña sus enseñanzas para mostrar
las contradicciones y su oposición a la Palabra revelada (libros II-V).
Infancia y Estudios
Nada se sabe sobre su familia. Probablemente nació alrededor del año 125, en
alguna de aquellas provincias marítimas del Asia Menor, donde todavía se
conservaba con cariño el recuerdo de los Apóstoles entre los numerosos cristianos.
Sin duda que recibió una educación muy esmerada y liberal, ya que sumaba a sus
profundos conocimientos de las Sagradas Escrituras, una completa familiaridad con
la literatura y la filosofía de los griegos. Tuvo, además, el inestimable privilegio de
sentarse entre algunos de los hombres que habían conocido a los Apóstoles y a sus
primeros discípulos, para escuchar sus pláticas. Entre éstos, figuraba San
Policarpo, quien ejerció una gran influencia en la vida de Ireneo. Por cierto, que fue
tan profunda la impresión que en éste produjo el santo obispo de Esmirna que,
muchos años después, como confesaba a un amigo, podía describir con lujo de
detalles, el aspecto de San Policarpo, las inflexiones de su voz y cada una de las
palabras que pronunciaba para relatar sus entrevistas con San Juan, el Evangelista,
y otros que conocieron al Señor, o para exponer la doctrina que habían aprendido
de ellos. San Gregorio de Tours afirma que fue San Policarpo quien envió a Ireneo
como misionero a las Galias, pero no hay pruebas para sostener esa afirmación.
Sacerdocio
Desde tiempos muy remotos, existían las relaciones comerciales entre los puertos
del Asia Menor y el de Marsella y, en el siglo segundo de nuestra era, los traficantes
levantinos transportaban regularmente las mercancías por el Ródano arriba, hasta
la ciudad de Lyon que, en consecuencia, se convirtió en el principal mercado de
Europa occidental y en la villa más populosa de las Galias. Junto con los
mercaderes asiáticos, muchos de los cuales se establecieron en Lyon, venían sus
sacerdotes y misioneros que portaron la palabra del Evangelio a los galos paganos
y fundaron una vigorosa iglesia local. A aquella iglesia llegó San Ireneo para servirla
como sacerdote, bajo la jurisdicción de su primer obispo, San Potino, que también
era oriental, y ahí se quedó hasta su muerte. La buena opinión que tenían sobre él
sus hermanos en religión, se puso en evidencia el año de 177, cuando se le
despachó a Roma con una delicadísima misión. Fue después del estallido de la
terrible persecución de Marco Aurelio, al tratar a San Potino, el 2 de junio, cuando
ya muchos de los jefes del cristianismo en Lyon, se hallaban prisioneros. Su
cautiverio, por otra parte, no les impidió mantener su interés por los fieles cristianos
del Asia Menor. Conscientes de la simpatía y la admiración que despertaba entre la
cristiandad su situación de confesores en inminente peligro de muerte, enviaron al
Papa San Eleuterio, por conducto de Ireneo, "la más piadosa y ortodoxa de las
cartas", con una apelación al Pontífice, en nombre de la unidad y de la paz de la
Iglesia, para que tratase con suavidad a los hermanos montanistas de Frigia.
Asimismo, recomendaban al portador de la misiva, como a un sacerdote "animado
por un celo vehemente para dar testimonio de Cristo" y un amante de la paz, como
lo indicaba su nombre.
Obispado
El cumplimiento de aquel encargo que lo ausentaba de Lyon, explica por qué Ireneo
no fue llamado a compartir el martirio de San Potino y sus compañeros. No sabemos
cuánto tiempo permaneció en Roma, pero tan pronto como regresó a Lyon, ocupó
la sede episcopal que había dejado vacante San Potino. Ya por entonces había
terminado la persecución y los veinte o más años de su episcopado fueron de
relativa paz. Las informaciones sobre sus actividades son escasas, pero es evidente
que, además de sus deberes puramente pastorales, trabajó intensamente en la
evangelización de su comarca y las adyacentes. Al parecer, fue él quien envió a los
Santos Félix, Fortunato y Aquileo, como misioneros a Valence, y a los Santos
Ferrucio y Ferreolo, a Besancon, Para indicar hasta qué punto se había identificado
con su rebaño, basta con decir que hablaba corrientemente el celta en vez del
griego, que era su lengua madre.
Lucha contra el gnosticismo
La propagación del gnosticismo en las Galias inspiró en el obispo Ireneo el anhelo
de defender el cristianismo de sus falsas interpretaciones. Estudió sus dogmas, lo
que ya de por sí era una tarea muy difícil, puesto que cada uno de los gnósticos
parecía sentirse inclinado a introducir nuevas versiones propias en la doctrina.
Afortunadamente, San Ireneo era un investigador minucioso e infatigable en todos
los campos del saber, como nos dice Tertuliano y, por consiguiente, salvó aquel
escollo sin mayores tropiezos. Una vez empapado en las ideas gnósticas, escribió
un tratado en cinco libros, en cuya primera parte expuso completamente las
doctrinas internas de las diversas sectas para contradecirlas después con las
enseñanzas de los Apóstoles y los textos de las Sagradas Escrituras.
Hay un buen ejemplo sobre el método de combate que siguió. Cuando trata sobre
la creencia gnóstica de que el mundo visible fue creado, conservado y gobernado
por seres angelicales y no por Dios, quien sin participación seguirá eternamente
desligado del mundo, superior, indiferente, Ireneo expone la teoría, la desarrolla
hasta llegar a su conclusión lógica y, por medio de una eficaz reductio ad
absurdum, procede a demostrar su falsedad. Ireneo expresa la verdadera doctrina
cristiana sobre la estrecha relación entre Dios y el mundo que El creó los siguientes
términos: "El Padre está por encima de todo y El es la cabeza de Cristo; pero a
través del Verbo se hicieron todas las cosas y El mismo es el jefe de la Iglesia, en
tanto que Su Espíritu se halla en todos nosotros; es El esa agua viva que el Señor
da a los que creen en El y le aman porque saben que hay un Padre por encima de
todas las cosas, a través de todas las cosas y en todas las cosas."
Ireneo escribe con estudiada moderación y cortesía, pero de vez en cuando, se le
escapan comentarios humorísticos. Al referirse, por ejemplo, a la actitud de los
recién "iniciados" dice: "Tan pronto como un hombre se deja atrapar en sus
"caminos de salvación", se da tanta importancia y se hincha de vanidad a tal extremo
que ya no se imagina estar en el cielo o en la tierra, sino haber pasado a las regiones
del Pleroma y, con el porte majestuoso de un gallo, se pavonea ante nosotros, como
si acabase de abrazar a su ángel. Ireneo estaba firmemente convencido de que
gran parte del atractivo del gnosticismo, se hallaba en el velo de misterio con que
gustaba de envolverse y de hecho, había tomado la determinación de
"desenmascarar a la zorra", como él mismo lo dice. Y por cierto que lo consiguió:
sus obras, escritas en griego, pero traducidas al latín casi en seguida, circularon
ampliamente y no tardaron en asestar el golpe de muerte a los gnósticos del siglo
segundo. Por lo menos, de entonces en adelante dejaron de constituir una seria
amenaza para la Iglesia y la fe católica.
Reconciliador ante el Pontífice
El hecho de que luchara contra las herejías no significa que fuese intransigente. Al
contrario. Trece o catorce años después de haber viajado a Roma con la carta para
el Papa Eleuterio, fue de nuevo Ireneo el mediador entre un grupo de cristianos del
Asia Menor y el Pontífice. En vista de que los cuartodecimanos se negaban a
celebrar la Pascua de acuerdo con la costumbre occidental, el Papa Víctor III los
había excomulgado y, en consecuencia, existía el peligro de un cisma. Ireneo
intervino en su favor. En una carta bellamente escrita que dirigió al Papa, le
suplicaba que levantase el castigo y señalaba que sus defendidos no eran
realmente culpables, sino que se aferraban a una costumbre tradicional y que, una
diferencia de opinión sobre el mismo punto, no había impedido que el Papa Aniceto
y San Policarpo permaneciesen en amable comunión. El resultado de su embajada
fue el restablecimiento de las buenas relaciones entre las dos partes y de una paz
que no se quebrantó. Después del Concilio de Nicea, en 325, los cuartodecimanos
acataron voluntariamente el uso romano, sin ninguna presión por parte de la Santa
Sede.
Su muerte y veneración
Se desconoce la fecha de la muerte de San Ireneo, aunque, por regla general, se
estima en el año 202. De acuerdo con una tradición posterior, se afirma que fue
martirizado, pero no es probable ni hay evidencia alguna sobre el particular.
Los restos mortales de San Ireneo, como lo indica Gregorio de Tours, fueron
sepultados en una cripta, bajo el altar de la que entonces se llamaba iglesia de San
Juan, pero más adelante, llevó el nombre de San Ireneo. Esta tumba o santuario
fue destruido por los calvinistas en 1562 y, al parecer, desaparecieron hasta los
últimos vestigios de sus reliquias. Es digno de observarse que, si bien la fiesta de
San Ireneo se celebra desde tiempos muy antiguos en el oriente (el 23 de agosto),
sólo a partir de 1922 se ha observado en la iglesia de occidente.
Su Escritos
No ha llegado hasta nosotros nada que pueda llamarse una biografía de la época
sobre San Ireneo, pero hay, en cambio, abundante literatura en torno al importante
papel que desempeñó como testigo de las antiguas tradiciones y como maestro de
las creencias ortodoxas
Su tratado contra los gnósticos ha llegado hasta nosotros completo en su versión
latina.
En 1904 se descubrió la existencia de otro escrito suyo: la exposición de la
predicación apostólica, traducida al armenio. La obra era hasta entonces
conocida como: "Prueba de la Predicación Apostólica". Se trata, sobre todo de una
comparación de las profecías del Antiguo Testamento y de ese escrito, no se
obtienen informaciones nuevas en relación con el espíritu y los pensamientos del
autor.
A pesar de que el resto de sus obras desapareció, bastan los dos trabajos
mencionados para suministrar todos los elementos de un sistema completo de
teología cristiana.
San Ireneo, fundamentándose en San Pablo y en su conocimiento de las
enseñanzas apostólicas, enseñaba el paralelismo Adán-Jesucristo; Eva-María

ESQUEMA DE SAN IRENEO DE LYON CONTRA LOS HEREJES


PRESENTACIÓN
INTRODUCCIÓN
I SAN IRENEO DE LYON
II EXPOSICIÓN DE LAS DOCTRINAS GNÓSTICAS
1. Origen
2. La doctrina de Ptolomeo
3. Marco el Mago (cf. I, 13-22)
4. Las primitivas raíces de los valentinianos (I, 23-31)
5. Sectas cercanas a los valentinianos (I, 29-31).
6. Ebionitas.
III HITOS DE LA TEOLOGÍA DE SAN IRENEO
1. Las fuentes de la fe
2. La Regla de la fe
3. El único Dios es trino
4. El Padre es el Creador y único Dios
5. El Hijo es el mismo Verbo eterno hecho carne
6. El Espíritu Santo
7. María
8. Eucaristía
9. Antropología
10. Escatología
IV NUESTRA EDICION
LIBRO I EXPOSICIÓN DE LAS DOCTRINAS GNÓSTICAS
Prólogo
1. Doctrina básica de los gnósticos
1.1. El Pléroma. Los Eones en el interior el Pléroma
1.2. Cómo se desarrolló el Pléroma
1.2.1. El Protopadre y el Unigénito
1.2.2. La pasión de la Sabiduría
1.2.3. Cristo, el Espíritu Santo y el Salvador
1.3. Cómo abusan de la Escritura
1.4. Fuera del Pléroma: Achamot origina la materia
1.4.1. Refutación
1.4.2. Origen de la creación exterior
1.4.3 Creación previa del Demiurgo
1.4.4. Creación de los tres tipos de hombres
1.4.5. Destino de los tres tipos de hombres
1.4.6 Variante sobre el Cristo y el Salvador
1.4.7. La Escritura al servicio de sus teorías
1.4.8. Refutación
1.5. La única fe de la Iglesia
2. Variantes del sistema gnóstico
2.1. Valentín
2.2 Segundo
2.3. Algunos gnósticos anónimos
2.4 Refutación burlesca de los sistemas
2.5. Otros gnósticos anónimos
2.6. Discípulos de Ptolomeo
2.7. Doctrina de Marco
2.7.1 Su fingida Eucaristía
2.7.2. Conducta inmoral
2.7.3. Doctrina sobre la primera Cuaterna
2.7.4. La revelación del Silencio
2.7.5. La substancia de las cosas
2.7.6. Cómo fue creado el mundo
2.7.7. Cómo abusan de la Escritura
2.7.8. Su exégesis sobre el Padre desconocido
2.7.9. Sus ritos de redención
2.7.10. La Regla de la Verdad
3. Raíces de los valentinianos
3.1. Simón el Mago
3.2. Menandro
3.3. Saturnino
3.4. Basílides
3.5. Carpócrates
3.6. Cerinto
3.7. Ebionitas
3.8. Nicolaítas
3.9. Cerdón
3.10.Marción
4. Sectas más próximas a los valentinianos
4.1. Los más propiamente llamados gnósticos
4.1.1. Barbeliotas
4.1.2. Ofitas
4.1.3. Otras sectas afines
4.1.4. Cainitas
Conclusión
LIBRO II DENUNCIA Y REFUTACIÓN DE SU DOCTRINA
Prólogo
1. No existe un Pléroma por encima del Dios Creador
1.1. No hay un mundo independiente del Pléroma o del Creador
1.2. El mundo no fue hecho por ángeles
1.3. El mundo no fue hecho en el vacío
1.4. Sombra y vacío: ¿limitaciones del Ser supremo?
1.5. ¿El mundo nació de la ignorancia?
1.6. La Luz y la sombra
1.7. La causa de la ignorancia
1.8. La ignorancia en los Ángeles y el Demiurgo
1.9. Este mundo es copia del superior
1.10.Este mundo es sombra de las realidades superiores
1.11.Conclusión
1.12.La fe universal en el único Dios Creador
1.13.Su teoría sobre la obra creadora de Achamot
2. Refutación de la doctrina sobre el Pléroma
2.1. Teoría de los treinta Eones
2.1.1 Errores de la doctrina por defecto
2.1.2. Errores de la doctrina por exceso
2.2. Las sucesivas emisiones
2.2.1. Emisión de la Mente y la Verdad
2.2.2. Emisión del Verbo y la Vida
2.2.3. Emisión del Hombre y la Iglesia
2.2.4. Origen de estas ideas en los antiguos poetas
2.2.5. Origen de la Decena y la Docena
3. Estructura del Pléroma
3.1. Sinrazones de la primera emisión
3.2. Producción de los demás Eones
3.2.1. Como un ser humano de otro
3.2.2. Como una luz de otra
3.2.3. Como las ramas de un árbol
3.2.4. Como los rayos emanan del sol
3.2.5. Lo absurdo de todas sus emanaciones
3.2.6. La Sabiduría y la ignorancia
3.2.7. El Deseo y la pasión
3.2.8. La semilla sembrada sin que el Padre lo supiese
3.2.9. Refutación de su numerología bíblica
3.2.11. Jesús celebró tres Pascuas
3.2.12. Jesús Maestro
3.2.13. Sobre su interpretación de la hemorroísa
3.2.14. Su numerología bíblica
3.2.15. Su numerología de la naturaleza
4. Verdadera y falsa gnosis
4.1. La doctrina fundada en la verdad
4.2. Pequeñez del ser humano ante el Creador
4.3. Más vale el amor del ignorante que el orgullo del sabio
4.4. Cómo usar la mente para buscar a Dios
4.5. Dios conoce muchas cosas que nosotros no alcanzamos
5. Enseñanza gnóstica sobre la escatología y el Demiurgo
5.1. El destino de las tres naturalezas
5.2. El Demiurgo no es psíquico
5.2.1. No son psíquicas sus obras
5.2.2. Ellos no son superiores al Demiurgo
5.3. Sólo hay un Dios: el Padre
5.4. Refutación de otras teorías
5.5. Contra Simón y Carpócrates
5.6. Dicen que necesitan experimentarlo todo
5.7. Se sienten superiores a Jesús
5.8. No hay transmigración de las almas
5.9. Las almas no mueren
5.10.Doctrina de Basílides sobre los cielos
5.11.Otras opiniones de Gnósticos acerca de Dios
5.12 Conclusión
LIBRO III EXPOSICIÓN DE LA DOCTRINA CRISTIANA
Prólogo
1. La Tradición Apostólica
1.1 Los evangelistas: su doctrina básica
1.2. Los herejes ante la Escritura y la Tradición
1.3. Los sucesores de los Apóstoles
1.3.1 Sucesión de los obispos de Roma
1.3.2. Policarpo, obispo de Esmirna
1.4. La universal Regla de la Verdad
1.5. Hace poco se han separado los herejes
1.6. El testimonio apostólico está vivo en la Iglesia
2. Un solo Dios
2.1. Los profetas y Pablo conocen un solo Dios
2.1.1. Los profetas
2.1.2. A quiénes llaman dioses
2.1.3. Oración al único Dios verdadero
2.1.4. Pablo
2.1.5. Cómo interpretar a Pablo
2.1.6. La predicación de Cristo
2.1.7. Cómo es el Dios Creador
2.2. La enseñanza de los cuatro Evangelios
2.2.1. Mateo
2.2.1.1.Juan el Bautista
Testimonio del ángel a José
Testimonio de los Magos: sus dones
Bautismo de Jesús
2.2.2. Lucas
2.2.2.1.Zacarías y Juan Bautista
2.2.2.2.La Anunciación
2.2.2.3.El Magníficat
2.2.2.4.El Benedictus
2.2.2.5.El nacimiento
2.2.2.6.La presentación en el templo
2.2.3. Marcos
2.2.3.1.Su comienzo
2.2.3.2.Su término
2.2.4. Juan
2.2.4.1.Errores gnósticos que combate
2.2.4.2.El prólogo
2.2.4.3.Testimonio del Bautista
2.2.4.4.Caná y multiplicación de los panes
2.2.5. Un Evangelio, reconocido aun por los gnósticos
2.2.5.1.Los falsos evangelios
2.3. Doctrina de los Hechos de los Apóstoles
2.3.1. Pedro
2.3.1.1.La venida del Espíritu Santo. Kerygma
2.3.1.2.El tullido de la Puerta Hermosa
2.3.1.3.Pedro ante el Sanedrín
2.3.1.4.Oración de la Iglesia
2.3.1.5.La predicación de los Apóstoles
2.3.1.6.La conversión de Cornelio
2.3.1.7.Muchas doctrinas gnósticas, una sola Iglesia
2.3.2. Felipe
2.3.3. Pablo
2.3.3.1.En el Areópago
2.3.3.2.Pablo y Bernabé
2.3.4. Esteban, Protomártir
2.3.4.1.Contra los gnósticos, del testimonio de Esteban
2.3.4.2.Oración y martirio de Esteban
2.3.5. El Concilio de Jerusalén
2.3.5.1.Los Apóstoles respetaron la Ley
2.3.6. Valor de los Hechos de los Apóstoles
2.3.6.1.Pablo no está por encima de los Apóstoles
2.3.6.2.Legitimidad de los otros Apóstoles
2.3.6.3.Pablo acata a los Apóstoles
2.3.6.4.Acuerdo de Lucas y Pablo
2.3.6.5.Pablo no tiene una enseñanza secreta
2.3.7. Valor del Evangelio de Lucas
2.3.7.1.Sus pasajes propios
2.3.7.2.Aceptar a Lucas todo entero (contra Marción)
2.3.8. No excluir al Apóstol Pablo (contra ebionitas y judaizantes)
2.4. Conclusiones
2.4.1. La situación de los gnósticos
2.4.2. Un solo Dios verdadero
3. El Verbo de Dios se hizo hombre
3.1. Enseñanza de los gnósticos
3.2. Testimonios del Nuevo Testamento
3.2.1. Juan
3.2.2. Mateo
3.2.3. Pablo
3.2.4. Marcos
3.2.5. Lucas
3.2.6. Juan
3.3 Más sobre las doctrinas gnósticas
3.4. El plan divino: la recapitulación
3.5. Errores gnósticos: destruyen su salvación
3.6. El Espíritu Santo descendió sobre Jesús
3.6.1. Obra del Espíritu Santo
3.6.2. Otras figuras del Espíritu Santo
3.7. Error gnóstico: distinguir dos Cristos
3.8. Testimonios de Pablo y de Cristo
3.8.1. Preexistencia del Verbo y encarnación
3.8.2. Doctrina de Pablo
3.8.3. <<Cristo>> supone: el que ungió, el ungido y la unción
3.8.4. La prueba del martirio
3.8.5. Los gnósticos desprecian a los mártires
3.8.6. Contra los docetas
3.8.7. Motivo de la Encarnación
3.9. Jesús no es un simple hombre (contra ebionitas y judaizantes)
3.9.1. Preexistencia del Verbo
3.9.2. Verdadero Dios y hombre
3.9.3. Figuras proféticas
3.9.4. La Economía divina
3.9.5. El hombre caído necesita al Salvador
3.9.6. Profecía del Emmanuel
3.9.7. Traducción del Antiguo Testamento: los LXX
3.9.8. Unidad de la fe, en el Espíritu Santo
3.9.9. El signo de la virgen en los LXX
3.9.10. Otras figuras de Cristo
3.9.11. Divinidad de Cristo
3.10.La recapitulación
3.10.1. Los dos Adanes
3.10.2. La recapitulación, motivo de la encarnación
3.10.3. Error de los docetas
3.10.4. Eva y María
3.10.5. La salvación de Adán
3.10.6. En Adán todos somos uno
3.10.7. Dios no maldijo a Adán ni a Eva
3.10.8. Dios maldijo a la serpiente
3.10.9. Adán y Caín
3.10.10.Adán cayó engañado: su arrepentimiento
3.10.11.La misericordia de Dios
3.10.12.La descendencia de la mujer aplasta la serpiente
3.10.13.Adán fue perdonado (contra Taciano)
3.11.Conclusiones
3.11.1. La Iglesia y el Espíritu Santo
3.11.2. Los herejes destruyen su salvación
3.11.3. Bondad infinita del Dios Creador: providencia y juicio
3.11.4. Error de Marción
3.11.5. Dios es sabio, bueno y justo
3.11.6. Platón conoció a Dios
4. Conclusiones
4.1. Contra los gnósticos
4.2. Oración por ellos
LIBRO IV LAS ESCRITURAS ANUNCIAN A UN SOLO DIOS Y PADRE
Prólogo
1 Unidad de los dos Testamentos
1.1. Un solo Dios, Creador y Padre
1.1.1. Según las palabras de Jesús
1.1.2. Según las palabras de Moisés
1.1.3. Los Evangelios confirman las palabras de Moisés
1.1.4. Mala interpretación de los sectarios
1.1.5. El mismo Dios de los profetas
1.1.6. El mismo Dios de Abraham y de Moisés
1.2. El Hijo revela al único Padre
1.2.1 Es el mismo Dios de Abraham
1.2.2. Contra Marción: Abraham se salvó
1.2.3. Jesús perfeccionó la Ley
1.3. El Antiguo Testamento preparó el Nuevo
1.3.1. El Antiguo Testamento prepara la venida de Cristo
1.3.2. Los profetas desearon ver a Cristo
2. El Nuevo Testamento cumple el Antiguo
2.1 El hombre cambia, Dios no
2.2. El mandamiento fundamental es el mismo
2.3. Hipocresía de los fariseos
2.4. Cristo confirma la Ley
2.5. No vino a abolir la Ley
2.6. Dios no creó por su propio provecho
2.7. Dios estableció la Ley para el bien del ser humano
2.8. Fines de la circuncisión y del sábado
2.9. La figura de los sacrificios
2.10.El Sacrificio del Nuevo Testamento
3. Toda la Escritura se refiere a Cristo
3.1. Dios es incomprensible
3.2. Dios creó por su Verbo y su Sabiduría
3.3. Dios se comunica por su Verbo
3.4. El Verbo de Dios habló por los profetas
3.5. El Padre habló a los profetas por su Hijo y el Espíritu
3.6. Los profetas no veían directamente a Dios
3.7. Figura de las acciones proféticas
3.8. Figura de los patriarcas
3.9. Cristo cumple el Antiguo Testamento
3.10.Vocación de los paganos
3.11.También son hijos de Abraham
3.12.Toda la Escritura habla de Cristo
3.13.Los legítimos sucesores de Cristo en la Iglesia
3.14.El Antiguo Testamento corrige las fallas de los antiguos
3.15.También los antiguos se salvaron por Cristo: descenso a los infiernos
3.16.La corrección de los antiguos, pedagogía para nosotros
3.17.Mejor justicia y moral en el Nuevo Testamento
3.18.Un caso: los egipcios endurecen su corazón
3.19.Un caso: el robo que cometieron los hebreos
3.20.Lot, figura de Cristo
3.21.Conclusión: un solo Dios de los dos Testamentos
4 Verdadera y falsa gnosis
4.1. El discípulo espiritual juzga a todos
4.2. Los mártires, testigos de la verdad
4.3. Los profetas testifican la verdad de Cristo
4.4. Cristo mismo es la novedad del Nuevo Testamento: contra los marcionitas
4.5. Errores y actitudes de los valentinianos
4.6. Las parábolas muestran a un solo Dios y Padre
4.6.1. Los viñadores homicidas
4.6.2. El banquete de bodas
4.6.3. Parábolas diversas
4.7. El ser humano fue creado libre
4.8. ¿Por qué fue creado libre?
4.9. No fue creado perfecto: necesita ser educado
4.10.Conocimiento del bien y del mal
4.11.Por eso el premio y el castigo
4.12.Parábolas del juicio
4.13.Los hijos del maligno
4.14.Conclusión
LIBRO V LA RESURRECCIÓN DE LA CARNE
Prólogo
1. La Resurrección de la carne
1.1. Fin de la encarnación
1.2. Contra los docetas
1.3. Contra los marcionitas
1.4. Contra quienes niegan la resurrección: la Eucaristía
1.5. Obra del poder del Padre en la carne
1.6. El Padre que ellos predican es falso
1.7. El poder del Dios que da la vida
1.8. Quiénes son los hombres espirituales
1.9. Por qué resucita la carne
1.10.La garantía de nuestra resurrección
1.11.Cómo resucitará la carne
1.12.La obra del Espíritu Santo
1.13.El Espíritu y la carne
1.14.La carne de por sí no hereda el Reino
1.15.La obra del Espíritu en la carne
1.16.La justicia, condición para poseer el Reino
1.17.El Espíritu Santo da la vida
1.18.Resucita la misma carne que muere
1.19.Los milagros de Jesús, signo de la resurrección
1.20.La incorrupción de la carne
1.21.Cristo resucitado recapitula nuestra carne
2. La vida de Cristo muestra un solo Dios y Padre
2.1. Curación del ciego de nacimiento
2.1.1. Signo de la resurrección
2.1.2. Signo de la unidad del Creador
2.2. El Verbo nos salva
2.3. Contra los valentinianos
2.4. La cruz
2.4.1. Reparación de la desobediencia de Adán
2.4.2. El perdón de los pecados
2.4.3. Figura de la cruz en el Antiguo Testamento
2.5. El Verbo vino a lo que era suyo
2.6. La Economía por la obediencia de María
2.7. Los herejes chocan contra la Escritura y la Tradición
2.8. Las tentaciones de Cristo muestran que Dios es uno
2.9. Una sola Ley en los dos Testamentos
2.10.El padre de la mentira
2.11.El miente desde el principio
3. La escatología revela a un solo Dios y Padre
3.1. El Anticristo
3.2. La definitiva victoria de Cristo
3.3. Condena de Dios contra Satanás y los suyos
3.4. El nombre del Anticristo
3.5. El Anticristo recapitula toda la iniquidad
3.6. El número de la bestia
4. La resurrección de la carne
4.1. Preparación gradual de los salvados
4.2. Cumplimiento de las promesas divinas
4.3. La tierra prometida en herencia
4.4. Israel también invitado a esta herencia
4.5. La Jerusalén celeste
4.6. La Nueva Jerusalén y el Reino del Padre
Conclusión: un solo Dios y Padre
CONCLUSIÓN.

San Ireneo, discípulo de san Policarpo, fue Obispo de Lión. Ireneo era sobre todo un Pastor,
que expuso y defendió con claridad la verdad de la fe, en particular frente a las sectas
gnósticas. Preocupado por la cuestión de la «regla de la fe», y su transmisión, Ireneo
afirmaba que aquella coincide con el «Credo» de los Apóstoles, transmitido a los Obispos
y a sus sucesores. Así, la enseñanza verdadera la imparten los Obispos que la han recibido
a través de una Tradición constante. Destaca la enseñanza de la Iglesia de Roma, cuya
apostolicidad se remonta a Pedro y Pablo. Para Ireneo la Tradición apostólica es pública,
no privada o secreta. El contenido de la fe se recibe de los Apóstoles, de ahí la importancia
de la "sucesión apostólica". Además, la Tradición apostólica es única, con el mismo
contenido fundamental en todas partes. Finalmente, la transmisión de la Tradición
apostólica no depende de la capacidad de hombres más o menos doctos, sino del Espíritu
Santo. Esto hace que la Iglesia sea una realidad siempre viva y joven, enriquecida con
múltiples carismas.

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