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La Corte Constitucional en sentencia T-1040 de 2001, MP. Rodrigo Escobar Gil, dijo que esta
protección implica “(i) el derecho a conservar el empleo; (ii) a no ser despedido en razón de la
situación de vulnerabilidad; (iii) a permanecer en el empleo hasta que se requiera y siempre y cuando
que no se configura una causal objetiva que conlleve a la desvinculación del mismo y; (iv) a que la
autoridad laboral competente autorice el despido, con la previa verificación de la estructuración de la
causal objetiva, no relacionada con la situación de vulnerabilidad del trabajador.” Dicho criterio ha
sido ampliamente reiterado por esta corporación en diferentes revisiones de fallos de tutelas los cuales
se ven orientados por el respeto por el precedente que se aplica en los despachos judiciales como
jueces constitucionales.
Aunado a lo anterior en sentencia T-1083 de 2007 (MP Humberto Sierra Porto), la corte entendió
que “si el juez constitucional logra establecer que el despido o la terminación del contrato de trabajo
de una persona discapacitada se produjo sin previa autorización de la Oficina del Trabajo, deberá
presumir que la causa de éste o ésta es la circunstancia de discapacidad que aquel padece y que bien
puede haber sobrevenido como consecuencia de la labor desempeñada en desarrollo de la relación
laboral. En consecuencia, el juez estará en la obligación de proteger los derechos fundamentales del
peticionario, declarando la ineficacia del despido, obligando al empleador a reintegrarlo y de ser
necesario reubicarlo, y en caso de no haberse verificado el pago de la indemnización prevista por el
inciso segundo del artículo 26 de la ley 361 de 1997, deberá igualmente condenar al empleador al
pago de la misma”.
En sentencia T449 de 2008 del 08 de mayo de 2008, Magistrado Ponente Humberto Antonio Sierra
Porto, dijo que “es obligación del patrono acudir ante Inspector del Trabajo para que sea éste
quien, en aplicación del principio constitucional de la primacía de la realidad sobre las formas,
determine si la decisión del empleador se funda en razones del servicio, como por ejemplo el
incumplimiento por parte del trabajador de las obligaciones que le eran exigibles, y no en motivos
discriminatorios, sin atender a la calificación que formalmente se le haya dado al vínculo laboral”.
(Negrilla por fuera de texto original)
La Sentencia T-415 de 2011 del 17 de mayo de 2011, Magistrada Ponente María Victoria Calle
Correa estableció una presunción de despido discriminatorio cuando el trabajador se encuentra en
estado de debilidad manifiesta, reiteró la necesidad de autorización por parte del inspector del trabajo:
“…4.4 En consecuencia, cuando se comprueba que el empleador (a) desvinculó a un sujeto titular del
derecho a la estabilidad laboral reforzada sin solicitar la autorización de la oficina del trabajo, y (b)
que no logró desvirtuar la presunción de despido discriminatorio, entonces el juez que conoce del
asunto tiene el deber prima facie de reconocer a favor del trabajador, la ineficacia de la terminación
del vínculo, el reintegro en similares o iguales condiciones del cargo que desempeñaba sin el riesgo
que se exponga a empeorar su estado de salud y acorde con su condiciones, capacitación para el
desempeño del nuevo cargo o lugar de trabajo y la indemnización de 180 días prevista en el artículo
26 del inciso 2do de la ley 361 de 1997 …”. La Corte constitucional ha Reglado que el concepto de
discapacidad no puede limitarse a un carácter numérico o porcentual, este concepto, ha evolucionado
a tal punto de que la discapacidad hace referencia al contexto y medio al que se ve enfrentado el sujeto
que tiene un padecimiento físico o psíquico, las limitaciones y barreras que le impone la sociedad y
la llamada “normalidad”, dicho concepto de discapacidad se ve superado por la protección que
demanda la persona que por su condición de salud se encuentra en debilidad manifiesta respecto.