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ENSAYO JURISPRUDENCIAL DE LA SENTENCIA DE TUTELA T-040 DE 2016

YESICA PAOLA LOPEZ CHACON


DIANA MARCELA SANTACRUZ TRUJILLO
JOSE HELMER MOSQUERA LOPEZ
EMILIO JOSE VASQUEZ TRIVIÑO

MODULO ADMINISTRATIVO
FACULTAD DE CIENCIAS POLITICAS Y HUMANISTICA
UNIDAD CENTRAL DEL VALLE
2017
En esta sentencia, la importancia de su precedente radica que, aunque se había
desarrollado como estabilidad laboral reforzada, no se evolucionado
considerablemente en el Alcance Constitucional del derecho a la igualdad. En el
caso Héctor Javier Guzmán Rincón, que interpuso acción de tutela contra la
Autoridad Nacional de Licencias Ambientales -ANLA- por considerar sus derechos
fundamentales al mínimo vital, al trabajo, a la seguridad social, al debido proceso y
a la estabilidad laboral reforzada fueron vulnerados. La conducta que causa la
vulneración es la no prórroga del contrato de prestación de servicios pactado con
la accionada, desconociendo su condición de debilidad manifiesta por su estado
de salud –paciente con fibrosis quística-  y sin autorización de la autoridad
competente.
El señor Héctor Javier Guzmán Rincón establece hechos relevantes para impetrar
la acción de tutela como la patología de fibrosis quística, enfermedad que según el
actor es “crónica letal y de evolución progresiva hacia el deterioro, de carácter
irreversible, sin posibilidad actual de rehabilitación, sin cura conocida y de
pronóstico reservado, concatenado con la ejecución de cuatro contratos de
prestación de servicios con la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, donde
el accionante manifiesta que la entidad estaba al tanto de su patología porque
constantemente solicitaba permisos para citas médicas. La parte accionada tenía
conocimiento de su situación de salud y con motivo de ésta no le renovó el
contrato.

Tanto en primera instancia proferida por Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá -Sala Laboral-, del 10 de julio de 2015, así mismo en segunda instancia
proferida por la Corte Suprema de Justicia -Sala de Casación Laboral-, del 26 de
agosto de 2015 negaron el amparo de tutela por considerar lo siguiente:
Negó la acción de tutela. Consideró que: (i) el vínculo entre las partes fue un
contrato de prestación de servicios y no uno de naturaleza laboral; (ii) en dicho
contrato se pactó un término de finalización del mismo, por lo tanto, no existió un
despido; (iii) debido a lo anterior, no se puede predicar la necesidad de la
autorización de la autoridad del trabajo. Adicionalmente, (iv) el actor no logró
probar el conocimiento de la ANLA sobre su estado de salud, ni la configuración
de un perjuicio irremediable y, en consecuencia, (v) debe acudir al juez ordinario
competente donde se evaluará la existencia o no de un contrato realidad.   
La Constitución Política de Colombia (1991) consagró en su Artículo 47 la
protección a las personas en estado de discapacidad, erigiendo a su favor la
previsión, rehabilitación e integración. Pero no solo esta norma Supra legal se
aplica en el marco de las relaciones laborales, sino que con ella concurren
igualmente los artículos 11, 13, 29 y 54 de nuestra Carta Política, referentes a los
derechos a la vida, igualdad, debido proceso y la obligación del Estado de
garantizar a las personas en situación de discapacidad el derecho a un trabajo
acorde con sus condiciones de salud.

Ahora bien, aunque la Ley en forma expresa determine la estabilidad laboral


reforzada, la Corte Constitucional en sus repetidos fallos, han conceptualizado y
definido los pasos que se deben seguir y los requisitos que acreditan la titularidad
de este derecho, facultando a los jueces de tutela para definir el otorgamiento de
este derecho. La Sala, pese a no contar con los elementos suficientes para
declarar la existencia de un contrato realidad, consideró que, en efecto, la entidad
accionada desconoció el derecho fundamental a la estabilidad reforzada en el
empleo del accionante, al no probar la existencia de una causal objetiva que
justificara la no prórroga del contrato del accionante. Lo anterior, teniendo en
cuenta se vulneró la estabilidad reforzada al no prorrogar el contrato de prestación
de servicios del sujeto en condición de debilidad manifiesta por padecer de fibrosis
quística; teniendo conocimiento de la enfermedad de la persona, sin demostrar
una causal objetiva, diferente al simple vencimiento del término para la
terminación del vínculo contractual, y ante la continuidad del objeto del contrato.
La jurisprudencia de esta Corporación ha aceptado la aplicación de la protección
constitucional en las diversas alternativas productivas, lo que incluye el contrato de
prestación de servicios. La Sala considera importante ahondar en la jurisprudencia
constitucional que desarrolla el tema, en aras de resolver el caso concreto.
Pero en varias ocasiones, los mismos jueces de tutela no abordan los criterios y
requisitos establecidos para otorgar o negar el derecho, simplemente no hacen un
estudio del caso y antecedente jurisprudencial, para emitir sus fallos, causando
inseguridad jurídica para cualquiera de las partes, accediendo equívocamente a
las pretensiones absolutas del trabajador, quien aunque indiscutiblemente es
titular del derecho, suelen pretender otras prestaciones y derechos, que por ende
no le corresponde otorgar al Juez de tutela.1
En materia laboral, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su 69ª
reunión, aprobó el Convenio 159 de 1983 sobre la readaptación profesional y el
empleo de las personas inválidas, ratificado por el Congreso Nacional mediante la
Ley 82 de 1988, por lo que actualmente hace parte de nuestra legislación interna y
es marco de referencia para la interpretación de los derechos fundamentales de

1
de la estabilidad laboral reforzada. un estudio jurisprudencial y sobre los abusos a esta protección
constitucional; Sanabria Ríos Luis Alfredo, Universidad Católica de Colombia, 2014 pagina 15.
las personas cobijadas en ella, tal como lo permite el Artículo 93 Superior. El
Decreto reglamentario 2177 de 1989 que desarrolló la Ley 82 de 1988, aprobatoria
del Convenio 159, obliga a los empleadores públicos o privados a reintegrar al
trabajador en condición de discapacidad en el cargo que ocupaba antes de
producirse la invalidez, en el evento en que recupere su capacidad laboral, o a
reubicarlo en otro cargo armónico con el tipo de la limitación, cuando la
incapacidad le imposibilite el cumplimiento de las funciones que ejercía, o si las
mismas generan un riesgo para su integridad física o mental.
El fuero de salud es una garantía o privilegio de origen constitucional que suele
definirse como la estabilidad laboral reforzada de la cual gozan ciertos
trabajadores en situación de discapacidad o que han sufrido una pérdida de
capacidad laboral, que por su situación especial los hace merecedores de un trato
diferente, no discriminatorio, para no ser despedidos en razón a su condición, es
decir, erigiéndose como una prerrogativa de permanecer en el empleo y de gozar
de cierta seguridad de continuidad, mientras no se configure una causal objetiva
que justifique su desvinculación.

Las personas con discapacidad son miembros activos del mundo del trabajo.
Tanto las mujeres como los hombres desempeñan una actividad laboral, ya sea en
puestos de trabajo poco cualificados, especialmente en el sector informal, en
cargos profesionales, de gestión y toma de decisiones. Sin embargo, la mayoría
no tiene ninguna perspectiva de empleo, porque muchos de los obstáculos que
enfrentan en su búsqueda o en el lugar de trabajo se deben no solo a las barreras
sociales, sino también a su propia discapacidad. En Colombia, con el transcurso
del tiempo, la Ley ha pretendido conceder y garantizar protección a aquellos
sujetos que presenten una disminución en sus capacidades para desarrollarse
libre y totalmente en la sociedad, basados en la ciencia médica como principal
fuente competente para determinar el grado de disminución y capacidad de
desarrollo con la sociedad. El Estado Colombiano ha venido desarrollando
diferentes medios para otorgar esa garantía Constitucional a las personas con
limitaciones, pero primero se deben definir cuales con los trabajadores que
pueden hacerse acreedores a este derecho y su diferencia.
Como órgano de cierre, la Corte Constitucional establece como factor
preponderante el deber del ESTADO de salvo guardar los derechos
fundamentales del trabajador que se encuentra en estado de debilidad manifiesta,
por encima de los parámetros normativos laborales como lo es el caso en
concreto, donde queda claramente evidenciado que el accionante no cumple con
ninguna de las características plasmadas en artículo 23 del Código Sustantivo de
Trabajo en lo concerniente a los elementos esenciales al contrato de trabajo.
En ese orden de ideas se puede concluir que la Corte Constitucional  ha
determinado llevar a un nivel especial de protección frente a personas que
pertenecen a grupos vulnerables o en condición de debilidad manifiesta,
otorgándole a la estabilidad laboral un carácter reforzado que constituye un
derecho fundamental para sus titulares. Pero no obstante la Corte debía aclarar al
accionante que cuenta con otros mecanismos de defensa judicial cuyo trámite, en
condiciones normales, le permitiría para ventilar las pretensiones planteadas por
vía de tutela.
La parte resolutiva de la providencia refleja que la Corte ha venido desarrollando
en materia laboral y del derecho a la seguridad social una línea jurisprudencial que
abandona una visión restringida y formal del concepto “limitación” y ha aceptado la
condición de sujeto de especial protección constitucional. Así las cosas, la
jurisprudencia constitucional ha extendido el beneficio de la protección laboral
reforzada establecida en la Ley 361 de 1997, a favor, no sólo de los trabajadores
discapacitados calificados como tales, sino aquellos que sufren deterioros de
salud en el desarrollo de sus funciones.
Aunque el salvamento de voto de la Magistrada GLORIA STELLA ORTIZ
DELGADO, demuestra la disparidad de opiniones sobre el asunto en mención y lo
poca unidad de criterios.

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