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• Según las potencias colonizadoras se hará entonces la diferencia entre los imperios coloniales Portugal,
Francia, España, Inglaterra u Holanda en América. Se trata del criterio más débil; aunque ciertas
diferencias importantes resultaban de los distintos niveles de evolución social, económica y financiera
de las potencias metropolitanas, como de su mayor o menor poder militar y su aparato burocrático, si
tomamos el Brazil azucarero (colonia portuguesa) y las Antillas francesas e inglesas productoras de
azúcar, tendremos colonias esclavistas y azucareras esencialmente similares entre sí aunque colonizadas
por tres países diferentes.
• 2. Según el grado de vinculación al mercado mundial: Las distinciones entre núcleos exportadores que
producen metales preciosos y productos tropicales para venderlos en Europa, zonas subsidiarias
volcadas hacia el mercado local inter colonial (el área ganadera de Brasil, complemento de la zona
azucarera; la producción de trigo en Chile para venderlo a las minas peruanas etc.), en zonas
relativamente marginales ( como la Amazonia, o como Costa Rica en el caso de Centroamérica), tienen
su importancia. Pero tampoco este criterio puede conducir a tipologías realmente explicativas, por
basarse en la circulación y no en la esfera de la producción y la estructura social.
• 3. Según los tipos de producción (que a su vez dependen en medida considerable de los datos
geográficos y de los recursos naturales variables de una zona a otra en América). Tendremos – tornando
en cada caso sólo el sector productivo más importante – colonias mineras (México, Perú y Alto Perú, la
zona minera del interior del Brasil en el siglo XVIII), colonias exportadoras de producción tropicales (el
Brasil en el siglo XVIII), colonias exportadoras de producción tropicales ( el Brasil, agrícola, México
tropical, Guatemala, El Salvador, las Antillas, las Guayanas, parte de Venezuela y Colombia), colonias
productoras de alimentos para los mismos mercados de América (Chile, Nueva Inglaterra, que además
tuvo un desarrollo manufacturero importante desde la época colonial), las zonas ganaderas del Brasil y
México, etc.) Con este criterio ya podemos percibir diferencias más importantes, dado que los tipos de
producción tienen gran influencia sobre el nivel técnico y organización social.
3. SEGÚN LA CUESTIÓN DE LA MANO DE OBRA Y EL
CARÁCTER DE LA COLONIZACIÓN.
• En la época precolombina, podemos distinguir una zona nuclear de poblamiento indígena
(comprendiendo las áreas Metropolitana y Andina), la única que contenía grandes concentraciones
demográficas y un nivel agrícola relativamente desarrollado; y el resto del continente, con un
poblamiento poco denso de recolectores, cazadores y agricultores primitivos. En la zona nuclear, la
colonización se basó en la explotación de la comunidades indígenas, parcialmente desposeídas de sus
tierras y obligadas a trabajos forzados a través de procedimientos diversos (tributos, encomiendas,
mita, cuatequil,, yanaconazgo, etc.): aunque la esclavitud negra no estuvo ausente del todo, las
sociedades resultantes fueron sobre todo euroindígenas (México, Perú, Guatemala, etc. En el resto del
continente podemos distinguir dos alternativas principales: 1) allí donde las condiciones naturales
permitían el desarrollo de cultivos tropicales de exportación, tras la desposesión de los grupos
indígenas, que fueron expulsados, esclavizados y diezmados, la importación masiva de esclavos
africanos llevó a la constitución de sociedades principalmente euroafricanas
• (Sur de los futuros Estados Unidos, Brasil, Antillas, Guayanas, porciones de América Española
continental); 2) donde las condiciones naturales se aproximaban a la de las zonas templadas de Europa,
tras la conquista Y la desposesión de laos grupos indígenas, se constituyeron colonias de poblamiento a
partir de una inmigración europea más o menos euroamericanas ( nueva Inglaterra, Canadá y – ya en el
siglo XIX la zona pampeana argentina y uruguay). Claro está que esta tipología –tal vez la mejor sobre
todo si la combinamos con la anterior-, admite casos intermedios o especiales (como el de Chile,
transformado por la fuerte resistencia araucana en verdadera frontera militar” durante siglos, o en
zonas de tránsito, como Panamá.
• Mientras que colonias esclavistas del sur se desarrollaron según patrones coloniales típicos, las colonias
del centro y sobre todo las del noreste (Nueva Inglaterra) constituyeron un caso aparte, único en
América colonial. Se trata de una zona templada que contó con una fuerte corriente de inmigración
proveniente de Europa, en función de las luchas políticas y religiosas de los Tiempos Modernos; estos
colonos traían frecuentemente fortunas considerables, y dieron nacimientos a una sociedad agrícola,
productora de cereales, con un mercado interno bastante desarrollado. Las manufacturas y la
producción de barcos, en parte incentivada por la misma metrópoli (debido a las riquezas forestales de
las colonias del centro salía mucho más barato producir en América los buques) tuvieron temprano
desarrollo.
• Los intentos de Inglaterra, durante el siglo XVIII, por transformar los futuros Estados Unidos en una serie
de colonias conformes al patrón mercantilista del pacto colonial no tuvieron éxito duradero y codujeron
a la independencia de las colonias del centro y de Nueva Inglaterra, que en el proceso arrastraron a los
esclavistas del sur (1779 – 1783).
• Desde antes de la independencia, sin embargo, las colonias inglesas del norte y del centro, participaban
activamente en el comercio atlántico gracias a su flota a su precoz desarrollo agrícola y manufacturero,
a través de un comercio triangular que permitía grandes beneficios a los norteamericanos y que puede
ser sintetizado así: 1) las colonias de Nueva Inglaterra y del centro vendían a las Indias Occidentales
(Antillas inglesas y francesas, Guayanas) productos manufacturados europeos, pescado, cereales, carne,
madera y recibían en cambio dinero y melaza; 2)la melaza era transformada en ron en la Nueva
Inglaterra, y éste exportado hacia África, a cambio de esclavos negros; 3) los esclavos negros eran
vendidos en las Indias Occidentales y en las colonias inglesas del sur de Norteamérica, cerrando así el
triángulo Norteamérica – Antillas – África.
• El desarrollo capitalista autónomo de los Estados Unidos en el siglo XIX no resulta pues, como a menudo
se repite, de las ventajas de la colonización británica”, sino de la estructuración, desde el comienzo, de
una sociedad o colonial. El caso de Nueva Inglaterra constituye desde todo punto de vista que se
examine, una excepción. Y la comparación es todavía más concluyente si se efectúa con respecto al
mismo sur de los Estados Unidos o a las Antillas inglesas dependientes de las misma potencia
colonizadora.