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ASTREA
Discrecionalidad
justificación
Entre el juez intérprete y el juez creador
en e2 Código Civil y Comercial
Prólogo de
EDUARDO
N~STOR DE LAZZARI
ASTREA
BUENOS AIRES - BOGOTA - PORTO ALEGRE
2019
Guzmdn, Nestor L.
Discwcionalidad y justzficaci6-n / Néstor L.Guzmán
la ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Astrea, 2019.
328 p.; 23x16 cm.
ISBN 978-987-706-225-0
O EDITORIAL
ASTREASRL
Lavalle 1208 - (C1048AAF) Ciudad de Buenos Aires
(54-11)4382-1880 - 0800-345-ASTREA (278732)
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PRIMERO
CAP~TULO
DISCRECIONALIDAD Y PROCESO JUDICIAL
LENGUAJE Y COMUNICACI~N
EN EN PROCESO JUDICIAL
APROXIMACI~NA LA DISCRECIONALIDAD
JUDICIAL
A) INTRODUCC~~N
B) CONCEPTO
DE DISCRECIONALIDAD JUDICIAL
DISCRECIONALIDAD
COMO LIBERTAD POSITIVA
DISCRECIONALIDAD
Y PRUEBA JUDICIAL
LA DISCRECIONALIDAD MOTIVADA
COMO PARADIGMA DEL PODER DEL JUEZ
lS M O ~ ~ ITURRASPE,
ET El arte de juzgar y la d.iscrec.ionalidad del juez en
relacidn a las cldusuias abiertas, LL, 1998-A-973.
l4 ANDRUET (H.), "La discrecionalidad judicial desde una perspectiva iusfilo-
sófica y lógica", en &AS (dir.) - MORENO(coord.) , Derecho procesal y t e o d a gs-
neral del derecho, p. 15 y siguientes.
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
mes de abril del año 2000. Los debates de aquel evento académico
giraron en torno a resaltar el hecho real de los poderes discreciona-
les de los jueces.
Poniendo la pica en Flandes, MORELLOseñalaba que los jue-
ces en el uso de poderes discrecionales deben siempre interpretar
acordándole sentido y proyeccion a un pronunciamiento motivado.
Bien se verifica, señalaba el maestro platense, cuan lejos están los
jueces de ser "libres y privativos", personalísimos y subjetivos, en el
uso de la discrecionalidad15.
e) Es indudable que los jueces de nuestros dias han alcanzado
un gran protagonismo, no ya en el plano de la aplicación del dere-
cho, sino concretamente en su actividad creativa, como consecuen-
cia de que la ley no tiene respuesta para todos los casos y será el
aplicador quien tenga que moldear y hallar las reglas para resolver
las controversias, por lo que puede sostenerse que se ha producido
un desplazamiento de la raz6n desde la creación a la aplicación
del derecho1!
En definitiva, podemos observar c6mo en los discursos conte-
nidos en las sentencias se suelen utilizar criterios o pautas de apli-
cación que tienen que ver, principalmente, con dos temas. Por un
lado, la posibilidad material de justificar decisiones judiciales sobre
la base de criterios discrecionales. Por otro, la responsabilidad de
que dicha actividad se lleve a cabo dentro de parámetros razona-
bles, como suelen decir los jueces, sin apartarse de las constancias
objetivas que resultan de la causa.
De este modo, partiremos observando una forma de conferir
poderes allí donde la norma jurídica le otorga un margen de liber-
tad al juez para justificar sus sentencias sin vulnerar el derecho.
Coma señala CHASE,la discrecianalidad judicial ha crecido en varios
aspectos dentro del sistema estadounidense y también en otras na-
ciones. Se reconoce más abiertamente en los paises del comrnon
law que en los continentales, pero la tendencia en la mayoría de
los sistemas jurídicos del mundo es hacia una mayor libertad de los
jueces en cuanto a gestionar los litigios, es decir, una mayor discre-
cionalidad17.
l BARAK,
Judicial d i s c m t h , p. 16 y siguientes.
RAMOSM ~ N D E Derecho
Z, y proceso, p. 18. Asi, explica el autor, pedag6-
gicarnente, existe la necesidad de mantener esta concepci6n a fin de realizar una
explicaci6n adecuada de los temas, ademas del peso indiscutible de la tradici6n.
Por otro lado, Nmo plantea esta cuesti6n desde la idea del "derecho" corno acción
procesal (Introducci6n al andlkis del derecho, p. 204).
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
El arl. 4' del C6d. de Napoleón da cuenta de tales cuestiones y, como resulta
conocido, VELEZSARSFIELD 10 tomd a la letra en el art. 15 de nuestro C6digo Civil.
Ver D'A~osrwo,"Hermeneutica y derecho natural'; en RABBI-BALDI CABANILLAS(coord.),
Las razones del derecho natural, p. 301 y siguientes.
GABC~A AMADO, iExiste discrecionalidad en la decisidn judicial?, "Ise-
goria", no 35, jul.-dic. 2006, p. 151.
D'ORS,Una introducción al estudio del derecho, p. 108.
' En particular, por lo que respecta al tema de la actividad jurisdiccional
que nos ocupa, la obra de GOLSDSCHMIDT responde al problema del alcance de la su-
nalidad, sino de participar cooperativamente en la mejora de esa
practicazB.
El derecho, entonces, manifestado en la práctica diaria me-
diante las variadas concepciones teoricas, empleadas mas o menos
intuitivamente por jueces, docentes y juristas, y articuladas por
iusfilósofos, requiere un ejercicio de reflexión teórica mas abstrac-
to, que permita pensar en valores, principios, teorías de la justicia,
teorias de la democracia y teorías sobre los derechos, involucrando
la moralidad, la política, la antropología, etc., para mejorar aquella
prácticaz7.
le -
FERNANDEZ, "Sobre el derecho y el quehacer de los juristas", en CASSAGNE
Temas del derecho público, p. 71.
FERNANDEZ,
l7 NINO,
Introduccidn al a n d l w del derecho, p. 326.
DISCRECIONALTDADY PROCESO JUDICIAL
l8 Los c6digos ejercían una real fascinación entre los hombres de derecho,
hasta tal punto que los mas tenaces impugnadores del orden anteriormente exis-
tente se convirtieron en los conservadores rn8s severos de los nuevos cuerpos lega-
les (NINO,Inimducci6n al análisis del derecho, p. 324).
'' NINO,Derecho, moral s/ politica, p. 16.
20 GASTANTOBENAS, Derecho civil español común 8foral, t. 1, vol. 1, p. 216.
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
27 Por todo ello, como sefiala FALC~N,las leyes no pueden ir contra la natura-
leza de las cosas y la jurisprudencia seguir&siendo fuente de derecho (Tmtado de
derecho procesal civil y comercial, t. V, p. 1711.
28 BERIZONCE, El principio general del abuso del derecho y su incidencia
en el ordenamiento procesal, "Revista de Derecho Procesal", número extraor-
dinario, "Introducci6n a las normas procesales del C6digo Civil", 2015, p. 33 y si-
guientes.
29 LORENZETTI, Presentacidn del Código Civzl 21 Comercial d e la Nacidn,
LL, 2014-E-1243.
DISCRECIONALTDADY PROCESO JUDICIAL
' O Tal como señala VIGO, "los temas bajo estudio desbordan el derecho civil,
y en consecuencia, necesariamente requieren el aporte de otras especialidades",
citado por RABBI-BALDI CABANILLAS, en RIVERA- MEDINA(dirs.), Cddzgo Civil y Co-
me.rcia1 de la Nación, p. 53.
" FEBBAJOLI, Derechos 2, garantbas, p. 15 a 36.
32 ATIENZA,Curso d e argumentacidnjuridica, p. 29. Tambikn puede verse,
del mismo autor, Filoso3;ia del derecho 21 t m n s f o m i ó n social, p. 193 y siguientes.
33 El juez DE LÁZZARI expresó con meridiana claridad que, "si bien es cierto
que las normas relevantes para resolver la cuesti6n litigiosa parecen no haber cam-
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
biado, si se ha modificado el lugar desde donde el interprete las analiza y ello hace
que -aunque las palabras sean las mismas- no sea 10 mismo lo que se prescribe.
Tal ocurre debido a que el paradigma decimonónico dentro del cual surgió el C6digo
velezano (donde la ley quedaba entronizada como principal y casi única fuente de
los derechos) ha mutado hacia uno nuevo que amplia el concepto de norma no solo
para superar la identificacibn de ley con legalidad sino tambien para incluir dentro
de aquel a los principios. [...] Aunque la nueva normativa parezca reproducir, en
muchos casos textualmente, la obra de V$LEZSARSFIELD, es imposible ignorar que el
reciente C6digo Civil y Comercial fluye de un hontanar diferente y que sus reglas
deben ser analizadas, comprendidas y aplicadas desde una perspectiva diversa, a
la luz de la influencia decisiva de los arts. lo y 2' nuevos" (conf. SCBA, 15/6/16,
"Trofe", causa L.118.587;id., 7/9/16, "Galarza, Noelia G. y otros'', causa C.117.068).
34 GUZMÁN, Derecho a una sentencia motivada, parte preliminar.
35 GIL DOM~NGUEZ, El art. 2 del Código Civil g Comercial: d e los métodos
tradicionales d e i n t e ~ p ~ e t a c i 6a nlos principios constitucionales-convencio-
nales d e inte~retacidn, RCCgC, ago. 2016, p. 57 a 59.
DISCRECIONALTDADY PROCESO JUDICIAL
de protegerlos, confiando esta delicada misi6n a la labor del juez, quien actúa con
la colaboraci6n de toda la comunidad juridica y de la sociedad. El legislador ha
querido que el Poder Judicial asuma, en el contexto de la democracia constitueio-
nal deliberativa, mediante la delegaci6n de amplios poderes, la garantía de los de-
rechos consagrados en el ordenamiento civil y comercial (Interpretaci6n 9 apli-
caczdn del Cddigo Civil Comercial, p. 7 a 11). Tarnbi6n puede verse NEGRI,
Análisis critico de los arts. 1q '2 y 3' del Titulo Preliminar del Cddigo Civil y
Comercial,LLonlzne, AR/DOC/3782/2016.
40 DELOS SANTOS, Razones de la inclusión de normas procesaLes en el Cb-
digo Civil Comercial, LL, 15/11/17.
41 BERNAL PULIDO,"¿ESla ponderación irracional y contraria al principio de-
mocr6tico?", en SIECKMANN (ed.), La teorla princzpialista de los derechos fun-
damentales.
DISCRECIONALTDADY PROCESO JUDICIAL
S C H ~ Nrelaciona
KE la concepci6n pasiva del &gano jurisdiccional con la co-
rriente liberal, mantenida por WACH,e incluso mas especificamentecon el concep-
to de acci6n en sentido concreto. Por el contrario, une la concepción publicista
de este con la tesis de KLEINsobre la desigualdad de las partes (Derecho procesal
civil, p. 14 y siguientes).
'O El modelo adversaria1 (adversarg sgstem of litigation) es propio del
common law,mientras que el proceso gobernado por las partes o contradictorio
Cp7-imipio dispos&ivo) se desarrolla en la cultura legal cmtinental. Ver DA-
MASA, Las cams de lajusticiu g el poder del Estado, p. 140. Tambidn, TARUFFO,
II processo civile di "%ivQ law" e d i "common law":aspetti fmdamentuli, "11
Foro Italiano'', vol. 124, no 1, 2001, p. 345 y SS., y RICCI,II princzpio dispositivo
come problema d i di?-ittovigente, "Rivista di Diritto Processuale", 1974, p. 380 y
siguientes.
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
el "duelo", nos dice COUTURE, una vez observadas las formas, bien
vence el que vence7!
Es decir, se forma una determinada "concepci6n" del proceso
civil sobre la base de un conjunto de "ideas" que se persiguen. El
concepto que se tenga acerca de cual debe ser el papel del juez en
una sociedad dada, papel que en algún momento pudo enmarcarse
como mero aplicador de la ley, posteriormente como juez de los de-
rechos y luego responder a una justicia protectora, también se en-
cuentra influenciado o dirigido, de alguna manera, por las distintas
creencias políticas de un determinado momento.
Para un amplio sector de la doctrina, que no ve con buenos
ojos la absoluta pasividad del juez frente a las partes, la idea de una
intervención activa resulta de un mayor carácter publico del dere-
cho privado y de la decadencia de la técnica procesal basada en la
autonomia de las partes. Para otros estudiosos, la razón de ser
proviene del contexto politico-social, que tiene como componen-
tes, por un lado, el estatus burocráctico de los jueces y, por otro, la
creciente tendencia de los particulares a fiarse del paternalismo
estatalT2.
Estas inclinaciones opuestas no pueden distinguirse adecuada-
mente sin ambigüedades. El juez "boca de la ley" fue un modelo
que respondió, en parte, a la desconfianza hacia los jueces del an-
cien rdgime como expresión sectorial de un Estado de privilegios,
producto secundario de la idea del Iluminismo acerca de un Corpus
legislativo uniformado que fuera punto de referencia para la activi-
dad judicial y, como consecuencia de ambas cosas, la inconveniencia
de crear derecho. No debía hacerse justicia, sino aplicar la ley73.
gurar que nadie interfiera en los derechos básicos de cada uno (la
vida, la propiedad, etc.) y no debe preocuparse de proveerles nada
a los individuos para que puedan llevar adelante sus planes de vida
(libertad positiva).
En cambio, el liberalismo igualitario le otorga importancia a la
libertad positiva de las personas, considerando, en principio, que
las omisiones tienen el mismo rango moral que las accionesr6.
Para justificar un juez intervencionista o uno imparcial e in-
tentar obtener una respuesta categórica a1 respecto, muchas veces
se recurre a una abundante retórica, que exalta las virtudes de una
y otra posición para justificar el grado de intervención del juez en
el proceso civil, y que presenta dificultades al formular los argu-
mentos en que se apoyan.
c) DEBATEINTELECTUAL Y REALIDAD. En el debate intelectual,
como en la realidad, las posiciones se solapan constantemente en
relacidn con una serie de cuestiones, por ejemplo, las relativas a los
modelos de justicia, a la supuesta ambigüedad del activismo judi-
cial, la eficiencia del proceso, el papel de la verdad y si el sistema
oral es o no un mito, por nombrar algunos de los temas centralesT7.
La tensión entre dichos planteamientos puede servir para ad-
vertir que, actualmente, el criterio tradicional de distinguir categ6-
ricamente lo p~blicode lo privado contin~asometido a una profun-
da revisión crítica. Esto se da en conexión con la meta del Estado
de bienestar de garantizar la calidad de vida y, coherentemente con
ello, proteger la parte más débil de la relaci6n social78.
Es cierto lo que expresa HABERMAS, en el sentido que la dispu-
ta histdrica entre el paradigma juridico liberal y el paradigma juri-
dico ligado al Estado social pueden también entenderse como una
mos hallar, antes de dar una definición de cada problema, las cone-
xiones entre la interpretación del sistema procesal, el modo en que
se razona jurídicamente y aquella compleja distinción entre pmhci-
pios y reglas juridicas. Nos limitaremos, únicamente, a enunciar
algunas consideraciones que tienen interés para el desarrollo de
nuestro razonamiento. En consecuencia, dejamos abiertas muchas
cuestionesg!
Es importante advertir -máxime teniendo en cuenta el Títu-
lo Preliminar del Código Civil y Comercial- que, en la actividad de
decisión, el juez no solo toma en cuenta los hechos sobre la base
de normas jurídicas y principios procesales, sino también debe acudir
a principios políticos y de justicia, requiriendo, por este motivo, un
mayor cuidado en su análisis. Su lectura obliga a tener en cuen-
ta ciertos factores que no aparecen expresamente en las instan-
cias inferiores, en las que se aplican generalmente estandares ya
establecidosg7.
En primer lugar, los principios son normas que constituyen
mandatos para la realizacidn de un valor en su nivel de óptimo. En
este marco, DWORKIN se ocupa de mostrar que los principios no
son aplicables a la manera de todo o nada, ello no es automático,
sino que exige un razonamiento del juez. Nos dice, además, que
cuando afirmamos que algo es un principio de nuestro derecho
solo queremos decir que los funcionarios deben tenerlo en cuenta
como una consideración que apunta en cierto sentidog8.
Los principios, ya sean procesales o generales, poseen una di-
mensión de "peso" o "importancia". De ahí que, para resolver el
conflicto entre dos principios, hay que tomar en cuenta el peso o
importancia en el contexto del caso concreto. Un principio que es
desplazado por otro de mas peso sobrevive intacto, aunque en esa
ocasión no prevalezcag9.
expuesta en P ~ n x z p i e ndes
y 'sistema cerrado', proviene de la obra de SCHULTZ,
Romischen Rechts (1934) e Hzstorg of roman Legal science (1946)" (Principio
y norma e n la elabomcidn jurisprudencia1 del derecho privado, p. 57 y si-
guientes).
"O PALACIO,
Derecho procesal civil,t. 1, p. 251 y siguientes.
'O' Observa CANARIS: "LOSprincipios reciben su peculiar contenido de senti-
do solo en una armonía de complementaci6n y restricción recíprocas", citado por
LARENZ, MetodologZa d e la ciencia del derecho, p. 467 y siguientes.
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
lador, cuyos contenidos tienen que ser completados por el juez, eva-
luando las circunstancias particulares, cuando la aplica a un caso
concreto: la coherencia es a posteriorz, no legislativa, sino judicial
(art. 2 O , C6d. Civil y Comercial).
El C6digo Civil y Comercial contiene numerosas instituciones
en las que se confieren potestades al magistrado, a los efectos de
la interpretacibn y aplicación de la ley, y como sujeto que tiene a su
cargo asegurar la operatividad del derecho sustancial. Lo que será
necesario en estos casos es una actividad de especificación o desa-
rrollo del derecho existente, pero que no seria adecuado calificar
como interpretación. La justificación de este tipo de decisiones
tiene que orientarse hacia el futuro, hacia las consecuencia^^^^.
Asi, las normas de fin se contrapondrían a las de acción.
Mientras que estas ultimas califican deOnticamente una acción, las
"normas de fin'' no predeterminan de antemano la conducta exigi-
da, sino únicamente el fin. No determinan ex ante la articulacidn
de los diferentes intereses en conflicto, sino que exigen en cada
caso una ponderacibn de esos intereses que desemboque en la de-
terminación del peso relativo de cada uno de ellos, y s e r h estas
ponderaciones las que conduzcan a determinar que actuaciones se-
guir en cada caso.
Esto implica que es el juez, quien cuenta con el poder discre-
cional, el que debe determinar, a la luz de las circunstancias de
cada caso concreto, cual es el medio 6ptimo para dar lugar o maxi-
mizar el fin perseguido, afectando lo menos posible a otros fines o
valores reconocidos o promocionados por el propio derecho.
En este contexto, se menciona "un vacío dentro de una norma"
o una laguna t&cnica intra legem. Es decir, la ley o el principio
se limita a dar directivas de carácter general y deja al interprete la
tarea de complementaci6n al aplicar la norma o el principio al caso
concreto.
Asimismo, a ello habrá que añadirle prernisas fkticas acerca
de las circunstancias concretas del caso y de la adecuación, dadas
esas circunstancias, de 10s medios adoptados para conseguir los fi-
nes prescriptos, pero también habrá que agregar premisas valorati-
vas que lleven a considerar que la decisi6n adoptada es el "mejor"
de los medios disponibles (en el sentido no solo de que es el que
'17 L ~ P E RUF,
Z "Los principios y la interpretación en la funci6n judicial", en
A L A R C ~CABRERA
N - VIGO(coords.), Interpretacidn y argumentacidrz juddica,
p. 273.
LENGUAJE Y COMUNICACI~N
EN EL PROCESO JUDICIAL
5 6. CONSIDERACIONES
GENERALES. - La teoría del derecho
viene realizando un esfuerzo para incorporar al analisis jurídico
una base filosófica más desarrollada y un aparato conceptual que
tome en consideración las discusiones actuales en el ámbito de la
epistemología y de las teorias del lenguaje. El debate se ha visto
enriquecido por la atención a la dimensión semántica y epistémica
del problema de la discrecionalidad judicial y de la interpretación
jurídica en general1.
Ello ha permitido abordar el problema de la discrecionalidad
judicial desde una perspectiva mas amplia, relacionandola con
cuestiones fundamentales, como, por ejemplo, la posibilidad de co-
nocer los fenómenos sociales y determinar el estatus de la ontología
social, la relaci6n entre el lenguaje y el derecho, o el problema del
seguimiento de reglas.
El interes prioritario de este capitulo será identificar algunas
de las cuestiones que hacen al problema de la comunicación y el
conflicto (asirnetrius comunicativas) y la importancia de los dis-
tintos aportes de la semiologia, el lenguaje y la hermenéutica para
el entendimiento de cuestiones relacionadas con las dinámicas del
poder, los procesos de comprensi6n, sus limitaciones y la comuni-
cación en e1 proceso judicial. Asumirlo de este modo, desde una
forma que solo pueda ser entendida, con mucha dificultad, por
quienes son abogados, se está afectando un principio bAsico, cual
es el del acceso a toda la poblaci6n a los actos de gobierno y a su
publicidad50.
En tal sentido, se señala que si estas mismas líneas estuvie-
ran llenas de palabras como "maguer", "cimero tribunal", "poder vi-
cariar, "asi las cosas", causa petendi, litisconfestutio,ut supra,
etc., no cabe duda alguna que su lectura y comprensión resultaria
mucho más dificultosa, lo que no agrega nada a lo que se quiere
transmitir, dificulta el mensaje y solo acredita que el emisor sabe
un monton de palabras dificiles.
La calidad del lenguaje no resulta incompatible con la claridad
o sencillez de las palabras que pueden utilizarse en las sentencias,
pues no se trata de términos excluyentes o antagdnicos, sino que
es deseable que ambos coexistan. Los poderes judiciales debe-
rían adoptar una estrategia eficiente en materia de comunicación,
como, por ejemplo, voceros o bien por medio de la generaci6n de
una prensa especializada en la temática5!
8 16. CONSIDERACIONES
GENERALES. - En los discursos cont e-
nidos en las sentencias de los tribunales se suelen utilizar criterios
o pautas de aplicación que tienen que ver, principalmente, con dos
temas. Por un lado, la posibilidad material de justificar decisio-
nes judiciales sobre la base de criterios discrecionales. Por otro,
la responsabilidad de que dicha actividad se lleve a cabo dentro de
parametros razonables, como suelen decir los jueces, sin apartarse
de las constancias objetivas que resultan de la causa.
Precisamente, se puede advertir una forma de conferir pode-
res cuando la norma juridica le otorga un margen de libertad al
juez para justificar sus sentencias sin vulnerar el derecho. Lejos
ha quedado, como ya hemos señalado, aquel ideal de MONTESQUIEU,
del juez como la boca inanimada que pronuncia solo las palabras de
la ley1.
GUAETINI,mPrOiogo': en TARELLO,
LU zmsrpmtadbn de leg.
' COUTUREexpresa que, luego de muchas reflexiones, en muchas oportuni-
dades la actividad jurisdiccional es actividad creativa del derecho (Estudios de
derecho pmcesal civil, p. 36).
'O En nuestra literatura juridica, se suele recordar la polémica entre dos fi-
16sofos del derecho argentino, SOLER y CARRI~,referida al contenido y el alcance del
derecho. Para el primero, el contenido de un concepto juridico es exactamente el
que el legislador le ha otorgado. Según este autor, el juez no crea derecho, sabe
derecho. En cambio, C A R R Iseilala
~ que el formalismo positivista se apoya en mo-
tivaciones ideol6gicas inspiradas en un anhelo de seguridad, de alli que prefiera
concebir el derecho como una voluntad impersonal y objetiva.
l1 CALSAMIGLIA seÍíala que DWORKIN se enfrenta a este problema en dos res-
puestas ofrecidas por el convencionalismo y el pragmatismo. El problema prin-
cipal de las dos concepciones es que no se toman los derechos en serio. Ademgs,
dotan al juez de un poder creativo de derecho sin legitimaci6n suficiente. El con-
vencionalismo -al admitir la discreci6n judicial- y el pragmatisrno -al perseguir
el resultado más justo- violan aIgunos principios fundamentales de la sociedad
democrdtica como son la irretroactividad de las leyes, la seguridad juridica, la cer-
teza del derecho y la inalienabilidad de los derechos. Ningún bienestar colecti-
vo ni ningiin resultado colectivo beneficioso puede fundamentar la violaci6n de
un derecho. Los derechos triunfan frente al bienestar colectivo. Tanto el con-
APROXIMACIÓNA LA DISCRECIONALIDAD JUDICIAL 87
l . TEOR~AS
DEL SILOGISMO Y LA DISIMULACTÓN DE LAS OPCIO-
NES VALORATIVAS. - Desde una perspectiva histórica, un principio
de explicación que ha acompañado la doctrina del silogismo judi-
cial y sus variantes podría ser que esta no ha constituido nunca un
esquema descriptivo del razonamiento decisorio y tanto menos de
la sentencia, sino un modelo dirigido a que el juez opere según los
cánones de certeza y de necesidad lógica, típicos de la deducción
silogística.
El uso del silogismo resulta conveniente para quien desea for-
talecer los valores de legalidad y certeza de la sentencia y no para
quien antepone el valor justicia del caso concreto. La argumenta-
ción silogistica está dirigida a atribuir a la sentencia una apariencia
de absoluta necesidad racional para disimular las opciones valorati-
vas del juez y, por lo tanto, evitar justificarlas de otro modo.
Esto tiene que ver también con la progresiva evolución del dere-
cho procesal que ha ido acompañada o, mejor, determinada, por una
paralela evolución de las consideraciones metodológicas a ellas refe-
rentes; cuando la doctrina no veia en el derecho procesal sino una
serie de reglas para la aplicación formal y subsidiaria de normas
de índole material, se utilizaba preferentemente un metodo de exposi-
ción exegetico que partía y se conformaba con el análisis de los pre-
ceptos positivos sin construir aquellos conceptos generales que per-
mitieran dar al derecho procesal la significacion que le es propia16.
3 19. C O N S I D E R A CGENEBALES.
~ES - Para comprender los pro-
blemas que subyacen tras la discusión acerca de la existencia de
discrecionalidad judicial resulta importante, al menos en terminos
sintéticos, reaIizar un análisis conceptual previo de los diferentes
sentidos que se manejan en la teorla general del derecho.
La crítica a las teorias de la subsunción, desde la limitación de
construir soluciones fundadas y justas, también fueron formuladas
tanto desde la filosofía de la razón practica (posturas iusnatura-
listas de origen aristotelico), con el método "empírico-dialéctico",
colocando el derecho en al ámbito de la retórica, como desde la
hermenéutica filosdfica, sobre la base de la centralidad del "sujeto"
dotado de "precomprensiones" y de una determinada "formación", a
partir de la cual valora la realidad del fenómeno jurídico.
La decisi6n judicial, de esta manera, no puede ser entendida al
margen de una tarea valorativa en la que el "sujeto" es, fundamen-
talmente, un "sujeto-interprete", pues, como expresó ESSER,"cada
3 21. ACEPTACI~N
MODERADA DE LA DISCRECIONALIDAD. - Seña-
lamos las siguientes posiciones.
4 " u ~ ~ ~LOS
~ ~jueces
, &creanderecho?, "Isonomía", no 18, abr. 2003, p. 13.
47 HART,Derecho y moral, p. 48.
APROXIMACIÓNA LA DISCRECIONALIDAD JUDICIAL
55 Pensar
SCHAUER, como un abogado, p. 197.
APROXIMACIÓNA LA DISCRECIONALIDAD JUDICIAL
como
66 SCHAUER, P ~ S U ? " un abogado, p. 35.
57 Un fallo de la Sala 11de la Cámara Civil y Comercial del Departamento Ju-
dicial de Azul señala que la regla normativa en un caso de trhnsito vehicular (art.
41, inc. d , ley 24.449) debe armonizarse con el principio cardinal que rige la cir-
culaei6n vial y que ce expresa como mandato abierto e indeterminado: "circule de
manera de no dañar a otro, con la maxima cautela y previsi6n, de modo que ten-
ga el control de su vehículo sin entorpecer la círculaci6n ni afectar la fluidez del
tránsito': el que se desprende de la conjugaci6n y complementaeiOn de las conduc-
tas prescriptas y descriptas por los arts. 39, inc. b, 50, 64 y concs. de la ley 24.449,
todo ello en el marco de fuentes plurales del derecho privado (reglas, principios y
valores), procurando su unidad sistémica y su coherencia a posteriori (arts. lo,
ZO, 39 7"y concs., C6d. Civil y Comercial).
Los claros razonamientos siguen: en el interior de la provincia de Buenos Ai-
res, en ciudades como Azul, Tandil y Olavarria, la experiencia demuestra que la
mayoria de los ciudadanos actúa con el convencimiento de que la prioridad recae
en quien circula por una avenida por ser de mayor dimensiones, generalmente de
doble mano, de tránsito más intenso y más rspido, por lo que tiene primacia la
creencia social de que quien debe frenar antes de acometer un cruce es quien ac-
cede desde una calle lateral y de menor "jerarquía" (una calle o arteria "común",
es decir, de una sola mano y de menores dimensiones). Se enfrenta una norma:
"aun en las avenidas tiene paso preferente el que acomete el cruce por la derechan
(art. 41, inc. d, ley citada) con un principio emanado de un triple enumerado nor-
mativo (arts. 39, inc. b, 50 y 64, ley citada) y que establece que "debe circularse
con previsidn y precauci6n, manteniendo el dominio del vehículo, y absteniendo-
se de entorpecer la circulaci6n y la fluidez del tr5nsito'l La labor interpretativa
en caso de colisi6n de una norma con un principio debe prima facie resolver-
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
de la opción, que utiliza HART, entre elegir una bebida u otra se-
ría absurdo hablar de discrecionalidad dado que elegir no asume
ningún principio como justificación de su elección: no está tratando
de hacer algo que considere sabio, fundamentado o que aplique un
principio que merezca reconocimiento racional, ni tampoco incita a
ningún tipo de crítica.
La eleccion del bebedor podría parecerse en algo a un ejerci-
cio de discrecionalidad si, en respuesta a la pregunta de las razones
de una bebida y no otra se respondiera de la siguiente forma: "he
aprendido por experiencia que me encuentro mejor cuando bebo un
Martini que cuando bebo un jerez; no hablo tanto, etcétera". En
ese caso, la elección se hace por referencia a aIgún principio ge-
neral que la justifica, lo que de alguna forma permite considerarla
fundamentada o sabia, a pesar de que el alcance de dicho principio
se limite a la conducta individual de su propia vida y no pretenda
tener ningún carácter general mas allá.
b) DISCRECIONALIDAD Y RESPONSABILIDAD. El ejercicio de la dis-
crecionaiidad en el derecho presupone que su aplicacidn es realiza-
da por funcionarios que ocupan un cargo de responsabilidad publica.
Por tanto, se entiende que, si lo que hacen los funcionarios no esta
estrictamente determinado por reglas específicas, sino que se les
deja un margen de libertad, elegirhn responsablemente en atención a
su cargo y no se dejarán llevar por sus preferencias personales.
Para demostrar esto con un claro ejemplo, HARTutiliza un su-
puesto cotidiano: una joven anfitriona está ofreciendo su primera
cena y surge la cuestióln de si debería utilizar para esta ocasion los
mejores cuchillos: son de plata antigua, muy bonitos, y resaltarían
el mantel blanco y las copas. Sin embargo, resultan pesados y
algo difíciles de manejar, no están nada afilados y su esplendor po-
dría resultar algo ostentoso. ¿Cuáles son, en tal caso, los objetivos
centrales de la anfitriona?
Se podrían enumerar sin dificultad algunos de ellos: una boni-
ta mesa para la cena, admiraciún, pero también la comodidad de los
invitados y particularmente la de un juez mayor y distinguido, de
manos algo temblorosas, que asistirá a la fiesta. Asi, explica HART,
la anfitriona pondera la situación, piensa en los posibles desastres
y en las posibles consecuencias positivas de las opciones que tiene,
valora una alternativa en relación con la otra y quiza se pregunte a
quién podría consultar. Pregunta a alguien con mucha experien-
cia en estos temas, una señora mayor que le dice sagazmente que
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
" HART señala que esas virtudes son imparcialidad y neutralidad al exami-
nar las alternativas; consideracidn de los intereses de todos los afectados, y una
preocupacidn por desarrollar algún principio general aceptable como base razona-
da de la decisión (El concepto de derecho, p. 253).
" HART,Discrecionalidad, "Doxa", no 37,2014, p. 85.
APROXIMACIÓN A LA DISCRECIONALIDAD JUDICIAL
" GUASTINI,
Releyendoa Hart, "Doxa",no 37, 2014.
" LOS derechos en serio, p. 130.
DWORK~N,
APROXIMACIÓNA LA DISCRECIONALIDAD JUDICIAL
DWORKIN,
LOSderechos en serio, p. 137.
LOSderechos en ser$o, p. 141.
DWORKIN,
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
83 ETCHEVERRY,
"Sobre la 6nica respuesta correcta y la discrecionalidad judi-
(dir.], La reqomsabilidad de los jueces por el contenido de
cial", en SANTIAGO
sus decisiones ju~sdiccionales,p. 157.
APROXIMACIÓN A LA DISCRECIONALIDAD JUDICIAL
Cmstit~cwndism
FERRAJOLI, principialista cmstitucionalismo ga-
rantista, "Doxa",no34,2011, p. 15.
Filosof.la del derecho y tmSformacidn social, p. 45.
l 1 ATIENZA,
DISCRECIONALIDAD COMO LIBERTAD POSITIVA
3 31. D ~ S C R E C I O NYAFLEXIBILIZACI~N
~AD DE LAS NORMAS PRO-
CESALES. -El derecho procesal, desde una visión instrumental, no
regula la argumentación normativo-jurídica como tal, sino que no
hace m8s que asegurar, en el aspecto temporal y objetivo, el mar-
co instituciona1 para que las partes y el juez puedan interactuar.
Las normas relativas al orden del proceso institucionalizan la
practica de la decisión judicial de manera que la sentencia y sus
fundamentos puedan entenderse como resultado de un juego argu-
ment a t i ~ o ~ ~ .
A su vez, el profesional del derecho viene disciplinado por un
conjunto de reglas que especifican la relevancia que hay que asignar
al material que debe interpretar (p.ej., las palabras, la intención de
las frases, cuestiones fácticas complejas), así como por estandares
48 SALVAT señala que son las reglas fundamentales que inspiran la legisla-
ción de un pais y le sirven de base, cuya fuente principal es la Constitueidn nacio-
nal (Tratado de derecho civil argentino, t. 1, no 271); coincide LASARTEÁLVAREZ,
Principios de derecho civil, t. 1, p. 79 y 80.
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
'' SCHAUER,
Las reglas en juego, p. 94.
DISCRECIONALIDAD COMO LIBERTAD POSITIVA
ese es el precio que hay que pagar por evitar la aplicacidn del ius strictum en
aras de la aplicaci6n de algún tipo de justicia. Ver IANNELLO, El concepto de abu-
so del derecho en el Cddigo Civil 3 Comercial, LL, 3/3/17.
DISCRECIONALIDAD COMO LIBERTAD POSITIVA
'O0 Señala la doctrina que, mientras el art. 2618 del C6d. Civil derogado re-
glaba que, según las circunstancias del caso, los jueces podian disponer la indem-
nizaci6n de los daños o la cesaci6n de tales molestias, el art. 1973 del C6d. Civil y
Comercial dispone que según las circunstancias del caso los jueces pueden dis-
poner la remoción de las molestias o su cesación y además, si existen, la indem-
nización de los daños. Ver C o s s ~-~COSSARI,
r E1 exceso de la normal tolerancia
en el nuevo Cddzgo Civil y ComerciaL d e La Nacidn, "Revista de Derecho de
Daños", no 1, 2017, p. 139 y siguientes.
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
§ 36. J U S T ~ C A C-Más
I ~ N .alla de las diferentes teorías o
posturas, en los supuestos en que se advierte actividad discrecio-
nal en la selección y valoración de la prueba, el método deductivo
resulta insuficiente. La deducci6n de reglas no arroja una solución
o permite varias alternativas que obligan al juez a ejercer su discre-
cion basada en criterios de validez material9.
La raz6n de ello está dada por el hecho, como expresa GARG~A
AMADO,de que ningún sistema juridico posee aqueIlos tres idílicos
caracteres de plenztud (ausencia de lagunas), coherencia (ausen-
cia de antinomias) y claridad (ausencia de indeterminación) lo.
Es innegable que el poder discrecional del juez es ubicuo, lábil y
está presente en cada intersticio del entramado procesal, pero que-
da excluida la idea de que la discrecionalidad de la valoraci6n que el
juez realiza acerca de la credibilidad y la eficacia de la prueba ten-
ga que ver con un arbitrio subjetivo, irracional e incontrolable. No
resulta válido, corno ya hemos analizado, asociar la discrecionalidad,
en este sentido, a la arbitrariedad.
El poder del juez de seleccionar discrecionalmente entre el
material probatorio adquirido en el proceso y los elementos que
considera relevantes para la decisión puede justificarse sobre la
base del principio de la libre convicción. Esto quiere decir que
la diferencia entre un ejercicio arbitrario y un ejercicio razonable
se sitúa entre la posibilidad para las partes de conocer y discutir
antes de la decisidn los correspondientes criterios de selecci6n que
ha utilizado el juez.
En este sentido, la posibilidad de que el juez pueda valorar dis-
crecionalmente la prueba no implica que no deba tener o descuidar
~efialabaCUETORÚA que el juez sabe que la mera lectura de las normas ju-
ridicas que se encuentran en las leyes, cddigos y procedentes judiciales no es sufi-
ciente (Estrategias y tácticas en el proceso civil y comercial, p. 55).
' O GARC~AAMADO, &Existe discrecionalidad en la decisidn judicial?, "Ise-
goria", no 35,2006,p. 151.
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
l3 Esto tiene relaci6n con las ideas expuestas ya hace tiempo por DWORKLN,
quien -como hemos sefialado- distingue entre un sentido debil y uno fuerte del
tbrmino discrecionalidad. El primero de ellos hace referencia a una decisi6n que
se basa en una norma que ha de ser interpretada, que no admite una aplicación
mecánica o bien cuando una autoridad adopta una decisi6n que no es suscepti-
ble de ser revisada por ninguna instancia superior. Pero cuando se habla con un
sentido fuerte del t6rmino se refiere a aquellos casos en los que el juzgador no
esta vinculado por eriterios impuestos por la autoridad y debe crear su propio cri-
terio de decisi6n (Los derechos en serio, p. 67).
l4 FERNANDEZ, El derecho y el quehacer de losjuestas, LL, 2012-B-1150.
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
l9 DWORKIN, Justiciu para erizos (en particular la seccidn que trata los des-
acuerdos sobre la verdad), p. 215 y siguientes.
20 RORTY,~Esperanxao conocimiento?, p. 32; Vsrdad y progreso, y Objeti-
vidad, rela8ivism y verdad, pussim.
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
" FOUCAULT,
La verdad y lasfomasju7.tdicas,pmsim.
22 FALC~N,Tratado de demck~procesal civil y cmnercial, t. 11, p. 586.
23 Como claramente lo demuestra GADAMER, el derecho se asume como con-
secuencia de un diailogo circular entre tradicidn histdrica, contexto actual, caso
concreto y sujeto-interprete (Verdad y &todo, t. 1, p. 332).
DISCFtECIONALIDAü Y PRUEBA JUDICIAL
35 TARUFFO,
La prueba de los hechos, p. 51.
36 La prueba de los hechos, p. 55 y siguientes.
TARUFFO,
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
4 1 Muchos son los autores que han colaborado para atenuar el aislamiento
clgsico de las investigaciones y andlisis jurídicos, dgndole cabida a los distintos
aportes de la lingüistica y de otras miradas posibles; mencionamos, adem&s de
los que hemos citado anteriormente, a CARCOVA, FUCITO,
POSNER, LANDOWSKI, AARNIO,
PECZENIK, KENNEDY,TEUBNER, entre otros.
42 La prueba de los hechos, p. 190.
TARUFFO,
43 TARUFFO,
La prueba de los hechos, p. 191.
44 La prueba de los hechos, p. 243.
TARUFFO,
DISCFtECIONALIDAü Y PRUEBA JUDICIAL
4 % ~ ~ABELLAN,
~ b ~ Concepciones de la prueba, "Doxa",no3,2003.
46 NETTEL,La distincidlz entre contexto de descub~mientoy de justflca-
cidn y la racionalidad de la dec.i~dnjud.ic.ial,"Isonomian,
no5,oct. 1996.
47 DWORKIN,Una cues$idnde principios, p. 225.
210 DISCRECIONALIDAD
Y JUSTIFICACIÓN
narrado de ese hecho real hace que resulte imposible dejar de con-
siderar que en la construcción de los hechos el juez tiene incidencia
sobre las proposiciones relativas a los hechos y no sobre los hechos
en si48.
La realidad social es el resultado de la interacción humana
precariamente estabilizada, cuyos sentidos se establecen en el in-
tercambio comunicativo entre los individuos. Pero como ya hemos
advertido, la comunicación es un proceso difícil y falible debido a la
heterogeneidad existente entre emisores y receptores, y por las in-
certidumbres generadas por el medio empleado: lenguajes, signos,
símbolos.
Una sentencia es un acto de naturaleza autoritativa, instituido
por quien posee imperium. Sin embargo, se organiza como dis-
curso, del mismo modo que el relato, la crónica o la narracion se
organizan como discurso, y pasada en autoridad de cosa juzgada,
esto es, devenida irrevisable por algunos de los efectos ficcionales
que el derecho acoge como demanda técnica, constituye la realidad
jurídica de un modo muy semejante, nos guste o no, al que el no-
velista constituye la "realidad de sus ficciones, o el cronista la de
su crdnica, al privilegiar algún dato, descartar otro, hipotetizar un
tercero49.
Es cierto que uno de los aspectos más problemáticos es consi-
derar como onico elemento a la coherencia narrativa como criterio
de decisiOn, o como expresa TARUFFO, un criterio radical. Tambien
es cierto que, como la coherencia narrativa no tiene nada que ver
con la veracidad de la narración, las concepciones más recientes so-
bre la decisión de los hechos, nos referimos a las denominadas ho-
lista (narrativas) y al método analítico (valoración de cada prueba),
no logran prevalecer una sobre otra50.
En tal sentido, TARUFFO comenta algunas investigaciones empi-
ricas realizadas en los Estados Unidos de América que confirman
que los jurados no se abocan a un análisis detallado de los hechos
51 TARUFFO,
La p m b a de los hechos, p. 80.
Verdad y just@cucidn, p. 237.
HABERMAS,
HABERMAS,
Verdad y j w t z f i c a c i h , p. 238.
54 CALVO GONZALEZ,"La verdad de la verdad judicial, construcci6n y rggimen
narrativo", en CARCOVA,
Las teorim juddicas post positivktm, p. 39.
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
3 38. PODERES
DEL GENBRICODIS-
JUEZ COMO FACULTAMIENTO
CRECIOIVAL. -La cuesti6n que queda ahora por analizar es lo refe-
rente a qué es lo que nos hace caracterizar determinados poderes
del juez como discrecionales. Principalmente, como ya lo hemos
referido, no sería que no se hallan regulados jurídicamente, sino
más bien que su regulación vendría dada por un tipo específico de
normas jurídicas: las normas fin.
El proceso judicial tradicional requería para su correcto fun-
cionamiento niveles no muy altos de litigiosidad y de procesividad.
El litigio se presentaba como excepcional y la atención requerida
-por jueces, abogados y el entorno que lo contemplaba- era la justa;
distinto sucede cuando dichas relaciones jurídicas se m a ~ i f i c a n ~ ~ .
" La reforma del año 1967' al Código Procesal Civil y Comercial de la Naci6n
vigente en Argentina desde 1968 (ley 17.454) y que luego fue seguida por varios
Estados provinciaIes, opt6 por la figura del juez como director del proceso. Dicha
reforma del año 1967 procuraba "dar a los jueces mayores atribuciones en lo refe-
rente a la dirección y ordenación de las causas, de manera tal que el proceso, sin
dejar de responder a las exigencias fundamentales del proceso dispositivo, no se
desarrolle en un juego de ficciones librado a la habilidad ocasional de los litigan-
tes". Aparecía tambien, en este rol de mayor protagonismo, el juez en funci6n con-
ciliadora. Así, el art. 36, inc. 2, apdo. a, del C6d. Proc. nacional, en su redacción
actual según la ley 22.434, establece que los jueces y tribunales podrán disponer
en cualquier momento la comparecencia personal de las partes para intentar una
conciliaci6n y que la mera proposici6n de fórmulas no importar& prejuzgarniento.
Esos poderes-deberes se manifiestan desde el mismo momento en que se inicia la
etapa instructora, determinando cuAles son las diligencias que se han de producir
y cuáles las que se deberdn desechar, por superfluas o dilatorias; adema$ de san-
cionar la inactividad de las partes, o de los terceros de algún modo vinculados al
litigio, como en el caso de los peritos o de los informantes (arts. 34, inc. 5,364,384,
399, 402, 410 infzne, 470, etc., Cdd. Proc. Civil y Com. de la Naci6n) (SENTISMELEN-
DO, Iniciativa probatoria del juez e n el proceso civil, RDPI, no 4, 1967). Tam-
bikn ver OTEIZA, "LOSprocesos de conocimiento amplios", en FALCÓN (coord.), Refor-
mas al Cddigo Procesal Civil y Comercial de la Nacidn.
" En el año 2001 se reforma parcialmente el C6digo Procesal Civil y Comer-
cial de la Nación por conducto de la ley 25.488. En relacidn con nuestro tema, las
facultades ordenatorias e instructorias se suplantan por los deberes ordenatorios
e instructorios. El art. 36 expresa: "Aún sin requerimiento de parte, los jueces y
tribunales deberán"; de ahi que los magistrados tienen un deber concreto. Uno
de los actos procesales m8s trascendentes, segiin la ley 25.488, del proceso ordi-
nario es la audiencia preliminar del art. 360, en donde la labor principal del juez
es invitar a una concíliaci6n o encontrar otra forma de soluci6n de conflíctos, re-
cibir las oposiciones a la apertura a prueba, fijar los hechos conducentes para la
soluci6n del juicio sobre 10s cuales versara la prueba, recibir la prueba confesional,
concentrar en una sola audiencia la prueba testimonial y resolver sí la cuesti6n
debe ser resuelta como de puro derecho. Ver F A L C ~(coord.),
N Reformas al C6di-
go Procesal Civil y Comercial de la Naci6n.
DISCFtECIONALIDAü Y PRUEBA JUDICIAL
HabrA que tener presente que muchos juristas, como señalaba Coss~o,
creen que es pura y neutral ciencia normativa del derecho (Lacritica de la ju7-i~-
prudencia dogmdtica como d i c a de nuestra &poca,LL, 108-1088).
TARUFFO,La motivacidn de los hechos, p. 421.
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
sobre ese mismo hecho, para luego optar por aquella que parezca
confirmada por un mayor grado de atendibilidad (coherencia con la
prueba). Por otro lado, encontramos la dimensión global del prin-
cipio de completitud según la cual, previamente a la redacción del
relato de los hechos probados, se deben tener en cuenta todos los
resultados probatorios extraídos por el juez en la aplicaci6n de la
dimensión individual de este principio.
Naturalmente, puede haber puntos de contacto entre las dos di-
mensiones del razonamiento. El juez que sepa que tiene que moti-
var será inducido a razonar correctamente aun cuando está evaluan-
do las pruebas y formulando la decisión. El mismo juez, al redactar
la motivación, podrá utilizar argumentos e inferencias que formuló
evaluando las pruebas y configurando la decisidn final. Esto no
demuestra, sin embargo, que las dos fases del razonamiento del juez
tengan la misma estructura y funcibn, ni mucho menos que una
pueda considerarse como una especie de reproducción de la otra.
De todos modos, parece evidente que la concepción racional de
la naturaleza y la función de la prueba se refleja directamente tam-
bién en la naturaleza y la función de la motivación de la sentencia,
y que la concepción racional de la motivación de la sentencia presu-
pone, a su vez, una concepción racional del juicio de hecho y de su
fundamento en las pruebas que el juez consideró.
En efecto, si se piensa en el juicio sobre los hechos como el re-
sultado de una $%t$me conviction misteriosa e irreduciblemente
subjetiva, resulta imposible pensar que esa persuasión sea raciona-
lizable mediante un discurso justificativo lógicamente estructurado.
A la intime convictzon solo puede corresponderle una falta de mo-
tivación o una motivaci6n ficticiag0.
d) PREJUICIO DE C O N V I C C ~ ~ NCorno
. resuItado de todo lo ex-
puesto habrá que rechazar aquellas interpretaciones del principio
de completitud en la valoración de las pruebas que concluyan en
que todas ellas deben ser objeto de una valoración global indiferen-
ciada (vacios de sentido), genérica y misteriosa que excluye cual-
quier clase de análisis o control.
Tampoco parecen correctos aquellos planteamientos que no
consideran necesario incluir en la motivaci6n ninguna referencia a
la relaci6n que se establece entre los concretos hechos alegados y
TARUFFO,
Simplemente la verdad, p. 185.
DISCFtECIONALIDAü Y PRUEBA JUDICIAL
mente todas las pruebas producidas en la causa, sino solo aquellas que estimen
conducentes para fundar sus conclusiones" (cfr. Fallos, 312:1255; 319:119, 579,
3470; 320:955, 1624, 2289; 321:1776, y doct. de Fallos, 322:2880; 323:3196, entre
muchos otros).
DISC~CIONALIDADY PRUEBA JUDICIAL 231
En efecto, el art. 710 del Cód. Civil y Comercial define una re-
gla de distribucidn subjetiva del esfuerzo probatorio basada en la
mayor facilidad en el aporte de los elementos de convicción, aplica-
ble a todos los procesos de familia, planteen o no dificultades pro-
batorias, vale decir, es aplicable aun al proceso de liquidación de la
sociedad conyugalg3.
Por su parte, el art. 1735 se halla dentro del capltulo de la res-
ponsabilidad civil en general, refiriéndose expresamente a la po-
sibilidad de distribuir dinámicamente la carga de la prueba de los
factores de atribucidn en los siguientes términos: "No obstante, el
juez puede dzst~buirla carga de la prueba de la culpa o de
haber actuado c o n la diligencia debida, ponderando cuul
de laspartesse hallaelzmejorsituaciónparaaportarla. Si el
juez lo considera pertinente, durante el proceso debe comuni-
car a las partes que aplicaru este criterio, de modo de permitzr
a los litigantes ofrecer y producir los elementos de convicción
que hagan a su defensa".
En primer lugar, y en términos generales, las reglas sobre la
carga de la prueba son aquellas que tienen por objeto determinar
cómo debe distribuirse entre las partes la actividad consistente en
probar los hechos que son materia de litigio. Son reglas, en defi-
nitiva, que no conllevan ni deber ni sanción alguna: quien las in-
cumple se expone al riesgo de no formar convicción del juez sobre
la existencia de los hechos que hacen a su pretensi6n o defensa y
obtener un resultado procesal adversag4.
- RAGONE,
recimiento de los hechos [Cddigo Civil alemdn (ZPO), trad. PRADILLO
Pmgmma Estado de derecho para Sudaménca, p. 611.
" BERIZONCE,"El principio de colaboracidn procesal y el regimen de la prue-
ba en el proceso por audiencias",en El proceso civil en transJomci6n; GIANNI-
NI,Principio de colaborucidn y cuqa dintímica de la prueba (una distinción
necesaria),LL, 2010-F-1136.
DISCFtECIONALIDAü Y PRUEBA JUDICIAL
$ 43. C ~ D I GCIVIL
~ Z O N A B I L I D A DY PONDERACI~NEN EL O Y CO-
MERCIAL. - Como 10 expresa AARNIO,
la razonabilidad va mas allá de la
TARELLO,
La imterpmtmidn de la ley, p. 155.
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
los mejores argumentosn (BVerGE, 82,30, p. 38 y SS., citado en ALEXY, Teonfa del
discurso y derechos humanos, p. 35).
GUZMAN,LO s e n t m mmablemente fundada en el n w v o Cddigo Civil
y Cmnercial de la Nmidn, suplLL, "Doctrinajudicial procesaln,jun. 2015, p. 16.
BERNALPULIDO, "Consideracionesacerca de la fórmula de la ponderacibn de
Robert Alexy", en MONTEALEGRE (coord.), La ponderacidn en el derecho, p. 115.
' O La pregunta por el fundamento de la exigencia de razonabilidad puede
responderse desde varios planos. Existe, al menos, una perspectiva sistem&tica,
consistente en examinar por que, aquí y ahora, en un sistema juridico concreto,
se exige que las leyes y su interpretación sean razonables. En el caso argentino,
desempma un rol fundamental d art. 28 de la Const. nacional y la interpretacidn
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
partida para una praxis racional y humanista del derecho", ponencia en taller
"Robert Alexyn].
l5 SODERO, "La filosofía juridica de Robert Alexy como punto de partida
para una praxis racional y humanista del derechon, ponencia en taller "Robert
Alexy".
l6 CALSAMIGLIA,Intmduccidn a la c.lBnciajuddica, p. 106.
l7 ANDRUET (H.), "La politicidad del derecho", en AA.VV., El ethos y el Estado
de demcho en Ocddente, p. 91 y siguientes. Tambien, ZAGREBELSKY s e W , con
meridiana claridad, que el Estado constitucional de nuestro tiempo se constitu-
ye a partir del pluralismo social y de las numerosas instancias, ideales y materia-
les, que contiene y que tienden a una sintesis, mediante un pacto constitucional
(La virtud de la duda).
LA DISCRECIONALIDAD MOTiVADA
l8 ESSER,
Principio 3 m m en la elabomcih del derecho pr6vad.0, p. 272
y siguientes.
l9 Coss~o,La critica de la jurisprudencia iagrndtica como cfitica de
nuestm época, LL, 108-1088.
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
20 GARG~A AMADO,"Sobre el parerafo 2" del artículo 489 del nuevo C6di-
go Procesal Civil brasileiío", en GAGLIANO ALBERTO(org.), Motivap30 no
PINTO
CPC/2015e mis aidm.
LA DISCRECIONALIDAD MOTiVADA
mento valorativo del derecho sobre el audoritativo,sin desconocer por ello los
valores del legalismo (ver GUZMÁN,La sentencia raxonublemente fundada en el
nuevo Cddigo Czvil y Comercial de la Nación, suplLL, "Doctrina judicial pro-
cesal': jun. 2015, p. 16).
24 KEMELMAJER DE CARLUCCI - MOLINADE JUAN, LOS principios generales del
proceso defamilia m el Cbdigo Civil y Comercial, "Revista de Derecho Proce-
sal", no 2,2015, p. 40 y siguientes.
25 En tal sentido, la doctrina señala que el visceral axioma de acuerdo al
cual toda decisi6n recaída en la materia exige que deba primordialmente atender-
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
32 Ver las 100 Reglas de Brasilia sobre Acceso a la Justicia de las Personas
en Condición de Vulnerabilidad (arts. 4",5" y 6",marzo de 2008, XIV Cumbre Judi-
cial Iberoamericana).
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
g) LA P Q N D E R A C ~ ~ NY EL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD. De lo
expuesto se puede advertir que la norma contiene una pretensión
bien definida, que es ubicar el derecho del niño por sobre cualquier
interds en juego. El juez no tiene que establecer entonces una je-
rarquia axiológica para evaluar si el interés superior del niño tiene
más peso que cualquier otro interés en juego.
En este sentido, la norma ya lo define señalando que el juez
debe analizar, en un segundo orden y con una jerarquía móvil, las
distintas cuestiones que pueden eventualmente debilitar o modi-
ficar el peso ya otorgado por la norma mediante una actividad de
ponderación en cada caso concreto.
Será necesario, entonces, contar con la ponderación como una
actividad de argumentación esencialmente judicial para poder con-
siderar imparcialmente aspectos contrapuestos de una cuestion.
La ponderacibn consiste en establecer entre principios que entran
en colisi6n una jerarquía axioldgica móvil.
Por lo tanto, la ponderaci6n no es un proceso de conciliación ni
supone encontrar un punto de equilibrio entre los principios, sino
que consiste en la aplicación parcial o el sacrificio parcial de uno
de ellos, tomando corno parámetro una relación de valor inestable
y mutable, que vale solamente para un caso concreto, pero que po-
dría invertirse en un caso diferente.
En el proceso de ponderación, el primer paso consiste en cons-
tatar que caso o supuesto de hecho queda subsumido por dos prin-
cipios que entran en colisión. El segundo paso se traduce en eva-
luar cual de los principios en pugna tiene mayor "peso" para luego
establecer una relación de precedencia condicionada.
El ultimo paso se verifica con la construcción de una regla
iusfundamental que subsumirá todos aquellos casos en los que se
registre una idéntica colisión en el marco de similares condiciona-
mientos f á c t i ~ o s ~ ~ .
41 Sin embargo, por ejemplo, la Corte Suprema lleva dicho que "los jueces no
e s t h obligados a ponderar una por una y exhaustivamente todas las pruebas pro-
ducidas en la causa, sino solo aquellas que estimen conducentes para fundar sus
conclusiones (Fallos, 312:1255; 319:119, 579, 3470; 320:955, 1624,2289; 321:1776,
y doct. de Fallos, 322:2880; 323:3196,entre muchos otros).
42 El juez, explica TARUFFO, debe evitar caer en la coq#Zmation bias, es
decir, en el error típico de quien, debiendo justificar una determinada eleccih,
sistemAticamente deja de considerar los factores contrarios, introduciendo una
distorsi6n sustancial en el propio razonamiento (La mot.ivaci6n de la s e n t e d a
cfvib,p. 24).
LA DISCRECIONALIDAD MOTiVADA
3 46. SOBRE
LA IDEA DE COMPLETITUD DE u MOTWACI~N DE u
SENTENCIA. -Volvemos de esta forma al punto de partida: la com-
pletztud de la motivación exige que esta se desarrolle con todas las
pruebas que se han producido en la causa. El juez no debe limi-
tarse a hacer referencia -únicamente- a las pruebas que confirman
su narración de los hechos. En efecto, debe valorar aquellas de las
que se ha servido para sustentar su fallo y, también, las que al mo-
mento de emitir el pronunciamiento definitivo ha encontrado irre-
levantes; en particular, si estas son contrarias a la reconstrucci6n
de los hechos que el propio juez elabora.
La t 6cnica analítica no desconoce la valoraci6n conjunta, sino
que la priva de valor justificatorio si no va precedida de la expo-
sición y valoración individualizada de las pruebas practicadas que
después se valoran conjuntamente. La mayoría de las veces son
muchos los elementos probatorios de tipo diverso que concurren en
favor o en contra de una hipotesis, y no todos tienen el mismo valor
probatorio y, por tanto, justificatorio. La justificación de la hip6-
tesis se ha de fundar, entonces, en la valoración conjunta de todos
esos elementos.
De esta forma, la valoraci6n conjunta cumple su papel cuando
ya se ha justificado individualmente la valoración de cada prueba
relevante practicada y traduce en realidad la exigencia de ponde-
rar, de cara a la justificacibn final, el valor probatorio de todas esas
pruebas conjuntamente consideradas.
En este marco, la exigencia de motivación exhaustiva no puede
ni debe confundirse con una motivación simplemente profusa. No
se trata de motivaciones extensas, prolijas e interminables con ar-
gumentosadpompam o a d abundantzarn. Es mas, ciertas moti-
vaciones, repletas de giros argumentativos y vericuetos dialécticos,
no solo resultan poco comprensibles y poco racionales, sino que
además pueden ser una pantalla que disimule alguna arbi-
trariedad46.
Así, la motivacidn de la sentencia se va perfilando, poco a poco,
hacia un estilo analitico de justificacidn. Basta con advertir cómo
en el C6digo Civil y Comercial se observa un crecimiento, en tdrmi-
nos cuantitativos y cualitativos, de la exigencia de fundamentación,
46 como afirma TARUFFO, "la justificación que sigue rigurosos cánones de ra-
cionalidad es más completa, pero también más simple y lineal" (11 vertice ambi-
guo, p. 150).
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
55 HABERMAS,
Facticidad 2, validez, p. 266.
56 Las caras de la justzcia s, el poder del Estado, p. 414.
DAMASKA,
DISCRECIONALIDAD Y JUSTIFICACIÓN
57 Sobre este último aspecto, POSNER señala como fuentes principales los
valores morales y religiosos producto de una educación progresiva, sobresalien-
tes experiencias de vida y características personales (que pueden determinar
esas experiencias) tales como raza, sexo y etnicidad, y tambidn de temperamen-
to, lo que da forma no solo a los valores, sino tambikn a las disposiciones, tales
como la timidez o la audacia, que influencian la respuesta de los jueces en los ca-
sos. En el fondo, señala POSNER, las fuentes de la ideología son tanto cognitivas
como psicol6gicas, pero cree que dominan las psicol6gicas, porque la psicologia
ejerce una gran influencia en la autointerpretacidn de la experiencia, incluyendo
los pesos asignados a las posibles consecuencias de decidir un caso de una mane-
ra u otra (The mle of the judge in the twenty-first century, "Boston University
Law Review", no86, 2006).
LA DISCRECIONALIDAD
MOT~VADA 273
" CHIAS~ONI,
Tdmzcas de interpretacidn juridica., p. 33.
62 WR~BLEWSKI,Legal decision and ids justimatzon, "Logique gt Analyse",
vol. 14, no 53-54, 1971, p. 14.
LA DISCRECIONALIDAD MOTiVADA
"que si bien es cierto que las normas relevantes para resolver la cuestión litigiosa
parecen no haber cambiado, si se ha modificado el lugar desde donde el intérprete
las analiza y ello hace que -aunque las palabras sean las mismas- no sea lo mismo
lo que se prescribe. Tal ocurre debido a que el paradigma decimon6nico dentro
del cual surgió el C6digo velezano (donde la ley quedaba entronizada como princi-
pal y casi única fuente de los derechos) ha mutado hacia uno nuevo que amplia el
concepto de norma no solo para superar la identificaci6n de ley con legalidad sino
tambikn para incluir dentro de aquel a los principios. Aunque la nueva normativa
parezca reproducir, en muchos casos textualmente, la obra de VÉLEZSARSFIELD, es
imposible ignorar que el reciente C6digo Civil y Comercial fluye de un hontanar
diferente y que sus reglas deben ser analizadas, comprendidas y aplicadas desde
una perspectiva diversa, a la luz de la influencia decisiva de los arts. lo y So nue-
vos [...] Para este particular caso se ha de agregar todavía más: precisamente la
última norma citada -el art. 2'- exige que la interpretaci6n de la ley sea hecha te-
niendo en cuenta no solo sus finalidades sino también, entre otras cosas, los prin-
cipios entendidos como mandatos que requieren que algo (p.ej., la rectitud y bue-
na fe procesal, o la voluntad de buscar empeñosamente la verdad de los hechos)
sea cumplido en la mayor medida posible. Es m&: de esta primera parte del nue-
vo C6digo Civil y Comercial (de sus primeros tres articulas), los sujetos destinata-
rios somos, ni mas ni menos, los jueces, y seria desconocer sus prescripciones el
hacer prevalecer lo ritual por encima de la realidad concreta que se presenta ante
nosotros, aunque solo podamos advertirla y comprenderla una vez reconstruida la
totalidad del cuadro probatorio" (SCBA, 25110117, "Andrada, Miguel A. c/Arturi,
Carmen A., divisi6n de condominio", C.116.677).
" El magistrado tiene sus preferencias axioMgicas, doctrinales, intere-
ses personales y una cosmovisi6n determinada; ello lo llevar&a que, ante espe-
cfficos asuntos sometidos a su examen, tenga una decisi6n preconformada, que
constituye tipicamente un "razonamiento decisorio" que, por lo dicho, es propio
del gmbito de lo razonable del magistrado y que luego habrA de ser trasladado al
mundo de lo fenomenico existencia1 de la sentencia judicial, en donde será presen-
tado y justificado para que sea admitido por las par tes y la sociedad ~ANDRUET (H.),
en BOTERO BERNAL - ESTRADA V ~ L E (comps.),
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p. 3351.
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