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Reflexiones
Joan.Pages@uab.cat
“Las cosas que [la historia] enseña son más bien las que deberían prevernos de engaños,
de los miserables engaños en que todos hemos caído más de cuatro veces, para hacernos
un poco más sensatos y sobretodo más desconfiados. Esto sí que es algo que debería
enseñarnos la historia. Una cosa que dices es cierta: la utopía es absolutamente necesaria.
Pero después hace falta convertirla en una conciencia que se pueda compartir
ampliamente. Y en estos momentos el único principio que me parece que se puede
compartir con unos y con otros es que es necesario resistir, que no es lícito resignarse al
retroceso que se nos quiere imponer. En ningún terreno” 1 y 2.
Introducción
El uso social más importante de la historia es, sin duda, la enseñanza. Actualmente, la población
de la mayor parte de países del mundo está escolarizada y, sea cual sea su género, su clase, su
1
Traducción del catalán por J. Pagès. Todas las citas bibliográficas que aparecen en el texto
escritas en lengua distinta del castellano han sido traducidas a este idioma por el autor de este
trabajo.
2
Pelai Pagès, «Entrevista amb la història. Entrevista amb Josep Fontana». El Temps nº 1.519
(2013) : 19-21
3
Jocelyn Létourneau, Je me souviens? Le passé du Québec dans la conscience de sa jeunesse.
(Québec : Fides, 2014), 233
etnia, su religión y su ideología, entra en contacto con la historia durante esta etapa de su vida.
Por tanto, tiene la oportunidad de aprender del pasado y sobre el pasado, de entender la
comprender lo que ocurre en su mundo y en el mundo y para tomar decisiones sobre su futuro
personal y social. Sin embargo no parece, a la vista de los problemas que afectan al mundo, que
la gran mayoría de la ciudadanía de los países donde se enseña historia consiga desarrollar una
conciencia histórica y un pensamiento histórico crítico que la haga tomar conciencia de lo que
está sucediendo y de las causas por las que sucede. Y que actúe para evitar que sigan sucediendo
problemas como los que estamos viviendo en la actualidad o para que surjan de nuevos. El uso
escolar de la historia, a la vista de lo que sabemos por la investigación, por los currículos y los
programas y por las prácticas ha cambiado poco en el centenar largo de años que esta asignatura
se enseña en el sistema educativo. ¿Por qué? Presentaré en mi conferencia algunas razones que
explican esta continuidad y algunas ideas para cambiar la situación. Utilizaré para ello los
resultados de investigaciones en las que he participado, de algunas de las tesis doctorales que se
algunos trabajos publicados en distintos países del mundo que inciden en el diagnóstico que
acabo de presentar.
El mundo y la historia
En un trabajo reciente, Timothy Synder4 reflexiona sobre lo que la historia del siglo XX puede
prólogo de su trabajo afirma “La historia no se repite, pero instruye”5, “La historia puede
que hemos de aprender del siglo XX- afirma: “La historia nos permite ver pautas y sacar
conclusiones. Nos esboza las estructuras en las cuales podemos buscar la libertad. Rebela un
conjunto de momentos, cada uno diferente, ninguno absolutamente único. Entender un momento
es ver la posibilidad de colaborar en la creación de otro. La historia nos permite ser responsables:
no de todo, pero si de alguna cosa”7. Y concluye: “Una cosa es segura: si los jóvenes no
hacer historia, los jóvenes norteamericanos [y los colombianos, los españoles, los de todo el
mundo, añado yo] deberán saber un poco de historia. Esto no es el final, sino un inicio”8.
Para este autor, los jóvenes norteamericanos han de aprender historia. Estas palabras, estas
reflexiones, coinciden con muchas otras realizadas desde la historia o desde la didáctica de la
historia y pueden generalizarse a buena parte del mundo occidental. La literatura ha aumentado
en los últimos tiempos en la medida en que han aumentado los problemas a los que ha de hacer
frente la humanidad y ha crecido una investigación preocupada por saber qué ocurre en los
4
Timothy Snyder. Sobre la tiranía. 20 lliçons que hem d’apprendre del segle XX (Barcelona:
Destino, 2017).
5
Snyder. Sobre la tiranía, 9
6
Snyder. Sobre la tiranía, 11
7
Snyder. Sobre la tiranía, 122
8
Snyder. Sobre la tiranía, 123
La situación del mundo, sus problemas globales, regionales o locales parece que están en la base
investigar su enseñanza y formar al profesorado. Así lo ponen en evidencia, entre otros, autores
como, por ejemplo, la profesora brasileña Helenice Ciampi9, los historiadores franceses Martín,
Pomian y Nora. Para la primera autora los cambios producidos desde finales del siglo XX en
prácticamente todos los órdenes de la vida exigen repensar la enseñanza si se pretende que el
alumnado entienda el mundo en que vive y puede interactuar con él. Cree, además, que es
fundamental plantearse maneras distintas de acercarse a los saberes ante el reto que supone el
del mundo informatizado alude Martin10 para quien la enseñanza de la historia debería permitir
tensiones religiosas.
Nora, por su parte, cree que las razones que explican las dificultades para enseñar historia en
Francia son, por un lado, “la desvalorización de la historia nacional” y la aparición en los
jóvenes de un nuevo tipo de relación con el pasado: “Antes (…) la atracción hacia el pasado era
el fruto de una voluntad colectiva de construir un futuro, mientras que hoy es la expresión de la
disolución del futuro y de una dictadura del presente”11. Esta situación se debe a muchos
fenómenos entre los que cita la “aceleración de la historia”, la desaparición de las grandes causas
9
Helenice Ciampi, «Ensinar história no século XXI: dilemas e propostas» en Ensino de
História: ensaios sobre questões teóricas e práticas, ed. por Toledo, M. A. L. T. (Maringá :
EDUEM, 2011) 51-71.
10
J.-C. Martin, J.-C. « Pourquoi enseigner l’histoire. Pour quoi enseigne-t-on l’Histoire ?
Introduction ». Revue Internationale d’Éducation-Sevres 69 (2015), 43-52
11
Pierre Nora, « Difficile enseignement de l’histoire ». Le Débat 175 (3) (2013) 3-6,
políticas e ideológicas, el individualismo, el poder de los medios de comunicación, la hegemonía
Situaciones como estas son las que llevan a autores como Haydn12 o a colectivos como la
alumnado inglés deja el sistema escolar sin poseer un mapa mental, o un retrato del pasado,
coherente y útil. Las y los colegas de Clio ´9213 afirman que “La formación histórica de los
estudiados con las características del presente, o el espíritu crítico.(…) La historia que deben
estudiar los estudiantes ni tiene sin sentido para ellos, no se relaciona con el mundo moderno y
con las historias que están sucediendo y están viviendo (...)”. Es una historia inspirada en la
ideología nacionalista con la intención “de formar el saber histórico de súbditos y de buenos
patriotas”.
Las razones del fracaso de la enseñanza de la historia parece que son relativamente fáciles de
contenidos y nula o escasa relación con los problemas del presente y del mundo, ausencia de
protagonistas de carne y hueso y, en particular, de las mujeres, de los niños y las niñas, de las
12
T. Haydn, T. «Secondary history: current themes», en Debates in History Teaching, ed. por
Ian Davies (London: Routledge, 2011) , 30-45.
13
Associazione Clio 92’. «Presentazione della ricerca». I Quaderni di Clio ’92 , 16 (2017), 13
repetitiva de hechos y personajes. Audigier14 cree, sin embargo, que en algunos de los debates
sobre la enseñanza de la historia hay más falsedades que verdades. Para este autor, “la historia
es, con la enseñanza de la lengua escolar- (…) la disciplina en la que los contenidos, los
programas, los currículos y los planes de estudio provocan más debates y conflictos”. Entre las
falsedades que aparecen en los debates sobre la situación de la historia y que se presentan como
problemas Audigier destaca los siguientes: a) la interdisciplinariedad que supone para algunos el
su sustitución por una historia temática; c) la falta de continuidad histórica y las lagunas en los
aprendizaje de los modos de pensamiento histórico, al margen de los contenidos, para aprender
historia. “Es simplemente falso. (…) En Francia, aun cuando, en la secundaria, los profesores de
historia enseñen también la geografía y la ciudadanía (al menos actualmente), los programas y
las prácticas siguen siendo distintos” dice Audigier15 en relación con el primer problema.
vídeo, etc. ¿Cuál es el problema, pues, de la enseñanza de la historia? Tal vez, como señala
las razones por las que se ha de enseñar historia en las escuelas hoy, por un lado, y de no saber,
por el otro, quiénes son hoy los estudiantes ni para qué va a servirles su aprendizaje.
en el modelo de ciudadano o ciudadana que querían, y quieren, formar a través de ella. Ello
es el que interesa para controlar el presente y, en especial, el futuro. ¿Por qué la historia que se
enseña no se adecua a esta sociedad que no sólo cambia globalmente sino que materializa los
cambios en todo tipo de aspectos que afectan a nuestra vida cotidiana? Simplemente porque
esta no es la intención de quienes gobiernan. Patrice Legris17 afirma que, en el caso francés,
fácilmente generalizable al resto del mundo, quien ha tenido, y sigue teniendo, la última palabra
sobre lo que se ha de enseñar de historia es el ministro, o la ministra, del ramo a quien asesoran
determinados expertos. Legris asegura, contundente, que para cambiar habría que tener en cuenta
epistemología de la historia conocidas por los autores de los programas. La mayor parte de
quienes tienen la pluma para escribir estos textos consideran que la historia escolar debe tener
como referencia la historia sabia, el saber escrito por los universitarios y reflexionan
verdaderamente para permitir un aprendizaje activo y eficiente de la historia escolar” 18. Es decir,
para permitir que el profesorado pudiera decidir qué es lo que ha de enseñar a los niños y las
niñas y la juventud a fin de ayudarles a construirse este mapa mental del pasado al que aludía
17
Patrice Legris, Qui écrit les programmes d’histoire? (Presses Universitaires de Grenoble,
2014)
18
Legris, Qui écrit…201
Haydn y pudieran utilizarlo en la comprensión de la historicidad del presente y en la toma de
Las investigaciones confirman buena parte de las palabras de los autores citados. Así lo hemos
podido constatar, por ejemplo, en algunos investigaciones realizadas por GREDICS [Grup de
investigaciones recientes hemos podido comprobar la influencia del nacionalismo y del contexto
familiar, político, social y mediático en los aprendizajes históricos realizados por el alumnado
sobre los relatos construidos por los estudiantes19. En ella pudimos comprobar el peso de los
del pasado, de las emociones y de las influencias de la familia y de los medios en los relatos
construidos por el alumnado: “la memoria colectiva y los mitos populares catalanes alimentan
pero no siempre- con los elementos de historia crítica eventualmente adquiridos por los alumnos
construidos por el alumnado de secundaria (13-16 años) sobre Los sucesos de 171421. Catalunya
poder de los Borbones en dicho año. En 2014 se celebró el tercer centenario de este hecho. Los
19
Neus González-Monfort et al. «La Catalogne: entre mémoire collective, mythes populaires et
projections politiques» en Le récit du commun. L’histoire nationale racontée par les élèves, ed.
por Françoise Lantheaume&Jocelyn Létourneau (Lyon : Presses universitaires de Lyon, 2016),
191-204
20
González-Monfort, et al. «La Catalogne…”, 202
21
Edda Sant et al. «¿Quién y cómo construye el « nosotros ». La construcción narrativa del
“nosotros catalán” a partir de los acontecimientos de 1714». Enseñanza de las Ciencias Sociales
14 (2015), 3-17. DOI: 10.1344/ECCSS2015.14.1
resultados de nuestra investigación ratifican lo que hallamos en la anterior y señalan el fuerte
peso que sigue teniendo la historia nacional en la enseñanza: “que el «nosotros» catalán que se
explicita en el relato nacional sea un «nosotros» que permita la inclusión del alumnado (Kimlicka, 2011).
Como en otros relatos nacionales, el «nosotros» catalán es homogéneo y excluyente (Citron, 1987;
Osborne, 2006; Seixas, 2009). Únicamente el alumnado de origen catalán parece poder identificarse con
el «nosotros», aprender una historia significativa y, por lo tanto, reafirmarse como miembro de la
comunidad catalana. En cambio, para aquellos que no son «nosotros», que tienen otro origen y otra
lengua, sus características (origen familiar y lengua hablada en casa) parecen tener una mayor relevancia
en el conocimiento de los hechos que la voluntad de pertenecer a la comunidad catalana. Aquellos que no
son catalanes de «nacimiento» o de «lengua», quedan excluidos del conocimiento del pasado nacional
(…)”22. En esta investigación comprobamos, de nuevo, que el peso de las emociones es mucho mayor que
Las emociones parece que tienen un papel más importante en el recuerdo de los hechos y problemas del
pasado que el razonamiento histórico como se puso en evidencia en otra investigación en la que participé.
La investigación analizaba los recuerdos de estudiantes universitarios sobre la Historia de España que
habían cursado para poder pasar la prueba de acceso a la Universidad23. Seis meses después de pasar esta
prueba apenas recordaban nada del siglo XIX español pero si se pronunciaban sobre hechos y personajes
de este siglo en términos emotivos tales como el orgullo, la culpabilidad, la admiración, la gratitud, el
Por otra parte, la investigación señala que no se puede enseñar y aprender historia al margen de la
realidad y de sus problemas o al margen de quienes protagonizan el presente. El peso del contexto
22
Sant et al. «Quién y cómo… », 14-15
23
Joan Pagès, Nicolás Martínez y Miriam M, Cachari, «El tiempo histórico: construcción y
referentes en la memoria del alumnado», en La Historia de España en los recuerdos escolares.
Análisis, interpretación y poder de cambio de los testimonios de profesores y alumnos ed. por
Nicolás Martínez Valcárcel (València: Nau Llibres, 2014), 229-265
información procedentes de los medios y de las redes sociales han de estar mucho más presentes si
queremos conseguir aprendizajes en aquellos estudiantes que acabarán su relación con la historia al
finalizar el período de la escolaridad obligatoria y que jamás, probablemente, volverán a tener una
relación tan directa con ella como la que pueden tener en la escuela. El desarrollo de un pensamiento y de
una conciencia histórica que les ayude a comprender lo que está sucediendo y a intervenir en la realidad
es fundamental. Pero no es lo que ocurre generalmente como han puesto de relieves, por ejemplo, las
Reyes sobre las relaciones pasado y presente en la enseñanza de la historia25. O las de Marolla, en
relación con el papel y el lugar de las mujeres en la enseñanza de la historia en Chile y de Pinochet en su
análisis del rol que tienen los niños y las niñas en la enseñanza de la historia chilena. O también las de
Pagès, Villalón y Zamorano26 o Santiago y Pagès27 en relación con las minorías étnicas en América
Latina. Son ejemplos que deberían invitar a seguir investigando sobre lo que realmente está ocurriendo en
la enseñanza y el aprendizaje de la historia más allá de los resultados de las pruebas estandarizadas y de
los análisis e interpretaciones realizadas por agencias de evaluación al servicio del estado y de agencias
internacionales. En otras investigaciones hemos podido comprobar como los y las estudiantes aprenden
24
Alessandro Magoga, Las representaciones sociales de los niños y niñas de Cajamarca (Perú) y
Treviso (Italia) sobre el patrimonio cultural. Doctorado en Educación. Departament de Didàctica
de la llengua, de la literatura i de les ciències socials. Facultat de Ciències de l’Educació.
Universitat Autònoma de Barcelona, 2017
25
Enrique Muñoz Reyes, Las relaciones pasado-presente en la enseñanza de la historia.
Doctorado en Didáctica de la historia, la Geografía y las Ciencias Sociales. Departament de
Didàctica de la llengua, de la literatura i de les ciències socials. Facultat de Ciències de
l’Educació. Universitat Autònoma de Barcelona, 2016
26
Joan Pagès, Gabriel Villalón y Alícia Zamorano. «Enseñanza de la Historia y Diversidad
Étnica: los casos chileno y español». Educação & Realidade, Porto Alegre, 42, 1 (2017) , 161-
182
http://dx.doi.org/10.1590/2175-623661186
27
Adriana da SilvaSantiago y Joan Pagès Blanch, «O curriculo e o livro didático do Brasil e da
Espanha. Um caso: O indígena da América Hispânica» Revista Ibero-Americana de Estudos em
Educação 11, 2 (2016), 710-725. DOI: http://dx.doi.org/10.21723/riaee.v11.n2
historia si el contenido se problematiza y se centra en problemas y conflictos humanos del pasado, del
presente28 y del futuro, y si se les da protagonismo para que puedan pensar en ellos y desarrollar su
¿Qué historia se debería enseñar hoy en la enseñanza primaria y en la secundaria ante esta
situación?
deben adecuarse a la realidad actual, a nuestro presente y al futuro que deseamos construir.
Existen investigaciones suficientes que avalan la posibilidad de este cambio como acabo de
señalar o como se puede comprobar en los trabajos coordinados por Plá y Pagès30. El problema
28
Por ejemplo, la tesis de Rafa OLMOS VILA. La crisi econòmica a l’aula: les representacions
dels alumnes, el seu imaginari i les perspectives de futur. Doctorado en Educación. Departament
de Didàctica de la llengua, de la literatura i de les ciències socials. Facultat de Ciències de
l’Educació. Universitat Autònoma de Barcelona, 2017 , sobre las representaciones de estudiantes
de enseñanza secundaria de la recién crisis económica y su relación con otras crisis económicas
anteriores, como la del 29. O las tesis en curso sobre la enseñanza del conflicto armado
colombiano de Juan Carlos Ramos, Marcela Ríos, y otras profesoras colombianas.
29
Las tesis doctorales de Montserrat YUSTE MUNTÉ [L’empatia i l’ensenyament-aprenentatge
de les Ciències Socials a l’Educació Primària a Catalunya. Un estudi de cas. Doctorat en
Didàctica de la Història, La Geografia i les Ciències Socials. Universidad Autónoma de
Barcelona, 2017] y de Breogán TOSAR BACARIZO [Llegir la paraula i el món- Literacitat
crítica en els estudis socials a l’Educació Primària. Doctorat en Educació.Universidad
Autónoma de Barcelona, 2017] centradas ambas en la formación histórica y social del alumnado
de enseñanza primaria. O las investigaciones realizadas por GREDICS y dirigidas por el Dr.
Antoni Santisteban ¿Cómo se forma el pensamiento histórico-social? Un estudio de las
prácticas de enseñanza de las ciencias sociales, geografía e historia (EDU2012-37668,
2013/2015) y Enseñar y aprender a interpretar problemas y conflictos contemporáneos, ¿Qué
aportan las ciencias sociales a la formación de una ciudadanía global crítica? (EDU2016-
80145-P, 2016/2018), ambas financiadas por el Ministerio de Economía y Competitividad del
Gobierno de España.
30
Sebastián Plá, y Joan Pagès, J. (coord.). La investigación en la enseñanza de la historia en
América Latina. México DF. Universidad Padagógica Nacional/Bonilla Artigas Editores, 2014
se produce cuando los resultados de estas investigaciones se quedan en la academia y no llegan a
los y a las docentes que son, en última instancia, los profesionales que tienen en sus manos la
En otros lugares he realizado algunas propuestas sobre aquello que debería ser el eje central de la
enseñanza de la historia hoy31. Pienso que lo que he publicado en estos textos sigue siendo
válido. Sin embargo, algunas de mis sugerencias deberían ser reforzadas. Por ejemplo, se debería
dar mucho más protagonismo a los hombres y a las mujeres de los sectores sociales populares.
Es decir, la historia escolar debería ser una historia que no discrimine a nadie si pretende formar
personas autónomas y libres con capacidad para decidir su futuro personal y profesional. Por otro
lado, el objeto de estudio de la historia escolar debería abarcar todo lo que nos ha hecho y nos
hace humanos y debería nutrirse tanto de objetos históricos clásicos como de las aportaciones
más recientes relacionadas, por ejemplo, con la microhistoria o la nueva historia cultural32.
Además, hay que saber renunciar a supuestos enfoques holísticos sea de historias nacionales o de
31
Joan Pagès. «¿Qué se debería enseñar de historia hoy en la escuela obligatoria?, ¿qué deberían
aprender, y cómo, los niños y las niñas y los y las jóvenes del pasado? » Revista. Escuela de
Historia, Universidad de Salta, 6 (2007), 17-33 y en Joan Pagès. «La educación para la
ciudadanía y la enseñanza de la historia: cuando el futuro es la finalidad de la enseñanza del
pasado», en Las competencias profesionales para la enseñanza-aprendizaje de las Ciencias
Sociales ante el reto europeo y la globalización editado por Rosa Mª Ávila, Rafael López y
Estibaliz Fernández (Bilbao, Asociación Universitaria del Profesorado de Didáctica de las
Ciencias Sociales, 2007), 205-215.
32
Mariona Massip y Joan Pagès. «Humanos frente a humanos. La necesidad de humanizar la
historia escolar». En Deconstruir la alteridad desde la didáctica de las ciencias sociales: educar
para la ciudadanía global, editado por Carmen Rosa García, Aurora Arroyo, Beatriz Andreu
(Universidad de Las Palmas, AUPDCS, Entimema. 2016). 447-457
de la consciencia histórica de quienes aprenden requiere tiempo y mucha práctica con ejemplos
de todo tipo ubicados en cualquier período y en cualquier lugar y que fomenten la actividad
mental del alumnado. Este proceso debe apoyarse en el dominio de unos conceptos altamente
abstractos que han de construirse para saber ser leídos desde los contextos y desde los procesos a
los que se aplican. Es decir, la historia escolar, con sus conocimientos, sus tiempos y sus
espacios, sus habilidades y competencias podrá ser utilizada por el alumnado como una manera
permitido relacionar el pasado con el presente, el mundo construido con el mundo vivido. Le han
fundamentalmente en adecuar sus propósitos y sus finalidades a los problemas del mundo
actual como, por otro lado y a otro nivel, hace la historia que se investiga y se enseña en la
universidad tal como señalan Jo Guldi y David Armitage para quienes “La renovación de la
conexión entre pasado y futuro y la utilización del pasado para pensar críticamente en lo que
33
Por ejemplo, Antoni Santisteban et al. , «La literacidad crítica de la información sobre los
refugiados y las refugiadas: construyendo la ciudadanía global desde la enseñanza de las ciencias
sociales». En Deconstruir la alteridad desde la didáctica de las ciencias sociales: educar para la
ciudadanía global, editado por Carmen Rosa García, Aurora Arroyo y Beatriz (Universidad de
Las Palmas, AUPDCS, Entimema. 2016) 550-560
vendrá son los instrumentos que hoy necesitamos. Los historiadores son los que están en las
Conviene, pues, no perder de vista las relaciones entre la historia y la historia escolar y
es hacer de los alumnos pequeños historiadores como aún creen algunos profesores
de investigador y el oficio de alumno hay una diferencia esencial que afecta a sus finalidades. Si
el investigador debe hacer grande el saber y ponerlo al servicio de la sociedad, el alumno tiene
como objetivo crecer el mismo, hacer grande su propio saber para participar en la sociedad.
historia escolar. (…) Esta función social pasa por saberes compartidos que fundamentan una
identidad colectiva y autorizan el debate público y por saberes críticos que permiten poner
distancia hasta en esta identidad colectiva a fin de que ella no sea exclusiva ni excluyente” 36.
¿Qué saberes hemos de recabar de la historia para que este “poder crecer intelectualmente” y
participar en la vida social se realice de manera adecuada? Sin duda, tenemos evidencias de lo
poco atractivo que es para los jóvenes el relato de las historias nacionales y de lo alejado que este
relato está de su vida y de su mundo más allá de las fiestas y de los mitos patrios37. La gran
34
Jo Guldi y David Armitage. Manifiesto por la historia (Madrid, Alianza Editorial, 2014), 35
35
Yanick Mérvel y Nicole Tutiaux-Guillon. Didactique et enseignement de l’histoire-
géographie au collège et au lycée (Paris. Publibook, 2013).
36
Mervel y Tutiaux-Guillon, Didactique…, 15
37
Edda Sant, Neus González, Antoni Santisteban, Joan Pagès, Montserrat Oller, M. «How do
catalan students narrate the history of Catalonia when they finish primary education? » MacGill
Journal of Education, 50, 2/3 (2015), 341-362 y Neus González, Joan Pagès y Antoni
Santisteban «¿Quién protagoniza la historia? Análisis de los relatos históricos del alumnado de
Educación Primaria y Secundaria», en Una enseñanza de las ciencias sociales para el futuro.
Recursos para trabajar la invisibilidad de las personas, lugares y temáticas, ed. por Ana María
Hernández, Carmen Rosa García, C. R. y José Luis Montaña (Universidad de
mayoría de currículos o programas de historia de los países donde se enseñan historia siguen en
la misma línea de los currículos y programas que analizó el historiador francés Marc Ferro
cuando allá por los años 80 revisó las finalidades y los contenidos de los currículos de historia de
diferentes países del mundo38. Poco han cambiado los contenidos y los propósitos más allá de
nuevos lenguajes curriculares, por ejemplo, el discurso de las competencias que no alteran
Conocemos los nuevos campos investigados por la historiografía en los últimos años. Sabemos
de los aportes de la Nueva Historia, del giro lingüístico y de las narrativas, de la importancia de
de la Nueva Historia mundial, de la Historia Global, y de intentos para estrechar más las
relaciones entre el tiempo y el espacio, para una nueva geo-historia, a la manera de lo que en su
momento hizo Braudel para estudiar el Mediterráneo en tiempos de Felipe II o Pierre Vilar para
estudiar Cataluña dentro de la España Moderna. Sabemos que todo esto podría estar presente en
los programas de historia escolar y hay propuestas para que así sea, pero los currículos siguen
histórico?, ¿pueden ser llevadas a la práctica? Empieza a ser hora de abordar dos frentes de
debería dejar de ser una herramienta “a prueba de profesores”, para convertirse en todo lo
profesorado de historia no debería basarse sólo en los conocimientos que emanan de la academia,
profesorado?
Sabemos algunas cosas, pero menos de las que nos gustaría saber para poder emprender una
en el libro de texto, que el saber histórico se presenta como si fuera la historia y que el alumnado
se limita a escuchar y reproducir los saberes que le han transmitido. Pero también sabemos que
40
Las relaciones entre el saber histórico y el saber histórico escolar las hemos analizado en
Antoni Santisteban y Joan Pagès, «La historia y la enseñanza de la historia. Un punto de vista
desde la didáctica de la historia y de las ciencias sociales». En Didáctica de las ciencias sociales
en la formación de profesorado. Perspectiva y enfoques, ed. por Miguel Angel Jara y Graciela
Funes, (Universidad Nacional del Comahué, Cipolletti, 2016), 63-86
existen experiencias innovadoras potentes que intentan desarrollar otro tipo de prácticas para
También sabemos que entre lo que dicen el o la docente que hacen y lo que realmente hacen
suele haber diferencias como ya, en parte, puso de relieve Ronald Evans en su investigación
sobre los estilos de enseñanza de la historia del profesorado de los Estados Unidos de
Norteamérica. O entre lo que dice el alumnado que hace el o la docente y lo que realmente hace.
contradicciones entre los discursos y las prácticas docentes como, por ejemplo, ha comprobado
Tampoco sabemos mucho, sin embargo, sobre el desarrollo práctico de estas políticas. Además,
hay aún poca investigación sobre cómo se aprende a ser profesor o profesora de historia pero la
que hay es ya relevante43. Son muchos los y las didactas de la historia que consideran que el
41
Por ejemplo, la tesis doctoral del colombiano Iván Andrés Martínez, cuyos avances se
presentaron en Iván Andrés Martínez y Joan Pagès, «Percepciones del profesorado y del
alumnado sobre el uso de canciones en la enseñanza de las ciencias sociales» en Investigación en
didáctica de las ciencias sociales. Retos, preguntas y líneas de investigación, ed. por Ramón
Martínez, Roberto García-Moris y Carmen Rosa García (Universidad de Córdoba/Asociación
Universitaria de Profesorado de Didáctica de las Ciencias Sociales, 2017) 470-477
42
Gabriel Villalón Gálvez, Propósitos y prácticas de la enseñanza de la historia de una
Profesora de Educación Primaria. Análisis de una práctica basada en los propósitos de la
enseñanza. Doctorado en Didáctica de las ciencias sociales, de la geografía y de la historia.
Departament de Didàctica de la llengua, de la literatura i de les ciències socials. Universitat
Autònoma de Barcelona, 2014
43
Ver, por ejemplo, los trabajos de: a) Joan Pagès «Enseñar a enseñar historia: la formación
didáctica de los futuros profesores de historia», en Miradas a la Historia. Reflexiones
historiográficas en recuerdo de Miguel Rodríguez Llopis, ed. por María Encarna Nicolás y José
Antonio (Universidad de Murcia, 2004) 155-178, b) Joan Pagès «Formar profesores de historia
na Espanha: Quando Clio resiste à mudanza. O caso da Universidade Autônoma de Barcelona
(Catalunha/Espanha) », en Espaços de formâçao do professor de história, ed. por Ernesta
oficio de profesor se gesta durante los años en que uno ejerce de alumno y que no siempre el
paso por la Universidad produce cambios sustantivos en su concepción creada durante su paso
por la escuela. De la misma manera que el alumnado ha de aprender aquella historia que le hace
formar parte de la sociedad adulta y que le permite desarrollar su pensamiento histórico para
decidir libremente qué futuro quiere, también los y las docentes han de ser formados para tener la
autonomía suficiente a fin de tomar aquellas decisiones únicas e irrepetibles sobre el qué, el
cómo y el para qué enseñar historia. Si no, no conseguirán formar ciudadanos libres de la misma
manera que quienes nos dedicamos a la formación de los docentes no formaremos profesores que
Estos son los retos. Esta es la oportunidad de la historia como disciplina escolar de futuro:
práctica docente. En el otro, el del alumnado, como ciudadanos y ciudadanas que deberán tomar
Zamboni y Selva Guimâraes (São Paulo. Papirus Editora, 2008) 45-78 y las investigaciones de
a) Lucia Valencia. Aprender a ser profesor y profesora de Historia. Los propósitos de la
enseñanza en la formación del profesorado de Historia y Ciencias Sociales de la Universidad de
Santiago de Chile. Doctorado en Didáctica de las ciencias sociales, de la geografía y de la
historia. Departament de Didàctica de la llengua, de la literatura i de les ciències socials.
Universitat Autònoma de Barcelona, 2014, b) Jordi Abellán. La reflexión sobre las finalidades de la
enseñanza de la historia. Un estudio de caso en la formación inicial del profesorado en el sistema
educativo mexicano, Doctorado en Didáctica de las ciencias sociales, de la geografía y de la
historia. Departament de Didàctica de la llengua, de la literatura i de les ciències socials.
Universitat Autònoma de Barcelona, 2015 y c) Augusta Cecilia Valle Taimán. Los últimos 100
años de la Historia Peruana según las y los estudiantes del profesorado: estudio sobre sus
representaciones de la Historia y su Conciencia Histórica, Doctorado en Didáctica de las ciencias
sociales, de la geografía y de la historia. Departament de Didàctica de la llengua, de la literatura i
de les ciències socials. Universitat Autònoma de Barcelona, 2017.
La formación de un profesor o de una profesora como prácticos reflexivos hoy pasa del
paradigma centrado en el “cómo enseñar” tan habitual aún en la formación didáctica del
profesorado al “cómo elegir cómo enseñar·”. Este paradigma supone un trabajo crítico y creativo
del docente frente a la aplicación mecánica de métodos estándares elaborados por otros al
margen de los contextos en los que deben adquirir sentido: “Pensar su oficio [el de profesor o
los programas, las saberes de referencia, las finalidades y el conocimiento de los alumnos” 44. La
enseñanza actual de la historia ha de conseguir que esta “intersección” genere aprendizajes útiles
para la vida y para el futuro de nuestros y nuestras jóvenes estudiantes. Y para no dejarse
engañar como señala el profesor Fontana en la cita que encabeza este trabajo!
Para concluir quisiera recordar unas palabras del Dr. Jaramillo que sintetizan buena parte de lo
expuesto y señalan una doble la necesidad: en primer lugar la de trabajar codo a codo
sociales a la hora de pensar en las finalidades de la historia que han de aprender nuestros niños y
niñas y nuestra juventud. Decía Jaramillo en una entrevista que le hicieron en 1994 cosas tan
sensatas como las siguientes: “Era muy importante inculcarle a la gente la idea de que su aprendizaje
no dependía sólo de lo que le suministraba el profesor, sino que había otras vías de aprendizaje en las que
debía incursionar”. Pero debía ser preparado para saber que “enseñar tenía dos partes, una relacionada
con los conocimientos y otra con la pedagogía. Siempre les decía a los estudiantes, el éxito de un profesor
depende primero, del dominio de la materia, si usted no se presenta dominando su materia y no prepara
bien sus clases, está perdido (…)”. Pero “cuando se llegaba a ese problema de la dirección del grupo y de
la autoridad del maestro se decía: es necesario que adquiera ciertos hábitos, que infunda cierto respeto,
cierta admiración, se insistía mucho en todo eso. Por una parte en las técnicas de conducción del grupo y
44
Mérvel y Tutiaux Guillon, Didactique…, 13
luego en la conducta y el manejo del profesor (…)”. Además “Les trataba de mostrar el vínculo entre el
cambio de los sistemas pedagógicos y las necesidades sociales e industriales; mostrarle que eso no
sucedía simplemente como resultado de unas ideas sino que dependía también de ciertas exigencias de la
vida social45”. Las palabras del Dr. Jaramillo ilustran bien nuestros retos como historiadores y didactas de
la historia nuestros retos y los retos del profesorado. Tenemos camino por recorrer.
45
Martha Cecilia Herrera y Carlos Low. «Jaime Jaramillo Uribe. La historia, la pedagogia y las
ciencias sociales», Revista Colombiana de Educación (71), 2016, 401-414.
http://www.scielo.org.co/pdf/rcde/n71/n71a17.pdf (20 de mayo de 2017).