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Derechos Humanos Asociados a la Justicia

“Dignidad y Justicia para Todos” refuerza la visión de la Declaración Universal de Derechos Humanos como un
compromiso con la dignidad y la justicia a escala universal. No se trata de un lujo ni una lista de deseos. La
Declaración Universal y sus valores básicos de dignidad humana inherente, no discriminación, igualdad,
equidad y universalidad se aplica a todas las personas, en todos los lugares y en todo momento. La Declaración
es universal, perdurable y vibrante, y nos concierne a todos.

La Justicia como Derecho Humano

Los principios básicos de los derechos humanos que se establecieron por primera vez en la Declaración
Universal de Derechos Humanos, como la universalidad, la interdependencia e indivisibilidad, la igualdad y la
no discriminación, se han reiterado en numerosas convenciones, declaraciones y resoluciones internacionales en
materia de derechos humanos. Esos principios son fundamentales para lograr la justicia. La no discriminación,
por ejemplo, ha pasado a ser uno de los principios intersectoriales de las normas de derechos humanos. El
principio está presente en todos los principales tratados de derechos humanos y constituye el tema central de
algunas de las convenciones internacionales de derechos humanos, como la Convención Internacional sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, la Convención sobre la eliminación de todas las
formas de discriminación contra la mujer. y la Protocolo facultativo de la Convención sobre los derechos de las
personas con discapacidad

Los principios básicos de la Declaración Universal de Derechos Humanos han inspirado un valioso conjunto
de tratados internacionales de derechos humanos y el desarrollo de los derechos humanos en todo el mundo en
los seis últimos decenios, y sigue siendo una inspiración para todos los seres humanos.

Todos

La Declaración Universal de Derechos Humanos pertenece a todos. Independientemente de donde usted viva,
del dinero que tenga, de la fe que profese o las opiniones políticas que tenga, todos los derechos humanos
consagrados en la Declaración Universal son aplicables a usted y guardan relación con usted. Fue precisamente
la Declaración Universal de Derechos Humanos la que, hace casi 60 años, estableció por primera vez lo que han
pasado a ser valores universales en la actualidad: los derechos humanos son inherentes a todas las personas y se
refieren a la comunidad internacional en su totalidad. Los derechos humanos conciernen a todos.

El impresionante edificio de derechos humanos que la Declaración Universal de Derechos Humanos ha


permitido levantar es motivo de celebración. Pero la Declaración Universal aún no satisface a toda la
humanidad por igual. Nosotros, los titulares de derechos, tenemos que reclamar la Declaración Universal,
apropiarnos de ella. Si bien los gobiernos tienen el deber primario de promover y proteger todos los derechos
humanos, agentes no estatales, otros encargados de rendir cuenta y todos nosotros también desempeñamos un
papel importante en hacer efectivo el disfrute universal de los derechos humanos. Mediante los esfuerzos
concertados del sistema de las Naciones Unidas, sus asociados a escala internacional y local, la adopción de
decisiones a escala nacional y la participación de personas de diferentes rincones del mundo podemos
plantearnos verdaderamente el logro de la dignidad y la justicia para todos.

Papel del Juez como Protector de los Derechos Humanos

El Juez, al aplicar al caso concreto, la Constitución, las leyes y los Tratados, referidos a los derechos humanos,
debe ser creativo y  sensible, y estar inmerso en la dinámica social que cada vez exige con mayor fuerza el
respeto a la dignidad del ser humano, a la sociedad y a los bienes de la humanidad. En muchas ocasiones el Juez
encontrará que avanza con mayor celeridad el reclamo social por estos derechos y garantías, que la formulación
de los textos constitucionales o legales o de los Tratados que los establecen y, dado el  carácter universal,
indivisible y progresivo de los derechos humanos, no podrá, en ningún caso,  invocar inexistencia de normas o
de mecanismos de garantía, cuando sea demandada la protección de los derechos individuales, sociales o de la
humanidad.

Puede resumirse el rol fundamental del juez en la protección de los derechos humanos, con las palabras de
Francesco Carnelutti: “El juez es la figura central del Derecho. Un  ordenamiento jurídico se puede pensar sin
leyes, pero no sin jueces.” y de Piero Calamandrei: “Todas las libertades son vanas si no pueden ser
reivindicadas y defendidas en juicio; si el ordenamiento del juicio no está fundado, él mismo, sobre el respeto a
la persona humana, el cual en todo hombre reconoce una conciencia libre, única responsable de sí, y por esto
inviolable.”

Ejemplo de la interpretación amplia del Derecho y de la función creadora de la jurisprudencia, encontrarán los
jueces en la aplicación que los Tribunales venezolanos hicieron del artículo 49 de la Constitución de 1961, que
consagró la acción de amparo, a partir del mismo año (1961), hasta la promulgación de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, en 1988. Con fundamento en el texto breve del artículo
49 de la Constitución, los jueces elaboraron reglas precisas que fueron recogidas por el Legislador, al darse el
caso único de una jurisprudencia uniforme y constante, antes de la ley, y que una vez promulgada esta,
veintisiete años después de la previsión constitucional, contribuyó a aclarar y depurar la normativa, de tal
manera que muchas de las imprecisiones e incongruencias que la doctrina observó, han sido corregidas.

Aplicación del Derecho Internacional en los Derechos Humanos por los Jueces Nacionales

La protección de los Derechos humanos, se rige por normas de Derecho internacional, tales como las previstas
en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y
la Convención Americana sobre Derechos Humanos10, estas disposiciones se han añadido a la normativa
Constitucional Venezolana, tal como lo estableció el constituyente en el preámbulo de la Carta Fundamental,
reconociéndolos de igual modo en los fines del Estado, al establecer la jerarquía de los tratados de Derechos
humanos, la garantía de tales Derechos y la cláusula abierta a los Derechos humanos a los fines de procurarle
plena eficacia y un pleno valor jurídico. En este sentido, el artículo 23 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela señala que:

Artículo 23. Los tratados, pactos y convenciones relativos a Derechos humanos, suscritos y ratificados por
Venezuela, tienen jerarquía constitucional y prevalecen en el orden interno, en la medida en que contengan
normas sobre su goce y ejercicio más favorables a las establecidas por esta Constitución y la ley de la
República, y son de aplicación inmediata y directa por los tribunales y demás órganos del Poder Público.

Del contenido material del referido dispositivo constitucional se desprende el reconocimiento y vigencia de la
auto-ejecutividad de las normas internacionales de Derechos humanos. En este sentido es oportuno señalar, que
la doctrina ha expresado que las normas y obligaciones internacionales, una vez incorporadas al ordenamiento
interno del Estado, son de aplicación inmediata por los órganos judiciales y de la Administración en la medida
en que sean self executing, esto es, que no requieran al efecto de medidas normativas de desarrollo. En tanto
reconozcan Derechos a favor de los particulares de forma precisa e incondicional, gozarán de eficacia directa, es
decir, serán invocarles por aquéllos ante los órganos estatales,

Los jueces nacionales solo podrán aplicar el Derecho interno. Para que el Derecho internacional pueda surtir
efectos en la esfera interna, se requiere que sus disposiciones sean adoptadas total o parcialmente por el
Derecho interno, transformándolas en normas de Derecho nacional mediante un acto jurídico que reproduzca el
contenido de la norma de Derecho internacional y lo transforme en norma obligatoria de Derecho interno.
Mientras no ocurra esa transformación, los órganos del Estado no podrían aplicar directamente un tratado u otra
norma de Derecho internacional. En realidad, una vez que se produzca esa transformación, convirtiendo la
norma de Derecho internacional en norma de Derecho interno, los órganos estatales terminan aplicando esta
última y nunca el Derecho internacional propiamente como tal.
Además vacía de contenido la potestad que tienen todos los jueces de la República de proteger la Constitución,
al establecerse en dicho fallo que la Sala Constitucional es a quien le compete interpretar los tratados de
Derechos humanos ratificados por Venezuela, contrariando, en el caso del sistema interamericano, las normas
de interpretación establecidas en el artículo 29 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Creemos que las facultades de Derecho de la universidades de nuestro país, deben asumir un rol más enérgico
en lo que se refiere a la instrucción en Derecho internacional de los Derechos humanos, con el fin de formar
profesionales capacitados en esta área, lo cual se hace prioritario, ya que los verbos rectores en esta materia son
la promoción, protección y defensa de los Derechos humanos, cuyos estándares mínimos deben ser observados
y cumplidos por el Estado frente a la comunidad internacional de Estados en su conjunto.

Fuentes del Derecho Internacional de los Derechos Humanos

Las fuentes del Derechos Internacional de los Derechos Humanos En este siguiente apartado del módulo se
presenta una sucinta conceptualización de cada una de las fuentes del derecho internacional relacionándolas con
el didh, considerando sus particularidades en relación con el contenido, origen, fundamento y alcance de las
normas que lo componen.

a) Convenciones internacionales (tratados) Las reglas del derecho internacional relativas a los tratados, llamadas
“derecho de los tratados”, se encuentran codificadas en la Convención de Viena sobre el Derecho de los
Tratados (1969), la cual los define en su artículo 2.1 como: “Se entiende por tratado a un acuerdo internacional
celebrado por escrito entre Estados y regido por el Derecho Internacional, ya conste en un instrumento único o
en dos o más instrumentos y cualquiera que sea su denominación particular”.

Como hemos visto, en el didh los tratados reciben diferentes nombres: “carta” “pacto”, “protocolo”,
“convención”, “convenio”, entre otros; y los efectos legales en cualquiera de ellos son los mismos. Lo relevante
en la identificación de un tratado es que los Estados deben dar su consentimiento para obligarse a éste, en
atención a su soberanía, a través de un proceso de firma y ratificación. Como ya se refirió, en el caso de México
es el Poder Ejecutivo Federal junto con el Senado de la República las autoridades responsables de firmar y
ratificar, respectivamente, los tratados internacionales que suscribe el país.

b) Costumbre Internacional Hay muchos textos escritos sobre la costumbre internacional y aquí la/el lector sólo
encontrará un acercamiento a esta fuente del derecho internacional. En general, las personas que han escrito
sobre el tema empiezan refiriendo que ésta es la fuente tradicional del derecho internacional, en atención a la
inexistencia en este sistema normativo de un legislador internacional, y a que tradicionalmente las relaciones de
los Estados entre sí se regulaban por normas no escritas aceptadas por ellos.34 En este sentido, se hace
referencia a que el derecho internacional contemporáneo ha tomado un curso en el que sus normas son primero
de derecho consuetudinario, después se vuelven derecho escrito (a través de instrumentos de naturaleza jurídica
distinta)35 y, posteriormente, algunas de estas pueden volverse, de nuevo, derecho consuetudinario como
normas de ius cogens.

El derecho consuetudinario no es sino la práctica generalizada de los Estados aceptada como derecho, de
acuerdo con el artículo 31(1) del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia; en esta definición se denotan dos
elementos: 1) el elemento material, la práctica generalizada y 2) el elemento subjetivo, que es la creencia de que
esta práctica es obligatoria (opinio juris).

c) Principios generales del derecho Estos principios se refieren a las aquellas proposiciones legales tan
fundamentales que pueden ser encontradas en los sistemas legales más significativos del mundo. La
observación y comparación de otros sistemas legales sirve para determinar si un principio de derechos humanos
en particular es tan frecuentemente aceptado que puede considerarse que se ha convertido en un principio
general de derecho internacional.

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